TURyDES
Vol 4, Nº 11 (diciembre/december 2011)

LA CULTURA COMO INVERSIÓN TURÍSTICA. UNA REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL GUGGENHEIM BILBAO

Mª Dolores Fernández Poyatos (CV) y Ainhoa Aguirregoitia Martínez (CV)

1. INTRODUCCIÓN. EL TURISMO CULTURAL

El turismo es susceptible de ser estudiado desde diversas perspectivas, lo que lo dota de un claro carácter interdisciplinario; asimismo, es un sector sometido a continuos y permanentes procesos de cambio; razones que derivan tanto en la riqueza de conocimientos y estudios, como en la complejidad de su análisis.
Desde un criterio económico, el turismo es uno de los sectores más relevantes de la economía mundial. Sin considerar el actual escenario de crisis económica, en el año 2000 la demanda turística era equivalente al 11,6% del Producto Interior Bruto (PIB) español, proporción que se rebajó casi un punto porcentual en 2007 (10,7%). La dimensión del mercado turístico, y dentro de éste, el mercado turístico cultural, no deja de evolucionar; en bastantes ciudades, su desarrollo ha sido esencial para potenciar el crecimiento económico. El fenómeno conocido como Museo Guggemheim ha sido uno de estos casos. Es evidente la contribución económica que ha aportado dicho edificio a la ciudad de Bilbao y, por ende, al País Vasco, siendo un claro ejemplo que se repite, en mayor o menor medida, en otras ciudades españolas como Valencia, León, etc.
Como sostiene Martínez García, “la evolución museológica de España ha derivado en la identidad del museo como un reflejo de la institución pública, que, no sólo cumple funciones identificativas, además, ayuda con las funciones de adquisición de un nuevo perfil para las localidades donde se localicen, haciendo que se conviertan en un referente cultural de gran importancia” (2005: 26). Revisando en términos de visitantes la evolución de los principales museos en nuestro país,  y excepción hecha de la actual contracción económica, es posible afirmar el incremento continuado del caso objeto de estudio.
En el cuadro 1, se observa cómo el crecimiento del número de visitantes del Guggenheim se mantiene lineal y homogéneo a lo largo del tiempo; aun con un destacado incremento entre los años 2007 y 2008, la evolución del museo Thyssen de Madrid es similar a la del museo bilbaíno. De otra parte, hay que destacar el desarrollo del museo Reina Sofía que llega a duplicar su número de entradas en tan sólo seis años. El Prado, el museo español más visitado, observa también un fuerte ascenso a partir del año 2005 y hasta mediados del año 2007, conservando desde entonces una entrada de visitantes estable.
La idea principal que se pretende en este trabajo es reflexionar sobre la consideración de la cultura como variable de desarrollo, esto es, de su capacidad como instrumento para alcanzar objetivos que vayan más allá de los meramente culturales. Hoy día, es una realidad el debate sobre la importancia de la intervención pública en las actividades culturales; pero además, si tenemos en cuenta que “la cultura no sólo merece el apoyo público por sus propios méritos como factor de estímulo de la creatividad, medio de expresión artística o desarrollo de identidad colectiva, sino que puede utilizarse como variable instrumental para conseguir objetivos ligados a políticas de desarrollo económico o de revitalización urbanística” (Vidarte 2003: 185), es evidente la necesidad del apoyo y financiación pública.
Refiriéndonos a la cultura como estrategia de desarrollo, y contando con el soporte de la financiación pública nos atrevemos a catalogar el modelo Guggenheim, como un trinomio cultura-economía-sociedad. El modelo parte de la idea de que la cultura es un recurso para el desarrollo económico de las ciudades y regiones europeas. Uno de los factores que indica la evolución de una determinada región es su capacidad para ampliar suelo urbano. A partir del uso de la cultura como estrategia de creación urbana, se desarrolló en EE.UU. el concepto «Cultural district» durante los años ochenta. Dentro de este concepto se incluyen distintas categorías: 1) Distritos culturales en zonas renovadas, que hacen referencia a la concentración de galerías, casas de artistas y equipamientos culturales; 2) Distritos industriales, del que un claro ejemplo es la industria de Hollywood y 3) Distritos patrimoniales o museísticos, en el que se incluye la zona Guggenheim Bilbao.

2. CREACIÓN DE UN ICONO ARQUITECTÓNICO PARA REMODELAR UNA CIUDAD

Sabido es que el crecimiento urbano tiene la capacidad de remodelar, para  mejorar o empeorar, la imagen de una ciudad. Este es uno de los grandes cambios que vivió Bilbao; con la construcción de este nuevo espacio urbano, la ciudad se expuso, frente a otras alteraciones, a una limpieza completa de la ría, lo que conllevó una transformación completa de sus alrededores, con la creación de zonas verdes y la reconstrucción arquitectónica de los edificios que la rodeaban.
Según Koolhaas (2007: 68), el espacio basura “describiría una arquitectura de usar y tirar, o de usar y reacondicionar; […] la arquitectura y lo bello no son inútiles si se entienden como una inversión estratégica para mover la evolución urbana". Visto de esta forma, el Guggenheim Bilbao y toda la transformación subsiguiente, se convierte en un "recurso que crea urbanismo, imagen y comunicación, actividad económica y lealtad política" (2007: 68) y su función, es comunicárselo al mundo para convertirse en un atractivo turístico. Por eso entendemos que el museo Guggenheim se creó para generar un nuevo modelo urbano y económico, siendo los visitantes que recibe año tras año su mayor fuente de ingresos; de esta manera, se legitima y se mantiene.
Frente a esto, es preciso señalar algunas rémoras: la remodelación urbana supone un incremento del precio del suelo, lo que generará beneficios económicos, pero en su misma medida, un aumento del descontento social ya que el precio de la vivienda se encarece notablemente. Por el contrario, esta situación provoca nuevos efectos visuales que posicionan a la ciudad de Bilbao en una situación de sobresaliente imagen al exterior: como ciudad de negocios, eventos o destino turístico. Además, conlleva una serie de acciones orientadas a los residentes, ofreciendo nuevas posibilidades de negocio y una mayor calidad de vida.
Así mismo, el «efecto Guggenheim»  ha generado una nueva red empresarial que redunda en un cambio social en lo que refiere a la ciudad, siendo ahora Bilbao, una ciudad de servicios enfocada al turismo. Y aunque los turistas no siempre vayan con una idea clara de lo que van a ver en el museo, este se ha convertido en un imán no sólo para Bilbao, sino para todo el País Vasco, atrayendo de esta manera a un nuevo turista relacionado con la actividad cultural. “Definitivamente es un ‛efecto’ realmente dinamizador de la actividad cultural y económica de la ciudad” (Font 1999: 5).
De forma casi inmediata, la obra creada por Frank O. Gehry se puso de moda en el resto del mundo, lo que derivó en una reacción en algunos museos de construcción clásica como la ampliación que realizó, en 2001 Jean Nouvel del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Además, al no pasar desapercibido, otras ciudades copiaron el modelo; este fue el caso de Los Ángeles con el Disney Hall, donde se llevó a cabo el mismo proyecto con el mismo objetivo de revitalización urbana. Esto, que a primera vista puede entenderse como un éxito, también supone alguna lectura no tan atractiva. El hecho de que se repitan modelos que ya se había construido antes hace que los visitantes no encuentren tan seductora la idea de viajar a una ciudad en particular, pues esta ha perdido la exclusividad, valor éste atrayente para muchos turistas.

3. IMPACTO ECONÓMICO: VENTAJAS E INCONVENIENTES

Es un hecho constatado que la actividad del Guggenheim en la ciudad de Bilbao ha dinamizado su economía. Para analizar las transacciones económicas que se derivan de esta actividad concreta, tenemos en cuenta  los gastos adicionales que los agentes y empresas generan por el solo hecho de participar en ella. Tal y como aparece en la tabla 2, se observa el impacto económico de las actividades del Museo Guggenheim dentro de la economía del País Vasco; estos datos muestran la continuidad del empleo y la media total de ingresos en las haciendas vascas con un total de 289.321.156 de euros. El total medio de gasto directo generado por la actividad del museo ascendió a 149.724.135 de euros; para ello se han tenido en cuenta las compras, la gastronomía, el alojamiento, el transporte y el ocio dentro de la misma ciudad. Además se incluyen los gastos de los visitantes en el propio museo, gastos de empresas privadas, apoyo y colaboraciones individuales y los gastos directos derivados de la organización de los propios eventos del museo.

El desarrollo económico de un sector no explotado con anterioridad, como es el caso del turismo, supone la posibilidad de crear nuevas formas de oferta en hotelería, restauración, transportes, construcción etc., fomentando además el desarrollo de actividades relacionadas con dicho sector. Además de esto, genera competitividad entre las formas de oferta que se generan. Todo ello ofrece la posibilidad de evolucionar socialmente. A propósito de la inauguración del Guggemheim fueron varias las ventajas para la ciudad de Bilbao; entre otras la generación de puestos de trabajo, lo que implica mayores cotizaciones de la seguridad social e incrementos en las haciendas vascas. Igualmente el fomento de la participación empresarial, aumentó el interés de otro tipo de empresas como aquellas relacionadas con la publicidad y el marketing. Es más, tras la construcción del Guggemheim son más de veinticinco las entidades que han utilizado el edificio como un reclamo para promocionar sus productos; visto así, Bilbao se transforma en un escaparate.

De otra parte la construcción de un edificio de esta envergadura significó la revalorización de todos los alrededores, lo que conllevó un aumento del precio de la vivienda; esto que a primera vista podría entenderse como un beneficio, también nos demuestra que socialmente se convierte en un problema, ya que ciertos territorios pasan a ser inaccesibles para un determinado sector de la población. Por otro lado, la fuerte inversión inicial, supuso años de recuperación, además del elevado coste del mantenimiento, que como veremos más delante no sólo supone un elevado gasto para el museo, sino también un desgaste medioambiental.

4. IMPACTO SOCIAL: VENTAJAS E INCONVENIENTES

En el aspecto social, es importante contar con el apoyo de los ciudadanos a fin de conseguir que interioricen la nueva remodelación como un símbolo que abre las puertas de su ciudad a nuevas oportunidades de desarrollo: nuevas formas de empleo, más puestos de trabajo, competencia técnica, etc. Dicha implantación ha supuesto, como vimos antes, ha supuesto un aumento considerable de los puestos de trabajo: 4.370 sólo derivados de la actividades del museo; a esto hay que añadir las empresas que se han desarrollado en torno al museo.
Además, cabe destacar el interés que se ha generado en torno al mundo de la cultura, a esto le sumamos la capacidad académica con la que cuenta el País Vasco abarcando estudios de estas especialidades y propiciando que sus propios ciudadanos pueden desarrollar estos aprendizajes para trabajar en un edificio de su ciudad. Ello conlleva apoyo social, imprescindible en la creación de nuevos entornos y en la recepción de nuevos visitantes. La aparición de nuevos espacios, genera ganas y entusiasmo por parte de los ciudadanos, lo que crea un clima propicio para el desarrollo social y económico. Contar con el apoyo social para la creación de algo que va a cambiar el rumbo de una ciudad es indispensable, necesario e incluso demandado por las instituciones políticas si fuera el caso de que no se diera por si sólo.
Un detalle paradójico es la falta de fidelidad de la propia población vasca a la hora de visitar el museo; esto puede ser debido al coste de la entrada (13€ en 2011) que, al compararla con los principales museos españoles, resulta ser una de las más caras. Esta cuestión debería preocupar a los gestores culturales vascos a fin de ponerle solución.

5. IMPACTO MEDIOAMBIENTAL: VENTAJES E INCONVENIENTES

A lo largo del trabajo hemos visto diversos cambios de los acontecidos en la ciudad de Bilbao desde la construcción del museo Guggenheim. La cuestión medioambiental es uno de los puntos más delicados, donde los aspecto negativos parece ganar a la de aspectos positivos. Antes de llevarse a cabo la obra la  ría de Bilbao estaba abandonada, con unos niveles muy altos de contaminación y suciedad. Bilbao por sus condiciones orográficas (el foco de la ciudad se encuentra rodeado de grandes montañas) y su potente desarrollo industrial siempre ha tenido con un grado muy alto de contaminación. La zona en particular, donde se encuentra el edificio era un terreno «basura» en el que las posibilidades de crecimiento parecían impensables. Este nuevo planteamiento supuso una revolución: se acondicionaron zonas verdes y se llevó a cabo una limpieza profunda de la ría, lo que benefició no sólo al entorno del museo, sino a todos sus alrededores, aumentando su capacidad de desarrollo.
Sin dejar de lado estos factores positivos, nos encontramos con algunas contradicciones. El edificio, grande en sus dimensiones, está íntegramente forrado de titanio, metal altamente resistente a la erosión pero también contaminante y mucho más caro que el acero; además, el paso del tiempo y el grado de pluviosidad del norte de España, aceleran su deterioro, lo que supone un gasto adicional en el mantenimiento del museo, y no sólo eso, sino que en sus diversas reformas se está utilizando el mismo material, lo que quiere decir que con el tiempo nos encontraremos con el mismo problema (y quién sabe si con la misma solución): contaminación y altos costes económico en mantenimiento.
En cuanto al sector transportes, la expansión de Bilbao como ciudad turística ha supuesto un incremento del transporte aéreo, las mejoras en la carretera y las ampliaciones de estas también aumentan la cantidad de tráfico rodado, a consecuencia de esto se han suprimido zonas verdes y se ha generado un aumento de la contaminación atmosférica (CO2).
Como decíamos antes la dimensión del edifico es considerable y sus reformas, además de suponer un coste económico importante, también conllevan un gran coste ecológico por la elevada cuantía energética –electricidad, agua, etc.– para su mantenimiento.

6. APLICACIÓN DEL CONCEPTO “DESARROLLO” DESDE LA SATISFACCIÓN DE NECESIDADES Y LAS CAPACIDADES

Si aceptamos la actividad turística como una variable de desarrollo económico, también deberemos considerar de qué forma ese desarrollo afecta o ayuda a las necesidades y capacidades de la evolución de un determinado lugar. De acuerdo con Monreal (2002: 32), “el turismo no debe ser percibido en sí mismo ni como una panacea respecto a la solución de los problemas del subdesarrollo, ni como una fuerza destructiva que indefectiblemente arrasa con la diversidad y la identidad de los pueblos”. Por otro lado, Amartya Sen ofrece una visión del desarrollo en la que es preciso valorar de que manera el turismo influye y ayuda a desarrollar las necesidades básicas que reclama una sociedad: “Si bien la apertura económica contribuye al desarrollo, ésta por si sola no bastaría si no se toman medidas en el campo de la educación y la salud, las cuales son esenciales en la lucha contra la pobreza” (1997).
Si entendemos el desarrollo desde el punto de vista de la satisfacción de necesidades, y entendemos por necesidades el desarrollo educativo, partimos del hecho de que antes de que Bilbao se reconociese como ciudad turísticas ya existía desarrollo (industrial) previo, por lo tanto, la creación de este nuevo icono no ha generado un aumento en la calidad y cantidad educativa de la ciudadanía. Si ahondamos en este aspecto, hay que destacar la idea de que el museo se ha convertido en un instrumento educativo de la cultura para la sociedad, fomentando de esta manera el interés artístico dentro de sus habitantes y haciéndoles partícipes de dicha evolución.
Basándonos en el concepto de desarrollo urbano al nivel de instalaciones eléctricas y de canalización del agua, nos encontramos con un aspecto similar al anterior. Al tratarse de un ciudad tradicionalmente industrial (y que continúa siéndolo), ya contaba con las instalaciones, así que los efectos de la creación del Guggenheim no mejoran este aspecto, pero tampoco lo empeoran.
Por otro lado, en lo que al desarrollo de capacidades se refiere, el factor turístico sí influye en el crecimiento de estas; en efecto, la ciudad de Bilbao ha procurado que en sus universidades se impartan materias específicas relacionadas con la formación artística, lo que procura individuos preparados académica y profesionalmente. De todos es sabido que la inversión en educación genera en el corto y largo tiempo ciudadanos más capacitados para determinar qué es lo necesario para seguir evolucionando. Una ciudad fuerte económicamente, como es Bilbao, ayuda a que las capacidades de sus individuos estén desarrollándose gradualmente y de forma ininterrumpida durante amplios periodos de tiempo.
Bilbao no solo crece a nivel económico, sino que además reinvierte en él mismo. Así mismo y aunque las “necesidades” económicas de la política vasca no siempre repercuten en lo que más necesitan sus ciudadanos,  nos atrevemos a afirmar que un porcentaje alto de vascos está conforme con la gestión de su economía puesto que su territorio no ha dejado de progresar.

7. CONCLUSIONES

Los diversos factores analizados –económicos, sociales y medioambientales– plantean la duda de la creación del Guggenheim con una finalidad exclusivamente cultural. Las conclusiones nos llevan a pensar que el arte queda relegado a un segundo plano, donde el marco museístico es un lugar óptimo para la «foto» política y para sus aliados económicos. Sin embargo, lo que no se puede negar es que una de la ideas básicas como la de generar desarrollo económico, y en consecuencia desarrollo social, la ha cumplido. Lo cierto es que nos encontramos con una ciudad renovada, a la que se le ha añadido un nuevo valor de índole turístico. En efecto, el Guggenheim se transforma en el símbolo de una ciudad actual y moderna, que ha cumplido con el objetivo de «proyectar una imagen internacional para Bilbao y el País Vasco». Todas estas ventajas no deben ocultar la importancia de poder seguir creciendo de forma óptima y ecológica, prestando especial interés  al cuidado del medio ambiente.
Así mismo, la conclusión de este trabajo deja una balanza, que desde una posición objetiva recae del lado positivo, dejando el resultado final altamente satisfactorio para Bilbao y para toda Euskadi. Por otra parte, es viable plantear un estudio donde la creación arquitectónica sirva de icono para recrear un ciudad que ha funcionado en otros lugares, como puede ser el caso de Valencia y la obra de Calatrava, lo que habrá que estudiar con detenimiento. Con todo, es posible afirmar que el impacto del Guggenheim en Bilbao es un hecho que será muy difícil de repetir.

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