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La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial
José de Jesús Rodríguez Vargas
IV EVIDENCIA EMPÍRICA DEL NUEVO KONDRATIEV
RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES
Este capítulo es la continuación del capítulo tercero que muestra, principalmente, las condiciones materiales y sociales-políticas necesarias e indispensables para el cambio de una onda recesiva a una onda expansiva, de acuerdo a los teóricos. En tanto que, en el presente capítulo, demuestro, con distintos procedimientos estadísticos y gráficos, la existencia de una nueva onda expansiva.
Para la demostración son necesarios los aportes de algunos de los principales estudiosos del capitalismo moderno, desde el punto de vista analítico, histórico y cuantitativo, como son Mandel y Maddison; son estudios que complementan y desarrollan el análisis de Kondrátiev en la década de los veinte. Con cualquier método estadístico y gráfico se observa claramente el ciclo largo, con sus dos ondas, para el caso de Estados Unidos y de la economía mundial; para el conjunto, es real la fase ascendente y la descendente, para Estados Unidos, ya se observa una incipiente onda expansiva a partir de la mitad de los noventa. Ésta es una importante conclusión que confirma parcialmente la hipótesis principal, la existencia de un nuevo Kondrátiev. No existe aún una Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial, pero sí lo es para Estados Unidos. Asimismo en este capítulo se presenta el hallazgo de que algunos países de la OCDE, aunque con menor desarrollo, están también en la senda de un crecimiento sostenido y, que, alargando la tendencia de los primeros años, pueden convertirse en países con similar crecimiento del ingreso que los hoy punteros, como Alemania, Japón, Italia.
No debe pasar desapercibido que, la nueva onda expansiva aún no se observa en estos últimos países, y que una derivación del presente análisis es que si continúan con el estancamiento, y en el caso de Japón con retrocesos productivos, no serán participantes importantes en el proceso de crecimiento y desarrollo. Es difícil pensar, que sin ellos, se pueda lograr un ascenso de la economía mundial. Pero el mundo está cambiando muy aceleradamente, debido a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y no nos debería de sorprender que países como Irlanda, Finlandia, Suecia, Holanda, Dinamarca, o, por fuera de Europa Nórdica, Nueva Zelanda, Canadá, Australia (sólo estudio los de la OCDE, sin Corea) en pocos años confirmen la hipótesis de la Convergencia de Solow (ver Apéndice I.1.4.1). Un ejemplo: Canadá como parte del G-7, en el año 2003, ha rebasado a Alemania, Francia, Italia, Japón y Reino Unido en el PIB per cápita; sólo Estados Unidos supera a todos . Justamente, los dos países que, en este capítulo, se encuentran a la cabeza de la Nueva Economía están separándose del resto del G-7. Reino Unido y Francia tienen potencialidades para un relanzamiento en la segunda mitad de esta primer década.
Apenas ha transcurrido una década desde que los mencionados países lograron su punto de inflexión hacia una tendencia ascendente. No creo que sean necesarios más años para darse cuenta de la existencia de una onda expansiva o recesiva. No percibo una simple recuperación de sus economías y no tengo que esperar otros diez años para darme cuenta si es sostenido. Desde hoy vislumbro la posibilidad de una onda de crecimiento estable y permanente, cualitativa y cuantitativamente superior a la etapa previa. Una década representa una tercera parte, o un poco más, de una onda.
Debido al dogmatismo, de algunos teóricos que vieron al capitalismo mundial a punto de desplomarse durante la década de los treinta, y sacaron la conclusión de que las fuerzas productivas habían cesado de crecer, o que se habían convertido en fuerzas destructivas (la Segunda Guerra Mundial), no se dieron cuenta de la onda expansiva que empezó en 1940-1945 en Estados Unidos, o en 1950 para Europa y Japón. Fue hasta la mitad de los sesenta, cuando algunos más perspicaces, como Mandel y Hobsbawm, lo advirtieron, pero no antes. Por tanto, no es de extrañar que a principios del 2005, y posiblemente en el 2010, haya herederos de la misma tradición –la descomposición y el derrumbe próximo del capitalismo- que sean incapaces de comprender los cambios cualitativos. El mundo capitalista cambió, pero ya no cambia, a no ser para su destrucción. La dialéctica no funciona, a no ser para que se cumplan los deseos.
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