Álvaro Hernández Vicente*
Universidad de Murcia
alvaro.hernandez@um.esResumen:
En este estudio, se pretenden abordar el conjunto de actuaciones que provocaron que en un periodo menor a 15 años, la ciudad española de Cartagena se convirtiese en un producto turístico gracias a brillante recuperación de su patrimonio. Para un total acercamiento, la ponencia se estructura en cuatro partes: una breve historia de Cartagena que permitirá al lector conocer el pasado de la ciudad y comprender de una mejor manera todo el patrimonio existente; la creación y los objetivos de la marca Cartagena Puerto de Culturas, el consorcio dedicado a la recuperación y gestión del patrimonio cultural de la ciudad; el proceso de recuperación y puesta en valor de todos los bienes culturales y por último, el turismo, fruto del ambicioso proyecto, resultado de un patrimonio vivo.
Palabras clave:
Cartagena, Patrimonio, Turismo, Puerto de Culturas, Puesta en valor
Abstract:
In this research, we try to study all the actions that caused a period less than 15 years, the Spanish city of Cartagena would become a tourism product thanks to the brilliant recovery of their heritage. For a total approach, the report is divided into four parts: a brief history of Cartagena that allow the reader to know the past of the city and understand in a better way all the existing assets; creation and brand objectives Cartagena Puerto de Culturas (Port of cultures), the consortium dedicated to the recovery and management of cultural heritage of the city; the recovery and enhancement of all cultural heritage and finally, tourism, fruit of the ambitious project, the result of a living cultural heritage.
Key words
Cartagena - Cultural Heritage - Tourism - Puerto de Culturas - enhancement
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:
Álvaro Hernández Vicente (2015): Cartagena, Puerto de Culturas: el legado de la antigüedad como objetivo y destino turístico, Revista Turydes: Turismo y Desarrollo, n. 19 (diciembre 2015). En línea: http://www.eumed.net/rev/turydes/19/cartagena.html
1. INTRODUCCIÓN1
En los últimos años, el patrimonio cultural ha sido un vehículo para el desarrollo de los territorios. La relaciones entre turismo y patrimonio han cambiado de una forma radical. Desde siempre, el término desarrollo se ha vinculado con modernidad, tecnología, lo avanzado; en cambio, todo lo llamado como tradicional o antiguo, era una indicación de atraso. Tras la puesta en valor de todo el litoral, la costa ha ofrecido con el tiempo el mismo medio urbano del que se intentaba escapar por aquel entonces. Tras este resultado, se fijó el punto de mira en el interior, en las propias localidades, recuperando lo que se consideraba un lastre para la modernización, el patrimonio ( Patin, 1997: 173).
Hoy día, Cartagena es una ciudad tres veces ligada al turismo, por su arte, a través de la museología y por supuesto, por su cultura popular. Estos elementos proporcionan toda la información necesaria sobre sus historia, etapas, celebraciones festivas, artesanía, leyendas, mitos, gastronomía o danzas. Un conjunto de elementos que se han incluido en diversos itinerarios y rutas, que permiten al turista conocer, interpretar y experimentar en primera persona el alma de una ciudad. Sin embargo, veremos como el capital ha sido el elemento estrella para poder hacer de este proyecto una realidad. También el propio patrimonio debía convertirse en dinero en este caso. Si no era así, de uno u otro modo, por muy activos que pareciese, afirma García Calvo, que habría perdido la ocasión de realizarse realmente y quedaría condenado a la inexistencia (García Calvo, 2005: 29-31).
2. BREVE HISTORIA DE CARTAGENA
Cartagena desde la fecha de su fundación, no fue un lugar muy provisto de espacio para desarrollar una ciudad de grandes dimensiones. Las dificultades orográficas dieron lugar a una ciudad pequeña, pero no por ello irrelevante. La escasez de terreno plano y excesivo montículo otorgó a Cartagena una planimetría muy particular. Desde sus orígenes estuvo rodeada de agua, al sur por el Mar Mediterráneo, al este por el conocido Mar de Mandarache y al norte por la Laguna del Almarjal. La zona oriental de la ciudad era un istmo que se encontraba amparado por dos elevaciones, el cerro de San José y el de Despeñaperros. Cartagena siempre ha tenido una situación geográfica ideal, un puerto natural cerrado por montañas, fertilidad en sus tierras y sus campos y alta rentabilidad económica de las minas, que fue un motivo de interés y ambición permanente de poseer estos territorios por todos los que llegaban.
Qart Hadasht fue el primer nombre con el que se conoció a la ciudad de Cartagena. Fue fundada en el año 227 a.C. por el general cartaginés Asdrúbal, probablemente sobre la ciudad de Mastia, un núcleo de población que siempre se ha relacionado con el mismo emplazamiento que Cartagena. La ciudad fue amurallada y supuso el principal bastión cartaginés en la península. Qart Hadasht se mantuvo en manos de los cartagineses hasta el año 209 a.C., cuando durante la segunda Guerra Púnica, fue conquistada por el general romano Publio Cornelio Escipión tomando el nombre de Carthago Nova. A partir de este momento la ciudad viviría su máximo esplendor formando parte del vasto imperio romano. La grandiosidad de Roma quedó reflejada en ella, convertida en uno de los emplazamientos más importantes de la península, a imagen y semejanza de la capital del Imperio.
En el año 425, la ciudad fue asolada por los vándalos camino de África. Tras su recuperación, una flota reunida en el puerto de Cartagena, fue a reconquistar la provincia vándala del norte de África, siendo el ejército romano derrotado por completo. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, la península fue invadida por los pueblos germánicos. En el año 550, fue colonia del imperio bizantino y en el 660, fue destruida por Suintila, un rey visigodo que asoló la ciudad, según cuentan las crónicas de San Isidoro.
La Cartagena árabe ha sido un gran enigma, ya que se consideraba que sólo existió un número reducido de pescadores en el lugar. Pero las últimas excavaciones han escrito párrafos nuevos a esta historia, ya que se está documentando que en el siglo X, Cartagena o Qartayannat al-Halfa, contaba con una mezquita y una alcazaba en el cerro de la Concepción, rodeadas de un enrevesado arrabal.
Bajo el reinado de Fernando III el Santo, su hijo Don Alfonso, reconquistó la ciudad a los musulmanes tras un duro asedio en el año 1245, cinco años más tarde, el Papa restauró la Diócesis. Hacia el año 1270, el rey Alfonso X creó la Orden de Santa María de España, estableciendo la sede en Cartagena, en la iglesia Mayor, conocida como Catedral antigua, bajo el patrocinio de la Virgen del Rosell. Como poder de la religión cristiana sobre la musulmana, hizo construir la iglesia mayor sobre la mezquita, y el castillo sobre la alcazaba.
Algo decisivo ocurriría en el año 1291. El obispo García Martínez junto con el consentimiento del rey Sancho IV, trasladó la sede episcopal a Murcia sin contar con el permiso del Papa Nicolás IV, así ha perdurado hasta la actualidad, manteniendo el nombre de Diócesis de Cartagena.
Formando parte la ciudad del Reino de Castilla, el rey Pedro I, refortificó la ciudad y la convirtió en uno de los puertos más importantes de la corona, donde numerosos comerciantes, como los genoveses, se instalaron en ella. Con la dinastía de los Trastámara, Cartagena caería en manos del noble Pedro Fajardo, que le sería otorgado el señorío de la ciudad. Con la llegada de los Reyes Católicos, se ordenó la restitución de Cartagena a la corona a cambio de conceder a Pedro Fajardo y Chacón el señorío de Vélez Rubio, Vélez Blanco y el título de marqués de los Vélez. Esta etapa medieval estuvo marcada por un período de decadencia que se iría manteniendo con algún que otro altibajo, hasta el siglo XVIII.
La edad moderna en Cartagena se caracterizó por las continuas epidemias y enfermedades que asolaron la ciudad. El puerto continuaba teniendo un alto nivel de reconocimiento en la corona, aunque la ciudad se encontraba bastante descuidada y con muchos altibajos. En 1509 bajo las órdenes del cardenal Cisneros, partieron las tropas a la conquista de Orán y en 1516 para la toma de Argel. Carlos I la convirtió en sede de las galeras de España, mientras su sucesor Felipe II, ordenó fortificar la ciudad y adecuar las zonas próximas para la defensa de la ciudad ante ataques de los piratas berberiscos.
Tras el auge de los puertos del Atlántico con el intercambio de barcos con las Américas, Cartagena perdió mucha fuerza notablemente, la nefasta gestión de los austrias menores caló en la economía, produciendo exilios, revueltas, motines, todo ello mezclado con las epidemias que producían gran número de muertes. A finales del siglo XVII, se contemplaba un paisaje de edificios demolidos o en estado de ruina; una pérdida de población notable, tan sólo novecientos habitantes. También los altos impuestos y la mísera situación económica que vivían los habitantes, produjeron un declive que no vería la luz hasta que cambiase la dinastía (Cañabate Navarro, 1955: 43-236).
La ciudad de Cartagena nunca fue una ciudad considerada hasta la llegada del siglo XVIII. La mala gestión del reinado de los Austrias menores, la llevó a la decadencia. La llegada de Felipe V al poder, supuso para la ciudad de Cartagena el fin de su ocaso. En el año 1728 fue declarada Departamento Marítimo del Mediterráneo. La construcción del Arsenal, supuso un antes y un después que trajo consigo la aparición de una serie de edificios complementarios a él, que impulsaron a la ciudad en todos los sentidos. Además, los nuevos regidores pusieron todo su interés en estabilizar las irregularidades económicas y los desbarajustes que perjudicaban a los habitantes. En el terreno militar, hubo varios hitos que hicieron de Cartagena un vergel de delicias. El traspaso de las Ataranzas Reales desde Barcelona al Arsenal de Cartagena y la construcción de numerosas obras de carácter militar: los castillos de Galeras, la Atalaya, Moros y San Julián, unas nuevas murallas, el hospital militar y varios cuarteles, obra de los mejores ingenieros militares del momento. En el aspecto religioso, la ciudad gozó de un arraigado catolicismo, en un ambiente repleto de conventos, parroquias e instituciones de caridad que daban cobertura a los ciudadanos.
El siglo XIX fue inestable por muchas razones, en primer lugar la guerra de Independencia. Cartagena se alzó en armas contra los invasores franceses, creando milicias urbanas para su defensa. Mientras ciudades de la región como Murcia y Lorca habían caído, Cartagena se mantuvo firme gracias a las espléndidas fortificaciones que habían sido construidas en el reinado de Carlos III. Una vez proclamada, la Constitución de 1812 fue recibida en Cartagena con mucho entusiasmo. Décadas más tarde en 1873, otro evento marcaría la historia de la ciudad. Cartagena se levantó contra el gobierno central defendiendo las tesis federalistas. La importancia que tuvo Cartagena respecto a las demás ciudades fue su carácter militar y de nuevo, su resistencia hasta el año 1874 con la llegada de las tropas del general López Domínguez. Debido a los intensos bombardeos de esta guerra cantonal, el patrimonio anterior al siglo XIX fue destruido, salvo honrosas excepciones.
El auge e impulso necesario, surgiría tras la puesta en valor de las minas de La Unión. Esto supuso la llegada de gente de todos los lugares, sobre todo de Andalucía, con intención de trabajar, a la vez que una nueva burguesía, propietaria de las explotaciones, surgía como pilar principal que revestiría la ciudad de un nuevo estilo; fruto del poder, la bonanza económica y con tintes elegantes; el modernismo.
Tras la Guerra Civil, la segunda mitad del siglo XX, fue destacada por la existencia de una fuerte industria energética y de fertilizantes que aseguraban un período de estabilidad económica. En la década de los años cincuenta, Cartagena conoció esta nueva etapa de auge debido a la implantación de numerosas industrias en el valle de Escombreras. Una situación que se mantuvo así hasta los años noventa, a partir de la cual comenzó a sufrir una crisis. En ese momento y a partir de ahí, Cartagena comenzó a mirar y a detener en su pasado, buscando convertirlo en uno de los principales atractivos de la ciudad y en un impulso económico. Gracias a impecable gestión realizada, Cartagena a día de hoy, cuenta con un valioso patrimonio histórico artístico y cultural recuperado en las últimas décadas (Tornel Cobacho, 1996:103-116).
3. CARTAGENA, PUERTO DE CULTURAS.
Tras la crisis industrial que sufría la ciudad a finales del siglo XX, el patrimonio cultural, que hasta entonces había quedado en el olvido, comienza a reactivarse y a reactivar la economía. A la vez comienzan a darse numerosos hallazgos arqueológicos que ponen a Cartagena en primera línea de investigación sobre la materia. Lo único que quedaba era dar valor y poner en valor.
El detonante que ha convertido la ciudad en un referente turístico de primer orden, fue la creación de la marca Cartagena, Puerto de Culturas. Esta firma fue el fruto de un estudio llamado "Desarrollo del producto cultural de la ciudad de Cartagena". La consejería de Industria, Turismo, Empresa e Innovación, comenzó un plan regional de Desarrollo turístico en la Región de Murcia, derivando a un estudio más específico sobre el desarrollo del patrimonio en el centro histórico de la ciudad de Cartagena. El objetivo de este estudio era el siguiente de manera textual:
“Proponer un desarrollo sostenible del sector turístico en Cartagena que revierta en la mejora de los estándares de calidad de vida y de cohesión social de sus habitantes, mediante un proceso de valorización de los recursos patrimoniales culturales y turísticos, y de su óptima promoción y comercialización2 ”
Había que reconocer el valor cultural de todos los bienes que habían permanecido en el olvido, en la ruina y en el abandono tantos años. Había que volver la vista atrás, mirar el pasado y recuperarlo de la manera más digna posible. Enseguida se tantearon numerosos mecanismos de rehabilitación, conservación y protección de todo este patrimonio, para así potenciar una imagen turística de la ciudad de Cartagena que tuviese un peso importante en el panorama internacional. Todo este flujo de ideas contribuían notablemente a la educación, a la incentivación de la cultura y como no, a la economía de la ciudad, muy tocada tras la crisis industrial.
Todos esos objetivos daban lugar a un gran abanico de posibilidades, en primer lugar, la puesta en valor de todo ese patrimonio que se encontraba muerto. El Ayuntamiento se comprometía en priorizar la inversiones en el casco urbano para su mejora. Con esto se desarrollaba una gran tela de araña empresarial que prestaba servicios turísticos y culturales y se establecía un entorno sostenible de gestión de los elementos culturales. Todos estos resultados se fueron materializando desde los comienzos del siglo XXI, gracias al organismo que tanto la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento de la ciudad de Cartagena pusieron en funcionamiento: Cartagena Puerto de Culturas.
De esta manera, en el año 2000, se creaba el Consorcio Cartagena Puerto de Culturas. Se puso en marcha en enero del año 2001, cuyos representantes de las entidades que firmaron el convenio3 formaron la Junta y la Comisión de Gobierno. En este mismo momento también se aprobó la Comisión Técnica. Entre las competencias que tienen estos tres organismos destaca la de la Comisión de Gobierno, que se ocupa de proponer las líneas de Actuación; la Junta se encarga de aprobar y decidir, mientras que la Comisión Técnica, estudia, valora y valida los proyectos y realiza el seguimiento de los mismos bajo un especial y dedicado control.
En la actualidad para mejorar el funcionamiento de este equipo, se cuenta con el consejo de Administración y la Junta General de Accionistas órganos de la Sociedad Mercantil Unipersonal que se creó. También cuentan con otras ayudas: un equipo técnico formado por departamentos de contabilidad y finanzas, recursos humanos y marketing, el servicio de guías, la atención al público y las tiendas, entre otros.
Cartagena Puerto de Culturas llevó a cabo lo que exponía la Carta de Lanzarote, realizada por los asistentes a la Conferencia Mundial de Turismo Sostenible, en ella se refleja que, siendo el turismo un potente instrumento de desarrollo, puede y debe participar activamente en la estrategia del desarrollo sostenible. Una buena gestión del turismo exige garantizar la sostenibilidad de los recursos de los que depende4 .
4. RECUPERANDO EL PASADO
Dado el pasado de la ciudad, el turismo arqueológico ha tenido mucha cabida en Cartagena, se trata de un pilar fuerte que junto a otros atractivos, han aumentado el reclamo turístico de una manera notable. Los numerosos yacimientos arqueológicos que iban a apareciendo en Cartagena iban reproduciendo aquellas ciudades superpuestas que existieron hace más de dos mil años.
Al hablar de recursos arqueológicos, no cabía duda de que eran sumamente importantes e interesantes, pero hasta dado un momento, no se había asociado la idea de que era un recurso que podía generar dinero para la comunidad si se gestionaba correctamente. La inversión que se realizó en el patrimonio arqueológico para sacarlo a la luz, vio luego su recompensa produciendo dinero a la comunidad local como se verá a continuación. Y es que lo que antes se abandonaba, se dejaba al borde de la ruina, a partir de la última década del siglo XX, comienza a dársele importancia. Se convertía en producto turístico. Había que conocer ahora que y qué no era patrimonio en el más estricto contexto cultural, la capacidad de rendimiento y su potencialidad como foco de atención. Cartagena Puerto de Culturas se puso manos a la obra y recuperó y puso en valor todo lo que de aquí en adelante se va a mostrar.
Durante la realización de un aparcamiento en el año 1987, apareció unos de los primeros yacimientos, el correspondiente al periodo cartaginés: la muralla púnica. El lienzo de muralla conservado, pertenecía a la antigua ciudad de Qart Hadast, alrededor del 227 a.C. Junto a ella, otro hallazgo, la cripta de la ermita de San José, fechada en torno al siglo XVI. Los restos fueron protegidos por una cubierta hasta el año 2003, hasta una vez fundada la marca Cartagena, Puerto de Culturas, que se comenzó a poner en valor este yacimiento. Se realizó un proyecto arquitectónico que ponía en relación el continente y el contenido, ya que el edificio recreaba la muralla, que poseía más de 10 metros de altura. Para mejorar los accesos de cara al turismo, se acondicionó la zona y se elaboraron una serie de rampas entre lugares ajardinados. En el centro de interpretación/museo que se abrió, se puede disfrutar de la muralla y la cripta, diversos audiovisuales y vitrinas con objetos que aparecieron.
Otro ejemplo es el famoso Castillo de la Concepción, construido como alcázar musulmán entre los siglos XII y XIII. Tras la conquista por el infante Alfonso, se mandó construir la torre del homenaje en el centro del edificio. Se encontraba situado en un lugar estratégico desde el cual se dominaba el mar y la tierra. A partir del siglo XVIII, tras las construcción de los distintos castillos en los puntos estratégicos y defensivos de la ciudad, este cayó en el abandono y en la ruina.
Para su puesta en valor se plantearon diversas posibilidades, llegando a parecer la más acertada, la ubicación de un centro para la Interpretación de la Historia de Cartagena. Una de las razones era la dominancia visual del enclave, desde allí se podían ver todos los rincones y límites de la ciudad, pudiendo conocer su historia de una manera extraordinaria, con esta excusa, el castillo musulmán-cristiano, podría ser reconstruido de nuevo en cierta medida y recuperado. El consorcio Cartagena, Puerto de Culturas se ocupa de ponerlo en valor en el año 2003 con un interesante proyecto. La torre del homenaje fue rehabilitada para albergar el centro de interpretación, mientras que se fueron adecuando los accesos. Por otro lado, en el año 2004 se complementó con otro proyecto, el ascensor panorámico, que permitía acceder al cerro de una manera cómoda y muy interesante desde el punto de vista turístico, ya que desde él se compartían unas vistas privilegiadas de hasta 45 metros de altura. El centro hace un repaso desde la ciudad fundada por los cartagineses hasta la actualidad.
Otro de los puntos fuertes de la oferta turística que proporciona Cartagena Puerto de Culturas, es sin lugar a dudas la conocida Casa de la Fortuna. Datada a finales del siglo I a.C., se trata de la recuperación de una vivienda romana. Propiedad de una familia adinerada, una domus de más de 200 metros cuadrados. Proporciona toda la información necesaria al turista que se enfrenta a una ciudad romana, saber cómo eran las viviendas, al fin y al cabo, reflejo de la vida cotidiana. En ella se hallaron las diversas estancias con importantes pinturas murales y mosaicos que se hallaron en perfecto estado de conservación, en el que la frase "fortvna propitia" que quiere decir "buena suerte" le dio nombre a tal yacimiento.
El hallazgo se produjo en el año 1973, de los más tempranos en la ciudad de Cartagena, cuál sería la importancia del mismo, que una entidad bancaria se encargó de hacerla visitable, por aquel entonces solo se podía visitar una parte de calzada romana y una pequeña parte de la vivienda. Entre los años 1990 y 2000 se realizó el resto de la excavación para sacar a la luz la vivienda completa. De nuevo, Cartagena Puerto de Culturas se ocupó de su recuperación y puesta en valor, musealizando los restos de manera que el turista sea capaz de visitar la casa completa recorriendo cada una de sus estancias.
Otra importante excavación entre los años 1991 y 1992, sacó a la luz los restos de un importante edificio correspondiente al siglo II d.C. El yacimiento fue cubierto hasta el año 2000, cuando comenzaron a plantearse proyectos para su puesta en valor. El acondicionamiento finalizó en el 2002, abriéndose al público en el 2003. Se trata del Augusteum, un edificio dedicado a remarcar la divinidad del emperador Octavio Augusto. En el templo destacaba la efigie del emperador, visible desde el pórtico de entrada y los numerosos recubrimientos y ornamentos a base de mármoles y los mejores martiriales traídos de las mejores canteras del imperio. Junto a este hallazgo y el de la casa de la fortuna, se completaría la conocida ruta de la triada romana, formada por el Decumano.
En el año 2004, se abrieron al público los refugios de la guerra civil. Junto al ascensor panorámico, se proyectó crear une edificio para las oficinas del consorcio y la adecuación de estos espacios para la protección antiaérea de la población de Cartagena. El recorrido no es cronológico sino temático, abarcando aspectos sobre los refugios y sobre los efectos de la guerra en la ciudad de Cartagena. Y es que con el estallido de la guerra, Cartagena por su condición militar, fue uno de los puntos de mira de las tropas nacionales, ya que el puerto suministraba todo el material necesario a los republicanos. Esto dio lugar a un continuo bombardeo por parte de la aviación franquista, italiana y alemana, la Junta de Defensa Pasiva y distintas entidades acordaron la construcción de estos refugios.
La oferta turística se completó con dos introducciones de relevancia, el barco turístico y el bus turístico. El barco es un elemento indispensable para mostrar a los turistas desde el mar, un recorrido completo por todas las fortificaciones, baterías y baluartes defensivos de la ciudad de Cartagena y el recorrido que escenifica aquel comercio marítimo que gozó Cartagena desde hacía más de 2000 años, gracias a su puerto natural. Por otro lado, el autobús resulta el complemento por medio terrestre, mostrando la ciudad desde su fundación hasta la actualidad a través de sus murallas y edificios más representativos.
En el año 2007, se puso en valor el Fuerte de Navidad, una fortaleza abandonada hasta el año 2004, fecha en la que se decidió comenzar a rehabilitar aquel lugar, cedido al ayuntamiento de Cartagena por el Ministerio de Defensa para su explotación turística. El proyecto fue enfocado a convertirlo en Centro de Interpretación de Arquitectura defensiva de Cartagena y el Mediterráneo. De esta manera se articula un recorrido a base de estancias, proyecciones y maquetas que reflejan de una manera concisa el funcionamiento de estos edificios defensivos, el día a día en uno de ellos y diversos aspectos de organización y equipamiento de los mismos. Y es que Cartagena está defendida por un conjunto de fuertes, baterías y castillos que forman uno de los más importantes de España junto al de Mahón.
El año 2008, fue por excelencia el año más importante para la historia del patrimonio en Cartagena. Se abrió al público el Teatro Romano y su museo. Uno de los hallazgos más sorprendentes de la arqueología en la ciudad. Estuvo oculto durante siglos debido a las construcciones que habían realizado sobre él y parte de la Iglesia Mayor de Santa María de la Asunción. En el año 1988 se hallaron los primeros restos del teatro romano, pero no sería hasta el año 1990 cuando se supo con certeza que es lo que se estaba descubriendo. Durante estos años hasta 1996, se iban excavando algunas zonas pero sin mayor relevancia. Fue a partir de este año cuando el Ayuntamiento de Cartagena , la Comunidad Autónoma y la Fundación Cajamurcia firmaron un convenio de colaboración que permitió realizar las excavaciones necesarias para sacar a la luz el teatro romano en su esencia.
Los efectos para su puesta en valor como monumento visitable fueron notables. Diversas gradas fueron reconstruidas junto a las conservadas y parte de la escena fue levantada reintegrando algunas partes originales. Si bien, la reintegración es reversible y no es agresiva a los elementos conservados, pero permite un mayor entendimiento y reconstrucción de cara al visitante. Esta puesta en valor tenía que asegurar su integración en el espacio urbano, su conservación y por supuesto, su carácter didáctico y cultural. Para ello no solo se rehabilito el teatro, sino que se levantó un museo monográfico del teatro romano para albergar todas las piezas que iban apareciendo en las excavaciones, proyecto del afamado arquitecto Rafael Moneo. Un par de edificios unidos por corredores muestran todos los hallazgos de las excavaciones, van dando a conocer al turista todos los aspectos necesarios para enfrentarse por último al bien cultural en cuestión, el teatro romano, al que se accede desde el museo como la última parte de la visita.
En los últimos años se ha puesto en valor una zona, que aún tiene sorpresas reservadas, llamada como El Barrio del Foro Romano. Actualmente se encuentra trabajando en esta zona de manera intensiva. Pues grandes son los hallazgos que aún quedan por desenterrar en esta zona, junto al teatro, la más importante de Carthago Nova. La ciudad se vanagloria de poseer el parque arqueológico más grande de España. Los arqueólogos ya la comparan con una pequeña Pompeya.
El barrio del foro romano sigue creciendo, los turistas en cambio pueden visitar la zona y ver en directo las tareas de excavación. Ubicado este parque en el cerro del molinete, destaca la ladera sur, la conocida como el barrio del foro roano, que tras ser recuperado con una inversión de Repsol de 4,1 millones de euros, ha recibido el premio Nacional de Restauración. El conjunto perteneciente al siglo uno está compuesto por las termas de la ciudad, que eran precedidas por un monumental atrio porticado, cuyo pavimento dispuesto en espina de pez se conserva a la perfección. Las termas halladas responden a la tipología de baños usados por los romanos, cuyas salas de frías, templadas y calientes se han recuperado a la perfección junto a la sala de los hornos. Junto a estas un atrio que daba paso a los lugares de culto a los dioses donde se celebraban banquetes y festines en su honor.
Visto todo esto, la ciudad de Cartagena se ha convertido sin lugar a dudas en un modelo mundial de cómo recuperar el patrimonio y ponerlo en valor integrándolo en el casco urbano. Cartagena se ha convertido en uno de los principales centros para conocer la arqueología romana tal como afirman reconocidos arqueólogos5 . La ciudad ha pasado de no aparecer en los mapas de la Hispania romana a ser el enclave más importante en cuestión de años, no sólo en la etapa romana sino en la Cartaginesa, ya que alberga los restos más importantes de la península.
Las continuas investigaciones y excavaciones en la ciudad, proporcionan cada vez información más sorprendente y útil. Por suerte, hoy es referencia en estudios bizantinos, romanos (republicana e imperial). Cartagena ha sido uno de los grandes logros de la arqueología y sin duda está contribuyendo a esa revitalización urbana y económica. Numeras ciudades se han fijado en Cartagena para copiar el modelo de gestión cultural que se está realizando en Cartagena desde hace 15 años.
Junto a esto debe haber unas políticas determinadas de educación respecto a los restos. A veces la falta de una educación adecuada y responsable, ha dado lugar al destrozo, al saqueo y al olvido, al no considerarlo un recurso de valor. Por tanto la educación es otro elemento para poner en valor estos bienes. La puesta en valor implica la asignación de importancia, local, nacional o internacional, desde una serie de puntos de vista, estéticos, científicos, sociales, políticos, culturales y económicos (Mason, 2002: 9). La educación dotará a estos lugares de importancia, destacando su identidad, historia, sociedad y exponiéndolo al turismo de manera planificada. No tiene sentido la puesta en valor de un recurso sin una educación que le asigne valor al mismo.
5. EL TURISMO, FRUTO DE UN PATRIMONIO VIVO
En los últimos años, la economía se ha visto notablemente impulsada gracias al turismo. El principal protagonista de este éxito será la marca Cartagena Puerto de Culturas con toda la labor llevada a cabo. El turismo es un elemento revitalizador de las bases económicas de cualquier ciudad, lo único que había que aprovechar era cada elemento del territorio que había para gestionar y hacerlo formar parte de esa oferta turística que se ofrecía en un paquete. Se han visto en ejemplos concretos las dos maneras de ofrecer estos elementos: los que no existían como producto turístico, se concebían y se diseñaban para incluirlos; los que ya existían como tal, simplemente se ponían en valor. Estos, cuando obtienen una significación como elementos turísticos es cuando se deben concebir "hacia fuera", como reclamo a los visitantes. Pero siempre con una premisa, establecer un equilibrio entre la carga cultural que ofrece el bien en cuestión y el valor de intercambio económico que puede ofrecer.
En el breve resumen anterior de la lista de yacimientos y bienes culturales que se han ido recuperando en estos últimos años, se veía claramente como antes de este proyecto de recuperación del patrimonio, los hallazgos arqueológicos eran cubiertos y así podían pasar decenas de años sin que se hiciese nada con ellos, en muchos casos hasta el borde de la desaparición. Este hecho para la vida activa de la ciudad suponía una molestia y un concepto de la arqueología como elemento negativo para el desarrollo, ya que suponía un parón y un abandono en la mayoría de los casos. Pero a partir de esta puesta en valor y una vez vistos los grandísimos resultados, el patrimonio arqueológico es acogido por todos como algo positivo, que proporciona el crecimiento en todos los sentidos de la ciudad, simplemente hacía falta ponerlo en valor con un proyecto de este calibre. Por primera vez los restos arqueológicos no suponían un freno a la ciudad moderna.
Todo esto no habría sido posible sin la inversión que se realizó para tal efecto. Cartagena ha invertido 200 millones de Euros en los últimos 10 años para recuperar este patrimonio e impulsar el turismo de la ciudad. Por desgracia el dinero siempre es un condicionante vital para este tipo de actuaciones. La cultura dependía de ello. Se logró impulsar el sector turístico que no existía en la ciudad.
En cuestión de años se recuperó gran parte de los yacimientos y se pusieron en valor, entre 2003 y 2004 y como bandera especial, en 2008 el teatro romano, un verdadero enganche para el turista. Al margen de Cartagena Puerto de Culturas, también se han restaurado numerosas fachadas modernistas, el propio Ayuntamiento ha ido acondicionado la ciudad de cara al turismo. El resumen perfecto a este plan de actuación es que en un kilómetro cuadrado hay más de 19 museos y centros de interpretación, realizados en los últimos años, un verdadero ejemplo mundial. La ciudad cerró el año 2014 con 340.000 visitantes, cada año un porcentaje mayor que el anterior6 .
Cartagena ha sido el destino turístico que más ha crecido en la Región de Murcia, desde el año 2000, años en el que arrancó la marca cultural de Cartagena "Puerto de Culturas". Desde la fecha, los datos son verdaderamente sorprendentes, los visitantes aumentaron en un 90% y la ocupación hotelera un 60%, conforme iban añadiéndose elementos patrimoniales a la oferta turística y se iban poniendo en valor. El presente estudio pretende poner en tema de debate la posibilidad de poner una ciudad en marcha desde el punto de vista cultural y turístico de la nada. De tener tres museos a los que la afluencia de público era mínima, ha pasado a tener 15 museos y centros de interpretación, un éxito que debe ser exportado como modelo al resto del mundo. 7
En los últimos años estamos asistiendo a un aumento de los cruceros turísticos por todo el Mediterráneo. Durante el año 2015, se espera que lleguen a la ciudad más de 120 cruceros 8. Cartagena se ha convertido gracias al impulso de todo lo que se viene comentando en el artículo, en una de las ciudades más destacadas de todo el Mediterráneo como punto de escala de las empresas navieras. Sin embargo no sólo los cruceros vienen a la ciudad de Cartagena como una mera escala en su recorrido, sino que numerosas empresas han elegido Cartagena como ciudad para comenzar y finalizar sus itinerarios por el Mediterráneo, algo que ha dotado a la ciudad de un impulso sin igual. Según informa el director de la Autoridad Portuaria, el trasiego de cruceros deja en Cartagena a más de 150.000 turistas al año, una cifra que nada tiene que envidiar a otras ciudades del Mediterráneo. Todo esto se debe a que la ciudad, por la capacidad de atracción de turistas que tiene hoy día, ha sido el punto de mira de las empresas turísticas para incluirla en sus circuitos. Todos los objetivos que pretendía la Marca turística Cartagena Puerto de Culturas con el impulso y puesta en valor de su patrimonio, se ha ido consiguiendo en un tiempo record. Actualmente, un turista deja en la ciudad una media de 50 euros al día. Un cantidad que va aumentando 5 euros al año debido a la continua ampliación de ofertas turísticas, museos, excursiones, etc. Un dinero que recae sobre el propio puerto, los comercios y todo el sector turístico. A las empresas navieras lo que les interesa es que los turistas gasten el dinero en contratar excursiones, por ello, la ciudad de Cartagena continua trabajando intensivamente en la creación de nuevas rutas que puedan formar parte de una interesante oferta turística a todos los que la visitan. En este entorno portuario tan ideal se encuentran el Museo Nacional de Arqueología Subacuática y el Auditorio y Centro de Congresos El Batel.
Este impulso del turismo, ha repercutido en los comercios, que han experimentado una asombrosa crecida, el propio ayuntamiento ha dictado unas normas más abiertas de horarios, lo que hará si cabe, aún más atractiva esta ciudad que día a día crece notablemente en su sector terciario, ya que podrán permanecer abiertos los 365 días del año, impulsando así de esta manera, junto al patrimonio, la economía de la ciudad. Este turismo de compras se ha fomentado notablemente tras la liberalización de los horarios. Al fin y al cabo es una de las ideas para fomentar la oferta turística, de esta manera los festivos tendrán un carácter dinámico, días en los que el turista seguirá participando manera activa en la vida de la ciudad.
Por otro lado, la actividad universitaria ha jugado un papel fundamental en el apoyo a la recuperación del patrimonio. Actualmente la Universidad Politécnica de Cartagena trabaja para que la ciudad sea declarada Patrimonio de la Humanidad. Junto al Ayuntamiento y al CICOP, firmó un documento con el cual se creaba un comité para llevar a cabo esta tarea. Un tarea de relevancia supina. Para ello se ponen de manifiesto dos elementos, la importancia del puerto de Cartagena como imagen principal del paisaje cultural de la ciudad y la cantidad de yacimientos arqueológicos encontrados, situando a Cartagena en un puesto relevante respecto al resto de ciudades con pasado romano. Pero si algo respalda la candidatura, es el conjunto de castillos y fortalezas que dominan la ciudad, un conjunto único en el mundo alrededor de su puerto. En el documento para obtener la declaración, se cita el ejemplo de Cartagena de Indias, cuyas fortificaciones forman parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad desde el año 1982, teniendo Cartagena las mismas razones para serlo.
Un fenómeno a tener en cuenta, son las llamadas rutas turísticas. Creadas con un sentido "hacia fuera", para público externo, con una vivencia deslocalizada del lugar. La ruta turística cumple la función de homogeneizar espacios útiles a la finalidad de que circule la mercancía en su proceso de puesta en valor. Desgraciadamente llega a subordinar los valores culturales a los bienes (Burns, 2010: 23-27). La ciudad ha sido testigo del paso de numerosos pueblos y culturas. La concejalía de Turismo de la ciudad, al margen de Cartagena Puerto de Culturas, estableció cuatro itinerarios por la ciudad muy determinados. En primer lugar el itinerario arqueológico, el más importante y abundante; un itinerario barroco y neoclásico, basado en la visita de los templos; el modernista y ecléctico, nacido en el periodo de mayor esplendor de la minería; y por último, el contemporáneo, compuesto por las últimas tecnologías instaladas para una visita más productiva de cara a los turistas. Además de las rutas por la ciudad, existen itinerarios por los alrededores, localidades cercanas y playas que complementan la oferta turística.
Sin embargo no todo se gira alrededor del patrimonio mueble o inmueble, sino que en diversas épocas del año, la ciudad es un auténtico reclamo de turistas y visitantes atraídos por sus festividades y eventos, su patrimonio inmaterial. Destacan sobre todos ellos, la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional y las fiestas de Cartagineses y Romanos, declaradas de Interés Turístico Nacional.
Cartagena posee una semana santa diferente a las demás, ha sido siempre la fiesta por antonomasia. Sus principales características, luz, flor, orden y sonido; pero no menos la monumentalidad de sus tronos procesionales, los vestuarios de los penitentes con ricos bordados, una destacada imaginería contando con insignes escultores como Salzillo, Roque López, Mariano Benlliure, José Capuz, Sánchez Lozano o Juan González Moreno.
La semana santa Cartagenera basa sus raíces en el ambiente de la religiosidad barroca. Toma impulso como testimonios de fe, de carácter evangelizador y adoctrinante. En el siglo XVIII, florecen las dos cofradías más destacadas de la ciudad, la cofradía Marraja con sede y capilla en el convento de San Isidoro y la cofradía California en Santa María de Gracia. La Marraja por su parte, era la encargada de la procesión del Calvario y del Santo Entierro, desfilaba en Viernes Santo con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
La cofradía california o del Santísimo Cristo del Prendimiento, constituida en el año 1747, demostró la bonanza económica encargando todas sus imágenes al escultor Francisco Salzillo, en los primeros años de su fundación. Se trata de un hecho muy aislado que no solía darse con frecuencia debido el alto coste que suponía. Las imágenes encargadas y además realizadas en un periodo máximo de veinticinco años, nos hablan de una selección premeditada del programa iconográfico de cara a la población, como ocurrió con la cofradía de Nuestro Padre Jesús de Murcia (Belda Navarro y Hernández Albaladejo, 1991: 737-832).
En la actualidad, todo este patrimonio ha ido creciendo con los años, hasta formar cuatro grandes cofradías, las dos ya existentes, la del Socorro y el Resucitado. Cada año la reserva hotelera se satura y las calles de Cartagena lucen bulliciosas ante la presencia de miles y miles de cartageneros y turistas.
La segunda quincena del mes de septiembre, tiene lugar otro festejo, cada vez más reconocido, la fiesta de Cartagineses y Romanos. La fiesta, como su propio nombre indica, la componen dos bandos, por un lado 25 tropas cartagineses y por otro, 25 legiones romanas, cuya sede la tienen en un recinto a las afueras de la ciudad donde cada uno tiene establecido su campamento. En estas fiestas se conmemora la fundación de Cartagena y todo lo acaecido durante la Segunda Guerra Púnica. Durante estas dos semanas la ciudad se encuentra plagada de actos y eventos a los que es fácil asistir, recordando aquellas efemérides hace más de 2000 años. Se trata de la mejor manera de revivir la historia de la ciudad, desde la destrucción de Sagunto a manos del general cartaginés Aníbal, la sesión del Senado de Roma en la que se declara la guerra a Cartago, los desembarcos y desfiles de tropas cartaginesas y legiones romanas, las luchas de gladiadores y las carreras de bigas en el Circo Romano, la salida del ejército de Aníbal hacia Roma y la gran Batalla que finaliza con la conquista de Qart Hadasht a manos del general Publio Cornelio Escipión.
Aparte de las festividades y el patrimonio cultural, Cartagena ha optado por el turismo de congresos para cuyo impulso ha sido fundamental la apertura del auditorio El Batel, que entró en funcionamiento en noviembre de 2011 y que desde entonces ha acogido unos 190 congresos con unos 66.000 asistentes que han dejado en la ciudad en torno a 11 millones de euros, según datos proporcionados por el Ayuntamiento.
En definitiva, Cartagena ha pasado de ser una ciudad estancada a convertirse en una ciudad viva. Es y debe ser un ejemplo de gestión cultural y turística, un modelo mundial para la reactivación de localidades que lo necesiten. Se ha visto como en un período de 15 años, una ciudad ha recuperado su pasado y su verdadera identidad. Es conveniente dejar el tema sobre la mesa, el modelo de gestión y el proyecto que ha dado lugar a este éxito, reconocido y alabado en todos los lugares donde se ha conocido. Cartagena necesitaba volver a ser Cartagena, escapar de la podredumbre a la que se encontraba sometida y resurgir de sus cenizas, triunfante, revitalizada, con un patrimonio arqueológico que ya no supone un estorbo y con un puerto que, por suerte, sigue viendo navegar culturas.
Concejalía de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Cartagena
Concejalía de Turismo del Excelentísimo Ayuntamiento de Cartagena
Cartagena Puerto de Culturas
Autoridad Portuaria de Cartagena
Diario La Verdad
Diario El Faro de Cartagena
BIBLIOGRAFÍA
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2 Dossier Cartagena Puerto de Culturas, pág. 1.
3 Lo firmaba la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento de Cartagena, la Confederación de Empresarios de Cartagena, la Cámara de Comercio de Cartagena, la Autoridad Portuaria y la Universidad Politécnica de Cartagena.
4 Carta del turismo sostenible: Conferencia Mundial de Turismo Sostenible. Lanzarote, 1995.
5 Diario La Verdad, 11 de Junio de 2011.
6 En este caso del año 2014, un 7% más respecto al 2013.
7 Información proporcionada por la Concejalía de Turismo de Cartagena.
8 Información proporcionada por la Autoridad Portuaria de Cartagena.
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