"Contribuciones a la Economía"
es una revista académica mensual
con el Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas ISSN 1696-8360
Universidad y globalización
Por: Alberto Romero
*
Universidad de Nariño, Colombia
alber-ct@col2.telecom. com.co
Publicado originalmente en
Revista de Ciencias Sociales (RCS) |
Resumen
El presente documento
busca definir los escenarios posibles dentro de los cuales tendrá que desempeñarse
la Universidad del siglo XXI en países menos desarrollados como los nuestros.
Para ello se caracteriza, en términos generales, el llamado proceso de
globalización, así como el papel de la educación superior, y de la Universidad como responsable de la misma, en la
transformación socioeconómica y cultural de los entornos en los cuales tiene
presencia, tomando como criterio el desarrollo humano y sostenible.
Palabras clave: Globalización, Conocimiento, Educación superior, Universidad, Transformación educativa.
UNIVERSITY AND
GLOBALIZATION
Abstract
This document attempts to define the possible scenarios within which
the universities of the XXI century may have to manage themselves in third
world countries. To do this, the process of globalization as well as the role
of higher education and universities as far as they are responsible for the
same in socioeconomic and cultural transformation, are characterized within
their contexts. The basic criteria is sustained human development.
Key words. Globalization, knowledge, higher education, university, educational transformation.
Introducción
Los cambios ocurridos en la estructura de la economía y la
sociedad mundiales durante el siglo XX, jalonados por los avances tecnológicos en
el campo de la información, la biotecnología y los nuevos materiales, obligan a revisar los paradigmas imperantes
acerca del papel de la educación, en general,
y de la educación superior, en particular, en el progreso de las
naciones.
Dentro de este contexto, el gran desafío que deben enfrentar
nuestros países es el de cómo insertarse de manera competitiva en un mundo cada
vez más globalizado, en el que, pese a que no se ha modificado sustancialmente
el esquema asimétrico de desarrollo entre las naciones, se generan
oportunidades para los países más atrasados, siempre y cuando se adecúen a las
nuevas circunstancias. Se trata de una nueva etapa del desarrollo, sustentada
en el conocimiento y hacia donde deben orientarse todos nuestros esfuerzos
académicos e investigativos.
Con el fin de desarrollar las ideas anteriores el presente
ensayo busca caracterizar, en términos generales, la naturaleza del proceso de
globalización, tanto de la economía como del conocimiento. También se resalta
el papel de la educación superior y de la Universidad en la transformación
socioeconómica de los entornos, con criterio humanístico y sostenible, y de cara a los retos que implica la
inserción competitiva de nuestras economías en la actual división internacional
del trabajo.
La globalización: conceptos generales.
El proceso de
profundización de la división internacional del trabajo, a raíz de los cambios
tecnológicos sin precedentes en la estructura de la economía mundial en la
segunda mitad del siglo XX, en los campos de la electrónica, especialmente de
la microelectrónica, las telecomunicaciones, la informática, la biotecnología,
la ingeniería genética, la sustitución de materiales, los medios de transporte,
etc., ha contribuido a una mayor integración de las naciones dentro del
complejo tejido del sistema planetario de interconexiones económicas, políticas
y culturales. Esta situación ha sido caracterizada por los medios académicos,
políticos y empresariales como el fenómeno de la globalización, sin que haya
consenso sobre el significado de dicho término. En realidad, el concepto de
globalización tiene connotaciones de tipo ideológico, socioeconómico, político
y cultural.
Desde el punto de vista
ideológico la globalización es el argumento neoliberal que trata de justificar
la inevitabilidad de someter el desarrollo de los países a los dictados del
mercado, bajo el supuesto de la igualdad de oportunidades para todos. Es en
este marco que se ha intensificado el proceso de apertura de los países menos
desarrollados, como condición para la supuesta inserción competitiva en los
mercados internacionales. No obstante, la realidad dista mucho del
planteamiento teórico, pues en la práctica globalización no significa
homogeneización de las economías, sino más bien profundización de la brecha
económica y tecnológica entre los países más desarrollados y el resto de
naciones del planeta. En este sentido el concepto de globalización viene a ser
como el pretexto para ampliar el dominio del capital transnacional sobre las
economías menos avanzadas, a través de los flujos de capital de préstamo y de
inversiones directas, así como de la
penetración de los medios de comunicación masiva.
Aunque los voceros del
capital transnacional muestran la globalización como el resultado aparentemente
lógico de la expansión del mercado a nivel planetario, este enfoque tiene
detractores aún en sus propias filas. Uno de los magnates de la especulación
financiera, George Soros, pone en entredicho la supuesta efectividad de la
economía sustentada en lo que el llama el "fundamentalismo del
mercado", al cual responsabiliza de que "el sistema capitalista
global carezca de solidez y sea insostenible". (Soros, 1999:22)
Esta reflexión es
importante, toda vez que la Universidad, incluyendo la Universidad pública, ha
ido descendiendo en su escala de valores al pragmatismo mercantil, a tal punto que el criterio economicista,
cortoplacista, termina imponiéndose a la búsqueda de la excelencia académica y
científica, limitando de esta manera su papel en la transformación del entorno
socioeconómico dentro del cual está inserta. Es cuestión de ética, de
compromiso con la sociedad en su conjunto, lo cual no es típico de la economía
orientada solamente por la "mano invisible" del mercado. La
fetichización de este último no ha hecho más que promover el consumismo
desaforado en las naciones más desarrolladas, produciendo el creciente
deterioro del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales del
planeta, así como la intensificación del parasitismo económico, especialmente
en el campo de la especulación financiera y bursátil, lo cual ha generado una
creciente incertidumbre y desestabilización a nivel mundial.
En el aspecto
socioeconómico la globalización sustentada en el fetichismo mercantil, lejos de
solucionar problemas como la pobreza, el atraso económico y el deterioro
ambiental, ha profundizado la brecha entre un puñado de naciones privilegiadas
y en resto del mundo. Se estima que en la actualidad por lo menos 1200 millones
de personas sobreviven en la miseria, con ingresos que no superan un dólar
diario, y se prevé que muy pronto esta cifra llegue a los 1500 millones. (Banco
Mundial, 1999: 3). Si miramos el mapa económico del mundo, aún asumiendo
metodologías generosas, la mayor parte de la producción, el consumo y los
avances tecnológicos se concentra en un grupo de países que no representan ni
el 20% de la población total de las naciones del planeta. De acuerdo con el
último informe del FMI, las 28 economías más avanzadas, que representan apenas
el 15.5% de la población mundial, generan el 57.4% del producto y controlan el
77.6% de las exportaciones mundiales de bienes y servicios, al tiempo que 128
países en desarrollo, con el 77.7% de la población planetaria, solo participan
en el 36.8% del producto y el 18% de las exportaciones (IMF:
table
A). La tendencia a la
desigualdad se acentúa, pues si hace cuarenta años la renta de los
países desarrollados era 30 veces superior a la del 20 por ciento de los más pobres,
hace cinco años llegó a ser 80 veces mayor. (El Tiempo, 16/04/200)
En este proceso
apabullante de la globalización a veces se dejan de lado aspectos como la
transculturación, resultado de la profundización de relaciones asimétricas
entre los pueblos del mundo. De acuerdo con el Sela, la dimensión cultural es muy importante para poder hacer una
lectura coherente del mundo contemporáneo. " Los modelos de
economía política y de relaciones internacionales actualmente vigentes no
pueden por sí solos explicar, dar sentido y proponer políticas orientadas a la
solución de los problemas multidimensionales que hoy
enfrentamos".(Sela,1996)
La globalización ha afectado, para bien o para mal, las
culturas dependientes que lenta pero sostenidamente van perdiendo su identidad,
al asumir patrones de comportamiento sociocultural a imagen y semejanza de las
naciones más desarrolladas. Al mismo tiempo, el resurgir de los nacionalismos y
la lucha por el afianzamiento de los valores locales, así como la globalización
de los canales de comunicación planetaria, generan nuevas oportunidades para
la internacionalización de culturas
antes ignoradas.
Pero, independientemente
de las contradicciones asociadas al fenómeno de la globalización y de la
economía de mercado, especialmente la persistencia de la asimetría tecnológica
y socieconómica entre las naciones, no hay duda de que nos encontramos ante una
fase del desarrollo capitalista mundial cualitativamente diferente a la etapa
toffleriana de la "segunda ola", caracterizada por el predominio de
la gran industria, sustentada en elevadas escalas de producción masiva. El
carácter de los cambios tecnológicos ocurridos en las últimas décadas han con
conducido al surgimiento de una especie de "nuevo continente sin tierra",
en el cual las fronteras convencionales prácticamente desaparecen, dando lugar
a la aparición de una "nueva economía" (Ohmae,
2000)
En este nuevo escenario
se está modificando radicalmente el paradigma de crecimiento sustentado
solamente en sectores tradicionales de la economía, los cuales han tenido que
reestructurarse en concordancia con las nuevas tecnologías, dando paso al surgimiento de nuevas
actividades como los servicios
informáticos, los servicios de consultoría, la educación por Internet, el comercio
electrónico, la producción de software,
etc. Igualmente han aparecido en el
escenario laboral nuevas profesiones como
"técnicos en control de datos", "analista de investigación de
mercados-online", "programador de Webs", "director de
contenidos", "técnico de sistemas de vídeo on-line",
"ingeniero de audio on-line", "director de producto
on-line", "ejecutivo de cuentas on-line", "director de
operaciones on-line", "ingeniero de sistemas Web", "director
general de Web-administrador de Webs", "director de desarrollo de
negocios on-line", "director de marketing on-line",
"director de licencias on-line", "vice-presidente de negocios
on-line". Como señala un estudioso del tema, en los Estados Unidos, estos
nuevos profesionales alcanzan sueldos que oscilan entre los 40 y 110 mil
dólares anuales, sin incluir la participación en beneficios y/o incentivos por
parte de quienes ocupan puestos de gestión. (Carpintier, 2000). La producción e intercambio de información de todo tipo
se ha convertido en el principal jalonador de la economía norteamericana, así
como también en factor desestabilizador, vía mayor especulación con las
llamadas acciones tecnológicas, que en la mayoría de los casos no reflejan la
situación real de las empresas.
En estas nuevas
condiciones, aún considerando el carácter desigual del desarrollo económico a
nivel mundial, no hay duda que surgen perspectivas atractivas para los países
menos avanzados. El reto consiste en saberlas aprovechar de manera creativa,
como lo han hecho ya algunos países en desarrollo (Sudeste Asiático, India).
Como reflexión
final podemos decir que la llamada
globalización no es de lejos la panacea de los males que aquejan al mundo
contemporáneo, pero tampoco es la causa única de los mismos. La globalización
no es más que una etapa en el largo proceso de internacionalización de las
relaciones capitalistas de producción, liderada por las empresas
transnacionales, cuyo inicio se remonta bien atrás en la historia de los
pueblos y durante el cual
las
relaciones internacionales se han caracterizado por todo, menos por la
reciprocidad y la convivencia pacífica. (Ferrer, 1998)
Globalización del conocimiento
En el centro de los
cambios surgidos al interior de la estructura socioeconómica mundial se encuentra
la profundización y expansión del conocimiento, el cual se constituye en el
determinante de las ventajas comparativas de los países. Estas ventajas ya no
se basan en la dotación de recursos naturales, la mano de obra barata o la
ubicación geográfica, sino en el desarrollo del talento humano, cuyos
conocimientos y habilidades no solo hacen posible mejorar las ventajas
competitivas en la economía mundial, sino también encontrar alternativas de
solución a los problemas económicos y sociales de los entornos nacionales y
locales(Chaparro, 1998; Romero, 1993: Capítulo I). A este proceso ha contribuido en forma notoria la
llamada revolución de la información.
Es tal la importancia de
la información que para personalidades como el expresidente de la Unión
Europea, Jaques Delors, esta se constituye en el petróleo del siglo XXI
(Foix, 2000). La información está cambiando incluso la vieja noción de
imperialismo. Ahora se habla no solo de imperialismo económico, militar y
político, sino también mediático y comunicativo, gracias al uso de la
información por parte de los monopolios de las comunicaciones como medio para
manipular la opinión pública mundial. Por eso en la actualidad " el más
fuerte no es únicamente el que más tiene, sino también el que más sabe, el que
mejor comunica, el que arbitra el alto tribunal de la opinión pública local,
nacional o mundial"(Foix, 2000).
La revolución de la información ha modificado también el
tradicional esquema de producción en masa para dar paso a sistemas económicos flexibles,
orientados a nichos especializados de mercado. "La revolución en la
información no solo hace posible, sino que a su vez es realimentada, por la
quiebra de la producción masiva y el mercado de masas. La desmasificación es
una causa clave de la Revolución Informática. De forma inevitable ocurrirán
cambios en la distribución básica de la riqueza y el poder, como resultado
simplemente del empleo de las nuevas tecnologías de la información"
(Descentralización industrial).
Esta revolución igualmente ha profundizado el proceso de
terciarización del empleo. El porcentaje de trabajadores de los países más
avanzados, empleados en los procesos fabriles, ha descendido significativamente
en los últimos 20 años. En los Estados Unidos, por ejemplo, en la actualidad
solo el 9% de la población total (unos 20 millones de trabajadores) se dedica a
la fabricación de objetos para unos 250 millones de personas, mientra que 65 millones de trabajadores,
"suministran servicios y manipulan signos" (Descentralización industrial).
Se trata no solo de cambios cuantitativos, sino también cualitativos, toda vez
que los empleos ubicados en el sector terciario están asociados al uso de
tecnologías de punta, las cuales involucran conocimiento avanzado.
Pero no solo en el sector terciario se están dando estos
cambios. Hoy practicamente todas las profesiones, en mayor o menor medida,
dependen de la tecnología de la información para poder desempeñarse
eficientemente. Esto se refiere en particular a la gerencia. Según una
publicación especializada, "los viajes intercontinentales en tiempo real
vía Internet, la extinción de obstáculos geográficos, políticos y culturales,
los grandes flujos de capital que se pasean orondos por el mundo y un cliente
nacional e internacional cada vez mejor informado y más exigente, requiere la
formación de un nuevo gerente." (Revista Gerente, 2000: 12)
Fenómenos como el
desarrollo de las comunicaciones satelitales y la aparición de la Internet,
cambiaron radicalmente el proceso de producción y circulación de la información
entre todos los puntos geográficos del planeta, a costos considerablemente
bajos si se comparan con los que existían hace tan solo una década. Todo esto
ha desembocado en una especie de sobresaturación de información, al punto que
en la actualidad el problema del conocimiento depende no tanto de si tenemos o
no acceso a la información, sino de la forma en que hagamos uso de ella. La
hiperinformación puede conducir a situaciones paradógicas en las que no
logramos ubicarnos en nuestro objeto de estudio o en nuestra área de interés.
Por eso, uno
de los desafíos es el de "como convertir información en conocimiento
útil, y el de cómo aprovechar el proceso de generación y apropiación del
conocimiento para inducir procesos
dinámicos de aprendizaje social",
de tal manera que el impacto en el desarrollo de las capacidades y las
habilidades de las personas y las organizaciones se conviertan en factor de
cambio(Chaparro, 1998b).
Para lograr dicho
objetivo es necesario todo un proceso de análisis que identifique los
componentes que realmente nos pueden servir para esclarecer los interrogantes
que surgen dentro de determinada área del saber. "Es decir el conocimiento
requiere de cierto grado de razonamiento y enjuiciamiento que organiza la
información mediante su comparación y clasificación. Para ello es necesario un
ejercicio interactivo sujeto-objeto del conocimiento, en el cual se debe asumir
una posición crítica y creativa, con el propósito no solo de apropiarnos de la
información disponible, sino, además, y sobre esta base, generar nuevo conocimiento". (Romero,
1999:27-28)
Pero el conocimiento tropieza a veces con talanqueras
culturales difíciles de superar. La resistencia al cambio frena las
posibilidades de avanzar en el conocimiento científico y promueve el consumismo
de saberes elaborados en otras latitudes y para otras realidades, sin evaluar
su conveniencia o no, en la solución de nuestros problemas. Por eso la pereza
mental, el no querer ver más allá de los árboles, es tal vez el mayor obstáculo que impide aprovechar de manera
creativa las bondades de la globalización del conocimiento. Todo esto reproduce
incesantemente una carencia relativa de saberes que impide la transformación de
nuestras estructuras socioeconómicas, de acuerdo con los retos de una sociedad
mundial cada vez más interconectada y competitiva.
Papel de la educación superior en la creación de
conocimiento
La educación superior
está llamada a jugar un papel cada vez más importante no solo en la formación
de profesionales, sino fundamentalmente en la generación de nuevos
conocimientos, que respondan a las necesidades de la sociedad en el corto,
mediano y largo plazo. Ahora bien, si nos referimos a la llamada sociedad del
conocimiento, la formación profesional ya no solo debe centrarse en el
desarrollo de ciertas habilidades especializadas, sino también de la capacidad
para resolver creativamente los problemas imprevistos que se puedan en la práctica laboral. En este sentido es urgente revisar los
paradigmas curriculares en los cuales se sustenta la educación universitaria en
países menos desarrollados, dados los pobres resultados en el campo de la
investigación básica y aplicada y en la poca capacidad de respuesta por parte
de los profesionales frente a los retos
que le plantea la sociedad actual.
Tal como se resaltó en
la pasada Conferencia de la Unesco, "la educación superior ha dado
sobradas pruebas de su viabilidad a lo largo de los siglos y de su capacidad
para transformarse y propiciar el cambio y el progreso de la sociedad. Dado el
alcance y el ritmo de las transformaciones, la sociedad cada vez tiende más a
fundarse en el conocimiento, razón de
que la educación superior y la investigación formen hoy en día parte
fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible
de los individuos, las comunidades y las naciones". (Unesco, 1998a
No quedan pues dudas
sobre la importancia de la educación superior en la transformación de los
entornos. Sin embargo, la magnitud y profundidad del impacto de la academia y
la investigación dependerán en gran medida del desempeño de las entidades
universitarias.
Compromiso de la Universidad
Como centro generador de
conocimiento la Universidad tiene el compromiso
estratégico de transformar su entorno inmediato y mediato, con el fin de
mejorar permanentemente la calidad de
vida la población, entendida esta no solo como la satisfacción de la demanda de
bienes y servicios, sino también como el desarrollo cultural y la conservación
y mejoramiento del medio ambiente. Además, la Universidad debe asumir la
responsabilidad de contribuir a la inserción competitiva de los diferentes
sectores de la economía local, regional y nacional, en los mercados
internacionales.
Es decir, la Universidad debe preocuparse no tanto por la
búsqueda del conocimiento en sí mismo, sino que debe tratar de encontrarle una
aplicación práctica. Según la conferencia de la Unesco, "actualmente la
universidad estima que sus funciones van más allá de la visión de Newman para
abarcar la utilización de los conocimientos adquiridos a fin de aumentar
(directa o indirectamente) el bienestar material, la felicidad y el confort de
la humanidad. En nuestros días la enseñanza superior se considera una
institución destinada no sólo a ampliar conocimientos y a formar a los jóvenes
sino también a difundir y a aplicar esos conocimientos." (Unesco, 1998b)
Este planteamiento es especialmente válido en la actualidad,
pues los cambios del siglo XX han trastocado el esquema convencional de
Universidad.
En un encuentro realizado en la ciudad de
Córdoba, Argentina, a finales de 1998,
se constata cómo la Universidad del siglo XX se vio seriamente afectada
por una crisis de identidad, "producto de los
grandes cambios sociales, políticos y tecnológicos que ha experimentado el
planeta y de la transformación de valores y metas que ha representado para
algunas instituciones el responder a ellos", al tiempo que otras se
resisten a aceptar la imposición de
modelos como el neoliberal, que busca reducir la educación superior a un
instrumento para generar profesionales orientados a satisfacer las demandas del
mercado. (Encuentro, 1998)
Ahora bien, si el conocimiento generado desde la Universidad
es fundamental para enfrentar el reto competitivo del actual proceso de
globalización, para ello es indispensable "lograr una mejor integración
entre los programas de educación superior y los de ciencia y tecnología, tanto
en investigación como en transferencia de conocimientos", lo cual requiere
de una reorganización de las estructuras académicas y de investigación
científica en todas la áreas y niveles, quebrando "el aislamiento y
fraccionamiento que actualmente existe".( Revista Asuntos, 1999:183)
La Universidad también es un medio importante para lograr
una inserción más ventajosa de las regiones y localidades en la economía
mundial. De acuerdo con John Goddard, el cual a su vez hace referencia al libro
de Kanter,R.M, World Class, "en
el futuro triunfarán aquellas empresas, grandes y pequeñas, capaces de cumplir
los criterios internacionales y de utilizar las redes mundiales. Lo mismo
ocurrirá con las ciudades y regiones que consigan vincular las empresas de sus
territorios a la economía mundial, dado que los factores de la mundialización
tienen tanta influencia que las comunidades deben establecer una relación entre
lo mundial y lo local y crear una cultura cívica para atraer y retener o
“integrar” las inversiones móviles. El desafío consiste en encontrar maneras en
que la economía mundial pueda funcionar en el ámbito local liberando estos
recursos que distinguen un lugar de otro. El argumento esencial para ello es
que las universidades pueden ofrecer un recurso vital de ubicación en la
economía mundial." (Goddard,1998)
¿Qué hacer?
Como hemos observado a lo largo de este escrito, son muchos
los retos que debe enfrentar la Universidad para poder desempeñar un papel más
efectivo en el proceso de acondicionamiento de los entornos nacionales,
regionales y locales, a las nuevas
realidades de un mundo cada vez más
interdependiente, aunque desigual. En este sentido, existen diversas propuestas
sobre las acciones que se deben emprender para colocar a la Universidad en el
sitio que corresponde. En el objetivo general del Plan de Acción para
transformación de la educación superior en América Latina y el Caribe del
CRESALC, se busca "lograr una
transformación profunda de la educación superior en América Latina y el Caribe,
para que se convierta en promotora eficaz de una cultura de paz, sobre la base
de un desarrollo humano fundado en la justicia, la equidad, la democracia, y la
libertad, mejorando al mismo tiempo la pertinencia y la calidad de sus
funciones de docencia, investigación y extensión, ofreciendo igualdad de
oportunidades a todas las personas a través de una educación permanente y sin
frontera, donde el mérito sea el criterio básico para el acceso, en el marco de
una nueva concepción de la cooperación regional e internacional".(
Revista Asuntos, 1999:186)
Para ello se recomienda una serie de acciones o programas
orientados al mejoramiento de la pertinencia, de la calidad, de la gestión y el
financiamiento, así como a la gestión académica de las nuevas tecnologías de
información y comunicación y a la reorientación de la cooperación
internacional.(Revista Asuntos 1999:187)
En general, se trata de repensar el modelo de aprendizaje
practicado en los centros de educación superior, con miras a potenciar un
conocimiento más acorde con las exigencias de las nuevas tendencias de la
economía y la sociedad. En este sentido se habla de la economía de aprendizaje,
definida como "una economía en la que el éxito de los individuos, las
empresas y las regiones refleja la capacidad de aprender (y de olvidar las
prácticas pasadas); la evolución es rápida, las aptitudes pasadas quedan
obsoletas y se exige nuevas capacidades; el aprendizaje abarca la creación de
competencias y no sólo un mayor acceso a la información; el aprendizaje
continúa en todos los sectores de la sociedad y no únicamente en los de alta
tecnología; y la creación neta de empleo se produce en sectores con alto
coeficiente de conocimientos (investigación y desarrollo de alto nivel,
proporción elevada de títulos universitarios y situación laboral que empeora
para los trabajadores no calificados)" (Goddard,1998)
Igualmente, es indispensable revisar el esquema
administrativo de las Universidades, de
tal forma que las dependencias se pongan al servicio de la academia y la
investigación y no de intereses extrauniversitarios, o incluso antiuniversitarios,
como desafortunadamente ocurre a veces. El manejo gerencial de la educación
superior debe sustentarse en indicadores de calidad, los cuales no
necesariamente se deben medir en términos de rendimientos monetarios, sino a
través de la evaluación permanente del desempeño de los egresados de la
diferentes carreras, así como de la influencia de la Universidad en el cambio
socioeconómico y cultural de su entorno.
También es importante revisar los términos de contratación
de los docentes, partiendo de criterios fundamentados no solo en el acervo de
conocimientos y títulos, sino también en la evaluación de la capacidad
investigativa y pedagógica del aspirante. En este mismo sentido es necesario
perfeccionar los sistemas de evaluación de los estudiantes que aspiran a
ingresar a la Universidad, teniendo en cuenta su capacidad cognitiva y de trabajo.
Las Universidades deben trascender la formación
profesionalizante, cuyo resultado es un egresado con título pero con poca
capacidad de influir creativamente en la transformación de su entorno. El
título debe ser, más que una constancia de estudios, el reflejo del cambio
cualitativo e integral que debe darse en el cerebro del nuevo profesional. Al
respecto, no sería descabellado establecer un examen final del egresado, en el
que se evalúe no solo los conocimientos adquiridos durante la carrera, sino,
fundamentalmente, la capacidad de respuesta a los problemas que le plantea su
entorno.
Conclusiones
Con la profundización
del proceso de globalización económica, política y cultural, la Universidad
está llamada a desempeñar un papel más activo en la formación de profesionales
con visión universal, pero con capacidad de respuesta frente a la problemática
nacional, regional y local. Esto con el fin de lograr un posicionamiento más
ventajoso de nuestros países en los mercados internacionales, sobre la base de
un desarrollo interno más humano y sostenible. Para el logro de este objetivo
se requiere una mayor rigurosidad científica en el trámite curricular, de tal
manera que el egresado sea no solo la suma de conocimientos acumulados en su
cerebro, sino que adquiera una formación integral, que le permita influir
creativamente en la transformación de su entorno.
Pero el papel de la Universidad
no debe limitarse solo a la formación de profesionales, sino que como centro de
producción de conocimientos le corresponde la búsqueda de soluciones a los
problemas del medio en que transcurre su accionar. Para ello es necesario salir
de los muros universitarios e interactuar con el entorno, así como estar al día
con las tendencias de la ciencia y la tecnología a nivel mundial. La
Universidad introvertida y profesionalizante está llamada a desaparecer.
Es necesario además
reformar a fondo el estilo de manejo administrativo, de tal manera que el
desempeño de las instancias universitarias sea en función de la excelencia
académica y la producción de nuevos conocimientos. Es un reto difícil pero inevitable si queremos superar el atraso
relativo y encontrar alternativas de desarrollo más acordes con las exigencias
del mundo actual, tanto en el plano global como en el local.
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· Profesor
Asociado Programa de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Nariño.
Pasto, Colombia. e-mail: alber-ct@col2.telecom. com.co