Revista OIDLES - Vol 7, Nº 13 (Enero 2013)

ANÁLISIS DEL CAMBIO DE USO DEL SUELO EN UNA REGIÓN DEL ALTIPLANO MEXICANO. RETOS E IMPACTOS: 1986 – 2011

Por José Isabel Juan Pérez (CV)

 

1.- INTRODUCCIÓN
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2010) en América Latina y el Caribe, la presión del crecimiento demográfico sobre los sistemas naturales constituye una de las más importantes fuerzas conductoras del deterioro ambiental, las ciudades pequeñas e intermedias son las que más crecen. Las estimaciones sobre el grado de vulnerabilidad de América Latina y el Caribe ante el cambio climático aún son imprecisas, pero sin duda los ecosistemas, las especies de distribución restringida, los recursos hídricos, la producción agropecuaria, los recursos forestales, los asentamientos humanos, las zonas costeras, así como la salud humana, se encuentran entre los componentes más vulnerables.

En 2002 en México, aproximadamente 44.9% de la superficie terrestre mostraba signos de degradación inducida por actividades humanas. Sin embargo, la de mayor presencia en el país es la degradación química (17.8%), que se produce básicamente por un agotamiento de los nutrientes del suelo, debido a su uso intensivo en la agricultura, aunque la presencia de sustancias provenientes de tiraderos de basura, derrames y residuos industriales, así mismo, las sales, también pueden ocasionarla. De la superficie con degradación del suelo, el 5% está severamente deteriorado y el 95% está dentro de los márgenes de degradación ligeramente a moderada. En el territorio mexicano, la erosión hídrica es el segundo proceso de degradación del suelo más importante, afectando cerca de 12% de la superficie nacional (GEM, 2007).

Actualmente, el crecimiento de las ciudades y de la población en algunos países, así como, el deterioro y abandono de las tierras de cultivo, el alto costo de los insumos para producir alimentos y la búsqueda de satisfactores para el bienestar social han influido en procesos de transformación del paisaje natural, o sea, los procesos de cambio de uso del suelo están influyendo en la transformación de la cobertura del suelo.

La cubierta del suelo se refiere a la naturaleza o forma física de la superficie del terreno, que puede ser identificada visualmente en campo o a través de métodos y técnicas de la percepción remota (fotogrametría, fotointerpretación). Por otra parte,  el uso del suelo, expresa el aprovechamiento a los fines económicos de esas cubiertas (Mather, 1986; Meyer y Turner, 1994).

El Altiplano Mexicano es un territorio ubicado en la porción central del país. En éste coexiste una amplia diversidad geográfica, ecológica y ambiental, asociada con  diversos patrones culturales, procesos de organización espacial y territorial que en interacción conforman un sistema dinámico complejo. En este espacio geográfico existe amplia heterogeneidad ambiental –ecotonos, sierras, bosques de coníferas, bosques de latifoliadas, pastizales, embalses, ríos, manantiales y paisajes agrícolas. Es un espacio profusamente construido –sociocultural– con más de 14 asentamientos humanos urbanos (Camacho et al, 2011).

Las condiciones ambientales y socioculturales del Altiplano Mexicano, son resultado de la interacción de las divisiones geográficas naturales y las divisiones de gestión político-administrativas en vinculación con las condiciones fisiográficas, ambientales y ecológicas de los entornos que lo integran. Esta porción del territorio mexicano se caracteriza por su heterogeneidad (ambiental, paisajística y sociocultural). Además, por su situación geográfica en el contexto nacional, en sus regiones se generan diversos impactos que a corto plazo inciden en el bienestar de los habitantes. Los problemas más comunes son: la contaminación del aire; olores desagradables; presencia de residuos líquidos y sólidos en cuerpos de agua; erosión y disposición de residuos sólidos en los suelos; azolvamiento de cuerpos de agua; tala clandestina de especies forestales; pérdida de la biodiversidad; incendios forestales; extracción de recursos naturales sin control ni permiso; plagas y enfermedades en los bosques; cambios en la ocupación del suelo y algunas contingencias ambientales como inundaciones, deslaves y desbordamiento de ríos (Juan et al, 2006 y Camacho et al, 2011).

Considerando como referencia la existencia de bosques en áreas naturales protegidas, la producción de alimentos en zonas agrícolas, los pastizales para el pastoreo de animales domésticos, el abastecimiento de agua para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y la presencia de elementos socioculturales Mesoamericanos en el Altiplano Mexicano, entonces, es urgente analizar el cambio de uso del suelo y sus impactos en la Región Cultural Mazahua, localizada precisamente en el Altiplano Mexicano, ya que por su ubicación geográfica, este territorio está sujeto a presiones ambientales, sociodemográficas, políticas y administrativas, además, de continuar estas presiones, a mediano plazo, la región manifestará impactos ambientales severos.

En este artículo se analiza el cambio de uso de suelo ocurrido en dos años: 1986 y 2011, esto con el propósito de establecer relaciones entre el uso actual del suelo y la magnitud de las pérdidas, ganancias, cambios e intercambios de 8 categorias (bosque, pastizal, agricultura de temporal, agricultura de riego, cuerpos de agua, asentamientos humanos, suelos desprovistos de vegetación y agricultura tecnificada controlada.

El sustento teórico y metodológico para el análisis de cambio de uso de suelo es la identificación y cuantificación de los cambios ocurridos, las ganacias, las pérdidas, los cambios totales e intercambios (Braimoh, 2006), (Ramírez, 2001),  (Pontius, 2004), (Alo y Pontius, 2007), (Sandoval y Oyarzun, 2004), (García et al, 2005), (Ramírez y Zubieta, 2005), (Franco et al, 2006), (Camacho et al, 2011), estableciendo asociaciones con fundamentos de geografía ambiental (Bocco, 2007), geografía rural (Clout, 1976) y ecología cultural (Steward, 1955).

Los resultados obtenidos muestran que en la Región Cultural Mazahua del Altiplano Mexicano está ocurriendo cambio de uso del suelo, pérdidas, ganancias e intercambios entre las categorias, por lo que es necesario aplicar políticas para mantener en condiciones adecuadas los espacios ocupados con bosques y agrícultura, principalmente, esta última categoría, ya que en ella se producen los alimentos para las familias campesinas.

2. MATERIALES Y MÉTODOS
El desarrollo metodológico de la investigación está asociado con métodos y técnicas estadísticas, de fotogrametría, fotointerpretación (tratamiento digital de imágenes), cartografía automatizada, aplicación de herramientas de Sistemas de Información Geográfica, uso de equipo de medición de precisión Differential Global Position System (DGPS) y técnicas de trabajo de campo.

Con el método geográfico se realizó la caracterización ambiental y geográfica de la región, considerando a este espacio geográfico como un sistema, donde sus componentes físicos, biológicos y socioculturales están en interacción con las actividades económicas. Con el método de la ecología cultural se analizaron las relaciones entre el ambiente, la sociedad y su cultura, como componentes del mismo sistema, considerando como eje rector de análisis a las actividades humanas, principalmente las relacionadas con la agricultura. El método cartográfico en asociación con el método comparativo permitió la elaboración de los mapas digitales, esto mediante el manejo de información vectorial (puntos, líneas y polígonos). Los mapas se integraron con información de imágenes satelitales de mediana resolución LANDSAT del mes de Marzo de los años 1986 y 2011, con una resolución de 28.5 y 30 metros, respectivamente. Los mapas de 1986 y 2011 fueron comparados para analizar las condiciones del cambio de uso del suelo.

Las categorías de análisis para el año 1986 fueron siete: bosque, pastizal, agricultura de temporal, agricultura de riego, cuerpos de agua, asentamientos humanos y suelos desprovistos de vegetación. En este año no fue posible incluir la categoría de agricultura tecnificada controlada; debido a que este tipo de agricultura (invernaderos y acolchado) no se practicaba en la región.

En el mapa del año 2011, fue incluida la categoría de agricultura tecnificada controlada, estodebido a su importancia, desde el año 2000. El tratamiento digital de las imágenes satelitales se realizó con el software IDRISI Selva. El software cartográfico ArcGIS 9.3 y ArcGIS 10 en el módulo ArcMap, fueron esenciales para el manejo e interpretación de información digital, así como el diseño cartográfico de los mapas. Con el software Excel se diseñó la tabulación cruzada y las bases de datos.

Directamente en campo se realizaron 11 recorridos por distintos puntos geográficos de la Región Cultural Mazahua, esto con el propósito de registrar espacios degradados ambientalmente o con cambios significativos de uso del suelo. El registro de los puntos se hizo con el  equipo Differential Global Position System (DGPS), cuyo margen de error es de 10 cm. (Mapa No 2). El trabajo de campo se realizó de enero a diciembre de 2011.

Tradicionalmente la localización y cuantificación de los cambios de uso del suelo, se realizan a través de dos procesos: 1) sobreposición cartográfica, y 2) tabulación cruzada, generando mapas y tablas de cambios, las cuales permiten identificar la magnitud y distribución espacial de la dinámica del cambio (Velázquez et al, 2002; Reyes et al, 2006 y Dupuy et al, 2007).  Los procesos se realizaron en dos momentos temporales diferentes: tiempo 1 (t1), en este caso fue el año 1986, y tiempo 2 (t2), que corresponde al año 2011.

3. DESCRIPCIÓN GENERAL DE LA REGIÓN CULTURAL MAZAHUA
La Región Cultural Mazahua del Estado de México está ubicada entre 19° 05´y 20° 03´ latitud norte y 99° 39´y 100°20´ longitud oeste. Comprende una superficie aproximada de 4 352 Km2. Las condiciones físicas y biológicas de la Región están asociadas con su origen geológico, predominan rocas ígneas, producto de la actividad volcánica (GEM, 2007). El relieve es irregular, observándose valles, mesetas, lomeríos, planicies, barrancos y algunos volcanes, todos con diferente gradiente altitudinal. La máxima altitud corresponde al cerro Xocotépetl o Jocotitlán (3,910 msnm), el resto del territorio tiene altitudes menores a los 3,000 msnm y mayores a los 1,200 msnm.

En la región, hay varios tipos de suelos, siendo el de mayor extensión, el andosol, ocupa 45% de la superficie total. Este suelo posee altos valores en contenido de materia orgánica, además, tiene una gran capacidad de retención de agua y mucha capacidad de cambio. El suelo planosol se forma principalmente en arcilla en depósitos aluviales y coluviales normalmente en las tierras planas estacionalmente inundadas, se caracteriza por presentar una capa delgada ácida e infértil, este suelo es muy susceptible a la erosión, comprende 14% de la superficie de la Región. El suelo vertisol ocupa 13% de la superficie, finalmente, el suelo Feozem es altamente fértil, rico en materia orgánica, textura media, buen drenaje y ventilación, comprende 11% en la región (Duran, 2004).

En la región, las condiciones climáticas también son diversas. De acuerdo a la clasificación climática de Köppen modificada por García (1986), en esta porción del Altiplano Mexicano están presentes cuatro tipos de clima: semicálido (A(c)wg), semifrío (C(E)wg), tropical lluvioso (Aw g) y templado (Cw bg), siendo este último, el de mayor distribución en toda la región ( 87.32%). En este tipo de clima, existe el subtipo templado húmedo C(W2)(w)b(i)g, el cual se distingue por tener verano largo, lluvia invernal a 5%, es isotermal y la temperatura más elevada se manifiesta antes del solsticio de verano.
Hidrográficamente, la región forma parte de dos grandes cuencas, la del Río Balsas (1977.39 Km2) y la del Río Lerma (2374. 56 Km2). Los principales cuerpos de agua  son tres: la presa de Valle de Bravo, la presa de Villa Victoria, y la presa Tepetitlán. Las dos primeras forman parte del Sistema Hidráulico Cutzamala, que abastece de agua potable a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca. La región aporta 15 636 litros / segundo (GEM, 2007). El suministro de agua potable a dos grandes zonas metropolitanas de México, le confiere a esta región un significado ambiental importante a nivel nacional.
La Sierra Volcánica Transversal, la cuenca del Río Balsas y la del Río Lerma, son las provincias fisiográficas que influyen en la heterogeneidad paisajística de la región. Las tres provincias son regiones complejas topográficamente, lo cual favorece la existencia de diferentes tipos de vegetación, además, estas condiciones influyen en la presencia de diversas especies de animales silvestres.
La interacción de los componentes fisiográficos  y climáticos favorece una amplia diversidad vegetal. Estas características también determinan el uso del suelo, siendo la agricultura, la actividad económica más importante. De acuerdo con el mapa de coberturas de suelo del año 2011, la mayor parte del suelo, está ocupada con agricultura de temporal (33%). Este tipo de agricultura se realiza con agua de lluvia, es decir, su producción alimenticia y el rendimiento de los cultivos depende de la precipitación y la capacidad del suelo para retener humedad. El cultivo más importante es el  maíz (Zea mays), base de la alimentación del pueblo mexicano. Otros cultivos importantes son: frijol (Phaseolus vulgaris), calabaza (Cucurbita pepo), quelites (Chenopodium album), nopal (Opuntia lasiacanta), trigo (Triticum aestivum), cebada (Hordeum distichon), maguey (Agave potatorum), chile (Capsicum annuum)  y avena (Avena sativa) (INEGI, 2012).
En la región hay 31 áreas naturales protegidas, las cuales ocupan el 45% de la superficie total de la región. La Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, es una de las más importantes, tanto por su superficie, como por sus componentes biológicos y ambientales.  Es la principal zona de invernada de la mariposa monarca (Danaus plexippus), una especie que se caracteriza por su conducta migratoria notable. La cubierta forestal de la zona núcleo y áreas de amortiguamiento está compuesta principalmente por bosques de Oyamel (Abies religiosa) en su mayor parte, y en menor superficie por Pinus spp.  (CEPANAF, 2004).
La cubierta vegetal de la región presenta amplia variedad de bosques, éstos ocupan 919.8 Km2 (21%), ubicados principalmente en las áreas naturales protegidas y porción noreste. Los suelos desprovistos de vegetación ocupan 705.6 Km2 (16.2%), y se caracterizan por la presencia de cárcavas y áreas altamente erosionadas en las zonas de pie de monte. Por otra parte, los pastizales ocupan el 10%, los asentamientos humanos (8%), y los cuerpos de agua 2%.
El tipo de vegetación predominante es bosque de pino, bosque  de  oyamel y bosque de encino, ubicándose, principalmente en las porciones sur y poniente. El bosque mesófilo y la selva baja caducifolia, ocupan mínimas superficies, principalmente en la porción sureste, donde las altitudes son menores de 1,880 msnm. En la porción central y norte hay bosques mixtos de pino, encino y madroño (GEM, 2007).

El norte del Estado de México, históricamente ha sido lugar de asentamiento de una de las principales culturas originarias del Estado de México: jñatj’o o Mazahua. El grupo Mazahua es el grupo mayor de México, en cuanto al número de hablantes de la lengua nativa, además, han habitado esta región, desde el siglo XVI. De acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2010 (INEGI, 2012), el Estado de México registró 379 075 personas de 3 años y más hablantes de alguna lengua indígena, de los cuales 222  394 corresponden a los pueblos originarios (Mazahua, Otomí, Nahua, Tlahuica y Matlatzinca). El pueblo Mazahua es el más numeroso, está integrado por 116,240 (53.85%) hablantes de esa lengua. En la región habitan 1, 020,568 personas, y su densidad de población es de 234.5 habitantes/Km2.

La riqueza de la variedad india en México tiene expresiones significativas en la organización social que son simbolismos de identificación cultural, mismas que ponen de manifiesto la afirmación étnica de esta población, la cual, dada su complejidad social y cultural supera cualquier registro estadístico. El grupo Mazahua es parte de los pueblos indios de México en los cuales la dinámica de la organización social tradicional se ha sostenido en un sistema de cargos de circunscripción comunitaria en el cual son evidentes la participación y las decisiones colectivas, con sus respectivos niveles de intensidad, en sus manifestaciones socioculturales, sistema de organización tradicional y medicina tradicional (Sandoval, 2005).

Este grupo, al igual que la gran mayoría de culturas originarias de México, ha padecido rezagos considerables en los distintos espacios sociales, desembocando en marginación, pobreza, migración, desintegración familiar, fenómenos cuya magnitud se incrementa al transcurrir  los años y repercute de igual manera al interior de las comunidades. La Región Cultural Mazahua (las familias mazahuas) se caracteriza por la condición de pobreza, manifiesta en sus formas de vida, atraso social y económico, así como una dinámica demográfica que denota las profundas desigualdades del contexto nacional y sus efectos sobre el desarrollo de los grupos domésticos en el ámbito municipal y regional (Sandoval, 1997).

Del total de la población, el 48%  (349,114) es económicamente activa.  La población que práctica las actividades económicas primarias es aproximadamente el 28% de la población económicamente activa. La agricultura es la actividad más importante, aunque, ésta disminuyó notablemente en 2010 en algunas porciones de la región. En la actividad pecuaria, destaca la producción de ganado ovino, bovino, caprino y equino, así como aves de postura y engorda. El ganado ovino, es el de mayor importancia, ya que por las condiciones ambientales, ecológicas y agrícolas de la región, esta actividad es practicada por la mayor parte de las familias mazahuas campesinas (INEGI, 2012). En las actividades del sector secundario se desarrolla el 29% de la población, en la cual destaca la industria manufacturera. Finalmente, las actividades terciarias son desarrolladas por el 43% de la población de la región (GEM, 2007).
Respecto a los servicios, todos los asentamientos urbanos y la mayoría de los rurales, disponen de servicios básicos de energía eléctrica, agua potable, alcantarillado, educación y salud. El 67% de la población tiene acceso a los servicios de salud. En cuanto a vías de comunicación terrestre, la red de carreteras es muy amplia, está constituida por carreteras federales, estatales y  caminos rurales.

4. FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA EXPLICAR EL CAMBIO DE USO DEL SUELO
El espacio geográfico es trascendental para el estudio de las asociaciones entre las actividades económicas, formas de subsistencia humana y condiciones ambientales. Además, es la unidad de análisis para el estudio de las interacciones entre el territorio, las condiciones naturales y socioculturales.

La contribución de la geografía al tema ambiental se ha dado desde su conformación como ciencia, y lo ha hecho desde la perspectiva territorial espacial o, si se prefiere, ha aportado a la comprensión de la dimensión espacial la noción de medio ambiente. En otras palabras, si bien muchas disciplinas, en especial en las últimas décadas han “descubierto” y aportado a lo ambiental, la geografía lo ha hecho tradicionalmente con una especificidad que la diferencia de otras disciplinas (Bocco et al., 2011).

En cualquier aproximación a la geografía, la relación entre espacio y ambiente, parece ser indisoluble. Esta disciplina es considerada un campo emergente del conocimiento, en el cual la geografía a través de sus principios aporta la comprensión de las relaciones espaciales para describir y entender el impacto de las actividades humanas sobre el ambiente. Su objeto está enfocado en el análisis de hechos y fenómenos que ocurren en la biósfera, o sea, analiza las condiciones en las que se encuentran los componentes del ambiente: aire, suelo, agua y biota (Bocco, 2007). El análisis de los factores que están ocasionando el cambio de uso del suelo en el espacio geográfico que comprende la Región Cultural Mazahua tiene sustento en la disciplina geográfica, ya que se analiza la interacción entre las ocho categorías, en asociación con los componentes del ambiente y su interacción con la sociedad y sus actividades.

Los estudios de la geografía ambiental desembocan en la necesidad de una ordenación del territorio y la preocupación por regular los conflictos ambientales resultantes de las desordenadas acciones del hombre sobre su hábitat. En este sentido, la geografía ambiental es cualquier forma de investigación que formalmente toma en cuenta algún elemento de la sociedad y de la naturaleza y que analiza sus interrelaciones (Castree et al, 2009 citado en Bocco, 2011). Con base en lo anterior, una aplicación de análisis entre la sociedad y el ambiente, es precisamente, explicar las interacciones que ocasionan los procesos de cambio de uso del suelo y sus impactos en un contexto regional.

Por otra parte, la geografía rural tiene elementos teóricos que permiten contextualizar en el tiempo y espacio, los avances relacionados con investigaciones que tienen como objeto de estudio los ambientes rurales (Clout, 1976). El espacio geográfico rural es importante, ya que en éste se producen los alimentos para las familias que viven en el campo y en la ciudad. También en éste ocurren cambios y procesos asociados con los grupos humanos y sus actividades, como el cambio de uso del suelo. Además, en el ambiente rural (campo) están ocurriendo cambios significativos e impactos que provocan problemas ambientales y socioculturales a nivel local, regional y nacional, por ejemplo, usos del suelo no acordes con su potencial y capacidad. En la actualidad, los ambientes rurales están desapareciendo, o bien, se pueden observar intercalados en espacios semi – urbanos  o urbanos, resultado de la interacción de diversos factores económicos, demográficos, socioculturales, políticos y, en ocasiones, físico – geográficos. No obstante, la disminución y deterioro de estos espacios, no sólo es una problemática que deben atender las autoridades y especialistas en análisis espacial, también, está el problema de expansión o incremento de las fronteras agrícolas en ambientes forestales (cambio de uso del suelo).

La ecología cultural es el estudio de los procesos a través de los cuales una sociedad se adapta socioculturalmente a su ambiente; es decir, explica el proceso de retroalimentación entre cultura, tecnología y entorno, pero dentro del estrecho marco constituido por el núcleo cultural (Stora, 1994). Esta teoría explica de manera amplia y consistente, el desarrollo general de la cultura o, más específicamente, el largo camino de las colectividades humanas, desde las formas organizativas más simples, hasta las más complejas (Sánchez, 2002), esto a través del estudio de las relaciones que establece el hombre con su ambiente físico, por medio de niveles de integración (Steward, 1955).

La ecología cultural es una serie de principios, metodologías y conceptos que se aplican en diferentes condiciones espaciales y temporales para el estudio del hombre, de la sociedad y de su cultura. Esta teoría, menciona cómo el hombre crea una relación con su ambiente, en donde sus patrones de comportamiento cultural permiten la adaptación de éste a las condiciones del ambiente, o sea, es la sociedad la que se adapta a su ambiente (Steward, 1955) y es condicionada por él (Milton, 1996). Además, la sociedad con su cultura modifica las condiciones del ambiente para satisfacer sus necesidades básicas, por ejemplo, los espacios ocupados con bosques o pastizales, son modificados para establecer cultivos agrícolas, o sea, la sociedad provoca el cambio de uso de suelo, para obtener otros beneficios (producción de alimentos o pastoreo).

La ecología cultural como conceptuación teórica y herramienta metodológica involucra el estudio de los recursos naturales existentes y disponibles en una comunidad, pues son la base para el sustento de los grupos humanos. La subsistencia se refiere a los sistemas de producción que tienden principalmente al consumo de lo producido.

5. RESULTADOS
Estableciendo comparaciones y asociaciones entre las coberturas del año 1986 (Mapa No. 3) con las coberturas del año 2011 (Mapa No. 4), se determina que, los bosques representan la categoría con mayor superficie en la región, sin embargo, éstos registraron una pérdida de 391.5 Km2 (29.8%), situación asociada con la apertura de nuevas áreas para el establecimiento de cultivos agrícolas destinados a la subsistencia de las familias campesinas, áreas que a corto plazo son abandonadas o erosionadas,  (suelos desprovistos de vegetación) por no tener vocación agrícola, o ser ocupadas para el establecimiento de asentamientos humanos (gráficas No. 1 y No. 2).

La categoría representada por los cuerpos de agua, ha permanecido estable, perdiendo únicamente, en el transcurso de 25 años, 0.7% del total de la superficie (Mapas No. 3 y No. 4). El comportamiento de esta categoría, está asociado con las políticas ambientales mexicanas, ya que, la región, es la principal proveedora de agua potable para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca. La disminución del volumen y superficie ocupada con agua, traería consigo problemas sociales, políticos y económicos en las zonas metropolitanas referidas, por esta razón, en la región, la superficie ocupada con agua permanecerá constante a corto plazo (gráficas No. 1 y No. 2).
De 1986 a 2011, la superficie ocupada con asentamientos humanos incrementó en 106.7%. Este comportamiento está asociado con tres factores: 1°) el incremento del número de habitantes en la región, 2°) el fenómeno inmigratorio y, 3°) la demanda de vivienda por parte de los habitantes. Además, es importante considerar que en los últimos años, algunos municipios de la región han sido espacios geográficos estratégicos para el establecimiento e  incremento de áreas comerciales y de servicios. En espacios geográficos adyacentes a las zonas de bosques, han sido establecidos asentamientos humanos  (gráficas No. 1 y No. 3).

La categoría suelos desprovistos de vegetación, tiene comportamiento similar a la categoría anterior, o sea, de 1986 a 2011, la superficie sin vegetación se incrementó en 146.7%. Esta situación, está asociada con la demanda de alimentos por parte de las familias campesinas, pues éstas, talan bosques de pino, oyamel, encino y especies de selva baja, y en ese espacio deforestado, establecen cultivos agrícolas. El problema grave no es la tala, sino el uso de suelos con vocación forestal para la agricultura,  ya que éstos son cultivados por cuatro o cinco años consecutivos, finalmente, son abandonados, y en el peor de los casos, se erosionan (gráficas No. 1 y No. 3).

La categoría de pastizal, también registra cambios significativos. De 1986 a 2011 (Mapas No. 3 y No. 4), manifestó decremento, o sea, actualmente la superficie ocupada con pastizal es menor a  la superficie ocupada en 1986. Disminuyó 26% aproximadamente. El cambio se debe a la apertura de nuevos espacios para establecer cultivos de cebada y avena, propios para la alimentación del ganado. La disminución de pastizal en la región, puede ocasionar el incremento de otras coberturas, principalmente, la de suelos desprovistos de vegetación y  agricultura de temporal con cultivos de ciclo corto, como avena y cebada (gráficas No. 1 y No. 2).

La agricultura de temporal es una actividad importante en la Región Cultural Mazahua del Altiplano Mexicano, pues proporciona alimento y dinero a las familias campesinas. La superficie ocupada con agricultura de temporal, disminuyo 7% aproximadamente (Gráficas No. 1 No. 2). Este decremento se relaciona con las categorías de asentamientos humanos y suelos desprovistos de vegetación, ya que, mientras éstas, incrementan la superficie de uso, la agricultura de temporal, la pierde.  Este tipo de agricultura está influida por una serie de factores que condicionan el éxito de los cultivos, y por consiguiente la producción de alimentos. Los factores más importantes son las propiedades del suelo, la precipitación pluvial, el relieve, la fertilidad, la capacidad de recarga de humedad y los fenómenos hidrometeorológicos (riesgos).

Ante los riesgos hidrometeorológicos, los campesinos de la región buscan estrategias para evitar o mitigar los impactos ocasionados por las heladas, el granizo, las sequías y las inundaciones, situación que condiciona la aparición de otras modalidades de producción de alimentos, tanto para la familia, como para los mercados regionales. Una nueva modalidad de producción es la agricultura tecnificada controlada (invernaderos y sistemas de acolchado), la cual incrementa la productividad y disminuye el impacto de los riesgos. En 42.5 Km2 (1%) de la superficie de la región se están produciendo hortalizas y flores bajo esta modalidad agrícola (gráficas No. 1 y No. 3).

La agricultura de riego, es una categoría que manifiesta ligeras variaciones de cambio, ésta incrementó la superficie ocupada en 2%,  (gráficas No. 1 y No. 3).sin embargo, al asociar esta categoría con el uso de la humedad residual, entonces es posible que, este incremento se deba a la conjunción de los dos tipos de agricultura, o sea, al momento de hacer el análisis en las imágenes de satélite, no fue posible diferenciar la agricultura de riego de la agricultura que se práctica en zonas de humedales.

Lo más significativo del análisis de las coberturas de 1986 y 2011, es la superficie ocupada con agricultura de temporal, ya que, para 2011, ésta disminuyó en 7% (gráfica No. 2). Esto significa que algunas áreas destinadas a la agricultura de temporal, han sido erosionadas (suelos desprovistos de vegetación), o están siendo ocupadas con la nueva modalidad agrícola “agricultura tecnificada controlada”. Otra explicación al respecto, es el uso de áreas agrícolas para producir cultivos de cebada y avena, destinados a la alimentación de ganado o para su comercialización en los mercados regionales. El 13% de las familias campesinas que se dedicaban a la agricultura de temporal, han decidido ocupar los suelos para los cultivos de cebada y avena (forraje).

Durante los recorridos de campo por distintos espacios de la región, fue posible observar deterioro en los principales componentes del ambiente, los cuales al asociarse con los procesos de cambio de uso de suelo, pueden provocar impactos ambientales y por consiguiente afectar las condiciones de vida de las familias que viven en ambientes rurales. Los problemas más frecuentes son: olores desagradables en corrientes y depósitos de agua, presencia de residuos líquidos y sólidos en espacios agrícolas, azolvamiento de depósitos de agua; deforestación, incendios forestales, pastoreo sin control, procesos erosivos, así como plagas y enfermedades forestales.

Al comparar las coberturas del año 2011 con las coberturas del año 1986, es notoria y significativa la pérdida de bosques y pastizal, y por consiguiente el incremento de la superficie ocupada con asentamientos humanos y suelos desprovistos de vegetación (Mapas No. 3 y No. 4).

Por otra parte, en el espacio geográfico que comprende la Región Cultural Mazahua, ocurrieron intercambios entre las categorías de análisis. En la tabla No. 1, de manera diagonal y en tono verde se muestra la persistencia del paisaje (estabilidad), o sea, las categorías que han o que han permanecido estables en la región.

De la misma manera, en el mapa No. 5 se representan las persistencias, los cambios positivos y los cambios negativos que han ocurrido en el paisaje de la Región. Al respecto se puede concluir que, los cambios negativos y las persistencias ocupan mayor superficie en comparación con los cambios positivos, por lo que, para mantener un equilibrio en la región, es importante que la superficie ocupada con cambios positivos sea igual o mayor a la superficie ocupada con las persistencias y los cambios negativos, situación, que no ocurre en el paisaje de la Región.

Las persistencias de cubierta de suelo del año 1986, están principalmente en las montañas de la región, donde predominan los bosques, aunque, esta categoría disminuyó en el año 2011.

Algunas áreas ocupadas con pastizal, suelo desprovisto de vegetación, agricultura de temporal y agricultura de riego manifestaron mínimos cambios hacia la categoría de bosque (cambio positivo), esto se debe a que, en la región existen 33 áreas naturales protegidas con diferentes status de protección, y lo más relevante, hay intereses  ambientales, ecológicos, económicos y políticos por parte del gobierno mexicano para proteger esta región, ya que de ésta se obtiene el agua potable para dos grandes zonas metropolitanas del centro del país. Además, en esta región, hay viviendas residenciales con amplias zonas de bosque, propiedad de familias de políticos, artistas y extranjeros.
Otro cambio positivo, aunque mínimo, consiste en que los espacios geográficos desprovistos de vegetación están siendo ocupados con pastizal, además, éstos, igual que los bosques coadyuvan a la conservación del suelo y agua, pues favorecen la infiltración y recarga de acuíferos en la región.

Por supuesto, en la Región Cultural Mazahua, también hay cambios negativos, uno de los más significativos, consiste en que las áreas ocupadas con bosque, ahora están ocupadas con pastizal, agricultura de temporal, asentamientos humanos y suelos desprovistos de vegetación. Lo mismo ocurrió con las áreas de pastizal, que ahora, están siendo ocupadas por áreas desprovistas de vegetación. Como se observa en el mapa número 5, los cambios negativos están distribuidos por toda la superficie de la región. Los procesos erosivos, son impactos negativos que afectan la calidad ambiental  y por consiguientes el bienestar de las familias campesinas de la región.
Como se observa en la Gráfica No.1, entre los años 1986 y 2011, la categoría de suelos desprovistos de vegetación presenta un incremento de 146.6%. Esto fue observado directamente en campo y se manifiesta en forma de cárcavas y afloramientos rocosos (Mapa No. 2). Otro indicador real de cambio de uso de suelo es la presencia de cultivos de cebada y avena, desde luego, éstos no requieren suelos fértiles, por lo que prosperan en espacios degradados, tampoco requieren del uso de agroquímicos.

6. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
En 25 años, la disminución de los bosques afectó principalmente a la porción poniente de la Región Cultural Mazahua. El bosque como ecosistema y los recursos naturales presentes en él están siendo impactados negativamente. Por otra parte, la sociedad Mazahua demanda vivienda,  servicios públicos y vías de comunicación, factores que influyen en los cambios de uso del suelo, Además, la densidad de población se ha incrementado en los últimos 10 años (234.5 hab/km2).

La agricultura de temporal representa la fuente principal para abastecimiento de alimentos a las familias campesinas, sin embargo, éstas empiezan a abandonar los espacios agrícolas. Ahora, compran el maíz y sus derivados, situación que impacta a la identidad cultural del Pueblo Mazahua. A partir del año 2000, las familias producen hortalizas y flores en sistemas de invernadero (agricultura tecnificada controlada), el destino final de estos productos son los mercados regionales y nacionales.

El recurso suelo en la región está siendo deteriorado por diversos factores, principalmente por prácticas agrícolas no sustentables, como el caso de la roza – tumba – quema, cultivo en pendientes mayores de 30°, uso indiscriminado de agroquímicos, establecimiento de monocultivos, incendios forestales y disposición inadecuada de residuos sólidos (principalmente envases de agroquímicos y residuos domésticos).

Al comparar las condiciones de la Región Cultural Mazahua entre los dos años de análisis (1986 y 2011), es notorio el proceso de deterioro. Dos recursos indican esta situación, los bosques y el agua. La pérdida de bosque indica deterioro de la calidad ambiental y disminución de la biodiversidad. El bosque es indispensable para la producción de oxígeno, infiltración y recarga de los acuíferos, que a su vez alimentan a los cuerpos de agua y que abastecen a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca, ambas con altas densidades de población.

Otros impactos en la región son el azolvamiento y la eutrofización de los cuerpos de agua, situación que perjudican la calidad y capacidad de almacenamiento en los depósitos de agua, la disposición inadecuada de residuos sólidos en ambientes naturales (barrancos, bosques, ríos y depósitos de agua), los residuos generan lixiviados  que contaminan los suelos y depósitos de agua, los incendios forestales que arrasan amplias zonas de bosque, así como las plagas y enfermedades forestales. Impactos asociados con el cambio de uso del suelo.

Los bosques son la categoría más afectada, en un lapso de 25 años, se perdió más del 29% de su superficie. Este cambio se asocia con la agricultura en sus tres modalidades, y desde luego, con los suelos desprovistos de vegetación. Los recorridos en campo permitieron verificar esta situación, amplias áreas ocupadas con bosque, están siendo deforestadas y abandonadas. Otro factor que influye en el deterioro de los bosques, es la infestación de los árboles y arbustos con las plantas parásitas denominadas muérdago enano y muérdago verdadero. Estas plantas parásitas absorben los nutrientes del árbol que las hospeda, y de no aplicar medidas rápidas y eficientes, puede infestar extensas áreas de bosque.

La Región Cultural Mazahua está sujeta a presiones demográficas, ambientales, políticas, económicas y socioculturales que condicionan los procesos y cambios de uso del suelo. Estos cambios son notorios, pues algunas áreas ocupadas con bosques han registrado pérdidas en su cobertura. Un factor que ha incidido en este proceso es la apertura de espacios para el establecimiento de monocultivos de maíz, avena, cebada, árboles frutales, flores y hortalizas, invernaderos y asentamientos humanos.

La situación geográfica de la Región en el centro del país y su cercanía con grandes metropolis, son factores que inciden en los procesos de cambio de uso del suelo; pues como lo señalan Lambin et al. (2003), las transiciones de cambios a corto plazo son causadas por factores internos y externos, como los fenómenos migratorios y las condiciones macroeconómicas. Aunado a esta situación, los mercados nacionales demandan producción de alimentos para satisfacer las necesidades de los habitantes en las zonas urbanas.

Entre los dos tiempos de comparación (1986 y 2011), el ecosistema de bosque manifiesta  pérdidas significativas, situación asociada con el inadecuado manejo de los recursos naturales, la expansión de los asentamientos humanos, la densidad de población, la influencia de plagas y enfermedades y los incendios forestales. Algunos autores como Camacho, et al (2011) señalan que en el Estado de México, la secuencia de cambio de ocupación de uso del suelo es la siguiente: a) el proceso inicia en el bosque, b) el bosque es talado para la apertura de espacios, c) los suelos al no tener vocación agrícola son abandonados, d) los espacios abandonados son ocupados con pastizales, o en el peor de los casos, son erosionados. En la Región Cultural Mazahua, la secuencia anterior, presenta una variación, es decir, después de que los espacios agrícolas son abandonados, éstos son ocupados con cultivos de avena o cebada, por supuesto, también son gramíneas, pero su uso está destinado a la alimentación del ganado.

En México, un reto importante consiste en que las políticas ambientales se enfoquen hacia el manejo sustentable de los recursos naturales para evitar impactos y deterioro de la calidad de vida (Camacho et al, 2011), desde luego, es necesario buscar nuevas estrategias para la subsistencia de las familias campesinas, éstas pueden ser prácticas agroecológicas con especificidad en actividades de agroforestería,  esto como propósito para  la sustentabilidad regional.

El uso de software de sistemas de información geográfica, la fotogrametría, la fotointerpretación, la cartografía automatizada y las tabulaciones cruzadas son herramientas para hacer análisis del espacio geográfico, sin embargo, fue necesario verificar los resultados en campo, pues los datos obtenidos con estas herramientas no son reales ni exactos, y por consiguiente, tampoco confiables.

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