DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y POBREZA EN AMÉRICA LATINA

DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y POBREZA EN AMÉRICA LATINA

Juan Francisco González Bermúdez (CV)
Universidad Nacional Autónoma de México

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V.3. - La distribución del ingreso en Argentina, Brasil, Chile y México: el Coeficiente de Gini. 

El estudio de la pobreza en términos netos y porcentuales nos conduce al túnel de la distribución la renta. Es decir, nos cuestionamos qué tanto la burguesía de los países más ricos ha ganado terreno con un esquema que está perjudicando a la mayor parte de la sociedad  y  sólo busca la riqueza material.

Por ende, constatamos que la mala distribución de la riqueza  se ha disparado en los años en que las fórmulas de mercado se han presentado, pero junto con ella también han aparecido otras manifestaciones patológicas de la pobreza tales como la  delincuencia, la falta de convivencia de las familias, los robos, las violaciones, los crímenes, los secuestros, etc. Todo ello nos lleva a situaciones que hacen que en aras del crecimiento económico que beneficia a los sectores sociales más poderosos se  abandonen a los que realmente lo necesitan para mejorar el nivel de los países y del conjunto humano y valores; de la libertad y de la mejor vida para todos. En otras palabras, constatamos que “la carga de pobreza” sigue incrementándose.

Y es que el desarrollo social es el centro de toda atención económica y no solamente el crecimiento. Es el eje u objetivo de la economía y no la economía misma o el crecimiento. Todos los discursos y las estrategias persiguen  un aumento del PIB para que la población pueda disfrutar del progreso técnico; al menos ese es el planteamiento actual. Hacer que la economía crezca para solucionar los problemas de pobreza. Sin embargo,  el tiempo pasa, la riqueza se ha incrementado, pero la pobreza sigue persistiendo porque el reparto de la misma sigue siendo inequitativo, tal como lo vamos a  constatar con los datos que mostramos a continuación.

Un caso concreto es Chile que hemos estado estudiando. En donde todo parece indicar que la pobreza está siendo atacada de la mejor forma. Pero  la distribución de la riqueza es cada vez más regresiva. Brasil tampoco es una excepción a pesar de que Lula ha mejorado el reparto y está haciendo cambios sociales.

Estos países, como podemos ver en el cuadro adjunto,  se encuentran entre los peores del mundo en cuanto a distribución del ingreso se refiere. Incluso, compararlos con naciones africanas.

De manera histórica  y haciendo un análisis de 20 años; tal y como se muestra en el siguiente cuadro,  tenemos  que  Argentina y México son los países que han mejorado en la distribución del ingreso con respecto a Chile y Brasil. De hecho, podemos corroborar la polarización tan grande que tiene el país andino con respecto a las otras tres naciones.

Segmentando la población en deciles y considerando el decil 1, donde se ubica la población más pobre, mientras que el decil 10 es la más rica, tenemos que en Argentina el decil de la población más pobre ha experimentado una disminución del ingreso y en el decil más rico  se ha incrementado. Esta característica se repite en Brasil, México. Chile apenas presenta una pequeña mejoría. 

A lo anterior, habría que agregar que la polarización más fuerte se da en Brasil, seguida por Chile, Argentina y por último México. Independientemente de que en los cuatro países la mala distribución del ingreso  se ha estado agrandando en términos históricos.

Datos más recientes que se muestran en el siguiente cuadro de  2003-2006,  nos indican que la situación no ha cambiado en mucho, y los países con menos grado de industrialización se encuentran mejor ubicados que los cuatro que estamos analizando. Caso contrario, Brasil se encuentra casi a lo último junto a Chile que se aproxima a uno de los pueblos más pobres del continente como Bolivia,  que apenas empieza a tratar de salir de sus problemas a partir de la subida al poder de Evo Morales.  

Lo que podemos adelantar es que la distribución del ingreso en estos países ha sido un problema histórico. Es, además, una situación que tiene que ver con las formas culturales de comportamiento de las sociedades y las herencias de un colonialismo hispano, así como de las formas en que nos insertamos al plano internacional y de las medidas que adoptamos para enfrentar los problemas cotidianos de la economía y la sociedad.

Esta manera de hacer las cosas se encuentra enclavada en la cultura de nuestros pueblos y en su quehacer cotidiano, y tiende a reforzarse con gobiernos tiránicos y partidos en el poder que se eternizan y oprimen a los pueblos. Casos como el de México y Uruguay, que paradójicamente se encuentra en mejores condiciones de distribución de la riqueza, según los datos que manejamos. 

Existen otros datos que nos dan cuenta en términos del cuarenta por ciento de la población con respecto al decil más rico. Aquí, se observa a Brasil en el último lugar. Se puede ver como al 4º por ciento del más pobre de la población le ingresa un cuarto de lo que le ingresa al 10 por ciento de la población más rica.

En Chile la situación es un poco mejor, pero no deja de ser grave. Al cuarenta por ciento de la población le ingresa un tercio aproximadamente de lo que le ingresa al 10 por ciento de la población más rica. En Argentina y México le ingresa al 10 por ciento de la población más rica, casi el doble del que tiene el  cuarenta por ciento  de la población más pobre.

Esta situación es sorprendente y no deja de preocupar tanto poder económico en tan pocas manos. Tanta riqueza acumulada que se refleja en muchas aristas que veremos más adelante cuando hablemos de cohesión social y  mala distribución del patrimonio social que se puede objetivar en cantidades monetarias.  
Se puede también estructurar la distribución del ingreso reduciendo los porcentajes poblacionales al diez, al cinco y al uno por ciento de la población más rica. Así mismo, al 20 por ciento y al 40 por ciento de la población más pobre, tal y como se observa en el cuadro anterior. Al hacer un estudio de Argentina observamos que el 20 por ciento de la población más pobre gana 879  dólares como ingreso promedio expresado en poder adquisitivo y el uno por ciento gana 13402 dólares. Esto quiere decir que hay una diferencia 15 veces mayor del más rico con respecto al más pobre.  Si  hacemos el mismo ejercicio con Brasil en los mismos segmentos poblacionales tenemos que es de 25 veces mayor. En el caso de Chile es de 29 veces mayor y en el de México es de 26 veces mayor.

Ahora bien, si nos  fijamos en el uno por ciento más rico, podemos ver que éste tiene mayores ingresos en Argentina con 13402 dólares, le sigue Chile  con  11191 dólares, México con  7763 dólares y por último Brasil con 7714. La distribución del ingreso también la podemos ver de una manera más concreta a través del Coeficiente de Gini. En dicho coeficiente  determinamos de manera muy rápida el grado de desigualdad que existe en un país. Ello lo podemos determinar de los ocupados y por habitante. Como se puede observar es en Brasil el más elevado en ambos aspectos.

También se puede hacer un estudio a través del tiempo en cuanto al análisis del índice de Gini. De esta manera, podemos determinar su evolución y si los niveles de desigualdad han aumentado o disminuido.

En 1987 el coeficiente arrojaba una cantidad de 0.53 y para el año 2003 es de 0.54. Lo que nos indica que prácticamente la distribución de la riqueza no ha mejorado en nada después de 17 años.  Habría que hacer notar que en las declaraciones de la ministra de Planificación, Clarisa Hardy, ésta establece que en 2003 el índice era de 0.57 y  en 2006 pasó a 0.54. Lo que nos indica una postura diferente a los datos mostrados en la gráfica. Sin embargo, podemos observar éste  nunca llega a ser menor que el de 1987.

Para el caso de México contamos, por fortuna, con datos que nos muestran la evolución de la distribución de la riqueza desde 1950, en donde se puede ver que el decil más pobre ha estado empobreciéndose cada vez más, mientras, los deciles  ricos se están haciendo cada vez más ricos.
Datos más recientes que hemos obtenido para tener un panorama completo, nos indican que no hay mejora en cuanto a la distribución del ingreso y  sigue siendo inequitativo. En el periódico La Jornada, de junio 5 del 2005, se publicó La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos correspondiente a 2004. Ahí, el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática  (INEGI), muestra la situación que priva en el País.
En el cuadro anterior se puede observar que los hogares del decil más pobre apenas percibían 11,856 millones de pesos, mientras que los hogares del decil más rico obtenían 284,747 millones de pesos. La diferencia entre ambos es  24 veces.
Al hacer un estudio a través del coeficiente de Gini, se concluye que en 1984 la distribución de la riqueza era más equitativa la distribución de la riqueza y empezó a ser más inequitativa después de este año. 
 
Por otro lado, la misma publicación de La jornada establece que el Coeficiente de Gini ha estado disminuyendo en los años 2000, 2002 y 2004.
Además,  no llega a ser igual al coeficiente que se dio en 1984 de 0.456. Lo que nos indica que estamos peor que hace más de 20 años. Situación muy similar a la de Chile.
Otra  publicación  en el mes de abril del año 2005 nos indica que la distribución regresiva de la riqueza se ha agrandado. Un informe del Banco Mundial señaló que en México el 10 por ciento de la población más rica detenta 43 por ciento del ingreso que genera la economía nacional, mientras que el 10 por ciento de los más pobres apenas poseen 1 por ciento de la riqueza del país.
En suma, analizando los datos de diferentes modos concluimos que el índice de Gini en 1996 era de 0.489 y  pasó en el año 2000 a 0.481, en el 2002 en 0.454 y en 0.460 para el 2004. Estos indicadores están por abajo del 0.456, que se dio en el año de 1984. En pocas palabras, en más de 20 años en México no se ha podido dar una distribución de la riqueza que cuando menos iguale a la de los años anteriores.
En Argentina el problema es muy parecido al resto de los países que estamos tratando. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo, tenemos  que la desigualdad se ha ido acrecentando. El coeficiente de Gini desde 1989, fecha en que venía disminuyendo, empezó a aumentar a partir de 1991, de forma tal que hasta 1998 tenemos que no iguala al de hace 10 años, y si lo compramos desde 1980 la situación empeora,  ya que nos mostraba un coeficiente más bajo.

Tenemos, en términos numéricos, que  en Argentina partir de 1993 nos mostraba un 0.48 y bajó a 1994 en 0.46. Desde ahí empezó a subir y desde 1998 pasa a  0.50, en donde hay un vertiginoso empuje hasta 0.54 en 2002, momento en que tiende a bajar hasta 0.49 en 2006. Cantidad que aún no iguala  a la de 1994. Es decir, en doce años la situación no cambia.

Por último, en el Brasil, que adopta en modelo neoliberal en 1995, tenemos que el Coeficiente de Gini era de 0.60, (Londoño y Székely). Para el año 2002 era de 0.61 por ciento y bajó en 2004 a 0.580, para pasar en 2006 a 0.575 (PNUD). Situación que prácticamente nos indica que se ha mantenido igual, ya que la mejora fue apenas de 3 décimas.

Al hacer un recuento de lo anterior podemos observar que en los cuatro países que estamos estudiando la distribución del ingreso es muy desigual y se observan severos riesgos de explosión social, ya que rondan el valor de 0.50. Este número nos indica, según el PNUD,  una pésima distribución de la riqueza. Si ponemos como ejemplo otros países como Dinamarca, con la mayor igualdad en el mundo, el cual tiene un coeficiente de 0,247 y la peor situada es Namibia con 0.707, nos puede dar una idea de la situación en que se encuentran nuestras naciones.  .

Así mismo, debemos decir que estas cuatro naciones tuvieron mayor fortuna en la época desarrollista que en su etapa neoliberal, y  que Argentina, según los datos mostrados, corre mejor suerte en comparación con México, Brasil y Chile. Situación paradójica ya que vimos que en términos de pobreza es al que más mal le fue.

Por otro lado, cabe señalar que Chile experimentó una brutal concentración del ingreso en la época del neoliberalismo salvaje introducido por Pinochet, a pesar de los esfuerzos  de los siguientes gobiernos por revertir sus  logros han sido muy escasos.