"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

TOMA EL DINERO Y CORRE
La globalización neoliberal
del dinero y las finanzas

La introducción

Juan Torres López
www.juantorreslopez.com

Por gentileza del autor y la editorial, "Contribuciones a la Economía" publica aquí la introducción al libro "TOMA EL DINERO Y CORRE". El libro completo puede solicitarse a la Editorial Icaria

Este libro tienen su origen en una ponencia, aquí muy ampliada y reformada, titulada "El nuevo poder monetario" que presenté en el I Encuentro de Salamanca "Alternativas para el siglo XXI", organizado por la Fundación Sistema en 2002 (1). En aquel texto, y ahora más detalladamente, analizo las consecuencias del fenómeno económico más característico de nuestra época: el volumen tan extraordinario que han alcanzado los flujos financieros y el papel mucho más relevante y decisivo que ha adquirido el dinero en el conjunto de las relaciones económicas.

Es verdad que, en cierto sentido, esto no es nada nuevo. La moneda ha tenido un influjo social importantísimo en todas las etapas históricas y quienes han podido acumularla han adquirido siempre un poder singular. De forma más particular, el capitalismo estuvo vinculado especialmente al dinero. Es el sistema económico monetario por excelencia y todo lo que ha tenido que ver con las finanzas, los bancos, las compañías de seguros, los grandes empréstitos, etc. ha constituido siempre su mascarón de proa más significativo.

Sin embargo, aunque el dinero haya sido en todos los tiempos, como decía la letrilla satírica de Quevedo, un poderoso caballero capaz incluso de hacer del tuerto galán, lo que ocurre en la economía de nuestra época es algo muy diferente.

Hoy día, el dinero conserva la misma influencia decisiva en la vida económica y en toda la vida social que ha tenido siempre. Pero lo que está ocurriendo desde hace unos decenios es que esa influencia se ha incrementado de forma muy sustancial, tanto cuantitativa como cualitativamente.

El dinero y las finanzas han adquirido un predominio nuevo y extraordinario.

Quizá el hecho más visible de estos cambios es que se haya modificado la propia naturaleza del dinero, incluso en su uso más cotidiano. Hace unos años, los ciudadanos comunes utilizaban unas pocas variedades de monedas o billetes para hacer sus compras al contado y algunos tendrían alguna cuenta bancaria abierta. Hoy día, cualquier persona puede utilizar, y utilizamos normalmente, tarjetas inteligentes, pagos en línea, dinero digital, cheques electrónicos... lo que la Unión Europea llama software-based money, es decir, dinero electrónico almacenado bajo alguna forma de software.

Incluso las propias empresas o los financieros utilizaban, hasta hace unos años, esos mismos medios de pago tan poco variados (monedas, billetes y cuentas bancarias) para llevar a cabo sus inversiones u operaciones financieras más complicadas que las de los ciudadanos normales y corrientes. Hoy día, por el contrario, la mayoría de las empresas o las instituciones financieras que operan en los mercados internacionales utilizan medios de pago supersofisticados de los que el ciudadano corriente seguramente no llegará a tener nunca la más mínima noticia.

Hay, pues, muchas más formas de dinero que antes. Y, por supuesto, hay mucha más cantidad de él. Pero lo más sorprendente es que la cantidad de dinero que existe en las economías ha crecido de forma absolutamente desproporcionada respecto de la cantidad de operaciones para las que sirve. Esto es otro hecho realmente significativo. Lo que habíamos conocido siempre era que las diferentes formas de dinero que se utilizaban en la economía estaban dirigidas a facilitar los intercambios más o menos grandes de mercancías, de comercio, de inversiones... Es decir, el dinero era algo instrumental: se utilizaba en más o menos cantidad en la misma medida en que hubiera más o menos intercambio.

Pero lo que ha ocurrido es algo sorprendente. No sólo han aumentado los medios de pago porque haya habido que hacer frente a más operaciones que requerían financiación, sino que el dinero disponible ha aumentado en mucha mayor cantidad que estas últimas. Dicho de otra manera, el volumen de dinero existente en la economía se ha disociado del volumen de comercio, lo que nos obliga a descubrir a qué tipo de uso se está dedicando entonces la mayor parte del dinero circulante en nuestros días.
También han cambiado los sujetos económicos que tienen que ver con el dinero, los que lo crean, lo guardan y lo distribuyen por toda la economía. Hace unos años, los bancos eran las instituciones económicas que se encargaban de hacer esta función, por cierto, sumamente rentable. Pero en los últimos años ha cambiado el papel de los bancos y han aparecido nuevos agentes financieros, nuevas instituciones que crean y mueven el dinero por doquier.

Algo que resulta especialmente importante y que debemos subrayar es que estas transformaciones en la naturaleza del dinero y en su uso no sólo afectan a las finanzas o a una parte especializada de la actividad económica. El gigantesco y desproporcionado desarrollo del dinero y de los flujos financieros trae consigo modificaciones en todos los ámbitos: en las relaciones económicas no monetarias y en el conjunto de las relaciones sociales. Incluso en la política y en el ejercicio del poder.

Esto último no es de extrañar. Todos sabemos que el poder ha estado siempre estrechamente vinculado con el dinero. Y ahora que cambia la naturaleza del dinero, es lógico que también cambie la forma del poder financiero. Y además, es también lógico que ahora que el dinero tiene más presencia en la vida económica, sus poseedores, los grandes centros financieros, los bancos, las grandes empresas, etc. hayan adquirido gracias a eso mucho más poder y más influencia social.

Tanto es así, que podemos decir que estos nuevos fenómenos monetarios van acompañados del nacimiento de un nuevo poder monetario, con naturaleza y efectos sociales distintos a los que habían sido típicos de una época anterior en la que la cantidad de dinero o medios de pago circulantes estaba vinculada más o menos proporcionadamente al volumen de comercio que se realizaba.

Todos estos cambios, en la formas del dinero, en su función social y económica, en las instituciones monetarias y financieras, en los poderes que disponen de él, etc. se han llevado a cabo en los últimos años que han estado dominados por el neoliberalismo, entendiendo por éste al proceso que ha dejado en manos del mercado la regulación de los procesos económicos y sociales básicos para lograr que el beneficio del capital se alcance con más facilidad y menos trabas institucionales. Por supuesto, eso no es una casualidad. Todo lo contrario: cada uno de esos procesos -el de transformación financiera en particular y el neoliberalismo en general- forma parte del otro y se alimentan mutuamente. En este libro voy a tratar de analizar la vinculación entre ambos de la manera más resumida y sencilla posible.

Por último quiero indicar que el propósito de este libro es fundamentalmente divulgativo y está escrito pensando en lectores que no tengan conocimientos previos de economía. Por ello, he sacrificado al máximo el lenguaje técnico y he procurado explicar los procesos de la forma más sencilla posible, aunque a veces haya tenido que ser a costa de obviar cuestiones relevantes en otro contexto pero de más difícil comprensión.

1 A. Guerra y J.F. Tezanos (eds.) Alternativas para el siglo XXI. Editorial Sistema. Madrid 2003.

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