Rafael Regalado Hernández
Instituto Americano, México
eldoez@msn.com
La evolución de la educación es una constante a través de los siglos, tantos cuantos tiene el ser humano en la tierra. En el macro y en el microcosmo humano, cada individuo evoluciona en una sucesión sin fin.
Los docentes que hemos abrazado esta profesión, en una etapa no muy temprana de nuestra vida, debemos evolucionar más rápida y conscientemente en el sentido y el sentir de la educación.
El autor de este trabajo ha sido profesor de educación superior por más de 30 años, durante los cuales ha podido observar que las instituciones de educación superior son mucho más que formadores de profesionales para las actividades laborales, son una forma de vivir y de convivir de seres humanos.
Esta forma de convivencia adquiere diversas modalidades, pero tienen dos elementos en común: seres humanos tanto como docentes como discentes, ambos en el contexto de la institución educativa que, finalmente, está dirigida también, por seres humanos.
Cada vez se privilegia menos el conocimiento en su modalidad de adquisición y ha pasado por las etapas de habilidad en su aplicación hasta llegar a tener principio, que toman la forma de actitudes y valores.
El buen éxito profesional no es nada más el resultado de la acumulación de conocimientos y habilidades; es el tener y adoptar actitudes y valores.
Las instituciones de educación superior (IES) a través de sus estructuras permean hacia el alumno estos principios, los cuales son mostrados y en algunos casos demostrados, a los alumnos por las autoridades y los docentes. Ello se logra a través del trato personal. Trato personal que conlleva el logro común de un objetivo que es que el alumno se prepare integralmente desde el punto de vista educativo.
Sin embargo, el alumno, en su recorrido vital por el nivel superior, tiene necesidades de trato personal, de niveles de confianza con otros seres humanos que puedan orientarlo hacia una acertada toma de decisiones, tanto en aspectos al parecer nimios como otros de trascendencia personal.
En muchos de los casos estas orientaciones no se refieren al conocimiento disciplinario, sino a otros para los cuales las IES no siempre han previsto estructuras adecuadas; es el caso de la tutoría.
La tutoría es un contacto personal con un ser humano que se encuentra en formación y que requiere ser tratado como persona y no como un número de matrícula, como dato estadístico o como parte de una lista de asistencia.
En buena hora las autoridades federales de educación pública impulsan el establecimiento de las tutorías; se considera parte de una evaluación el que la institución, para ser de calidad, cuente con servicio tutorial. Es importante que se formen profesores como tutores y que puedan prestar este servicio de una manera más eficaz y eficiente para que el egresado posea una alta capacidad competitiva, que sean éticos, con espíritu de servicio y capaces de promover el progreso del país.
Por ello, y ante la carencia de estudios que permitan estructurar y desarrollar las tutorías, el autor de este trabajo considera como parte de su responsabilidad personal y profesional el presentar sugerencias o desarrollar planteamientos que puedan ser útiles para el mejor éxito del servicio tutorial. Este es el fundamento motivacional del mismo.
Por supuesto que el tema involucra un gran número de facetas que sería iluso tratar de cubrir, pero es de esperarse que, en nuestro país, se complemente más con trabajos de este tipo. En el desarrollo del mismo, se encontraron diversas dificultades, principalmente la falta de bibliografía y el escaso interés en algunas áreas de las instituciones sujetas a estudio ( afortunadamente pocas).
El servicio tutorial plantea, según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, el objetivo de abatir los índices de reprobación y deserción e incrementar el índice de titulación. Es cierto que la tutoría coadyuva en el logro de estos objetivos, pero no se debe esperar más que eso, que sea una coadyuvante y no la única responsable de ello, ya que existen otros factores independientes que inciden en ello.
Este estudio considera a dos instituciones de la Ciudad de Celaya que son grandes, no tanto por su extensión, ni por su número de alumnos, sino por la filosofía que las anima, por el “anhelo de trascender”, por el esfuerzo para lograr la calidad óptima, en fin, por todos los pequeños grandes detalles y actividades diarias.
Para el Instituto Tecnológico de Celaya ( ITC ) y para la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad de Guanajuato ( FCA ), mi expresión de lealtad y adhesión a sus principios. Estos son los motivos fundamentales que me impulsaron a elegir este tema, el poder servir, en la medida de mis posibilidades a aportar una colaboración a su mayor engrandecimiento.
Cabe mencionar que tanto el Instituto Tecnológico de Celaya como la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad de Guanajuato, son objeto de este estudio por ser consideradas dentro de las de mayor prestigio y tamaño en la ciudad de Celaya y en la región; tan solo, ambas instituciones, suman alrededor de 4,500 alumnos atendidos por 400 docentes. Todos merecen una atención especial y, por ello, la realización de este trabajo que consta de cuatro capítulos.
En el primero se plantea el problema a estudiar;en el segundo, se citan los contextos de ambas instituciones; en el tercero, las corrientes de pensamiento relacionadas con la tutoría; en el cuarto, se desarrolla la metodología seguida y los resultados obtenidos, para finalmente presentar las conclusiones y recomendaciones.