EXCEDENTE ECONÓMICO Y FORMAS DE DOMINACIÓN SOCIAL


Celso Furtado (1920-2004)

 

Este texto forma parte de
LAS FORMAS HISTÓRICAS DEL DESARROLLO 
Celso Furtado
Publicado originalmente en Teoría y política del desarrollo económico. México, Siglo XXI Ed., 1968.Puede obtener aquí una copia en formato DOC del texto completo (21 páginas) para imprimirlo.

La acumulación de capital se origina del hecho corriente de que cualquier colectividad, aun las que están en los niveles más bajos de división del trabajo, es capaz de crear un excedente, es decir, producir más allá de lo necesario para la supervivencia de sus miembros.

La absorción por el consumo de los aumentos ocasionales de la producción podría mejorar momentáneamente las condiciones de vida de la población, pero ninguna alteración experimentaría la capacidad productiva. Sin embargo, en cualquier sociedad se han formado grupos minoritarios que supieron apropiarse del excedente de la producción, ya sea que éste ocurriera ocasional o permanentemente. Este es el hecho simple y universal que forma la base para el proceso de desarrollo.

En las sociedades primitivas la creación de un excedente de producción constituía, generalmente, un fenómeno eventual; resultaba de la acción de factores discontinuos y exógenos, tales como condiciones climatológicas excepcionales, descubrimientos de mejores tierras, presión exterior para el comercio, etcétera. Si el fruto de ese aumento de la producción se hubiese distribuido uniformemente entre el conjunto de la colectividad hubiera sido consumido, siendo su efecto poco durable. La apropiación por parte de un grupo reducido vino a facilitar la acumulación. Este fenómeno se observa con mayor claridad en las etapas más avanzadas de la organización social, cuando los recursos acumulados pueden ser fácilmente transformados en factores de producción. En efecto, lo esencial del proceso acumulativo no es la retención de una parte del producto por un grupo minoritario, sino la transformación del excedente en capacidad productiva.

Aparentemente, en un principio la acumulación se basó en la esclavitud, o sea en la entrega compulsiva, total o parcial, de un grupo a otro de su excedente de producción. En los niveles más primitivos de la técnica, ésta parece haber sido la forma más práctica de obligar a un grupo social a reducir su consumo por debajo del nivel de su producción. A medida que la productividad se fue elevando se hizo posible aplicar otros métodos. Pero, sin duda, fueron los recursos apropiados por medio de la esclavitud los que constituyeron el punto de partida del proceso acumulativo. Es verdad que, en la mayoría de los casos, estos recursos no fueron utilizados para aumentar la capacidad productiva. La mayoría de las veces sólo servían para elevar el nivel de consumo de los grupos parasitarios. Con todo, aun en tal hipótesis, desempeñaron un papel positivo en el proceso de crecimiento, ya que la elevación del nivel de consumo permitió, y muchas veces exigió, su diversificación. La búsqueda de esa diversificación constituyó la base de las actividades comerciales.

Encontrada la posibilidad de diversificar el consumo, a través del comercio, se había dado el paso decisivo hacia el proceso de aumento de la productividad. La palanca clave del proceso acumulativo ya no residirá en la represión del consumo de algunos grupos a costa de reducirlos a la esclavitud, sino en la apropiación del fruto del aumento de la productividad, resultante del aprovechamiento más económico de los recursos, hecho posible por el comercio. Establecidas las corrientes comerciales, surgirán grupos y comunidades que se dedicarán totalmente a ese tipo de actividad. Esa especialización facilitará la concentración de la riqueza, ya que, como es fácil percibir, los beneficios del aumento de productividad tenderían a concentrarse en manos de los comerciantes. Y esa riqueza concentrada, asumiendo la forma de activos líquidos y medios de transporte en manos de intermediarios, creaba las condiciones para nuevas expansiones del comercio.

Con los elementos indicados será posible reconstituir un esbozo general del proceso de desarrollo de las comunidades preindustriales. En primer término aparecen los factores exógenos, provocando la creación ocasional o permanente de un excedente de producción. Como ya hemos visto, el excedente permanente fue posible gracias a la esclavitud. En segundo lugar viene la apropiación de ese excedente por grupos minoritarios. En tercer lugar tenemos los patrones de consumo más elevados, propios "de los grupos minoritarios, que amplían las posibilidades y hasta crean la necesidad de intercambio con otras comunidades. En cuarto lugar se encuentra el intercambio, que posibilita la especialización geográfica y la mayor división del trabajo, con el consiguiente aumento de la productividad en las comunidades que participan del mismo. En quinto lugar se encuentra la concentración de la riqueza, permitida por el intercambio. Finalmente surge la posibilidad de incorporar al proceso productivo los recursos acumulados por los comerciantes, ya que este era el medio por el cual los intermediarios podían aumentar la corriente del comercio, incrementando sus ingresos.

Este esquema simplificado nos permite captar lo esencial del proceso económico. Por el lado de la producción aparece la creación del excedente; por el de la distribución la apropiación de ese excedente por parte de un grupo minoritario, y por el lado 'de la' acumulación la posibilidad de aumentar la productividad con la ampliación del mercado y la incorporación del excedente al proceso productivo. Si observamos este proceso en el curso del tiempo vemos que la tercera fase se reencuentra con la primera: el incremento de la productividad, causado por la incorporación de nuevo capital y la ampliación del mercado, da lugar a la creación de un nuevo excedente, el cual, apropiado por el grupo minoritario, se transformaría en nuevo capital, etcétera. Los puntos estratégicos de ese proceso están constituidos por la posibilidad de incrementar la productividad y por la apropiación, por parte de los grupos minoritarios, del fruto de dicho aumento. En última instancia son estos dos factores los que permiten el crecimiento. En verdad, si los recursos incorporados al proceso productivo no causasen aumento real de la productividad, la acumulación no propiciaría ningún crecimiento, limitándose a desplazar en el tiempo el acto de consumo. Por otra parte, si el fruto de un aumento de la productividad, ocasional o permanente, fuese distribuido por el conjunto de la población, el resultado sería solamente una elevación ocasional o permanente del nivel de consumo, pasando la economía de una posición estacionaria a otra.

El esquema que presentamos se refiere a fases preliminares del desarrollo. En estas fases tanto los bienes que se consumen como los que son acumulados tienen, fundamentalmente, la misma naturaleza, pudiendo por lo tanto intercambiarse. Por este motivo la apropiación por parte de los grupos minoritarios resulta indispensable para evitar que el consumo absorba la totalidad del producto. Sin embargo, a medida que la producción va alcanzando cierta complejidad, los bienes destinados a la reincorporación al proceso productivo tienden a diferenciarse de los bienes de consumo corrientes. Así pues el negociante que realiza el comercio marítimo necesita transformar los recursos que acumula en barcos y otros instrumentos de trabajo. A fin de hacer frente a esa demanda que se diversifica el aparato productivo deberá adquirir el necesario grado de especialización.

En una economía que haya alcanzado cierto grado de des. arrollo, la producción presenta tal estructura que la acumulación se convierte en un proceso casi automático. Pero, para que el aparato productivo funcione normalmente, es indispensable que la demanda tenga una determinada composición. Ahora bien la composición de la demanda está determinada por la distribución del ingreso, o sea por la forma en que los distintos grupos se apropian del producto. Por lo tanto de aquí se infiere que la estructura de la producción, la división del producto entre consumo y acumulación y la distribución del ingreso tienen causas fundamentales comunes. Éstas se basan en el sistema institucional, articulado en torno del proceso de apropiación del excedente.