EL ENTRENAMIENTO EN LA INVESTIGACIÓN DESDE LA HISTORIA COMO DISCIPLINA
RESUMEN Bajo este enfoque, el futuro maestro debe convertirse en un investigador acucioso de su realidad inmediata, por ello es necesario dotarlo desde su formación inicial en la universidad, de los conocimientos básicos e indispensables para esta compleja tarea, cuyo saldo final será la elevación constante, sistemática y sostenida de su nivel profesional, investigativo y científico. El presente artículo tiene como propósito reflexionar en torno al método investigativo y su estrecha relación con la disciplina Historia de Cuba. Palabras clave: Método investigativo, disciplina Historia de Cuba, entrenamiento en la investigación pedagógica, pensamiento investigativo, maestro investigador. ABSTRACT Key words: Research method- subject History of Cuba- training on pedagogical research- research thinking- research teacher.
En el mundo globalizado en que se vive puede apreciarse a simple vista el gigantesco avance científico-tecnológico que hasta el momento el hombre ha logrado. Este desarrollo, que en no todos los países se aprecia de la misma manera, es uno de los factores más influyentes sobre la sociedad contemporánea. Atendiendo a la marcada influencia de la ciencia y la tecnología hoy, educar acerca de estos temas es vital para el futuro de esta sociedad y ayudar por tanto a comprender, a pensar las implicaciones de la naturaleza social y cultural de la ciencia y la tecnología, es algo esencial para la educación. La educación, y muy concretamente la alfabetización científico-tecnológica, ha de preparar a los futuros ciudadanos para la toma fundamentada y responsable de las decisiones y en esto particularmente juegan un papel decisivo las universidades, las cuales son un factor clave para el desarrollo científico. La universidad, es la institución social que desempeña el papel de ser la fuente fundamental del mantenimiento y desarrollo de la cultura de esa sociedad. La necesidad de tener en cuenta las interacciones ciencia-tecnología y sociedad (CTS) como elemento esencial de una adecuada formación de los que en ella estudian, exige contextualizar la ciencia que se enseña. La calidad educacional constituye el punto de partida y de llegada en la universidad contemporánea y a ello está ligada la necesidad de buscar técnicas y estrategias de trasmisión-recepción que orienten el aprendizaje como una tarea de indagación e investigación, favoreciendo la participación de los estudiantes en la reconstrucción de los conocimientos. El proceso de formación y desarrollo de habilidades investigativas desde la formación inicial es enjuiciado como “… uno de los procesos que permite a la educación superior dar respuesta a las problemáticas socioculturales de las naciones, mediante la participación creativa de los sujetos en la solución de los problemas de su realidad (…) un proceso que permite el dominio del método de la ciencia en el proceso de formación profesional.” (Martínez, D. y Márquez, D., 2014:1) Tomando como objeto de estudio el entrenamiento en la investigación desde la disciplina Historia de Cuba, el trabajo tiene como principal finalidad, a partir del análisis y valoración de la literatura especializada, así como la experiencia de sus autoras, desde la propia práctica profesional por más de 15 años en la educación superior, reflexionar en torno a la contribución de la disciplina Historia de Cuba para el entrenamiento en la investigación pedagógica, constituyendo este un paso necesario en la alfabetización científica de los estudiantes universitarios. 1.1- Enfoque de la UNESCO en torno a la formación investigativa en la educación superior La educación, y muy concretamente la alfabetización científico-tecnológica prepara a los futuros ciudadanos para la toma fundamentada y responsable de las decisiones y en esto particularmente juegan un papel decisivo las universidades, las cuales son un factor clave para el desarrollo científico. En la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI se promueve el incremento de la actividad investigativa en todas las disciplinas de la enseñanza superior, de manera tal, que desde la Universidad se incida en las políticas nacionales, regionales e internacionales de investigación y desarrollo. Promover, generar y difundir conocimientos por medio de la investigación y, como parte de los servicios que ha de prestar a la comunidad.
Segundo: Función ética, autonomía, responsabilidad y prospectiva.
Tercero: Promoción del saber mediante la investigación en los ámbitos de la ciencia, el arte y las humanidades y la difusión de sus resultados.
La UNESCO reafirma en torno a la formación para la investigación, “la necesidad de aprender a aprender, a hacer, a ser y a vivir juntos” (Martínez, D. y Márquez, D., 2014:5). En tal sentido dentro de la misión y funciones de la educación superior debe jerarquizarse este rol, al ser la universidad centro educativo de formación tanto inicial como permanente de profesionales. Si la universidad como institución de la educación superior, es distinguida por ser un factor clave para el desarrollo científico, si el modelo de universidad humanista, científica y tecnológica, conjuga fortalezas que son atributos únicos: una elevada concentración de hombres de ciencia y pensamiento con elevada capacidad para generar nuevos conocimientos y grandes habilidades en la aplicación de los mismos, entonces la universidad debe preparar al hombre para la vida, al maestro en formación para el desempeño de sus funciones como maestro investigador. 2.- LA OPCIÓN POR EL MÉTODO INVESTIGATIVO EN EL APRENDIZAJE Optar por métodos activos en el aprendizaje de los estudiantes, significa necesariamente conducir al profesor a adoptar procedimientos y asumir posiciones que conduzcan a estas exigencias al dirigir el proceso. El docente debe pasar de informador a estimulador y orientador de la búsqueda de información. Esta búsqueda requiere de la aplicación de una metodología que posibilite el desarrollo de habilidades en los estudiantes para realizar de forma independiente su análisis y procesamiento. A este método se le denomina investigativo, no porque conduzca a un descubrimiento en toda la extensión de la palabra, sino porque los estudiantes utilizan las diferentes fases del método científico. Por eso un requisito del método es que los alumnos tengan que seguir todas o la mayor parte de las etapas del proceso investigativo. El método investigativo define el más alto nivel de asimilación de los conocimientos. El valor pedagógico de este método consiste en que no solo permite dar a los estudiantes una suma de conocimiento, sino que al mismo tiempo las relaciona con el método de las ciencias y con las etapas del proceso general del conocimiento, así se desarrolla el proceso creador. El docente no comunica los conocimientos de forma acabada sino en su propia dinámica. Plantea a los estudiantes, tareas que les interesen y que los lleven a buscar vías y medios para su solución, lo que favorece no sólo la adquisición de nuevos conocimientos sino también de métodos de acción, de investigación, los que enriquecen a su vez un desarrollo no sólo desde lo cognitivo, sino también desde lo afectivo, valorativo, volitivo en la formación de la personalidad. El docente no está de ninguna manera exento de su papel, pero debe posicionarse para actuar como orientador y mediador, en la búsqueda y en el proceso en que se concibe el aprendizaje. Esto requiere de mucho estudio, dedicación, paciencia y determinación, pues no se trata de presentar todas las informaciones a los estudiantes. El docente, quien dirige el proceso de enseñanza-aprendizaje, debe orientar al estudiante a pensar por sí propio, así como a consultar diversas fuentes para aplicar, no para copiar de ellas, incluso para generar nuevas ideas. El alma de todo centro escolar es y seguirá siendo el docente.”Los planes y programas podrán tener diferentes niveles de calidad, pero lo decisivo será siempre la altura humana y la cultura general, histórica y pedagógica de quien los lleve a la realidad de la práctica escolar. El docente (…) desde su quehacer (…) entraña una síntesis de ciencia, arte y pasión. (Fernández, M., 2006:29) Guillermina Labarrere (2001:106) reconoce que el procedimiento “es un detalle del método, es decir, es una operación particular práctica o intelectual de la actividad del profesor o de los alumnos, la cual complementa la forma de asimilación de los conocimientos que presupone determinado método”. En este sentido, algunos procedimientos deben acompañar al desarrollo de la investigación, como recurso metodológico, en particular parecen de interés entre otros:
Lo esencial, lo que defendemos como expresión de ser consecuentes con la relación ciencia histórica-asignatura Historia, es la presencia creciente de las fuentes primarias en función de la educación de los estudiantes cultivando en ellos el espíritu de indagación. El método investigativo, no conduce a un descubrimiento en toda la extensión de la palabra, sino que los estudiantes utilizan las diferentes fases del método científico; un requisito del método es que se deben seguir todas o la mayor parte de las etapas del proceso investigativo. El método investigativo define el más alto nivel de asimilación de los conocimientos. El valor pedagógico de este método consiste en que no solo permite dar a los estudiantes una suma de conocimientos, sino que al mismo tiempo los relaciona con el método de las ciencias y con las etapas del proceso general del conocimiento, así se desarrolla el proceso creador. El docente no comunica los conocimientos de forma acabada sino en su propia dinámica. Plantea a los estudiantes, tareas que les interesen y que los lleven a buscar vías y medios para su solución, lo que favorece no sólo la adquisición de nuevos conocimientos sino también de métodos de acción, de investigación, los que enriquecen a su vez un desarrollo no sólo desde lo cognitivo, sino también desde lo afectivo, valorativo, volitivo en la formación de la personalidad. El docente no está de ninguna manera exento de su papel, pero debe posicionarse para actuar como orientador y mediador, en la búsqueda y en el proceso en que se concibe el aprendizaje. Esto requiere de mucho estudio, dedicación, paciencia y determinación, pues no se trata de presentar todas las informaciones a los estudiantes. El alma de todo centro escolar es y seguirá siendo el docente.”Los planes y programas podrán tener diferentes niveles de calidad, pero lo decisivo será siempre la altura humana y la cultura general, histórica y pedagógica de quien los lleve a la realidad de la práctica escolar. El docente (…) desde su quehacer (…) entraña una síntesis de ciencia, arte y pasión”. (Fernández, M., 2006:29) El método investigativo posibilita que el estudiante analice y valore críticamente la literatura consultada, interprete y generalice la información obtenida; propicia el desarrollo de las potencialidades, partiendo del diagnóstico y del conocimiento previo del estudiante, teniendo la investigación como recurso de este proceso de desarrollo; potencia acciones de control y de autoevaluación que permiten la autorregulación de los procedimientos colectivos e individuales. A ello se integra que:
Una práctica centrada en métodos tradicionales influye negativamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes de la educación universitaria, al conducir a la asimilación reproductiva de los contenidos, con ausencia de los fundamentos del enfoque histórico-cultural. El método investigativo reduce el papel del docente a la presentación de preguntas o tareas problémicas a los estudiantes, y este resuelve el problema sin la participación directa del profesor. Este se caracteriza por la actividad de búsqueda independiente del estudiante para la solución de problemas e incluso el planteamiento de estos. Exige elaborar y estudiar los objetos, hechos, fenómenos o procesos, llegar a lo esencial de lo estudiado, elaborar hipótesis, construir y ejecutar un plan de investigación, formular la o las soluciones, comprobarlas y concluir estableciendo nexos y generalizaciones. La opción por el método investigativo en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba, en la universidad, constituye un recurso para el entrenamiento en la investigación educativa, a la vez que conduce a un proceso de enseñanza-aprendizaje donde los estudiantes, desde posturas reflexivas, aprenden y comprenden, ocupando un papel protagónico en su propio aprendizaje. 2.1- La formación para la investigación desde la disciplina Historia de Cuba. En el caso particular de las ciencias pedagógicas, como pilar básico en la instrucción y la educación integral de los individuos, tienen la responsabilidad de contribuir, desde su campo de acción, a concretar en la praxis los nexos entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. La Facultad de Ciencias Pedagógicas tiene entre sus misiones la de formar a un profesional de la educación, que investigue, indague, resuelva por vías científicas los más disímiles problemas que se encuentra en su profesión, que responda a un problema objetivo del ámbito de la educación, (teórico-metodológico y/o práctico) que su solución proporcione algún conocimiento nuevo para mejorar la práctica y/o desarrollar la teoría. Pero cómo, cuándo y dónde entrenar a ese estudiante universitario en:
Las habilidades anteriormente señaladas implican un abordaje integrador desde las disciplinas que conforman el currículo de las especialidades universitarias, pero sin duda, un rol protagónico en este sentido lo tiene Historia de Cuba, disciplina incluida en la formación inicial de todo estudiante universitario. Siguiendo la anterior línea de pensamiento se coincide en que: “La experiencia acumulada evidencia la necesidad de sistematizar la realización de actividades de carácter investigativo a fin de promover estas habilidades”. (Hernández, H., 2005:227) Desde las asignaturas del currículo de cada carrera se debe contribuir a la preparación del estudiante para la actividad investigativa. El lapso de tiempo de un programa de Metodología de la Investigación Educativa es insuficiente en el logro de habilidades investigativas que necesita el estudiante para resolver un problema de su contexto de actuación profesional. La asignatura Historia de Cuba, constituida como adecuación didáctica de la ciencia histórica, forma parte del currículo de todas las carreras universitarias. No puede desestimarse el potencial objetivo que ella constituye, para desde su concepción contribuir a la búsqueda, indagación, al desarrollo de habilidades investigativas. Este desafío implica, desde la concepción curricular, un aprendizaje de la Historia, que promueva el desarrollo de los estudiantes, donde estos puedan actuar con conciencia y plantearse finalidades transformativas. Tal y como aseveró el líder de la Revolución Cubana: “La historia, más que una minuciosa y pormenorizada crónica de la vida de un pueblo, es base y sostén para la elevación de sus valores morales y culturales, para el desarrollo de su ideología y de su conciencia; es instrumento y vehículo de la Revolución”. (Castro, F., 1984:5) Una de las principales misiones de la asignatura es enseñar a los estudiantes a pensar por sí. En el empeño de todo docente universitario de la disciplina de Historia de Cuba, está educar en el razonamiento, en el ejercicio del pensar; en convertir al estudiante en sujeto de su propio aprendizaje y no en simple objeto receptor de contenido histórico sino en crítico, analítico, participativo, de lo que conoce. De no hacerlo, la enseñanza de la Historia se limita para cumplir con plenitud su función de orientación ciudadana. “Cuando en nuestros días nos pronunciamos por un tipo de clase que no tenga que “decirlo todo” al estudiante sino que privilegie espacio a la orientación de su actividad independiente, para que busque, indague, investigue a su nivel, descubra lo que para él puede ser perfectamente un “descubrimiento” aunque no lo sea para la ciencia, estamos ante una concepción didáctica que confía en las posibilidades del estudiante como ser pensante, como sujeto y activo agente de su aprendizaje y educación”. (Díaz, H., 2006: 8) El proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia, permite al estudiante:
El empleo del método investigativo en la asignatura de Historia, favorece el aprendizaje desde posturas más conscientes y reflexivas, lo que necesariamente conduce a un aprendizaje superior, contribuyendo a su vez a la formación de orientaciones valorativas y de sentimientos patrióticos, favorece un aprendizaje más efectivo al considerar al estudiante como protagonista de su propio proceso de aprendizaje y al profesor su mediador. Si se acepta la necesidad del empleo del método investigativo es porque en el ámbito pedagógico coexiste también su peligroso contrario: los métodos expositivos que propician la reproducción mecánica de los conocimientos, donde no se explotan las potencialidades del estudiante en el proceso de análisis y reflexión, como protagonista de su aprendizaje, todo lo cual cumple “(…) la inconsciente, cotidiana y erosionante misión de hipotecar el futuro”. (Díaz, H., 2006: 76). El empleo en las clases de Historia de Cuba del método investigativo potencia en los estudiantes la apropiación activa y creadora de la cultura, garantiza el tránsito de un control del proceso de aprendizaje por parte del docente, al control del proceso por parte los aprendices, y, por ende, conduce al desarrollo de actitudes, motivaciones, así como de las herramientas necesarias para el dominio de aquello que se denomina aprender a aprender, y aprender a crecer de manera permanente. Desde el currículo de la asignatura Historia de Cuba, - y no es privativo en esta disciplina-, el docente debe entrenar al estudiante en la investigación pedagógica que debe formar parte de su actuación como futuro docente. En las clases de Historia, “(…) se debe conducir a los estudiantes por los métodos de la investigación histórica para que ellos puedan redescubrir los elementos probatorios necesarios para su aprendizaje”. (Leal, H., 2010:12). La enseñanza de la historia será más científica –entre otras cosas- en la misma medida que se acerque a las fuentes primarias del conocimiento” y utilice métodos que propicien una labor productiva con dichas fuentes… el carácter científico viene dado no solo por la existencia de fuentes confiables sino por la metodología que maneje el historiador para el análisis y básicamente la contextualización de las fuentes.” (Díaz, H., 1986: 8) La correcta dirección de la actividad cognoscitiva de los estudiantes posibilita un aprendizaje consciente del contenido histórico. Precisamente el método es la categoría de dirección de la actividad cognitiva, de ahí que su función principal es el desarrollo del pensamiento de los estudiantes, específicamente de un pensamiento histórico. “La adecuada selección y desarrollo de los métodos de enseñanza-aprendizaje de la Historia, lo que implica un apropiado sistema de actividades del profesor y de los estudiantes, contribuye al desarrollo de la independencia, que es uno de los rasgos más sustanciales de la personalidad que queremos formar y una de las categorías sintetizadoras del proceso docente-educativo”. (Romero, M., 2010: 32) En esta perspectiva, se establecen líneas directrices para la organización de las situaciones de aprendizaje, desde el reconocimiento del rol que le corresponde al estudiante como sujeto activo de su aprendizaje:
El docente, al dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje, orienta y activa al estudiante hacia la búsqueda independiente del conocimiento, que le permita llegar a la esencia del concepto, hecho o fenómeno que estudia, deberá estimular la búsqueda de información en otras fuentes, que propicien el desarrollo del pensamiento reflexivo durante la búsqueda del conocimiento. Es útil promover que el estudiante adopte posiciones, asuma criterios, tome decisiones, localice, procese, organice, comunique información histórica, presente datos, pruebas, que infiera, haga deducciones, contextualice, desarrolle la imaginación en ejercicios de autopercepción, resignificación, dramatizaciones, elabore mapas conceptuales, proceda a la indagación histórica de la comunidad. “Se trata de que el estudiante se percate de la naturaleza interna, de la lógica de los acontecimientos (…), adquiera los instrumentos de conocimiento y recursos de descubrimiento, de razonamiento, (…) y no fomentar la cultura de la repetición mecánica del libro de texto u otra fuente absoluta, sino alentar la independencia de juicios. Estimular, poner a prueba las ideas y criterios, siempre en un ambiente de cooperación flexible, distendido.” (Romero, M., 2010:34) El estudiante se apoya en los procesos y los procedimientos lógicos del pensamiento: el análisis, la síntesis, la inducción, la deducción, los conceptos, los juicios, los razonamientos, la historicidad de los fenómenos, todo lo cual le permite operar con acierto en la búsqueda del conocimiento. “No son los postulados generales ofrecidos por el docente los que resultan convincentes para el estudiante, sino aquellos a los cuales ha llegado como consecuencia de una actividad mental dinámica y de vivencias emocionales.” (Leal, H., 2006: 12) A la luz de la anterior distinción y desde las concepciones del proceso de enseñanza aprendizaje desarrollador, puede dirigirse la mirada hacia las actividades que desde la Historia de Cuba se orientan en función de obtener un saber científico, mediante la reflexión, los razonamientos lógicos, a través de un proceso consciente de búsqueda del conocimiento. CONCLUSIONES El método investigativo define el más alto nivel de asimilación de los conocimientos, permite que el estudiante se relacione con el método de las ciencias, lo que favorece no sólo la adquisición de nuevos conocimientos sino también de métodos de acción, de investigación, que enriquecen a su vez un desarrollo cognitivo y afectivo-volitivo en la formación de la personalidad. El empleo en las clases de Historia de Cuba del método investigativo potencia en los estudiantes la apropiación activa y creadora de la cultura, redescubriendo -bajo la dirección del docente- los elementos probatorios necesarios para la adquisición del conocimiento histórico, a la vez que los conduce al desarrollo de actitudes, motivaciones y herramientas necesarias para aprender a aprender y aprender a crecer de manera permanente. REFERENCIAS Bermúdez, R. y Rodríguez, M. (1996): Teoría y Metodología del aprendizaje. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Díaz, H. (2006): “Enseñanza de la Historia. Selección de lecturas”. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Castro, F. (1984, mayo 5). “Carta a los trabajadores de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. Periódico Granma, p.2 Fernández, M. (2006): “Formación histórica y axiológica desde los nuevos enfoques”.Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Hernández, H. (2005): “Ideas y reflexiones para el desarrollo y evaluación de habilidades investigativas. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Labarrere, G. (2001): Pedagogía. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Leal, H. (2006): “Desafíos de la enseñanza de la Historia: Conocer para transformar y amar para enseñar a educar”. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Leal, H. (2010): “Pensar, reflexionar y sentir en las clases de Historia”. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. Romero, M. (2010): “Didáctica desarrolladora de la Historia”. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. |
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