Revista: Oidles Observatorio Iberoamericano del Desarrollo Local y la Economía Social


UNA LECTURA DE LAS REDES INTER-INSTITUCIONALES DE LA ECONOMÍA POPULAR DE LA CIUDAD DE BARILOCHE (ARGENTINA)

Autores e infomación del artículo

Colino, Evelyn*

Civitaresi, Héctor Martín**

Capuano, Ana María***

ecolino@unrn.edu.ar

Universidad Nacional de Río Negro, Argentina


Resumen:       
Este artículo presenta una caracterización, mapeo y análisis de las relaciones inter-institucionales surgidas en torno a la economía popular de la Ciudad de Bariloche a partir de las vinculaciones entre organizaciones sociales y/o grupos asociativos productivos e instituciones públicas. Metodológicamente, el trabajo presenta un análisis cualitativo de estas experiencias asociativas, identificando actores, objetivos, fortalezas y limitaciones. El estudio se apoya en el análisis de redes sociales –ARS-. Los resultados muestran que las experiencias locales sobresalientes son aquellos productos de la co-gestión entre el sector público y las organizaciones sociales de base y/o intermedias. El continuo apoyo del Estado se presenta imprescindible y las organizaciones intermedias cumplen una doble función: capacitan y fortalecen el trabajo de los emprendedores, y al mismo tiempo, facilitan la tarea del Estado en la determinación de las demandas sociales del territorio y la intervención apropiada.

Palabras claves: Economía Popular-Redes inter-institucionales- Rol del Estado- Organizaciones sociales-Análisis de redes sociales.

JEL: D02

Abstract
A characterization and analysis of inter-institutional relations of Bariloche’s Popular Economy is presented trough out the study of links between social and productive organizations and public institutions. Methodologically, the article presents a qualitative analysis of these relationships, identifying goals, strengths, and constraints of existing linkages. Social network analysis (SNA) is used in the study as a support tool. Results show that outstanding local experiences are those characterized by a co-management between public sector and social organization. Continuous government support in these experiences is crucial. It is also particularly relevant the work of intermediate organizations. They play a double role. First, by training, strengthening and bolstering the groundwork done by microentrepeneurs. On the other hand, they are those who facilitate the government´ job identifying social demands of the territory and designing the methodology of intervention.

Key words: Popular economy-inter-institutional network- Public sector role-Social organizations- Social Network Analysis.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Colino, Evelyn; Civitaresi, Héctor Martín y Capuano, Ana María (2017): “Una lectura de las redes inter-institucionales de la economía popular de la Ciudad de Bariloche (Argentina)”, Revista OIDLES, n. 22 (junio 2017). En línea:
http://www.eumed.net/rev/oidles/22/economia-popular-bariloche.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/oidles22economia-popular-bariloche


1. INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas, los procesos de reforma económica que consistieron en la instauración de políticas neoliberales en la sociedad argentina, generó niveles crecientes de desempleo, exclusión, pobreza y desigualdad, así como el debilitamiento de redes sociales construidas en torno al trabajo. Como respuesta a este contexto y al rol que asume el Estado a partir del año 2003, emergieron numerosas iniciativas y/o estrategias socioeconómicas provenientes de los sectores populares excluidos económica y socialmente, las cuales se enmarcan dentro del enfoque de la economía popular. El surgimiento de estos espacios asociativos y autogestivos permitieron la movilización de recursos y capacidades de trabajo existentes en el territorio en pos de la satisfacción de necesidades básicas de supervivencia (Lattuada, 2006). Estas experiencias son antecedentes de mecanismos alternativos a la lógica del mercado de producir, intercambiar, distribuir y consumir, desarrollándose gran parte de las mismas en un espacio geográfico determinado, generando redes de relaciones con otros actores del territorio basadas en vínculos de confianza, entre otros. En estos procesos se observa que la reproducción de la vida se posiciona por encima de la reproducción del capital, revalorizándose los conceptos de solidaridad, ciudadanía, derechos, ambiente, etc. (Coraggio, 2004, 2005, 2010; Pastore, 2006, 2010; Cittadini, Caballero, Moricz y Mainella, 2010).
Este artículo presenta una caracterización y mapeo del entramado social construido en torno a la economía popular de la Ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina, en la última década. El objetivo es visibilizar las vinculaciones inter-institucionales que se generan en ese marco, identificando potencialidades y debilidades de las redes establecidas entre las instituciones públicas y las organizaciones de la sociedad civil.
En este trabajo se parte de la hipótesis de que las diversas manifestaciones asociativas de una comunidad en el marco de la economía popular contribuyen a la construcción social de procesos de inclusión, compromiso, participación, identidad y desarrollo. Para dar cuenta de los objetivos propuestos, se utilizó el Análisis de Redes Sociales (ARS) como enfoque metodológico que estudia las relaciones entre los actores que conforman un sistema. En este caso, el ARS es una herramienta de medición y análisis de las estructuras de relaciones que constituyen la base de intercambios de bienes, servicios, conocimiento, información, valores, etc. de un sistema socio-económico en un espacio geográfico determinado. Desde esta perspectiva, esta metodología permite estudiar la estructura relacional con el objeto de comprender el funcionamiento de la economía popular desde una dimensión territorial. Asimismo, teniendo presente las insuficiencias que limitan el alcance de esta herramienta, se incorporó un análisis cualitativo de las organizaciones sociales e instituciones analizadas. Este doble abordaje metodológico, permitió, por un lado, identificar la existencia de un entramado inter-institucional que proporciona oportunidades y restricciones, en un marco donde los actores de la red y las decisiones que estos toman son interdependientes (Wasserman y Faust, 1999) y por otro lado, profundizar sobre el rol que tienen las instituciones locales en el desarrollo económico y social (Civitaresi, 2014).

2. MARCO CONCEPTUAL
El concepto de economía popular surge y se afianza en las últimas décadas para identificar un proceso social que engloba realidades heterogéneas que confluyen en diversas y nuevas formas de subsistencia socioeconómica y de organización colectiva en América Latina. Dicho proceso coincide con el apogeo de las políticas neoliberales en Argentina y la región con la consecuente crisis del rol del Estado en materia de asistencia y seguridad social. La economía popular corresponde a la economía de los sectores populares, donde el trabajo es el principal factor de producción y donde la reproducción de la vida es el principal elemento aglutinador. En el campo de la economía popular se encuentran aquellas actividades desarrolladas por las unidades domésticas para el autoconsumo, el trabajo por cuentapropia, el trabajo asalariado, el trabajo comunitario, las diversas formas de asociación en la producción y/o comercialización, la participación en redes de ayuda mutua, la producción de bienes públicos para el autoconsumo, las redes de consumo responsable y comercio justo, las diversas iniciativas y finanzas solidarias y la vinculación con políticas públicas de microcréditos, entre otros. La finalidad principal de todas estas experiencias es contribuir a reproducir y mejorar las condiciones de vida de la comunidad local y/o del entorno.
Este universo amplio y dinámico que denominamos economía popular también engloba otras denominaciones y acepciones afines, comenzando desde el tradicional concepto de economía social (Vuotto, 2003), pasando por el de economía solidaria (Razzeto, 1999, 2006; Singer, 2007, 2014), economía social y solidaria (Pastore, 2014; Pastore y Altschuler, 2014), economía informal (Presvelou, 1994, Mingione, 1990), economía subterránea y tercer sector, entre otros. Los alcances, similitudes y diferencias de esta multiplicidad terminológica son un tema de análisis y debate tanto en la literatura académica como en el seno de las organizaciones sociales y políticas. Sin embargo, la mayoría de los autores coinciden en que las diferentes denominaciones asignadas a un sector económico tan diverso, complejo y dinámico responden a procesos, conceptualizaciones y enfoques teóricos aún en plena construcción, cuyas características varían según la realidad geográfica, económica, social e histórica del territorio en el cual dichos procesos se originan y desarrollan. No sólo el contexto en que el término emerge es uno de los determinantes de su conceptualización sino también la interpretación que se tiene sobre el papel que el sector desempeña o debe desempeñar (Nyssens, 1997; Bastidas-Delgado,  Richer, 2001; Laville, 2004, Carvalho de França Filho, 2002).
Los autores latinoamericanos que han estudiado este sector coinciden en la multiplicidad de identidades y formas que la economía popular adopta según el territorio donde se despliega y en general, como respuesta a las sucesivas crisis económicas (Nuñez, 1995; Coraggio, 1995, 2007, 2010; Lazarini, 2008; Pastore y Altschuler, 2015). Coraggio (2010) describe a las economías latinoamericanas como economías mixtas, compuestas por tres subsistemas, el sector empresarial de tipo capitalista, el sector público y la economía popular. El primero, orientado a la reproducción privada del capital, mientras que el segundo busca satisfacer necesidades de todo el sistema, con las contradicciones propias que se generan en su desarrollo. La economía popular, por último, busca la reproducción de las unidades domésticas y sus comunidades (incluyendo tanto iniciativas asociativas, familiares como individuales) y se refiere a la economía de los trabajadores, es decir, de aquellas unidades domésticas cuya subsistencia depende del trabajo realizado y del ingreso por él generado. Por otro lado, tanto el concepto de economía solidaria, como el de economía social y solidaria -ESS-, representan un enfoque teórico-ideológico basado en el principio de que otro mundo y otra economía es posible, unificando el fin social de mejorar las condiciones de vida con dinámicas asociativas democráticas y solidarias. Pastore y Altschuler (2015) conceptualizan la ESS desde tres dimensiones analíticas: la empírica, la simbólica y la político-organizativa, las cuales enriquecen y nutren el análisis de las experiencias de tipo asociativa que surgen de la economía popular, al enfatizar sus trayectorias de construcción colectiva, los procesos culturales, valores y principios, la construcción de identidad y los proyectos de sociedad en disputa. Surge entonces que no toda la economía popular se desarrolla desde la perspectiva de la economía solidaria o la ESS, así como no toda la economía solidaria o ESS emerge de la economía popular. A modo de síntesis, el concepto de economía popular que aquí se toma es aquel referido a la economía de los sectores populares, donde coexisten, y se relacionan entre sí, experiencias cercanas a la lógica mercantil y experiencias basadas en relaciones de reciprocidad y solidaridad, con valores comunitarios y capacidades organizativas (economía popular solidaria) que constituyen un potencial para conducir procesos de cambio hacia sociedades más inclusivas y solidarias (Coraggio, 2013).
La mayoría de los espacios socio-productivos de un territorio nacen como estrategias de supervivencia de los actores involucrados; en muchos casos se trata de proyectos colectivos en respuesta a necesidades comunes, desarrollando y/o alcanzando diferentes niveles de asociativismo, diversos mecanismos de vinculación entre ellos, y logrando impacto y visibilización en sus comunidades de origen. A partir de estas experiencias e intervenciones se van creando redes o tramas de interacción ancladas al territorio. Lattuada (2006) afirma que los procesos asociativos ayudan a estimular iniciativas, a movilizar y potenciar recursos y capacidades existentes en el territorio. Rofman y Villar (2007) destacan la importancia que tienen las redes de relaciones que vinculan a sujetos y organizaciones, focalizando en la potencialidad que tiene la propia trama o la relación para incidir en la ampliación de las capacidades o recursos de los sujetos que las conforman. Los autores recurren al concepto de capital social (Putnam, 1993) para visibilizar el valor sinérgico que produce la articulación social y concluyen que un espacio, una región, o un territorio resulta rico en capital social cuando los actores que lo integran, individual o colectivo, público o privado, están involucrados en redes relacionales. Al analizar estas estrategias socio-productivas, otros autores enfatizan el concepto de territorio, como el espacio definido y delimitado precisamente por las redes de relaciones materiales y simbólicas atravesadas por las relaciones de poder imperantes (Lopes de Souza, 1995; Manzanal, 2006, 2007; Manzanal et. al., 2009; Altschuler 2008, 2013). Este concepto de territorio, vinculado a las miradas de la "geografía crítica" de fines de los años '70, es definido como un sujeto activo y complejo, no desde un sentido topográfico, sino como el resultado de sus formas históricas, sociales, culturales, del modo de relacionamiento entre los diferentes actores, las formas institucionales, y de su vinculación con la disponibilidad de recursos naturales y económicos (Altschuler, 2013). Es desde este enfoque que la relación entre economía popular y territorio adquiere relevancia. El emergente campo de la economía popular, a pesar de su heterogeneidad, complejidad y tensiones latentes hacia dentro y hacia fuera, ofrece numerosos aportes a la construcción de redes entre actores y a la definición de estrategias y acciones articuladas de tipo asociativas y participativas  que permiten visibilizar el sector, sus necesidades y potencialidades. Impulsar estos procesos de ampliación de capacidades, de autonomía, de organización y representación en la consolidación de su entramado social conduce finalmente al fortalecimiento del poder económico, social y  político que el sector detenta, o pretende detentar, en el territorio en el cual se inserta.

3. ASPECTOS METODOLÓGICOS
La relevancia de la economía popular en Bariloche se evidenció a partir de proyectos de llevados adelante por nuestro equipo de investigación durante los últimos seis años donde se logró una articulación directa e indirecta con actores locales de la economía popular de Bariloche. De esta articulación se accedió a información, se sistematizó, analizó y se construyó un  mapa de la economía popular de la Ciudad. Metodológicamente, el trabajo consistió en el armado de un listado de organizaciones sociales e instituciones del sector público, en sus tres niveles: nacional, provincial y municipal, vinculados a la economía popular de la Ciudad. Posteriormente se diseñó un cuestionario que tuvo como objetivos relevar información que permitiera caracterizar a las instituciones respecto de su forma de organización, tipo de actividades realizadas, cantidad de personas que la conforman, objetivos de la misma y la cantidad de veces que se vincularon con otras instituciones públicas y organizaciones sociales. En sus inicios se diseñó el cuestionario teniendo como objetivo el procesamiento estadístico de los datos pero la multiplicidad de vinculaciones encontradas entre las instituciones complejizaron el diseño de la matriz y los análisis estadísticos. Es por ello que se decidió utilizar como instrumento el análisis de redes sociales (ARS) a través del software Gephi 0.8.2. considerándolo más adecuado para estudiar la complejidad que asumen las relaciones inter-institucionales observadas.
El ARS es una perspectiva relacional a partir de una morfología reticular (en forma de red) del conjunto de relaciones sociales entre actores en un marco espacio-temporal definido, partiendo de una relación diádica se puede alcanzar a entender aquellas relaciones a nivel macrosocial (estructura social que se conforma a través de lazos sociales que unen a un conjunto mayor de actores) (Aguirre, 2011)1 . Siendo relacional, se centra en la forma en que la estructura de relaciones afecta a los actores en lugar de tratar a dichos actores como unidades discretas de análisis (Cebrián-Tarrasón et al, 2011). El ARS se ha consolidado como técnica de análisis de las relaciones por la utilización de la teoría de los grafos ya que tiene un vocabulario que permite analizar propiedades de estructuras sociales 2. En ellos es posible identificar tres elementos: a) los actores (nodos) que pueden ser individuos, grupos, instituciones, etc.; b) las relaciones (aristas), conexiones diádicas entre un par de actores; y, finalmente, c) el límite (boundarie) de la red, criterio para determinar la pertenencia -o membrecía- de un actor a la red (Aguirre, 2011).
En esta investigación, los actores (nodos) considerados son instituciones gubernamentales y organizaciones sociales de la economía popular sirviendo el ARS como herramienta de medición y análisis de las configuraciones inter-institucionales en la última década, a partir del grado de conectividad vigente y niveles de centralidad basados en la proximidad o en la intermediación (Sanz Menéndez, 2003; Emiliozzi et al, 2011; Diez y Emiliozzi, 2012). La cantidad de contactos encontrados entre instituciones permitió identificar la centralidad de los principales actores en la red. La noción más simple de centralidad es el grado (degree) definido como el número efectivo de enlaces o relaciones directas que parten o llegan a una institución. Esta medida trata de la centralidad local de una institución con respecto a otras cercanas, pero dice poco sobre su importancia en la red completa. Para complementar el análisis se midió la centralidad a través de la proximidad o cercanía (closeness) permitiendo ver si una institución tiene relación con otras pero a través de un pequeño número de pasos en la red. Las instituciones serán más centrales cuanto mayor es el valor de su cercanía, esto es, menor es el número de pasos que a través de la red deben dar para relacionarse con el resto. Finalmente, la centralidad puede ser vista como mediación (betweenness), definiéndose como el nivel en que otras instituciones deben pasar a través de una institución focal para comunicarse con el resto, sintetiza, el control de un actor sobre los flujos relacionales de la red (Sanz Menéndez, 2003).
En cuanto a las relaciones (aristas), un conjunto importante de relaciones y/o contactos entre instituciones de carácter público y privado, actores relevantes, sociedad civil organizada o no, puede garantizar una mayor potencialidad de desarrollo económico y social o, al menos, una mayor adaptabilidad de dicha sociedad a los cambios en condiciones económicas externas (Rodríguez Pose, 1999). Las relaciones pueden categorizarse en, al menos, dos formas centrales: a) teniendo en cuenta la direccionalidad de la relación: ‘transitiva’ (undirected), relación recíproca (x con z tienen la misma relación que entre z y x) y ‘directa’, cuando existe un actor activo y uno pasivo (x tiene relación con z pero z no tiene esa misma relación con x); y b) considerar la densidad de la relación, cuando puede ser cuantificada (v.gr. flujos de dinero en una red de prestamistas) (Aguirre, 2011). A partir de la información obtenida, el análisis se basó en relaciones transitivas y sin considerar la densidad. 
Finalmente, la aproximación metodológica a la economía popular exigió repensar cómo delimitar la red bajo estudio así como definir el ámbito espacial. Una primera observación para esta delimitación está dada por la multiplicidad de instituciones que hay en la Ciudad, lo cual llevó a hacer un recorte orientado a estudiar organizaciones sociales de base e intermedias3 cuya principal actividad desarrollada estuviera vinculada a la producción y/o comercialización de bienes y servicios (no incluyendo organizaciones sociales con fines culturales, educativos, recreativos, religiosos, etc.). La siguiente delimitación fue el alcance geográfico, y se decidió estudiar organizaciones y experiencias asociativas localizadas en la Ciudad de Bariloche o en su defecto, que generarán algún tipo de acción en la ciudad. Definida la delimitación de la red, respecto de sus actores y relaciones, se seleccionó el tipo de análisis a realizar a partir de la clasificación realizada por Aguirre (2011): I) el análisis de redes egocéntricas, focalizándose sobre un actor (Ego) y sus relaciones con los demás (alter); II) el análisis focalizado en subgrupos de actores. Aquí se distinguen tres conjuntos de relaciones: a) la red diádica, detallando la intensidad y duración de un vínculo entre un par de actores; b) relaciones triádicas, donde el análisis involucra tres actores; y c) clusters, subgrupos dentro de la red que permiten explicitar lógicas de agrupamiento y patrones de cooperación; III) el análisis focalizado en la estructura total de la red, con énfasis en la macroestructura de la red, su morfología y la existencia, rol e interacción de actores. En este artículo se ha avanzado en el análisis focalizado en subgrupos de actores (II) a los efectos de mostrar las líneas de acción, proyectos o políticas públicas implementadas en el territorio por diferentes actores de la economía popular que, por la cantidad y diversidad de actores involucrados y la riqueza de las interacciones, resultaron de mayor interés durante la investigación.

4. RESULTADOS
4.1. Las redes inter-institucionales de la economía popular de Bariloche
Bariloche es una ciudad turística reconocida internacionalmente, ubicada a los pies de la Cordillera de los Andes en la Patagonia Norte. Históricamente, ha sido un lugar de atracción para inmigrantes de otras regiones del país, provenientes de grandes ciudades, así como de pueblos rurales cercanos, por la supuesta demanda de trabajo que genera principalmente la actividad turística. Las transformaciones en las últimas décadas observadas a través de un acelerado y sostenido crecimiento demográfico ha significado que en tres décadas se duplicará la población, pasando de algo más de 51 mil habitantes en 1980 a más de 112 mil en el año 2010. Bariloche es la ciudad más numerosa de la provincia de Río Negro, concentrando casi el 18% de la población provincial. Este crecimiento demográfico trajo aparejado, en los últimos años, un conjunto de transformaciones vinculadas a la profundización de la división social del trabajo que hacen emerger nuevos sectores y actividades económicas. La evolución histórica de la ciudad y sus bellezas naturales ha estado asociada a la consolidación de un modelo productivo basado principalmente en el turismo, privilegiando la idea de economías extractivas de gran escala en detrimento de emprendimientos productivos locales de pequeña escala (Oglietti y Colino, 2011). Sin embargo, lo que se ha evidenciado principalmente en la última década, es que el sector turístico presenta limitaciones para absorber mano de obra proveniente de un núcleo creciente de residentes sin formación específica ni experiencia en la actividad turística, y en algunos casos, en situación de pobreza. Un hecho puntual como la erupción del volcán Puyehue en Junio de 2011 y la lluvia de cenizas que se prolongó hasta mediados de 2012, afectó la actividad económica de la Ciudad y obligó a repensar los lazos comunitarios y la necesidad de actuar colectivamente ante problemáticas comunes (Colino, Dondo y Civitaresi, 2016).
En ese contexto de crisis socio-económica de gran magnitud, surgieron y/o fortalecieron una multiplicidad de experiencias de tipo colectivo tendientes a resolver las necesidades básicas, de generación de ingresos, de abastecimiento de bienes y servicios, de infraestructura básica en los barrios, y en términos más globales, de lucha por garantizar los derechos ciudadanos. Existen actualmente en Bariloche numerosos grupos asociativos que desarrollan actividades de producción, intercambio, distribución y consumo a través de mecanismos que se fortalecen por los vínculos sociales establecidos entre ellos. Al mismo tiempo, el Estado Nacional ha tomado un rol activo en la última década, impulsando y promoviendo iniciativas de este tipo, algunas de ellas enmarcadas en políticas públicas que se replican en diferentes territorios y otras, diseñadas y/o adaptadas a cada realidad, con una mirada específica en la economía popular del territorio.
Como ejemplo de lo anteriormente descrito, se presentan a continuación los entramados sociales tejidos a partir de dos tipos de experiencias. Por un lado, aquellas que surgen producto de líneas de acción co-gestionadas entre el Estado y organizaciones sociales; y por otro lado, las redes establecidas por las propias organizaciones sociales intermedias. En todos los casos, se trata de experiencias que emergen del propio territorio, con distintas trayectorias, cantidad y diversidad de actores, pero que tienden a la promoción, desarrollo y sustentabilidad de sus actividades y prácticas. Es importante considerar aquí que el enfoque metodológico del ARS no es el único útil para este objetivo, tal como lo plantea Santilli (2003) debe ser utilizado sin desconsiderar otras metodologías que permiten explicar las relaciones inter-institucionales desde otro ángulo. Es por ello que se considera fundamental un tratamiento cualitativo de algunas instituciones para poder complementar el estudio, profundizando sobre aquellas que tienen un rol destacado en términos de poder de contacto, localización en la red o tipos de vínculo existente con otros actores.

4.2. Proyectos o líneas de acción donde existe una co-gestión entre el Estado y las organizaciones de base y/o intermedias de la economía popular.
Se trata de experiencias colectivas que nacieron con el objetivo de dar soluciones a problemáticas comunes, diseñadas ad-hoc, y que se destacan por el trabajo de articulación desarrollado entre organismos públicos y organizaciones sociales. Estos proyectos o líneas de acción resultan particularmente relevantes por el tipo de vinculación alcanzado, el fortalecimiento hacia el interior de las organizaciones sociales que participan, así como la relación inter-institucional de los actores participantes. Muchas de ellas constituyen un ejemplo de redes de trabajo fortalecidas por vínculos de confianza y reciprocidad que impactan positivamente sobre la consolidación de la propuesta. En esta línea se encontró la experiencia del Mercado Comunitario de Bariloche, el Sistema de Estacionamiento medido y  Solidario (SEMS)4 , el Programa de comercialización Grupo Ecosureños5 , el Proyecto textil Alto Patagonia 6 y la Asociación de Recicladores de Bariloche (ARB) 7.

De la información suministrada en el cuadro 1 y el grafo 1 es posible descomponer la red en subunidades o comunidades, que son conjuntos de nodos altamente interconectados. Para ello,  el software utiliza un método heurístico que se basa en la optimización de la modularidad a partir de Blondel, Guillaume,  Lambiotte y Lefebvre (2008). Modularidad (modularity) hace referencia a  “una medida de la estructura de las redes, diseñada para medir la fuerza de la división de una red en módulos (también llamados grupos, grupos o comunidades). Las redes con alta modularidad tienen conexiones densas entre los nodos dentro de los módulos, pero escasas conexiones entre los nodos en diferentes módulos” (Kuz, Falco y Giandini, 2016: 94). La última columna del cuadro permite identificar las organizaciones e instituciones que conforman los cinco módulos identificados.
En función de los resultados del ARS en términos de centralidad, de proximidad o cercanía (closeness) y de mediación (betweenness), uno de los proyectos de co-gestión inter-institucional más relevantes por la cantidad y diversidad de actores involucrados activamente (organizaciones de base, intermedias e instituciones públicas) y por su potencialidad es el Mercado Comunitario Municipal. El mismo surgió como una respuesta a la demanda de sectores populares de Bariloche de contar con un espacio de abastecimiento de alimentos a precios más económicos de los hallados en los  mercados tradicionales. Formalmente, nació en Agosto de 2014 pero en él confluyen experiencias previas de varios años, de diferentes proyectos de intercambio directo entre productores urbanos y peri-urbanos y diferentes grupos de consumo organizado, basados en los principios del comercio justo y con distintos grados de apoyo del Estado. El Mercado integra estas diferentes experiencias en una sola, aunando esfuerzos y recursos, con un fuerte impulso proveniente del gobierno Municipal, a través de la Secretaría de Desarrollo Económico, así como del Gobierno Nacional a través de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (apoyo técnico), del Ministerio de Agricultura (apoyo financiero) y del trabajo organizado de la cooperativa de consumo "El Charcao" y la cooperativa de vivienda y consumo "La Pionera Patagónica". La expansión del proyecto a partir de su formalización y el impacto social generado hace que en la actualidad el Mercado esté constituido por un centro de abastecimiento de grandes dimensiones dirigido al público en general y 18 nodos de consumo de venta abierta y grupos comunitarios (de consumos cerrado sólo a miembros) distribuidos en los diferentes puntos de la ciudad. Lo particular de la experiencia es que cada uno de estos nodos y grupos están conformados por despensas comunitarias 8, grupos de vecinos u organizaciones sociales con diferentes fines (formales e informales), previamente existentes, que se suman al proyecto en su rol de consumidores, usando su organización, administración y relaciones pre-establecidas para comprar y distribuir de manera organizada los alimentos que ofrece el Mercado Comunitario Municipal9 .  
Se ha observado que si bien el Estado, tuvo un rol fundacional y central para la implementación del Mercado, la estrategia de funcionamiento es a partir de una co-gestión entre instituciones públicas y organizaciones sociales con trayectoria en estas temáticas y principalmente, presencia en el territorio. Actualmente se aprobó en el Concejo Deliberante del Municipio el proyecto de ordenanza que hace del Mercado un organismo autárquico, con un directorio conformado por el Estado y organizaciones de base representando a los consumidores y organizaciones de productores10 .
Para complementar la lectura, se midió la centralidad a través de la proximidad o cercanía (closeness) permitiendo ver si una institución tiene relación con otras pero a través de un pequeño número de pasos en la red. Las instituciones serán más centrales cuanto mayor es el valor de su cercanía, esto es, menor es el número de pasos que a través de la red deben dar para relacionarse con el resto. Algunos actores sociales (Las peregrinas, por ejemplo) forman parte de redes más amplias pero menos densas. La fortaleza que presentan es que al tener muchos vínculos, aunque débiles, tienen más oportunidades de desarrollo y construcción de redes de trabajo. Asimismo, actores como ellos pueden ser puente entre dos redes que no están directamente relacionadas (Cebrián-Tarrasón et al, 2011).

4.3. Líneas de acción de organizaciones intermedias (o de apoyo) locales
Este segundo entramado de experiencias asociativas está conformado por organizaciones sociales intermedias, o de apoyo, que cuentan con alguna línea de acción destinada a promover, acompañar y fortalecer el trabajo de grupos asociativos (organizaciones de base) en el marco de la economía popular y que en su accionar se vinculan con otros actores del territorio. Se trata de organizaciones, con diferentes figuras legales, que cuentan con cierta trayectoria en la ciudad y con objetivos y acciones diversas. Algunas de ellas, tienen un territorio de acción geográficamente demarcado y otras con una población objetivo claramente definida. Entre ellas se mencionan la Asociación civil Colectivo al Margen, Fundación Gente Nueva, Asociación Civil Con.Pro.Bar 11 y la Feria Franca de Horticultores Nahuel Huapi 12.

Del ARS (grafo 2 y cuadro 2) se desprende que una de las organizaciones intermedias más relevantes es la Fundación Gente Nueva, ya que presenta los indicadores de centralidad e intermediación más elevados. Esta Fundación trabaja desde el año 1989 en barrios de sectores populares de Bariloche, promoviendo la transformación social desde la educación, la organización comunitaria y promoviendo la ampliación de derechos en niños, jóvenes y adultos. Ha construido redes sociales alrededor de sus proyectos vinculándose con otras organizaciones, organismos públicos del ámbito local, provincial y nacional, empresas y fundaciones nacionales e internacionales. Si bien una de las áreas más fortalecidas de la institución son los proyectos educativos, también lleva adelante dos líneas de acción de promoción de la economía popular. Por un lado, los talleres de formación y producción de carpintería y herrería (con su posterior comercialización); y por otro, como administradora y ejecutora de 9 Banquitos de la Buena Fe de la CONAMI13 .
También se destaca la organización intermedia Colectivo Al Margen, a partir de la lectura de los indicadores de centralidad en esta red conjunta de proyectos y líneas de acción. Colectivo al margen es una organización intermedia que fue creada en 2004, cuyo objetivo principal es la inclusión, la promoción de derechos y cultura del trabajo, la solidaridad y la participación ciudadana. Se trata de una organización plural vinculada a múltiples instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil (cuya significancia se refleja en los indicadores de centralidad -degree- y mediación -betweenness- del nodo en cuestión). La misma se desempeña en diversas  áreas de trabajo, que van desde talleres de formación integral en artes y oficios para jóvenes localizados en diferentes barrios, una Cooperativa de trabajo y servicios para la construcción (Coop. LABURAR) que trabaja articuladamente con otras instituciones en proyectos específicos de hábitat social (cuya significancia también se refleja en los indicadores propios de dicho nodo) y un programa de comunicación popular (una revista mensual producida y vendida en las calles por sus propios miembros y un programa semanal de radio). Recientemente, la organización ha adquirido un rol protagónico en el Programa co-gestionado de Estacionamiento Medido y ha conformado una cooperativa de trabajo que aglutina a los jóvenes vinculados a Colectivo al Margen que participan de dicho programa. Asimismo, mantiene vínculos con numerosas organizaciones de la Ciudad no relevadas en este trabajo por no desarrollar actividades económicas.

5. Reflexiones finales
En este trabajo se adoptó el enfoque de la economía popular para caracterizar y describir la multiplicidad de experiencias desarrolladas por fuera de la lógica puramente capitalista que tomaron fuerza en las últimas décadas en Argentina, conjuntamente con la consolidación de la democracia. Este nuevo escenario donde confluyen redes sociales entre nuevos actores de la sociedad civil y el Estado exige un análisis con diferentes abordajes. En este artículo se vuelca el resultado de una aproximación al mapeo de los actores de la economía popular de la Ciudad de Bariloche y el entramado de relaciones conformadas en torno a ella. Utilizando la técnica de Análisis de Redes Sociales como herramienta particularmente apropiada para afrontar la complejidad del estudio se construyó un mapa de relaciones inter-institucionales de la ciudad de Bariloche.
Una primera reflexión que surge del estudio es que aquellas experiencias locales que son resultado de la co-gestión entre diferentes instituciones públicas y organizaciones sociales muestran un entramado diverso de actores vinculados entre sí, coordinando objetivos y aunando esfuerzos, y con la potencialidad de consolidar un sistema de red o entramado social.
Como segunda reflexión se ha observado que el acompañamiento continuo del Estado en estas experiencias es determinante, así como también resulta particularmente relevante el trabajo de las organizaciones intermedias. Ellas cumplen un doble rol, por un lado capacitando, fortaleciendo y apuntalando el trabajo de base realizado por los trabajadores (de manera individual o asociativa), por otro lado, son quienes facilitan la tarea del Estado al momento de determinar las demandas sociales del territorio y diseñar la metodología de intervención. Esta doble articulación entre el Estado y las organizaciones intermedias podrían ser el camino que permita el desarrollo y consolidación de las experiencias colectivas de la economía popular y su sostenimiento en el tiempo.
Las trayectorias dentro del complejo y dinámico universo de la economía popular coexisten y conviven con sus propios desafíos, limitaciones y dificultades. Sin embargo, estas mismas experiencias y sus trayectorias, en sus marchas y contramarchas demuestran la posibilidad, a veces efectiva, otras potencial, de promover procesos de responsabilidad y compromiso social con la inclusión, la participación, y la solidaridad dentro de una comunidad.

Bibliografía

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* Colino, Evelyn – Economista, Dra. En Economía agraria y del consumidor, investigadora asistente de CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), Profesora adjunta Regular de la UNRN (Universidad Nacional de Río Negro) y Directora del CIETES-UNRN (Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad)

** Civitaresi, Héctor Martín – Economista, M.A. in Development Studies y candidato a Dr. en Historia. Profesor asociado de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), Director de la Escuela de Economía, Administración y Turismo de la UNRN e Investigador del CIETES-UNRN (Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad)

*** Capuano, Ana María, Socióloga, Magíster en Metodología de la Investigación social y doctoranda en Ciencias Sociales. Profesora de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) e investigadora del CIETES-UNRN (Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad)

1 El concepto de díada hace referencia a un par de actores y las relaciones entre ellos. Para que exista una relación social es necesaria la presencia de, al menos. dos actores; por ello las díadas son el conjunto relacional básico a partir del cual se construyen conjuntos más complejos (Wasserman y Faust, 1999 citado por Aguirre, 2011).

2 Un grafo G consiste en un conjunto de nodos N = {n1, n2,...,ng} y un conjunto de líneas, L = {l1, l2,...,ll} entre pares de nodos. En un grado hay g nodos y L líneas. Un grafo es representada como G(N,L). Se dice que dos nodos son adyacentes si la línea lk = (ni, nj) está incluida en el conjunto de líneas L (Wasserman y  Faust, 1999).

3 Denominamos aquí organizaciones de base aquellas que surgen del mismo territorio, a partir de la asociación directa entre actores con necesidades, problemáticas o demandas insatisfechas comunes (por ej. Organizaciones de productores). Denominamos organizaciones intermedias aquellas que surgen con el objetivo de asistir, apoyar, acompañar y fortalecer a organizaciones de base o a poblaciones objetivo (por ej. infancia y juventud).

4El SEMS tiene como objetivos el ordenamiento vehicular en el centro de la ciudad y la generación de fuentes de trabajo para jóvenes en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Es una co-gestión entre la Secretaría de Desarrollo Económico del Municipio y organizaciones intermedias locales de trabajo con jóvenes (Grupo encuentro, Asoc. Colectivo Al Margen, Fundación Gente Nueva y Fundación Petisos), quienes coordinan y acompañan a 120 operadores que prestan el servicio. Con el tiempo, los mismos jóvenes han conformado 4 cooperativas de trabajo (Plan Argentina Trabaja, Resol. 3026/06-INAES): Liwen, Kata Wain Newen, Encuentro y Nuevos Caminos). El SEMS también articula con la Subsecretaría de Tránsito y Transporte.

5También denominado Plan integral de comercialización, intercambio y consumo responsable para el fortalecimiento de la Economía Social Solidaria Local, nació en 2013 y nuclea a más de 300 emprendedores que venden sus productos (en general artesanías y productos textiles) de manera asociada. Se trata de una co-gestión entre la Secretaría de Desarrollo Económico y organizaciones de base (Asociación Microemprendedores de Bariloche, el Banco Popular de la Buena Fe 2 de Octubre, Bariloche Emprende, Muestra Caracol, y Las Peregrinas). Ecosureños cuenta con 3 lugares de venta al público, principalmente orientados al turismo, administrados y gestionados por los mismos emprendedores. El programa también articula con la Secretaría de Cultura del Municipio.

6 El proyecto reúne a 30 mujeres de diferentes barrios de la ciudad, con experiencia en la producción textil de manera asociada (algunas desde 2011), emprenden un proyecto de producción y comercialización de mayor escala y hoy cuentan con un taller de costura colectivo. El proyecto es co-gestionado entre la Fundación Nutrir Patagonia, el Centro de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en Bariloche -a través del cual se logró el equipamiento técnico del taller-, el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia y las propias productoras, organizadas en los grupos textiles Mamás del Nahuel, Maihue y Las Peregrinas (quien también conforma Ecosureños). El Instituto Nacional de Tecnología Industrial acompaña con capacitaciones.

7 La ARB nació en 2003, nucleando a recuperadores de residuos (150 personas aproximadamente) que concurrían, desde la crisis socio-económica de 2001, al Vertedero Municipal, un espacio sin control, de disposición final a cielo abierto, tratando de recuperar para sus familias alimentos y algunos elementos para vender. En 2004, el Municipio les otorgó permiso para ingresar al predio y comenzó un proceso de acompañamiento a la organización con el objeto de organizar su trabajo y transformar el residuo en un recurso comercializable (plástico, cartón, papel, vidrio, etc). En 2012, la experiencia se amplía reuniendo actores públicos y privados preocupados por la gestión de residuos urbanos. En la práctica, existe una mesa de gestión conformada por los referentes de la ARB, la Fundación Arelauquen, el MDSN-CDR y la SDE.

8 Las despensas comunitarias, son grupos de familias de sectores populares que realizan compras comunitarias (en Mercado Comunitario y en supermercados mayoristas) y organizadas a partir del apoyo de cada uno de los CAATs (Centro de Atención y Articulación Territorial), dependientes de la Secretaría de Desarrollo Humano del Municipio. Actualmente, existen 5 despensas comunitarias en distintos barrios de la ciudad Vipu, Las Leonas, Suyai y Abriendo Esperanza.

9 Los mecanismos de organización interna pueden variar entre los grupos pero, en general, compran los alimentos al mercado a precio diferenciado (por ser nodos de consumo), lo venden a los integrantes de la organización y en caso de excedentes también venden al público en general. La organización generalmente agrega al precio de venta un pequeño porcentaje por costos de gestión y administración.

10 Un desafío para el Mercado es lograr una mayor participación de organizaciones de productores, la cual es menor en términos relativos a la participación de organizaciones de consumidores. Actualmente, el Mercado comunitario se vincula sólo en términos de abastecimiento con organizaciones de productores como FECOFE, productores de la provincia como la Asociación de horticultores de Choele Choel, Asociación de productores de Río Colorado, productores de El Bolsón, Asociación de Pescadores artesanales de San Antonio, organizaciones provenientes de Mendoza, entre otras.

11  La Asociación civil Construyendo Proyectos Barriales (Con.Pro.Bar) trabaja desde 1995  en organización comunitaria y problemáticas diversas. Actualmente administra y ejecuta 11 banquitos de la Buena Fe en localidades de la región Línea Sur de la provincia, su principal territorio de acción. Trabaja de manera articulada con la Asociación civil Mercado de la Estepa,  y su socia Surcos Patagónicos, principales activistas del Proyecto de Ley Provincial de Iniciativa Popular Sobre Economía Social y Mercados Productivos Artesanales, sancionada y promulgada en 2009. La riqueza de sus acciones y la red social generada no queda totalmente visualizada por tratarse de organizaciones intermedias cuyo territorio de acción excede la delimitación geográfica de esta investigación.

12 La Feria nace en 2009, generando vínculos sociales y comerciales entre pobladores rurales y consumidores urbanos. Surge de la articulación entre pequeños productores urbanos y periurbanos de Bariloche y de zonas rurales cercanas e instituciones públicas, tanto del gobierno local, como del gobierno provincial y  nacional e incluso unidades universitarias de investigación.

13  La Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI) nace en el marco del Programa Nacional de Promoción del Microcrédito para el Desarrollo de la Economía social "Padre Carlos Cajade" (Ley 26.117/2006). El MDSN-CDR es quien controla la operatividad del programa en Bariloche.


Recibido: 30/05/2017 Aceptado: Junio 2017 Publicado: Julio de 2017

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