"Contribuciones a la Economía"
es una revista
académica mensual
con el Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8360
El blindaje como mecanismo insuficiente para el rescate de las economías emergentes
López, Rodolfo*
Oddone, Carlos Nahuel (CV)**
nahueloddone@speedy.com.ar
Una versión previa de este
artículo fue presentada al
VIII Encuentro De Estudiantes y Graduados
de Relaciones Internacionales del Cono Sur
“El desafío latinoamericano en el nuevo orden mundial”
Buenos Aires, del 9 al 12 de octubre de 2002
Resumen
El lustro 1995-2000 con las crisis financieras en México, en el Sudeste Asiático, Rusia, Brasil, Turquía y Argentina, deja la sensación que ninguno de los países emergentes puede declararse a salvo de las consecuencias potenciales de la inestabilidad que caracteriza a las corrientes internacionales de capital financiero y de sus efectos en los eslabones más débiles del sistema.
Este trabajo pretende analizar porqué estas crisis generan la necesidad de salvar dichas economías. Surge la pregunta, con las ayudas extraordinarias a los países que tienen dificultades para cumplir con el pago de sus deudas, los organismos financieros internacionales, rescatan a los deudores o a los acreedores.
Para
ver el texto en formato completo pulse aquí Para citar este artículo puede utilizar el
siguiente formato:
En la última década del siglo XX, se han producido serias crisis financieras en
los de-nominados países emergentes, que han repercutido en todo el sistema
financiero internacio-nal. En muchos casos, las prósperas economías no padecían
de mayores desequilibrios ma-croeconómicos, y venían de varios años con un alto
crecimiento de su Producto Bruto In-terno, pero la volatilidad de los capitales
financieros especulativos, “ruidos” políticos inter-nos y rumores sobre la
capacidad de pago de los compromisos contraídos, desencadenaron una salida
masiva de éstos capitales, que provocaron severas crisis en las economías de los
países afectados, lo que llevó a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y
varios países desarrollados, tuvieran que salir al rescate de las economías en
crisis. Esta ayuda financiera tiene varios nombres, para algunos se denomina
ayuda económica, para otros es un “blinda-je”, pero más allá de los términos que
se utilizan, lo concreto es que el FMI como presta-mista de última instancia,
condicionó la ayuda financiera, a cambio de que los estados se comprometieran a
realizar cambios estructurales hacia el interior de sus economías.
Ampliando el debate, lo importante es que, como en los años ’30, el capitalismo
esta entrando en un período de retroceso. Esto condice con lo sostenido por el
economista ruso Kondratiev y sus ciclos de crecimiento de entre 50 y 60 años.
Más aún, si traspolamos lo sostenido por Kondratiev a fines de los años ’20,
vemos claramente que estamos 60 años después en la misma situación. Podríamos
afirmar que el capitalismo mundial está entrando en una fase descendiente de la
cual no estamos seguros si será la última, pero la recesión como es lógico se
hace presente; sabiendo que todo declinación implica en si misma un cambio se
intentará analizar si se está o no en una fase de tipo descendente.
Siempre antes de la consolidación de un nuevo fenómeno se da la crisis del
proceso anterior, que contiene la esencia de lo nuevo. Por tanto, la ecuación
crisis-igual-cambio, guiará la construcción de este trabajo, utilizando para
ello la lógica de Ricardo Ffrench-Davis , al sostener que las crisis son
generalmente el resultado de bonanzas mal maneja-das, que implican la necesidad
de una mejor gestión en épocas de crecimiento de la econo-mía mundial.
Otro destacado economista que sostiene la idea de “una vuelta a la economía de
la gran depresión”, es el norteamericano Paul Krugman. Desde esta lógica se
plantea que la clase de problemas que caracterizaron una buena parte de la
economía mundial en los años ’30 han hecho una reaparición sensacional. El
riesgo de repetir la historia económica de los años ’30 estaría reflejado en la
amenaza constante de recesión de la economía de EEUU, principalmente en la
crisis de los países asiáticos y su impacto en el mercado finan-ciero
internacional, en el carácter volátil del mercado de capitales y en la falta de
una insti-tución financiera internacional que regule, en tiempos de bonanza
económica y ayude a prevenir las crisis, entre otros.
En épocas de liberalismo económico, como la actual, la apertura de cuenta de
capita-les puede traer importantes beneficios para la economía global, ya que
permite una movili-zación más fluída de fondos desde los países con abundancia
de capitales (como los centra-les, en términos de Prebisch) hacia aquellos que
presentan escasez (como los periféricos). Esto lo que hace es mejorar la
asignación de recursos dentro del sistema mundial, elevar la productividad y
permitir la vigencia del sistema capitalista. Dicha vigencia se ve a veces
amenazada por interrupciones abruptas en el flujo corriente de capitales hacia
los países emergentes; en otras palabras se produce lo que se conoce con el
nombre de “crisis finan-cieras”.
Como sostiene Ffrench-Davis, las finanzas han estado en el centro de las crisis
eco-nómicas de alcance internacional. La dimensión financiera jugó un papel
central en la crisis de los años ’30 y en la crisis de la deuda de los países en
desarrollo de los años ’80. En la década del ‘90 la crisis de mayor repercusión
le ha correspondido a los países asiáticos, más específicamente a los cinco
países cuya expansión de las exportaciones se haya entre las diez más dinámicas
del mundo: Tailandia, Filipinas, Malasia, Indonesia y Corea del Sur.
En síntesis, la crisis asiática se ha sumado, en los años noventa, al efecto
tequila de 1994-1995 y a la crisis del sistema monetario europeo de 1992-1993 y,
por supuesto, en la década anterior, a la crisis de la deuda latinoamericana. La
inestabilidad que caracteriza las corrientes internacionales de capital y que se
ha manifestado de esta manera en las últimas décadas es inherente a su
funcionamiento, como lo atestigua la historia económica y la ya extensa
literatura sobre fallas de mercado asociadas a problemas de información. Como
resultado, el mercado ha experimentado una sucesión de oleadas de expansión
excesivas y “pánicos” financieros, indicando que tiende a crecer, primero, y a
contraerse, después, más de lo que recomiendan los factores fundamentales de las
economías. En la coyuntura actual, se ha hecho notorio otro fenómeno: el de las
insuficiencias en la coordinación macroeco-nómica entre las naciones más
influyentes en los mercados y la ausencia de instituciones internacionales
apropiadas para manejar un mercado financiero sofisticado pero inestable.
La cuestión clave para la globalización financiera, se resume en lo que Benjamin
J. Cohen ha llamado, “The Unholy Trinity” (“la trinidad profana”): la intrínseca
incompati-bilidad entre la estabilidad del tipo de cambio, la movilidad de
capitales y la autonomía de las políticas nacionales . La integración de los
mercados financieros facilita la opción de la fuga de capitales, imponiéndole un
rígido trade-off al gobierno. La autonomía de la política nacional se preserva
sólo si se abandona un cierto grado de credibilidad del tipo de cambio, con
todos los riesgos concomitantes de volatilidad. Se puede mantener un objetivo
inde-pendiente del tipo de cambio sólo si se conserva confianza de los
inversores internaciona-les, al costo de un menor control sobre el desempeño
económico doméstico . Esta es la rea-lidad. Estas son las opciones. Ahora
pasaremos a analizarlas.
El trabajo consiste en un análisis del “blindaje” que recibió la economía
Argentina y el desenlace para nada sorprendente de ese proceso de crisis. Todo
esto en el contexto del sistema internacional y del subsistema que constituyen
los “países emergentes” . Aborda-mos las causas por qué estas crisis generaron
la necesidad de “salvar determinadas econo-mías”, “blindarlas” si se quiere. Y
porque la consecuencia de todas estas ayudas siempre fue la devaluación de la
moneda nacional.
De la crisis como forma de vida
No se puede analizar la crisis financiera actual sin tener en cuenta ciertos
elementos: Primero, es una crisis financiera internacional. Segundo, las crisis
financieras se han con-vertido en estructurales. Se podría sostener, si se
quiere, también, que la inestabilidad es un factor estructural del sistema
capitalista en cuanto tal.
Los mercados son de por sí inestables ; o bien los hombres no dejamos que
funcione correctamente en su distribución la mano invisible de Adam Smith. Pero
quien puede dudar que el grado de inestabilidad en el mercado financiero es
mayor. Nos referimos específica-mente a la franja de países emergentes. Pero
tampoco, a veces las grandes potencias pueden con él. Soros nos dice que a los
mercados les molesta cualquier tipo de injerencia guberna-mental pero mantienen
una profunda creencia en que si la situación se pone realmente críti-ca las
autoridades intervendrán.
El capitalismo financiero, por otro lado surgido junto al comercial, también
tenía di-mensión internacional, pero nosotros nos preguntamos por qué ese
capitalismo hoy es más inestable.
Teniendo en cuenta que la mundialización del comercio pareciera ser la forma más
avanzada de la internalización del capital, es la movilidad del capital
financiero la que ha alcanzado un mayor y un más amplio desarrollo, bajo la
forma de Inversión Extranjera Di-recta (IED) y recientemente, a través de la
negociación de mayores liberalizaciones, a tra-vés del Acuerdo Multilateral de
Inversiones (AMI). El último eslabón de la internalización del capital
financiero y el más reciente ha sido la interconexión entre las distintas
bolsas de valores, con su respectiva apertura a la inversión internacional,
tanto de países desarro-llados como de economías en desarrollo .
Quizás la característica que más ha favorecido la globalización del capital
financiero ha sido el proceso de desregulación del sector, que se ha
profundizado de manera extraor-dinaria durante las últimas décadas , cuyo más
reciente paso, de carácter multilateral, que han asumido los gobiernos, es la
negociación del AMI. Sin embargo, este proceso de desre-gulación financiera “es
sólo un emergente de un proceso histórico que incluye tres hitos fundamentales:
la crisis del sistema monetario y financiero internacional basado en el pa-trón
oro-dólar, su forma de salida a través de un sistema de cambio flotante regido
en últi-ma instancia por acuerdos entre los países desarrollados, y un
incremento formidable de la liquidez internacional, que instituyó una economía
de endeudamiento con una enorme elas-ticidad de la oferta de fondos prestables .
La especulación y la transformación de la eco-nomía financiera en una “
burbuja”, que se explica por las diferencias entre el volumen de las operaciones
financieras y la masa real de divisas que participa efectivamente de esas
transacciones, ha generado una inestabilidad financiera de carácter global, de
la cual no han podido escapar ni las grandes economías como las del este-sudeste
asiático, pero que se ha transformado en un grave riesgo para las economías más
débiles, como quedó evidenciado en las crisis recientes de México y Brasil.
El predominio alcanzado por el capital financiero sobre el capital productivo, y
la es-peculación contra las monedas y Bolsas, ha permitido sostener ciertas
visiones fundamenta-listas de la globalización, aunque ha sido la coincidencia y
la funcionalidad de la expansión y el desarrollo de las tecnologías de la
información y las comunicaciones las que han brin-dado la base material para que
ello ocurriera .
Estamos adaptados al Capitalismo comercial e industrial y no al financiero. O la
cues-tión se debe básicamente al grado de estabilidad o no que proporciona cada
uno. Quizá esa inestabilidad se debe a que según algunos autores lo único que
está verdaderamente globa-lizado es el capitalismo financiero. Varios analistas
sostienen que estamos en una etapa de Globalización financiera, en realidad lo
único que está verdaderamente globalizado son las finanzas.
Como sostiene Bernal-Meza, puede concluirse que en el proceso de
globaliza-ción/mundialización de la economía ha sido el capital financiero el
segmento que pareciera ya haberse impuesto sobre el capital productivo. Los
agentes principales de este triunfo han sido las corporaciones multinacionales
(fuente sustancial de IED) y la banca internacional.
Sin duda hay una línea de trasfondo, un proceso histórico que permitió la
adaptación del género humano a esos tipos de capitalismo, tal el comercial
cuanto el industrial. Aún no estamos acostumbrados a la inestabilidad del
capitalismo financiero. Quizá sea intrínseca-mente funcional a éste. Quizá en la
propia naturaleza del capital financiero está la inestabi-lidad. Comerciamos,
por la no existencia del trabajo social, y porque en algún momento se tiene que
dar la distribución de esa producción. Nos industrializamos, porque fue
necesario aumentar el nivel de productividad del género humano . ¿Y el
capitalismo financiero?. Aún no tenemos la respuesta. ¿Ayudará a aumentar
nuestra productividad? ¿Ayudará al comercio para una mejor distribución?. Lo
cierto es que como muy bien sostiene Julio Se-vares , la consecuencia es la de
un estado de crisis permanentes. Debemos reconocer que quizá los “otros
capitalismos” también hayan causado en un primer momento esa concep-ción de
crisis permanente. Sin duda creemos, que el mismo proceso de adaptación es lo
que produce la percepción de crisis. La cuestión a determinar está en si los
otros capitalismos son inestables por naturaleza o no.
Sevares sostiene, que la inestabilidad del mercado financiero internacional ya
no es episódica sino estructural. El mercado es intrínsecamente volátil y
riesgoso, sometiendo a las economías nacionales y específicamente a los sectores
más débiles de ellas a una pre-sión permanente matizada con frecuentes picos de
crisis. Esta extrema volatilidad financie-ra lleva en las economías nacionales a
la aplicación de políticas dirigidas a la “administra-ción de la crisis”. Lo que
significa una clara adaptación a la concepción (en cierto modo decadentista) que
vivimos en una “crisis constante” en este mundo postmoderno, o desde la óptica
de Francis Fukuyama, en esta era poshumana .
Si la inestabilidad del mercado financiero es estructural necesitamos una
voluntad po-lítica para remediarla. La voluntad política es aquella que nos
permite remediar los defectos estructurales. Para superar la inestabilidad Soros
nos propone la imposición de una discipli-na de mercado. “Se habla de imponer
disciplina de mercado, pero si imponer disciplina de mercado significa imponer
inestabilidad, ¿cuánta inestabilidad puede asumir la sociedad? La disciplina de
mercado debe ser complementada por otra disciplina: el mantenimiento de la
estabilidad de los mercados financieros debería ser el objetivo de la política
pública” . Entonces para Soros la estabilidad es parte de un objetivo de
política pública y como el equilibrio es una tendencia inalcanzable en los
mercados financieros , se debe establecer una tendencia que nos acerque a él lo
más posible, y esta tendencia sin duda es parte de una política nacional de
desarrollo y de control financiero nacional.
Analizando desde la perspectiva del cambio, debemos más que investigar la
cuestión del mercado financiero en sí, focalizarnos en los cambios que este
comenzó a experimentar a inicios de la década del ’70.
Los principales cambios están dados por el pasaje de un sistema de tipo de
cambio fi-jo (acordado entre las máximas potencias del sistema) a un tipo de
cambio fluctuante que da lugar a una mayor especulación cambiaria, la progresiva
apertura de las economías centrales a los flujos de capital a corto plazo y la
desregulación de sus sistemas fiscales. La liberalización del sistema financiero
aumentó la competencia, lo que indujo a los bancos a hacer préstamos menos
seguros pero más rentables y a buscar beneficios en operaciones no
tradicionales. “La consecuencia más evidente de la liberalización y
desregulación es la cri-sis permanente” . Todos los episodios de aumento de
flujos de capitales hacia mercados de países emergentes terminaron en crisis
internacionales, en tanto que las crisis financie-ras y el sobreendeudamiento
eran relativamente poco comunes durante la época de Bretton Woods, cuando los
países industriales tenían tipo de cambio fijo .
Es importante destacar que la liberalización financiera y el desarrollo de
mercados de bonos aumentó la importancia de las clasificaciones del riesgo país.
Como sostiene Sevares, en el mercado competitivo, la calidad de la calificación
de riesgo es un elemento decisivo para una adecuada distribución de los recursos
financieros y la prevención de crisis.
Debemos tener en cuenta que el cálculo de riesgo país lo realizan consultoras
que tienen origen microeconómico, pero que el cálculo en sí es uno del tipo
macroeconómico, que está dado por la sobretasa que deben pagar los bonos por
encima de los títulos similares de EEUU. Las agencias calificadoras de riesgo
(una de las fuentes más influyentes de genera-ción de información de los
mercados), cumplen un papel microeconómico muy funcional para el desarrollo. Sin
embargo, y quizás sin quererlo, juegan un rol macroeconómico. Las calificadoras
de las agencias y sus expectativas, comunicadas profundamente en la prensa
económica, contribuyen a reforzar el flujo financiero hacia los países
“exitosos” , contri-buyendo a sostener un proceso que parece muy eficiente y
sostenible, pero que en realidad está generando burbujas que tarde o temprano
explotan.
Análisis del blindaje argentino
La pregunta inicial acerca del blindaje argentino fue si tendría un destino
diferente al de sus antecesores y si ayudaría a salir de la difícil coyuntura en
la que se encontraba nues-tro país. O serviría apenas para postergar el default.
Los que apostaban a la primera alterna-tiva decían que ese crédito
extraordinario despejaría el horizonte financiero por un año, lapso en que la
Argentina podría retomar el crecimiento. La respuesta final fue que el blin-daje
argentino solo sirvió para postergar el default. El blindaje no resolvía el
estancamiento argentino, alertaban otros que, si no se tomaban medidas que
impulsaran la inversión y el empleo, la ayuda extraordinaria podría apenas
servir para renovar las deudas del 2001 y evaporarse a través de una fuga de
capitales. El auxilio financiero llegó a la Argentina por-que en el 2001 vencían
deudas públicas y privadas por unos 23.000 millones de dólares y había que
financiar un déficit fiscal de 7.000 millones. Todo esto en el contexto de
creci-miento de las tasas de interés para los llamados países emergentes.
Básicamente, entonces, el blindaje en este contexto de deuda externa, serviría
como reaseguro de que la Argentina pagará en el 2001 los servicios de la deuda.
La clave era que la Argentina no tuviera que recurrir a ese préstamo especial
porque hacia fines del 2001, la historia volvería a repetirse en condiciones
agravadas. Desde esta óptica el papel del blinda-je es un papel más vale pasivo,
de reaseguro y de respaldo.
A escala interna, la operación financiera servirá para ratificar la vigencia del
plan de convertibilidad y permitía que bajasen las tasas de interés para la
economía, esto si no se producían nuevos “ruidos” políticos tendría que acelerar
el crecimiento económico. Según el presidente del FMI, Horst Köhler, “servirá
para recrear un mejor clima de inversión en la Argentina, se debe esperar solo
la reacción de los mercados”.
Hagámonos dos preguntas básicas sobre la relación de Argentina y el blindaje.
¿Por qué lo pidió la Argentina? y ¿El blindaje aumenta la deuda externa?.
Argentina pidió el blindaje porque había dudas entre los acreedores sobre la
capaci-dad del gobierno argentino de cumplir con los pagos de la deuda externa,
por eso bancos y fondos internacionales y locales le estaban cobrando al
gobierno una tasa de interés muy alta -que llegó al 16% anual- para renovar los
vencimientos de la deuda. Con el blindaje si los acreedores insisten en querer
cobrar una tasa de interés alta, el gobierno puede usar el crédito del FMI, que
tiene una tasa de interés más baja (8% promedio) y con eso cancelar los
vencimientos de la deuda.
Hubo también hechos de política interna relacionados. La suba de los impuestos a
principios del año 2000 y el recorte de sueldo de los empleados públicos, que se
anunciaron en mayo de ese mismo año, sólo generaron una retracción mayor del
consumo y profundi-zaron la recesión. Otro factor importante fue la crisis
política que generó la renuncia de Carlos Alvarez a la vicepresidencia. Y a
partir de allí, creció entre los inversores la sensa-ción de que la Argentina,
sin crecimiento económico, no estaba en condiciones de generar los recursos que
se necesitaban para poder pagar los vencimientos de la deuda pública. Re-petimos
entonces que el objetivo del blindaje no es usar todos los fondos sino que los
acreedores le vuelvan a prestar a la Argentina a tasas más bajas porque ahora
existe el re-aseguro de ese crédito extraordinario.
Con respecto al segundo interrogante, diremos que efectivamente sí, la deuda
externa de la Argentina aumentó. Pero no por el blindaje en sí mismo, sino
porque una parte de los créditos se usa para financiar un déficit fiscal de unos
7.000 millones y por los nuevos in-tereses que se generan. Se estima que en el
2001 la deuda crecerá en unos 10.000 millones.
Soros sostiene que aunque los paquetes de salvataje se ocuparán de la
refinanciación de la deuda, no garantizaría que los tipos de interés internos se
redujesen significativamente sin reavivar la evasión de capitales. Lo que hace
la situación tan compleja es que el pro-grama de garantía de préstamos no
pretende ser utilizado para la refinanciación de la deuda interna. El hecho de
que estuviera disponible para el endeudamiento internacional tendría una
repercusión directa sobre los tipos de interés internos y podría marcar la
diferencia en-tre el fracaso y el éxito.
La verdadera importancia de los blindajes se ve con el paso del tiempo. Si los
gobier-nos mantienen una posición pasiva, creyendo que lo que hacían estaba
bien, y sólo enfren-taban la incomprensión de los mercados -ahora reemplazada
por el blindaje-, en pocos me-ses se verá que este respaldo no fue un punto de
inflexión. Se dirá que el país sólo cambió de acreedor y el blindaje sólo habrá
servido para postergar el fantasma de la cesación de pagos que apareció en
noviembre de 2000. El gobierno necesita algo que hasta ahora no ha tenido: una
estrategia de crecimiento diferenciada.
Este transcurrir del tiempo nos indicó. En primer lugar que en Argentina el
blindaje solo sirvió para postergar el default, para poner fin al plan de
Convertibilidad, y que en nin-gún momento la dirigencia Argentina hizo una
autocrítica de su modelo de desarrollo, nun-ca planteo una estrategia de
crecimiento diferenciadora, que quizás hubiera constituido una de las posibles
soluciones a este proceso de crisis en el cual nos encontrábamos.
Blindaje, competitividad y convertibilidad
El trienio 97-99 -con los estallidos en el S.E Asiático, en Rusia y en Brasil-
dejó a los economistas suficientemente escaldados como para sufrir ante la más
ligera mención del problema en los países emergentes. Hay aún a escala
internacional, un debate teórico que no puede decidir si la crisis que se inició
con el bat tailandés se agotó en las playas brasile-ñas o si se reencarnó en la
acosada lira turca . Hoy ninguno de los países emergentes pue-de declararse a
salvo de las consecuencias potenciales de las o la “crisis financiera
interna-cional”.
El blindaje en sí mismo está relacionado directamente con la especulación
financiera, llamada comúnmente “bicicleta financiera”, porque ayuda en la
refinanciación de la finan-ciación de la deuda externa, es decir, que sería un
elemento más para incrementar nuestra dependencia. ¿Por qué se lleva a cabo el
blindaje de una economía? Principalmente por el miedo de los propios centros a
un efecto dominó. Desde el centro existe un importante te-mor a que el efecto
dominó de la quiebra de cualquier economía nacional se traslade al re-sto de los
países emergentes, esto sería que el default se traslade al interior del grupo.
La opinión de los organismos multilaterales de crédito es que revitalizando la
econo-mía, básicamente intentando que los acreedores vuelvan a prestar a tasas
bajas en el merca-do de los países recientemente salvados, el blindaje es un
elemento que otorga competitivi-dad al país. El crear un mejor clima de
inversión para la Argentina, le da a ésta competiti-vidad. El propio presidente
del FMI, Horst Köhler, dijo que todos los créditos otorgados tienen como destino
ayudar a mejorar su competitividad en el mercado internacional.
Para Paul Krugman la competitividad es un concepto engañoso, que en realidad no
es en términos económicos sino políticos. Para este autor pensar en términos de
competitivi-dad conduce a malas políticas económicas, explica que las
preocupaciones por la competi-tividad son casi totalmente infundadas,
sosteniendo que definir el problema económico en términos de competitividad
resulta atractivo para muchos y que esa misma obsesión por el término no sólo es
equivocada sino peligrosa, porque sesga las políticas nacionales y ame-naza el
sistema económico internacional. La definición de la competitividad provoca que
el crecimiento interno esté sobrevalorado por una relación de intercambio cada
vez más dete-riorada. Por lo tanto la competitividad tendría algo que ver con
generar una mayor y atroz competencia internacional, competencia que se podría
trasladar más allá de los términos económicos. En realidad el término
competitividad oculta el verdadero problema de los países emergentes, que es el
de productividad. No se debe confundir competitividad con productividad interna
.
Después de analizar este mundo en constante competencia, es momento de analizar
una de las medidas desarrollada para obtener esa “necesaria” competitividad
internacional, para las economías nacionales resulta necesario mantener el tipo
de cambio compatible con la competitividad y, a la par, mantener esa paridad con
la moneda divisa, nos referimos específicamente a las medidas de
convertibilidad. Sin dejar de mencionar uno de los temas más controvertidos de
finales de los años 90 y que, se ha convertido casi en una constante histórica.
A través de la corta historia del “salvataje de las economías”, a pesar de los
blin-dajes que han hecho, a largo plazo los “países blindados” han devaluado su
moneda. Tai-landia, Corea, Indonesia y Hong Kong tarde o temprano devaluaron su
moneda. También lo han hecho Rusia y Brasil, y últimamente Turquía. ¿Qué pasará
con Argentina?, ¿tendrá que devaluar?, ¿y la ley de Convertibilidad, que Hong
Kong y Turquía también tenían?. Nues-tra ley de Convertibilidad implica un tipo
de cambio fijo . Finalmente Argentina no fue la excepción a la regla y devaluó.
George Soros, anticipándose a los acontecimientos que luego sucederían, antes de
1999, señalaba que el régimen de caja de conversión funcionó en Argentina
durante la cri-sis del Tequila de 1995, pero no es infalible; específicamente,
podría haber quedado sobre-valorada permanentemente si su principal socio
comercial, Brasil devalúa, y la caja de con-versión no ofrecería salida alguna
(Soros, 1999).
La mayor dificultad de las cajas de conversión es cómo ponerles fin cuando han
de-jado de funcionar. Para darles credibilidad, las cajas de conversión suelen
ser aprobadas por ley, y para cambiar las leyes se requiere un determinado
tiempo. Soros plantea, ¿qué sucede durante el tiempo en que el cambio se halla
en fase de estudio? Es una invitación a un mo-vimiento especulativo contra la
moneda. Naturalmente, hay una solución: abrogar la caja de conversión de un día
para otro infringiendo la ley. De este modo, sin embargo, es probable que se
haga perder credibilidad a todas las cajas de conversión.
Conclusiones y perspectivas
El trienio 1997-2000, con las crisis financieras ocurridas en el S.E Asiático,
Rusia y Brasil dejaron la sensación de que ninguno de los países emergentes
puede declarase a sal-vo de las consecuencias potenciales de la inestabilidad
que caracteriza a las corrientes in-ternacionales de capital financiero y de sus
efectos en los eslabones más débiles del siste-ma. Estos países tendrán que
dirigir sus políticas a reducir su vulnerabilidad frente a la cri-sis. En la
medida que uno tras otro, los mercados emergentes opten por encontrar
solucio-nes de manera unilateral, no se podrá lograr un cambio en el sistema
financiero internacio-nal.
No todos los países que están bajo presión financiera internacional enfrentan
una úni-ca y misma tipología de crisis, por lo tanto, las soluciones no son
inequívocamente las mismas, pero esto no implica que no puedan ser conjuntas con
el fin de mejorar el sistema en su totalidad. Inclusive en algunos casos, ni
siquiera existen las condiciones económicas objetivas que sirvan para justificar
dicha presión internacional (salvo por la cuestión de tratarse de economías
emergentes que han recibido importantes ingresos de capital, con diferentes
formas de inversión, y que por ende están sujetas a los cambios en el
sentimiento del mercado, si intentamos personificar una abstracción).
Los mercados financieros son intrínsecamente inestables dado que los mismos son
pragmáticos, por lo tanto, necesitan supervisión y regulación. El carácter
estructural de esta inestabilidad plantea la necesidad de una voluntad política
para remediarlo.
Reconociendo que las relaciones económicas internacionales tienen su correlato
en la política, tanto en el ámbito nacional como internacional, la respuesta a
los períodos de crisis debe darse desde los dos planos.
Al tener presente esta realidad internacional, es que se plantea como necesidad
desde lo financiero que estas economías nacionales den la respuesta interna para
poder superar los períodos de crisis. Una respuesta sensata es poner fin a este
liberalismo exacerbado, ahora bien, esto es algo casi imposible a nivel del
estado-nación individual, para tal fin es necesa-rio la coordinación de las
políticas macroeconómicas de los países emergentes. Nosotros como miembro de
este grupo debemos lograr el consenso necesario para poder desarrollar las
políticas que consideremos justas para paliar la situación de crisis. El camino
que se-guimos es dar respuesta a la recesión con más neoliberalismo, que sumado
a la “derechiza-ción” en política, y la falta de respuesta al llamado “caos
desde abajo” pone en peligro la gobernabilidad.
El debate sobre “regulación y control” versus “liberalización y desregulación”,
origi-nado por los interrogantes que se han abierto a propósito de la
conveniencia o no de la flexibilización de los mercados financieros nacionales,
ha llegado a los más importantes organismos multilaterales de las finanzas
internacionales, en el caso del FMI y especial-mente en el Banco Mundial. Para
un experto de Harvard, Dani Rodrik, hay pocas eviden-cias sobre los beneficios
de la libre movilidad de capitales y demasiados signos de los cos-tos que la
política de apertura conlleva .
Bernal-Meza sostiene que, “si bien ésta no es aún una posición dominante en el
seno del FMI, es una señal de alerta, que se agrega a otras advertencias, en el
sentido de que es necesaria una regulación internacional para los capitales de
corto plazo, habida cuenta de su capacidad desestabilizadora. Frente a esto –y
como los países en desarrollo no tienen capa-cidad política ni económica de
presión para imponer su voluntad al FMI, con el fin de acer-car su posición a la
del Banco Mundial la única alternativa que tienen nuestras economías para
evitar la exposición al riesgo del crack financiero es establecer regulaciones
al capital financiero de corto plazo” .
Los estados deben empezar a intervenir en la economía, dado que dicho rol ha
sido históricamente fuente de desarrollo, siendo funcional, a su vez, al sistema
capitalista. Se sostiene que el sistema debe ser regulado y en ocasiones, espera
ser regulado por la res-puesta del Estado. Una opción es que los estados actúen
como válvulas, es decir, que per-mitan la entrada, pero que restrinjan la salida
de los capitales. Si es necesario, se deben im-poner controles sobre la
circulación del capital financiero especulativo. Defender los inter-eses de los
países subdesarrollados no pone en peligro el sistema, ni la circulación de
capi-tales, por el contrario hace al sistema más estable.
Debemos plantearnos una pregunta, ¿con las ayudas extraordinarias a los países
que tienen dificultades para cumplir con el pago de sus deudas, los organismos
financieros in-ternacionales rescatan a los deudores o a los acreedores? .
Porque si bien el propósito del préstamo sería “ayudar” al país deudor no falta
quienes opinan lo contrario, los rescatados serían los acreedores (bancos,
fondos de inversión) que no asumen ningún riesgo cada vez que prestan porque
saben que si el deudor no puede pagar, los organismos internacionales saldrán en
su socorro y le prestarán los fondos para que puedan cumplir con el pago de la
deuda. Se dice que estas ayudas tienen un “riesgo moral”, lo que potencia la
crisis que se quiere prevenir o desactivar. Esos rescates incentivan la
especulación contra el deudor más insolvente y eso les permite obtener ganancias
extraordinarias a los grandes grupos finan-cieros. Así, deudores y acreedores
tienen incentivos para especular, y de esta manera au-menta la posibilidad de
una crisis que termina pagada por los habitantes de los países en-deudados.
Cuando un país se endeuda internacionalmente su población siempre es la
co-deudora. Además los rescates no son gratuitos, y para recuperar lo que
prestaron, los orga-nismos financieros pasan a exigir más austeridad en lo que
parece ser una carrera intermi-nable.
La otra respuesta es a escala internacional. Algunos autores han acuñado el
concepto de que existe una economía global, y que para mantener la estabilidad
de la misma, debería crearse un sistema político de igual magnitud.
Por una parte hay que analizar, si verdaderamente existe una economía global, o
bajo ese rótulo se intenta moldear las ideas de los funcionarios económicos y
políticos de los países subdesarrollados para que adopten las decisiones que
sean funcionales a los intereses de los países desarrollados. Lo que están
globalizados son los flujos de capital financiero, apoyados por la revolución en
las telecomunicaciones, que le brindan el soporte para reali-zar transacciones
financieras en cualquier parte del mundo que le asegure una alta tasa de
rentabilidad en el menor tiempo posible.
Si bien a partir de la década del ’70, con la formulación de la teoría de la
interdepen-dencia compleja, se puso en discusión al Estado como actor central de
las relaciones inter-nacionales, al incorporar a otras instituciones
–corporaciones transnacionales, instituciones intergubernamentales,
organizaciones no gubernamentales, etc. que influyen sobre las acciones y toma
de decisiones estatales, sigue siendo el Estado el principal actor dentro del
sistema internacional. Pero evidentemente, a pesar de las críticas que se le
realizan al Esta-do en este mundo “globalizado”, como el culpable de muchos de
los males que aquejan a las economías nacionales –consenso de Washington, sigue
siendo el Estado el que formu-la las políticas, sociales, de desarrollo y
exteriores para su sociedad, y es quien da las res-puestas ante los ciudadanos
que reclaman día a día por las consecuencias de la aplicación de políticas
económicas impuestas desde los foros internacionales, cuyo impacto en el ám-bito
social demostraron ser profundamente inequitativas y excluyentes.
Evidentemente, las causas de las recurrentes crisis financieras de las
denominadas economías emergentes, no tienen una unívoca causa, pero a su vez,
como correlato de las mismas, se han formulado nuevas políticas desde los
centros de decisión mundial para dar una respuesta que sea funcional a los
principales actores del sistema financiero internacio-nal, sin considerar las
implicancias políticas, sociales y económicas que conllevan dichas acciones
sobre las sociedades de los países emergentes.
Es indudable que se deben replantear muchas de las medidas que se formulan desde
los países centrales a los efectos de crear un sistema financiero internacional
mucho más estable y transparente, que regule el flujo de capitales especulativos
de corto plazo para que los países subdesarrollados puedan prever una política
económica que brinde las mayores garantías para el bienestar de sus ciudadanos,
sin tener que recurrir a los constantes ajustes impuestos desde los organismos
multilaterales de crédito, que no es otra cosa, que una enorme transferencia de
recursos de la población hacia los acreedores de los países emer-gentes, que
condiciona cualquier política redistributiva en la sociedad de los recursos del
Estado, y condiciona un desarrollo económico equitativo.
Bibliografía
Beinstein, Jorge. “Crisis de régimen en Argentina” en Le Monde Diplomatique.
Buenos Aires, abril 2001.
Bermúdez, Ismael. “Historias blindadas” en Suplemento Zona. Diario Clarín.
Buenos Aires, 17 de diciembre de 2000.
Bernal-Meza, Raúl. “América Latina en la economía política mundial”. Ed. Grupo
Edi-tor Latinoamericano. Buenos Aires, 1994.
----------------------“Sistema mundial y Mercosur. Globalización, Regionalismo y
Políticas Exteriores Comparadas” Nuevo hacer Grupo Editor
Latinoamericano-Universidad nacional del Centro. Buenos Aires, 2000.
Bonelli, Marcelo. “Foco en la gobernabilidad. El acuerdo con el Fondo”. Diario
Clarín. Buenos Aires, 20 de Mayo de 2001.
--------------------. “Salió el blindaje: son US$ 39.700 millones”. Diario
Clarín. Buenos Aires, 10 de Diciembre de 2000.
Bouzas, Roberto y Russell, Roberto. “Globalización y regionalismo en las
relaciones internacionales de Estados Unidos”. Ed. Nuevo hacer-Grupo Editor
Latinoa-mericano. Buenos Aires, 1996.
Calamitsis, Evangelos y otros. “Efectos de la crisis de Asia en otras regiones”
en Revista Finanzas y Desarrollo. Ed. Fondo Monetario Internacional. Vol. 35. N
3 Sep-tiembre de 1998.
Calcagno, Alfredo Eric y Calcagno, Eric “Un proyecto regional que reclama
grandeza de miras” en Le Monde Diplomatique. Buenos Aires, abril 2000.
-----------------------------------------------------“Cuanto tiempo le queda al
modelo-de Mar-tinez de Hoz al blindaje” en Le Monde Diplomatique. Buenos Aires,
enero 2000.
-----------------------------------------------------“El precio de la
convertibilidad” en Le Mon-de Diplomatique. Buenos Aires, febrero 2000.
Calcagno, Alfredo Eric y otros. “Neoliberalismo y democracia-genealogía e
ilegalidad del modelo argentino” en Le Monde Diplomatique. Buenos Aires, junio
2000.
Cardoso, Raúl Oscar. “Turquía no queda tan lejos”. Diario Clarín 24 de febrero
de 2001.
-----------------------“Washington no cree en rescates” Diario Clarín 28 de
julio de 2001.
-----------------------“¿La globalización es autoritaria?”. Diario Clarín 21 de
julio de 2001.
De la Dehesa, Guillermo. “Hay que romper el maleficio del riesgo país” en
Suplemento Enfoques del Diario La Nación. Buenos Aires, 10 de junio de 2001.
Del Carril, Mario. “Los economistas hablan de más” Diario La Nación. Buenos
Aires, 31 de julio de 2001.
Ferrer, Aldo. “Hechos y ficciones de la globalización. Argentina y el Mercosur
en el sistema internacional”. Ed. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires,
1997.
Ffrench-Davis, Ricardo. “Enfrentando y previniendo las crisis financieras” en
Revista Estudios Internacionales. Año XXXI Julio-Diciembre 1998. N 123-124.
Institu-to de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Chile.
Fischer, Stanley. “La crisis de Asia y la función que cumple el FMI” en Revista
Finanzas y Desarrollo. Ed. Fondo Monetario Internacional. Vol. 35. N 2 Junio de
1998.
Fukuyama, Francis. “La historia sigue terminando” en Suplemento Zona. Diario
Clarín. Buenos Aires, 27 de junio de 1999.
Gabetta, Carlos. “La impotencia de Argentina” en Le Monde Diplomatique. Buenos
Ai-res, abril 2000.
--------------------“Cavallo al timón de un país a la deriva” en Le Monde
Diplomatique. Buenos Aires, mayo 2001.
--------------------“Jaque a la República” en Le Monde Diplomatique. Buenos
Aires, abril 2001.
Gambier, Mario. “Diccionario para leer la crisis”. Revista Diario La Nación. 29
de abril de2001.
Gambina, Julio y otros. “La deuda externa y la constitución de ATTAC” Revista
Reali-dad Económica N 165. Instituto Argentino para el Desarrollo Económico.
Bue-nos Aires.
Gardels, Nathan. “Sobre la historia poshumana, entrevista a Francis Fukuyama” en
Suplemento Zona. Diario Clarín. Buenos Aires, 27 de junio de 1999.
González, Felipe. Seminario “Movimientos internacionales de capitales, crisis
financie-ras, gobernabilidad democrática”. Bruselas, 7-8 de mayo de 1998.
www.globalprogress.org/castella/seminarios/sintesis-movimiento-capitales.htm
Lozano, Claudio. “El blindaje financiero”. Revista Realidad Económica N 146.
Instituto Argentino para el Desarrollo Económico. Buenos Aires.
Krugman, Paul. “De vuelta a la economía de la Gran Depresión”. Ed. Grupo
Editorial Norma. Buenos Aires, 1999.
-------------------- “El internacionalismo moderno. La economía internacional y
la men-tiras de la competitividad”. Ed. Crítica-Grijalbo-Mondadori. Barcelona,
1997.
------------------- “Castigo gratuito a la Argentina” Diario Clarín 19 de julio
de 2001.
Naciones Unidas. “Hacia la creación de un sistema financiero internacional
estable que responda a los desafíos del desarrollo, especialmente en los países
en desa-rrollo” A/RES/54/197 18 de enero de 2000.
http://www.un.org/spanish/documents/ga/res/54/54r197s.pdf
Ocampo, José Antonio. “La reforma financiera internacional: una agenda ampliada”
en Revista de la CEPAL N 69. Ed. Naciones Unidas – CEPAL. Diciembre de 1999.
------------------------- “Más allá del consenso de Washington: una visión desde
la CE-PAL” en Revista de la CEPAL N 66. Ed. Naciones Unidas – CEPAL. Diciem-bre
de 1998.
Roett, Riordan. “Mercosur: integración regional y mercados mundiales” Ed Nuevo
ha-cer-Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires, 1999.
Samuelson, Paul. “El crecimiento, en duda” en Suplemento Económico. Diario
Clarín 25 de febrero de 2001.
Sen, Amartya. “Desigualdad versus globalización” Diario Clarín. Buenos Aires, 24
de julio de 2001.
Sevares, Julio. “Crisis: riesgo sin control en el mercado financiero
internacional” Re-vista Realidad Económica N 146. Instituto Argentino para el
Desarrollo Eco-nómico. Buenos Aires.
Soros, George. “La crisis del capitalismo global. La sociedad abierta en
peligro”. Ed. Sudamericana. Buenos Aires, 1998.
Stepanek, Marcia. “Hay demasiado capitalismo?” en Suplemento Económico. Diario
La Capital, 2 de agosto de 1998.
Sukup, Viktor. “Asia frente al siglo XXI. De los “milagros” a las “debacles”?.
Ed. Co-rregidor-Universidad Nacional del Centro-Centro Alexander Von Humboldt.
Buenos Aires, 2000.
------------------ “América Latina, Año 2000 ¿Unida y Dominada?”. Centro de
Estudios Alexander von Humboldt, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad
Nacional del Centro, Buenos Aires, 1999.
Thurow, Lester. “La recesión no es lo peor que puede pasar” en Suplemento
Económico. Diario La Capital, 28 de enero de 2001.
Viglieca, Olga y Avignolo, María Laura. “Los rebeldes de la globalización” en
Suple-mento Zona. Diario Clarín. Buenos Aires, 7 de mayo de 2000.
Vilas, Carlos. “Gobernar la globalización?. La regulación de los movimientos
interna-cionales de capital”. Revista Realidad Económica N 165. Instituto
Argentino para el Desarrollo Económico. Buenos Aires.
Zahler, Roberto. “Política monetaria con apertura de la cuenta de capitales”. en
Revista de la CEPAL N 48. Ed. Naciones Unidas – CEPAL. Diciembre de 1992.
López y Oddone:
"El blindaje como mecanismo insuficiente para el
rescate de las economías emergentes" en
Contribuciones a la Economía,
noviembre 2003 en http://www.eumed.net/ce/