"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360
Yudy Aguila Cudeiro
Yuvy Martínez Pérez
Yamile Acosta Chongo
Rafael Sosa Alfonso
Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”, Cuba
yuaguila@ucf.edu.cu
Introducción
La última década del siglo XX reafirmaba la incapacidad del capitalismo para resolver los principales problemas de la sociedad, expresados en una crisis que alcanzaba todas las esferas de la vida social, cultural, política y ambiental, manifestación de la insostenibilidad de modelos de desarrollo estrictamente economicistas.
La crisis sistémica con la que se recibía al esperado tercer milenio tenía sus manifestaciones en los ordenes económicos y financieros, alimentarios, energéticos y ambiental, en una disparidad en la apropiación de la riqueza que hacia del cumplimiento de los objetivos del milenio, una meta irrealizable, en un mundo que impactaba por sus resultados en materia científica y productiva, basta precisar que desde la segunda mitad del siglo XX se produjo un crecimiento económico global sin precedentes. Por dar algunas cifras, la producción mundial de bienes y servicios creció desde unos cinco billones de dólares en 1950 hasta cerca de 30 billones en 1997, es decir, casi se multiplicó por seis. Y todavía resulta más impresionante saber que el crecimiento entre 1990 y 1997 unos cinco billones de dólares- fue similar al que se había producido ¡desde el comienzo de la civilización hasta 1950! Se trata de un crecimiento, pues, realmente exponencial, acelerado.
Para ver el artículo completo en formato pdf comprimido zip pulse
aquí
Aguila Cudeiro, Martínez Pérez, Acosta Chongo y Sosa Alfonso: Monografía: “Pensando en la Economía desde una perspectiva marxista” en Contribuciones a la Economía, diciembre 2010, en http://www.eumed.net/ce/2010b/
La situación mundial no sólo se caracteriza por las catástrofes naturales reflejo de una profunda crisis ambiental, sino además por fuertes contrastes sociales, la explosión demográfica, los desequilibrios económicos entre naciones, las migraciones masivas producto de los conflictos bélicos y la aparición de nuevas enfermedades.
Está situación afecta especialmente a las regiones más vulnerables del planeta, concentradas en el llamado Tercer Mundo, aunque no en igual medida, lo que está dado por las políticas aplicadas en cada región y al interior de las mismas, la cultura, la dotación de recursos naturales y humanos en cada una de ellas y en las características que tuvo la inserción de cada una de ellas en el escenario de la economía internacional.
Las políticas neoliberales, trajeron, especialmente para el continente latinoamericano un marcado retroceso en materia social y económica, entregando al capital trasnacional los principales recursos naturales, como el cobre, el petróleo, los bosques y el subsuelo.
En el año 1992, Fidel Castro en la Cumbre de la Tierra, expresaba, refiriéndose a la situación de este continente:
“En estos países, la búsqueda de un desarrollo sostenible, es ante todo, la búsqueda del desarrollo mismo, entendiendo por desarrollo no sólo crecimiento, sino transformación de las estructuras económicas y sociales en función de elevar la calidad de vida de la población y lograr la progresiva formación de nuevos valores éticos.”
La situación antes descrita se desarrolla en medio de una polarización de la riqueza sin precedentes en la historia de la humanidad, de guerras que implican la acción de varios países, y conflictos generados por el terrorismo en su más diversas manifestaciones con el consecuente incremento de gastos militares y costos sociales, presiones migratorias y cambios demográficos, generados por está situación.
A finales del siglo XX e inicios del XXI, el modelo del neoliberalismo mostraba la incapacidad del sistema capitalista, de resolver los retos planteados, como consecuencia de la exacerbación de los problemas globales que enfrentaba la humanidad, abocada al mayor peligro, su supervivencia como especie. Desarrollándose en este contexto una renovación de las fuerzas progresistas y de los movimientos sociales.
Renovación que toma como eje las luchas contra el capital y su significado para los pueblos, desbordando las fronteras nacionales y los estados, internacionalizándose alrededor de temas como la inclusión social, el respeto a la diversidad cultural, religiosa y de razas, el reconocimiento de las minorías nacionales, y el derecho de los pueblos originarios, así como el respeto y el cuidado del medio ambiente. Lo que se tradujo en nuestro continente en la lucha porque un mundo mejor fuera posible y en las ideas del Socialismo en el siglo XXI.
La tesis del Socialismo del siglo XXI, es enunciada por Heinz Dieterich Steffan, en 1996, y enarbolada por el Presidente Hugo Chavéz Frías como proyecto social, el 30 de enero del 2005, durante su intervención como invitado en el estadio, Gigantinho, en la celebración del V Foro Social Mundial, (FSM), en Porto Alegre, en respuesta a la incapacidad del capitalismo como sistema, al señalar “Al capitalismo hay que trascenderlo, por la vía del socialismo; por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista” . Meses más tarde señalaría el rumbo del debate político alrededor del tema, que ha implicado una intensa y rica reflexión sobre los postulados de está tesis al señalar. “Vamos por el camino del socialismo, pero habrá que inventar el socialismo del S. XXI, un nuevo socialismo, a la altura de este siglo, a al altura de nuevos tiempos, a al altura de la sabiduría de nuestros pueblos.” . Señalando así, el proyecto social para Venezuela, y la alternativa viable para los pueblos de América.
Varios han sido los autores que señalan con especial interés el avance en las condiciones históricas concretas del neoliberalismo, de los sujetos que conforman los distintos movimientos sociales de la región, y que impulsan desde sus posiciones los nuevos proyectos sociales. La lucha de la clase obrera se ha articulado con las luchas por la independencia económica, por los derechos de la mujer, por el respeto a las comunidades indígenas, al cuidado del medio ambiente y la preservación de los recursos naturales, renovables y no renovables y por un desarrollo sostenible, que integre políticas económicas, políticas y culturales de respeto a la diversidad desde todos los puntos de vistas.
“En general, los nuevos sujetos del movimiento social y político no respondían a diseños prefijados por tal o cual corriente política o filosófica, y carecían de plataformas ideológicas lo suficientemente estructuradas. Salieron a la palestra con una persistente crítica totalizadora a los partidos políticos, incluidos los de izquierda. Sin embargo, en los pequeños y grandes combates de la cotidianidad y en las movilizaciones por sus reclamos, avanzó entre todos un notable sustrato de acumulación de fuerzas, articulaciones y experiencias, de tránsito desde lo político hasta la propia praxis”
El Socialismo en el siglo XXI, es la alternativa social de los movimientos de izquierda de la región para lograr niveles de inclusión, equidad y justicia social para los pueblos, así como su participación en el desarrollo y despliegue de sus capacidades económicas, culturales, productivas y científico-técnicas. Se convierte en la alternativa a partir de los movimientos sociales e indigenistas y de la situación que marca este cambio de época en la región.
“De lo que se trata es de la creación de un hombre y una mujer nuevos, de una nueva cultura y un nuevo tipo de sociedad, caracterizado por la abolición de toda forma de opresión y explotación, el primado de la solidaridad, el fin de la separación entre gobernantes y gobernados y la reconciliación del hombre con la naturaleza.”
El Socialismo en el siglo XXI, se está construyendo a partir del debate internacional, acerca de la viabilidad de este proyecto como alternativa al cambio necesario, resultado de la necesidad de un nuevo proyecto social, que incluye la integración entre los países del área.
Sus postulados, sientan las bases, desde la crítica al capitalismo mundial y la crisis sistémica que padece, y la inclusión de todos los factores sociales en la construcción del nuevo proyecto en igualdad de oportunidades, desde la participación directa en los proyectos y decisiones del estado.
Debe ser heredero del pensamiento dialéctico de Marx, Engels y Lenin, y de la obra de Mariátegui, Gramsci, el Che y Fidel, así como beber de la eticidad de Simón Bolívar, San Martín, José Martí y de los grandes independentistas de nuestra América. Es un proyecto emancipador y de justicia social, que cuenta entre sus actores sociales con la pluralidad que caracteriza a las sociedades latinoamericanas, con un creciente protagonismo de los sectores menos favorecidos y que han protagonizado en los últimos lustros los movimientos sociales y emancipatorios más radicales de la región, expresión de la multiplicidad de sujetos en oposición al capitalismo y a cualquier forma de opresión. El Socialismo del siglo XXI, debe convertirse en un proyecto social identitario, respetando las condiciones histórico concretas de cada país, inclusivo en su concepto, encaminado a resolver los principales problemas de cada una de las naciones y pueblos que las conforman, con una amplia participación popular, en la creación de las bases económicas, políticas y científicas del camino que se propone construir.
Desde esta perspectiva se comprende la necesidad de rescatar el legado marxista, volver a Marx no solo es justo sino necesario. Con esta intencionalidad se muestran dos artículos al respecto.
En el primer artículo titulado: “Rescatar a Marx en este siglo XXI entendiendo la evolución de su pensamiento” se aborda la evolución del pensamiento de Marx, en un intento por demostrar como, a lo largo de su vida y de sus obras, este genial filósofo logra realizar una aguda critica a la Economía Política Burguesa que le antecede y le es contemporánea, siendo piedra angular para la definición de su pensamiento y de sus tesis fundamentales en su lucha contra el capitalismo. Por la importancia que se le confiere, el análisis de este estudio ira encaminado hacia la valoración del pensamiento marxista en torno a los problemas de la Economía Política.
En el segundo artículo titulado: “La superioridad de la Economía Política Marxista en el pensamiento económico” se desarrolla un acerca del método lógico- teórico desplegado por Marx que le permite superar las ideas burguesas a partir de una postura política de clases en defensa del proletariado descubriendo las leyes más generales del desarrollo de la sociedad y las causas que determinan el proceso social lógico de sustitución de una forma económico-social por otra.
Rescatar a Marx en este siglo XXI entendiendo la evolución de su pensamiento
Yuvy Martínez Pérez
Yamile Acosta Chongo
Introducción
Cuando Marx comenzó el estudio de la Economía Política para buscar fuera de la política la causa de los conflictos de la sociedad partió de los estudios de la Filosofía Clásica Alemana donde descubre que el trabajo no era simplemente una actividad humana. Es por ello que centró su estudio en el proceso de trabajo en el capitalismo. A partir de este momento, Marx se adentra por primera vez en la Economía Política en verano de 1844 con la obra Manuscritos Económicos y Filosóficos, siendo su problema principal la enajenación del trabajo. Marx utiliza el término enajenación (utilizado por otros autores) con el propósito de realizar un análisis profundo de las relaciones sociales y por tanto intenta con los Manuscritos realizar un análisis científico del modo de producción capitalista.
Por otra parte, con el estudio de las concepciones de Smith y Ricardo comienza Marx la crítica de la Economía Política, partiendo de las limitaciones de la Economía Política Clásica. Su propósito no era negar el pensamiento que existía, sino a partir de su estudio, descubrir la esencia del sistema social capitalista, las causas de su surgimiento y el mecanismo específico de explotación del mismo.
Desarrollo
El análisis de Marx de la Alemania del siglo S-XIX dio al traste con varios cuestionamiento en torno a la situación que se encontraba el proletariado como resultado de la expansión industrial capitalista, que traía como consecuencia entre otras cosas el sufrimiento del ser humano, la anomia social y la enajenación de los individuos. Para Marx el papel histórico del proletariado como clase oprimida era emancipar a la humanidad entera. Sin embargo para estudiar más a fondo las causas de la miseria de este, estudió a los economistas ingleses y franceses, en particular a Adam Smith, Stuart Mill, Malthus,Ricardo y Jean Baptiste Say que le permitieron comprender mejor la naturaleza del régimen capitalista. Por otra parte, Marx se cuestionó cuáles eran las causas de esta situación, donde se percibía además la contradicción entre los procesos de racionalización capitalista y los procesos de producción de la subjetividad humana: ¿Por qué el triunfo de la razón conducía a la sinrazón de un mundo desgraciado?¿ Qué características adquiere la razón y la racionalidad en la sociedad capitalista?¿ Cuál es la esencia de la racionalidad capitalista?
Este estudio lo comienza Marx, apoyado por el conocimiento anterior donde toma de Hegel la concepción del sujeto como ente que existe en la medida en que se produce y la comprensión de la producción como objetivación. De Feuerbach asumió la idea de que el sujeto es el ser humano pero no entendido como individuo aislado, sino como ser genético, como ser social y que por ende su esencia es la intersujetividad. A partir de los estudios de la Filosofía Clásica Alemana entendió el trabajo como una actividad en la que el ser humano, al producir bienes económicos, además se produce así mismo, produce a los demás seres humanos y produce al trabajo mismo. El trabajo no era para Marx simplemente una actividad humana sino la actividad humana más importante donde se produce la esencia de los seres humanos. El trabajo se produce en el sistema de relaciones sociales, es por eso que centró su estudio en el proceso de trabajo en el capitalismo.
En 1844, con los Manuscritos Económicos y Filosóficos, Marx comienza a adentrarse por primera vez en la Economía Política, impulsado por la necesidad de buscar fuera de la política la causa de los conflictos insolubles en su seno. En esta obra resaltó el papel decisivo de la producción en los procesos sociales y subrayó que la propiedad privada y la división social del trabajo constituyen la base material de la división de la sociedad en clases. Al analizar la estructura económica de la sociedad capitalista, subrayó que las contradicciones clasistas del capitalismo se incrementan en la medida en que la riqueza se concentra cada vez más en las manos de los propietarios capitalistas. Es por ello que le presta especial atención no sólo al proceso de opresión social, sino al empobrecimiento espiritual del obrero causado por el predominio de la propiedad privada.
Marx comienza el análisis de la toda la Economía Política con el estudio de los economistas clásicos y vulgares (Smith, Ricardo, Say), aquí intenta por primera vez realizar la crítica de la Economía Política como ciencia optimista y positiva y de indagación profunda del pensamiento que le falta. Precisamente lo que buscaba era pensar la Economía Política desde la filosofía y puso al proletariado como " el instrumento puesto al servicio de la filosofía que el consideraba por lo menos en Alemania un elemento esencial del progreso"(Cornu: 1974.pág452.TII). Consideró igualmente los resultados de los principales economistas burgueses - Adam Smith, David Ricardo y otros - como los más altos logros de la economía política. Sin embargo, aunque aún no había emprendido el análisis de la teoría del valor por el trabajo, ya había notado las limitaciones de sus concepciones: su incapacidad para comprender las conexiones internas y la dinámica de los fenómenos económicos descritos, así como de su método especulativo.
El término “crítica” aparece en muchas de sus obras de Carlos Marx, como por ejemplo, en El Capital, que tiene como subtítulo: Crítica de la Economía Política. Según Néstor Kohan (2003:93-94) esta critica se despliega al nivel de la determinación de las formas sociales que adopta la praxis humana .Solo a partir de la separación metodológica que realiza Marx entre "materia " y "forma social" de la actividad humana y de sus productos objetivados, es como puede realizar la crítica de la confusión ahistoricista en la que cae la economía política. En todo el Capital se reitera que el ámbito de su sistema categorial no se encuentra en el terreno material sino en el social.
En otros trabajos como: Fundamentos de la Crítica de la Economía Política y la Contribución a la Crítica de la Economía Política, el concepto de crítica tal como lo utilizó Marx, no se refiere a la simple negación de algo, el propósito no era simplemente denunciar el carácter inhumano y explotador del capitalismo, sino sobre todo descubrir la esencia de ese sistema social, las causas de su surgimiento y el mecanismo específico de explotación existente en el mismo. Para ello la crítica del pensamiento sobre el capitalismo que el propio capitalismo había producido era un paso inicial imprescindible. De ahí que Marx comenzara en la primavera-verano de 1844 la labor teórica de explicar el condicionamiento material del pensamiento burgués.
Marx comenzó por colocarse en las posiciones teóricas desde las cuales la economía política estudiaba el proceso de producción económica, para comprobar qué es lo que esta ciencia social particular nos podría aportar. Y al hacerlo, descubrió que hay una serie de importantes preguntas que la economía política no puede responder, precisamente porque no es capaz de formulárselas. Problemas fundamentales que la teoría económica no es capaz ni siquiera de percibir. Si el trabajo es la fuente del valor, ¿por qué en la sociedad capitalista el trabajo tiene un valor cada vez menor? Si el capitalismo ha generado un desarrollo de la técnica que provoca un crecimiento indetenible del mundo de la riqueza, ¿por qué el aumento del valor del mundo de las cosas está acompañado de la desvalorización del mundo de los seres humanos? (Acanda y Espeja: 2006, pág 5-6).
Marx constató que en la sociedad capitalista el ser humano no se realiza en el trabajo sino fuera de él. El trabajo en la sociedad capitalista se había convertido en una actividad embrutecedora, monótona y hostil al ser humano, donde el individuo necesitaba vender su fuerza de trabajo para con ese dinero satisfacer sus necesidades, es por ello que en el capitalismo el trabajo se convierte en trabajo enajenado. Este es precisamente el problema central de los Manuscritos de 1844, la enajenación del trabajo. El concepto de enajenación fue utilizado por varios autores pero en sentidos diferentes: Hegel utilizo el concepto, pero en su sistema no eran las personas vivientes reales, sino la Idea Absoluta la que se enajenaba. Luego Feuerbach reelaboró este concepto para destacar el carácter alienante de la religión con respecto al ser humano, pero lo redujo a la pérdida de una esencia humana abstracta y ahistórica. Marx retomó el concepto de enajenación con el propósito de realizar un análisis profundo de las relaciones sociales. Para Marx, la enajenación era característica de aquellas relaciones sociales bajo las cuales las condiciones de la vida de las personas y su actividad, la actividad misma y las relaciones entre las personas, aparecen como una fuerza extraña y hostil a ellas. No entiende a la enajenación como un fenómeno supra-histórico. Marx fue el primero que la vinculó con la propiedad privada y el sistema social que la engendra, y en afirmar que su superación sólo es posible mediante la superación de la propiedad privada y sus consecuencias.
La concepción de Marx sobre la enajenación aparece en forma concentrada en su análisis sobre el trabajo enajenado. Este concepto expresa la condición de servidumbre del obrero en la sociedad capitalista, su degradación moral y física como resultado de un trabajo que se le impone y que provoca la pérdida de sí mismo. El trabajo materializado en el objeto producido constituye la objetivación del trabajo.
Era evidente que en una sociedad dominada por la propiedad privada, la objetivación del trabajo no constituye una actividad gratificante para el obrero, y lo convierte en un esclavo del objeto de su trabajo. El producto de su trabajo deviene un producto enajenado. La objetivación del trabajo resulta en una enajenación del trabajo. El trabajo del proceso pierde su aspecto creativo, y ya no es atractivo para el que lo realiza. El obrero no es estimulado a producir de acuerdo a los principios de la belleza y de las necesidades universales. No puede desarrollar libre y multilateralmente sus energías físicas y espirituales sino que tiene que reprimir. Es reducido al estado de un animal con necesidades animales primitivas y por tanto no se pertenece a si mismo, sino al propietario del capital. El concepto de trabajo enajenado constituyó la expresión inicial de lo que posteriormente sería la teoría de Marx sobre la apropiación del trabajo por el capital, un acercamiento preliminar a las importantes ideas que desarrollaría posteriormente en los Fundamentos a la crítica de la economía política y en El Capital.
A través del concepto de trabajo enajenado, Marx profundiza en un nuevo marco conceptual donde identifica a la propiedad privada, al capital, el dinero, la división del trabajo, la enajenación del trabajador y toda una serie de categorías que constituyen anticipaciones de un proyecto mayor. Este, como esbozo, apunta hacia el genio desplegado en “El Capital” como la culminación de su obra completa. Pero desde ya existe una interrogante clave sobre el papel teórico del concepto trabajo enajenado que le servirá a Marx para desarrollar una concepción del hombre que desde su propia esencia, despliegue una nueva investigación sobre el verdadero contenido de las categorías económicas aportadas por la Economía Política Clásica. Marx verá en esta no la economía en sí, sino una ideología económica, una fenomenología, que someterá al arma necesaria de la crítica. (Castaño: 2002, Cap. 8)
Las generalizaciones teóricas contenidas en los Manuscritos de 1844 constituyen el primer intento de realizar un análisis científico del modo de producción capitalista, de determinar sus contradicciones antagónicas, examinar sus leyes de desarrollo y establecer no sólo la posibilidad, sino también la necesidad de su sustitución por un orden social superior y más racional. Pero Marx subrayó que el capitalismo puede ser superado sólo como resultado de la lucha revolucionaria de las masas populares.
Además, en esta obra a la que se hace referencia, realizó una importante crítica de las concepciones comunistas existentes hasta ese momento, y destacó que el comunismo, como sociedad cualitativamente superior, implicaba no la simple supresión de la propiedad privada, sino su superación y la superación consecuente del modo de apropiación material y espiritual de la realidad existente.
Para Marx, la misma esencia del trabajo en el régimen capitalista está desfigurada. No es comprendida en su verdad completa como expresión humana, sino en función de ser una actividad de la ganancia, es decir, el trabajo es una mercancía. El resultado natural del capitalismo es una sociedad escindida en dos categorías antagónicas de hombres: los propietarios y los desposeídos. La propiedad es entonces una frontera determinante. Es el medio de la fractura social que requiere ser analizada. Pero este análisis acerca de su naturaleza y significado no puede hacerse desde el mismo plano teórico que la Economía Política Burguesa.
Desde los propios Manuscritos, Marx señala cómo el trabajo produce un obrero apartado de sí mismo y que no se pertenece, pierde este su cualidad de hombre: está alienado. La alienación no aparece solo en el resultado, sino en el mismo acto de la producción. En el trabajo el obrero no se afirma, sino que se niega a sí mismo. Su trabajo no es libre ni voluntario, no es expresión de sí mismo, no es una actividad derivada de su esencia, sino que es un modo de existencia. (Marx: 1973¹, pág.71-73)
A partir de la determinación del alcance de la alienación, si el producto del trabajo resulta extraño a su productor directo, y se le enfrenta como un poder extraño, el valor pertenece al poseedor de los medios de producción, al poseedor del capital, resultando que trabajo alienado y propiedad privada son inseparables. La desaparición de la alienación vendrá con la desaparición de la propiedad privada.
Marx llega a la conclusión en el plano epistemológico, que hay que trascender la descripción de los hechos económicos realizada por la Economía Política, como una construcción abstracta y artificial que debe ser sometida al campo de la crítica. Estas consideraciones le conducen por un camino que no abandonará más, el de la Crítica de la Economía Política. Esta Economía Política parte del hecho de la propiedad privada, no la explica. Describe el proceso natural que parte de su existencia, por medio de formas generales abstractas, que pasa a la categoría de leyes, pero sin su comprensión. No hay ninguna explicación sobre la razón de la separación del trabajo y el capital. Analiza el valor sin preguntarse por qué el trabajo queda representado por el valor. Desconoce en fin, los mecanismos profundos de la acumulación. Su sistema categorial son verdades objetivas, en cuanto reflejan relaciones sociales reales, pero estas relaciones pertenecen a una época histórica determinada en donde la producción mercantil es la forma de la producción social. No relativiza sus categorías y leyes, otorgándoles equivocadamente un carácter de inmovilidad y eternidad. Es el resultado de un régimen económico dado, de una época concreta, por tanto, es una ciencia cómplice del estado de cosas existente, una ciencia al servicio de una clase, la clase dominante. (Castaño: 2002, Cáp. 8)
Para transformar el estado de cosas existentes tiene que haber una ruptura. Hay que más allá de las meras descripciones, de las evaluaciones numéricas, de las constantes sistemáticas o estadísticas, de las simples correlaciones y los mecanismos de los fenómenos económicos
Lo importante en todo esto, no es la crítica de Marx tomada en sí misma a partir de consideraciones histórico-filosóficas en torno al uso del término en Kant, Hegel, o en la llamada “izquierda” hegeliana, y dado en relación a sus formas, sino la relación de estas con el contenido de su pensamiento. Lo significativo no está en afirmar que el elemento crítico es determinante dentro de su pensamiento y que constituye una categoría suprema de este, sino en comprender que se trata de un pensamiento revolucionario que realiza una “crítica de lo existente” desde el punto de vista económico, social, histórico, humano, en todos sus planos de análisis. Se trata de identificar y liberar a través de la misma las potencialidades transformativas de lo existente mediante el conocimiento de las condiciones reales del sistema capitalista para dirigirlas en función del cambio revolucionario. Un lugar central en su pensamiento fue el de la propiedad privada, lo que lleva a Marx al encuentro crítico con la Economía Política.
Resulta necesario saber hasta donde merece ser considerado crítico un análisis que a priori atribuye todo problema concebible al capitalismo. Su naturaleza trivial lo hace inofensivo. El capitalismo denunciado con tanta frecuencia sin un análisis previo de las causas y desarrollo del problema, se convierte en una especie de contaminación social, omnipresente e intangible cual causa cuasi-natural de todo, y cuyo exorcismo puede tener un efecto positivamente neutralizador. La envoltura ideologizante de estas posiciones queda definida si se pregunta lo que significan exactamente los términos de crítica y de capitalismo. La crítica no existe para producir verdades irrefutables negando errores evidentes, no sirve de nada tener la razón “en principio” si esto significa indiferencia por la profundidad teórica y alejamiento de la práctica transformativa.
Cuando se analiza el carácter y el alcance de la Crítica a la Economía Política existe una supuesta yuxtaposición de dos discursos aparentemente irreductibles, la cual ha sido común en las lecturas manualescas de la obra de Marx, entre un conjunto de trabajos económicos preliminares que culminan en El Capital, y otro conjunto de trabajos de naturaleza política. El lenguaje de ambos conjuntos parece diferente, en el primero se limitaría al de la Economía Política Clásica, y en el segundo supuestamente se expresan objetivos político-ideológicos referentes a la lucha de clases. Así, habría una ciencia económica correcta, la Economía Política Marxista, crítica y complemento de la economía Ricardiana y opuesta totalmente a la economía neoclásica, la cual se reduce a un discurso ideológico sin ninguna función cognoscitiva.
Gramsci planteaba que una teoría crítica como el marxismo es más que una simple teoría, es una concepción del mundo. Para Gramsci una ideología es una concepción del mundo pero con esto quiere decir que no sólo es una concepción teórica. Acá viene el interrogante: ¿pues entonces cómo diferencia ciencia de ideología?”. Pues bien, para Gramsci –principal representante y sistematizador del concepto “sociológico” de ideología- la ideología es una concepción del mundo que implica también una ética. O, dicho en otro lenguaje, es una teoría que implica una práctica. Si una teoría no tiene una ética, no una ética en el sentido de ser “buena persona y buen vecino”, sino en el sentido de determinadas normas de conductas, se convierte en mera metafísica, en un saber puramente libresco, en una falsa erudición sin vínculos terrenales. (Kohan: 2005, pág 49)
Por eso la crítica de la Economía Política no se reduce a una modelación lógico-teórica al estilo de la actual economía neoclásica, ni se coloca frente a la economía clásica como “otro discurso económico” en el mismo sentido del concepto. Por el contrario, esta crítica representa la formulación de una posición política de clase que rebasa la producción de enunciados económicos. Marx supera el alcance del discurso económico al rechazar a este como el discurso de una ciencia aparentemente autónoma cuyo análisis no va mas allá de las apariencias de la pura investigación científica, para él, la Economía Política es la expresión de la posición política de clase de la burguesía capitalista, es decir, la ideología del estado de la sociedad capitalista. Al desarrollar la relación entre economía y política, entre economía y estado, trasciende la visión convencional positivizante de la ciencia económica y del economicismo a partir del análisis de sus propias formas, para considerar sus implicaciones políticas.
El análisis crítico de la Economía Política Clásica demuestra los límites de la ciencia económica premarxista, y plantea el reto de formular los problemas de otra forma y con otro lenguaje, no limitando a este último a las cuestiones del campo económico sino retomando además otro campo más amplio y profundo que pueda responder a otra perspectiva de mayor importancia, como es la de la manera en que opera y bajo el efecto de cuales leyes, se produce el desarrollo de las fuerzas productivas. Este progreso de las fuerzas productivas significa abordar el problema de la acumulación, de la dinámica del crecimiento capitalista. Si esta acumulación fuera vista en términos empíricos de precios, de ganancias, etc., solo constituiría un submodelo de equilibrio parcial, útil para el análisis del corto plazo de la política económica burguesa y del comportamiento empresarial, pero incapaz de esclarecer las tendencias profundas de los efectos de la acumulación en el largo plazo. Por eso la Crítica de la Economía Política no es el intento de corregir y completar a Ricardo, sino la crítica profunda del estado de la ciencia económica como el discurso de la burguesía sobre su propia práctica.
Lo que sí queda claro y no debe prestarse a ninguna confusión es lo que la respuesta de Marx no es:1) Una respuesta economicista-empirista que hace leer a muchos economistas marxistas un objeto muy diferente al proyectado en Marx; 2) Reducir la diferencia solo al método: la dialéctica. El método que aplicaban los economistas clásicos a su objeto era metafísico, el de Marx por el contrario es dialéctico. Todo se reduce a un cambio de método importado de Hegel y aplicado a un objeto ya presente en Ricardo. Esta interpretación marxista vulgar parte por tanto de una no-diferencia de objeto que Marx simplemente gracias a su genio “resuelve” definitivamente; 3) Un historicismo en donde el “mérito” de Marx sería el de “dialectizar” a Ricardo, la relación de Marx con Smith y Ricardo sería idéntica a la de Hegel con la filosofía clásica, es decir, Ricardo puesto en movimiento, historizado.
La Crítica de la Economía Política no significa rechazo de una economía “mala” o “insuficiente” para sustituirla por otra “buena” y “completa”, sino análisis de la verdadera naturaleza del discurso burgués sobre su propio análisis económico, comprendiendo sus bases epistemológicas y su limitado alcance desde la perspectiva de la interpretación materialista de la historia. Esta no se reduce a un orden expositivo científico como forma de reproducción de regularidades del comportamiento capitalista, es ante todo una posición de clase que fundamenta una práctica política como única manera de resolución de las contradicciones detectadas por la investigación científica. (Castaño: 2002, Cap 8)
Esta crítica trasciende los estrechos límites de la división del trabajo entre las disciplinas en su función ideológica de desviación del verdadero objeto de conocimiento, su interiorización impide la reducción del contenido de El Capital al ámbito de las distintas esferas de la teoría económica, o el de su reducción a constituirse en otro paradigma económico.
La interpretación “economicista” ignoró las relaciones entre El Capital y los puntos de partida filosóficos de Marx. No resulta extraño que los objetivos originarios de la Crítica de la Economía Política se perdieran y que se haya sustituido por el estudio mecánico de una ciencia particular con sus leyes propias.
No obstante lo anterior, esta crítica conserva su vigencia, lo cual no constituye un criterio valorativo, sino una necesidad teórica. La misma se encuentra muy por encima de las reformulaciones neoricardianas de la Economía Política Clásica y mucho más aún, pues Marx no se reduce a hacer la continuación de la teoría valor-trabajo, como muchos de sus discípulos lo han confundido, sino principalmente su crítico. En esta diferencia aún permanece sin compañía, esperando por la negación de toda ortodoxia como punto de partida para la ciencia del socialismo (Levin: 1997, pág.70), y como aporte a la ciencia económica de la racionalidad teórica que necesita, a través de la conciencia crítica, de sus formas de comportamiento y el conocimiento adecuado de sus fundamentos.
La Crítica de la Economía Política es por definición continua. El péndulo que oscila alrededor del estudio de la teoría general del modo de producción capitalista no puede cesar su movimiento, este no puede seguir la misma ruta acotada a un espacio finito y estático. Por el contrario, se hace necesario incorporar nuevos ingredientes analíticos para nuevos avances decisivos en el escenario de la cambiante naturaleza general del capitalismo y que estos, al mismo tiempo, sirvan de fundamento a una concretización no arbitraria que dé lugar al análisis de los nuevos estadios particulares, y de las coyunturas que muestren el desarrollo de la acumulación capitalista en sus novedosas formas históricas específicas. Así esta crítica “superó” a la Economía Política, la transformó profundizando en ella y la reivindicó elevándola a la altura de sus propias exigencias.
La Crítica de la Economía Política no consiste solo en historizar las categorías de la Economía Política, sino en hacer su sistema parte de la comprensión de lo social. La crítica del sistema es hecha a través de su exposición científica, es decir, ese sistema hace aparecer una estructura que solo puede comprenderse en la teoría del desarrollo de las formaciones sociales. Comprende todas las formas alienadas y fetichistas como formas de aparición de la esencia interna del proceso.
Además, su concepto de ciencia está indisolublemente ligado a la idea de la transformación revolucionaria del mundo al ver en el pensamiento un instrumento de cambio que se subordine a un efecto concreto que se trata de alcanzar, Marx no acomoda la ciencia a un referente ajeno de ella misma, sino de la propia cientificidad de su análisis. De hecho las categorías marxistas no tienen solo un estatuto positivo, como las de la Economía Política, sino también un estatuto crítico. Posibilitan el conocimiento del funcionamiento del capitalismo y de su reproducción, y al mismo tiempo descubren las contradicciones del modo de producción capitalista y por tanto, los límites epistemológicos de dichas categorías y sus fundamentos ideológicos.
Ya en El Capital el discurso de Marx posee de manera total su especificidad científica como proyecto de revolución de un dominio científico constituido (La Economía Política) y al mismo tiempo designa a este proyecto como “crítica”.
Al hacer la crítica del sistema categorial burgués a través de la exposición del funcionamiento del sistema, desarrolla un discurso que se va a desplegar en dos órdenes. De una parte el de la exposición de la teoría, asumiendo la positividad científica del discurso clásico y manteniendo la exigencia formal de proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto, y por otra parte, como discurso crítico desde el plano de la negatividad del sistema, que considera la contradicción desde el punto de vista de su posible solución histórica, incapaz de cerrarse en una positividad afirmativa que se limitaría a explicar en lugar de transformar. Este desarrollo de las contradicciones del sistema en su movimiento, localiza en las determinaciones más abstractas las líneas del sistema.
Hay entonces un doble aspecto del mismo discurso marxista: el científico y el crítico. Ambos indisolublemente vinculados en todos los planos del análisis de la Crítica de la Economía Política, en tanto, por su propia naturaleza de clase, la misma requiere de conocer objetivamente el propio capitalismo, pero no desde la perspectiva operativa de la positividad afirmativa burguesa sino desde su condicionamiento y transitoriedad histórica. No obstante han sido tradicionalmente considerados por muchos marxistas a la manera de falsa disyuntiva: discurso científico o discurso crítico.
Dentro de un mismo cuerpo conceptual ambos aspectos: el de la crítica y el de la cientificidad están basados en el punto de vista de clase. El intento de soslayar la dimensión crítica de manera independiente a la dimensión de la ciencia, reduce a Marx a teórico de la Economía Política separando artificialmente su discurso económico de su alcance crítico y político. Donde Ricardo veía soluciones, Marx asumía un nuevo problema preguntándose el por que y desarrollando su análisis “detrás” de cada categoría cautiva del mundo del las apariencias.
En relación al ocultamiento de las relaciones sociales por la economía política premarxista y el objetivo de la crítica marxista en revelarlas, se ha afirmado como “en la producción de mercancías, las relaciones sociales se presentan como relaciones sociales entre cosas y como relaciones de cosas entre personas; en tanto que ciencia, la Economía Política solo puede considerar esos elementos como objetivos; no se da cuenta de que esas relaciones no son objetos naturales sino relaciones sociales enajenadas. Por lo tanto la Economía Política no puede partir sino de esos elementos, pero al hacerlo, en el mejor de los casos solo puede pretender ser un conocimiento de los lazos internos entre relaciones enajenadas. Las bases de la Economía Política solo subsisten en el interior de ese fundamento real que es el capital y criticar a una de ellas significa criticarlas a todas y a la inversa. He aquí, en pocas palabras, por qué El Capital lleva como subtítulo “Crítica de la Economía Política.”
El predicado redundante es la abreviatura de una doble negación: la obra se proclama no acrítica, y con esto nos aclara que no es como otra, de la cual toma distancia y con la que, sin embargo, traba una relación esencial, ya que determina en este vínculo su propia identidad. “Crítica” vale aquí no como “verdadera” sino como exorcista de una verdad cautiva, y portadora de un soplo liberador.
Marx se propone demostrar cómo las contradicciones de la sociedad tienen su fundamento en la contradicción entre la esencia del hombre y la realidad histórica del capitalismo, el cual se basa en la enajenación del trabajador y por lo tanto en la deshumanización de los trabajadores. Esta crítica posibilitó definir la contradicción fundamental: la pérdida del hombre en su objeto, la alienación de su esencia humana en el movimiento de la propiedad privada. Marx hace una Crítica de la Economía Política en tanto que tal como ciencia de las relaciones enajenadas al comprender que la teoría del valor no es más que la teoría del fetichismo y de la enajenación. Es decir, comprendiendo la inversión en donde la fuerza social en tanto que valor, se opone como entidad autónoma respecto de los hombres, volviéndose fuerza de una parte de la sociedad contra la otra, utilizando trabajo vivo con el fin de acrecentarse ella misma.
Las categorías económicas por otra parte, dejan también su huella histórica. En la existencia del producto como mercancía van implícitas condiciones históricas determinadas, hay algo indiscutible y es que la naturaleza no produce, de una parte, poseedores de dinero o de mercancías y de otra parte simples poseedores de fuerzas personales de trabajo. Este estado de cosas no es evidentemente, obra de la historia natural, ni es tampoco un estado de cosas social común a todas las épocas de la historia, es indudablemente, el fruto de un desarrollo histórico precedente, el producto de una larga serie de transformaciones económicas de la destrucción de toda una serie de formaciones más antiguas en el campo de la producción social.
Toda la acción teórica de Marx estaba concentrada en el descubrimiento de las leyes particulares que rigen el surgimiento, existencia, desarrollo y muerte de un organismo social determinado y su sustitución por otro superior al primero. La producción capitalista sería así solamente un modo de producción histórico, correspondiente a cierto período de desarrollo limitado de las condiciones materiales de la producción. De ahí que las categorías de la economía burguesa fueran formas de pensar socialmente validadas y por tanto objetivas, en correspondencia con las relaciones de producción que caracterizan dicho modo de producción históricamente determinado.
Toda ideología burguesa niega la especificidad del modo de apropiación capitalista y su contradicción con la propiedad privada. Esta ideología oculta la diferencia entre las condiciones históricas de la formación del capital y todas las presuposiciones de su producción.
De acuerdo con Gramsci la Crítica a la Economía Política “parte del concepto de la historicidad del “mercado determinado” y de su “automatismo”, mientras que los economistas puros conciben estos elementos como “eternos”, “naturales”. La crítica analiza en forma realista las relaciones de fuerza que determinan el mercado, profundiza sus contradicciones, valora las variabilidades vinculadas con la aparición de nuevos elementos y su reforzamiento y presenta la “caducidad” y la “sustituibilidad” de la ciencia criticada. La estudia como vida pero también como muerte; halla en su intimidad los elementos que la disolverán y la superarán indefectiblemente, y presenta al “heredero”, que será presuntivo hasta tanto no dé pruebas manifiestas de vitalidad etc.” (Gramsci 1966, pág.104-105)
Criticar la Economía Política no significa rectificar determinadas equivocaciones o negar antecedentes gnoseológicos, ni incluso completar vacíos. Criticar la Economía Política quiere decir oponerle una nueva problemática a un objeto nuevo, por lo tanto, someter a discusión el objeto mismo de la Economía Política. Este es el caso: la crítica de la Economía Política realizada por Marx no puede poner en discusión su objeto sin poner también en duda la Economía Política misma. De ahí que la Crítica de la Economía Política que hace Marx, es un proyecto radical que no solo somete al análisis al objeto de la economía política, sino a la Economía Política misma como objeto.
Con el capitalismo, por primera vez en la historia, la vida social es determinada, organizada y reproducida sobre un sistema de formas de conexión social, es decir, de relaciones sociales de producción, en función de las necesidades de la valorización del capital. Esta forma de organización de la producción material determinó su propio conocimiento positivo a partir del cuerpo teórico de la Economía Política. Esta se desarrolló desde la posición de la clase dominante sobre la producción material. Mediante el pensamiento abstracto, intentó captar lo real capitalista, a través de la construcción de conceptos, categorías y leyes puestos en función de la positividad científica. Esta es por tanto, una síntesis del pensamiento que emerge de la práctica productiva de los agentes del capital, y se constituye mediante el desarrollo de sus experiencias y del avance del pensamiento abstracto, que fija lo común de esta práctica hasta nuestros días. Por su parte existe una diferencia fundamental entre la transparente explotación precapitalista en donde predomina la dominación de la instancia extraeconómica, y la oculta apropiación de plustrabajo capitalista, que produce una alienación mercantil en donde existe una dominación directa de la base económica manifestada mediante “leyes económicas” y su correspondiente reflejo teórico a través de una ciencia económica: la Economía Política.
No se trata entonces de la crítica de determinada teoría o escuela de pensamiento económico, ni siquiera solo de la crítica de todo el pensamiento económico no marxista, sino de la Economía Política en sí misma, o sea de la crítica de una ciencia que trata de las relaciones sociales de producción que están siempre ligadas a cosas y aparecen como cosas.
La relación dialéctica de fenómeno y esencia que forma parte de la concepción gnoseológica de Marx no es inherente a la sociedad como tal, sino al nivel de desarrollo en esta de la producción mercantil. Solo al convertirse los productos del trabajo en mercancías, es que estas formas de dominación adoptan una apariencia cosificada. La relación social de los productores, aparece como una relación entre objetos.
Se trata entonces del verdadero alcance de la Crítica de la Economía Política, la cual no se reduce a la destrucción de una Economía Política particular y su sustitución por otra, sino de una ruptura con toda Economía Política y la construcción progresiva de otras disciplinas.
Conclusiones
Toda la acción teórica de Marx se concentra en el descubrimiento de las leyes particulares que rigen el surgimiento, existencia, desarrollo y muerte de un organismo social determinado y su sustitución por otro superior, en este caso del modo de producción capitalista de producción.
El discurso de Marx no se limita a una teoría positiva explicatoria del universo capitalista que se cierra en sí misma de una vez y para siempre. Mientras en el capitalismo las relaciones mercantiles y las diferentes formas de propiedad se reproduzcan y desarrollen, subsistirá su crítica a partir del propio desarrollo del conflicto de clases.
Sería entonces necesario distinguir la ruptura y el alcance al hablar de una Economía Política Marxista, haciendo las aclaraciones pertinentes, ya que el discurso de Marx es ante todo una Crítica de la Economía Política que pretenda ser alternativo al discurso burgués. Su finalidad no es entender la economía y la sociedad capitalista por si misma, sino su transformación mediante su crítica, acto que trasciende el marco propio de la teoría y se inserta en el piso de la práctica, de la política como síntesis de la confrontación antagónica clasista. Por supuesto que para lograr esta finalidad el punto de partida de la crítica como movimiento cognoscitivo consiste en asumir los rasgos positivos del discurso científico, conocer el funcionamiento del sistema capitalista mediante cierta sistematización teórica que alcance a reforzar la reproducción del movimiento de lo real después de desentrañar su estructura interna. Esta forma positiva que asume la crítica es una necesidad de su cientificidad, pero esta es rebasada con creces al desplegarse en toda su dimensión, el estudio de las contradicciones de la exposición formal del discurso económico desde la perspectiva de su transformación.
Referencias Bibliográficas.
Acanda Jorge Luis. (2006)La preocupación ética. Apuntes de un curso. Aula Fray Bartolomé de las Casas. La Habana.
Castaño, Héctor: (2002). Entender la economía. Una perspectiva epistemológica y metodológica. Editorial Félix Varela. La Habana.
Cornu,Augusto.(1974)Carlos Marx,Federico Engels.TII.Instituto Cubano del Libro,La Habana.Editorial Ciencias Sociales.
Gramsci, Antonio. (1966) El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Edición Revolucionaria. La Habana.
Kohan Néstor. (2003).Marx en su (tercer) mundo. Hacia un socialismo no colonizado,Centro de Investigación de la Cultura Cubana Juan Marinello ,La Habana.
Kohan Néstor. (2005).El Capital. Historia y método- Una introducción - Edición cubana: La Habana, Editorial de Ciencias Sociales.
Levin, Pablo. (1997) El capital tecnológico. U.B.A. Buenos Aires.
Marx, Carlos. (1966). Contribución a la crítica de la economía política. Editora Política. La Habana.
___________. (1973)¹. Manuscritos económicos y filosóficos. Instituto del Libro. La Habana
___________. (1973)².El Capital. Tomos I y III. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.
La superioridad de la Economía Política Marxista en el pensamiento económico
Yudy Aguila Cudeiro
Rafael Sosa Alfonso
Introducción
Volver a Marx, desempolvar libros y manuscritos para dar respuesta a los fenómenos económicos y sociales del capitalismo contemporáneo, exacerbados a partir de las crisis cíclicas que con mayor frecuencia se reproducen en su seno, es decirle a la élite burguesa que mientras más tratan de minimizar el valor de su teoría más la valoriza la vida social. Decir que no están obsoletos los manuscritos, que nunca lo han estado, defender sus ideas a ultranza sería más que suficiente para un marxista, pero no para los economista burgueses tan temerosos de cada vocablo que exhibe sin tapujos las intenciones de la clase dominante: el perenne afán de expropiar y explotar al máximo al obrero, al propio hombre.
Parece absurdo el hecho de que en el año 1999, cuando la bipolaridad era apenas una sombra del pasado, las ideas de Marx renacen como ave Fénix. Era necesario que una encuesta de “publicidad científica” lo reconociera como el primero de los “los diez pensadores más grandes del milenio” (Kohan, 2001, pp.11-15) para que se dieran cuenta de que se han estado mintiendo a sí mismos, que los teóricos han recurrido a él, lo han estudiado, reconociendo el valor teórico y metodológico de la Economía Política Marxista para entender los procesos que se presentan en el Modo de Producción Capitalista.
Desarrollo
El pensamiento económico que precede a Carlos Marx
En la época que le correspondió vivir a Carlos Marx ya se mostraban diferentes estudios económicos en el mundo de las Ciencias Sociales. Dichas teorías estaban enunciadas por diversas escuelas de pensamiento económico que comenzaban a tomar auge en este período. Aunque se requiere precisar que la historia del pensamiento económico se remonta a una edad más temprana en la evolución de la sociedad, ya en el período de declive de la Comunidad Primitiva, cuando comienza a gestarse las relaciones de producción esclavistas, se muestran obras literarias y filosóficas que asumen las ideas económicas, entre los cuales se puede resaltar los legados de Jenofontes, Platón y Aristóteles quienes intentaban buscar una explicación a los fenómenos económicos que acontecían en su época, pero los elementos que se comprenden en este período no marcan la formación de una teoría económica, debido a que las concepciones se muestran como reflexiones filosóficas no sistematizadas.
Varios siglos después los llamados escolásticos (1300) desarrollaron algunos temas económicos donde prevalecían las ideas acerca de la economía feudal, hábilmente manejados con la marcada intención de que fueran coherentes con la doctrina religiosa cristiana, teniendo como principal exponente a Santo Tomás de Aquino (1225-1274). Se comprende que el marcado matiz teológico imposibilita una profundización en los temas económicos, aunque es válido señalar que a pesar de mostrar un escaso valor científico pertenecen a la prehistoria de la economía política (Castaño, 2002, p. 21).
El término de Economía Política comienza a utilizarse en el siglo XVII (1615) relacionado con el nacimiento del régimen capitalista de producción dando respuesta a los intereses de la naciente burguesía (Rodríguez Torres; Linares Cervera, 2004, p. 19). En la edad temprana del capitalismo surgen dos escuelas de pensamiento económico que, desde puntos de vista diferentes, favorecieron el fortalecimiento del sistema dando al traste con el Modo de Producción Feudal.
Se encuentra oportuno definir que se entiende por escuela de pensamiento económico, para lo cual se asume la perspectiva de Muñoz al exponerla como el elemento particular dentro del sistema de corrientes de pensamiento económico en la cual se plantean procedimientos teóricos y/o metodológicos que marcan la diferencia con respecto al resto de las escuelas, considerando que el pensamiento económico es un sistema de representación ideal del mundo económico real que codifica y expresa a través de un conjunto de ideas, teorías y doctrinas económicas, las cuales se sustentan en un aparato categorial… el reflejo de determinadas relaciones sociales de producción en sus múltiples y contradictorias concatenaciones (Muñoz, 2002, p. 6).
Entre los siglos XVI y XVIII, aproximadamente, nacen en Inglaterra y Francia las primeras escuelas de pensamiento económico denominadas mercantilistas y fisiócratas. Los mercantilistas, en los primeros períodos, no presentan un grado de generalización amplio en los postulados que se enuncian, producto de estar condicionados por el incipiente nivel de desarrollo del Modo de Producción Capitalista que se forma en el seno de la sociedad feudal. Esta condición limita el grado de análisis de sus supuestos teóricos imposibilitando la conformación de una doctrina formal y consistente.
Solo cuando la escuela de pensamiento mercantilista comienza a declinar, los descubrimientos realizados por el inglés William Petty (1623-1687) marcan una nueva pauta en el desarrollo de una teoría económica conformada como ciencia. Los postulados de Petty daban inicio al surgimiento de la Economía Política burguesa con su teoría acerca de la eficiente y plena utilización de los factores disponibles por la sociedad para el desarrollo económico de la misma. Su concepción teórica le atribuye una vital importancia al trabajo, a la capacidad tecnológica y económica para utilizarlo y a la intervención del Estado, ya fuera de forma directa o indirecta, que permitiera ciertos beneficios financieros como posibilidades bancarias, impositivas, legales y de transporte (Capitán Hidalgo, 1998, pp. 17), siendo un punto clave la regulación del comercio exterior y el sector manufacturero.
Con Petty se sentaron las bases de la teoría del valor- trabajo, mostrando la manera en que podría enriquecerse la burguesía sobre la base de la explotación del obrero, condicionando a estos últimos a un mayor tiempo de trabajo y una disminución de los gastos que permitieran un mayor beneficio para los dueños de los medios de producción. El método desarrollado se basa en la observación empírica fundamentada en el análisis matemático con una influencia directa del método empleado en las ciencias naturales durante ese período.
El desarrollo de esta escuela coincide con la revolución científica del siglo XVII período que estuvo marcado por el proceso de secularización de la ciencia, comenzando a desarrollarse de forma independiente de toda influencia religiosa, lo cual sentó las bases para una visión del mundo donde la humanidad se libraba de la dependencia de las categorías cristianas.
Al liberarse de la teología, los filósofos descubrieron nuevos aliados en la ciencia y las matemáticas. Para pensadores como Francis Bacon y el filósofo francés René Descartes, el destino del alma era menos importante que el funcionamiento del mundo natural, y aunque el primero era empirista y el segundo racionalista, ambos creían que el poder de la razón humana, utilizado correctamente, se imponía a la autoridad divina
Es válido resaltar como estos métodos, el empirismo inglés y el racionalismo cartesiano, fueron adoptados por las distintas escuelas de pensamiento económico, pero resulta relevante que dentro de una misma escuela se presentan simultáneamente ambos tipos de análisis metodológico.
Petty resulta ser un seguidor de Bacon y su empirismo le conlleva a desarrollar los análisis teóricos a partir de la experiencia y generalización de los datos, lo cual limita el alcance de sus tesis y la de sus seguidores imposibilitando la profundización en las interconexiones que se muestran en los fenómenos que se analizan, teniendo como resultante una interpretación limitada de la realidad en que se desenvuelve el pensamiento mercantilista. A pesar de ello Engels, en el Anti-Dühring, resalta la obra de Petty considerándola como el punto de partida, tanto positivo como negativo, de todas las obras económicas posteriores a él.
El mercantilismo se ocupa de estudiar la esfera de la circulación y el comercio como una expresión de los intereses de la burguesía comercial, que aún no era dominante para este período, la cual comenzaba a desarrollarse en la esfera de la circulación, con el capital comercial y usurero (Rodríguez Torres; Linares Cervera, 2004, p. 19). Sus supuestos teóricos se presentan en un plano superficial lo que condiciona que no logran explicar las verdaderas intenciones que lleva implícito el nuevo régimen que se abre paso de las entrañas del feudalismo.
Los mercantilistas tuvieron su oposición en las teorías enunciadas en la segunda mitad del siglo XVIII por parte de los representantes de la escuela de pensamiento denominada fisiocracia. La economía ya había comenzado a surgir como una disciplina independiente con los fisiócratas en Francia, entre los cuales ya se aprecian determinadas especificidades metodológicas (Castaño, 2002, p. 92)
La fisiocracia logró defender una doctrina económica y política basada en la primacía de la ley natural, la riqueza y el orden, desarrollándose en un momento preponderante de evolución y progreso de las fuerzas productivas, donde se presentan un conjunto de transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que se prolongan hasta después de mediados del siglo XVIII, época en que se crean las condiciones previas para el nacimiento del moderno capitalismo mundial. Los estudios económicos se transfieren de la esfera de la circulación a la esfera de la producción, por lo que presentan un basamento teórico más consolidado.
François Quesnay (1694-1774), principal exponente de la fisiocracia, sostiene que el comercio y la industria no son productivos, y que tan sólo la agricultura puede generar riqueza. Defiende la idea de dejar actuar la ley económica natural sin ningún tipo de intervención. Quesnay se considera un precursor de la doctrina del laissez-faire (dejar hacer).
Su método de análisis parte de un pensamiento abstracto que combina el racionalismo con el empirismo desarrollando en su cuadro económico tres aspectos fundamentales: el producto neto, las leyes naturales y el impuesto único (Muñoz, 2002, p. 15). Los fisiócratas dedicaron gran parte de sus análisis al estudio de la corriente circular de la renta en la que participan: la productiva (el obrero, el campesino que desarrolla los trabajos de la agricultura), la estéril (lo artesanos, manufactureros, artistas que transforman la producción sin generar producto neto) y la propietaria (terratenientes y propietarios que adelantan el capital indispensable para la producción agrícola y garantizan la reproducción de la renta) (Capitán Hidalgo, 1998, p. 19).
Los grandes avances que desde el punto de vista científico se operan a fines del siglo XVIII, tuvieron como consecuencia que las tesis de los fisiócratas perdieran su validez teórica siendo inoperantes ante los requerimientos de análisis profundos y conscientes que exigían las nuevas realidades de la sociedad capitalista. La vieja escuela da paso al liberalismo como una nueva doctrina que respondía a las exigentes expectativas de la burguesía, fruto de la profunda transformación socioeconómica que se gestaba.
Para fines de este siglo e inicios del siglo XIX surge la escuela clásica burguesa en Inglaterra como una nueva forma de pensamiento. Se conforma la Economía Política burguesa como una ciencia independiente completamente articulada, teniendo como principales exponentes a Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1830).
Para Smith la Economía Política se remite al estudio de “la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776), demostrando que la fuente fundamental de todos los ingresos, así como la forma en que se distribuye la riqueza, radica en la diferenciación entre la renta, los salarios y los beneficios o ganancias. La tesis central de su estudio se basa en que la mejor forma de emplear el capital en la producción y distribución de la riqueza es aquella en la que no interviene el Estado, es decir, en condiciones de laissez-faire y de librecambio, estableciendo la diferencia con el pensamiento mercantilista y, en menor escala, con la fisiocracia los cuales mostraban una marcada tendencia política considerando que el Estado tenía que enriquecerse para su mayor prestigio y capacidad bélica.
Smith es un filósofo moral que se interesa por la miseria en la cual vive el hombre, y desecha la economía natural planteada por la fisiocracia confiriéndole vital importancia al emergente sector industrial, al cual consideraba dinámico y por el que había que apostar para lograr el crecimiento agregado.
Su método no es rigurosamente científico, lo emplea de forma inconsecuente. Se considera esta una de las principales limitaciones que presenta, utilizando el método deductivo e inductivo, no encontrándose explícita en sus teorías (Castaño, 2002, p. 93), producto de que estudia la problemática que se presentan en el entorno al cual se enfrenta, como consecuencia el enfoque abstracto y analítico lo sustituye con frecuencia con la descripción superficial atendiendo solo la parte exterior de los fenómenos ante lo cual Marx señala:
“El propio A. Smith se desenvuelve con gran ingenuidad dentro de constantes contradicciones. Por un lado investiga la contradicción interna que existe entre las categorías económicas o la estructura oculta del sistema económico burgués. Por otro, estudia las relaciones sociales tal y como se presentan en la superficie de los fenómenos de la competencia, y cómo aparecen, por tanto, ante un observador ajeno a la ciencia, y de igual forma que a toda persona que este absorbida por el proceso de la producción burguesa, y que se halle prácticamente interesada en ella. Estas dos formas de comprensión, una de las cuales penetra en la relación íntima del sistema burgués, como si dijéramos en su fisiología, limitándose en la otra a describir, catalogar, enunciar y definir esquemáticamente los conceptos de todo aquello que se manifiesta exteriormente en el proceso vital; estos dos modos de interpretación de A. Smith no solo conviven juntos, sino que se entrelazan y se contradicen constantemente” (Carlos Marx, 1905-1910, pp. 37-61).
Smith, en sus estudios, intenta demostrar que todo el sistema se establece sobre la base de un orden natural lo cual le permite fundamentar el desarrollo de la Economía Política como ciencia particular, definiéndola como una ciencia que prepara su propio camino de manera espontánea sin que en ello intervengan los individuos o algún tipo de regulación jurídica, atendiendo a lo cual se pudiera decir que el propio desarrollo de la sociedad se rige por fuerzas económicas que muestran un carácter eterno e invariable.
Dentro del pensamiento clásico burgués también se deben resaltar las tesis de David Ricardo, el cual realiza aportes muy valiosos a la Economía Política burguesa. Ricardo despliega sus teorías en la época del desarrollo industrial del capitalismo, elaborando una tesis más completa que la propuesta por Smith, aunque sigue condicionado por la estrechez de sus concepciones clasistas. Es en este período cuando se hacen más evidentes las contradicciones entre las clases sociales, hecho que es considerado por la propuesta de Ricardo, aunque estas contradicciones entre obreros y capitalistas no se habían manifestado lo suficiente como para poner al descubierto su carácter antagónico, por lo que era de mayor interés reflejar el progreso de las relaciones capitalistas de producción y las leyes que las regulaban (Rosenberg, 1979). Resulta válido señalar que la visión de Ricardo ha propiciado que se reconozca la influencia que tuvo, desde el punto de vista económico, en los estudios de Marx.
El eje central de los postulados Ricardianos estuvo dirigido contra los terratenientes que limitaban la expansión del capital porque el aumento de la población, unido a la disminución de las tierras más fértiles, producía una carestía de los alimentos que elevaría los costos laborales, haciendo disminuir las ganancias. En su método desecha al procedimiento descriptivo, en un intento por establecer la relación interna existente entre los fenómenos con el objetivo de descubrir las leyes que rigen la economía, para lo cual, y dentro de los límites de la burguesía, presenta un método analítico-abstracto de investigación desarrollando verdaderos cambios metodológicos en el análisis económico (Castaño, 2002, p. 99).
Para Ricardo la acumulación de capital constituía un proceso autosostenido, solo limitado por la escasez de tierra (Bustelo, 1998, p.49) aunque otros factores –innovaciones técnicas y el comercio internacional– podían contrarrestar esta situación.
Smith y Ricardo creían en la capacidad infinita de auto sostenibilidad del capitalismo (Colectivo de autores, 1981, p. 209). Defendían la idea del hombre abstracto, el “homo economicus”, racional racionalizado, que emerge en un hombre enajenado donde la “mano invisible” del mercado es su guía, las cosas y los productos mandan sobre su conciencia (Figueroa Alfonso, 2005, pp. 25).
De forma general cada una de las teorías expuestas por estas escuelas de pensamiento centran su análisis en la esfera de la circulación o la producción destacando como categorías fundamentales: el salario que se corresponde con el ingreso del obrero, la ganancia del capital como la principal fuente de obtención de riquezas del capitalista y la renta de la tierra que permite el ingreso del terrateniente dueño del espacio físico (Sánchez Vázquez, 1983, p. 41). Indistintamente las diferentes escuelas de pensamiento económico alternan los métodos racionalistas y empiristas para desplegar sus supuestos teóricos, con prevalencia del análisis empírico. Las limitaciones mostradas en los supuestos se enmarcan en la apreciación de los aspectos económicos los cuales se exponen como fenómenos aislados, analizados superficialmente, siempre bajo el matiz de garantizar la primacía y dominio de la clase dominante. Como es evidente la Economía Política burguesa no presenta un objeto de estudio único. Emplean diferentes metodologías para intentar explicar los problemas económicos que se presentan en la sociedad, hecho por el cual se limita el seguimiento de los supuestos teóricos y las posibles soluciones a las problemáticas sociales en los diferentes momentos históricos del desarrollo de la humanidad.
Marx en la Economía Política. Una nueva escuela
El filósofo alemán Carlos Marx (1818-1883), es considerado uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea. Estudió a profundidad el pensamiento económico asumiendo por Economía Política clásica toda la Economía Política que, comenzando por W. Petty, investiga la conexión interna de las relaciones burguesas de producción (Acanda, op.cit, s/p). Extrae de los supuestos que se enuncian en estas escuelas de pensamiento todo lo valioso en cuanto a teorías y categorías económicas, fundamentando su estudio del sistema de relaciones sociales de producción creando una nueva concepción filosófica del desarrollo de la sociedad, hecho por el cual se le atribuye el mérito científico de haber elaborado una doctrina general el Marxismo, en el cual se presentan tres teorías autónomas la Filosofía, con su sistema de categorías y supuestos metodológicos, la Economía Política donde, a partir de una crítica a la Economía Política burguesa (lo ideal), indica el camino para poder eliminar las relaciones sociales de producción capitalistas (lo material) y la Teoría Política (Comunismo Científico) donde explica la inevitabilidad del fin del sistema capitalista y la llegada del Comunismo como Modo de Producción superior.
De conjunto con Federico Engels impregnó rigor científico a las investigaciones que en materia económica realizaron, determinando el objeto de estudio de la Economía Política y convirtiendo a esta en una auténtica ciencia que…descubre las leyes más generales del desarrollo de la sociedad y las causas que determinan el proceso social único y lógico de sustitución de una forma económico-social por otra (Rodríguez Torres; Linares Cervera, 2004, p. 17).
Carlos Marx pretende exponer las herramientas de las cuales se sirve el capitalismo para ejercer su poder hegemónico y así propone la construcción de una sociedad mejor que no incluya la explotación del hombre por el hombre y donde se eliminen las clases sociales.
Los postulados de Kant conformaron los cimientos sobre los que se edificó la estructura básica del pensamiento de Friedrich Hegel (1770-1831) y es precisamente la filosofía política hegeliana a la cual Marx realiza una detallada crítica, y demostró el carácter especulativo y apriorístico de las concepciones filosóficas hegeliana para lo cual se apoya en las concepciones de L. Feuerbach, miembro de la izquierda hegeliana, Marx señaló que Hegel invertía las verdaderas relaciones entre el Estado y la sociedad burguesa (Acanda, op.cit, s/p) .
Este análisis le permite concebir al sujeto como un ente que existe en la medida en que reproduce su proceso de producción como objetivación. Superando los supuestos teóricos que le anteceden abordó el plano de la revelación de las relaciones lógicas. Marx comprende, a partir de estas relaciones, la realidad que se presenta ante él, aplicando un orden lógico e histórico con una perspectiva diferente donde no necesariamente se debe establecer una relación entre ellos. El idealismo filosófico de la idea hegeliana acerca de que la historia se rige por un proceso dialéctico, es sustituía en Marx por el materialismo, influenciado por el pensamiento de Ludwig Feuerbach (1804-1872).
El pensamiento marxista se nutre de la teoría de Feuerbach quien situó la psicología religiosa en el espacio teórico correspondiente a la religión ortodoxa, desarrollando una de las primeras filosofías materialistas de Alemania, expresado, en Marx, a través de la concepción del sujeto como un ser humano que no se presenta aislado sino en constante interacción con otros individuos, a su vez entendido como un ser genético, social que muestra por esencia su intersubjetividad.
A partir de estas ideas Marx desarrolla el concepto de totalidad. Logra investigar y comprender las partes de todo el proceso de relaciones sociales de producción que se establece en la sociedad capitalista para lo cual asume las categorías fundamentales comprendidas en la Economía Política burguesa antes mencionadas: el salario, la ganancia del capital y la renta de la tierra, permitiéndole asumir los puntos de vista que fueron abordados por los clásicos. Descubre una serie de contradicciones que muestran los vacíos que presentan estas tesis donde se evidencia “algo oculto” que no revela ni explica la realidad existente, que escapa a la ciencia económica:
…“es necesario ir más allá de este plano en que se mueve la Economía Política: el de la apariencia. Se trata de buscar un plano más profundo, el de la realidad verdadera, velada por la apariencia, en que se mueve la Economía Política. Este plano no es tampoco el de los hechos económicos que habla la Economía, pues los hechos tienen que ser fundamentados, explicados. De otro modo no se rasga el velo de la apariencia”… (Sánchez Vázquez, 1983, p. 41-42).
De acuerdo con esto, el proceso en sí debe estudiar detalladamente el objeto, concibiendo cada una de sus formas y entendiendo sus nexos internos lo cual permite exponer el movimiento real que se despliega dentro del sistema.
“El método que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto es, para el pensamiento, la manera de apropiarse de lo concreto, o sea, la manera de reproducirlo bajo la forma de lo concreto pensado…este modo de análisis no se contradice sino que va a condicionarse mutuamente y permite investigar los fenómenos que ofrece el proceso de producción capitalista (Rosenberg, 1979, pp. 40).
A las limitaciones de los clásicos se enfrenta Marx aclarando que es preciso reconocer que la producción se relaciona con la creación de bienes materiales lo cual constituye la base de la existencia de cualquier sociedad, no solo la capitalista. Expone que se trata de una abstracción razonada porque a partir de la definición de producción se puede subrayar y definir los elementos comunes a cada período histórico evitando la reiteración del proceso, con lo cual se resaltan las especificidades. Por lógica esto permite una mayor precisión en la conceptualización de la producción y todo lo que implica en las relaciones de producción capitalistas, el cual se manifiesta tanto como proceso de trabajo como de incremento de valores.
“Marx se esfuerza por no introducir categorías exógenamente y remarca la absoluta necesidad de no omitir “nexos esenciales”; de este modo, la omisión de los eslabones indispensables fue un importante aspecto de crítica metodológica de Marx a Ricardo y a la economía política clásica” (Lebowitz, 2008, pp. 13).
El filósofo pone al descubierto la encrucijada en la que se encuentran los economistas burgueses: continuar desarrollando el pensamiento científico y evadir el condicionamiento burgués o alejarse del camino de la ciencia para responder a los intereses clasistas. Siendo evidente que la segunda opción permitía opulencia en los bolsillos de la clase dominante, a expensas de la continua depauperación de la clase obrera, el camino de la Economía Política burguesa fue el “atajo más corto” dando vueltas sobre el mismo eje, hecho por el cual Marx la identifica como Economía Política vulgar, considerando como se deprime el pensamiento, revistiendo una y otra vez los procedimientos capitalistas de dominación y explotación sobre el proletariado.
La Economía Política burguesa sirve a los intereses de la clase capitalista para explotar más a la clase obrera y a todos los trabajadores con el fin de obtener cada vez mayores ganancias. Enseña a la clase capitalista como influir en el curso de los procesos económicos para atenuar las contradicciones del capitalismo, fundamentalmente en la fase imperialista, y prolongar así la existencia de este modo de producción. La importancia práctica de esta economía política es tal que muchos teóricos, ideólogos del capitalismo, no establecen diferencia entre “economía política” y “política económica” en una coyuntura económica determinada. (Rodríguez Torres; Linares Cervera, 2006).
El método de análisis desplegado por Marx le permite poner de manifiesto la ley económica fundamental que explica la génesis, evolución, transformación del capitalismo y la posibilidad de un cambio revolucionario por las masas en medio de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía a escala universal o al menos de los países dominantes del capitalismo. Para demostrarlo destaca las contradicciones internas del sistema, como la producción y reproducción del individuo real que va a constituir un proceso cada vez más social mientras la apropiación privada de la plusvalía se concentraba cada vez en menos manos.
Marx hace énfasis en el “todo”, dando vital importancia a la comprensión de la sociedad burguesa como una totalidad, como un todo interrelacionado (Lebowitz, 2008, pp. 13). Ante este proceso de comprensión de la totalidad Marx rechazaba la simple observación y estudio empírico, por el hecho de que este procedimiento no permite captar las interrelaciones que se presentan dentro del sistema.
El procedimiento necesario para desarrollar un método científicamente exacto de acuerdo con la teoría marxista requiere…comenzar con los conceptos y las “determinaciones más simples” hasta llegar a deducir lógicamente una concepción del todo “como una rica totalidad compuesta por muchas determinaciones y relaciones” (Lebowitz, 2008, pp. 13).
El Capital, considerada como su principal obra teórica, presenta las argumentaciones que realiza desde el punto de vista económico y marca un hito en la historia de los estudios económicos. Marx no niega la validez teórica de las tesis expuestas por las escuelas de pensamiento económico que le preceden, sino que muestra a través de su concepción dialéctica materialista de la historia y la sociedad los vacíos que se evidencian en estos supuestos.
“Los economistas no hacen más que expresar una situación real. Marx no afirmó que todo el edificio teórico construido por la economía política fuera erróneo. La economía política es la verdad de una realidad. Pero de una realidad empírica que oculta otra, que oculta la realidad esencial. La economía política se queda al nivel de la apariencia. Apariencia…no significa algo falso o ilusorio, sino que refiere a la forma compleja e indirecta en que lo esencial se expresa en lo fenoménico, en lo singular” (Acanda; Espeja, 2006, pp.8).
Para Marx la producción, la distribución y la circulación conforman una unidad considerando que las dos últimas partes del proceso son determinadas por el modo de producción en el cual se desarrolle el mismo y a su vez influyen en este. De ahí que su objeto de investigación comience con el análisis del proceso de producción capitalista iniciando el estudio por la mercancía, el punto de despliegue de la sociedad capitalista, siendo posible analizar el proceso de creación de plusvalía, que es el problema central que pretende descifrar a partir de la definición de la misma, determinando las condiciones en que surge, los diferentes métodos para producirla y la manera en que esta se convierte en capital y como este capital se reproduce constantemente dando paso al aumento de la ganancia y finalmente a la acumulación capitalista.
Condicionar el análisis al estudio de la circulación de mercancías, el comercio y el crédito defendido por los economistas burgueses, aún siendo fenómenos propios del sistema capitalista, limita la interpretación y conduce a conclusiones equívocas con respecto al comercio, asumido como una modalidad de la producción de la cual se desprende la circulación, dando por sentado que la circulación no está condicionada por la producción ni predeterminada por el Modo de Producción.
Marx supera el déficit que se presenta en el análisis de la distribución, cuando, desde el punto de vista metodológico, los clásicos la asumen como el ingreso nacional entre los diferentes grupos de población, tratándola como un fenómeno natural aislado de la visión social e histórica que no está condicionada por un Modo de Producción específico.
A estos errores Marx los llama “vulgarización de los fenómenos” (Rosenberg, 1979, pp. 45) pues, después de analizado el proceso de producción, logra un progreso considerable respecto a la formulación del contenido del proceso del capital viendo como la producción funciona en las esferas de la circulación. Su aporte consiste en estudiar de manera crítica el capital social, con una aproximación a lo real concreto pero con un alto grado de abstracción, lográndolo a través de los movimientos cíclicos de los capitales individuales para llegar a la categoría realización la cual va a definir como: la reposición (medios de producción desgastados), el consumo (medios de consumos de obreros y capitalistas) y la acumulación (nuevos medios de producción y de consumo).
Cada una de estas etapas le permiten a Marx llegar al plano de análisis de la realidad concreta, dando respuesta y solución científica a los problemas que se estaban estudiando en la Economía Política burguesa logrando exponer cómo se convierte la plusvalía en ganancia capitalista. Esto le permite definir quién es el explotado y quién es el explotador, legitimando, a partir de su fundamentación científica, la explotación capitalista, sentando las pautas para subvertir el orden, atacando a la propiedad privada capitalista.
En su afán de demostrar la explotación encubierta que ejercen los capitalistas sobre los obreros puso sumo interés en desmentir la definición de la categoría salario expuesta por los clásicos burgueses, la cual se sustenta en el supuesto de que la fuente del salario es el trabajo como tal en el sentido de un proceso técnico natural. A partir de esto, en los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1848, Marx expone claramente como concibe Adam Smith esta categoría dando primacía al papel que desempeña el capitalista en el momento en que se pone de acuerdo con el obrero para desarrollar el proceso productivo dejando implícito que “…el salario es una deducción que la tierra y el capital permiten hacer a favor del obrero, una concesión del producto del trabajo al obrero, al trabajo” (Carlos Marx, 1848).
Este criterio clasista va a contrarrestarlo exponiendo como el bienestar del obrero, su mejora de vida, va a estar estrechamente condicionado al desarrollo o decadencia de la sociedad en la cual coexiste junto al capitalista:
“Cuando la sociedad está en decadencia el obrero sufre más que nadie. Tiene que agradecer la dureza específica de su opresión a su situación de obrero, pero la opresión en general a la situación de la sociedad.
Pero en el estado ascendente de la sociedad, la decadencia y el empobrecimiento del obrero son producto de su trabajo y de la riqueza por él producida. La miseria brota, pues, de la esencia misma del trabajo actual.” (Carlos Marx, 1848).
Criticar estas ideas burguesas solo le es posible a partir de una postura política de clases en defensa del proletariado y lo logra superando los supuestos teóricos que le anteceden a partir de su teoría y método de análisis, apoyándose en la filosofía para allanar el déficit metodológico que muestra la Ciencia Económica y desarrollando las categorías desde un planteamiento diferente del problema científico a analizar, dando un papel predominante a la forma en que se reproducen las fuerzas productivas, así como las leyes y condiciones bajo las cuales se impulsa este desarrollo.
El materialismo dialéctico va a constituir el método científico de conocimiento del mundo a través del cual Marx continuó desarrollando la idea proveniente de las ciencias naturales entendidas como el orden natural de la dinámica social (Colectivo de Autores, 1981, pp. 210). Descubriendo las leyes generales del desarrollo de la sociedad y las causas que determinan el proceso social lógico de sustitución de una forma económico-social por otra. Da al proletariado el arma teórica del conocimiento científico para comprender la base en que descansa la sociedad capitalista: la dominación de clases ejercida por parte de la burguesía y la condición de esclavitud asalariada en la cual se encuentran los obreros. Al desarrollar los puntos de partida de su teoría de la plusvalía Marx imprime un cuerpo teórico a la depauperación relativa y absoluta de la clase obrera bajo el capitalismo.
A diferencia de las escuelas precedentes advierte sobre los períodos de crisis de sobre-acumulación y sobre-producción en el despliegue del Modo de Producción Capitalista. Con su crítica sustentó la tesis de que el capitalismo, en el largo plazo, conduce inexorablemente a la necesidad de un salto revolucionario al Comunismo, comandado por el proletariado. Superando la visión del capitalismo como Modo de Producción eterno, pues encierra antagonismos y contradicciones que permiten pasar a la nueva sociedad emancipando al hombre. Para Marx el capitalismo universal será sustituido en virtud de su propio desarrollo.
No estamos retrocediendo cuando retomamos sus concepciones. El método dialéctico materialista expuesto en su teoría indica el camino, es solo cuestión de tiempo el hecho de que la clase obrera, que cada vez representa la gran mayoría desposeída del planeta, se levante en armas y le arranque por la fuerza a la clase burguesa su dominio, dando al traste con siglos de imposición capitalista.
Conclusiones
La Economía Política burguesa no presenta un objeto de estudio único y emplean diferentes metodologías para intentar explicar los problemas económicos que se presentan en la sociedad, hecho por el cual se limita el seguimiento de los temas y las posibles soluciones a dichas problemáticas.
Las escuelas de pensamiento económicos pre-marxistas centran su análisis en tres categorías fundamentales: el salario que se corresponde con el ingreso del obrero, la ganancia del capital como la principal fuente de obtención de riquezas del capitalista y la renta de la tierra que permite el ingreso del terrateniente dueño del espacio físico.
La Economía Política burguesa que precede al pensamiento marxista alterna los métodos racionalistas y empiristas para desplegar sus supuestos teóricos, con prevalencia del análisis empírico, por lo que muestra limitaciones en los supuestos que defienden, enmarcando los aspectos económicos que se presentan en determinado momento de desarrollo de la sociedad como fenómenos aislados, analizados superficialmente, siempre bajo el matiz de garantizar la primacía y dominio de la clase dominante.
Carlos Marx elabora una doctrina general denominada el Marxismo en el cual se presentan tres teorías autónomas la Filosofía, la Economía Política y la Teoría Política donde explica la inevitabilidad del fin del sistema capitalista y la llegada del Comunismo como Modo de Producción superior.
Desplegando el método dialéctico materialista y concibiendo el concepto de totalidad Marx investiga y comprende las partes de todo el proceso de relaciones sociales de producción que se establece en la sociedad capitalista para lo cual asume las categorías fundamentales comprendidas en la Economía Política burguesas descubriendo las contradicciones y vacíos que muestran en sus concepciones.
Referencias Bibliográficas
Acanda, Jorge Luis, & Espeja, Jesús. (2066). El pensamiento ético en la antigua Grecia (pág. 36). Aula Fray Bartolomé de las Casas. La Habana. Cuba.
Acanda, Jorge Luis. (2006). Marx y la preocupación ética. En (pág. 16). Aula Fray Bartolomé de las Casas. La Habana. Cuba.
Carlos, Marx. Manuscritos económicos y filosóficos de 1848 (5ta edición), p. 169. Editorial Ocean Sur.
Colectivo de Autores. (1981). Historia de las doctrinas económicas, Volumen I, p. 148-213. La Habana. Cuba: Editora Política.
Figueroa Alfonso, Galia. (2005). La cultura en las teorías del desarrollo En (págs. 69). La Habana. Cuba.
Héctor, C. S. (2002). Entender la economía. Una perspectiva epistemológica y metodológica. (Primera Edición), Vol. I, 321. La Habana. Cuba: Editorial Félix Varela.
Hidalgo Capitán, Antonio Luis. (1998). El pensamiento económico sobre desarrollo. De los mercantilista al PNUD. , 312. Universidad de Huelva.
Lebowitz, Michael. (2008). Más allá de el capital. La economía política de la clase obrera., 80-99. La Habana. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
Marx, Carlos. (1973). El capital. Critica de la economía política. , Tomo I. La Habana. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
Marx, Carlos. (2005). Selección de historia crítica de la teoría de la plusvalía. , 154. La Habana. Cuba: Editorial Félix Varela.
Marx, Carlos, & Engels, Federico. (1983). Cartas sobre "el capital", 429. La Habana. Cuba: Editora Política.
Néstor, K. (2005). El capital. Historia y método -una introducción- (Tercera Edición), p. 374. La Habana. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
Pablo, B. (1998). Teorías contemporáneas del desarrollo económico, p. 43-131. España: Editorial Síntesis.
Roberto, M. G. (2002). Curso general de pensamiento económico latinoamericano., p. 121. Santa Clara. Villa Clara. Cuba. : Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas. Dpto. de Economía Política.
Rodríguez Torres Sarah y Linares Cervela Luis, Fundamentos Generales del Modo de Producción Capitalista (La Habana: Felix Varela, 2004).
Rosenberg, David I. (1979). Comentarios a los tres tomos de El Capital. (Primera edición), pp. 472. La Habana. Cuba.
Sánchez Vázquez, Adolfo. (1983). La crítica de la realidad económica capitalista y de la economía burguesa.