"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360
Julio Olmedo Álvarez (CV)
julio.olmedo@gmail.com
Resumen
Moneda nueva. Cuestiones económicas fundamentales, es un libro de 1923, cuya autoría corresponde a Francisco Martínez Ramírez (1870-1949), escritor de la primera mitad del siglo XX, hoy prácticamente inédito, en parte por el paso del tiempo, en parte por la muerte civil a la que fue sometido tras la Guerra Civil por su condición de militante en el bando republicano.
En este artículo se comenta este libro de Francisco Martínez Ramírez, a modo de homenaje con un autor con el que comparto la misma tierra de origen, pero también porque resume de un modo clarividente una situación económica cuyos efectos ahora se repiten en parte.
La abultada deuda de los países perdedores de la I Guerra Mundial, que acaba como títulos a través de bonos de altos riesgo y distribuyéndose por todo el mundo, hasta que salpica la economía internacional es un claro ejemplo de lo que sucedía entonces, pero también ahora.
Frente a estos problemas, el autor preconiza un control monetario sometido a reglas internacionales, una solución tampoco muy lejana a lo que ahora se predica.
Summary
New currency. Fundamental economic issues, is a book of 1923, whose authorship corresponds to Francisco Martínez Ramírez (1870-1949), writer of the first middle of the twentieth century, today practically unknown, partly for the running of the time, partly for the civil death to the one which was subjected after the Civil War for its militant condition in the Republican side.
In this article Francisco Martínez Ramírez's this book is remarked, as tribute with an author which I share the same earth of origin, but not least because it sums up of a clairvoyant way a financial status whose effects now are repeated partly.
The great debt of the countries losers of the I World War, that it finishes such as bonds of high risk and distributing all over the world , until it splashes the international economy is a clear example of which it happened then, but also now.
Compared to these problems, the author advocates a subjected monetary control to international rules, a solution neither very distant to which now is preached.
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Olmedo Álvarez, J.: "Cometarios a Moneda nueva. Cuestiones económicas fundamentales. Homenaje a Francisco Martínez Ramírez, un economista en el primer tercio del siglo XX" en Contribuciones a la Economía, julio 2010, en http://www.eumed.net/ce/2010b/
1.- Introducción.
Francisco Martínez Ramírez, ( Tomelloso, 1870-1949), conocido como "El Obrero de Tomelloso", merced al periódico que editó durante varios años, es uno de esos personajes singulares de nuestra historia que no han logrado un reconocimiento acorde con sus méritos. Posiblemente, su condición de miembro del Partido Liberal en el régimen de la Restauración, pero sobre todo de político con responsabilidades en la II República, ha debido ser una pesada losa con la que se le sepultó civilmente tras la Guerra Civil, incluso antes de su muerte física.
Luego, el paso de los años ha contribuido a mantener la pátina sobre su figura, aunque atenuada en algunos rasgos, como por su condición de impulsor del ferrocarril Tomelloso-Cinco Casas, o por la de ser el artífice del periódico local más serio y difundido de la primera mitad del siglo XX.
Sin embargo, la dimensión global de su personalidad, su trayectoria personal y política permanecen veladas a todos por falta de estudios rigurosos y por desconocimiento de su obra, gran parte de ella inédita. Esta carencia de bases debería ser corregida con voluntad firme o aprovechando un buen pretexto, derivado de alguna conmemoración sobre su vida y obra.
En el contexto de esta fecha surgió la idea de comentar algún libro suyo con la intención de sacar a la luz algunas de sus ideas y tratar de analizarlas de un modo asequible, puesto que si este fue el estilo del autor, difícilmente seriamos coherentes si buscásemos la retórica hueca en su interpretación.
Entre la obra de El Obrero, hay diversidad de temas: biografía, historia, novela, cuentos, economía y por supuesto multitud de artículos periodísticos. Estos últimos son posiblemente los únicos estudiados hasta la fecha, aunque algunos relatos cortos se han publicado hace pocos años, como suplemento de algún programa de festejos editado para la Feria.
Puestos a elegir, con la ventaja que supone adentrarse en lo inexplorado, optamos por un libro de tema económico, debido quizá a las limitaciones propias del comentarista, pero también a la sana curiosidad de comprobar cuál podía ser la visión de algunos temas sociales hace más de setenta y cinco años, o si su pensamiento podía mantenerse vigente, si no en los detalles, al menos en las líneas maestras de su análisis.
Bajo estas premisas, elegimos el libro titulado Moneda nueva. Cuestiones económicas fundamentales, que Francisco Martínez Ramírez editó por sí mismo en 1923, siendo impreso en Gráficas Reunidas, S.A. de Madrid. El precio fijado para su venta al público era de 5 pesetas, según se manifiesta en su contraportada, donde aparece este dato como único texto.
La obra seleccionada forma parte de una trilogía sobre temas económicos, que se completa con otras dos obras, concebidas en momentos posteriores. Estas son: La peseta, editada por el autor en 1930 y Reforma monetaria, también editada por él en 1933.
Sin anticipar, lo que debe descubrir el lector por sí mismo en las páginas siguientes, podemos decir que lo primero que nos impresionó del autor fue su actualización, algo que le permite comentarios sobre Einstein, Keynes o el desarrollo de las investigaciones atómicas. Estas referencias nos hablan por sí solas de un hombre con 53 años extremamente permeable a su mundo, capaz de mantenerse al día de todo lo nuevo. Tal condición, unida a la lucidez de que hace gala, determinan que el ensayo objeto de este comentario, sea un texto atinado en los diagnósticos y profundo al determinar las soluciones.
2.- El libro en su contexto.
Antes de adentrarnos en el libro, es conveniente repasar cuál era la situación que se vivía cuando el autor se puso manos a la obra, es decir hasta el primero de mayo de 1923 en que aparece fechado. Así podremos comprender mejor los comentarios y las propuestas que van surgiendo en cada uno de los capítulos con que cuenta la obra en la que nos centramos.
Cuando Francisco Martínez escribe Moneda nueva. Cuestiones económicas fundamentales, la sociedad española y europea vive todavía bajo los efectos de la Primera Guerra Mundial, pues la deuda de los países derrotados influye en la economía internacional, de tal modo que se ha producido una crisis monetaria sin precedentes, sobre todo por el marco.
Los efectos sociales son evidentes, no únicamente los derivados por las millonarias pérdidas en vidas humanas, sino también por el descontento reinante entre los vencidos. La recuperación económica, sobre todo en países neutrales, como España, coexiste con un proteccionismo cada vez mayor, dado que algunos países irrumpen con fuerza en el uso de nuevas tecnologías, lo que repercute en el abaratamiento de los costes.
Políticamente, la España del momento se mostraba inestable, pues el sistema de la Restauración con su alternancia de partidos había dejado de funcionar, sin que surgieran soluciones eficaces para que la ciudadanía tuviera representación adecuada. Por otra parte, el caciquismo iba aumentado su sentido extemporáneo no ya sólo en relación al mundo rural donde se aposentó, sino también a la nueva realidad que suponía el crecimiento de las zonas urbanas, debido a flujos migratorios.
Veamos estos aspectos:
2.1.- Crisis política.
Tras muchos años de desgaste, el sistema de alternancia se había extenuado, lo que dio lugar a gobiernos de concentración (1917-1918), aunque los resultados ante la opinión pública y ante el rey, no debieron ser adecuados. No de otro modo se justifica el retorno al método de turnos entre conservadores y liberales, que se inició con el ascenso al poder de los primeros.
Los conservadores gobernaron entre 1919 y 1922 con siete gobiernos diferentes, hasta el relevo liberal en diciembre de ese año. Sin embargo, problemas como los brotes nacionalistas, los disturbios por razones que hoy llamaríamos sociolaborales entre cuyos efectos puede incluirse el magnicidio de Dato (1921) estaban condicionando un mandato que no llegó más allá de septiembre de 1923, cuando se produce el golpe de Primo de Rivera.
2.2.- Una economía inestable.
España mantuvo una posición neutral en la Primera Guerra Mundial, pese a decididos partidarios de uno y otro bando en la opinión pública. Sea cual fuera la causa de la intervención, en lo económico se produjo un fuerte crecimiento, sobre todo en sectores que hacían de proveedores a los contendientes, tales como la metalurgia vasca, los textiles catalanes o la minería asturiana.
Pero esa fase coexistió con una espiral inflacionista capaz de duplicar el precio de los productos básicos entre 1914 y 1919. Otras transformaciones, como el peso demográfico de las regiones por su diferente crecimiento, provocarán efectos incluso hasta hoy. Por poner un ejemplo, en la década 1911-1920, mientras Cataluña ganó 210.000 habitantes y Madrid 159.000, Castilla-La Mancha perdía 46.000 y eran 192.000 los que abandonaron Castilla y León.
2.3.- Hacia una economía proteccionista.
Si en el siglo XIX había ido cobrando fuerza el librecambismo, como exponente de la eficiencia que daba lugar a que cada zona explotase su ventaja comparativa en beneficio de las demás, lo cierto es que cuando empezaron a surgir competidores realmente directos, esta teoría empezó a declinar en los países afectados.
Así se dio paso a sistemas bilaterales, en los que dos países acordaban sus mutuas condiciones de compraventa. Los países sin acuerdos específicos se debían enfrentar al arancel, figura impositiva que gravaba los productos de fuera de modo que al llegar a la aduana, el precio del producto más el arancel minaban la competitividad frente a los productos nacionales más caros.
El proteccionismo, todavía vigente en muchos países e incluso en nuestra zona común frente al exterior, aunaba las ventajas de grandes recaudaciones fiscales, con la tutela a los sectores más influyentes y poderosos. En España, el sector cerealista logró cerrar casi por completo el mercado de las importaciones, cuando Rusia y Estados Unidos llenaban el mercado mundial. Este último país, había logrado abaratar su producto gracias a importantes mejoras en las técnicas de cultivo, pero también a los nuevos buques de vapor que habían reducido notablemente el precio del transporte.
Otro tanto cabe decir de la industria siderometalúrgica española, con unos costes muy por encima de los competidores internacionales, pero a la que se dio un sesgo de producto estratégico que determinó continuas ayudas estatales para cubrir su ineficiencia y protección frente a productos del exterior.
Y finalmente, la minería hullera también fue objeto de protección pese a su calidad deficiente y a su mayor coste. Sin embargo, se dictaminó el consumo obligatorio de este producto, algo que ha llegado hasta nuestros días.
Los efectos del proteccionismo han sido ampliamente tratados: fundamentalmente producen un encarecimiento de los productos, lo que se traduce en menores niveles de la demanda potencial. Los productores protegidos suelen caer en el anquilosamiento que proporciona el sentirse seguros, lo que lleva a menores grados de innovación y abaratamiento.
Como efectos positivos puede hablarse de la protección a sectores que se hallan en una fase de crecimiento embrionario y que obviamente no se desarrollarían en la cruda competencia, aunque pueden ser competitivos después. También se ha ponderado su empleo como herramienta para nivelar la balanza de pagos.
2.4.- La crisis monetaria.
Cuando Francisco Martínez redacta Moneda nueva, es consciente de los grandes cambios que se producen en ese tiempo: Alemania y Austria, perdedores de la Guerra Mundial habían sido obligados a firmar el Tratado de Versalles, en virtud del cual se comprometían a reparaciones por los daños causados en la guerra. Estas indemnizaciones tenían un doble componente: de base económica, por el valor de los daños realmente ocasionados; de base jurídica, como sanción por la conducta improcedente, que a juicio de los países aliados había llevado a cabo Alemania.
Pese a que fueron muchos los expertos que sugirieron indemnizaciones realmente viables para que pudieran ser pagadas por Alemania y Austria, lo cierto es que no fue considerado de este modo por los países morosos. Al contrario, muchos vieron que los estados perdedores interpretaban la deuda como una injuria añadida a su derrota, y que, por tanto, no iban a implicarse de modo decidido en la redención de su deuda.
En efecto, en 1923 ya se habían podido comprobar los efectos de esta obligación, pero también de unos abultadísimos presupuestos que los países beligerantes habían disparado durante la guerra. En consecuencia, la filosofía tradicional sobre el dinero empezó a tambalearse cuando la inflación empieza a extenderse por Europa.
Hasta el momento, el dinero como medio de pago y cambio, se había basado en el dinero mercancía, esto es, en monedas de oro y plata, cuyo valor era el mismo que representaban. Posteriormente, el desarrollo del comercio colonial había determinado la aparición del dinero o signo fiduciario, es decir, billetes de papel que no tenían un valor intrínseco, aunque lo representaban bien totalmente (el Reino Unido tenia la misma cantidad de metales oro y plata que los billetes emitidos), bien parcialmente.
Modernamente, es el dinero bancario, es decir, el utilizado mediante cheques, tarjetas de plástico u operaciones electrónicas, el más utilizado en transacciones, pero en 1923, la importancia era mucho más reducida, centrándose en cheques, letras de cambio y el uso del crédito todavía limitado, en cuanto la solvencia empresarial se basaba en la autofinanciación, de tal modo que, como señala el propio Obrero, pedir un crédito era considerado un síntoma de ruina.
Este panorama varia bruscamente con la estrategia de Alemania, quien en vez de optar por una política restrictiva de la oferta monetaria, adecuada a su desarrollo interno y a las enormes cantidades que debía pagar al exterior, decide una suerte de ingeniería financiera que reveló sus efectos perversos: la base del problema es que Alemania decidió adaptar la amortización de su deuda en oro y divisas, lanzando títulos canjeables por marcos y con una prima muy alta para incentivar su adquisición. Como los acreedores optaron por esta vía rápida, el mercado internacional se llenó de marcos, pero estos eran unos billetes sin garantías de solvencia, por cuanto al no haber limitado la oferta monetaria dentro de Alemania, lo que sucedía es que la riqueza real estaba representada ahora por un volumen inmenso de billetes, pero estos no valían más que el papel en el que se hallaban impresos.
De este modo surgió la inflación en la que cualquier deuda por nimia que fuese se pagaba con un billete de millones de marcos. La escalada de precios imparable abatió a Europa como gran receptora de billetes alemanes a cambio de deuda, pero fue especialmente dura en Alemania, de tal modo que este suceso terminaría condicionando su posterior evolución social, bélica y podemos decir que su política económica hasta prácticamente la antesala del euro.
En el devenir histórico el problema causado determinaría nuevas medidas de control, la aparición de organismos internacionales encargados de controlar la paridad de las monedas y el surgimiento de nuevos referentes indicativos del equilibrio en las monedas. Pero, en las fechas que nos ocupan todo eso estaba por llegar.
3.- Moneda nueva. Cuestiones económicas fundamentales, o la interpretación de un periodo decisivo.
Señaladas ya las referencias precisas para acotar las ideas de Francisco Martínez Ramírez, pasaremos a reseñar el contenido de esta obra, aunque sin respetar estrictamente la línea de desarrollo del libro, por otra parte tampoco plenamente sistemática, en cuanto, su discurso se deja llevar por comentarios y evocaciones, al modo en que hacían los tratadistas clásicos.
3.1.- Nueva interpretación de la Economía.
El autor antes de llegar a centrarse en cuestiones monetarias, hace un recorrido por las doctrinas tradicionales, algo que le sirve de pretexto para demostrar su inutilidad en el momento entonces actual. Así dice: " La paz material entre las naciones había permitido, durante larga época, que aquellos conceptos económicos en que nació el siglo XX hubieran seguido imperando... pero las convulsiones de los años 1914-1918 han agitado de sobra la actividad humana, que ha saltado el peldaño, y ya es imposible volver a la época pasada..."
Esta afirmación es corroborada por sucesos entonces actuales: "Creíamos que el principio más fuertemente agarrado a los cimientos sociales era el de la propiedad y no es así... y de tal fuerza han sido los ataques, que en alguna nación, como Rusia, la propiedad es algo tan nuevo y extraño a nuestros conceptos, que no hemos podido digerir siquiera aquellas fórmulas o elementos de fórmulas" .
En sus comentarios también aparece el cambio desde los fundamentos librecambistas, hasta el proteccionismo vigente. Desgrana el triple fundamento con que se quería avalar: a) motivos fiscales, de recaudación por el fisco. b) motivos de favoritismos a grupos concretos de presión, y c) interpretación militarista de algunas empresas potencialmente estratégicas.
Su calificación respecto a esta barrera comercial es plenamente vigente: "El proteccionismo es una frase inventada por la más refinada perfidia. Con ella parece que se cumplen deberes tutelares del Estado, y lo que se hace, en rigor, es crear y favorecer privilegios que nada tienen que ver con el bien público, y en la mayor parte de los casos, son opuestos a él. El bienestar económico de un país no puede conseguirse más que favoreciendo progresivamente su poder productor, para que el trabajo pueda ser empleado con fruto" .
También trata a un clásico como Malthus y la ley de los rendimientos decrecientes, esto es, aquella teoría que auguraba un momento en que no habría recursos suficientes para alimentar a los habitantes de la tierra, puesto que hay un momento a partir del cual la producción comienza a declinar en relación al incremento de factores empleados. Aunque parece más preocupado por las unidades de trabajo empleadas para incrementar la producción que por otros conceptos más amplios, como sería el concepto de técnica, es decir, cuando se especifica de manera inequívoca el conjunto de factores de producción y su lugar exacto en el proceso productivo.
3.2.- Cambios sociales, políticos y bélicos con repercusión económica.
Los cambios han sido muy bruscos: "...Rusia, el vasto país que aprovisionaba de pan a medio mundo... todo él se cubre de miseria... Austria, la nación del lujo y del placer... ha caído en el más horrendo desprestigio y pobreza. Alemania, poderosa y fuerte. es hoy, sin merecer crédito ni respeto, un pueblo vacilante, que puede arrastrar en su caída los más hondos cimientos del régimen continental" .
Problema central es el de la guerra, consecuencia de un espíritu militarista que Martínez Ramírez critica duramente, hasta el punto de ubicar aquí la raíz de la mayor parte de los problemas que trata. He aquí los primeros efectos de la entrada en guerra: " Forzado el gobierno de un pueblo beligerante a adquirir elementos de guerra fuera de su país, necesita situar dinero en poder de extraños, y desde ese momento se coloca el dinero nacional en el plano de la depreciación, porque con la misma velocidad que salga el dinero, bajará su precio en el mercado" .
Tampoco le pasa desapercibido el problema de la deuda alemana: "... Los agentes de Alemania, invadieron al mundo ofreciendo billetes del Banco Imperial a cambio de oro. La oferta constante determinó una baja rapidísima, pero Alemania seguía ofreciendo su papel-moneda al precio que se diera, y así se ha llegado a que valgan un céntimo oro los cien marcos papel, es decir, la depreciación casi absoluta...
El Estado alemán se halla, de hecho, en estado de quiebra, porque es indudablemente imposible que pueda responder al pago de los billetes en circulación" .
Entre los fenómenos que analiza está el ocurrido en Suiza: "Suiza tiene su moneda en el año actual de 1923 sobre todas las monedas de Europa; pero es un país pobre, cuyas actividades industriales se han reducido considerablemente y cuyo malestar es notorio. Cuando se escriben estas líneas se halla sin trabajo la mitad de su masa obrera" . Aquí describe lo que se ha denominado modernamente como paradoja de la frugalidad, es decir esa situación en la que el ahorro dominando sobre la inversión, desencadena un retraimiento en el crecimiento económico.
3.3.- Evolución monetaria.
Francisco Martínez Ramírez resume la evolución del dinero: "La mayor flexibilidad para viajar, modificó el carácter de los negocios, sobre todo en la cuantía de ellos, haciendo posibles grandes empresas, antes imposibles por la enorme dificultad del transporte rápido y seguro; y este aumento de capacidad mercantil y financiera, hizo las sumas de dinero de tal modo voluminosas, numérica y físicamente, que resultaban incompatibles con la vida real, dando vida al billete de Banco, que debió comenzar en algo parecido a una carta orden; siguió el cheque o talón de cuenta corriente y nació el billete.." .
Pero este sistema está muy afectado: "La Guerra Mundial, de consecuencias económicas superiores a toda previsión, ha planteado numerosos problemas... El hecho económico principal ha sido la movilización de una enorme masa de capital... Los gobiernos se han visto obligados a formar presupuestos doscientas veces superiores a los que exigía el país tres años antes...
Es prácticamente imposible liquidar las consecuencias financieras de la guerra con el sistema monetario actual; lo dice la misma suma de deudas, que asciende a cantidades fuera de toda posibilidad real" . Ni siquiera el oro como garantía le tranquiliza, porque ya era un hecho que "la existencia real de oro en garantía del billete de banco no cubre ni puede cubrir el importe de los billetes en circulación" .
3.4.- Bases para un nuevo sistema monetario.
Frente a estos problemas el autor es muy claro al titular su capítulo VI: La insuficiencia de un sistema, es necesidad de otro nuevo. Para formularlo, Francisco Martínez Ramírez enunciará las características que a su juicio debería tener un sistema monetario y hecho esto pergeña su sistema.
Según él, un sistema monetario debe caracterizarse por lo siguiente:
1º. Realidad práctica de la riqueza representada. "... la suma de todas las riquezas nacionales, pertenecientes a los individuos, más el valor inmenso y de alto interés humano, que resulta de todos los factores, de la relación de todas las industrias, de la articulación orgánica de todo un sistema creador de la actividad general, en un orden superior, que es el Estado" .
2º. Honorabilidad nacional. " La permanencia histórica de las unidades políticas no podrá conseguirse nunca si no es por la santidad de los tratados, y cuanto más se aproximen los Estados a la moral pública ideal, más fáciles habrán de encontrar las fórmulas para la solución de todos los problemas que nazcan de la relación colectiva..." .
3º. Reconocimiento público de la realidad de la riqueza y de la honorabilidad nacional. "... exige la solución previa del más grave problema político. El concierto universal, o solamente continental, sobre la vida económica de todos los pueblos" . He aquí una base principal de partida, como la existencia de una autoridad internacional, capaz de poner orden. Sin embargo, se muestra escéptico con las posibilidades de su planteamiento cuando apostilla. "Es de lamentar que la Sociedad de Naciones no haya podido nacer con mayores brios..."
En estas páginas se deduce más la visión política del problema, que la técnica en cuanto elude una estrategia concreta para llevar a cabo las soluciones que propone, aunque dedica el capítulo VII a Ideas para estudio. Sin embargo, es sincero: "Empeño inútil sería intentar una definitiva contestación a cada una de estas preguntas que, por contener soluciones prácticas de la necesidad social, no pueden ser calculadas por el hombre, sino cuando la labor colectiva ha formado suficiente sedimentación de voluntad y de ciencia, acumuladas y fundidas. Evidentemente, no nos hallamos en tal momento de la Historia..." .
Aunque califiquemos sus premisas de algo abstractas, lo cierto es que la evolución del sistema monetario discurriría por ámbitos que no son radicalmente divergentes con las ideas que nos propone y que son estas.
* ¿Cómo será la nueva moneda? Deberá contener "... las siguientes cualidades esenciales: primera emancipado de las garantías metálicas; segundo, obediente con la máxima fidelidad, al crédito de cada país, expresado por sus necesidades económicas" .
* ¿En quién residirá la facultad de emisión? "... requieren la intervención de una entidad, en cuya esencia vaya contenida la savia económica de todos los países, y a cuyo amparo puedan engranar esos mismos valores, en una categoría financiera superior a la nacional.
El valor admitido en todos los países... no puede ser emitido sino por una entidad superior, de naturaleza colectiva. Así pueden nacer el Banco y la moneda universal".
* ¿Hasta dónde llegará la extensión de su poder? "... exige la regulación financiera de todas las naciones, en relación con su poder económico respectivo, por un procedimiento automático, reglamentado, que asegure a todos los pueblos..." .
* ¿Cómo habrá de quedar garantizada? "La moneda única, engendra la confianza absoluta, y su valor no puede ser discutido, porque se funda sobre el honor de la civilización..." .
A través de estas ideas, Francisco Martínez Ramírez propone un sistema basado en una autoridad internacional con capacidad de control de la oferta monetaria y de emisión y en el que los países se ciñan escrupulosamente al cumplimiento de sus compromisos. Como se deduce esto es el reverso de la situación que vivía en el momento de escribir el libro.
Su valor es indudable como expresión de un sentimiento que ya era percibido por algunas personas con capacidad para captar lo que se da en proceso de cristalización. El orden reinante hasta la fecha no era efectivo y es esos momentos cuando los intelectuales deben mostrar los defectos y proponer alternativas. Desde esa visión, Francisco Martínez Ramírez demuestra una sensibilidad social muy alta, así como gran capacidad para ofrecer propuestas válidas.
Naturalmente, esto no supone cualidades proféticas, ni sus planteamientos pueden forzarse hasta nuestras instituciones actuales, llámense Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, en una dimensión global, o Euro y Banco Central Europeo, en nuestro ámbito de la Unión Europea. El Obrero fue hijo de su época y no podía más que intuir de modo vago, lo que el tiempo y muchas circunstancias imprevisibles han ido forjando.
Los años veinte fueron considerados por las personas con talento que vivían entonces, como de transición para solucionar problemas históricos, tales que la histórica confrontación europea que tantos conflictos había ocasionado. Para conjurar esos peligros empezaron a emerger propuestas como la de unos estados unidos de Europa, o las propias de Francisco Martínez Ramírez sobre una autoridad internacional que cabría situar en este contexto. Pero todos sabemos que fue necesaria una nueva Guerra Mundial para que se decidiese afrontar algunos problemas, en cuya solución, por otra parte, todavía estamos inmersos al enfilar un nuevo milenio.
El autor no era ajeno a las oscilaciones un tanto ilógicas de la historia y a los peligros que se cernían, como prueba este párrafo demoledor, que puede servir de colofón: "... se buscan transiciones rápidas y definitivas, con preferencia al desarrollo lento y suave de la acción natural. Casi todos los hombres de hoy, tienen la creencia de que, en un plazo cercano, ha de ocurrir una gran tragedia colectiva. Si esta creencia no es hija de un deseo general, acabará por serlo, y entonces el proceso violento será inevitable" .
4.- Conclusión.
En Moneda nueva aparece una figura distinta a la previa que pudiera tenerse sobre El Obrero. No se trata de alguien obsesionado por intereses locales, una persona que interprete los problemas a través del prisma de su demarcación, en este caso Tomelloso. Al contrario, su visión general de los problemas le distancia considerablemente de lo que pudiera llamarse concepción provinciana, donde el dirigente de turno no veía más allá de los intereses imediatos que requería su entorno cercano. Esto no resulta tan extraño, aún en nuestros días.
Por el contrario, Francisco Martínez Ramírez, hace alarde de una perspectiva general, donde los problemas inmediatos son vistos no como causa, sino como efecto de otros más lejanos en el tiempo o más distantes en el espacio. Es por ello, que las soluciones que plantea no son autónomas para una región, ni siquiera para un país, sino internacionales, puesto que es consciente de la mutua dependencia que se ha generado.
Ni siquiera en 1999 resulta fácil que muchos gobernantes y ciudadanos entiendan el hecho de que estamos afectados por una economía interdependiente -muchísimo más que lo era en 1923-, en la que las piezas que forman el equilibrio no pueden ser variadas sin consecuencia por el antojo unilateral de nadie. Cuando todavía los medios de comunicación nos presentan tantos dirigentes con sus soluciones propias para problemas globales, o con la presunción de ser capaces de variar interesadamente aspectos del orden internacional, resulta más llamativo el análisis de nuestro paisano.
El análisis de Francisco Martínez Ramírez sólo puede comprenderse merced al enorme bagaje cultural que puede inferirse de quien escribe así. No es que dé pinceladas en las páginas de su libro sobre los últimos adelantos científicos de la época; es que su interpretación económica resulta muy moderna para la fecha, al igual que sus comentarios históricos. En lo jurídico, su disciplina fundamental como abogado por formación, nos anticipa conceptos que luego han sido desarrollados, como el de la variación de la propiedad, clave jurídica que se ha matizado en este siglo en virtud de consideraciones sociales.
Pese a que las circunstancias le impidiesen culminar su carrera política, en Moneda nueva podemos decir que aparece un político con ideas, capaz de ofrecer alternativas a la sociedad. Son medidas que buscan soluciones reales y no impresionar a sus votantes o contentarlos con planteamientos demagógicos.. Incluso, se nos hace llamativa su independencia de criterio, totalmente inconcebible para los políticos convencionales. He aquí un ejemplo que sacamos de su libro: cuando critica el proteccionismo nos narra una conversación con el ministro de Hacienda - nótese que es el Partido Liberal, su partido, el que gobierna cuando está escribiendo el libro - y su desacuerdo con el optimismo ministerial por los efectos de la protección.
Moneda nueva. Cuestiones económicas fundamentales, es un libro de interés por el análisis que se desarrolla en sus páginas, muy acorde con la situación que se vivía en aquellas fechas, conforme han demostrado estudios posteriores y las propias medidas que han ido adoptándose en este largo periodo.
Lo importante no es tanto si acierta en las instituciones concretas que conocemos, respecto a sus planteamientos, sino el porqué de estos. Es muy relevante su capacidad analítica y ahí es donde le atribuimos el mérito innegable.
Creemos que el propio autor corrobora esta conclusión, cuando en el primer párrafo de su libro aparece el siguiente texto: "Un filósofo español contemporáneo, el más honorable y exquisito, ha definido de modo admirable la elevada misión del anciano. Nada tan notablemente sereno como la figura venerable del viejo, que indica con mano temblorosa el rumbo que la juventud debe seguir en su camino; pero nada más. A la juventud corresponde el trabajo de andar con su propio esfuerzo, mediante el desarrollo de sus medios físicos por el impulso de su entendimiento. Tal es también la vida de las ideas".
Esta y no otra es la grandeza de la obra escrita por El Obrero: es la mano que señala el rumbo, hacía un camino que luego ha ido concretándose poco a poco.