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Importancia de la teoría sobre la demanda de trabajo
Este texto forma parte del artículo
Isaza Castro, JG y Meza Carvajalino, CA (2004) "Cambios
estructurales de la demanda de trabajo en Colombia" en Observatorio
de la Economía Latinoamericana, número 36.
La
utilización del instrumental analítico de la economía, en combinación con las
herramientas econométricas para el análisis aplicado, han allanado el camino
para un avance sin precedentes en el conocimiento de los principios que
gobiernan los mercados de trabajo. Los progresos en materia de recopilación
regular de información estadística han facilitado la realización de una
abundante variedad de estudios empíricos sobre temas laborales en los últimos
años. Incluso, el diseño de los datasets ha resultado bastante afortunado
para los investigadores en economía laboral, lo cual es atribuible a la
influencia de modelos teóricos originados en este campo para dar respuesta a
asuntos de política (Stafford, 1986: 388). Las
encuestas de hogares, por ejemplo, representan una de las fuentes de información
más usadas para la elaboración de estudios sobre temas laborales en
Latinoamérica; las encuestas de calidad de vida y, en menor medida, los censos
de población, son otros recursos de uso común. Todo este acervo de información
ha permitido la elaboración de un gran número de trabajos que analizan con
bastante profundidad el lado de la oferta del mercado de trabajo. En contraste,
los estudios por el lado de la demanda no han gozado del mismo auge debido a que
las fuentes de información no son tan completas como en el caso de la oferta (Stafford,
1986: 388). Una de los aspectos que, de hecho, dificultan la realización de
estudios empíricos sobre la demanda de trabajo radica en que no se cuenta, por
lo menos en el caso de Colombia y algunos países latinoamericanos, con índices
de población ocupada y costos laborales para las diferentes ramas de actividad
económica. Pese a las
dificultades mencionadas, el estudio de la demanda de trabajo, tanto en su
teoría como en su desarrollo empírico ha mostrado desarrollos de interés en el
pasado reciente. Buena parte de tales progresos se debe a contribuciones desde
la economía neoclásica de la producción, las cuales han permitido elaborar
representaciones cada vez más realistas de los procesos de producción y el papel
que el factor trabajo juega en los mismos[1].
Dentro de los trabajos más destacados en esta materia se cuenta el de Daniel
Hamermesh (1993), el cual presenta un estado del arte de la teoría y la
evidencia empírica sobre la demanda de trabajo. La discusión teórica que se
presenta en las dos siguientes secciones se desarrolla, en gran medida, a partir
de los desarrollos de este autor.
[1]
Las representaciones de los modelos de producción han
avanzado desde su forma inicial con la función de producción Coob-Douglas, a
la función CES, la forma generalizada de Leontief y la frontera translog (Hamermesh,
1993: 8). Para una exposición detallada de tales funciones de producción
véase Varian (1992).