"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360
Oralia Soto Lamadrid (CV)
Universidad Autónoma de Baja California, México
Oraliasoto27@yahoo.com
Una cortina de pobreza ha descendido sobre nuestro mundo, dividiéndolo en dos mundos material y psicológicamente diferentes, en dos planetas separados, en dos humanidades desiguales: una embarazosamente rica y otra desesperadamente pobre. La lucha por levantar esta cortina de la pobreza seguramente es el desafío más formidable de nuestra época.
Mahbuf Ul Haq.
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Soto Lamadrid, O.: "La pobreza y las políticas económicas" en Contribuciones a la Economía, abril 2010, en http://www.eumed.net/ce/2010a/
INTRODUCCIÓN
La política social es concebida como una política fundamental para la estabilidad y el mejoramiento de la sociedad. La construcción de esta política social tiene su fundamento en la cultura, incluyendo las creencias religiosas y los conceptos sobre individualismo y solidaridad, la composición y el origen étnico y racial de las naciones, los recursos económicos que cada país está dispuesto a asignar al bienestar y a la seguridad de sus ciudadanos y el desarrollo político alcanzado.
A partir de lo anterior se construyen las instituciones y las modalidades públicas y privadas que pondrán en práctica la política social asumida y se irán modificando de acuerdo con los grupos de interés y los cambios sociales que se vayan generando.
Esta política social debe ser pluralista e incluyente, sustentada en la tolerancia, la libertad, la solidaridad y la justicia para poder lograr sus objetivos. La pobreza es sin duda uno de los problemas más apremiantes y preocupantes de nuestro tiempo. Centenares de millones de seres humanos viven en la pobreza, lo que ha generado una situación tal, que si no se soluciona rápidamente podría provocar serios trastornos mundiales.
CAPITULO I. CONCEPTO DE POBREZA.
La concepción de la pobreza varía según el país y la cultura política de que se trate. Los criterios para distinguir a los pobres de los no pobres reflejan prioridades nacionales, conceptos normativos de bienestar y derechos individuales.
A la pobreza se le define como “necesidad, estrechez, carencia de lo necesario para la vida. Falta, escasez...cortedad de bienes.”
Además, este fenómeno también puede ser apreciado desde varios ángulos en opinión del Doctor Soberanes , por ejemplo: desde el punto de vista de la economía, la pobreza es lo contrario a la riqueza o una de las formas de expresión de desequilibrio en la distribución de la misma; para la sociología, los pobres conforman un estrato social que constituye un obstáculo para el desarrollo personal y colectivo; por su parte el derecho ha entendido la pobreza como una forma de “capitis deminutio”, o sea, una forma de limitar el ejercicio de los derechos subjetivos.
El pobre como sujeto y la pobreza como fenómeno social son categorías de excepción para ciertas modalidades e instituciones jurídicas. Ante la pobreza, los principios de igualdad y equidad se transforman para dar cabida al reconocimiento de las diferentes formas de desigualdad, con lo que se propicia el nacimiento del llamado derecho social, cuya finalidad es la justicia social.
Vemos entonces que, para el derecho, los pobres se convierten en un estado que requiere protección jurídica, y se crea un marco personalizado de normas jurídicas que intentan salvar las desigualdades, pero, desgraciadamente, eso no soluciona el problema de fondo.
Son muchos los factores que concurren en el fenómeno de la pobreza, por lo que es necesario analizarlo en toda su magnitud para estar en posición de proponer soluciones. Uno de los factores más importantes es, a mi juicio, la repercusión de la economía mundial en todos los países, sean estos ricos o pobres.
LA MEDICIÓN DE LA POBREZA.
¿Por qué es importante la medición de la pobreza? Existen varias razones. Una de ellas, y a mi juicio la más importante, es que tiene un cometido político, porque conduce a motivar acciones y propiciar políticas que lleven a la superación de ese mal, es decir, no se trata solamente de un ejercicio académico, sino de un verdadero análisis que pone de manifiesto la complejidad de conocer de manera precisa la magnitud de la pobreza y por ende, la dificultad que conlleva el proponer soluciones.
No podemos combatir la pobreza si no sabemos precisar lo que ésta es, cuántos pobres hay, dónde se localizan y porqué lo son. Si no sabemos la respuesta a las anteriores cuestiones, se corre el riesgo de tomar decisiones políticas equivocadas.
Aunque actualmente este tema se está discutiendo abiertamente, hasta hace poco, los gobiernos de América Latina eran reticentes incursionar en el tema de la pobreza, tenían recelo y rechazo para conocer la magnitud del fenómeno. Actualmente la pobreza ya no es sólo un problema moral, sino un imperativo de índole económica, al que los gobiernos y los organismos internacionales buscan solución.
Se han utilizado métodos de medición de la pobreza y cada uno tiene ventajas y desventajas, por lo que el método elegido debe adecuarse a las circunstancias del país de que se trate. En América Latina el método más empleado es el llamado “De ingreso”, o de la “Línea de pobreza”, por lo que brevemente se tratará de describirlo, siguiendo al efecto los lineamientos de Bertha Lerner.
Este método adopta el poder adquisitivo o la capacidad potencial como parámetro esencial para medir la pobreza. Implica dos pasos esenciales: calcular primeramente un ingreso mínimo o línea de pobreza, con el cual todas las necesidades mínimas quedan satisfechas, el segundo paso es identificar a los hogares que tienen ingresos menores a los de la línea de pobreza.
¿Cómo se define la línea de pobreza? Existen varios pasos:
Primero. Definir las necesidades básicas y sus componentes.
Segundo. Definir una canasta normativa de satisfactores esenciales para cada
Hogar.
Tercero. Definir las cantidades y calidades necesarias de cada componente.
Cuarto. Calcular el costo de la canasta normativa de satisfactores esenciales para cada hogar que se constituye en la línea de pobreza.
Quinto. Comparar la línea de pobreza con el ingreso del hogar o con su consumo.
Sexto. Clasificar como pobres todos los hogares cuyo ingreso es menor que la línea de pobreza y cuantificar la pobreza por individuo suponiendo que todas las personas que pertenecen a un hogar pobre, son pobres.
CAPITULO II. LA SITUACIÓN DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
La globalización de la economía ha consolidado numerosos lazos de dependencia entre los países, sin embargo, no se ha reparado en su impacto en las sociedades nacionales. En el interior de cada país ese impacto se ha traducido, con sus correspondientes matices, en una reducción del bienestar social porque la competencia internacional induce a la innovación tecnológica, lo que asegura el crecimiento económico, más no elimina los problemas derivados de la desigualdad social ni genera más empleos. Precisamente, la informática y las telecomunicaciones han generado un tipo de empleo más especializado, con un alto grado de calificación que ha dejado sin trabajo a millones de personas. De lo anterior se concluye que existe una falsa asociación entre crecimiento económico y bienestar social.
La situación mundial que existe en estos momentos tiene graves consecuencias para los pueblos y las economías tanto de los países desarrollados como de los países en desarrollo, el desempleo y el subempleo han aumentado notablemente, y el progreso social logrado en el curso de muchos años corre el peligro de desaparecer.
Hoy, el problema más grave de los países industrializados es el desempleo. Los factores que han intervenido para crear esta situación, son muchos, según los expertos en el tema. Algunos de ellos son: el aumento de la oferta de mano de obra por la fuerte natalidad registrada en los años posteriores a la segunda guerra mundial; el incremento de la participación de la mujer en la población activa laboralmente; la mayor rigidez del mercado del empleo y los salarios y el gran avance tecnológico que provocó reducciones de personal en muchas industrias.
Todo lo anterior provocó que el desempleo alcanzara altos niveles y también que la inflación se agravara. Para recobrar su equilibrio, los países industrializados otorgaron prioridad a combatir la inflación mediante políticas tributarias y monetarias restrictivas. Esto redujo la inflación, pero a expensas del desarrollo económico y del empleo, no solo en el país respectivo, sino también en el exterior.
Si lo anterior expuesto es aplicable a países desarrollados, por mayoría de razón, a los que están en vías de desarrollo y que son más susceptibles de ser afectados por las crisis de la economía mundial.
CAPITULO III. CAUSAS Y FACTORES QUE INCIDEN EN EL AUMENTO DE LA POBREZA
Es interesante notar que algunos estudiosos del tema opinan que lo que se conoce del fenómeno de la pobreza, tanto en México como en otros países de América Latina, es escaso y referido más a problemas de medición y cuantificación que al análisis de las causas que lo generan. Se sugiere dar mayor atención al estudio de diversos fenómenos socioeconómicos, como por ejemplo, los factores que determinan la distribución del ingreso y la riqueza nacionales, que constituyen dos de los determinantes de la pobreza.
Por otra parte, es triste constatar que en varios de los países pobres muchos de los recursos necesarios para el desarrollo se encuentran a la mano, desaprovechados o mal aprovechados. Destacan entre ellos la inteligencia, el ingenio y la propia fuerza de trabajo. Hay regiones donde no se practican los cultivos múltiples y durante ciertas épocas ociosas, las personas que se dedican a la siembra padecen desempleo. Otra gran fuerza de trabajo puede estar desempleada en el sentido de que se ocupa en tareas cuyo nivel de productividad es muy bajo. También otros factores que influyen en esta situación es la escasa motivación, la mala salud y la injusticia que se encuentra en la mayor parte de estos países, pero sobre todo en las áreas rurales.
La explotación y la desigualdad a las que están sujetos estos grupos de población, son desmoralizantes, engendran resentimiento y embotan la iniciativa y la creatividad. Cuando la desigualdad es tan grave que los niños pobres sufren deficiencias proteínicas su inteligencia se ve permanentemente afectada y su talento creativo se destruye.
En algunos países donde la privación material es menos grave, los efectos sobre la iniciativa y la innovación pueden ser similares, debido a las consecuencias psicológicas de la falta de incentivos y de la organización social que permite que una minoría concentre la riqueza en detrimento de la mayoría.
La mano de obra no es el único recurso que se encuentra mal utilizado; en muchos países no se explotan con eficiencia la tierra y otros recursos naturales que podrían servir para abatir la pobreza y propiciar el desarrollo.
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
No podemos permanecer indiferentes ante el panorama expuesto, pero proponer una solución tampoco es fácil. No es un objetivo sencillo lograr una recuperación duradera de la economía mundial que beneficie a todos los países, sean industrializados, en vías de desarrollo o pobres, y permita la creación de más empleos y el abatimiento de la pobreza. Ni entre los países, ni dentro de cada uno de ellos se ponen de acuerdo acerca de las medidas a tomar para lograrlo.
Sí podemos afirmar que es imperativo que todos los países, y en especial lo más desarrollados económicamente, tengan presente al elaborar sus políticas internas, la dependencia recíproca cada vez mayor entre los países en el ámbito económico mundial.
Es imperativa una estrategia de desarrollo que dé preferencia al empleo y a una mayor productividad de la sociedad en su conjunto, como medios para aumentar los ingresos, redistribuir los frutos del crecimiento económico y satisfacer las necesidades esenciales.
La gran magnitud del trabajo humano que no se utiliza o se utiliza sólo parcialmente significa un lamentable desaprovechamiento de recursos y entraña la amenaza de la desintegración de las sociedades nacionales y la desaparición de las importantes conquistas sociales logradas en muchos países en las últimas décadas.
Por lo anterior, nos parece oportuno proponer lo siguiente:
a) Incrementar la ayuda a los países pobres a través de organismos internacionales.
b) Crear nuevos mecanismos en relación al problema de la deuda externa que limita el crecimiento de muchos países, sobre todo en América Latina.
c) Implementar políticas internas en los países en desarrollo que incluyan el asumir la responsabilidad de su propio desarrollo y disminuir su vulnerabilidad a los trastornos económicos originados en el extranjero.
d) Proveer la creación de empleo productivo y activa participación de los pobres en el desarrollo. Esto es indispensable en toda política económica y social, y debe ir acompañada de los cambios estructurales que sean necesarios.