"Contribuciones a la Economía"
es una revista
académica mensual
con el Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8360
Dr. Pablo Peyrolón
Profesor Asociado Universitat Pompeu Fabra y ESCI
ppeyrolon@compuserve.com
¿Cuántas veces hemos salido a comprar un libro que nos habían recomendado y hemos vuelto a casa con media docena más que hemos visto por la librería? Y qué me dicen de los hipermercados, mi esposa me manda por un kilo de azúcar y yo regreso con dos cajas de turrón, una de polvorones, una nueva crema facial para los hombres y, por supuesto, con el kilo de azúcar. A todos nos ha ocurrido alguna vez que compramos más de lo que realmente necesitamos, de hecho casi siempre (en los países desarrollados) consumimos más de lo que necesitamos.
Esta conclusión choca frontalmente con el
maravilloso homo oeconomicus o individuo racional que los economistas asumen que
actúa en el mercado. El hombre o mujer racional, según los economistas, calculan
costes y beneficios y en función del resultado obtenido toman la decisión que
aumenta más su utilidad (cambien utilidad por felicidad). Pero resulta que el
ser humano es algo más complicado que una calculadora de sumas y restas. El ser
humano actúa por impulsos, odia, ama, se solidariza, ayuda, incluso mata a sus
congéneres; difícilmente podemos hallar la fórmula matemática que nos hace
enamorarnos de determinada persona o que hace que la odiemos a más no poder. La
economía se queda coja ante la irracionalidad de los individuos, necesita el
apoyo de otras ciencias para entender el comportamiento de los individuos. Y así
estamos ante el nacimiento de una nueva rama de la economía que une a ésta con
las neurociencias, dando lugar a la neuroeconomía. Es tan novedoso este campo de
investigación que en España ni se ha oído hablar de él, por lo menos en mundillo
(especial mundillo) académico. La neuroeconomía nació en los Estados Unidos hará
algo menos de un año. Desde entonces se viene expandiendo con gran rapidez. Tan
sólo hay un libro en el mercado publicado sobre neuroeconomía, pero ya son
muchos los artículos académicos que empiezan a dar cuerpo teórico a esta nueva
rama de la economía. Para citar este artículo puede utilizar el
siguiente formato:
En economía no podemos seguir insistiendo en la racionalidad o pseudoracionalidad de los agentes económicos. Es imprescindible abordar nuevos puntos de vista para comprender mejor los mecanismos que operan en las tomas de decisiones económicas. Las neurociencias abren una vía que probablemente contribuyan mucho a comprender mejor el comportamiento de los individuos en un contexto de mercado económico. Queremos explicar las irracionalidades bursátiles, las compras compulsivas, el marketing feroz (neuromarketing) que nos programa para que compremos determinados productos. Como siempre que hay una innovación en la ciencia se produce cierta reticencia entre los que ya están establecidos, en este caso, en la economía de hoy en día. Dígase de otra manera, ya son varios los catedráticos a los que la idea no les ha interesado en lo más mínimo, ellos ya están apoltronados en su altar y no necesitan dar con nuevas explicaciones a fenómenos que desconocemos. No por ello, o por ellos, hay que dejar de insistir en buscar nuevas explicaciones para comprendernos mejor y mejorar así el entorno que nos rodea. Mi equipo de investigación y yo (o sea mi portátil y yo) estamos trabajando en esta línea a la que espero pronto se incorporen otros colegas académicos españoles.
Por último, me veo en la obligación de
mencionar las implicaciones filosóficas que las neurociencias conllevan, las
preguntas que parte de la humanidad se formulan desde Platón a nuestros días se
explican por simple y pura química, no lo olviden, también hay una
neurofilosofía.