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Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

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La Ciudad y su Análisis Intra-Urbano: La Localización de Actividades Económicas y el Futuro de los Centros

Julia Hernández Aragón (CV)
jharagon@uach.mx
Universidad Autónoma de Chihuahua

 

RESUMEN: En el presente artículo se realiza un análisis sobre la importancia de la localización de las actividades económicas en las ciudades –esto es, la relación intra-urbano-; asimismo, partiendo del ámbito de la economía urbana y de la inserción de la ciudad y su espacio, es como se expone la estructura central de una ciudad. Si bien es cierto que el centro constituye el corazón comercial de la ciudad, no equivale a decir que existe un sólo centro en una estructura urbana. Y, por lo mismo, no existiendo un único centro no constituirá un Distrito Central de Negocios (DCN). El análisis de la localización de las actividades económicas en el centro se hace a partir de la revisión de dos modelos: el Modelo de Christaller y Lösch (Teoría de los Lugares Centrales) y el Modelo de Coffey-Polèse (Modelo de Localización de las Actividades de Oficina).

Palabras clave: Ciudad, localización, espacio económico, servicios superiores, centro, distrito central de negocios.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Hernández Aragón, J.  “La Ciudad y su Análisis Intra-Urbano: La Localización de Actividades Económicas y el Futuro de los Centros" en Contribuciones a la Economía, junio 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/


I. INTRODUCCIÓN

La percepción económica de toda ciudad ha constituido un punto de referencia para la conformación de sus características que la hacen ser única e inigualable –cada ciudad es diferente-; así, la ciudad observada desde su espacio, desde la conformación de entes sociales y estructuras económicas que le dan vitalidad y que a la vez provocan desarrollo económico, posee un gran cúmulo de información para investigaciones en el campo tanto de la economía urbana como de la economía regional.

En esta dinámica queda inserto el presente artículo que pretende proporcionar la base teórica de lo que constituye la ciudad desde su visión económica, y para ello se analiza la localización de las actividades económicas. Si bien es sabido que el factor localización no es exclusivo de la economía urbana –por cuanto es retomada por otras disciplinas como la administración, la mercadotecnia, la organización industrial, el comercio exterior, entre otros- si se encuentran en este campo los fundamentos de por qué estudiarlo. Dicho de otra manera, en economía urbana –aunque no es un campo de estudio reciente, sí lo es en cuanto a su difusión- se trata de dar respuesta al por qué estudiar la localización ya sea residencial o de la actividad económica en las ciudades.

Los conceptos vinculados a la localización de las actividades económicas productividad urbana, aglomeración, externalidades, medio ambiente, economías de escala y costos de transporte, centralidad, sistemas de transporte, distancia y costos de oportunidad. Tales conceptos son determinantes en la decisión que toman las empresas (o industrias) de localizarse en tal o cual espacio –sea al interior de una ciudad o fuera de ella (en la región).

En tal sentido es que en este artículo se delimita aún más la localización de la actividad económica en la ciudad, llevando su análisis a un espacio por demás importante: su centro. Considerando que el centro es un espacio en la cual se concentran las actividades económicas, viene a constituir un detonante para el desarrollo económico. Lo importante resulta ser determinar qué tipo de actividades económicas dan vitalidad a un centro, es decir, dadas las características de un centro cuáles serán las actividades económicas que permiten a este espacio ser un lugar de convivencia, recreación, y generador de empleo.

Por todo lo anterior, es como se presenta el estudio de la ciudad y su relación intra-urbano, donde se exponen sus características, la conformación de su estructura urbana y su importancia como tal. Por otra parte, se presentan los modelos de Christaller y Lösch, quienes realizaron la Teoría de los Lugares Centrales –modelo de aplicación tanto inter-urbana como intra-urbana-, y de Coffey-Polèse, modelo de localización de actividades de oficina. Asimismo, se presenta un análisis del centro de una ciudad en dos apartados: el primero, donde se vislumbra al centro como Distrito Central de Negocios y, el segundo, que proporciona una relación entre el centro y las actividades del terciario superior. Finalmente, ante los estudios e investigaciones que se han realizado en materia de economía urbana, y en específico para el estudio de los centros, en cuanto a su vitalidad o decadencia, se da respuesta a cuál será el futuro de los centros, a manera de conclusión.

II. LA CIUDAD Y SU ESPACIO.

En el ámbito de la economía urbana, un elemento clave es la concepción de la ciudad, que deriva del proceso de urbanización. Este proceso significa el paso de una sociedad rural a una sociedad urbana. Se refiere al crecimiento acelerado de la población urbana en comparación con la población rural (Polèse, 1998:29). La vida urbana ha tomado una gran difusión, a partir de lo que constituye una ciudad, sin embargo, existe una gran complejidad en cuanto a dar una definición de ésta, ya que depende de la temporalidad y de la percepción que un país tiene de ella.

No obstante, una aproximación de la definición de ciudad es que: constituye una forma de organización espacial, cuya estructura permite a sus habitantes o miembros alcanzar un nivel satisfactorio de bienestar.

La ciudad posee características que la hacen única, es decir, no existen dos ciudades idénticas, lo cual ya sugiere la presencia de ciudades de distintos tamaños, densidad de población, capacidad de empleo que genera, estructura económica, política y social, etc. Asimismo, es necesario señalar que como ente de espacio urbano también tiene elementos negativos como la de generador de contaminación, delincuencia, marginación, desempleo, entre otras. Pero esto no es lo que interesa aquí, sino ver únicamente la relación entre las actividades de servicios bancarios y profesionales con el espacio urbano.

El espacio urbano se concibe como el espacio definido por una cierta porción de mano de obra, delimitada, a un tiempo, por un mercado de empleo y por una unidad (relativa) de su existencia cotidiana, y de igual manera, contribuyendo a expresar las unidades articuladas de tal proceso (Castells, 1974:279). O bien, entendido como la extensión limitada, cuyos elementos que la integran actúan en distintos ámbitos de la actividad social -y económica-, teniendo una génesis propia, manteniendo interrelaciones y que se encuentran en permanente movimiento, siendo su ámbito de acción la ciudad (Flores, 1993: 41).

Al respecto de la estructura interna de la ciudad, no nos queda más que señalar que dicha estructura dependerá tanto del nivel de desarrollo que ha alcanzado el país donde se encuentre, como de las condiciones locales, tales como geografía, planeación urbana, estructura gubernamental local, sistema de transporte, etc.

Por otra parte, y tomando en consideración el análisis de la estructura interna de la ciudad y la percepción del espacio que ocupa, se tiene entonces que la ciudad se ven delimitadas por dos relaciones:

1) Relación inter-urbano: Relaciones con otras ciudades, que conlleva al estudio de los sistemas urbanos;

2) Relación intra-urbano: Esta relación se refiere al estudio de la localización de las actividades económicas y residenciales, a nivel interno de las ciudades.

Esta última sugiere el estudio de la localización de las actividades económicas al interior de la ciudad, por lo que nos abocaremos a ella, para iniciar el análisis de localización.

III. LA LOCALIZACIÓN DE LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS EN LA CIUDAD

La localización de la actividad económica es fundamental para la economía urbana, por cuanto implica la capacidad de organizar el uso del espacio, y más aún, el espacio en términos económicos. Ello a partir del uso del suelo urbano y, por lo tanto, genera la renta del suelo. Asimismo, ante tal aseveración es necesario tener en claro los patrones de localización que siguen las actividades económicas, es decir, qué factores determinan el que se dé una localización en determinado espacio y no en otro.

Así, la pregunta que nos surge es: ¿por qué estudiar la localización de la actividad económica en el centro de la ciudad? Su estudio no solo parte de la existencia de un espacio, sino que lleva implícito una serie de conceptos vinculados a cómo se desenvuelve una ciudad, es decir, a su análisis intra-urbano. Tales conceptos son: productividad urbana, aglomeración, externalidades, medio ambiente, economías de escala y costos de transporte, centralidad, sistemas de transporte, distancia y costos de oportunidad.

A fin de comprender el por qué la localización de la actividad económica, es necesario revisar los modelos de localización. Como es sabido los modelos económicos del espacio urbano parten de la teoría de localización de producciones agrícolas, las cuales tratan del uso del suelo concebidos para explicar por qué se destinan los terrenos a distintas funciones (Polèse, 1998: 326). Entonces, cuando se trata de abordar la cuestión de cómo organizar el espacio al interior de la ciudad, siempre se hace referencia al modelo de Johann Heinrich Von Thünen[1].

Von Thünen consideraba para su modelo, una población aislada, que se abastecía de los productos que los campesinos producen de la tierra en los alrededores se parte de la hipótesis de que los cultivos podían diferir en rendimiento por hectárea y costo de transporte, sin dejar por ello de contemplar la posibilidad de que cada cultivo pudiera cultivarse con intensidad distinta.

En tal sentido, planteaba dos interrogantes que a primera vista pueden parecer distintos: ¿cómo habría de distribuir las tierras de los alrededores de esa población para minimizar los costos globales resultantes de producir y transportar una determinada provisión de alimentos hasta la población? ¿Cómo acabaría por repartirse la tierra si se permitiera una competencia sin control entre agricultores y terratenientes, en la que cada cual actuara pensando únicamente en su propio provecho? Ante estas interrogantes, lo que se tiene es que la repartición de tierra se llevaría a cabo por medio de la competencia entre agricultores, traduciéndose en un gradiente de rentas de la tierra, que a su vez iría descendiendo desde el máximo registrado junto a la población hasta el cero correspondiente al final de la zona cultivable.

Esa fue la primera aproximación al valor y uso del suelo, para la presente investigación se hizo referencia a otros autores que contribuyen con su teoría sobre los asentamientos urbanos y, por ende, a la localización de las actividades económicas (específicamente, para el caso de los servicios superiores). Para tal efecto, entonces, se analizan las contribuciones de Christaller[2] y Lösch[3]. Es importante señalar que aunque existen determinados modelos para el análisis nacional (análisis inter-urbano) y otros para el espacio intra-urbano, el modelo de Christaller y Lösch son aplicables a ambos espacios: nacional y urbano.

Otra de las razones por las que se toma de referencia esta teoría es porque da respuestas al planteamiento de cómo estará organizado el espacio urbano (o nacional) en la que existen una gama diversificada de productos (bienes y servicios).

III.1 Modelo de Christaller y Lösch

En 1933 se publica en Alemania el trabajo clásico de Walter Christaller, dando pauta a la Teoría del Lugar Central. Si bien continúa en la línea de los anteriores teóricos alemanes como von Thünen, con su escenario agrícola, y Weber, con la localización manufacturera, Christaller retoma en su trabajo la forma en que se distribuyen en el espacio las actividades económicas y las poblaciones.

Por lugar central se entiende a la reagrupación (o concentración) en un mismo lugar de empresas que poseen áreas de mercado comparables. Entonces, ¿podríamos pensar que los lugares centrales tienen el mismo tamaño? No, los lugares centrales pueden ser de tamaños diferentes, y esto dependerá de la diversidad de los bienes y servicios que produce una determinada economía (o región). Es en esta distinción donde aparece el concepto de “jerarquía” (de lugares centrales).

Considerando las condiciones de producción y de consumo de los “diferentes” bienes y servicios, es como se construye la jerarquía de bienes y servicios. El concepto de jerarquía se aplica sobre todo al sector terciario. De esta manera, la teoría de los lugares centrales se presenta como una teoría de localización de actividades terciarias en oposición a las teorías de localización industrial (Ibid: 304).

La teoría de los lugares centrales ayuda a explicar dos aspectos interrelacionados del desarrollo urbano: 1) la ubicación de los asentamientos humanos como centros óptimos de distribución para los servicios y ciertas mercancías y, 2) la forma en la cual estos servicios y mercancías se distribuyen dentro del sistema espacial de los lugares urbanos (Butler, 1993: 110). Por lo que se trata de plantear cómo una economía que se basa en la producción y distribución de una gran gama de bienes y servicios diversos se encuentra organizada espacialmente.

Es posible indicar que toda empresa busca normalmente localizarse en el centro geográfico del mercado, en virtud del principio de la centralidad geográfica [4] , y a su vez tienen interés en reagruparse. La decisión de centralizar o no la producción en un único lugar es consecuencia de la intermediación entre economías de escala y costos de transporte. Dicho de otra manera, si más significativas son las economías de escala y menores los costos de transporte, será mayor la probabilidad de optar por centralizar la producción en un solo lugar.

Volviendo a la idea de jerarquía de bienes y servicios, ésta parte entonces de la noción de que todos los bienes y servicios no tienen la misma importancia: existen bienes o servicios de rango superior [5] -los que se encuentran en el nivel más alto de dicha jerarquía- y bienes o servicios de rango inferior. La clasificación de estos servicios en superiores o inferiores permite un arreglo jerárquico que refleja las relaciones económicas entre el sistema de ciudades. Por lo tanto, se considera que las diferencias de jerarquía urbana en función de sus lugares centrales son resultado de economías de aglomeración, lo que permite una oferta eficiente del servicio. La jerarquía urbana se refiere al tamaño de los centros urbanos y de acuerdo a la teoría del lugar central, existe una relación directa entre los bienes y servicios de orden superior y los centros urbanos de mayor tamaño. Por lo que los lugares centrales además de asociarse a las actividades económicas y funciones urbanas centrales, se asocian a la existencia de las grandes ciudades debido a que requieren mercados de mayor tamaño que coinciden con los principales centros de población.

De acuerdo con esta teoría, el crecimiento de la ciudad depende de su especialización en las funciones de servicio urbano, considerándose que la primera función de la ciudad es la de actuar como un centro de servicios para la región que la circunscribe, proveyéndole bienes y servicios centrales, tales como: ventas al menudeo y mayoreo, servicios bancarios y profesionales, organización de negocios así como facilidades de educación, culturales, de entretenimiento y de gobierno.

Sin embargo, como todo modelo posee sus limitantes, debido a que las jerarquías urbanas no están perfectamente conforme al modelo. Algunas de las razones por las que dichas jerarquías no se apegan al modelo ideal, son (Ibid: 311-312):

- la geografía del país (ríos, montañas, etc.) está muy lejos del modelo del plano homogéneo;

- los obstáculos institucionales (fronteras administrativas o culturales) impiden la integración del espacio económico del país;

- el poder de compra (ingresos por familias) y las preferencias de consumo no son homogéneas en todo el territorio;

- la localización de las actividades no comerciales (instalaciones militares, públicas, instituciones religiosas, etc.) no está conforme a la lógica de los lugares centrales;

- el impacto de las infraestructuras (de transporte sobre todo) en las decisiones de localización;

- el impacto de las economías o deseconomías de aglomeración va en contra del modelo; y

- la industria manufacturera no respecta necesariamente los modelos de localización conforme a la teoría de los lugares centrales. Esto es igualmente válido para ciertas actividades del sector terciario moderno.

III.2 La localización de las actividades de los servicios superiores.

En este apartado, se presentan algunas características referentes a dónde se localizan las actividades de los servicios superiores[6].

Como se ha señalado anteriormente, habrá servicios superiores y servicios comunes, de acuerdo al sistema “ordenado” que adopta la ciudad dada la concentración de sus actividades económicas, y considerando preferentemente el lugar central. Así, los servicios superiores se caracterizan por uno o varios de los elementos siguientes (Ibid: 304):

a) economías de escala importantes, nivel elevado de mercado (o de producción);

b) consumo poco frecuente; se trata a menudo de un producto cuyo costo es importante en comparación con el ingreso del consumidor;

c) costos de transporte bajos; el costo es tanto más bajo cuanto que el bien o servicio no requiere sistemáticamente el desplazamiento del consumidor;

d) voluntad del consumidor de recorrer, si es necesario, grandes distancias para adquirirlo.

Entonces, lo que aquí nos interesa es conocer –de acuerdo con el modelo teórico- dónde se encuentran localizadas las actividades del sector servicios (máxime los servicios superiores), los cuales van adquiriendo mayor presencia en la estructura económica de una ciudad.

Los principales indicadores que guiarán la decisión de localización de los servicios superiores serán la mano de obra especializada –la cual se integra por lo conocimientos, la experiencia y la competencia que le permiten asimilar, almacenar y transformar información, como es el caso de un bufete jurídico- y la información. Por lo tanto, las actividades del terciario superior decidirán instalarse en la ciudad más grande de un país, que por lo general, se encuentra en el nivel más alto de la jerarquía urbana[7].

Hablando en términos del espacio intrarregional, se observa asimismo una desconcentración de la industria. Se puede señalar al respecto que el cambio estructural de la planta manufacturera del país se ha dado a partir de un estancamiento y, en algunos casos, de una pérdida absoluta en la demanda ocupacional, por lo que la intensidad del capital (relación capital-trabajo) y la productividad parcial del trabajo (relación producto-empleo) aumentaron. Esto quiere decir que los factores de atracción migratoria hacia centros urbanos por motivo de demanda ocupacional quedarán supeditados, con mayor énfasis que en la década de los ochenta, por la suerte de la industria de la construcción y del sector terciario, y dentro de éste por actividades no precisamente del superior (servicios al productor, telecomunicaciones y de información), sino tradicionales (comercio y servicios personales) y ligados al turismo (Sobrino, 1996:134).

Generalmente, se tiene que las actividades de los servicios superiores se localizan en el Distrito Central de Negocios (DCN) –concepto que se verá a detalle en el siguiente apartado- de la ciudad, implicando con ello, aumento en la renta del suelo. Ello debido a que la prestación de servicios se le concibe como la actividad que constituye la principal base económica de los centros, sobre todo en las grandes metrópolis de los países industrializados. Tal concentración se debe a la disponibilidad de información que genera el DCN. Así, la estructura del empleo generado en los establecimientos localizados en el DCN de una gran ciudad, se engloba en tres grandes grupos de actividades (Polèse, 1998: 345):

1) las sedes y oficinas de administración de las empresas del sector manufacturero y del sector de las comunicaciones, transportes y energía;

2) los servicios financieros, incluyendo las aseguradoras e inmobiliarias, y

3) los servicios a las empresas, sector que incluye las oficinas de asesoría (en ingeniería, informática, gestión, etc.) así como los despachos de contadores, abogados, arquitectos, etc.

Dado que la característica del sector servicios es la transformación de la información, entonces, el costo de comunicación de la información es sobre todo función de la frecuencia de los contactos interpersonales directos.

III.3 Modelo Coffey-Polèse

El modelo Coffey- Polèse es un modelo simple de localización de las actividades de oficina[8], en el cual se postula que la mano de obra especializada y la información son los dos principales recursos escasos que guían las decisiones de localización de las actividades de oficina. En este sentido, el modelo se aplica a otras actividades intensivas en materia gris, como los sectores de alta tecnología. El modelo hace hincapié en los insumos, cuyos costos pueden variar de un punto del espacio a otro, mientras que la teoría de los lugares centrales pone énfasis en el acceso al mercado y en la distribución espacial de la demanda.

Expresado en un problema de minimización de costos –de la localización- el modelo queda representado de la siguiente manera:

T = uI + cI + uL +rL + cH

Donde:

T

=

el costo total de producción de una unidad (H)

H

=

una unidad vendida (por ejemplo, una hora de asesoría técnica)

I

=

las unidades de información necesarias para la producción de H (contabilizadas en horas-hombre)

L

=

las unidades de mano de obra especializada necesarias para la producción de H, contabilizadas como I.

En primera instancia, la mano de obra se llama especializada (o calificada, si se prefiere) precisamente porque encarna los conocimientos, la experiencia y la competencia que le permiten asimilar, almacenar y transformar información. La información existe en mensajes, en computadoras, en informes, en disquetes, en libros, etc., pero también en la cabeza de los trabajadores calificados. Por lo tanto, cuanto más escaso sea el insumo L (personal altamente calificado), más estará la empresa a merced de las percepciones y preferencias de personas que trabajan en ella. Luego entonces, la calidad del medio ambiente físico y humano se vuelve cada vez más un factor clave de localización.

La movilidad espacial del insumo L se distingue de la de los insumos físicos en dos sentidos. Primero, se trata en gran medida de una movilidad autónoma. El insumo L puede decidirse irse. La degradación de la calidad de vida urbana (o las ganas de cambiar de ambiente residencial) puede amenazar las ventajas comparativas de una ciudad para el terciario superior, de la misma manera que el progreso tecnológico puede amenazar el valor económico de un recurso “natural”.

Finalmente, podemos señalar entonces que en las decisiones de localización de las actividades económicas repercuten tanto las decisiones racionales de los agentes económicos como el juego de la competencia.

IV. EL CENTRO COMO DISTRITO CENTRAL DE NEGOCIOS

El Distrito Central de Negocios (DCN) se define como la principal “área central” de la región, que presenta la más alta concentración de servicios a la producción y otros servicios superiores y de funciones comerciales (Pérez y Polèse, 1996).

Muchas veces este término es confundido, dado que pueden considerarse en una ciudad la presencia de centros comerciales y financieros, que se encuentran “distribuidos” estratégicamente a través del área de la ciudad, sin embargo, de lo que se trata es entender si el centro de la ciudad es lo que funciona como DCN, dada la gran concentración de actividades que ésta tiene, pero que no necesariamente se tiene que pensar que sea un solo centro el que exista en la ciudad. En tal sentido, el DCN puede presentarse de distintas formas; aquí se mencionan tres grandes, siendo que cada una de ellas -de consolidación, de desplazamiento y de polinuclearización- pueden evolucionar como modelo propio, o como combinación de ellos:

1) Modelo de consolidación del DCN en el centro histórico: En este modelo, el DCN busca y obtiene consolidación en lo que es el centro histórico; entonces DCN = centro histórico;

2) Modelo de desplazamiento del DCN de lo que es el centro histórico: Aquí, el DCN no es el mismo que el centro histórico, es decir, que dada la evolución en la estructura económica de la ciudad, el DCN aparece en una localización diferente a la del centro histórico. Claro ejemplo de ello es la Ciudad de San Salvador, el cual presenta características de que la concentración de las actividades fueron buscando otra localización hasta conformarse en un área diferente a la de su centro, cabe mencionar que también influyó para esto un acontecimiento natural. (Lungo, 1998);

3) Modelo polinuclear del DCN: dada la evolución de la ciudad hacia un modelo polinuclear, no existe un DCN dominante, porque hay diversos centros diferenciados, pero ninguno es lo bastante grande para ser llamado centro. Tal es el caso de Los Ángeles, California, con sus 16 edge cities que eclipsan sus dos centros tradicionales (Krugman, 1996: 20).

Cada uno de estos modelos difieren entre sí por el costo y el beneficio social que ellos implican. El análisis de estos modelos sugiere la comprensión de si es necesario que una ciudad siga o tenga un modelo monocéntrico o policéntrico. El primero, concibe el área metropolitana como una rodaja de cebolla, compuesta de aros dispuestos alrededor de un único centro; en tanto, el modelo policéntrico sería más bien concebir a la ciudad como un pudín de ciruelas, siendo las edge cities las ciruelas.

V. EL CENTRO Y LAS ACTIVIDADES DE SERVICIOS SUPERIORES

Con respecto a lo que anteriormente se ha mencionado sobre localización intra-urbana, se considera que la estructura de la ciudad influirá en la conformación del o de los centros en que podrían estar instaladas las actividades económicas.

En la concepción del espacio urbano, el centro es el equivalente del lugar central de rango superior en un sistema de lugares centrales, ya que –en palabras de Polèse (1998)- el centro “constituye el corazón comercial de la ciudad”.

Cabe recordar que la teoría de los lugares centrales indica que el lugar más alto en la jerarquía urbana ofrece la gama completa de funciones, considerando que es el único en tener las funciones del rango superior.

El centro de una ciudad es, por definición, el centro de una región. En el centro se cruzan las vías de comunicación y de transporte, en él se encuentra el mejor acceso al conjunto de la región. En relación con el modelo de localización de las actividades de los servicios superiores, el centro constituye el punto en el que se minimizan los costos de acceso a la mano de obra especializada. En el caso del espacio urbano se trata ante todo del costo de los desplazamientos diarios domicilio-trabajo. Asimismo, el centro es el punto central del mercado regional (Ibid: 350).

VI. ¿CUÁL ES EL FUTURO DE LOS CENTROS?

De acuerdo con la teoría de localización de las actividades económicas, se puede decir que existen tres grupo de actividades mediante las cuales se encuentra estructurado todo centro moderno de una gran ciudad: las sedes y las oficinas de administración, los servicios financieros y los servicios a las empresas.

Ante esta noción de las actividades que alberga el centro se puede indicar que son quienes le dan vitalidad económica aún cuando para una ciudad su centro resulta no sólo ser una concentración de actividades económicas sino que es un lugar de encuentro, donde se localizan también viviendas. La cuestión preocupante es cuando el centro es considerado como histórico y, por lo mismo, fomentará por sí solo la afluencia de turistas, localización de restaurantes y hoteles, pero la desventaja será el mantenimiento de los edificios (los cuales poseen un valor histórico-arquitectónico), ya sea para vivienda o para actividades de oficina. En muchas ocasiones ante esta amenaza latente de no modificar la imagen del centro histórico a través de nuevas construcciones por la destrucción de las antiguas edificaciones, y ante la expansión urbana de las ciudades, es que han surgido nuevos espacios de concentración de actividades y de esparcimiento, lo que da lugar a modelos polinucleares

De acuerdo con literatura sobre el papel y la evolución de los centros en los países desarrollados y en desarrollo, se ha podido constatar que en los primeros se ha dado una transformación de los centros, ya sea de traslado o de conformación de otros centros. En lo referente a los países en desarrollo, los gobiernos locales cuando logran aplicar políticas urbanas efectivas para rescatar el centro se ha logrado, dándole la vitalidad requerida así como tomando en consideración la preservación del patrimonio histórico (es necesario tomar en cuenta que la mayoría de las ciudades de América Latina, por ejemplo, son consideradas Patrimonio Cultural de la Humanidad). Por lo tanto, puede señalarse que en estos países aún se observan centros en transición.

Al analizar cuál es el futuro que les espera a los centros de las ciudades, se pueden mencionar dos escenarios: el primero, en el cual se observará un modelo polinuclear para la ciudad, teniendo los centros que la integran igualdad en importancia; y, el segundo, que sería la transformación del centro –si bien histórico- a un centro moderno que logre ir a la par tanto de la expansión urbana que experimentarán las ciudades como de su desarrollo económico, esto es, revitalizar al centro y consolidarlo como lo que es, el corazón comercial de la ciudad.

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[1] Economista alemán, que en 1826 publica su trabajo clásico El Estado Aislado, donde propone su modelo de localización (basado en producciones agrícolas), el cual, posteriormente, ha sido utilizado para otros modelos aplicables a actividades comerciales.

[2] Economista alemán quien publica Die Zentralen Orte in Süddeutschland, traducido al inglés como Central Places in Southern Germany, por Carlisle W. Baskin, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, N. J., 1996

[3] Economista alemán que sentó las bases teóricas de la Teoría de los Lugares Centrales en su obra Die Räumliche Ordung der Wirtschaft, 1944.

[4] El principio de la centralidad nos indica que las relaciones de intercambio y las demás relaciones entre agentes económicos dan origen a un lugar central. Se entiende aquí el término centralidad a la vez en sentido geográfico (el lugar es el centro geométrico de un espacio) y en el sentido de centralización (reagrupamiento) de la producción en un lugar (Polèse, 1998: 64).

[5] Dada esta jerarquía, entonces, los servicios se clasifican en superiores o sofisticados y comunes.

[6] Suele denominárseles también: terciario superior, terciario motor o actividades de oficina, dado que tienen por característica la utilización de información y un alto contenido de materia gris.

[7] Esto considerando el espacio nacional. Para el caso del espacio urbano, la localización de los servicios superiores se encontrarán en su centro (lugar central de la ciudad).

[8] Las actividades de oficinas pueden abarcar una gran gama diversificada de servicios a la producción: asesores en administración, agencias de publicidad, bancos de inversión, aseguradoras, sociedades de gestión de inversiones, despachos contables, y otros despachos de asesoría técnica o científica, etc.


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