"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360
Dora del Carmen Orfila
docaror@hotmail.com
EVOLUCIÓN DEL TIPO DE CAMBIO
DEFENSA DE LA LIBRE FLOTACION
Desde finales de los años ‘60, luego de las decisiones tomadas en Bretton Woods por consejo de los economistas que integraron la Reunión, se abandona el tipo de cambio fijo en los países industrializados. Desde entonces gradualmente la mayoría de los países desarrollados deja flotar libremente esa tasa, (1) en especial luego de la crisis de 1973 en Estados Unidos que obligó al gobierno a devaluar su moneda en un 10%.
Para esa determinación se esgrimieron distintos argumentos como: a.- evitar las asimetrías entre las monedas de los diversos países. De esta forma, Estados Unidos de Norteamérica ya no podría de por sí determinar las reglas monetarias mundiales y al mismo tiempo establecería de manera análoga a la de los distintos países, el tipo de cambio con el cual actuaría ante las divisas extranjeras; b.- obtener una total autonomía de la autoridad monetaria al no verse obligados los bancos centrales a regular el mercado para establecer la tasa de cambio fijo. Así se evitaría importar inflación o deflación, ya que la política monetaria sería la herramienta para lograr el equilibrio interno y externo y c.- alcanzar una estabilización automática cuando se produjeran cambios en la demanda agregada. Con la flotación libre se evitaría la especulación prolongada de las economías.
Todas estas razones fueron posteriormente criticadas al observarse en la
práctica que resultaron algo endebles.
del Carmen Orfila, D.: "Herramientas de política monetaria y fiscal" en Contribuciones a la Economía, septiembre 2009 en http://www.eumed.net/ce/2009a/
DEFENSA DEL TIPO DE CAMBIO FIJO
Los defensores del tipo de cambio fijo sostuvieron que: se provocarían políticas económicas no coordinadas; tanto la inversión como el comercio internacional se verían perjudicados; finalizaría la disciplina emanada de los bancos centrales; habría graves inconvenientes para las inversiones y en definitiva la autonomía de los bancos centrales a alcanzar con los tipos de cambio flexibles, era una simple ilusión.
La vuelta a los tipos de cambio fijos se basó en argumentaciones tan importantes como las de los defensores de la tasa libre y especialmente por la experiencia que sembró dudas en la utilización de los tipos de cambio flexibles durante el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Se esgrimieron las situaciones siguientes: a. - tal como ocurrió en el período entre guerras, los países al estar liberados del tipo de cambio fijo, perjudicarían la economía mundial por sus abiertas competencias entre las distintas monedas y llegarían a actuar “empobreciendo al vecino”; b. - se generarían especulaciones propias del cambio flotante provocando efectos desestabilizadores sobre el mercado de divisas y en los mercados externos e internos de los países y además, en el mercado monetario interno habría mayores desequilibrios que con el anterior tipo de cambio fijo; c. - no se lograría una mayor libertad en las políticas macroeconómicas puesto que el libre tipo de cambio sería el responsable de que los bancos centrales tuviesen que intervenir regulando los mercados de divisas y su mentada autonomía no sería real en la práctica; d. - la flotación limpia produciría que los precios de los bienes y servicios fueran imposibles de ser medidos relativamente y por tanto de predecirlos, con lo que se alterarían tanto las inversiones como el comercio internacional y e. - la misma autoridad monetaria terminaría por caer en políticas inflacionarias, es decir, se perdería la disciplina que de por sí se obtiene con la tasa fija de cambio.
LA FLOTACIÓN SUCIA
Entre ambos tipo de cambio se encuentra la llamada flotación sucia. Se trata del sistema también denominado tipo de cambio administrado utilizado periódicamente en algunos países, a fin de mantener esa tasa acotada en una banda, entre un valor mínimo y otro máximo. Habitualmente esos valores que permiten la fluctuación están en un rango pequeño, con diferencias de centésimos y hasta de milésimos de la unidad monetaria doméstica respecto a la moneda fuerte con que se la compara en el respectivo país. Generalmente se trata del dólar estadounidense.
Se lo adopta cuando la autoridad monetaria quiere realizar un control gradual y permanente de la variación cambiaria con la finalidad de neutralizar expectativas inflacionarias y especulativas. Generalmente es utilizado luego de bruscas devaluaciones de la moneda local, a las que se llegó justamente porque el país sufrió períodos de importantes incrementos en la inflación.
Es recomendable que el período de utilización de este sistema sea de corto plazo, hasta que se haya obtenido un equilibrio general de la economía y entonces la banca central se decida por alguno de los dos mecanismos anteriormente descriptos. Ello debido a que el mecanismo consista en efectuar intervenciones casi permanentes regulando el mercado de divisas con operaciones de compra y venta, sea de la moneda local o del dólar, si lo utiliza como referente.
EL TIPO DE CAMBIO EN ARGENTINA
Hasta la actualidad se utiliza sin interrupciones y desde hace aproximadamente siete años, el tipo de cambio antes explicado.
El Banco Central de la República Argentina para sostener en ese tiempo el sistema de flotación administrada no ha necesitado recurrir a las reservas del país, pues el gobierno se ha financiado con: divisas provenientes de las retenciones a la actividad agropecuaria; con fondos que estaban en posesión de las A.F.J.P. (Administradoras de Fondos de Jubilados y Pensionados) sistema privado de retiros para trabajadores y que se traspasaron a la ANSeS (Administración Nacional de Seguridad Social) a cargo del estado; con aumentos de aranceles tanto ad valorem como específicos a otros sectores exportadores; con capitales destinados a inversiones públicas o mixtas, inicialmente locales porque el gobierno no conseguía acceder a los mercados externos. Hasta el momento no lo ha logrado debido a la situación provocada por la crisis financiera global manifestada a partir de octubre de 2008 y a decisiones propias anteriores a esa fecha. Fue así que en varios casos, la seria dificultad del gobierno para llegar a obtener inversiones extranjeras terminó también por afectar al sector privado que luego se retrajo de realizarlas.
Simultáneamente con la decisión de mantener este tipo de cambio, Argentina se encuentra no en una situación de recesión, sino que se halla en un nivel de desequilibrio mayor: está en estanflación.
Por una parte está negociando con el Club de París el pago adeudado desde 2001 cuyo monto total es de U$S 7.000 millones de capital y U$S 1.000 millones por tasas de interés. Aún falta definir si se hará en cuotas o en un único pago como lo anunció en 2008 la presidenta, Cristina Fernández de Kirschner. También es decisión de Poder Ejecutivo cancelar la deuda que tiene desde 2001 con los tenedores de bonos que emitió Argentina, la que además está indexada. La intención del gobierno es no realizar tales pagos con reservas. Con estos dos propósitos se asistirá a la próxima reunión del Grupo de los 20 en Pittsburg, EE. UU. .
Una de las discusiones a plantear en este mes en la reunión es que el gobierno argentino desea acceder a un crédito del Fondo Monetario Internacional. Para ello deberá acatar las disposiciones del artículo IV de ese organismo. En éste se exige la aprobación previa del Club de París para que el Fondo audite las cuentas nacionales a fin de otorgar el préstamo. El principal argumento con el que cuentan las autoridades argentinas, es el de solicitar un similar tratamiento al que tuvo el Fondo con Nigeria y Angola, países que obtuvieron créditos sin tener que acatar el artículo IV. Será entonces necesario utilizar la siguiente herramienta:
LA POLÍTICA FISCAL
Si en una economía existe déficit fiscal es porque los gastos superan a los ingresos del sector público, en un determinado lapso. Habitualmente los gastos excesivos provienen de la administración central de un país, aunque no exclusivamente, ya que además provocan egresos los organismos autónomos, los gobiernos provinciales o municipales, los entes descentralizados, etc., y en definitiva terminan por trasladarse a aquélla, al cubrirlos con transferencias.
Como muchas veces el financiamiento del déficit público se hace emitiendo moneda, es muy importante tomar en cuenta la magnitud de la política macroeconómica que decida un gobierno, porque se presionará a la demanda generando inflación y luego habrá inflación por expectativas, lo que retroalimentará los incrementos iniciales en los niveles generales de precios.
También interesa comparar los ingresos con gastos corrientes; los ingresos con gastos de capital y tomar en cuenta el llamado déficit operativo, vinculado a las deudas públicas internas y externas. Por otra parte en el corto plazo deberá cubrirse el déficit de que se trate con: vr.gr. títulos de deuda de cancelación rápida o con adelantos. En el mediano plazo deberán equilibrase las cuentas fiscales con ajuste en el gasto de gobierno o incrementando los ingresos.
Cuando la inflación crezca irá afectando tanto al sector público como al privado y reducirá los ingresos de ambos, lo cual llevará inevitablemente a una recesión generalizada. También se provocará distorsión en los recursos productivos y se perderá la eficiencia al mermar los recursos y destinarlos a actividades de baja productividad.
Los clásicos estimaban que el equilibrio fiscal debía lograrse en todos los períodos económicos de un país. Actualmente y desde hace ya unos sesenta años, ese concepto fue reemplazado por la observación y el análisis de los ciclos económicos. Para prevenirlos se desarrollaron las políticas anticíclicas. Por ejemplo, con los datos registrados en una serie histórica determinada se puede observar en la gráfica la forma de las curvas respectivas, con la sima y la cima de los períodos recesivos y los de recuperación, respectivamente.
La manera de medir el tamaño del déficit es por su relación con el P.B.I. del país de que se trate. Además de este concepto cuantitativo, debe analizarse en lo cualitativo la fuerza de la riqueza del país, la obtención de confianza tanto local como internacionalmente y el nivel de recuperación.
LA POLÍTICA FISCAL ARGENTINA
El Banco Central de la República Argentina envió una remesa de dinero al tesoro nacional, en julio de este año, por lo que el superávit fiscal de ese mes fue superior, ya que de no tomar en cuenta ese envío, el país tendría un flaco superávit fiscal, bordeando el déficit.
Las autoridades consideran que en cambio agosto fue favorable porque la baja internacional del precio del dólar revaluó el peso y a raíz de ese impensado efecto se redujo notablemente la salida de divisas y de capitales al exterior. Pero ese breve repunte de fortaleza en las cuentas nacionales no asegura que la tendencia continúe y se reviertan las situaciones de salidas permanentes anteriores a ese mes.
Por otra parte debe tomarse en cuenta que en países cercanos había déficit fiscal, por ejemplo en Brasil. Debe además compararse que los bonos de nuestro país rinden una tasa de interés anual del 20%; los de Venezuela del 13,5%, mientras que los brasileños rinden 5,5%. Las dos primeras tasas son excesivamente altas y por lo tanto muy riesgosas para los inversores, en tanto que Brasil obtiene crédito a un costo razonable de rendimiento en sus títulos. Precisamente por ello a partir del 10 de septiembre Brasil dio por finalizado su déficit fiscal, según anuncio de su presidente, Luz (Lula) Ignacio De Silva.
La estrategia que llevaba al G-20 a principios de septiembre el ministro de economía Amado Boudou era una, ya comentada en la pág. 3 de este artículo, hasta que en las reuniones previas al encuentro el gobierno argentino resolvió tomar otra diferente. Por decisión que se le comunicó al ministro debía invertirse el orden de las prioridades anteriores.
Fue debido a que hace tres años los bancos Barclays, Citibank y Deutsche Bank negociaron con el entonces presidente Néstor Kirschner, ofreciéndole al país una cantidad de dinero que posteriormente determinarían. Así esperaban obtener el control de la operación del canje de bonos a los poseedores del exterior, acreedores de deuda argentina en default desde 2001. Efectivamente, en el año 2008 la oferta se concretó por un total de US$ 2.000 millones
Ya entonces el gobierno tenía la intención de cancelar la deuda con los bonistas internos, lo que actualmente se está realizando con el canje de los bonos que esos acreedores poseen por otros de distinto y posterior vencimiento, con intereses ajustables por la tasa Badlar. De esta forma la secuencia seguía para el ministro de economía, con el canje a los bonistas del exterior. Las negociaciones respondían a la necesidad del gobierno de contar con capital que le permitirá equilibrar un muy posible y casi inmediato déficit fiscal
Pero esta continuidad fue interrumpida pasada la primera semana de septiembre porque los tres bancos mencionados reclamaron porque consideran que A. Boudou desconoció el compromiso anterior. Enviaron una nota exigiéndole al gobierno que defina de manera clara y oficial, por ejemplo, a través de un decreto, sus intenciones de respetar la negociación. Pero actualmente no ofrecerían la cifra de US$ 2.000 millones y exigen además que Argentina tome el compromiso de abonar por adelantado y de manera inmediata, las tasas de interés de los bonos “defolteados”.
Con motivo de esta dilación el ministro de economía ha debido invertir el orden de las negociaciones que Argentina llevará al Grupo de los 20. Así, habría tenido un diálogo con Dominique Strauss Khan, presidente del Fondo Monetario Internacional para comunicarle que negociará primero con el Fondo y luego con el Club de París para la futura cancelación de la deuda externa.
De la misma forma en que es contraproducente mantener el tipo de cambio administrado o de flotación sucia por un período prolongado como el que ya lleva Argentina con esa tasa, también resulta inadecuado que el país modifique de manera imprevista sus decisiones, llevado por la necesidad perentoria de obtener dinero fresco para hacer frente a sus compromisos internacionales en 2010 y 2011. Ahora está obligado a equilibrar los excesos de gasto público en que ha incurrido, postergando en un tiempo del que ahora carece, importantes compromisos financieros cuya magnitud ignoró. Pero como no puede dilatar sus obligaciones de política económica, debe cubrir con más deudas aquello que no puede pagar en tiempo y forma, y por ello continúa refinanciando.
Las decisiones serias exigen una precisión y un conocimiento cabal que tampoco posee el gobierno ya que no supo aprovechar los períodos de prosperidad anteriores, nada lejanos al actual; casi podría decirse que inmediatos al presente.
Es que la falta de políticas de estado permite medir la diferencia entre un gobierno que administra para el cortísimo plazo o para el futuro con visión de estadista; en una palabra, dirigir el país para brindar a los ciudadanos de hoy un bienestar tan merecido que se prolongará a las generaciones siguientes.
Las herramientas de política económica, como las que se utilizan para el caso monetario y el fiscal, están a disposición de quienes hoy gobiernan Argentina para que las utilicen adecuadamente, con eficiencia y por sobre todo respetando tanto la dignidad de la investidura que se les dio como la de sus gobernados.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Krugman, P.R. y Obstfeld, M.: Economía Internacional – Edit. Addison Wesley
Argandoña, Antonio; Gómez, Consuelo y Mochón, Francisco: Macroeconomía Avanzada – Tomo I – Edit. Mc Grow Hill
Ferrucci, Ricardo J. y otros autores: Lecturas de Macroeconomía – Política Económica – Edit. Macchi
PUBLICACIONES CONSULTADAS
Ediciones comunes y digitales de diarios, consultoras y servicios web
Agosto y Septiembre 2009
Diario “Clarín”, Buenos Aires, Argentina
Diario “La Nación”, Bs. As. Argentina
Diario “El País”, Madrid, España
Consultora “Buenos Aires City” de Graciela Bevacqua y Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Con servicio web
Consultora y Servicio web “Inflación Verdadera” de F. Cavallo
Instituto Argentino de Análisis Fiscal, a cargo de Nadim Argañaraz
Universidad ESEADE. Dr. Bunge, a cargo cátedra Derecho Tributario