"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360
Rodeloy Castellanos Cruz (CV)
Grupo Empresarial GMG, Cuba.
castellanos@gmg.co.cu
“Ver después no vale, lo que vale es ver
primero y estar preparados”
José Martí
RESUMEN: Un estratega interroga a la
vida. Cuenta con cierto carisma fascinante, nos seduce justo lo
que le hace diferente a la media: no está conforme, espera más,
está seguro de sí, busca buenas preguntas en cualquier parte y,
fundamental, ha asumido que le toca a él y a nadie más construir
el futuro que sueña y le apasiona. Conocer el perfil de un
Estratega constituye una excelente guía a consultar ante las
inevitables bifurcaciones de la vida, privada y empresarial, nos
plantea metas de desarrollo y una eficaz retroalimentación
respecto a nuestro desempeño habitual.
Palabras clave: Estrategia, Actitud Estratégica,
Personalidad, Empresa
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Castellanos Cruz, R.: “La
Actitud Estratégica" en
Contribuciones a la Economía, julio 2007. Texto completo en
http://www.eumed.net/ce/2007b/rcc-0707.htm
1. Actitud Estratégica
La gran mayoría de los trabajos que podemos encontrar sobre
Estrategia abundan en consideraciones sobre cómo competir con mayor
eficacia, qué variables intervienen y definen este proceso, pero es
un hecho que pasan por alto con bastante frecuencia la figura del
Estratega y su distintiva personalidad. Podríamos contar las
excepciones, una de las más notables y recientes quizás desde el
mundo académico: “La Mente del Estratega” (1990) de K. Ohmae.
Por supuesto, donde quiera que el pensamiento científico deja una
brecha, allí se instala el arte y es así como encontramos múltiples
acercamientos al estratega en excelentes biografías sobre Genghis
Khan, Alejandro Magno, Julio Cesar, Mao Tse Tung, y tantos líderes y
caudillos que marcaron la historia universal.
Más cercanos al Caribe y dentro del propio decursar de nuestra
historia también sentiremos el impacto de un Simón Bolívar, un
Emiliano Zapata, Máximo Gómez, Antonio Maceo, José Martí, Che,
Fidel… la lista sería francamente interminable. Todos han grabado
emotivas hazañas, momentos difíciles, profundos avatares
espirituales, iniciativas creadoras, visiones compartidas
generadoras de nuevas realidades, escenas que desembocan en un
perfil psicológico característico que la literatura sobre estrategia
descuida más de una vez.
Por todo esto es importante comenzar nuestro andar hacia la Gestión
Estratégica examinando un modelo posible del estratega que a la vez
posibilite revisar nuestro desempeño y plantearnos metas de
desarrollo. Necesitamos reconocerlo, sin la actitud correcta
seguramente seremos un estorbo cuando se intente proyectar
estratégicamente la empresa. La mente del estratega ya superó
prejuicios, lamentos, indecisiones, también la baja disposición al
riesgo o el no querer soñar.
Un estratega interroga a la vida. Cuenta con cierto carisma
fascinante, nos seduce justo lo que le hace diferente a la media: no
está conforme, espera más, está seguro de sí, busca buenas preguntas
en cualquier parte y, fundamental, ha asumido que le toca a él y a
nadie más construir el futuro que sueña y le apasiona. La gran
mayoría de las personas, en cambio, tienden a esperar que las cosas
pasen, no se conocen lo suficiente ni se encuentran lo
suficientemente entusiasmadas por su destino.
Resumamos pues las cualidades que podríamos considerar prototípicas
de un Estratega (ver figura 1)
Figura 1. Prototipo de un Estratega. 10 rasgos fundamentales
Esta imagen es un esquema comprensivo de las características del
estratega. Cada atributo alcanza todo su sentido y se beneficia del
rasgo anterior y siguiente. Hagamos un análisis más detallado.
2. Examen del prototipo de un estratega
[1]
“¿Cómo podríamos pensar en actuar como un estratega sin mirar a lo
lejos, a lo ancho, a lo profundo; tomar riesgos, pensar en el
hombre?... Contemplando el futuro se transforma el presente” (Berger,
1964. Cit. por Godet, p. 9)
Para G. Berger el futuro se convierte en la razón de ser del
presente. Esa es la actitud distintiva del estratega, que no mira
sólo al aquí y ahora, el corto plazo, sino que todo gana sentido
cuando se enfoca en la distancia. El estratega básicamente está
enfrascado en conquistar el futuro.
Se aprecia que hablar de estrategas es hablar de un cambio de
actitud importantísimo. Para quien, por causa de la educación e
instrucción recibida, experiencias, estímulos, cultura, etc., su
estilo de pensamiento es más bien tradicional, esta Actitud
Estratégica viene a ser una verdadera revolución mental, un cambio
de paradigma que le convertirá en una persona más plena, ante todo,
porque percibirá que ha recuperado el control, que vale la pena
comprometerse, que comprende las circunstancias que le rodean y la
vida es un desafío apasionante donde es factible declararse
optimista.
Un pensador estratégico, además de mirar al frente, tendrá siempre
una Percepción en Secuencia. Como una tira cinematográfica visualiza
el desenvolvimiento de los acontecimientos, cuáles serán sus
actuaciones sobre la marcha, encadena una acción a otra buscando
provocar el efecto deseado. Sus acciones se caracterizan por
apoyarse mutuamente. Podríamos decir que en su juego no hay piezas
aisladas.
Por otra parte nos llamará siempre la atención, cuando nos
aproximamos a la personalidad e historia de un estratega, esa
cualidad suya, casi felina, que denominamos Discreción, la reserva
con que actúa, el enigma que representa para nosotros. Habitualmente
compartimenta la información relevante y la pone a circular en el
momento y nivel justo. La estrategia no es posible si es conocida o
copiada por la persona equivocada. De un estratega auténtico veremos
la táctica, pero nunca, a menos que nos lo explique, el sentido
último de sus movimientos, sus Objetivos Estratégicos.
Las metas del estratega usualmente estarán asociadas a caminos por
recorrer largos y accidentados, caminos que para él se hacen al
andar, recordando la canción. En ese transito el estratega auténtico
nos muestra otra importante fortaleza: su Adaptabilidad. Se detiene
a menudo y percibe la gama de alternativas posibles, sopesa los
costos y beneficios de cada una, "¿qué pasaría sí...?", “¿cuál sería
el mejor curso de acción…?”.
Interesante y difícil es esta habilidad para acomodarse a la
situación haciendo renuncia a veces al propio ego; una destreza que
se conoce de antaño (Sun Tzu, El Arte de la Guerra, 500 años a. C.)
pero que pocos desarrollan. La forma de pensar y proceder de un
estratega no es estática ni predecible. Es tan flexible que puede
llegar a confundir a los competidores y actores en general del
escenario donde opera. Y no hablamos de aquellas “cortinas de humo”
expresamente fabricadas para despistar al adversario, apuntamos a la
capacidad admirable que tiene para descifrar la situación y la
conducta más productiva e inteligente de que es capaz atendiendo a
sus posibilidades reales.
“Puede ser león que ataca ferozmente…, o puede ser camaleón que se
mimetiza para pasar desapercibido mientras avanza y deja atrás a su
competencia (…) El estratega es la pequeña semilla de mostaza
germinando en medio de los grandes árboles del bosque…” (Ribas,
2002)
Viendo lo anterior quizás conformamos una imagen un tanto fría del
estratega, en exceso calculador, pero no es exactamente así. H.
Mintzberg al hablar de las “Estrategias Artesanales” nos traslada el
concepto de un proceso estratégico bastante vivencial, donde tomamos
contacto con la “masa”, la materia prima de nuestro pensamiento
(Ref. por Thompson y Strickland III, 1994) Sentimos el problema,
ambicionamos una posición, nos atrae una o más alternativas. Desde
esta acepción, puesto que pensamiento y emoción nunca podrán
separarse, es imposible concebir al estratega como alguien frío,
todo lo contrario, por lo general se encuentra muy implicado
emocionalmente con el destino de su organización.
De aquí le llega al estratega esa capacidad imprescindible: el saber
convencer, persuadir, vender la idea por sus beneficios. Ya en plan
de Líder o Asesor esta persona sabe contagiar a los demás respecto a
su visión, tiende un puente al futuro y nos motiva sinceramente a
caminar por él, aplasta combinando golpes de lógica y ese sexto
sentido que respetamos. Un estratega debe ser Convincente, dominar
el arte de la comunicación, o el proceso estratégico nunca echará a
andar, apenas si calentará los motores.
Prestando atención a las reflexiones del estratega encontraremos
otro atractivo especial, su Creatividad. Aplica con frecuencia el
principio según el cual para dar solución a problemas nuevos hacen
falta ideas nuevas y el pensamiento puramente lógico se ve limitado
para conseguirlas. Por ello el estratega apela a lo que E. de Bono
(1970) denomina Pensamiento Lateral, pues va en busca de soluciones
no convencionales.
"La mente tiende a crear modelos fijos de conceptos, lo que limitará
el uso de la nueva información disponible a menos que se disponga de
algún medio de reestructurar los modelos ya existentes,
actualizándolos objetivamente con nuevos datos" (de Bono, 1970. Cit.
por Mentruyt, 2002)
De eso se trata, de reestructurar esquemas de pensamiento en forma
creativa. Pero no sólo el pensamiento lateral o divergente,
empleando la terminología original (Guilford, 1951) sirve de soporte
a la creatividad del estratega. También se vale de otra cualidad
esencial: se concentra en el todo y lo considera más importantes que
la suma de las partes. Un pensamiento holístico capta las
situaciones en su conjunto, gracias a él todavía es posible ver el
bosque más allá de los árboles.
Mirando el todo, rompiendo esquemas, la estrategia nace de un
proceso mitad técnico, mitad arte. No es un proceso fácil, duele,
confunde. En ella no hay espacio para las mentes conservadoras,
apegadas a reglas y dogmas que no trascienden el momento por las
razones que sean. El pensamiento creador se impone frente a una
fuerte corriente contraria incubadora de muchos conflictos.
“La verdadera creatividad – recuerda R. Farson (1997) – siempre
infringe las reglas. Es por ello que resulta tan inmanejable y que,
en muchas empresas, cuando se habla de que deseamos creatividad, en
realidad nos referimos a la creatividad manejable. No queremos la
creatividad pura, espectacular, radical, que requiere que cambiemos”
(Farson, Cap. 18)
Esta “creatividad manejable” constituye un importante desestímulo al
pensamiento original con carga de futuro. No en balde decía T. A.
Edison que el pensamiento ingenioso es 1 % de inspiración y 99 % de
transpiración. Mucho hay que trabajar y esforzarse para vencer las
resistencias al cambio.
Ahora bien, pensando en este rasgo creativo-artístico del estratega
surge otra pregunta válida. ¿En virtud de su creatividad, va
entonces el estratega al extremo de la irracionalidad y la pura
intuición? El Sr. Estrategia, como se conoce a K. Ohmae
[2], aclara completamente este
particular.
Los estrategas no rechazan el análisis ni la razón. En realidad,
trabajan permanentemente haciendo análisis, pero lo usan sólo para
estimular el proceso creativo, para probar las ideas que surgen,
para averiguar las consecuencias estratégicas o para no fallar en la
ejecución de ideas "locas" que tienen grandes posibilidades y que,
de otro modo, nunca se habrían puesto en práctica. El análisis es el
punto de partida del pensamiento estratégico. El pensador
estratégico se enfrenta a problemas, tendencias o situaciones que
parecen constituir un todo armonioso. El estratega debe desmembrar
ese todo en sus partes constitutivas y, una vez que conoce el
significado de cada parte, debe volver a juntarlas intentando
aprovechar al máximo la ventaja competitiva de la empresa. La
solución obtenida de esta forma es distinta de la conseguida con el
pensamiento lineal, ya que hemos identificado y estudiado los
elementos concernientes a nuestro problema y los hemos organizado de
una manera relevante (Ohmae, 1990)
“Pero lo usan para estimular el proceso creativo…”, el análisis es
válido, imprescindible, pero no en el sentido del pensamiento lógico
– lineal que esquiva la novedad, sino como soporte al pensamiento
creador y visionario. Para esto es indispensable despojarse de las
condiciones y criterios preelaborados, los “debería” y los “no puede
ser” tendrán que ser suplantados por un rotundo “¿Qué (más) se puede
hacer?”. La estrategia siempre es inclusiva. Necesitamos francamente
reprogramarnos día a día, ejercitar esta forma de pensar y ser.
Nuestro entorno ha cambiado demasiado para continuar siendo
efectivos con los estilos y esquemas de antes y urge aprehender
competencias nuevas.
En otro orden de cosas el estratega, como hombre de acción, se
destaca por la presencia de un fuerte factor de personalidad:
Voluntarioso – Seguro de Sí – Autocrítico. Es una constelación de
rasgos íntimamente relacionados. Para esta persona el mundo espera
por nosotros para ser cambiado y mejorado, de hecho, tomar la
iniciativa es una de sus metas más queridas.
Detrás de la disposición a la acción descubrimos a un individuo que
confía en sí, que ha acumulado las suficientes experiencias para
juzgar sus posibilidades reales, en último caso una persona con una
lúcida percepción de sí mismo, sus lados flacos y fortalezas, y por
tanto las oportunidades que puede aprovechar.
Para concluir esta caracterización llamo la atención sobre ese
último rasgo del estratega: la Exigencia. Para este es imposible ser
autocomplaciente, no exigir el máximo de cada situación, cada
análisis, cada persona, pues su tarea consiste en “arrebatar” un
futuro alcanzable, que entendemos valioso y es nuestra intención
conquistar. Un estratega es por definición una persona insatisfecha,
a veces difícil de entender, que no acepta menos que todo lo
posible...
1.- Aquí abundaremos en una caracterización del estratega fundamentalmente rasgológica, resaltando atributos positivos de conducta sin mayor interés por la innegable complejidad que entraña toda realidad psicológica y social. Este enfoque, muy en boga durante la primera mitad del siglo XX dentro de la psicología con orientación pragmática, conserva su utilidad en tanto describe y orienta. Es sabido que el empresario no espera explicaciones, ni complicaciones cognoscitivas, prefiere la desnudez de los hechos.
2.- K. Ohmae nació en la isla de Kyushu en el año 1943; actualmente reside en Yokohama. Como consultor de alta gerencia, escritor y conferencista, ha sido descrito como el “Señor Estrategia” en Japón, donde preside las oficinas de McKinsey & Co., firma internacional de consultores.
BIBLIOGRAFÍA
Farson, R.: Administración de lo Absurdo. Paradojas en el Liderazgo.
Prentice Hall, Edición Digital, México, 1997.
Godet, M.: La Caja de Herramientas de la Prospectiva Estratégica.
GERPA, cuarta edición actualizada. París, 2000.
Mentruyt, O.: Creatividad e Inteligencia. Marzo 2002. Disponible en:
http://www.monografias.com/trabajos10/monogra/monogra.shtml
Ohmae, K.: La Mente del Estratega. McGraw-Hill / Interamericana de
España S. A. 1990.
Ribas, J. F.: Cómo piensa un Estratega. Marzo 2002. Disponible en:
http://www.gestiopolis.com/canales/gerencial/articulos/63/estratega.htm
Thompson, A. A. y A. J. Strickland III: Dirección y Administración
Estratégica. Conceptos, Casos y Lecturas. Ed. Addison-Wesley
Iberoamericana, S. A. Wilmington, Delaware, 1994.