EPISTEMOLOGÍA ECONÓMICA: PENSAMIENTO ECONÓMICO DE LA ESCUELA AUSTRIACA
Resumen El pensamiento de la Escuela Austríaca de Economía ha penetrado en el mundo académico muy recientemente. De las tres escuelas que produjeron la revolución marginalista a fines del siglo XIX, la austríaca es la menos divulgada. Esto, tal vez, se debió en parte al idioma alemán, poco conocido, y en parte a la persecución nazi que obligó a las principales figuras a abandonar Viena a mediados de 1930, provocando de esta manera su dispersión. A fines del siglo XIX y principios del XX el predominio de la Escuela de Cambridge era muy claro; el siguiente párrafo de Joan Robinson así lo refleja: “Cuando llegué a Cambridge los Principles de Marshall eran la Biblia, y conocíamos muy poco más allá de él. Jevons, Cournot, inclusive Ricardo, eran hombres de pie de página. Escuchábamos hablar de la Ley de Pareto, pero nada acerca del sistema de equilibrio. Suecia estaba preparada por Cassel, América por Irving Fisher, Austria y Alemania eran apenas conocidas. La economía era Marshall”. Aunque en nuestros días el pensamiento de la Escuela Austríaca es mucho más conocido, todavía se nota en la bibliografía universitaria un claro predominio del enfoque de Cambridge y Lausanne. Los libros de texto de microeconomía y macroeconomía, los manuales de introducción a la economía y los libros de teoría de los precios así lo demuestran, por ello se hace predominante una revisión a la escuela el pensamiento austriaco en economía. Palabras clave: pensamiento económico, escuela austriaca, espistemologia, economía. Summary The thought of the Austrian School of Economics has recently entered the academic world. Of the three schools that produced the marginalist revolution in the late nineteenth century, the Austrian is the least disclosed. This, perhaps, was due in part to the German, obscure, and partly to the Nazi persecution that forced the leading figures to leave Vienna in mid-1930, thereby causing dispersion. In the late nineteenth and early twentieth century the predominance of the School of Cambridge was very clear; the following paragraph from Joan Robinson reflects this: "When I came to Cambridge Marshall's Principles were the Bible and knew little beyond it. Jevons, Cournot, including Ricardo, were men footer. We heard talk about the Pareto Principle, but nothing about the system of equilibrium. Sweden was prepared by Cassel, America by Irving Fisher, Austria and Germany were barely known. The economy was Marshall ". Although today the thought of the Austrian School is much better known, yet it shows in the university bibliography clearly predominant focus of Cambridge and Lausanne. Textbooks of microeconomics and macroeconomics, manuals introductory economics books and price theory and demonstrate, therefore becomes predominant reviews to school thinking the Austrian economy. Keywords: economic thought, Austrian School, epistemology, economics. Sinopsis del pensamiento económico de la Escuela Austríaca La Escuela Austriaca es una escuela de economistas de gran condición que experimentó un notable resurgir en los últimos 30 años y que actualmente se postula como una de las “principales alternativas de futuro para sustituir al paradigma neoclásico-walrasiano” (Huerta Soto, 2010) hasta ahora dominante en la Ciencia Económica, pero que hoy ha entrado en una fase de estancamiento por el gran irrealismo de sus supuestos, su carácter estático y su reduccionismo formal. Por el contrario, la Escuela Austriaca centra su pensamiento económico producto de la investigación “en el análisis de los procesos dinámicos de cooperación social que caracterizan al mercado, dando especial relevancia al papel protagonista que juega en los mismos la función empresarial y las diferentes instituciones que hacen posible la vida en sociedad”. En agudo contraste con las diferentes versiones del análisis económico que considera que el mercado se encuentra en un equilibrio aquejado de fallos (neo y post Keynesianos), o carente de ellos por ser pareto-eficiente (Escuela de Chicago), los cultivadores de la Escuela Austriaca consideran que ambas versiones del análisis del equilibrio, a pesar de su oposición ideológica, adolecen de la misma incomprensión sobre el funcionamiento real del mercado, entendido como un proceso empresarial de creatividad y coordinación que, por definición, nunca puede alcanzar ningún óptimo de tipo paretiano (Huerta de Soto, 2010), pero que es dinámicamente eficiente (en el sentido de que impulsa la creatividad y la coordinación) siempre que la coacción institucional del Estado (intervencionismo y socialismo) no dificulte el ejercicio de la función empresarial y la libre apropiación de los frutos de su acción creadora (respeto a la propiedad privada en el marco de un estado de derecho con un gobierno de poderes limitados). Entre los principales éxitos teóricos y contribuciones de la Escuela Austriaca al avance de la humanidad, destaca la demostración científica de la imposibilidad de organizar la sociedad en base a mandatos y reglamentos coactivos (socialismo e intervencionismo). Otro aporte muy significativo e importante es el constructo de su teoría del capital, del dinero y de los ciclos económicos. Según esta teoría la concesión expansiva de créditos sin respaldo de un aumento efectivo del ahorro voluntario, a que da lugar el sistema de banca privilegiada para operar con un coeficiente de reserva fraccionaria, actualmente en vigor en todo el mundo bajo la supervisión de los bancos centrales en un entorno de dinero nacionalizado y leyes de curso forzoso, inexorablemente induce de forma recurrente a un «alargamiento» ficticio e insostenible de los procesos de inversión productiva (burbuja especulativa que genera graves errores de inversión reales), que de esta forma tienden a hacerse desproporcionadamente intensivos en capital. Para los pensadores de esta escuela “las crisis, por tanto, no son exógenas, como creen los teóricos de Chicago y de los «shocks externos» (Kydland y Prescott), ni consustanciales a la economía de mercado (como piensan los keynesianos y el resto de los teóricos de los fallos del mercado), sino que surgen por un problema de erróneo diseño institucional (la existencia de una banca con reservas fraccionarias) que se solucionaría con la privatización del dinero (patrón-oro puro), la exigencia de un coeficiente de caja del 100 por 100 para los depósitos a la vista (como en cualquier otro depósito de bien fungible, trigo o aceite por ejemplo) y la eliminación de los bancos centrales (únicos órganos de planificación en el ámbito monetario socialista que aún quedan en pie en las economías modernas)” Huerta Soto, 2012. Por tanto, los teóricos austriacos más influyentes y más destacados como Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek, fueron los únicos en predecir el advenimiento de la Gran Depresión de 1929 (cuando el propio Keynes y los monetaristas encabezados por Fisher consideraban que se había entrado en una etapa nueva e irreversible de bonanza económica) como resultado de los desmanes monetarios y financieros cometidos tras la fundación de la Reserva Federal en 1913 y, especialmente, en los «felices años veinte» del siglo pasado. Dentro de los destacados aportes de gran relevancia también, ha sido el desarrollo de la teoría de la función empresarial, entendida como la capacidad del ser humano para darse cuenta de las oportunidades de ganancia subjetiva que surgen en el entorno, actuando en consecuencia para aprovecharse de las mismas, y generando así un proceso inagotable de creatividad y coordinación de desajustes previos que constituye el corazón del orden espontáneo del mercado (Hayek, Kirzner). Igualmente destacan la crítica a la indebida aplicación del método de las ciencias naturales y la física al campo de la economía («cientismo» en la terminología hayekiana), así como al desarrollo de una metodología apriorístico-deductiva que relaciona adecuadamente el mundo de la teoría (formal) con el de la historia (empírica). Dentro de las corrientes del pensamientos epistemológico, la influencia empirista de los aportes de la escuela austriaca sin duda marcan una transición en cuanto al método aplicado en las ciencias económicas. Aluden que “el uso de las matemáticas en economía es rechazado por tratarse de un lenguaje formal que ha surgido a instancias de las necesidades de la ciencia física y de la lógica formal, en el que se da el presupuesto de constancia y en el que la creatividad empresarial y el transcurso del tiempo subjetivo (no «espacializado») brillan por su ausencia: solamente el lenguaje verbal creado evolutivamente por los seres humanos en su diario quehacer empresarial se considera adecuado para el análisis científico de las realidades de órdenes espontáneos que son propios de un mercado que nunca está en equilibrio” Huerta Soto, 2010. Además, los economistas austriacos consideraron que el campo de la predicción específica es empresarial y no corresponde al científico de la economía que, como mucho, tan sólo podrá efectuar «predicciones» de tipo cualitativo o teóricas (pattern predictions en la terminología hayekiana) referentes a los efectos descoordinadores del intervencionismo económico en cualquiera de sus facetas, pero sin que los economistas puedan efectuar como científicos de la economía predicciones aplicables a unas coordenadas de tiempo y lugar determinados. En suma, el problema económico fundamental, para los economistas de la Escuela Austriaca, no es de naturaleza técnica ni de maximización de una función objetivo «conocida» y constante sometida a restricciones también «conocidas» y constantes, sino que, por el contrario, es estrictamente «económico» (en el sentido austriaco): “surge cuando los fines y los medios son muchos y compiten entre sí, el conocimiento en cuanto a los mismos no está dado ni es constante, sino que se encuentra disperso en las mentes de innumerables seres humanos que continuamente lo están creando y generando ex novo, y, por tanto, ni siquiera se puedan conocer todas las posibilidades alternativas existentes, ni las que se vayan a crear en el futuro, ni la intensidad relativa con que se quiere perseguir cada una de ellas”. Para los teóricos austriacos es especialmente errónea la defensa del libre mercado de la Escuela de Chicago: un mercado «perfecto», en términos neoclásicos, es una contradicción en los términos, y el mercado debe defenderse no por ser eficiente, en términos paretianos, sino porque es un proceso de descubrimiento, creatividad y coordinación que jamás está en equilibrio, y además carece de alternativas, no pudiendo mejorarse (sino todo lo contrario) mediante la regulación intervencionista del Estado. Antecedentes al pensamiento austriaco Aunque existe un acuerdo generalizado de que la Escuela Austriaca nace en 1871 con la publicación del libro de Carl Menger (1840-1921), Principios de Economía Política, en realidad este autor recoge una tradición del pensamiento de la Europa Continental que se remonta a los estudios de los teóricos españoles de la Escuela de Salamanca (Siglos XVI-XVII), por lo que, stricto sensu, la Escuela Austriaca debería denominarse «Escuela Española» (Huerta de Soto, 2000). Así, los escolásticos del Siglo de Oro articularon los siguientes principios básicos de la Escuela Austriaca: primero, la teoría subjetiva del valor (Diego de Covarrubias y Leyva); segundo, el descubrimiento de que son los precios los que determinan los costes y no al revés (Luis Saravia de la Calle); tercero, la naturaleza dinámica del mercado y la imposibilidad de alcanzar y conocer los datos del equilibrio (Juan de Lugo y Juan de Salas); cuarto, el concepto dinámico de competencia, entendida como un proceso de rivalidad entre vendedores (Castillo de Bovadilla y Luis de Molina); quinto, el redescubrimiento del principio de la preferencia temporal (Martín de Azpilcueta); sexto, el carácter distorsionador de la inflación sobre la economía real (Juan de Mariana, Diego de Covarrubias y Martín de Azpilcueta); séptimo, el análisis crítico de la banca ejercida con reserva fraccionaria (Luis Saravía de la Calle y Martín de Azpilcueta); octavo, el descubrimiento de que los depósitos bancarios forman parte de la oferta monetaria (Luis de Molina y Juan de Lugo); noveno, la imposibilidad de organizar la sociedad mediante mandatos coactivos por falta de información (Juan de Mariana); y décimo, la tradición liberal de que toda intervención injustificada sobre el mercado viola el derecho natural (Juan de Mariana, (Huerta de Soto, 2010). Dentro de la generación de economistas austriacos influyentes encabezada por Ludwig von Mises (1881-1973), sin duda alguna el más importante de todos ellos y al que se deben las aportaciones teóricas y prácticas más trascendentales de la Escuela (teoría de la imposibilidad del socialismo, teoría del ciclo económico, teoría de la función empresarial, crítica del intervencionismo, y sistematización metodológica) y el tratado de economía austriaca más conocido La acción humana publicado en múltiples ediciones en todos los idiomas. El principal discípulo de Mises fue Friedrich A. Hayek (1899-1992), premio Nobel de economía en 1973, que profundizó en todas las aportaciones de Mises, demolió la teoría económica keynesiana y fue el principal teórico del orden espontáneo del mercado durante el Siglo XX. Estas ideas no tocan de lleno a lo que los economistas austriacos consideran que constituye la crítica fundamental que debe efectuarse a los diferentes criterios de eficiencia propuestos en el ámbito de la economía del bienestar. Y es que éstos tan sólo se fijan en uno de los dos aspectos que tiene el concepto de eficiencia económica. Es decir, se centran exclusivamente en la dimensión estática de la eficiencia económica, en la que se supone, en primer lugar, que los recursos están dados y no cambian y, en segundo lugar, que el problema económico fundamental consiste en evitar el despilfarro de los mismos, Y es que, para la Escuela Austriaca, lo verdaderamente relevante, más que llevar el sistema hacia la frontera de posibilidades máximas de producción (considerando «dada» la correspondiente curva), consiste en aplicar sistemáticamente el criterio de eficiencia dinámica, que es aquél que se fija en la capacidad del sistema para «mover» continuamente hacia la derecha la curva de posibilidades máximas de producción. De ahí la importancia de completar y superar los tradicionales criterios estáticos de eficiencia económica con un criterio alternativo que sea capaz de recoger la dimensión dinámica que tiene todo sistema económico Por otro lado, la dimensión dinámica que engloba a la dimensión estática de la eficiencia económica, precisamente, es la misma fuerza de la función empresarial que induce la eficiencia dinámica, cuando crea y descubre nuevas oportunidades de ganancia, la que logra el máximo grado de eficiencia estática, que sea humanamente posible en cada momento, al coordinar los desajustes preexistentes (aunque dado el flujo inacabable de nuevos desajustes nunca pueda concebirse, como ya hemos indicado, que sea posible alcanzar el óptimo paretiano en una economía real de mercado y que, por tanto, se elimine totalmente el posible despilfarro de los recursos existentes). El pensamiento económico de los austríacos Parece haber coincidencia entre los especialistas en que la escuela austriaca de economía nació en el segundo tercio del siglo XIX, fundada en 1871 por Carl Menger (1840-1921) con su libro Principios de Economía Política (Menger 1950) dando origen a la revolución marginalista, continuada por Eugen von Böhm Bawerk (1851-1914) con su libro Karl Marx and the Close of his System (Böhm-Bawerk 1949). Carl Menger fue el verdadero y único fundador de la escuela austriaca de economía. El me-rece este titulo por haber creado la teoría del valor y los precios que constituye el corazón de la escuela. También se distinguió por originar y aplicar consistentemente el método praxeológico para la investigación teorética en economía. La preocupación intelectual de Menger fue establecer una conexión causal entre los valores subjetivos subyacentes en las decisiones de los consumidores y los precios objetivos usados en los cálculos de los empre-sarios. El mayor logro y la esencia de su “revolución” en la ciencia económica fue la comprobación que los precios son ni más ni menos que la manifestación objetiva de procesos causales voluntariamente iniciados y dirigidos a la satisfacción de deseos humanos. Por ello se considera que la teoría de los precios es el corazón de la escuela austriaca de economía. Después de estudiar a David Hume, Adam Smith y David Ricardo, entre otros clásicos, y junto a los escritos de sus contemporáneos Leon Walras y Stanley Jevons, Menger estable-ció las bases subjetivas del valor económico y, por primera vez, explicó la teoría de la utilidad marginal. Con su libro Principios de Economía, publicado en 1871, estableció las bases de la “revolución marginalista” en la historia de la ciencia económica. Al igual que sus pre-decesores en la tradición liberal clásica, Menger fue un individualista metodológico que entendió la economía como la ciencia de la elección individual. La sustentabilidad de la escuela austriaca Un análisis precursor de la sustentabilidad que debe caracterizar a la mactividad económica de acuerdo a los enfoques recientes, lo encontramos en el capítulo XXII de la obra máxima de Mises, Acción Humana, relativo a “Los factores originales no humanos de la producción”. Publicado por primera vez en 1949 por Yale University, en este libro Mises analiza la teoría de la renta de David Ricardo (Ricardo 1821), a partir de la cual argumenta desde un punto de vista económico sobre la explotación de los recursos naturales y sobre el Mito de la Tierra, con base en una visionaria e irrefutable percepción de la agotabilidad de dichos recursos, con lo cual mejora la concepción ricardiana consistente en considerar a los poderes de la tierra originales e indestructibles. La naturaleza y la producción Inicia Mises su análisis con algunas observaciones generales concernientes a la teoría de la renta de los factores de producción. Dice que en el marco de la economía ricardiana la idea de la renta constituye claramente un intento de enfocar este tipo de aspectos con lo que hoy conocemos como análisis de la utilidad marginal. La teoría de Ricardo, escribe el economista Austriaco, luce más bien insatisfactoria si se juzga con el conocimiento disponible hoy en día, ya que el método de la teoría subjetiva del valor es con mucho superior. No hay razón, dice, para que la historia del pensamiento económico se avergüence de la teoría de la renta de Ricardo, ya que sobre ella se construyeron los cimientos de las nuevas concepciones. El hecho de que tierras de distinta calidad y fertilidad rindan diferente utilidad por unidad de insumo, no es ningún problema de entendimiento actual, ya que la generación de renta de los recursos naturales, cae dentro del mismo tipo de análisis para los otros factores de la producción (Mises 1963, p. 635). La teoría moderna del valor y los precios, dice Mises, no está basada en la clasificación de los factores de la producción como la tierra, el trabajo y el capital, sino en la distinción fundamental entre mercancías de un orden mayor o menor, es decir entre bienes para la producción o para el consumo. Cuando se clasifican los factores de la producción como originales de la naturaleza y producidos por el hombre, y luego todavía se clasifican los primeros como humanos (trabajo) y no humanos (recursos naturales); y los segundos, los producidos, como intermedios y de capital, no se rompe la uniformidad del razonamiento concerniente a la determinación de los precios de los factores de la producción (Piña, 2010). Según iña, 2010. ¨es una transgresión al individualismo metodológico (defendido por los miembros de la Escuela Austríaca) hablar del pensamiento de “los austríacos”, ya que la forma de argumentar de cada uno de ellos no es homogénea. Sin embargo, las conclusiones a que llegan individualmente son muy semejantes. La siguiente reflexión de Hayek da un ejemplo: “Debo admitir [...] como muchos de los argumentos [de la obra de Mises], que inicialmente yo había aceptado a medias o considerado como exagerados y prejuiciosos, demostraron posteriormente ser definitivamente verdaderos. Todavía no estoy de acuerdo con todos ellos, ni creo que Mises lo hiciera. Él no esperaba que sus seguidores recibieran sus conclusiones sin críticas y no progresaran más allá de ellas”. Teniendo siempre en cuenta este tipo de diferencias, en esta sección nos limitaremos a destacar algunas características fundamentales de la Escuela Austríaca que le dan su rasgo distintivo respecto de lo que podemos llamar la teoría económica prevaleciente. El gran hito que separa al pensamiento de la Escuela Austríaca del resto comienza en la teoría del valor. Las teorías de Jevons, Walras y Menger tienen diferencias mucho más profundas que las que se señalan generalmente en los textos de historia del pensamiento económico. Como dice Mises, el paso de la teoría clásica del valor a la teoría subjetiva implicó mucho más que la sustitución de una teoría poco satisfactoria por otra mejor. Este paso tuvo consecuencias importantes tanto para la teoría del mercado como para el ámbito y método de la economía. Lo que intentaremos ver, entonces, es que la revolución austríaca en el tema del valor fue más profunda que las de Cambridge y Lausanne. Y, a partir de allí, ver las consecuencias que se siguen para la teoría del mercado y del método de la ciencia económica. El tratamiento de los temas no pretende ser exhaustivo, sino señalar algunos ejemplos de dónde y por qué se suscitan las diferencias. Antes de entrar en el tema del valor conviene hacer algunas aclaraciones, ya que éste ha dado lugar a ambigüedades y errores que causaron bastante confusión. Uno de ellos es hacer responsables a los economistas clásicos de errores que en realidad no cometieron. Por empezar, cabe recordar que los clásicos distinguían entre “valor de uso” y “valor de cambio” y, si bien no se preocuparon mucho de cómo se determinaba el primero, tampoco desconocían su importancia (Piña, 2010). Pero lo importante es que estos economistas pusieron todo su acento en explicar las causas del valor en cambio, lo que equivale a decir el precio. Por lo tanto, es improcedente contraponer a una teoría del valor en cambio otra del valor de uso, como lo es la teoría de la utilidad marginal. Lo que corresponde es contraponer otra teoría del valor en cambio (precio). Para evitar ambigüedades utilizaremos el término “valor en cambio” como sinónimo de “precio” y simplemente “valor” como sinónimo de “valor de uso” o “utilidad”. Los economistas clásicos sostenían que el valor en cambio estaba determinado por el costo de producción. Ni Jevons, ni Marshall, ni Walras lograron abandonar completamente esta teoría. En realidad, las ideas de Marshall y Walras implicaron un retroceso respecto de Jevons. Se ve claramente que ambos usan la teoría de la utilidad marginal para complementar y no para refutar la teoría del costo de producción. Para ellos es tanto un error pensar que sólo el costo de producción determina el valor en cambio como que sólo lo determina la valoración subjetiva. Son ambos elementos los que entran en juego (Piña, 2010). Este enfoque de la determinación del valor en cambio está hecho explícito en el conocido ejemplo de Marshall de las hojas de una tijera. En otro párrafo de su libro sostiene: “Cuanto más corto sea el período que estemos considerando, mayor debe ser el grado de atención que debemos dar a la influencia de la demanda sobre el valor (en cambio); y cuanto más largo sea el periodo, más importante será la influencia del costo como determinante del valor (en cambio)” En el caso de Walras la idea de que ambos, costo y utilidad, determinan el valor en cambio queda de manifiesto en el planteo de las ecuaciones simultáneas, donde, igual que en Marshall, las funciones de demanda incorporan el factor subjetivo, mientras que las funciones de producción conforman el lado objetivo. Gustav Cassel, un importante seguidor de Walras, dice: “Se ha discutido mucho para saber cuales son las causas determinantes de los precios. Ahora se puede responder a esta pregunta. Las causas determinantes de los precios son los distintos coeficientes de nuestras ecuaciones. Estos coeficientes pueden dividirse en dos grupos principales, que podemos designar como determinantes objetivas y subjetivas de la formación de los precios [...]. Una teoría del valor, objetiva o subjetiva, que se limitase a referir los precios a las causas determinantes objetivas o subjetivas carece de sentido [...]”. Como puede apreciarse en las citas anteriores, los economistas de Cambridge y Lausanne consideran que los clásicos tenían una teoría del valor en cambio incompleta. Habían visto sólo un lado del problema, el de los costos; la teoría de la utilidad marginal sirve para completar la teoría clásica. Las conclusiones de los austríacos fueron diferentes. Para ellos la teoría de la utilidad marginal no era el complemento que faltaba a los clásicos, sino que implicaba un giro copernicano respecto de la teoría del valor en cambio clásica. A partir de la teoría de la utilidad marginal los austríacos llegaron a la conclusión de que no son los costos los que determinan los precios (valor en cambio), sino que, por el contrario, son los precios de los bienes finales los que determinan los precios de los bienes de producción, o sea los costos. Si bien en el largo plazo precios y costos tienden a igualarse, para los austríacos la dirección causal es opuesta a la sostenida por los clásicos (Piña, 2010). Ningún empresario puede pagar por los factores de producción un precio superior al que los consumidores están dispuestos a pagar por el bien final. Los bienes de producción adquieren valor porque los bienes finales son valorados. El empresario está dispuesto a pagar un precio por los bienes de producción porque alguien está dispuesto a pagar un precio por el bien final. Los precios de los bienes de producción se determinan por la puja de la demanda para utilizarlos en la producción de bienes finales alternativos. Los costos no son una de las variables que determinan el precio del bien final; la determinación de ese precio es independiente de los costos. Los costos son el resultado de la existencia de precios esperados. En la determinación de los precios intervienen solamente factores subjetivos, o sea las utilidades marginales de cada una de las partes que intercambian. Cada una de ellas realiza el intercambio porque valora más lo que recibe que lo que entrega y no le interesa si la otra parte incurrió en costos altos o bajos. Menger lo explicaba de la siguiente manera: “[...] si un diamante fue encontrado accidentalmente o si se lo obtuvo de una mina de diamantes con el empleo de mil días de trabajo es completamente irrelevante para su valor. En general, nadie, en su vida cotidiana, pregunta por la historia del origen de un bien para estimar su valor, sino que toma en cuenta solamente el servicio que el bien le brindará y al que tendría que renunciar si no tuviese el bien a su disposición”. El error cometido por Marshall, de considerar el costo como uno de los determinantes del precio, fue también señalado por Böhm-Bawerk en 1894. Sin embargo; el punto de vista de Cambridge y Lausanne es el que ha predominado hasta nuestros días. Los modernos libros de microeconomía deducen la curva de oferta a partir de los costos marginales y la de demanda a partir de la utilidad marginal. La intersección de ambas determina el precio, y así el error de Marshall y Walras ha prevalecido (Piña, 2010). En resumen, mientras para a la tradición Cambridge-Lausanne el valor en cambio se determina por la interacción de utilidad marginal y costos, para los austríacos interviene sólo la primera y los costos son la consecuencia de los precios de los bienes finales. Esta diferencia ha llevado a los austríacos hacia un enfoque distinto de la teoría económica. El ambiente académico de la escuela austriaca En los días en que Menger enseñaba en la universidad, el gabinete austríaco estaba dominado por miembros del partido liberal que apoyaban las libertades civiles, la igualdad ante la ley, el dinero sano y la libertad de comercio. El predominio liberal terminó a fines de los años setenta cuando la Iglesia., los príncipes y los condes de la aristocracia checa y polaca, sumados a lo partidos nacionalistas, formaron una coalición contra el partido liberal. Esta alianza respondía a ideales opuestos al de los liberales. Sin embargo, la constitución que estos le habían hecho aceptar al emperador en 1867 y las leyes fundamentales que la complementaban se mantuvo vigente hasta la desintegración del Imperio. Este marco legal creó el clima propicio para el desarrollo de una vida intelectual libre. Viena se transformó en el centro científico y cultural tal vez más importante de Europa. "Con la excepción de Bolzano", dice Mises, “ningún austríaco contribuyó con algo de importancia en las ciencias filosóficas o históricas antes de la segunda parte del siglo XIX. Pero cuando los liberales removieron las trabas que impedían cualquier esfuerzo intelectual, cuando abolieron la censura y denunciaron el concordato, mentes eminentes empezaron a converger hacia Viena”. Una escena similar describe Popper : “[...] antes de 1914 reinaba una atmósfera de liberalismo en la Europa situada al oeste de la Rusia zarista, atmósfera que se extendió también por Austria y que fue destruida, al parecer para siempre, por la primera guerra mundial. La Universidad de Viena, con sus numerosos profesores verdaderamente eminentes, gozó de un alto grado de libertad y autonomía, así como también los teatros, que fueron tan importantes en la vida de Viena (casi tanto como la música). El emperador se mantenía distanciado de todos los partidos políticos y no se identificó con ninguno de sus gobiernos”. Entre los nombres más famosos de aquella época se encuentran los de Franz Brentano, quien inauguró una línea de pensamiento que terminó en la fenomenología de Husserl, Ernst Mach, Moritz Schlick y Rudolf Carnap, inauguradores del positivismo lógico. En psicología Sigmund Freud y Alfred Adler abrieron una nueva corriente. El gobierno estaba limitado por tres factores para intervenir en los programas de las universidades. En primer lugar, no podía entrometerse en el contenido de las doctrinas que se enseñaban. Los profesores gozaban de amplia libertad académica para organizar sus cátedras, programas y bibliografía. En segundo lugar, el ministro estaba obligado a nombrar únicamente a los profesores que postulaban las autoridades de la facultad. Y, por último, existía una institución llamada Privat-Dozent, que permitía a cualquier persona con el grado académico de doctor y que hubiera publicado un libro científico, solicitar a las autoridades de la facultad su admisión como profesor ad honorem y privado en su disciplina. En el terreno de la ciencia económica la Escuela Clásica había alcanzado su pleno apogeo en Inglaterra con John Stuart Mill. La defectuosa teoría de los precios de esta escuela generaba algunos problemas, pero su autoridad era casi indiscutida. En los países de habla alemana, por el contrario, el historicismo era la corriente de pensamiento predominante y habría de desempeñar un papel muy importante en la vida de la Escuela Austríaca. Los precursores de la Escuela Histórica fueron Adam Müller (1779-1829) y Friedrich List (1789-1804), pero los principales representantes de la llamada Escuela Histórica Antigua fueron Wilhelm G. F. Roscher (1817), Bruno Hildebrand (1812-1878) y Karl Knies ( 1821-1898 ).Carl Menger (1840-1921). Carl Menger es el fundador de la Escuela Austríaca de Economía, y antes de él no había economistas famosos en Austria. Dado el prestigio de la Escuela Clásica en Inglaterra y el de la Escuela Histórica Moderna en Alemania y Austria, Menger fue en sus comienzos un luchador solitario. Hasta fines de la década de 1870 no existía una "Escuela Austríaca": sólo estaba Carl Menger El primer libro de Menger, Gründsätze der Volkswirthschaftslehre (1871) (Principios de Economía Política), significaba un ataque tanto a la Escuela Histórica Moderna como a los economistas clásicos. A la primera porque el libro implicaba la existencia de leyes económicas universales y atemporales que eran negadas por los historicistas, y a los segundos, porque daba un giro copernicano con respecto a la teoría de los precios. Para Menger no eran los costos de producción los que determinaban el precio de los bienes (valor en cambio); como sostenían los clásicos, sino justamente a la inversa. El nombre de Escuela Austríaca surgió en torno del Methodenstreit. Después de la victoria prusiana sobre los austríacos en la batalla de Koniggratz, llamar a alguien “austríaco” tenía en Alemania una connotación peyorativa. Así, Schmoller y sus discípulos comenzaron a llamar “austríacos” a los que sustentaban la posición del grupo de Viena. De aquí surgió el nombre Die österreichische Schule (La Escuela Austríaca), para identificar a Menger y sus discípulos. La mayor parte de los comentarios sobre este debate coinciden en que la disputa no produjo ningún avance científico. Según Von Mises:"el Methodenstreit contribuyó muy poco a la clarificación del problema en discusión. Menger estaba muy influido por el empirismo de John Stuart Mill para sacar todas las consecuencias lógicas de su propio punto de vista. Schmoller y sus discípulos, que se limitaron a defender una posición indefendible, ni siquiera comprendieron de que trataba la controversia". El último aporte de importancia de Menger fue un trabajo sobre moneda en el cual expone tanto la evolución histórica del dinero como una teoría del valor de este. Este trabajo serviría posteriormente como base de la teoría monetaria de Wieser, Von Mises y Weiss. Otros nombres destacados en estos primeros años de la Escuela Austríaca fueron los de Johann von Komorzynski, Hans Mayer, Robert Meyer y Eugen Philippovich von Philippsberg. Sin embargo, las figuras que más fama alcanzaron fueron las de Friedrich von Wieser y Eugen von Böhm-Bawerk, a pesar de que ninguno de los dos fue alumno directo de Menger. Recibieron su influencia a través de la lectura de los Gründsätze. En 1884 aparecen casi simultáneamente la primera parte del libro de Böhm-Bawerk Geschichte und Kritik der Kapitalzins Theorien (Historia y crítica de las teorías del interés) y un trabajo de Wieser sobre la teoría del valor titulado Ursprung und Hauptgesetze des Wirtschaftlichen Wertes (Origen y principios del valor). La más influyente de estas obras fue la de Wieser, pero dos años después Böhm-Bawerk publicó una serie de artículos con el nombre de Grundzuge der Theorie des Wirtschaftlichen Güterwerter (Fundamentos de la teoría del valor económico); según Hayek, aunque este artículo agrega poco a lo dicho por Menger y Wieser, su gran claridad y fuerza de argumentación han hecho que sea, probablemente, el que mas ayudó a difundir la teoría de la utilidad marginal. De estos dos grandes economistas solo Böhm-Bawerk continuó en la línea de pensamiento mengeriana, ya que Wieser siguió posteriormente, caminos propios y terminó acercándose más al enfoque de la Escuela de Lausanne. Su libro Grundriss der Socialökonomic (1914) (Fundamentos de La economía social) es el único tratado sistemático de teoría económica que produjo aquel primer grupo, pero contiene ideas que hacen dudoso que Wieser pueda ser considerado como un miembro de la Escuela Austríaca. Ludwig von Mises (1881-1973) Mises obtuvo su doctorado en 1906 e ingresó como Privat-Dozent (profesor ad honorem) en la Universidad de Viena. Aunque su gran vocación era la enseñanza, sabía que “como liberal clásico le estaría negado el puesto de profesor universitario en los países de habla alemana”. Su trabajo en la Cámara de Comercio Austríaca era el que le permitía actuar como Privat-Dozent. El nivel de enseñanza de la Universidad había caído muchísimo. “Recuerdo”, dice Mises, “haber pasado momentos muy difíciles tratando de convencer al comité (examinador) de que debía reprobar a un candidato (a Master) que creía que Marx había vivido en el siglo XVIII”. Esta situación lo llevó a abrir, en 1920 un Privat-Seminar en la Cámara de Comercio; con reuniones quincenales. De este seminario surgieron científicos de renombre internacional como Gottfried von Haberler, Felix Kaufmann, Fritz Machlup, Oskar Morgenstern y Richard von Strigl. Sin embargo, el miembro del seminario que continuó con una línea de pensamiento austríaca “ortodoxa” fue Friedrich von Hayek. El período comprendido entre 1918 y la ocupación de Hitler fue terrible para Austria; quedaban las secuelas de la guerra, altísimas tasas de inflación y guerras civiles. Aunque la vida intelectual era excitante, esto también llegó a su fin con el advenimiento del nazismo a mediados de la década del treinta. Ante este cambio, Mises aconsejó a los miembros de su seminario que abandonaran Austria mientras pudieran. En 1934 Mises recibió una oferta para ocupar una cátedra en el Institut Universitaire des Hautes Études Internationales en Ginebra, que aceptó y mantuvo hasta 1940, año en que, debido a la persecución nazi, debió emigrar hacia los Estados Unidos. Puede considerarse a Mises como el economista que más implicancias lógicas extrajo del pensamiento de Menger y Böhm-Bawerk. Además, fue el primero en publicar un tratado sistemático de economía, Human Action (Acción Humana), ya que como vimos, el libro de Wieser Theorie des gesellschaftlichen Wirtschaft no es representativo del pensamiento de la Escuela Entre los aportes de Mises se pueden incluir: 1) la teoría del ciclo económico, en la que unifica las teorías puramente monetarias del ciclo con las puramente estructurales; 2) la demostración de la imposibilidad de cálculo económico y, por lo tanto, de eficiencia económica, en un régimen socialista; 3) el descubrimiento de que la economía es una parte de otra ciencia mas general: la praxeología, o la ciencia de la acción; y 4) la demostración de que la teoría económica tiene, como la matemática y la lógica, carácter apriorístico y no hipotético-deductivo, como las ciencias naturales. Si bien todos estos aportes tienen gran importancia, el que más ha impactado y provocado un debate internacional fue el de la imposibilidad del cálculo económico en una sociedad socialista. El planteamiento de Mises no fue el primero en este tema ya que otros habían señalado el problema con anterioridad. Además, aproximadamente al mismo tiempo que Mises publicaba su artículo, aparecieron otras dos con conclusiones similares; una fue el alemán Max Weber y el otro el del ruso Boris Brutzkus. Pero, como dice el economista socialista Oskar Lange: “[...] aunque el profesor Mises no fue el primero en suscitar tal cuestión, y a pesar de que no todos los socialistas tenían un desconocimiento tan total del problema como se sostiene a menudo, es cierto, sin embargo, que, especialmente en el continente europeo (fuera de Italia), el mérito de haber obligado a los socialistas a considerar de manera sistemática este problema pertenece por entero al profesor Mises”. Friedrich A. Von Hayek (1899-1992) El profesor Hayek es uno de los discípulos mas destacados de Mises. Su formación inicial, sin embargo, no proviene de la rama “ortodoxa” de la escuela. Hayek estudió con Wieser y, cómo él mismo dice, nunca pudo abandonar totalmente las influencias de este economista. Igual que Wieser, o tal vez debido a su influencia, Hayek simpatizaba con los ideales del socialismo fabiano. Las contribuciones de Hayek a las ciencias sociales pueden dividirse en varias etapas. En un primer momento su atención se concentraba en temas económicos, y dentro de estos, en dos puntos en especial. Uno es la explicación del proceso de coordinación del mercado basada en el reconocimiento del conocimiento imperfecto de la información relevante por parte de los individuos, y por lo tanto, de errores en las predicciones. Es interesante este punto porque aquí aparecen bien marcadas las diferencias teóricas con las escuelas de Cambridge y Lausanne. Estas ideas están brillantemente expuestas en su libro Individualism and Economic Order, en el cual, además de quedar claras las diferencias con las escuelas antes mencionadas, Hayek logra también un importante avance para consolidar el pensamiento de Mises acerca de la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, ya que: “Los razonamientos de Mises”, dice Hayek, “no siempre eran fáciles de seguir. A veces era necesario el contacto personal y la discusión para comprenderlos plenamente”. Es importante señalar que la teoría austríaca del mercado incorporó la incertidumbre en forma sistemática y coherente en el análisis antes que ninguna otra escuela. Recientemente los economistas matemáticos creen haber realizado una revolución al incorporar en sus modelos un factor estocástico. En este sentido podemos decir que la economía matemática ha progresado mucho más lentamente que la tradicional deducción lógica sobre la base de prosa. Por último, Hayek realizó investigaciones en el terreno de la epistemología y la psicología. En su libro The Counter-Revolution of Science (1962) demuestra histórica y teóricamente cómo el método de las ciencias naturales fue introducido en las ciencias sociales sin tener en cuenta que la naturaleza del problema social es distinta de la del problema de las ciencias naturales. Llegó a la conclusión de que los científicos sociales, al no darse cuenta de esta diferencia; terminaron “copiando como monos” (aping) a los científicos de las ciencias naturales. Las contribuciones en psicología se encuentran en su libro The Sensory Order (1962). Como el mismo Hayek dice, el libro hace referencia a los fundamentos teóricos de la psicología, lo que lo hace aparecer más como un libro de filosofía que de psicología. La idea central es que la percepción sensorial es un acto de clasificación. Y esta clasificación no es el resultado de haber captado un orden existente en las cosas; por el contrario, es la mente la que a priori ordena los objetos. Las cualidades que los hombres atribuyen a los objetos no son propiedades de estos sino el producto de relaciones que realiza el sistema nervioso. Como dice Heinrich Klüer en la introducción al libro, la teoría de Hayek puede encuadrarse en la famosa máxima de Göethe: “todo lo concerniente a hechos ya es teoría”. Lo único que la experiencia puede hacer es inducirnos a cambiar una teoría que es aceptada hasta el momento. Si Mises se caracterizaba por su intransigencia, hasta llegar mucha s veces al punto de la soledad, Hayek se caracteriza por su impecable trato hacia sus oponentes académicos. Debido a esto Schumpeter lo ha acusado de “exceso de cortesía” (politeness to a fault); pero tal vez fue este comportamiento el que le permitió alcanzar mayor popularidad. Esta popularidad creció mucho cuando compartió el Premio Nobel de Economía con Gunnar Myrdal en 1974, menos de un año después de la muerte de Mises. Igual que Menger, Böhm-Bawerk y Mises, Hayek creía que son las ideas y no la fuerza las que deben triunfar para establecer una sociedad libre. Y además pensaba que el ámbito mas adecuado para lograr el cambio de esas ideas es el académico y no el político. Luego de leer The Road to Serfdom (1944), Anthony Fisher se acercó a Hayek para preguntarle si debía entrar en la política para resistir los avances del socialismo, pero este le aconsejó evitar la Política y concentrarse en el terreno de las ideas. Primera generación: Carl Menger; Eugen Von Böhm-Bawerk; Friedrich Von Wieser; Eugen Fhilippovich Von Philippsberg. Segunda generación: Emil Sax; Robert Zuckerkandl; Johann Von Komor zynski; Robert Meyer. Tercera generación: Ludwig Von Mises; Richard Von Stigl; Edwald Schams; Leo Schönfeld (se llamóposteriormente Leo Illy). Cuarta generación: Friedrich A. Von Hayek; Fritz Machlup; Ludwig M. Lachman. Quinta generación: Hans F. Sennholz; Louis Spadaro; Israel Kirzner; Murray Rothbard. REFERENCIAS CACHANOSKY. Juan Carlos. 2012. La escuela austríaca de economía. Hispanic American Center for Economic Research (HACER). Washington disponible en http://www.hacer.org/ HUERTA DE SOTO, J. (2000): La Escuela Austriaca: mercado y creatividad empresarial, Editorial Síntesis, Madrid. HUERTA DE SOTO, J. (2010). La esencia de la escuela austriaca y su concepto de eficiencia dinámica. Nuevas corrientes de pensamiento económico, Marzo-Abril 2012. Nº 865 PIÑA, EDGAR. (2005). El desarrollo sustentable: la Escuela Austriaca. Revista de Investigación Científica, Vol. XIII número 25, Universidad Nacional Autónoma de México. Hermosillo, Sonora, México. SZENBERG, MICHAEL. (1994). Grandes economistas de hoy. Debate pensamiento. España. Fecha de recepción: 17 de julio de 2014 |
Tlatemoani es una revista acadmica , editada y mantenida por el Grupo eumed●net de la Universidad de Mlaga.
Para cualquier comunicacin, enve un mensaje a blancate2005@yahoo.es
Directora: Dra. Blanca Torres Espinosa;
revista.tlatemoani@uaslp.mx
ISSN: 1989-9300 |
|
|