Introducción
El objeto de este capítulo es evaluar la relación que existe entre la migración masculina y las transformaciones que ocurren al interior de los municipios del Estado de Zacatecas, las que se reflejan en los aspectos social, económico y demográfico, que impactan en el papel que desempeñan las mujeres en las familias como en sus comunidades, y que se constituyen en evidencias del proceso de feminización que está ocurriendo en los municipios de la entidad.
Previo a ello, se inicia con una breve reseña histórica de la migración de los zacatecanos hacia los Estados Unidos, la que encuentra su origen en el escaso desarrollo que presenta la estructura productiva, que impacta en las condiciones de vida y de trabajo de la población.
En Zacatecas, pocas son las familias y las comunidades que no cuentan con algún pariente que se haya ido al “norte”, existen motivos diversos que justifican la emigración de los zacatecano: la carencia de empleo, pagar deudas, el mal temporal, la falta de dinero, las redes sociales; estas y otras razones explican las causas de la migración de la población a los Estados Unidos.
El Estado de Zacatecas inicia su incursión como expulsor de fuerza de trabajo desde finales del siglo XIX. En trabajos de antaño como el de Gamio (1930), y en contemporáneos como el de Durand (2005), se reconoce que desde principios del siglo XX, Zacatecas junto con Jalisco, Michoacán y Guanajuato, ya conformaban la región expulsora de fuerza de trabajo.
En la migración de los zacatecanos hacia los Estados Unidos, jugaron un papel determinante la construcción de vías férreas de 1880, las que demandaron gran cantidad de fuerza de trabajo. Luego con la crisis minera que estalló en la década de los noventa de ese siglo, provocó despidos masivos, el abandono de pueblos y el descenso demográfico por un éxodo masivo a otros Estados y al vecino país (Mestries, 1994).
Delgado y Moctezuma (1993), señalan que “Zacatecas vio reducida su población total en 60 mil habitantes entre 1893 y 1910, y el estado tuvo la mayor tasa migratoria del país en 1895, 1900, y 1910”.
Posteriormente, la abolición de las relaciones sociales entre las instituciones hacendarías y la consecuente liberación de una masa significativa de peones que aún se sujetaban a ella; aunado a los pocos márgenes del crecimiento agrícola y la nula creación de alternativas ocupacionales (Delgado, Figueroa, Hoffner, 1991); constituyeron factores que incentivaron la migración de la población a otros estados de la república, como a los Estados Unidos.
Con el período revolucionario se fue acentuando más el fenómeno migratorio, la salida de la población obedeció a la búsqueda de condiciones de estabilidad social y de fuentes de trabajo. Después, el inicio de la reforma agraria de los años treinta y el reparto de tierras motivaron para que extrabajadores mineros, peones e incluso emigrantes repatriados echaran raíces en tierra zacatecana. Sin embargo, las condiciones naturales poco favorables para la agricultura, no permitieron a la nueva población campesina cubrir sus necesidades de reproducción, lo que orilló nuevamente a la población a emigrar de forma temporal y estacional (Delgado y Moctezuma, 1993).
Moisés de la Peña (1948) reconoce que Zacatecas en esos mismos años, tenía el mayor índice nacional de población emigrada (26.6%), dando como resultado una fuerte proporción de ancianos y una escasez de hombres jóvenes, debido a la decadencia de la minería y a la pobreza rural, producto de una agricultura temporalera de un solo ciclo.
Después, con la segunda guerra mundial, Estados Unidos inicia una demanda de mano de obra, dando lugar al Programa Bracero, que engancho para la realización de los trabajos agrícolas, a muchos campesinos zacatecanos; constituyéndose así, en uno de los Estados que más braceros aportó en esos años. A mediados del siglo XX, la migración de población en el Estado de Zacatecas, se inscribe como una de las principales características para una parte significativa de las familias (Mestries, 1994).
La cancelación del Programa Bracero en 1964, no significo una reducción del flujo migratorio, muchos trabajadores incluidos los zacatecanos, siguieron cruzando de forma ilegal la frontera, la mayoría de ellos, para insertarse en los campos agrícolas norteamericanos, los que se constituyeron como el principal foco de atracción para la población de las localidades rurales.
Coincidiendo con la puesta en marcha del modelo neoliberal en el país, la década de los ochentas marcó un cambio en la intensidad de la migración internacional mexicana en comparación con la dinámica registrada en las dos décadas que le antecedieron.
Delgado y Márquez (2006), argumentan que al período que comprende 1964-1985, se reconoce como de migración indocumentada, originada con la cancelación del Programa Bracero y por la reducción de los canales legales para el ingreso a Estados Unidos, período que coincide además, con la crisis generalizada en México, y en el plano estatal, con el estancamiento que experimenta la economía; por ende, con el deterioro de las condiciones de bienestar para las familias del campo y de la ciudad, que salen en busca del sustento hacia otras entidades federativas y hacia los Estados Unidos.
A partir de 1986 a la fecha, la migración de zacatecanos que se desplazan a los Estados Unidos en búsqueda de empleos, se ha constituido como un fenómeno masivo; de hecho, se reconoce que una gran parte de la economía o sustento de los hogares, proviene de las remesas que reciben de sus familiares emigrados, para muchos de ellos, constituye la única fuente de ingreso o el principal sostén familiar Delgado y Ramírez (2001).
García (2000), estima que 65,549 zacatecanos fueron y vinieron a los Estados Unidos entre enero de 1992 y 1997. Esta cifra de migrantes internacionales equivale a un promedio de 13,110 migrantes zacatecanos anuales y una tasa de 9.8 migrantes anuales por cada mil habitantes; esto ubicó a Zacatecas como el estado con la tasa más alta de migración de entre las entidades de la llamada “región histórica de la migración mexicana”.
En términos generales, se afirma que el origen del éxodo de los zacatecanos, está vinculado estrechamente a los factores siguientes: el paradigma económico vigente y sus políticas estatales y regionales que no tienen entre sus prioridades la disminución de las desigualdades regionales; la escasez de oportunidades de empleo e ingresos para la población del estado, que tiene relación con la ausencia del desarrollo industrial, un sector servicios que alcanza apenas una significativa presencia, a lo que se añaden las crisis que la actividad agropecuaria y minera han enfrentado, y que hacen se conviertan, en expulsoras de una fuerza de trabajo constante, ocasionando por consiguiente, el desempleo y subempleo de la población en ambos sectores (Padilla, 2001; Delgado y Rodríguez, 2001; García, 2000).
De igual manera, la poca capacidad del aparato productivo para retener a la población empleada, a la cual se agrega aquella población que se va incorporando al mercado laboral año con año, los bajos salarios, las sequías, y la presencia de redes de migrantes entre familiares y/o amigos, son factores que han generado una cultura de la migración.
En el Plan Estatal de Desarrollo (2005-2010), se menciona que: “Zacatecas es una entidad de migrantes, la más significativa del país por la intensidad y el grado de evolución del fenómeno…la que a través del tiempo ha cambiado de modalidades: definitiva, circular y establecida, que a su vez se asocia a transformaciones en el peso relativo de la migración interna e internacional. En la actualidad, esta última tiende a ser la dominante, sustentada en un fuerte proceso de maduración de las redes y organizaciones sociales, para dar paso a un complejo tejido de relaciones binacionales que confieren a la sociedad zacatecana un vigoroso carácter trasnacional” (Plan Estatal de Desarrollo; 2005).
Por otro lado, lo arraigado del fenómeno migratorio en Zacatecas ha permitido distinguir zonas o regiones municipales con una alta intensidad migratoria, misma que abarca cerca de 31 municipios, entre los que se encuentran: Apozol, Apulco, Benito Juárez, Chalchihuites, García de la Cadena, General Francisco Murguía, Plateado de Joaquín Amaro, Huanusco, Jalpa, Jerez, Jiménez del Teul, Juan Aldama, Juchipila, Mezquital del Oro, Miguel Auza, Momáx, Monte Escobedo, Moyahua de Estrada, Nochistlán de Mejía, Río Grande, Sain Alto, Sombrerete, Susticacán, Tabasco, Tepechitlán, Tepetongo, Teul de González Ortega, Tlaltenango de Sánchez Román, Valparaíso y Villanueva (COEPO, 2006).
El COEPO (2006), señala que son municipios con una de las más bajas tasas de Población Económicamente Activa (PEA) y con fuerza de trabajo poco calificada. Se caracterizan además por presentar tasas de crecimiento poblacional negativas o crecimiento muy pequeño (cuadro 4); hogares con un alto porcentaje de migrantes, muchos de ellos encabezados por mujeres y con un alto nivel de captación de remesas, entre otros.
Para Zacatecas la migración internacional implica múltiples cambios en el interior de las comunidades; sin duda, el despoblamiento es uno de los más significativos por el impacto que ejerce en la dinámica demográfica al modificar la estructura, el tamaño y el crecimiento de la población.
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