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"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360
Crítica de Hayek
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
http://accionhumana.blogspot.com/El texto que sigue es consecuencia de un pequeño intercambio de mensajes entre el autor y el editor de esta revista. Hace alusión al libro Las Flechas y, en concreto, al epígrafe Sobre Hayek.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Gabriel Boragina “Crítica de Hayek" en Contribuciones a la Economía, octubre 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/
Mi amigo, el Dr. D. Juan Carlos Martínez Coll, profesor de la Universidad de Málaga, ha hecho una interesante critica de Hayek, en su libro "Las Flechas”, sin embargo, hay algunos puntos que no comparto de dicha critica y sobre los cuales quisiera hablar aquí.
Creo, en primer lugar, que es un error del colega Dr. M. Coll extender su critica de Hayek hacia toda la escuela austriaca de economía en su conjunto, prueba de ello es esta cita suya: "Es posible que la escuela austriaca de economía, en contubernio con todos los libertarios del mundo, llegue a convencer a los políticos y sus votantes de la conveniencia de eliminar el estado. En ese momento, antes de que desaparezca completamente el estado, sería prudente meditar sobre cómo apareció éste, y las posibilidades de que surja de nuevo." [1]
La eliminación del estado no es, en modo alguno, un objetivo de la escuela austriaca de economía y menos aun, en particular, de Hayek, quien incluso -a diferencia de su maestro Ludwig von Mises-, acepta un cierto intervencionismo en la economía, es frecuente, lamentablemente, demasiado frecuente, confundir las propuestas austriacas con ideas anarquistas, pero es tan frecuente como erróneo hacerlo así.
Los austriacos no están conspirando (contubernio) con los libertarios para eliminar el estado, y además, si tan imaginario "contubernio" llegara algún día a existir, abrigo profundas dudas sobre su éxito, no creo que exista y tampoco tendría éxito una propuesta de ese tipo en el actual mundo estatista (o estatalista), en un contexto, donde los estados avanzan en tamaño y en funciones como sucede hoy en día, una propuesta de su eliminación, obtendría como resultado sonrisas piadosas de quien las leyera o escuchara. De modo que creo, que el Dr. M. Coll puede quedarse tranquilo, los austriacos no están conspirando para eliminar el estado y son muy pocos los austriacos que lo desean, además de carecer de peso e influencia, ni académica ni política.
En efecto, con excepción de Murray N. Rothbard, David Friedman y de los seguidores de ambos, no conozco otros austriacos de relieve que hayan propuesto la supresión del estado. Y, reitero, Hayek es el peor ejemplo de sostener algo así, ya que justamente él entre los austriacos es considerado un conservador.
Dice en su trabajo el Dr. M. Coll que Hayek: "sin embargo no detalla un análisis de esas instituciones tradicionales" y que "deja la duda de cuáles son las instituciones tradicionales a que se refiere". Lamento estar en desacuerdo completo con el Dr. M. Coll en este punto. Hayek no solo detalla ese análisis, sino que lo hace con gran amplitud y precisión. Veamos cuales son esas instituciones para Hayek y el lugar exacto donde las detalla. Señala como tales la libertad, la propiedad y la justicia, que puntualiza desde las páginas 65 a 79 (capítulo II de su obra), en el capítulo III se ocupa de las siguientes instituciones a saber: el mercado, el comercio y la civilización, abarcando este análisis desde las páginas 79 a 93, un nuevo análisis minucioso de tales instituciones tradicionales aparece en el capítulo VI donde examina puntillosamente dos instituciones mas: el comercio (ampliando lo que expuso en el capítulo II) y el dinero, esto lo podemos ver desde las páginas 149 a 173. [2]
Como observamos, la omisión que nuestro amigo, el profesor Dr. M. Coll atribuye a Hayek, no es tal, y esto sin contar que, desperdigado a lo largo de todo su volumen de 251 páginas, vuelve una y otra vez a ocuparse de tales instituciones en pormenor.
Tampoco concuerdo con el Dr. M. Coll cuando asevera que Hayek afirmaría o sugeriría que la propiedad privada debería ser digna de respeto, Hayek no habla en términos de un "deber ser" sino de un "es", el mensaje de Hayek no es del tipo imperativo "deberá respetarse la propiedad privada". No. El Premio Nóbel se limita a señalar que la propiedad privada ha sido una institución útil al desarrollo humano, y en base justamente, a dicha utilidad, es que la gente la adoptó e institucionalizó, en otras palabras, no hay un juicio ético en Hayek cuando se refiere a la propiedad privada, hay un juicio utilitarista, si se quiere, pero no ético. De este modo, Hayek explica que tanto la esclavitud como el sometimiento de la mujer, no desparecieron por razones éticas o morales, sino que desaparecieron por selección natural, al no ser útiles al progreso y a la civilización, y en este punto, coincide con su maestro Ludwig von Mises, quien sin participar del todo de este enfoque evolucionista hayekiano, mucho tiempo antes, en su obra publicada en 1927 titulada "Liberalismo", explica que las situaciones de sometimiento y esclavitud tanto de género como de cualesquier otro tipo, desaparecieron por causas económicas, dada la improductividad del trabajo esclavo con relación al surgimiento de nuevas formas económicas.
La critica del profesor M. Coll insiste en que Hayek estaría sugiriendo la supresión del estado, creo que este error del Dr. M. Coll radica en asimilar la regulación estatal de la economía con la supervivencia del estado, y a mi modo de ver, son dos cuestiones nítidamente diferenciadas y diferenciables. En efecto, la regulación estatal de la economía no tiene una relación funcional con la supervivencia del estado, o dicho en términos más sencillos: no hay una relación causal entre un fenómeno y el otro, más simple todavía: el estado no sobrevivió porque haya regulado la economía desde hace miles de años, sino que su supervivencia se ha debido a otros motivos diferentes de ese.
Hayek no es un antiestatista en el sentido anarquista del término, es un liberal clásico, con todo lo que ello implica, entre otras cosas, partidario de un gobierno limitado, pero admitiendo de suyo la necesidad de un gobierno y de un estado. Esto está muy claro en sus otras obras, especialmente, The Constitution Of Liberty, Law, Legislation And Liberty, The Denationalization Of Money, Etc.
En cuanto a los instintos y la solidaridad, creo que el Dr. M. Coll malinterpreta a Hayek. El autor austriaco era un economista de origen, devenido en filósofo y no suele aclarar en sus escritos cuando hace análisis económico y cuando hace filosofía, este asunto de los instintos y la solidaridad es uno de eso puntos. Desde la economía, es claro para un austriaco que un sistema económico, en una sociedad como la nuestra, que estuviera exclusivamente basado en la solidaridad y no en instituciones tales como el comercio, el dinero, la propiedad, la justicia, etc. implicaría, en poco tiempo, el desplome de tal sistema económico y, a la larga, la desaparición de la civilización actual, tal como hoy la conocemos. Y es precisamente esto y ninguna otra cosa, lo que Hayek explica en este libro. De modo alguno califica sin mas, de "nefastos" a los instintos solidarios, sino que en su contexto, señala que lo que es útil desde un punto de vista económico en un grupo reducido, puede no serlo en un grupo mayor. Esto se ve mas claro cuando se analiza el tema bajo la óptica de una economía de trueque. El trueque puede ser perfectamente practicable en el ámbito de nuestra familia sin que se derrumbe la organización familiar, pero ¿podremos imaginar que sucedería si el comercio mundial, con su volumen y complejidad de nuestros días, tuviera que volver al truque -repentinamente- como único medio de transacción?. Sería el caos primero y más tarde el colapso de todo el sistema. Es esto lo que muestra Hayek, y creo que tiene razón en este punto.
Y como dimos comienzo a nuestra "critica a la critica" del Dr. M. Coll empezando por el final, donde afirma que los libertarios conspiramos para eliminar al estado (cosa que ya aclaramos al comienzo que no es exacta ni aproximadamente, siquiera, correcta), hay una afirmación del Dr. M. Coll que realmente me sorprende y me descoloca, y es esta que copio aquí: "El aparato del estado que nos subyuga tiene al menos una virtud, que trata de impedir su substitución por otro estado aún más subyugante y coactivo"
Como libertario o liberal puedo decir, que no creo que sea del todo exacto que nos subyugue, veo aquí otra tendencia mas de confundir a liberales / libertarios con anarquistas. En mi blog http://accionhumana.blogspot.com he dedicado mucho tiempo a destacar las diferencias entre anarquismo y libertarianismo (prefiero hablar de liberalismo por las razones que en el mismo sitio explico).
Pero eso es lo que menos me sorprende porque, como he dicho, es habitual confundir a liberales con anarquistas, lo que más me sorprende es la frase "... tiene al menos una virtud, trata de impedir su substitución por otro estado aún más subyugante y coactivo"
Echando una ojeada a la historia y al presente, le pregunto a mi amigo el Dr. M. Coll, ¿comprende esta frase a los estados fascistas, nacional socialistas, al estado soviético, al estado cubano, norcoreano, chino, y más atrás en el tiempo, al absolutismo monárquico anterior a la revolución francesa, etc.? Esos estados ¿también trataron de "impedir su substitución por otro estado aún más subyugante y coactivo"?
Su párrafo final por el cual dice: "Sorprende que el evolucionista Hayek no haya valorado la capacidad de supervivencia de la institución estado" sugiere nuevamente (incorrectamente a mi juicio) una presunta hostilidad de Hayek hacia el estado, que ya vimos nunca fue tal, es mas, entre los liberales Hayek es considerado bastante "estatista" para nuestro gusto, de todos modos, habrá que insistir que ni Hayek ni los austriacos, ni menos aun los liberales clásicos, ha propiciado jamás la eliminación del estado, y repito, resulta muy curioso que sea justamente Hayek (un clásico-liberal-clásico, o el menos austriaco de los austriacos) el acusado de semejante cosa.
[1] http://www.eumed.net/flechas/austriaca.htm
[2] Friedrich A. von Hayek, La fatal arrogancia, Unión Editorial, Madrid,
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