Dalia Silberstein *
Mariana Galli Basualdo**
Universidad EAN
riconsoto@hotmail.comNos enfrentamos hoy a diversos tipos de catástrofes: climáticas, económicas, sociales y ecológicas. Bernardo Kliksberg se refiere a los principales desafíos que tiene por delante un mundo con un crecimiento relevante de tecnologías de punta y capacidades de producción pero débil en su ingeniería social.
En el 2000 se redactó la Declaración del Milenio en donde las naciones se comprometían a una nueva alianza global para reducir la extrema pobreza y para desarrollar objetivos a cumplir para el 2015. Dichos objetivos mundiales fueron ampliados a 17 y su plazo de cumplimiento prolongado para dentro de 15 años.
La erradicación de la pobreza para el año 2030 es el objetivo primordial de la agenda del desarrollo sostenible.
En un mundo que tiene posibilidades tecnológicas inéditas y al mismo tiempo brechas sociales y de exclusión, se necesitan nuevas ideas y actores comprometidos con el prójimo.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Dalia Silberstein y Mariana Galli Basualdo (2016): “¿Cuál es el vínculo entre el emprendimiento social y el desarrollo sostenible, y cómo los emprendedores sociales contribuyen a la inclusión social y a la erradicación de la pobreza?”, Revista TECSISTECATL, n. 20 (agosto 2016). En línea: http://www.eumed.net/rev/tecsistecatl/n20/emprendimiento.html
Handle: http://hdl.handle.net/20.500.11763/tecsistecatl-n20- emprendimiento
Tal como lo plantea el Dr. Bernardo Kliksberg, “nuestro tiempo es paradojal. Por un lado la tan positiva revolución científico-tecnológica con transformaciones estructurales. El Planeta podría hoy ofrecer posibilidades de vida digna a todos. Por otro lado resuena con gran eco la voz del Papa Francisco: ¨En un mundo donde hay tantas riquezas, tantos recursos para dar de comer a todos, es imposible entender que tantos niños pasen hambre, tantos niños sin educación, tantos pobres, la pobreza es hoy un grito¨.
Kliksberg se refiere a los principales desafíos que tiene por delante un mundo –paradojalmente- desbordante de tecnologías de punta, y capacidades de producción, pero débil en su ingeniería social: El Hambre Inexplicable, El Déficit De Agua Potable E Instalaciones Sanitarias, Las Elevadas Tasas de Mortalidad Infantil y Mortalidad Materna, Los Déficits en Educación, La Generación Perdida: los jóvenes, Discriminación De Género, El Cambio Climático, La disparada de las desigualdades.
Según Save the Children, 800 mujeres mueren diariamente durante el embarazo, o en el parto, y 18.000 niños perecen cada día, por causas evitables derivadas de la pobreza. Hay 842 millones con hambre, 900 millones sin agua potable, 2400 millones sin instalaciones sanitarias, 1400 millones en pobreza extrema. Se suman otros desafíos éticos, entre ellos la discriminación de género - 603 millones de mujeres viven en países donde la violencia domestica no es penada como delito, el cambio climático, la altísima desocupación juvenil. Todas estas brechas están incididas por las agudas desigualdades. El Foro de Davos 2014 señaló: ¨la brecha entre ricos y pobres es la más probable amenaza que la economía mundial enfrentara en los próximos años. El 1% más rico, tiene más del 43% del producto Bruto Mundial.” (Kliksberg 2014).
Como primera cuestión, trabajaremos desde una visión geocéntrica de concepto de desarrollo sustentable, es decir, nuestro planeta como actor relevante de los mismos, y al ser humano, como parte – únicamente- integrante de él.
Él vive, en y conjuntamente, con otros seres vivos, conformando o integrando numerosos y diversos sistemas, cuya interrelación será estudiada por la rama de la biología denominada ecología. Ahora bien, frente a esta cuestión, países como los de América Latina y el Caribe, donde altos niveles de pobreza e indigencia hacen replantear innumerables tomas de decisiones, tanto en el ámbito público como privado, conllevan a que determinadas cuestiones ambientales no sean prioridad –por llamarlo de alguna manera- en la toma de decisiones.
Esto, innegablemente, responde a aquella famosa teoría sobre la motivación humana, esbozada en el año 1943 por Abraham Maslow en la que se establecen jerarquías de necesidades humanas. En ella se asevera que, conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados. Esta teoría se grafica en una pirámide, de necesidades precisamente, en cuya base se encuentran cuestiones tales como la salud, la alimentación, el empleo y la vivienda.
Consecuentemente, resultan más que palmarias las razones por las cuales, los denominados países emergentes, pobres o del tercer mundo, no implementan o de hacerlo, no resultan eficaces determinadas políticas, en términos económicos, sociales y ambientales.
Continuando con este orden de ideas, reviste gran importancia aquella “Ley de Pareto 80/20” de principios del siglo XX, cuya aplicación en esta temática nos llevaría a colegir que el 80% de los problemas mundiales de contaminación son generados por el 20% de la misma. Consecuentemente, de adoptarse medidas, ambientalmente correctas y sustentables, en ese 20% de la población mundial, solucionaríamos el 80% de nuestros problemas. Estas argumentaciones priman en numerosos debates, artículos, pensamientos y políticas de países –principalmente- con economías desfavorecidas por la desigualitaria, y en nuestros países, dolorosa distribución de la riqueza; ello en consonancia con lo que manifiesta el Dr. Kliksberg.
Algunas corrientes de tipo geocéntricas tienen sus orígenes en la hipótesis de Gaia, nombre de la diosa griega de la Tierra, cuya tutela pregonan por ser ella el sustento de toda la creación, donde las distintas interactuaciones ecosistémicas fundamentan la vida de todos los seres vivos que la habitan.
El gran jurista contemporáneo argentino, Eugenio Raúl Zaffaroni nos dice que “…según esta hipótesis, el planeta es un ente viviente, no en el sentido de un organismo o un animal, sino en el de un sistema que se autorregula, tesis vinculada a la teoría de los sistemas… La ética derivada de Gaia no excluye la satisfacción de necesidades vitales, pues la vida es un continuo en que todos sobrevivimos, pero excluye la crueldad y el abuso superfluo e innecesario...”.
Como contrapartida a ello, la concepción antropocéntrica ubica al hombre en el centro y abastecimiento de sus propias necesidades. Así los sistemas capitalistas y sus hábitos de consumo actúan como principales depredadores planetarios. “Ese antropocentrismo radical no sólo es impulsado por quienes temen por los derechos humanos sino también por quienes ven a la ecología –incluso superficial– como una amenaza al derecho de propiedad…”.
La idea geocéntrica fue finalmente la plasmada en las más recientes reformas constitucionales de los países de la Unasur, a saber: Bolivia y Ecuador. La reforma constitucional de 2008 de la República del Ecuador afirma en su Preámbulo que “Celebrando a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia… Decidimos construir una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay…”. A su vez, su sección segunda, denominada “Ambiente sano” (art. 14), establece que “se reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el BUEN VIVIR, sumak kawsay. Se declara de interés público la preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la integridad del patrimonio genético del país, la prevención del daño ambiental y la recuperación de los espacios naturales degradados” (sumak kawsay, término quechua cuyo significado es “buen vivir”).
El Preámbulo de la Constitución de la república hermana de Bolivia también recoge esta idea al decir que “en tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra Amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas –y continúa diciendo–. Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia…”.
Observamos entonces en el centro de la atención del ser humano distintas creencias que profundizan esta necesidad de tutela de su tierra, sus costumbres milenarias, el ambiente donde desarrollan su vida, la de su familia y la de quienes lo sucedan.
Planteada ya nuestra visión de análisis y punto de partida, seguiremos por ahondar en el concepto de desarrollo sostenible.
Esta idea, se plasma ya en 1987, en el denominado Informe BRUNDLANDT que elabora un instrumento titulado “Nuestro Futuro común”, donde aparece por primera este concepto.
Según la Comisión Brundtland “El Desarrollo Sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras para satisfacer las propias”. Este concepto posee una clara connotación de solidaridad intergeneracional, en referencia a la creencia y aceptación de un crecimiento económico regional y mundial, pero teniendo como variable imprescindible el respeto y cuidado por el medio ambiente con un concepto amplio del mismo, que involucra no sólo los recursos naturales, el patrimonio histórico cultural, el paisaje e incluso la espiritualidad de sus pueblos; sino también otros de contenido socio económico, como pueden ser la distribución de la riqueza, la transferencia de tecnología a los países emergentes, la no imposición de barreras para arancelarias en el comercio internacional, etc.
El desarrollo sostenible se basa en tres factores: sociedad, economía y medio ambiente, se define como dijimos: satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades, denominado por ello derecho intergeneracional, que apunta que los estados tienen el deber de garantizar su disfrute tanto en la actualidad como proveer las condiciones dignas y aptas para las generaciones futuras. Es por ello que en la materia rige el Principio de Precaución; es decir, que tanto los individuos, organizaciones y estados eviten acciones e implementación de políticas o programas que puedan tener un impacto negativo, o externalidades negativas al ambiente y su entorno circundante y en cada uno de los componentes que mencionamos, ya que de suceder muchas veces la reparación del daño causado; es decir, retrotraer el estado del bien o sujeto previo a la situación de acaecido el daño, es difícil cuando no imposible.
En la Cumbre del Milenio en septiembre del 2000, la más grande reunión de líderes mundiales en la historia, se redactó la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, en donde comprometían a sus naciones a una nueva alianza global para reducir la extrema pobreza y para desarrollar una serie de objetivos a cumplir para el 2015, lo que ahora se conoce como los Objetivos del Milenio para el Desarrollo.
Según el reciente informe de síntesis del Secretario General de Naciones Unidas, para el 2030 podemos acabar con la pobreza y transformar vidas protegiendo el planeta. Ban Ki-moon presentó una versión avanzada a los Países Miembros (diciembre 2014), en el que expresó que “el 2015 es el tiempo para la acción global. Durante este mismo año tenemos la oportunidad inequívoca y la responsabilidad de adoptar el desarrollo sostenible, a reestructurar el sistema financiero mundial en línea con nuestras necesidades, y para responder finalmente y urgentemente el reto del cambio climático inducido por el hombre. La transformación es nuestro objetivo. Debemos transformar nuestras economías, nuestro ambiente, y nuestras sociedades. Hay que cambiar la mentalidad, comportamientos y patrones destructivos. La erradicación de la pobreza para el año 2030 es el objetivo primordial de la agenda del desarrollo sostenible.”
En la Cumbre para el Desarrollo Sostenible, que se llevo a cabo en septiembre de 2015, los Estados Miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático, cuyo contenido y sustento son los siguientes:
Objetivo 1. Poner fin a todas las formas de la pobreza, en todas partes.
Objetivo 2. Eliminar el hambre, lograr la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible.
Objetivo 3. Garantizar la salud y promover el bienestar de todas las personas, sin importar su edad.
Objetivo 4. Lograr una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
Objetivo 5. Alcanzar la igualdad entre los géneros y promover la autonomía de todas las mujeres y las niñas.
Objetivo 6. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
Objetivo 7. Asegurar el acceso a una energía asequible, confiable, sostenible y moderna para todos.
Objetivo 8. Impulsar un crecimiento económico sostenido, incluyente y sostenible, el empleo completo y productivo y el trabajo decente para todos.
Objetivo 9. Construir infraestructura resistente, promover una industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación.
Objetivo 10. Reducir las desigualdades en los países y entre ellos.
Objetivo 11. Hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean incluyentes, seguros, resilientes y sostenibles. Examen del informe del Grupo de Trabajo Abierto desde la perspectiva de los derechos del niño
Objetivo 12. Lograr patrones sostenibles de consumo y producción.
Objetivo 13. Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos adversos.
Objetivo 14. Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
Objetivo 15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, combatir la desertificación, detener y revertir la degradación del suelo, y frenar la pérdida de la biodiversidad.
Objetivo 16. Promover sociedades pacíficas e incluyentes para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos, y crear instituciones eficientes, responsables e incluyentes en todos los niveles.
Objetivo 17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar las asociaciones mundiales para el desarrollo sostenible en materia de finanzas, tecnología, creación de capacidad, comercio, coherencia normativa e institucional, alianzas con diversas partes interesadas, datos, supervisión y rendición de cuentas.
En los últimos años se ha acumulado un amplio cuerpo de literatura sobre la conceptualización y análisis de casos. El emprendimiento social se ha constituido en una de las áreas más innovadoras de reflexión y acción sobre las implicaciones sociales de la actividad económica. Ha surgido un consenso creciente sobre la importancia del papel de los emprendedores sociales - personas que buscan resolver los problemas sociales o ambientales más apremiantes de manera innovadora y con un enfoque de impacto sistémico.
Se trata de iniciativas emprendedoras que junto a la creación de riqueza y empleo se plantean deliberadamente la producción de un beneficio para la sociedad. Este planteamiento se diferencia claramente de la responsabilidad social corporativa. No se trata solo de introducir valores éticos en la práctica empresarial sino de situar la producción de objetivos sociales de justicia, solidaridad y sostenibilidad, en el corazón mismo del emprendimiento (Vernis, Iglesias, 2010).
El emprendedor social no está contento con darle el pescado o con enseñarle a pescar al pescador, lo estará únicamente cuando transforme la industria pesquera por completo. Un emprendedor social no solo es una persona altruista, sino que debe mostrar una clara determinación por hacer una contribución a la sociedad (Drayton)
El emprendedurismo social tiene que ver con encontrar nuevas y mejores vías para crear valor social. Los emprendedores sociales tienen una misión social explicita en mente. Su principal objetivo es convertir al mundo en un lugar mejor. La mejor medida de éxito para un emprendedor social no es cuantas ganancias hizo, sino cuanto valor social creo. (Gregory Dees 2003)
El emprendedurismo social requiere de cuatro componentes: emprendedores, ideas, oportunidades y organizaciones. Involucra un objetivo, un grupo de actores y una salida sostenible, se centra en los esfuerzos para resolver problemas sociales a través de ideas innovadoras auto sostenibles”. (Paul C. Light 2008).
En su libro publicado en 2010, Social Entrepreneurship what everyone needs to know, Bornstein y Davis definieron el emprendedurismo social como “un proceso en el cual los ciudadanos construyen o transforman instituciones para avanzar en la solución de problemas sociales, como la pobreza, las enfermedades, el analfabetismo, la destrucción ambiental, los derechos humanos y la corrupción con el objetivo de tener una mejor vida para la mayoría.”
Alrededor del mundo existen muchos movimientos, organizaciones, fundaciones y otros organismos involucrados en el tema del emprendimiento social. ASHOKA fundada en 1981 por Bill Drayton, y cuyo objetivo es promover emprendedores sociales alrededor del mundo, actualmente está establecida en 60 países. Otra organización de fuerte impacto en el nivel mundial es la Schwab Foundation creada en 1998 por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, cuyo objetivo -de forma similar que la ASHOKA-, es promover iniciativas sociales que ayuden a mejorar la calidad de vida y el acceso a los servicios básicos. Una tercera organización de transcendencia mundial es la Skoll Foundation establecida en el año 1999 por Jeff Skoll, cuya visión es alcanzar un mundo sostenible, paz y prosperidad.
La academia también juega un papel importante, en la actualidad existe un número considerable de iniciativas provenientes de las universidades. En agosto de 2011 el Dr. Bernardo Kliksberg creo la Red Latinoamericana de Universidades por el Emprendedurismo Social (RedUnES), impulsora de la inclusión de la responsabilidad social y el emprendedurismo social en las universidades de la región; concientiza sobre el rol de las universidades, su compromiso social, las razones por las cuales deben incluir estas temáticas en la formación, y reflexionar asimismo sobre la importancia de la creación de redes y alianzas para garantizar la viabilidad de las acciones de desarrollo y potenciar sus impactos. La creación de la Red y las actividades realizadas han generado sinergias e intercambio de experiencias y ha promovido la mutua colaboración entre las organizaciones.
Los gobiernos latinoamericanos, por su parte, también han tomado conciencia de la importancia de las iniciativas sociales basadas en experiencias de emprendedurismo. Por otro lado, existen varias iniciativas privadas para la promoción y divulgación del emprendedurismo social.
En un mundo que tiene posibilidades tecnológicas inéditas, y al mismo tiempo brechas sociales y de exclusión enormes, y donde las grandes desigualdades, y los vacíos éticos, actúan como limitantes severos para los cambios necesarios, se necesitan nuevas ideas, y actores comprometidos a fondo con la suerte de su prójimo. (Kliksberg 2011)
Los emprendimientos sociales son iniciativas innovadoras ejemplo para el mundo. Los emprendedores sociales han encendido luces de esperanza, y marcado caminos para las inmensas mayorías, que quieren un mundo mejor. Son “puro coraje en acción”, en un mundo al que ya no le cabe una agresión más a su medio ambiente. Son fundamentales para que el mundo avanzara en la toma de conciencia de problemas tan graves (Kliksberg, Silberstein 2015)
El objetivo principal de los emprendimientos sociales no es generar lucro, sino maximizar los beneficios sociales y medioambientales.
Los emprendedores sociales actúan como agentes de cambio para la sociedad. Son reformadores, y hacen cambios fundamentales. Atacan las causas subyacentes de los problemas, en lugar de simplemente tratar los síntomas. (Gregory Dees).Hacen diferencias en un continente como América Latina donde, con avances muy importantes, donde cerca de uno de cada tres es pobre.
Cambian la vida de muchas personas, son una ayuda formidable para las políticas públicas y traen ideas nuevas a la acción social. Son en sí mismo un espacio del más alto valor, para la formación moral de los jóvenes y de todos aquellos que participan en ellas.
Aliadas para la promoción de la inclusión social y la erradicación de la pobreza.
Ahora bien, por qué el hincapié en el emprendedurismo. El E.S. es un factor clave para el D.S., para la promoción de economías emergentes y la erradicación de la pobreza y problemáticas asociadas a la misma. En países de economías emergentes, con altas inversiones e interés de desarrollo en economías regionales, necesidades básicas insatisfechas, elevado porcentaje de pequeñas y medianas empresas; el emprendedurismo social se proyecta como solución inmediata a nichos donde el estado o la empresa no llega o llegan de manera insuficiente.
Se necesitan iniciativas novedosas para poner fin a la pobreza, promover la prosperidad y el bienestar para todos, proteger el medio ambiente y afrontar el cambio climático.
Es el hombre en comunidad quien indudablemente sabe y conoce su ambiente; quien debe innovar, generar el cambio, quien promoverá el desarrollo sostenible de su comunidad y región en tutela de su propia descendencia.
En consonancia a esto, el Papa Francisco en su reciente Encíclica Laudato Si; el Cuidado de la Casa Común, resalta estos temas, nos llama a al imperioso cuidado y tutela no sólo de la Tierra, nuestro planeta y casa común, sino como proclama también una economía con Rostro Humano como la denominara ya el Premio Nobel de Economía Amartya Sen.
Algunos pasajes relevantes que ilustran la relevancia de los temas sobre los cuales debemos centrarnos, que a su vez nos sirven como guía qué necesidades atender y hacia dónde podemos “mirar” al momento de efectuar nuestro análisis e investigación sobre ES y DS. Ellos son:
-Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos.
-En la modernidad hubo una gran desmesura antropocéntrica que, con otro ropaje, hoy sigue dañando toda referencia común y todo intento por fortalecer los lazos sociales
-El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.
-Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.
-También es cierto que la carencia extrema que se vive en algunos ambientes que no poseen armonía, amplitud y posibilidades de integración facilita la aparición de comportamientos inhumanos y la manipulación de las personas por parte de organizaciones criminales. Para los habitantes de barrios muy precarios, el paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social que se vive en las grandes ciudades puede provocar una sensación de desarraigo que favorece las conductas antisociales y la violencia.
-La falta de viviendas es grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas rurales como en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales sólo suelen cubrir una pequeña parte de la demanda. No sólo los pobres, sino una gran parte de la sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia. La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología humana.
-La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras. Las crisis económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que trae aparejado el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser excluidos quienes vienen detrás de nosotros.
-Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, aunque deban analizar el nivel escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción..
-La misma lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para invertir la tendencia al calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar la pobreza. Necesitamos una reacción global más responsable, que implica encarar al mismo tiempo la reducción de la contaminación y el desarrollo de los países y regiones pobres. El siglo XXI, mientras mantiene un sistema de gobernanza propio de épocas pasadas, es escenario de un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la política.
Concluye con la Oración "Por nuestra Tierra" que en sus palabras nos convoca a rezar y pedir a Dios:
“Sana nuestras vidas,
Para que seamos protectores del mundo
Y no depredadores,
Para que sembremos hermosura
Y no contaminación y destrucción”
Amén
El objetivo principal de los emprendimientos sociales no es generar lucro, sino maximizar los beneficios sociales y medioambientales. Cambiar la vida de muchas personas.
Son una ayuda formidable para las políticas públicas y traen ideas nuevas a la acción social.
Buscan soluciones innovadoras a problemas complejos.
Generan una red de tejido social, las que con las nuevas tecnologías pueden trascender las propias fronteras, aportando soluciones a problemáticas incluso remotas.
Crean valor social.
Sensibilizan.
Son sustentables.
Generan empatía comunitaria y lazos en tejidos sociales diversos y dispersos que pueden aportar valor económico en el futuro. Ofrecen programas integrados que satisfacen necesidades de las comunidades
La transparencia es un elemento clave y una forma de generar poder en todos los involucrados. Trabajan con una tolerancia cero para el fraude y la corrupción.
Se basan en el Respeto. Trabajan con proveedores de servicios y las comunidades de una manera abierta y transparente, respetando siempre las costumbres y valores locales.
Fomentan el diálogo entre los actores.
Fomentan la equidad y la inclusión. Ofrecen bienes o servicios básicos para brindar mayores beneficios a sectores de la sociedad que están excluidos. Identifican un equilibrio injusto que causa la exclusión, marginación, o sufrimiento de segmentos del género humano, que no tienen los medios o el peso político para alcanzar por si solos transformaciones. Identifican una oportunidad de cambiar ese statu quo injusto, creando valor social, y traen para ello inspiración, creatividad, acción directa, y fortaleza. Desafían el orden de cosas existente estable pero injusto y generan un nuevo equilibrio estable, que libera el potencial o alivia el sufrimiento del grupo relegado, asegurándole un mejor futuro y contribuyendo a la sociedad en general.
Contribuyen a reducir el desempleo y generan nuevos tipos de empleo. No solamente aquellos que generen inclusión a partir de los productos, sino también a partir de procesos de producción; generando empleo para jóvenes que tienen pocas oportunidades de ingresar en el mercado laboral y grandes dificultades para insertarse en el mismo.
Cubren una necesidad básica a las poblaciones que no tienen acceso a servicios y artículos básicos por falta de recursos; el punto de partida es la identificación de una necesidad.
Tienen un especial énfasis en generar acceso.
Democratizan el comercio justo, promoviendo el cambio de hábitos de compra en individuos y empresas hacia una elección más responsable e inclusiva.
Empoderan a las Comunidades.
Forman liderazgos.
Se apoyan en la disciplina empresarial con el fin de alcanzar una misión social.
Son de naturaleza participativa. La planificación se hace entre todos.
Impactar en la comunidad es prioritario. Van más allá de meramente proveer acceso a bienes o servicios deseados o necesarios. También implica estimular el protagonismo y el empoderamiento a través de diversas estrategias como la distribución de ganancias y creación de activos para la comunidad local, la creación de oportunidades de liderazgo, la transferencia de conocimiento y tecnología, o el empoderamiento de la comunidad como co-creadora de una solución, por mencionar algunas. Esto garantiza la transferencia de recursos y poder a grupos desfavorecidos, la generación de nuevas habilidades, la dignidad y la propiedad y la protección de su entorno.
Trabajan con elevadas normas de ética, son empresas éticamente responsables.
Tienen vocación de servicio.
Nacen por la motivación de un líder con una alta sensibilidad para enfrentar el reto de servir a su comunidad, y un sentimiento de una urgencia moral que lo lleva a actuar.
Requieren de una estructura de gestión, de una propuesta conceptual y metodológica bien fundamentada, de fuentes de financiamiento; de la maximización de los recursos materiales y humanos, así como de la medición de resultados.
Trabajan con alianzas multisectoriales y crean redes aprovechando de la experiencia y apoyo del sector privado y de las organizaciones no gubernamentales, los conocimientos del mundo académico, y complementando las políticas públicas. En esta dirección, se suman fortalezas, se eliminan o neutralizan los puntos débiles y se comparten responsabilidades. Los mejores resultados se realizan co-creando con la comunidad, el Estado, las empresas privadas y otras organizaciones no gubernamentales. Trabajando en forma conjunta con diversos actores de la sociedad para solucionar desafíos sociales y ambientales. La participación de las instituciones gubernamentales, de los Municipios, de los grupos organizados de la sociedad civil, de organismos no gubernamentales, de entes cooperantes y del sector empresarial, garantiza la concreción y sostenibilidad de obras y servicios. Frente a problemas de la complejidad de los que están en la agenda de los emprendedores sociales son imprescindibles las alianzas con el mundo de la responsabilidad social empresarial, y con el de las políticas públicas, y el de la generación de redes.
En los casos analizados y en muchas otras experiencias de innovación social nos encontramos con agentes de cambio, emprendedores que contribuyen a la inclusión social y a la erradicación de la pobreza.
Sus posibles factores clave de éxito serían: la capacidad de innovación; la habilidad para suscitar capacidades y movilizar recursos, el liderazgo comprometido, visión con claro valor público, y la destreza para lograr que su impacto se extienda más allá de su radio directo de acción.
Los Objetivos de Sostenibilidad presentan un gran reto y los emprendedores sociales están contribuyendo en la búsqueda de soluciones para lograr estas metas, aplicando ideas innovadoras y efectivas.
Los emprendedores sociales trabajan para erradicar la pobreza, reducir la enfermedad y la mortalidad, garantizar el acceso a la salud y a la educación, la equidad, poner fin al hambre, garantizar el acceso a energía y agua potable, la igualdad de género, el crecimiento económico y trabajo decente, la producción y consumo responsable, el cuidado del medio ambiente y para mejorar la calidad de vida en los países más pobres.
Los emprendedores sociales son capaces de dar con soluciones únicas en un contexto local y contribuir de manera más eficaz al desarrollo social, humano y económico.
Los emprendedores sociales son socios potencialmente valiosos para las organizaciones de desarrollo que luchan por alcanzar los ODS, y crean recursos, en forma de capital social y humano y de bienes intangibles como confianza y credibilidad, que pueden colocarlos en una situación privilegiada para asociarse con grandes empresas en el desarrollo de nuevos mercados y nuevas ofertas de servicios y, de este modo, contribuir directamente al desarrollo económico a gran escala.
El Dr. Kliksberg plantea que “el planeta se acerca al momento en que con sus nuevas capacidades de producción y distribución, podría asegurar vida digna, sin ninguna carencia básica a toda su población. Pero hay varios desarrollos contradictorios con esta posibilidad. El medio ambiente está en riesgos críticos. El calentamiento global opera a diario. No es que el cambio climático va a venir, ya está acaeciendo. El deterioro climático está expulsando a millones de sus hábitats naturales. Tiene ya impactos muy graves sobre los campesinos pobres, los pescadores, las poblaciones marginales urbanas, y otros grupos desfavorecidos.
Con avances, subsisten muy serios problemas de satisfacción de necesidades básicas para amplios sectores, agravados por los impactos regresivos del cambio climático, y la escalada de las desigualdades, que ha llevado al mundo según los estudios del Credit Suisse (2015) a los mayores niveles de desigualdad del último siglo. Hay 785 millones de hambrientos, 2000 millones con hambre silenciosa, carecen de uno de los micronutrientes básicos, más de 2000 millones sin instalaciones sanitarias, casi 800 millones sin agua potable, 1400 millones sin electricidad. Mueren de acuerdo a UNICEF 16,000 niños por día por causas prevenibles. En América Latina a pesar de progresos, el 28% de la población está por debajo de la línea de la pobreza, y hay un 38%, que entre otras instituciones como el Banco Mundial y el PNUD son consideran “vulnerables”. La baja de la pobreza se ha estancado en los últimos tres años, y la región no ha alcanzado las metas del milenio en áreas cruciales, como la baja de la deserción en secundaria, y la mortalidad maternal. Cuatro de cada diez jóvenes no terminan la secundaria, en el 20% más pobre esa cifra sube a 6.6. La meta del milenio respecto a mortalidad maternal, era reducirla en un 75% entre 1990 y el 2015. Descendió solo un 39%. Mueren 80 madres por cada 100.000 nacidos vivos.”
Es inminente entonces avanzar en la construcción de puentes, en la creación de oportunidades productivas y soluciones para los pobres. El emprendedurismo social es base de desarrollo de la gerencia social, la RSE y el desarrollo sostenible, ya que representa un gran aporte para la construcción de estos puentes y de una economía con rostro humano, profundizando las políticas de cambio en curso y generando otras pioneras. Al mismo tiempo contribuye a desmontar los modos de pensar la economía, de no asumir responsabilidades colectivas y perseguir a las víctimas de la exclusión, y en cambio abogar por la restitución de los derechos económicos y sociales y por un desarrollo integral y con equidad.
Los movimientos de base, el emprendedurismo social, la responsabilidad social empresarial real, y muchas otras expresiones del capital social, pueden movilizarse y respaldar los cambios imprescindibles en el mundo y en la región.
Tal como expresa el Dr Kliksberg: “Se necesita una gran coalición entre política pública, emprendedurismo social, voluntariado, cooperativismo, responsabilidad social, capital social, orientada hacia una economía que incluya a todos.”
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** Investigadora Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Consultora de la Red Latinoamericana de Universidades por el Emprendedurismo Social (ResUnES). Profesora Investigadora en la Universidad EAN, Colombia. Coordinadora Académica de la Escuela de Etica y Responsabilidad en el Servicio Público, Director Prof Bernardo Kliksberg (ISCGP—SIGEN). Docente. Disertante. Organizadora y co-organizadora de congresos nacionales e internacionales. Disertante. Autora de diversos trabajos e informes de investigación y artículos. Abogada. Facultad de Derecho (UBA). Máster en Política y Gestión Ambiental (Universidad Carlos III Madrid España). Magister en Administración Pública (Instituto Universitario Ortega y Gasset – Universidad Complutense de Madrid).
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