Roger B. Myerson
Este ensayo fue publicado el 17 de febrero de 2003, en la Star Tribune de Minneapolis.
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Para citar este texto puede utilizar el siguiente formato:
Roger B. Myerson: "Los peligros de estar solos" en Textos Selectos de EUMEDNET. http://www.eumed.net/textos/07/Myerson-peligros.htm
Al llevarnos a la guerra, el presidente proclam� que el curso de
Am�rica no depende de decisiones de otras. Mientras que busca la
ayuda de la O.N.U para la guerra contra Iraq, nuestro gobierno
indica su buena voluntad de lanzar tales guerras sin la aprobaci�n
internacional. Los planes importantes para las acciones militares
unilaterales pudieron producir �xitos a corto plazo, pero debemos
reconocer sus peligros a largo plazo. Al demandar que Am�rica tiene
capacidad ilimitada de atacar a enemigos dondequiera en el mundo,
estamos separando las semillas del miedo que pueden rendir una
cosecha amarga.
Vemos hoy amenazas a nuestra seguridad nacional solamente de las c�lulas terroristas y de peque�os estados granuja. Ning�n otro ej�rcito pasa incluso un quinto de lo que asigna Am�rica para la defensa. Pero no debemos olvidarnos del mayor peligro del conflicto armado entre grandes energ�as. Los americanos han sufrido con dos guerras mundiales, y hemos vivido en la sombra de diez mil cabezas nucleares nucleares. Las rivalidades de las grandes potencias pueden comenzar otra vez, con sus carreras de armamentos incontrolables alimentando en desconfianza mutua.
El estado de Am�rica como superpotencia sin rival persiste solamente porque otras naciones del mundo lo aceptan sin desaf�o. Su aceptaci�n se ha basado en confianza que la dominaci�n militar americana no amenaza su seguridad. No debemos tomar su confianza como un hecho garantizado. Si nuestro gobierno invade Iraq sin la articulaci�n de ningunos principios que podr�an obligar el uso futuro de la energ�a americana, esta confianza estar� seriamente en riesgo.
Cuando las fuerzas americanas invaden un pa�s tras otro, la gente por todas partes se debe preguntar qu� lo protege de convertirse en otro blanco americano. En pa�ses donde no hay respuesta clara a esta pregunta, los pol�ticos buscar�n fuerzas militares contra Am�rica, porque la gente por todas partes exige a l�deres que pueden prometer seguridad.
�Qu� ha hecho nuestro gobierno para resolver estas preocupaciones? Dos clases de respuestas son evidentes. El presidente ha prometido que la fuerza americana servir� a la democracia y la libertad en todo el mundo. Tambi�n ha intentado disuadir las carreras de armamentos futuras por una amenaza general para proteger nuestras fuerzas militares m�s all� de cualquier desaf�o.
Pero nuestras promesas de servir a la democracia y la libertad globales llegan a ser poco tranquilizadoras cuando nuestro gobierno insiste en que solamente �l puede juzgar c�mo se aplican. Las demandas de metas altas se pueden adaptar para servir intereses m�s estrechos, y la funci�n de la democracia americana s� mismo es hacer que el gobierno sirva los intereses de los votantes americanos.
Adem�s, los pa�ses peque�os tendr�n siempre pol�ticos fracasados que podr�an esperar ganar energ�a persuadiendo Am�rica intervenir para la "democracia" en su pa�s. La energ�a americana tan libre, aunque bien intencionada, lleva la amenaza de un nuevo orden del mundo en el que los pol�ticos ambiciosos de todas partes encuentren que su trayectoria al poder puede pasar a trav�s de Washington.
Los temores de los extranjeros hacia nosotros pueden ser sofocados si creen que el armarse para rivalizar con Am�rica ser�a algo desesperado, porque podr�amos siempre gastar m�s para mantener nuestra superioridad militar. Pero esta discusi�n asume que los contribuyentes americanos pueden hacer un compromiso cre�ble para pagar cualquier coste imaginable en una carrera de armamentos para terminar todas las carreras de armamentos.
Peor, algunos podr�an tambi�n discutir que la inversi�n de Rusia sovi�tica en armamentos nucleares disuadiera con �xito las acciones militares de Am�rica en gran parte del mundo. No queremos que cualquier persona perciba tales razones para invertir de nuevo en arsenales nucleares peligrosos.
Cuando se consideran estos riesgos, ser�a mucho m�s seguro que Am�rica ahora tranquilice el mundo aceptando algunos l�mites en nuestro uso de la fuerza. Los americanos entienden que la libertad est� llevada a cabo segura en una comunidad solamente cuando las que llevan a cabo energ�a se pueden llamar al juicio independiente por el resto de la comunidad. Si Am�rica ahora demanda energ�a dominante en la comunidad del mundo, despu�s debemos ser preparados para otras naciones para juzgar c�mo podemos utilizarla.
El peligro manifesto de terroristas internacionales, infiltraci�n nuestra sociedad cada vez m�s globalizada, exige nuevas respuestas de nuestro gobierno. Pero la gente en ciudades ha vivido siempre en proximidad cercana con extranjeros an�nimos, y ha encontrado seguridad con las instituciones de la ley que castigan y disuaden violencia criminal. Nadie duda que las fuerzas americanas ahora son necesarias para castigar y para disuadir a terroristas internacionales. La �nica pregunta es si las fuerzas americanas deben ser utilizadas dentro de un cierto marco del derecho internacional.
La pol�tica de nuestro gobierno de negar cualquier necesidad de la aprobaci�n extranjera de acciones militares americanas puede parecer eficaz ahora, pero en el funcionamiento a largo plazo puede incitar rivalidades mortales para nuestro futuro. Desde un punto de vista simplista, puede ser que se parezca parad�jico que un pa�s con abrumadora superioridad militar pueda llegar a ser m�s seguro aceptando algunos l�mites de la comunidad internacional, y tranquilizando a sus vecinos. Bismark entend�a este hecho bien, pero el Kaiser Guillermo II lo ignor� de forma desastrosa a comienzos del siglo XX. Para la seguridad de nuestra civilizaci�n en el vig�simo primer siglo, los estadistas americanos necesitan ahora entenderla.
http://home.uchicago.edu/~rmyerson/limits.pdf
Roger B. Myerson es W. C. Norby profesor de la econom�a en la
universidad de Chicago, y es autor teor�a de juego del libro ":
An�lisis del conflicto." Direcci�n: Departamento de la econom�a,
1126 59.a calle del este, Chicago, IL 60637. E-mail: myerson@uchicago.edu