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Los nuevos planteamientos del Dr. Furió
Como ya he dicho, en Furió (2001), el autor no hace alusión alguna al debate que abrió en Furió (1995). A las frases transcritas anteriormente, tomadas de la introducción del primero de los trabajos citados, siguen estas otras:
Para presentar el concepto de producto turístico, es necesario esbozar previamente qué se puede entender por un “bien”. Para ello en este trabajo se acude a la exposición de Carl Menger realizada en 1871
Frase a la que añade, sin aparente nexo de unión:
También se presenta dicho producto (se refiere el autor al producto turístico) como claramente perteneciente a una sociedad industrial avanzada, puesto que comparte características con algunos de los productos más emblemáticos de este tipo de economía.
La frase es algo inesperada y, como digo, fuera de contexto, pero el autor dar a entender que acude a Carl Menger (1849 – 1921) porque tan destacado economista vivió en una época de rápida expansión industrial en la que surgieron numerosos nuevos productos. Entre ellos incluye Furió el producto turístico que se propone estudiar, sorprendentemente, como un producto más, es decir, como parte de un conjunto de productos con los que, al parecer, comparte características, y, más precísamente, como un bien mengeriano de primer orden.
Nadie debe extraer de estas alusiones a Menger hechas por Furió que el fundador de la Escuela Austriaca de Economía hiciera aportación alguna al estudio del turismo. Pero, por si alguien lo ha entendido así, debo advertir que Menger no hizo estudio alguno sobre turismo. Solo un discípulo suyo, Hermann von Schullern publicó en 1911 una monografía dedicada al turismo, la titulada Frendemverkehr und Volkswirtschaft. Pero, si aplicamos el enfoque de oferta que propugno, nos daremos cuenta de que, si bien Menger no estudió el turismo, sí participó en su producción porque, en 1876, cinco años después de publicar Principios de Economía Política, fue nombrado tutor del príncipe heredero del Imperio Austrohúngaro, el archiduque Rodolfo, muerto años más tarde en trágicas circunstancias. Menger acompañó “durante dos años a Rodolfo en numerosos viajes por Alemania, Francia y las Islas Británicas”, dice F. Hayek en la Enciclopedia de Ciencias Sociales. Tenía entonces Menger treinta y seis años y se encontraba en plena madurez científica. Sus nuevas ocupaciones le alejaron de su cátedra, pero le pusieron en contacto con esa parcela de la realidad que llamamos turismo en la medida en que tuvo que programar con todo detalle, o al menos participar en la programación de los desplazamientos y las visitas de Estado del heredero del trono austriaco.
La frase con la que se cierra la introducción de Furió (2001) alude al marco en el autor que se propone desarrollar el trabajo, marco que no es otro que el del comportamiento del consumidor moderno respecto a ciertos tipos de bienes. Este marco debe ser tenido muy en cuenta ya que es evidente que equivale a la aceptación formal por parte del autor del enfoque de demanda que convencionalmente se utiliza para estudiar la economía del turismo. Pero la aceptación del enfoque de demanda entra en flagrante confrontación con su decisión de recurrir a la clasificación mengeriana de los bienes ya que Menger parte para hacerla del concepto de proceso de producción a través del cual los bienes de órdenes superiores (o de utilidad indirecta) se convierten en bienes de primer orden (o de utilidad directa para la satisfacción de las necesidades)
En lo que sigue, analizaré el trabajo de Furió (2001) por medio de los siguientes puntos:
· el análisis microeconómico y el turismo
· el producto turístico como bien de primer orden o de orden inferior
· las funciones de producción y consumición de turismo
El eje vertebrador de este trabajo es la anómala confusión que padece la literatura del turismo en general, y los trabajos de Furió en particular, entre producción y consumición y sobre la coincidencia o no coincidencia en el tiempo de ambas actividades. De ahí su título.
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Francisco Muñoz de Escalona
Producción y consumición de turismo: ¿diacronía o
sincronía?