INTRODUCCIÓN.
Es común asumir que el desarrollo es necesario para el crecimiento y el bienestar social de un territorio determinado y de sus habitantes. En este sentido la tarea fundamental es desentrañar y entender ¿Qué es el desarrollo? no en sentido ideológico, lo que ha ocasionado una cantidad infinita de discusiones estériles sin llegar nunca a ningún acuerdo, sino como punto de partida y de llegada hacia la discusión y el diseño de una estrategia aterrizada para alcanzar la promoción humana.
Es urgente entonces generar una reflexión dirigida a los fundamentos, a los principios organizadores de este sistema/fenómeno, entender cómo se relacionan entre ellos, muchas veces en forma antagónica y ser capaces de destruir los antiguos paradigmas para la creación de unos nuevos que permitan llegar a lo que en este trabajo consideramos los objetivos tanto finales como procesales de un verdadero desarrollo.
Para acercarnos a la idea del desarrollo vamos a considerar las siguientes preguntas generadoras:
¿Existe diferencia entre crecimiento y desarrollo?
¿Quién es el actor responsable del desarrollo?
¿Gobierno? ¿Mercado? ¿Sociedad Civil?
¿De qué forma la globalización afecta el esquema de desarrollo?
¿Qué elementos forman un adecuado modelo de desarrollo?
¿Cuál es el Modelo de desarrollo deseado?
APROXIMACIÓN AL PROBLEMA DEL DESARROLLO.
Una de las primeras formas de aproximarnos al conocimiento de lo que es algún objeto/sujeto, es el de poder realizar un proceso de diferenciación, por lo que debemos realizar una transformación a partir de una condición más general y homogénea hasta otra más especial y heterogénea. En este sentido se percibe con mucha agudeza que nuestras estructuras socioeconómicas presentan una situación de desigualdad que invita a reflexionar sobre si emergen de un verdadero proceso de desarrollo como la propaganda política y económica nos intenta vender, o son sólo un paradigma que se puede transformar.
El primer problema a analizar se denomina desarrollismo. Consiste en confundir el crecimiento con el desarrollo argumentando la elocuente teoría del crecimiento: “Conforme a ella, una redistribución del ingreso favorable a los sectores con más alta propensión a ahorrar; es decir, a los de mayor riqueza, propicia el incremento más rápido de la producción. Siendo así, la concentración del ingreso termina por ser considerada como un mal necesario; el cual, habrá de corregirse con el propio crecimiento económico” (Graciada, 2005: 35). Aunque en realidad se percibe que esta aplicación sólo ha ocasionado un crecimiento en la brecha entre ricos y pobres.
Tenemos sin embargo que ocuparnos del crecimiento económico, ya que como plantea Sen: “la conexión entre crecimiento económico y la supresión de la pobreza está hoy razonablemente establecida y complementada por preocupaciones sobre la distribución. Aparte de generar ingreso para muchas personas, un proceso de crecimiento económico tiende también a expandir el tamaño del ingreso público, el cual puede ser empleado con propósitos sociales como educación, servicios médicos y asistenciales, y otras facilidades que mejoran de manera directa las vidas y capacidades del pueblo… El ingreso público crea una oportunidad que el gobierno puede aprovechar para hacer que el proceso de expansión económica sea más equitativamente compartido. Esta es desde luego una condición potencial, pues el uso real del creciente ingreso público es otro asunto de gran importancia, pero el crecimiento económico crea la condición cuando esa opción es responsablemente ejercitada por el gobierno” (Sen, 2010: 318).
El segundo problema a analizar es la falacia de las exportaciones como eje de crecimiento del país, descuidando totalmente el mercado interno y la seguridad alimentaria. Este ha sido un gran error en la concepción del desarrollo. Están ampliamente documentadas las desigualdades legales en materia de tratados de libre comercio (Stiglitz, 2007), como técnicas en materia de productividad, acceso a tecnología, acceso a crédito, desempleo, etc. que ponen realmente a México y países en desarrollo en general en una tremenda desigualdad en la competencia comercial.
Ciertamente ha habido un error sobresaliente en el reemplazo de la agricultura por la industria, donde la manufactura fue la forma de inserción a la economía global a partir de los años 50 en México.
Otro problema importante es el conocido como el “bienestarismo”, discurso desarrollado por la teoría económica utilitarista en la década de 1940 y 1950 vigente hasta el siglo XXI conocido como la nueva económica del bienestar. Esta teoría mantuvo énfasis en las utilidades, pero prescindió por completo de las comparaciones interpersonales.
Como plantea Sen: “Este cálculo utilitarista basado en la felicidad o la satisfacción de los deseos puede ser profundamente injusto con quienes son indigentes de manera persistente, pues nuestra disposición mental y nuestros deseos tienden a ajustarse a las circunstancias, en especial para hacer la vida tolerable en situaciones adversas… La gente desesperadamente pobre puede carecer del coraje para desear cualquier cambio radical y típicamente tiende a ajustar sus deseos y expectativas a lo poco que ve como factible. Se entrenan para disfrutar las pequeñas misericordias… se trata de una manera de vivir en paz con pobreza persistente” (Sen, 2010: 313).
Por su parte, el gran debate geopolítico del siglo XX estuvo enfrascado en la lucha por la supremacía entre la planificación central o el mercado abierto. Ambas posturas expusieron a la vulnerabilidad a la mayoría de las poblaciones abanderadas por estas ideologías. Aún con la derrota del sistema comunista, el capitalismo desregulado ha mostrado estar articulado para la concentración de la riqueza en una élite minoritaria, dejando en total vulnerabilidad a las mayorías.
El siglo XXI necesita del ejercicio participativo de la sociedad civil. Nuevas formas organizativas deben emerger como vías alternativas para el fortalecimiento del tejido social, valorando la existencia de identidades locales para evitar su total descomposición.
Juntos, las fuerzas del mercado, las regulaciones de gobiernos y los intereses de la sociedad, pueden crear un nuevo orden socio-económico encaminado hacia la promoción humana y desarrollo sustentable.
GLOBALIZACIÓN.
La dirección marcada por el fenómeno de globalización juega un papel fundamental en los procesos de desarrollo. Se gesta desde una primera etapa histórica basada principalmente en el desarrollo comercial entre países distintos (en función de las exportaciones y las importaciones) conocida como internacionalización. En una segunda etapa, la importancia se centraba en la relocalización de los sistemas de producción con el fin de reducir los costos. A esta etapa se le conoce como transnacionalización. La globalización en términos estrictos, se caracteriza por una homogenización con acentos específicos en el proceso financiero (desarrollo de mercados financieros internacionales) y un avance tecnológico en la línea de la información y comunicación (medias).
Bhagwati menciona lo siguiente: “al referirme a globalización, lo que quiero decir es la globalización económica. Esto incluye, por lo menos, el comercio, inversión extranjera directa (por ejemplo las multinacionales…), flujos de capital de corto plazo y el movimiento internacional de personas… Casi todos los economistas están de acuerdo en que, a pesar de las reservas expresadas por unos cuantos de ellos, el registro pos-guerra de liberalización comercial es uno de prosperidad económica… se considera por lo tanto, que la globalización es económicamente benigna… Pero ahora hay muchas reservas en el dominio público de que la globalización aunque económicamente benigna, es socialmente maligna” (Bhagwati, 2001: 2s.).
De acurdo a Luzarraga (junio, 2008) Podemos complementar esta definición con la idea de la creciente interdependencia económica entre países, motivada por:
El incremento del volumen y variedad del comercio internacional de bienes y servicios.
El papel de las transacciones de capitales internacionales.
La aceleración de la difusión tecnológica a nivel mundial.
El concepto de globalización, ha sido también factor de debate acerca de su esencia. Muchos enfoques críticos la consideran como una categoría histórica asociada a la internacionalización económica. Sin embargo Orozco piensa que es una construcción ideológica más que un entorno económico; más que avanzar a la mundialización, se acercan a la estadounización (Orozco, 2008: 106); es decir, se presenta como una ofensiva capitalista encabezada por la inversión extranjera directa, que tiene el predominio en el capital industrial nacional.
Con marcada tendencia “Neoliberal”, la globalización ha propuesto a la economía del goteo o de la derrama (Trickle down economy) como la fórmula de equilibrio económico para los grupos más vulnerables y excluidos del club de crecimiento económico. A cambio se accede a programas asistenciales, que parten de la filosofía de la invalidez de estos grupos y en el mejor de los casos intentan paliar la pobreza extrema de estos grupos, aunque en el fondo buscan evitar el estallido social lógico, fruto de esta situación infrahumana.
La economía del goteo, no es más que una economía de migajas, donde como plantea Precedo, el 80% de la población mundial formada por las regiones catalogadas como poco desarrolladas (70%) y las catalogados como más atrasados (10%) no pueden tener acceso a los beneficios económicos de los catalogados como más desarrollados (20%) de la población mundial (Precedo, 2004: 31).
La visión de los países en vías de desarrollo queda representada en el mensaje enviado por Ernesto Zedillo Ponce de León, durante su mandato como presidente de México (1994-2000) “La globalización no es opcional, estamos en ella queramos o no; debemos contender con ella nos guste o no” (Zedillo, 1999).
Sin embargo Orozco llega a considerar a la globalización como un “nuevo imperialismo que tiende a disolver, sobre todo en los países en desarrollo la unidad constitutiva del Estado y el capital nacional” (Orozco, 2008: 107).
Ante esta realidad; y a pesar de ella, la globalización ha expuesto uno de sus flancos clave, lo que podemos aprovechar como oportunidad estratégica para insertarnos en este modelo de desarrollo minimizando, hasta donde sea posible, las muchas limitaciones del mismo: El valor de lo local.
Al respecto Luzarraga (junio, 2008) considera que en el “debate entre lo local y lo global… No hay ninguna actuación local en el ámbito de la empresa, o en cualquiera de sus elementos organizativos, si no existe previamente la capacidad de las personas de tener una visión global… El éxito de un proceso de globalización… radica en la sinergia de lo local y lo global donde una o varias culturas empresariales sean gestionadas de forma que las personas se identifiquen con un solo proyecto compartido.”
Como plantea García: “La globalización supone la supresión de esas barreras nacionales por lo que la dimensión de la productividad va más allá de las propias fronteras tradicionales de cada una de nuestras empresas y solo la cooperación entre las empresas genera una fuerte expansión de los distintos sistemas de cooperación para conseguir la lógica económica definida como economía de escala en base a las redes” (García, 2007: 36). La dialéctica presentada como pensar globalmente y actuar localmente se conoce como “glocalización”.
Por su parte, Mochi argumenta que “uno de los componentes más significativos de la globalización es la vinculación entre los cambios en las formas de organización de la sociedad, la economía y la cultura relacionada con el cambio en las nuevas tecnologías de información y comunicaciones (TIC) que desembocaron en la revolución tecnológica y su influencia en todos los ámbitos de nuestra sociedad” (Mochi, 2005: 379).
EL VALOR DE LO LOCAL.
Se percibe una marcada tendencia hacia una estrategia de gestión conocida como descentralización, tanto en los aparatos de gobierno como de empresa. Así, se habla de desarrollo local como una forma de aprovechar el embate global en un territorio propio determinado y delimitado, que alimenta un sentimiento de identidad cultural dentro de las regiones en cuestión.
En este sentido urge pensar y diseñar, así como poner en marcha nuevas formas de organización territorial, basadas en ámbitos más próximos y cercanos al ser humano, es decir a su localidad. Las cooperativas surgen como la oportunidad de dar un rostro humano a la globalización. En el caso de las cooperativas de ahorro y préstamo, Cuevas argumenta que “el hecho de que las cooperativas estén presentes en la comunidad le da todavía, pero ahora mucho menos que antes, una ventaja en cuanto a la información que es la palabra clave de la intermediación financiera, información es lo que cuenta más que ningún otro factor” (Cuevas, 1999: 29).
Prudencio Mochi, considera a las Tecnologías de Información y comunicación (TIC), como la base de un nuevo orden social. “Estas transformaciones se deben fundamentalmente a un nuevo concepto de red, que representa una nueva cualidad de circulación de información y personas, tanto entre las organizaciones a nivel local o nacional como la importancia que significa relacionar lo local con lo global. En este sentido las organizaciones y movimientos sociales… expresan a su vez, nuevas formas de cooperación y relacionalidad. De lo que se
trataría entonces es de la creación de un capital social en red; en ello reside la novedad de las TIC respecto a la construcción del mismo” (Mochi, 2005: 386).
Lo local y lo global forman las dos caras de la misma moneda, son parte de una dialéctica que urge una síntesis entre los extremos para reducir la tensión entre ellos. No se trata de eliminar una u otra, ya que son parte de nuestra realidad; se trata de encontrar la estrategia más acorde a las realidades de los menos favorecidos económicamente para acceder a los beneficios y bondades del sistema.
Resulta evidente que la forma en que la riqueza ha sido distribuida se ha concentrado en zonas económicamente globales; sin embargo, también sucede a nivel local, y sus efectos son la migración de las zonas rurales hacia espacios urbanos que se perciben como motores para el desarrollo. En este sentido, la tendencia hacia la urbanización, se dirige hacia las ciudades medias y pequeñas.
Por ejemplo, Según Precedo, en Europa se espera un predomino de ciudades con menos 500,000 habitantes, donde residirán el 60% de la población urbana europea. Actualmente el 80% de población vive en ciudades urbanas de alta aglomeración. El modelo norteamericano, que resulta muy parecido al japonés, también presenta altos niveles de urbanización actualmente (76%) y parece continuar con esta tendencia. Sin embargo, se espera que un número considerado de habitantes urbanos vivan y trabajen fuera de las aglomeraciones superiores a los 500,000 habitantes gracias a los efectos de las nuevas tecnologías (Precedo, 2004).
Por el contrario, continúa Precedo, en países en desarrollo donde actualmente viven el 60% de la población en zonas urbanas, la tendencia es de incrementarse hasta el 78% en 2025. Esto resulta alarmante si se considera la tasa de crecimiento demográfico, muy superior la europea, norteamericana y japonesa, lo que ocasionará entre otros, problemas de hacinamiento, desempleo, enfermedades y estructura de servicios públicos (Precedo, 2004).
Algo digno de llamar la atención, resulta ser el fenómeno de la pobreza, porque aunque se acentúa más en el modelo urbano de subdesarrollo, es común denominador en los demás modelos y con tendencia a incrementarse, no a erradicarse como muchos discursos afirman.
Resulta entonces identificado el problema de la concentración como síntoma de que el nivel de desarrollo es menor. Precedo afirma que la población urbana crece a un ritmo del 2.5% anual; sin embargo, el 0.7% corresponde a ciudades en desarrollo y el 3% a ciudades menos desarrolladas (Precedo, 2004).
Hasta ahora, podría parecer antitético hablar de lo urbano y de lo rural. No se trata de decir que el club urbano se encuentra saturado y excluir a los que todavía no se encuentran en él. Se trata de incluir a los que están en el esquema rural, a través de un proceso de cambio social, capaz de crear una relación equilibrada de lo que Precedo denomina “tejido rururbano continuo” (Precedo, 2004: 31).
Dentro de las diferentes teorías de desarrollo, hasta antes de los años noventa donde se acuña el término de desarrollo local, la teoría de los modelos de desarrollo endógeno, era la más asimilable a esta, ya que otorgaba especial importancia a los recursos internos, principalmente formas de organización, recursos humanos, infraestructura, así como el Know How local. Sin embargo este modelo presentaba en la práctica la limitación de ser de corte intervencionista, ya que se partía de la idea de la subvención (Parques tecnológicos, incubadoras, etc.) con un enfoque más sectorial que territorial.
El modelo de desarrollo local que se interesa en este estudio, tiene el objetivo de ser un modelo de desarrollo humano sostenible, visto como una dimensión cualitativa de lo social, económico y personal. Conlleva un proceso de cambio social de tipo solidario, basado en la iniciativa individual como factor de dinamización de la fuerza o potencial endógeno de un territorio.
Para Sen: “La motivación tras el enfoque de desarrollo humano, que iniciara Mahbub ul Haq, un economista visionario de Paquistán… Consiste en desplazarse desde la perspectiva del PNB, basada en los medios, hacia la concentración, en la medida en que así lo permitan los datos internacionales disponibles en las vidas humanas. La ONU publica sus informes sobre desarrollo humano de manera regular desde 1990” (Sen, 2010: 256).
Por otra parte, y en concordancia con la idea de Sen, es importante “concebir el desarrollo desde la perspectiva de libertad… El desarrollo es fundamentalmente un proceso de devolución de poder a la ciudadanía, y este poder puede ser empleado para preservar y enriquecer el medio ambiente, y no solo para diezmarlo” (Sen, 2010: 279).
De acuerdo a Sen, “La evaluación del desarrollo no puede divorciarse de las vidas que la gente puede vivir y de la libertad que puede disfrutar…Su valor tiene que depender de su impacto en las vidas y las libertades de las personas implicadas, que debe ser central para la idea de desarrollo… Las libertades políticas y los derechos democráticos están entre los componentes constitutivos del desarrollo” (Sen, 2010: 377).
Específicamente en el campo económico, que compete más a la estructura de este trabajo, según Precedo se manejan cuatro parámetros fundamentales:
La cualificación del empleo individual y las habilidades (Know How)
La participación e implicación de la población en las iniciativas de desarrollo.
La construcción social de ventajas comparativas territoriales
La calidad de los recursos humanos (Precedo, 2004: 77).
Si bien es difícil definir, metodológicamente hablando, el concepto de “local”, lo más apropiado es entenderlo como una realidad social específica más que como una división territorial. Sin embargo; dada la conjunción de recursos (humanos, naturales, financieros), como resultado de la descentralización del estado, y contar con un patrón histórico y cultural próximo, se considera al municipio como un posible prototipo para potenciar el desarrollo.
Es importante mencionar que para poder hablar de desarrollo en una realidad social, se deben concretar un cierto número de condiciones expresadas fundamentalmente en dos dimensiones:
Socio-Económico
Cultural
Además, sigue siendo de fundamental importancia el carácter procesal necesario para el desarrollo local dado por la necesidad de que los actores se involucren y compartan un proyecto, en un territorio específico de desarrollo común.
Según la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE) el desarrollo local se define de la siguiente manera:
“Complejo proceso de concertación de los agentes (sectores y fuerzas) que interactúan dentro de los límites de un territorio con el propósito de impulsar un proyecto común que combine la generación de crecimiento económico, equidad, cambio social y cultural, sostenibilidad ecológica, calidad y equilibrio espacial y territorial, con el fin de elevar la calidad de vida, de las personas, de las familias que viven en ese territorio o localidad” (Girardo, 2005: 369).
Desde esta perspectiva, según Girardo, existen fundamentalmente cuatro estrategias para el desarrollo local:
Estrategia basada en la planeación y la gestión del desarrollo local.
El objetivo fundamental es crear un entorno favorable, donde el gobierno juega un papel fundamental al ser responsable de los servicios públicos y sociales, así como de la infraestructura necesaria para impactar en los costos de las empresas existentes y creación de
nuevos negocios. Se centra en aspectos como normatividad para la construcción de edificios y defensa de áreas verdes; desarrollo de oferta educativa y espacios públicos para mejorar la calidad de vida de la ciudad; adecuada planeación de programas de vivienda; así como generación de servicios derivados de esto como aeropuertos y servicios financieros adecuados para la actividad a desarrollar.
Estrategia basada en los negocios.
El objetivo fundamental es la estimulación de la demanda buscando la creación de nuevas empresas dentro de una localidad así como la expansión de las actuales empresas locales. Se centra en aspectos como los centros de asistencia a la pequeña industria con capacitación, consultoría e investigación; Parques tecnológicos y de negocios que proveen de requerimientos específicos de infraestructura; Capital de riesgo para la creación de nuevas empresas y estimulo a jóvenes emprendedores; así como centros de información permanente para las empresas existentes y negocios potenciales.
Estrategia basada en el desarrollo de los recursos humanos.
El objetivo fundamental es el desarrollo de la capacitación y formación para el trabajo con el fin de adaptar la estructura productiva local al paradigma tecno-económico mejorando las oportunidades de empleo. Se centra en aspectos como la revisión de programas educativos; programas de capacitación laboral; así como la creación de un sistema público-privado de innovación local con fuerte presencia en universidades, tecnológicos y centros de investigación.
Estrategia basada en el desarrollo económico comunitario.
El objetivo fundamental es el desarrollo del capital social, promoviendo actividades económicas que puedan generar valor agregado en las comunidades y así poder generar empleos en grupos especialmente vulnerables. Es necesaria una estrategia de estrecha colaboración entre organismos gubernamentales a nivel nacional y local, fundaciones privadas, organizaciones sociales y la cooperación internacional, para poder activar el capital social de la comunidad.
Según Girardo las actividades básicas de esta estrategia son:
Fortalecimiento de las instituciones locales y organizaciones de base comunitaria con el fin de garantizar la canalización eficiente de recursos a los programas de desarrollo económico.
Desarrollo de figuras asociativas o cooperativas para el desarrollo de proyectos productivos con gran hincapié en el acompañamiento técnico y financiero.
Operar oficinas de empleo en las comunidades locales con el fin de ofrecer programas de capacitación para ayudar a grupos vulnerables y poder mejorar sus condiciones de empleo (Girardo, 2005: 373).
En cuanto al objetivo último del desarrollo económico local, de acuerdo a Francisco Alburquerque, es el mejoramiento del empleo y la calidad de vida de la comunidad territorial que corresponde, así como la elevación de la equidad social (Alburquerque, 1997).
A lo anteriormente dicho, podemos agregar lo que Sen plantea como “asegurar un adecuado nivel de capacidad de acción y de capacidades morales básicas para todos” (Sen, 2010: 413).
Para la consecución de este objetivo último, es necesario alcanzar los siguientes objetivos específicos:
Transformación del sistema productivo local, de tal forma que se aumente la competitividad.
Fomento de la diversificación productiva así como el incremento del valor agregado.
Sostenibilidad ambiental en actividades locales.
Es imprescindible contar recursos para el desarrollo como una estructura productiva local, mercado de trabajo local, capacidad empresarial y tecnología existente, recursos naturales, sistema de crédito local, estructura social y política, patrimonio histórico y cultura local.
Todos los factores productivos deben ser organizados, y para ello, la unidad fundamental es la empresa en sus distintas modalidades jurídicas (privadas, públicas, mixtas, cooperativas, etc.) ya que son indispensables para el logro del crecimiento económico y generación de empleo. Es importante mencionar también la importancia de la promoción de actividades empresariales innovadoras.
Asimismo, el tejido social de empresas, es decir, los eslabonamientos productivos resultan fundamentales para el diseño de una estrategia adecuada de fomento productivo local. Esto, aunado a un sólido sistema de financiación, con posibilidades de acceder al crédito con costos y plazos razonables, propicia las condiciones necesarias para un adecuado desarrollo económico justo y dinámico.
DESARROLLO TERRITORIAL.
En la práctica, el desarrollo local se centra en procesos económicos generadores de empleo, y en su versión más simple, este desarrollo no incluía un concepto que fue integrado con el tiempo para nutrirlo: el concepto de territoriedad, para establecer así el término “desarrollo territorial”, concepto más amplio que el simple desarrollo local al proponer la importancia de los factores territoriales tangibles, tales como los atributos físicos y los factores territoriales intangibles, tales como organización social, cultura y tradiciones.
El modelo de desarrollo territorial tiene por objetivo, establecer en un territorio determinado un modelo de desarrollo cooperativo, sustentable y equilibrado con un profundo sentido de identidad.
Los factores que promueve la identidad crean un esquema de auto-sostenibilidad dentro del desarrollo. Asimismo, como plantea Precedo, ofrece las siguientes ventajas:
La identidad otorga el sentido de comunidad territorial y refuerza la solidaridad y sentido de colectividad.
Hace que los habitantes de una comunidad se comprometan con el proyecto haciéndolo realmente suyo.
Rompe el carácter provisional, otorgando la atemporalidad y continuidad en el tiempo (Precedo, 2004: 85).
De la misma forma, entre los aspectos que conforman la cultura y la identidad locales se encuentran:
Nivel de articulación y organización social.
Hábitos de convivencia social.
Uso y aprendizaje colectivo de lengua propia.
Existencia de líderes y élites culturales o políticas.
Actitud ante las innovaciones y apego a las tradiciones.
Valoración moral y ética ante el trabajo, pago de impuestos, solidaridad, etc.
Asunción de riesgos y actitud emprendedora.
Valoración del entorno natural y del medio ambiente.
Asimismo, según Gallardo, es necesario revalorar las culturas regionales con diversas acciones como:
Integrar elementos de conocimiento y valoración de la cultura regional en los sistemas educativos y reconocer en la enseñanza las diferencias lenguas.
Repensar la historia nacional en términos de la memoria colectiva regional.
Difundir y promover la creación cultural en todas sus manifestaciones, especialmente en los lugares más alejados del centro.
Fomentar la preservación de las manifestaciones culturales regionales y garantizar su difusión y reconocimiento como base de identidad de la cultura regional.
Facilitar una verdadera comunicación entre las diversas culturas regionales abriendo espacios de participación para aquellas que cuentan con menos recursos para propagarse o manifestarse (Gallardo, 1998: 170).
Según Precedo y después de realizar 580 entrevistas en centros regionales europeos, se determinó que los tres objetivos principales de un programa de desarrollo territorial son:
Desarrollo del potencial endógeno.
Reducción de desequilibrios dentro de las diferentes zonas.
Mejora de la calidad de vida de los habitantes de las zonas más deprimidas (Precedo, 2004: 87).
En estas mismas encuestas, con respecto al tema de la financiación de los programas de desarrollo se concluye que el 79% de los centros opinaron que debe ser responsabilidad compartida entre los diferentes niveles de gobierno. El 5.8% se inclinó por una financiación exclusivamente regional y el 3.8% se inclinó por una financiación exclusivamente municipal (Precedo, 2004).
En función de estos estudios, de acuerdo a Precedo, el consejo de Europa emitió la resolución 257 sobre “Planificación integrada y desarrollo local” donde concluye lo siguiente:
“En ausencia de políticas territoriales activas, las fuerzas del mercado pueden tener como efecto el acrecentamiento de las disparidades territoriales existentes, en lugar de favorecer la convergencia.
Las pequeñas comunidades carecen de recursos y de medios técnicos y humanos, que les son necesarias para enfrentar ellas mismas su problema de desarrollo.
Para desarrollar el potencial productivo y elevar el nivel de las regiones más desfavorecidas frente a las fuerzas del mercado, conviene recurrir a políticas activas y a modelos de desarrollo estratégicos tendentes a mejorar el desarrollo del potencial local de cada una de ellas” (Precedo, 2004: 89).
Asimismo, la conferencia de poderes locales y regionales del consenso de Europa, demanda a las instituciones políticas:
“El reconocimiento de la necesidad de adaptar sus actividades de planificación a las nuevas situaciones derivadas de los procesos espaciales y sectoriales, así como las debilidades de las regiones periféricas.
Promover la creación de asociaciones municipales, fundadas en la cooperación voluntaria de los poderes locales para la puesta en marcha de las políticas de desarrollo.
Facilitar la realización de planes de desarrollo territorial, en cooperación con las asociaciones municipales, tanto en regiones enteras como en zonas metropolitanas, urbanas y rurales” (Precedo, 2004).
ALGUNAS APORTACIONES ADICIONALES.
Como concluye Villareal, se debe empezar por consolidar una “Política económica de estado” (Villareal, 1998: 292), con una estructura fincada en cinco pilares fundamentales:
Economía de mercado Institucional y participativa. Institucional en cuanto a que necesita contar con incentivos a la producción y desincentivos a la especulación. Participativa porque implica que en la sociedad no puede haber marginados por el mercado, porque se requiere que todos colaboren en el proceso económico-social, donde el Estado complemente y no sustituya al mercado.
Modelo de crecimiento e Industrialización tridimensional. En donde es necesario el crecimiento del eje de las exportaciones, pero no sólo éste, ya que ocasionaría como de hecho sucede, una desarticulación productiva. Por esto también es necesario el crecimiento del mercado interno, así como el desarrollo endógeno local, es decir,
conocer las fortalezas locales para poder desde ahí, establecer la política de crecimiento y desarrollo económico-social. Es importante considerar que para el “Crecimiento económico” existen dos fuentes:
Acumulación de Capital. En la que se hace necesaria el ahorro tanto interno, como el caso de las pensiones; el ahorro de las empresas, a través de incentivos fiscales y el ahorro de gobierno a través de una política fiscal sana y eficaz. Es necesario también inversión en tecnología y en crear una cultura de continuo aprendizaje.
Elevar la productividad del capital, sustentada en programas de investigación y desarrollo, así como nuevos esquemas de vinculación entre empresas y universidad. Una universidad, como argumenta Yunus, no debería ser una torre de marfil donde los intelectuales se dejan embriagar por el conocimiento sin compartir nada con el mundo que los rodea (Yunus, 2000: 93).
Es de suma importancia mencionar también el papel fundamental del sistema financiero, que sin duda ha sido el “talón de Aquiles” de las economías Latinoamericanas. En este sentido es importante mencionar los hallazgos de Hernando de Soto.
De Soto, en una investigación acerca de por qué el Capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo, descubre que la diferencia esencial radica en la existencia o no de un adecuado “registro de propiedad”, ya que la condición sine qua non, se tiene acceso a recursos financieros para acumular capital es la existencia y comprobación de posesión del mismo. Las personas “pobres” poseen activos necesarios para hacer funcionar el capitalismo a su favor. Los pobres, de acuerdo a sus investigaciones también ahorran. Sin embargo esa posesión de activos está sobre derechos de propiedad inadecuadamente definidos. Sin títulos de propiedad, sus activos son capital muerto (De Soto, 2001: 32).
Enfoque tridimensional de política económica. Hay que reconocer el gran paso al poder estabilizar las variables macroeconómicas, pero sería un error pensar que ahí termina el trabajo. Es necesario avanzar en consolidar el crecimiento económico sostenido con pleno empleo así como el equilibrio interno (estabilidad de precios) y externo (equilibrio en la balanza de pagos). Entender que la autonomía del Banco Central (indispensable) sólo es para cuidar la no emisión de dinero para el financiamiento del déficit del gasto público desproporcionado, pero nunca puede desligarse de una política económica. Debe tener a su cargo la conducción de la política monetaria buscando el equilibrio interno al poder controlar realmente el
fantasma de la inflación; y también, la política cambiaria a través de un tipo de cambio real competitivo, condición indispensable para el crecimiento económico sano, con un equilibrio fiscal y un equilibrio en la balanza de pagos. La política salarial necesita establecer una política de productividad que incremente el salario real. La ventaja competitiva de las naciones no se debe medir en abundancia y costo barato de los recursos. Se debe buscar la mano de obra productiva y no la mano de obra barata.
Política de competitividad. Modelo Gerencial y Laboral. Se requiere un modelo de liderazgo de empresas nacionales y multinacionales pero integrando a las MIPYMES, a través de esquemas de contrataciones y asociaciones y así articularlas aprovechando su flexibilidad y competitividad. Considerar a las MIPYMES como prioridad en el proceso económico creando el contexto adecuado para su desarrollo infraestructura tecnológica, financiera y humana).
Desarrollo Sustentable y Equidad Distributiva. De acuerdo con Yunus, es indispensable, urgente e impostergable la erradicación de la pobreza. Hay muchas clases de muerte, pero la muerte por inanición es imperdonable (Yunus, 2000: 18). Es un hecho que en el corto y mediano plazo se requerirá de asistencialismo, sin embargo en el largo plazo podremos llegar a tener un modelo de crecimiento sostenido, incluyente y digno para el hombre y la humanidad. Es digno de analizarse la situación jurídica actual de los Derechos Humanos en México.
CONCLUSIONES.
Este capítulo ha servido para gatillar una reflexión profunda acerca de la finalidad del desarrollo. El desarrollo como problema y también como necesidad. Sin embargo; es necesario todavía encontrar y articular algunos conceptos mencionados, así como contrastar con realidades existentes donde esta carga discursiva sea una experiencia.
La falacia desarrollista de pensar que el crecimiento es igual al desarrollo, y que éste se da por derrama, ha mostrado su falsedad. El “Consenso de Washington” donde el trabajador, el obrero, el campesino fungen de escudo humano para tranquilizar los nervios del mercado, ha mostrado la dureza y total deshumanización del sistema económico. El Neoliberalismo, ha mostrado la falsedad de la “autorregulación” de los mercados. El paternalismo en pos de la compra electoral para el poder ha hecho personas dependientes y un país en banca rota técnica, al no poder hacer frente a las promesas de seguridad social y retiro digno.
¿Qué tipo de desarrollo buscamos? ¿Quiénes son las partes que integran el desarrollo?
¿Cómo se relacionan las partes que integran el desarrollo? Y la pregunta tal vez más importante ¿Quiénes están incluidos en este desarrollo?
Los modelos de inter-cooperación financiera y económica, desarrollados en el capitulo siguiente ayudarán a insertar la teoría del desarrollo en experiencias concretas, cuyas practicas podrán ejercer un segundo proceso de diferenciación e identificación de formas para la construcción de esa totalidad a la que llamamos desarrollo.