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"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360
EDUCACIÓN Y DESIGUALDAD SOCIAL
José Ramón Ramírez Peña[1]
Universidad Vasconcelos
joserrp@univas.edu.mx
“El capital más valioso de todos es el que se ha invertido en seres humanos”
Alfred Marshall
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Ramírez Peña, J.R.: “Educación y desigualdad social”, Contribuciones a la Economía, Diciembre 2004. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/
Objetivo
El objeto del presente artículo es señalar y describir la relación primordial que hay entre la educación como proceso y la obtención de salarios como principal indicador de la desigualdad social en el Estado de Oaxaca, México.
Educación, Economía y Sociedad
La educación como proceso y la obtención de salarios y remuneraciones pueden considerarse como fenómenos sociales dinámicos que en el sistema capitalista global tienen la característica de ser excluyentes y desiguales. En el segundo caso, por su propia naturaleza, es excluyente en el sentido de que el mercado laboral solo proporciona un precio, es decir el salario, si la persona efectivamente está laborando, ya sea formalmente o informalmente; es desigual en el sentido de la heterogeneidad en la estructura de empleos así como en la cualificación que hace el mercado en los diferentes tipos de éstos, por ejemplo el trabajo manual, el trabajo intelectual.
La relación Educación Desigualdad social puede presentarse también cómo un proceso social en el cual se arriba necesariamente desde la educación a la desigualdad. En otras palabras la adquisición de conocimientos excluye inmediatamente de los que no adquieren conocimiento. Es correcta esta aseveración pero es ambigua, porque también podrá pensarse lo contrario y también sería correcta, es decir, que la adquisición de conocimientos por la mayoría de la población proporcionaría una menor desigualdad. En el sistema social vigente esta relación solo podrá comprenderse si le intermediara una de las instituciones más importante que es el mercado, tales como el mercado de conocimientos y el mercado laboral.
La relación Educación y Desigualdad Social puede observarse de la siguiente manera según la teoría de la Economía de la Educación y Laboral.
El enfoque primario, microsocial, es el utilizar la relación fundamental minceriana[2] que dice: Los salarios pueden explicarse por los años de escolaridad, experiencia laboral y otras variables control. Desde el punto de vista de un individuo racional, éste al tomar una opción realiza un análisis costo beneficio y a partir de ciertos costos financieros y de tiempo utilizado, evaluará sus rendimientos que le proporcionarían sus años de escolaridad. Tanto sus costos como sus beneficios estarían a valor presente. Evidentemente que si sus beneficios totales son más grandes que sus costos se decidirá a invertir en educación.
Esta relación es comprensible no obstante tiene críticas. La principal crítica es la denominada “variables omitidas”, con esto se quiere decir que puede haber otra variable que explique los salarios. Por ejemplo las habilidades innatas de las personas. Sí esto es así, la crítica mencionaría que ésta sería la variable fundamental y no los años de escolaridad, o también, que los años de escolaridad son una “señalización” de las habilidades de las personas pero no la (escolaridad) responsable de incrementar su productividad y por ende sus salarios.
Para A. B. Atkinson[3] las rentas salariales pueden explicarse a partir de los años de escolaridad, pero éstos son el resultado de una relación entre coeficiente intelectual en la niñez, dotación genética y el ambiente familiar, sí además se agregará la propuesta de Howard Gardner, las rentas salariales estarían relacionadas a la complejísima influencia de las inteligencias múltiples. Otra variable para obtener rentas salariales altas sin tener años de escolaridad es el azar, además de otras vinculadas a actividades fraudulentas o que tienen que ver con los juegos de apuestas o loterías.
Se ha mencionado que la variable años de escolaridad está relacionada con las rentas salariales, para el caso de México un estudio de Gladis Acevedo[4] se concluye que entre 1998 y 1997 las variaciones de renta más importantes lo explica la educación universitaria, esta variación llega a ser del 16% y como tendencia se incrementa a partir de los años noventa. Esto último evidencia la posibilidad de que estas variaciones estén asociadas, además al grado de apertura de la economía mexicana y a la transferencia de tecnología.
Otro estudio reciente fue elaborado por Juan Manuel García Cruz[5], en el cual demuestra que para los egresados de la Universidad Vasconcelos sus rentas salariales pueden explicarse a partir de su formación de capital humano, aptitudes, coincidencia de sus estudios con el trabajo actual del egresado y sus horas de trabajo, siendo estas dos últimas las variables las que tienen un mayor grado de confiabilidad. Este estudio se refiere a los mercados laborales de la Zona Conurbada de la Ciudad de Oaxaca.
Estas consideraciones empíricas y teóricas permiten describir una relación social densa y si se añadiera a la parte de los empleadores, es decir los otorgantes de salarios se transformará en una nueva dimensión del problema. Los salarios en un mercado laboral establecido se corresponden a una oferta y demanda de trabajo, el nivel de empleo y salario se determinan simultáneamente. Este nivel de trabajo, medido en horas laborales por empresa se le asocia una productividad y esta a su vez, es determinada cuando las empresas maximizan sus ganancias, según la teoría microeconómica ortodoxa. Finalmente esta determinación de las horas laborales óptimas es establecida por las empresas tomando en cuenta su restricción tecnológica.
En resumen los salarios o estructura salarial es el elemento unificador, por una lado, del comportamiento de las empresas dada su tecnología y por otro lado, los años de escolaridad realizados. En cualquier sociedad hay una estructura de salarios que unifica el mundo de las empresas y el campo de la educación. Esta correspondencia es frágil y se quebranta de tiempo en tiempo, derivando en excesos de demanda o excesos de oferta.
Esto significa que en el corto plazo habrá siempre una brecha, una imperfección que generará inevitablemente desigualdad. Dicha brecha se ampliará en la medida que el sistema educativo universitario y tecnológico así como el de la media superior no esté ofertando opciones que necesite un mercado compuesto por empresas micros y pequeñas y cuya tecnología administrativa y productiva es adecuada a su actividad en un marco de apertura de mercados y donde la destrucción creadora[6] es una característica del sistema capitalista global, además de ser ahora una sociedad del conocimiento. Se podrá comentar que la demanda de profesionistas y técnicos no solo es establecida por el sector lucrativo de la economía sino también por el sector no lucrativo y el sector público, no obstante es importante retener la idea de que en el sistema social vigente es el sector lucrativo el que genera riqueza.
En el sistema educativo universitario en Oaxaca existen alrededor de 30 instituciones educativas. Su oferta abarca 39 carreras de licenciatura. Casi 50% de la matrícula está en las carreras de Administración, Cómputo y Sistemas, Contaduría, Derecho y Medicina[7].
Las instituciones educativas han reactuado a los cambios de la economía local y nacional, así como de las tendencias internacionales que se han presentado pero sin un planteamiento claro sobre el rumbo a seguir. Lo que actualmente se está haciendo a nivel universitario es proveer una fuerza de trabajo que no corresponde a la realidad, que a lo mucho está dotando de información para la creación de cuadros que puedan crear empresas nuevas. Las empresas nuevas o proyectos productivos responden a oportunidades y que para mantenerlas deberán enfrentar restricciones tecnológicas, de mercado: clientes y competidores, de organización y económicas en grados de competitividad mayores.
A un nivel macrosocial y de largo plazo, según la teoría del Crecimiento Económico Endógeno[8] afirma que toda variación en las rentas, en una trayectoria de equilibrio, equivaldría a una variación del producto y que este puede ser el resultado de la acumulación de capital humano. En esta teoría el crecimiento se puede dar indefinidamente debido a los rendimientos de la inversión en capital humano. Los efectos rebosamiento del conocimiento, dado que las ideas son un bien público y asequibles a todos los agentes económicos y los efectos externos del conocimiento son las fuerzas propulsoras de estos modelos. Estos desarrollos fueron la descripción de procesos históricos que se dieron en la década de los años setenta y ochenta en los países asiáticos. Pero que sus gobiernos implementaron políticas económicas integrales que resultaron en crecimientos por arriba del 7%.
En un contexto nacional y estatal recientemente José del C. López Jerónimo[9] encontró que al relacionar cobertura de la educación superior y producto por habitante a nivel nacional no había una relación clara, no obstante al dividir en dos grupos los estados los de mayor desarrollo y los de menor desarrollo encontró que “existe una relación más fuerte, 1.8% veces más que a nivel nacional, debido a que la cobertura de educación superior explica el producto por habitante en un 46% y con una elasticidad-cobertura de .7178”
Continua diciendo que “podemos decir entonces que en este grupo de estados la educación superior en su conjunto y en especial la de las instituciones privadas y públicas no universidades si está respondiendo en alguna medida a las funciones señaladas en relación al crecimiento y desarrollo, creemos que esto se debe a mayores niveles de eficiencia educativa, a la adecuación de los planes y programas de estudio a la situación actual y la vinculación de los planes de estudio con los sectores productivos. Es importante señalar además que en este grupo hay mayor cobertura de educación superior, mayor eficiencia terminal, más instituciones privadas de reconocido prestigio académico y mayor subsidio a las universidades públicas estatales”.
Conclusión
Lo anterior permite sugerir la importancia de política pública educativas eficientes que puedan coadyuvar primero a reorganizar nuestro sistema educativo estatal, en segundo término ofrecer incentivos para que el sistema de educación privado pueda ofertar opciones pertinentes y en tercer término proponer una política industrial y laboral cuyo fundamento instrumental sea el educativo. Que este fundamento pueda mejorar el funcionamiento de los mercados para de esta forma se arribe a una sociedad mejor, de lo contrario se convertirá en lo que ha sido hasta el presente una política pública educativa no planeada, rezagada, sin liderazgo y sin visión de futuro. La política pública es solo un instrumento y esta solo servirá cuando se tenga claridad en la sociedad que se desea, si esta última no está establecida no sabremos dónde llegar.
[1] Rector de la Universidad Vasconcelos y Presidente del Colegio de Economistas de Oaxaca
[2] Jacob Mincer, 1964, 1974.
[3] Véase Lloyd G. Reynolds, Economía Laboral y Relaciones de Trabajo, FCE, 1984. p. 282
[4] Evolution of Earnings and Rates of Returns to Education in Mexico, The World Bank, October 2001. P.14
[5] Análisis del Desempeño Profesional de los Egresados de la UNIVAS, Tesis para obtener el título de Economía, Agosto 2004
[6] Esta expresión la acuñó J. A. Schumpeter en su obra Capitalismo, Socialismo y Democracia, al referirse a que la característica más importante del sistema capitalista es un “proceso de mutación industrial que revoluciona constantemente la estructura económica desde dentro, destruyendo interrumpidamente lo antiguo y creando continuamente elementos nuevos. Este proceso de destrucción creadora constituye el dato de hecho esencial del capitalismo” J. A. Schumpeter, Capitalismo Socialismo y Democracia (Barcelona: Ediciones Orbis, 1950, 1983) p. 121
[7] Comisión Estatal para la Planeación de la Educación Superior en el Estado de Oaxaca, Retos para la Educación Superior, memoria 2003-2004, noviembre 2004.
[8] Véase a Romer 1986, Lucas 1988, Rebelo 1991. Además, Robert Barro y Xavier Sala-i-Martín, Economic Growth (New York: McGraw-Hill, 1995) p.12
[9] José del Carmen López Jerónimo, La Educación Superior y el Desarrollo Económico, Un estudio comparativo, Tesis para obtener el título de Licenciado en Economía, SUA-UABJO, Julio 2004. p.96