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"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360
Pagina nueva 1 Antonio FLORES DE LEMUS (1876-1941)
María Encarnación Gómez Rojo (CV)
Universidad de Málaga
megomez@uma.esEste artículo forma parte del
Diccionario crítico de Juristas
españoles, portugueses y latinoamericanos
[de L. A. Séneca a 2005]
Editado por Manuel J. Peláez AlbendeaVer también Flores de Lemus en Grandes Economistas
[I]. Nacido en Jaén el 14.VI.1876, fallecería en Madrid el 21.III.1941. Realizó de modo sobresaliente los estudios de Derecho en Madrid, Granada y Oviedo donde se trasladó por influencia de Francisco Giner de los Ríos y donde comenzó su relación con la Institución Libre de Enseñanza, centro impulsor en aquel momento de la renovación universitaria española. Se doctoró en Derecho en la Universidad Central (15.XII.1899) con una amplia tesis doctoral, desusada con respecto a lo habitual de la época titulada Ensayo sobre el Congreso de Amiens (1801-1802) y su obra. (Contribución al estudio de los Tratados ajustados por España con las principales naciones de Europa), donde apuntaba ciertas tendencias aperturistas. Su pensamiento y trayectoria profesional aparecen singularmente marcados por una formación intelectual en la que incidieron varias influencias que luego Flores haría confluir con su singular impronta; por una lado, la universitaria ovetense institución en la que se conjugaban a finales del siglo XIX diversas tendencias de pensamiento: regionalistas, conservadores, institucionistas y krausistas y donde recibió enseñanzas, entre otros, del muy significado pensador social filogermanista, Álvarez-Buylla González-Alegre; por otro, la procedente de su pertenencia a la denominada generación de 1898, hombres de mente clara con un gran amor a España, impronta que ha sido puesta de manifiesto por los insignes profesores Velarde Fuertes y Fuentes Quintana. En tercer lugar, la que aparece marcada por sus estancias en diferentes universidades extranjeras, periodo que comienza en 1900 y que le lleva en primer lugar a ampliar estudios en la Facultad de Ciencias Políticas de la Real Academia de Tubinga, donde recibió clases de F. J. Neumann y posteriormente a la Universidad Federico Guillermo III de Berlín donde, bajo la dirección de Adolf Wagner (1835-1917), formó parte del Seminario de Ciencias Políticas y Estadísticas, siendo también discípulo del historicista Gustav Schmoller -Flores de Lemus fue testigo de la polémica del método entre éste y C. Menger-, al que admiraba profundamente hasta el punto que recomendaba la lectura de Der Grundriss der Allgemeinen Volkswirtschaftslehre a todos aquellos alumnos ya licenciados que querían ampliar sus conocimientos, quedando de este modo patente la importancia que concedía al conocimiento de la lengua alemana. También es segura la influencia que sobre su pensamiento ejerció el económetra Vladislav Iosifovich Bortkiewicz, ruso de ascendencia polaca, que estudio Derecho en San Petersburgo y amplió su formación en Estrasburgo, Leipzig y Gotinga. Bortkiewicz, fue nombrado Profesor extraordinario de Estadística de la Universidad de Berlín en 1901 (desde 1920 profesor ordinario de Estadística y Política Económica) y allí Flores de Lemus tomó contacto con él. Sin embargo, Bortkiewicz, tiempo después cayó en descrédito, tras ser objeto de acusaciones de plagiario. Por último, es destacable en el pensamiento de Flores de Lemus la influencia que sobre él va a ejercer el estudio de la sucesión de reformas tributarias de Europa, ya que se especializa en Hacienda Pública en un momento en que los sistemas tributarios acusan la crisis de los principios vigentes para el reparto de la imposición.
[II]. Flores de Lemus consiguió por oposición, frente a treinta firmantes, ser Catedrático de Economía Política y Hacienda Pública de la Universidad de Barcelona (1904), destacando en esta etapa la elaboración del programa de la asignatura, sucediendo en dicha cátedra a Josep Domènech Coll, mostrándose en los inicios de su actividad docente muy crítico con el sistema universitario español, especialmente con los contenidos que se impartían, en su opinión, poco ajustados a la realidad y anquilosados en el pasado, de ahí quizás su esfuerzo para dotar a las Facultades españolas de material de estudio extranjero sobre todo alemán. Casi paralelamente a la obtención de su cátedra, comienza su actividad pública como funcionario, técnico del Ministerio de Hacienda, desempeñando diferentes puestos de responsabilidad dentro del mismo -entre ellos, jefe de la Sección de Estadística de la Inspección General de Hacienda (1907), desde el que elabora la estadística de los débitos de los Ayuntamientos al Estado y la de Presupuestos Municipales de las capitales de provincia-, con varios ministros y en diferentes épocas, Monarquía de la Restauración con vigencia de la Constitución de 1876, Dictadura y República, no abandonando durante el tiempo que se mantuvo en la Administración su interés por la docencia, pues puso en marcha el primer seminario de Economía en la Escuela de Estudios Superiores en el Ateneo Científico madrileño siguiendo métodos de investigación alemanes (1905) y dirigió el Seminario de Economía Política de la Junta para la Ampliación de Estudios (1914). Tras unas oposiciones brillantísimas, en las que no tuvo contrincante desde el punto de vista científico, obtiene la cátedra de Economía Política de la Facultad de Derecho de la Universidad Central (1920). Durante los cursos académicos 1932-1933 a 1935-1936 fue docente en la Facultad de Derecho de Madrid de los denominados Cursos especiales de estudios económicos y administrativos, germen del Centro de Estudios Económicos creado en 1936. Propugnó una reforma integral del sistema fiscal español, denominada por Fuentes Quintana “reforma tributaria silenciosa”, participando en la elaboración de un gran número de proyectos de ley de competencia de los Ministerios de Economía Nacional y de Hacienda que incluían desde las Haciendas Locales hasta el perfeccionamiento del Sistema Tributario General, siendo ésta su aportación más importante en materia de Hacienda Pública desde el punto de vista práctico. Cabe destacar que Flores participó en la elaboración de numerosos informes como los agrupados bajo el título de Documentos y trabajos de la Comisión para la transformación del Impuesto de Consumos (1906), proyectos, como el de transformación de la Imposición sobre el Consumo (1908), el de Exacciones Locales (1909), el de reforma del impuesto de cédulas personales (1910) o el de creación del Banco Agrícola (1916) y dictámenes, como el titulado Memoria de la Dirección General de Contribuciones (1913), otro sobre la eventual creación del Impuesto General sobre la Renta (1927) que sentó las bases de la Contribución sobre la Renta establecida por Jaume Carner Romeu, que fue Ministro desde el 16.XII.1931 al 12.VI.1933, y, sobre todo, su célebre dictamen sobre el estudio de la posible implantación en España del Patrón oro (1929), donde siguió un método neopositivista y matemático, siendo también obra suya el texto de diversa normativa como la Ley de 29.XII.1910 sobre la contribución territorial y el Reglamento de impuestos mineros de 23.V.1911.
[III]. Desde el punto de vista teórico no elaboró ningún manual recopilatorio de su pensamiento que, no obstante, ha gozado de una gran difusión a través de sus seguidores y estudiosos hasta el punto de que su legado ha sido denominado por el valenciano que fue catedrático de Economía Política y Hacienda Pública de las Universidades de Valladolid y Central de Madrid Vicente Gay Forner (1876-1949) como “escuela realista de Flores de Lemus” en el sentido de que su magisterio se caracteriza por el procedimiento de empleaba para formar economistas, la enseñanza de su propio método de investigación centrado en hipótesis prácticas que asimilaron sus primeros discípulos directamente al tiempo que los asociaba a sus propios trabajos. Gay fue el secretario de la Sección VIIIª dedicada al Sistema Tributario de la Asamblea Nacional Consultiva, de la que era vocal Flores de Lemus. Sus servicios a la dictadura se los reprochó Manuel Azaña, quien lo retrataba en sus Memorias el 19.II.1932 del siguiente modo: “Flores de Lemus es uno de los famosos técnicos que tenemos. En hacienda está, en vez de estar en su cátedra. Y se entretiene en hablar mal de la República, del Gobierno, de los ministros, etc. Fue de la Asamblea de Primo de Rivera y también lo ponía verde. En fin, un hombre muy agradable”. En esto coincide Azaña con Pere Bosch Gimpera, quien relata el trato vejatorio e insolente de Flores a su auxiliar de cátedra en Barcelona.
[IV]. Es autor de una importante producción científica, diversificada en temáticas atinentes a producción rural, Banca española, ferrocarriles, comercio exterior y balanza de pagos, sistema monetario español, estudio de los precios, análisis de población y sistema fiscal, en especial impuesto de consumos, de sucesiones y sobre todo, impuesto de utilidades, entre otros, que dieron lugar a la publicación de numerosos artículos aparecidos en diversas revistas españolas y extranjeras como Weltwirtschaft y Finanz Archiv, o en The Times, donde cabe destacar un suplemento especial dedicado a España de 36 páginas titulado The modern Spain, publicado el 29.VI.1914. Escribió además varios libros sobre La reforma arancelaria. Consideraciones y materiales (1905), Política comercial del Imperio alemán bajo los últimos cancilleres (1916) y Materiales para el estudio de la política comercial exterior en cuatro volúmenes, siendo especialmente destacable su trabajo Sobre una dirección fundamental de la producción rural española (1926, reeditado en 1951) en el que Flores ponía de manifiesto la inexistencia de una información estadística ajustada a la realidad en el Ministerio de Hacienda y advertía de las transformaciones estructurales necesarias para la rentabilidad de la agricultura española. En 1923 declinó el ofrecimiento que se le hizo de la cartera de Hacienda por parte de Primo de Rivera, pero indirectamente siguió colaborando y así fue designado miembro de la Asamblea Nacional Consultiva (10.X.1927) dentro del grupo de representantes de actividades de la vida nacional, participando en la Sección 4ª de Política Arancelaria y en la 8ª atinente al Sistema tributario. Ostentó la representación del Estado en el Consejo de Ferrocarriles (1930 y 1933). Intervino como miembro de la Delegación española en la Conferencia Económica Mundial de Londres (1933) a la que asistió junto a Lluís Nicolau d’Olwer, Gabriel Franco y Manuel Reventós, entre otros. Formó parte del escalafón del Banco de España como consejero nombrado el 1.XII.1931, puesto del que dimite en Noviembre de 1934 y se le vuelve a nombrar por decreto el 27.II.1936 admitiéndosele de nuevo la dimisión el 6.X.1936. Fue representante del Estado en CAMPSA desde Abril de 1931 hasta su dimisión acaecida también en Noviembre de 1934.
[V]. Hombre de espíritu independiente, recto e intachable, pero poco respetuoso con las personas y si no que se lo pregunten a Gonzalo Jaumar de la Carrera. Era además individuo de carácter agrio y desabrido. Prueba de su independencia y de su autoridad moral está el hecho de haber sido colaborador de gobiernos de signo político diferente, sintiéndose incómodo ante la tensa situación provocada por la guerra civil, quizás por ciertos equívocos en torno a su persona que jamás se preocupó de deshacer, se expatrió voluntariamente a Francia en Agosto de 1936, siendo objeto de injustas represalias al ser separado de su cátedra de Economía Política en la Universidad Central, mientras residía en tierra gala, por Decreto de 29.VII.1939. Volvió a Madrid el 11.XII.1939. Intentó rehabilitarse en el Cuerpo de Catedráticos de Universidad sin conseguirlo. Fallecido en 1941, inexplicablemente el Ministerio de la Gobernación el 5.IV.1944 y el 9.XII.1957 indagaba sobre sus antecedentes masónicos, en individuo que nunca tuvo que ver con las logias, siendo, por el contrario, merecedor de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (1929). Personaje con una capacidad de trabajo fuera de toda duda, tenía una elevada preparación multidisciplinar matemática, filosófica, histórica y jurídica y, lo que es poco común, gozó del reconocimiento generalizado de sus contemporáneos. Es considerado el renovador de los estudios económicos en España, pero sobre todo es más valorado como funcionario de alto nivel de diversos servicios de los Ministerios, razón por la cual resulta comprensible la escasez de artículos y libros ajenos a su labor de asesoramiento que constituye el legado científico-político-técnico principal de Flores de Lemus.
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