Arturo Cesar Lopez Garcia*
Heli Hassan Diaz Gonzalez**
Universidad Autonoma de Baja California, Mexico
cesar.lopez15@uabc.edu.mxResumen
El presente trabajo pretende documentar mediante un estudio de caso realizado en Santa Lucía Miahuatlán, la participación de las mujeres indígenas en el Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria para dar solución mediante la implementación de un proyecto productivo al problema de escasez de agua, situación que había complejizado más las condiciones de marginación de la comunidad. El estudio de corte cualitativo presenta en un primer momento el sustento teórico abordando los conceptos de políticas públicas y género, se expone además un mapeo contextual sobre la región de estudio y una exploración de los sujetos involucrados. Los instrumentos utilizados para el levantamiento de la información consistieron en una serie de encuestas y entrevistas semiestructuradas. Finalmente el análisis de los hallazgos se llevó a cabo contrastando las bases de sustento teórico con los argumentos aportados por los sujetos entrevistados.
Palabras clave: Política social, Género, Mujeres indígenas, Escasez de agua, Bienestar familiar.
Clasificación JEL: I38, Q18, Q25, D63
PESA PROGRAM AND THE PROBLEM OF WATER SHORTAGE. A CASE STUDY OF INDIGENOUS WOMEN OF SANTA LUCIA MIAHUATLÁN, OAXACA
Abstract
The present study aims to document through a case study in Santa Lucia Miahuatlan, the participation of indigenous women in the Proyecto Estrategico de Seguridad Alimentaria to solve through the implementation of a productive project, the problem of water scarcity situation has become more complex over the conditions of marginalization of the community. The qualitative study presented at first the theoretical basis, addressing the concepts of public policy and gender, also outlines a contextual mapping of the study area and an exploration of the subjects involved. The instruments used for the collection of information consisted of a series of surveys and interviews. Finally, the analysis of the findings was conducted contrasting the basis of theoretical support to the arguments provided by the interviewees.
Keywords: 1. Social Policy, 2. Gender, 3. Indigenous women, 4. Water scarcity, 5. Family wellbeing.
JEL classification: I38, Q18, Q25, D63
Para citar este articulo puede utilizar el siguiente formato:
Arturo Cesar Lopez Garcia y Heli Hassan Diaz Gonzalez (2016): "El programa pesa y el problema de la escasez del agua. Un estudio de caso de las mujeres indigenas de santa lucia Miahuatlan, Oaxaca", Revista DELOS: Desarrollo Local Sostenible, n. 27 (octubre 2016). En linea:
http://www.eumed.net/rev/delos/27/miahuatlan.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/delos27miahuatlan
Uno de los grandes paradigmas en las últimas décadas a escala global ha girado en torno a la transversalización de la perspectiva de género en los múltiples escenarios en los que anteriormente no se consideraba. Este proceso ha sido arduo, encontrando como primeras evidencias una serie de movimientos llevados a cabo en la década de los setenta del siglo pasado. De este modo, el tema del género ha sido un parteaguas en los diversos espacios políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de la sociedad contemporánea.
En relación con los recursos naturales y medio ambiente, existen dos perspectivas respecto a la participación de las mujeres en el cuidado y aprovechamiento de los mismos. Rico (1998), asegura que mientras en los países del hemisferio norte la participación de las mujeres en este tema se asocia con los movimientos ecologistas y pacifistas, en los países del sur su participación tiene que ver con problemas derivados del sector forestal y la agricultura, es decir, en los países industrializados la percepción del medio ambiente tiene un carácter de proteccionismo, mientras que en los países subdesarrollados la concepción de medio ambiente gira en torno a la búsqueda de estrategias de sobrevivencia, explotando los escasos recursos a favor de su subsistencia.
Si bien las mujeres han tenido una mayor participación en las zonas rurales en México, en la mayoría de los casos ésta es motivada por la situación de pobreza extrema en que se encuentran, como lo revelan las mujeres de la sierra sur de Oaxaca, quienes en un intento por la sobrevivencia de sus familias han tenido un papel extraordinario en relación a su participación en diversos programas sociales, como es el caso del Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria1 , elemento que les ha permitido tener una mayor visibilidad en la toma de decisiones en la comunidad, transformando algunos de los rasgos culturales característicos de una sociedad con tradiciones y costumbres arraigadas.
El objetivo de este trabajo es documentar la participación de las mujeres campesinas en el programa PESA, a través de un estudio de caso en Santa Lucía Miahuatlán. Se analiza cómo a partir de la participación de las mujeres en el programa, lograron resolver el problema de escasez agua que había estado presente en la comunidad por décadas y cómo a partir de la toma de decisiones en el hogar han mejorado su alimentación, salud y economía familiar.
El marco teórico que da soporte al presente trabajo expone de manera analítica los conceptos de políticas públicas y género, el cual permite crear un primer aproximado teórico del fenómeno. Por otro lado se aborda además un marco contextual en el cual se pone de manifiesto las características relevantes de la comunidad de estudio y de los sujetos de intervención.
Este trabajo de corte cualitativo, se realiza a partir de un análisis con la información recopilada durante el trabajo de campo, llevado a cabo entre agosto de 2013 y febrero de 2014 con mujeres indígenas de la comunidad de Santa Lucía Miahuatlán. Los instrumentos empleados para la recolección de la información consistió en la realización de una encuesta a 26 hogares de las mujeres beneficiarias del PESA, y a partir de una muestra intencionada se eligió a 10 mujeres para aplicarles las entrevistas semiestructuradas, donde entre otros ejes temáticos, se indagó lo relacionado con su situación económica, autosuficiencia alimentaria, nutrición y participación productiva en el PESA. El análisis de la información se llevó a cabo mediante la triangulación de la información, contrastando los aportes teóricos con la evidencia empírica y con información de primera mano una vez realizadas las entrevistas.
Las políticas sociales enfocadas al combate a la pobreza extrema, cobran mayor relevancia en el contexto mexicano a partir de la década de 1980, periodo en que surgen programas como el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) que intentó, en su momento, subvencionar en los pobres las mejoras en salud, educación y alimentación (Meza, 2002:69). Más recientemente programas como el PESA, fomentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se ha implementado como un mecanismo para mejorar las condiciones de las familias de comunidades de muy alta marginación, de las zonas rurales.
El programa encuentra sus primeros antecedentes en el año de 1994, como respuesta ante la grave situación de pobreza en que se hallaba gran parte de los países latinoamericanos, el objetivo era asegurar la alimentación de la población a fin de reducir las tazas de hambre y malnutrición. A partir de esa fecha ha intensificado su labor con base en los acuerdos de los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación llevada a cabo en el año 1996 en la ciudad de Roma, los cuales fueron retomados por los objetivos del Milenio 2 en el año 2000 en lo referente a la lucha contra el hambre. De esa manera el PESA ha incrementado su participación en el mundo para combatir no sólo los problemas de hambre sino de la pobreza en general. Herrera (2008: 169) señala que se trata de un programa focalizado a las comunidades más pobres de los países subdesarrollados cuya finalidad es proporcionar los elementos necesarios para el acceso a una alimentación segura, nutritiva, permanente e inocua de la población rural.
La operación del PESA- México se remonta al año 2002 periodo que se encuentra marcado por la creciente población en condiciones de marginación y pobreza, condiciones que se vinculan con la inseguridad alimentaria y la subnutrición de la población, ese año el gobierno mexicano a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) operó el programa en seis estados de la república como un programa piloto, y para el año 2007 ya se extendía en las treinta y un entidades federativas.
El objetivo principal del programa consiste en contribuir al desarrollo de capacidades de las personas y familias que se encuentran en comunidades de alta marginación, para incrementar la producción agropecuaria, innovar los sistemas de producción, desarrollar los mercados locales, generación de empleos para lograr su seguridad alimentaria y el incremento en el ingreso de los hogares 3 (Sagarpa, 2011: 2).
Por otro lado, de acuerdo con López (2014 y 2015) el programa no cuenta con una perspectiva de género, es decir no posee las condiciones para que las mujeres logren su autonomía como un primer paso hacia el empoderamiento femenino, los diversos mecanismos de operación del programa no incluye estrategias de acción para que las mujeres sean independientes, sin embargo dentro de sus principios notables se encuentra la igualdad de oportunidades, afirmando que tanto hombres como mujeres pueden ser sujetos de su beneficio. Este factor es de suma importancia ya que al ser un programa que surge en el seno de la FAO está incumpliendo con uno de los objetivos del milenio, transversalizar la perspectiva de género en los programas sociales.
La comunidad de Santa Lucía Miahuatlán es cabecera del municipio del mismo nombre, pertenece al distrito de Miahuatlán en la región Sierra Sur de Oaxaca. La localidad se encuentra en una gran pendiente sobre terrenos accidentados, rodeado por una cadena montañosa, gran parte de los caminos y brechas excepto los del centro de la población se encuentran sin pavimento o concreto hidráulico.
El Coneval (2010) señala que la comunidad posee un Índice de Rezago Social muy alto, ocupando con ello el lugar número dos a nivel nacional. Santa Lucía Miahuatlán en materia educativa posee un rezago de 56.1%, carencia en el acceso a los servicios de salud de 78.1% y carencia de acceso a la alimentación de 31.4% del total de su población, lo cual ha permitido la implementación de políticas sociales de carácter nacional e internacional que han procurado el combate a la pobreza de su población.
Santa Lucía Miahuatlán, de acuerdo a los resultados que presentó el XIII Censo de Población y Vivienda en el año 2010, cuenta con una población total de 3,356 habitantes de los cuales 1,634 son hombres y 1,722 son mujeres (INEGI, 2010).
Esta comunidad pertenece al grupo etnolingüístico zapoteco del sur o zapoteco sureño, de acuerdo con el INEGI (2010) el 91.26% de la población total eran hablantes de la lengua indígena siendo un total de 3,063 personas.
En materia de educación, según datos del censo de población y vivienda 2010, la comunidad cuenta con un jardín de niños, una primaria rural, una escuela telesecundaria y un bachillerato general, posee un total de 1,062 alumnos distribuidos en los cuatro planteles educativos, pese a esto en la comunidad existe un alto índice de analfabetismo, mismo que se aprecia en los resultados del INEGI (2010). En este orden encontramos que son las mujeres las que ocupan el mayor número de analfabetas.
Cuadro 1 Población de 15 años y más analfabeta según sexo, 2010
|
Total |
Analfabeta |
Hombres |
931 |
235 |
Mujeres |
1, 059 |
553 |
Total |
1, 990 |
788 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos del INEGI, 2010.
Más del 50% de la población analfabeta de 15 años y más son mujeres, con esto se reafirma lo que Orozco asegura en un estudio realizado en el año 2008 denominado Rezago educativo femenino y Desarrollo (El caso de Santa Lucía Miahuatlán, Oaxaca), en donde expone que la situación de las mujeres en esta comunidad es grave en lo referente a educación, condición que aunado a otros factores, desembocan en buena medida en discriminación y dependencia económica.
Uno de los problemas consideraros graves en esta comunidad rural, debido a su localización geográfica, es la carencia de recursos hídricos en los hogares para consumo humano. El problema se acentúa más aun si se considera que la principal recolectora y dotadora de agua en el hogar es la mujer, recorriendo desde muy temprano largos tramos de camino y veredas para llegar a los escasos depósitos naturales de agua para acarrearlo hasta sus hogares.
Con respecto a nuestros sujetos de estudio, que corresponde a un total de 26 mujeres encuestadas, el primer elemento que resaltamos es la edad, y en este orden la edad de las mujeres fluctúa de entre 30 y 64 años. Mediante el cálculo de la media aritmética encontramos que el promedio de edad de este grupo de personas es de 43 años. En torno al nivel educativo de las mujeres encuestadas, encontramos que cuatro de ellas tienen estudios de primaria y cuatro más acudieron a la secundaria. El resto del grupo (18 mujeres) no tienen estudios, es decir más de la mitad de las mujeres encuestadas no sabe leer ni escribir, reflejando de este modo la situación que se vive en Santa Lucía Miahuatlán, donde el acceso a la educación había sido un privilegio sólo para varones, superponiendo a las mujeres a las actividades del hogar, perpetuando de ese modo su rol reproductivo.
Hasta el momento hemos contextualizado el espacio geográfico y sujetos de intervención, sin embargo es necesario contextualizar los referentes teóricos sobre los que versa el estudio, lo que atenderemos en el siguiente apartado.
Un elemento primordial sobre el que versa el diseño de las políticas públicas para el ámbito rural tiene que ver con la marginalidad, en este orden, como una medida del estado mexicano para apoyar el desarrollo social en zonas de alta y muy alta marginación, ha implementado una serie de acciones enfocadas a la creación de organizaciones de sociedad civil, encaminadas a lograr un mayor dinamismo rural, teniendo por objetivo promover la participación, organización, y representación de los sectores más pobres en la toma de decisiones y elaboración de políticas públicas (Méndez, 2010; 425). Este apartado tiene por objetivo hacer un recorrido analítico de los principales referentes teóricos que darán soporte a la investigación, para ello acudiremos a los conceptos de políticas públicas y género.
Una política pública de acuerdo con Gavilanes (2010: 156) se define como un proceso integrador de decisiones, acciones, inacciones, acuerdos e instrumentos, adelantado por autoridades públicas con la participación eventual de los particulares, y encaminado a solucionar o prevenir una situación definida como problemática. La política pública forma parte de un ambiente determinado del cual se nutre y al cual pretende modificar o mantener.
En este apartado resulta conveniente hacer una distinción entre políticas públicas y sociales. Mientras que la primera, de acuerdo con diversos autores (Dye, 1992; Many y Thoenig, 1992; Thoenig, 1998) se refiere a un conjunto de estrategias de orden político para resolver problemas de carácter colectivo en cualquier escenario, para Ziccardi (2008: 128) las políticas sociales “son un tipo particular de políticas públicas, que tienen como principal objetivo crear condiciones de equidad social, así como promover y garantizar el ejercicio de los derechos sociales”. Entre éstas pueden mencionarse las políticas de salud, educación, vivienda, y recreación, las cuales se dirigen al conjunto de la ciudadanía adoptando criterios de universalidad porque son parte de la responsabilidad social del Estado. Un tipo particular de políticas sociales lo constituyen las denominadas políticas sociales de atención, reducción o combate a la pobreza que se registran en las sociedades latinoamericanas y su propósito es sacar de la condición de miseria a quienes aún no han alcanzado el piso básico de la supervivencia (Abranches et´ al, 1994).
Dado lo anterior, nuestra investigación hará énfasis de manera principal a una política social focalizada como es el caso del PESA, misma que está dirigida, de acuerdo con las reglas de operación, a la población campesina rural que habitan en comunidades consideradas de muy alta marginación, el actor encargado de operar el programa PESA en las comunidades rurales es la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), que se define como la instancia encargada de operar el programa en cada una de las comunidades rurales, la primera tarea consiste en hacer una promoción del programa ante las autoridades municipales mediante una asamblea comunitaria para determinar si el programa operará en la localidad o no (López, 2014: 62-63). Por lo tanto la operación del programa requiere necesariamente de la aprobación de las autoridades municipales, quienes se encargan además de brindar todas las facilidades a los operarios del programa.
Aguirre (2011: 13) señala además que las ADR son las encargadas de operar la metodología del PESA en la comunidad, llevando a cabo acciones de coordinación interinstitucional para lograr mayor eficiencia y concurrencia en los programas. Además promueve el fortalecimiento de la gestión local a través de la formación de líderes y del fomento de la organización.
El género ha sido un tema de debate en las ultimas décadas, sobre todo por la insistente lucha por parte de diversos organismos y organizaciones para transversalizar su perspectiva en los diversos escenarios en donde no ha logrado tener visibilidad.
Contextualizando de manera breve la teoría del género y desarrollo, Moser (1988) como principal exponente de esta corriente advierte que el género en las políticas públicas, es considerado por los planeadores a partir de la década de los ochenta, cambiando con ello, los paradigmas de la tradicional hechura de políticas. En este sentido la autora asegura que los formuladores de políticas empezaron a desplazar el centro de su atención de una preocupación universal por programas orientados hacia la asistencia y centrados en la familia, para los cuales la maternidad era el rol más importante de la mujer en el proceso de desarrollo, hacia una variedad de enfoques que hacen hincapié en el rol productivo de la mujer.
Ahora bien, respecto a las políticas sociales con enfoque de equidad Barrios et al (2007:7) considera como un elemento central las diferencias sociales, determinadas por factores como el género, la clase social, la pertenencia étnica, etc., fundamentales para entender las estrategias de supervivencia y las prioridades de las comunidades locales, teniendo como objetivo que todos los habitantes de las comunidades tengan voz en el proceso. Lo anterior promete, por lo tanto, que las políticas con este enfoque busquen la participación integral e incluyente de la ciudadanía local.
Lo anterior, permite identificar que el diseño e instrumentación de las políticas sociales dirigidas a las mujeres rurales se enfocan prácticamente a actividades agrícolas, esto se debe en parte a los estigmas que los planeadores y hacedores de políticas tienen con relación a la población que habita en los medios rurales de las diversas regiones del país, basándose en supuestos para diseñar los programas sociales dirigidos a las mujeres del campo, Campaña (1992: 26) asegura que los programas y proyectos dirigidos a las mujeres campesinas parten de cuatro supuestos:
De allí que la mayoría de proyectos tiendan a la mejora del autoconsumo familiar, al aumento del ingreso y hacia la salud de la familia, especialmente a la salud infantil (Hidalgo, 2002: 35), enfocando sus estrategias, como lo menciona Campaña (1992) al diseño de proyectos agrícolas como la implementación de huertos de hortalizas y árboles frutales, crianza de animales, elaboración de dulces y conservas, bordados, textiles y demás de carácter manual. Un aspecto importante que habría que mencionar es la vinculación que en muchas ocasiones existe a raíz de este tipo de proyectos entre las mujeres y el medio ambiente, tal es el caso del cuidado del agua en las comunidades.
Cabe señalar que en el año 1992 mediante la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente celebrada en Dublín, se destacó el papel importante que juega la mujer en las comunidades como la principal gestora, cuidadora, administradora y proveedora del agua. Ello dio lugar a una nueva corriente que Mellor (2000) define como ecofeminismo en la que se explora la relación de la mujer con el entorno ambiental.
Diversos autores (Verheijden, 2007; Gutierrez, 2013) señalan que tradicionalmente las mujeres responsables en las organizaciones de usuarios de agua, se enfrentan a su cuestionamiento de su papel tradicional como mujeres: madres, esposas y/o hijas, es decir, se les encasilla nuevamente en las labores domésticas, cuando en realidad son ellas quienes asumen, además del trabajo doméstico, la responsabilidad en el manejo del recurso del agua. Al ser ellas las portadoras de esta responsabilidad, en diversas ocasiones tienen que ir en busca de este recurso a donde sea necesario, invirtiendo gran parte de su tiempo del día para conseguirlo, Sontheimer (1991: 121) asume que las mujeres y los niños a menudo pasan ocho o más horas al día acarreando agua contaminada de las fuentes de agua que, a causa de la sequía, se vuelven cada vez más distantes.
Los enfoques antes expuestos, proponen la inclusión de las mujeres en las estrategias del gobierno para mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias, este análisis lo vamos a realizar considerando las aportaciones de las mujeres a partir de sus roles en el hogar, en particular con el productivo no remunerado, tomando en cuenta que son las mujeres las encargadas principales de las actividades domesticas incluyendo la búsqueda del agua.
Si bien existe una diversidad de estudios referentes a la participación femenina en políticas sociales de combate a la pobreza, para fines de este proyecto estaremos rescatando algunos elementos que se espera enriquezcan la investigación. En primer lugar, se abordará al grupo étnico zapoteco del sur, del cual se tiene poca evidencia documentada, los trabajos que se han realizado en torno a esta etnia, están dirigidos a exponer las fiestas y sus costumbres en torno a la elección de autoridades. Nuestro trabajo va más allá, pues abordaremos cómo un grupo de mujeres de esta comunidad está participando en una política social internacional, y cómo esta participación ha impactado en su bienestar familiar, tomando en consideración que la comunidad se caracteriza por tener costumbres y tradiciones arraigadas, sobre todo en temas relacionados con el género.
El PESA, comienza sus operaciones en Santa Lucía Miahuatlán el mes de noviembre del año 2011, la agencia encargada de llevar a cabo las primeras gestiones con las autoridades municipales para introducir el programa en la comunidad es la Agencia de Desarrollo Rural “Por un futuro con historia A. C” 4. El motivo por el que inició operaciones ese año y no antes, se debe a que no había existido disposición por parte de la autoridad municipal por implementar el programa en la comunidad, como tampoco interés por alguna de las ADR de la región.
Las primeras actividades de la ADR “Por un futuro con historia A. C.” estuvieron encaminadas a la promoción del programa, sensibilizando a las autoridades municipales, haciendo para ello, varias visitas como lo asegura el agente de desarrollo rural en la comunidad y a quien las beneficiarias identifican como el técnico. Una vez que las autoridades estuvieron de acuerdo, se hizo la invitación a la población en general:
En un primer momento fuimos con las autoridades municipales, todo el cabildo, […] de ahí a las rancherías, junto con los representantes, una vez que lo valoraron, lo validaron se hizo una convocatoria abierta a través de vocear a toda la comunidad (no hay ninguna comunidad que no tenga su aparato de sonido) y se les invitó a todos a una reunión de información, se dio a conocer todo, pero en un primer momento, también nosotros hemos sido muy enfáticos siempre con la gente de que no se les va a regalar nada, solo capacitación y trabajo y de esa manera la gente que ha querido trabajar ha estado con nosotros ¿no? pero fue una convocatoria abierta (Operador del programa PESA).
Lo anterior nos permite dar cuenta que son las ADR las que salen a campo a promocionar sus servicios con las autoridades municipales. Este dato es importante porque una vez que tienen la aceptación de las autoridades se continúa con la elaboración de un diagnóstico tanto regional como local que los operarios denominan visión comunitaria, y tiene que ver con la identificación de fortalezas y debilidades tanto de la región como de la localidad, el objetivo es valorar los posibles proyectos que en un momento determinado promoverán ante los beneficiarios.
Como ya se mencionó, Santa Lucía Miahuatlán es una comunidad considerada de muy alta marginación según datos del Conapo (2010) y Coneval (2010). Entre los principales problemas que presenta la población se halla el de la escasez de alimentos y pobreza material, aunado también a la falta de servicios públicos y entre ellos el de mayor relevancia: la disponibilidad de agua en el hogar.
Durante las entrevistas, las mujeres beneficiarias del PESA comentaron que el motivo por el que decidieron participar en el programa fue por los beneficios que podrían recibir de éste. Ya que los técnicos les dijeron en las primeras pláticas introductorias que con este programa ellas podrían salir adelante junto con sus familias. En este sentido todas las entrevistadas aseguraron que la razón principal de su participación fue la necesidad de apoyos por parte del gobierno, sobre todo para resolver el problema de la falta de agua y alimentos. Entre los argumentos se tienen los siguientes, tal como lo muestran los siguientes argumentos:
[…] entré para resolver el problema del agua, para estar mejor en la familia, para tener limpios a nuestros hijos, para mejorar la alimentación de nuestra familia (Beatriz, beneficiaria del programa).
[…] por los apoyos, en las primeras pláticas vimos a otros grupos con proyectos y vimos que tenían sus plantas y sus animalitos y eso me gustó para entrarle porque no tenemos agua (Martha, beneficiaria del programa).
[…] por los apoyos, lo que me gustó es que nos dijeron que con el proyecto iba a mejorar nuestra alimentación y de veras que es cierto, porque con el tanque tenemos más agua y se conserva limpia, también me gustó porque nos dijeron que íbamos a poner poco dinero (Ana, beneficiaria del programa).
Para el caso de las mujeres de Santa Lucía Miahuatlán, como ya lo hemos venido advirtiendo, uno de los principales problemas que ellas reconocieron y expresaron en repetidas ocasiones es la escasez de agua en la comunidad, argumentando que el problema no es propio de una sección del pueblo, sino es un problema generalizado que no permite la satisfacción adecuada de diversas actividades como la preparación adecuada e higiénica de alimentos, aseo personal, limpieza de la vivienda, trastes, ropa, etc. Entre los principales problemas que diagnosticaron las mujeres de la comunidad en torno al agua se tienen los siguientes:
Es que aquí (Santa Lucía Miahuatlán) no hay agua siempre todos los días, […] mira este, yo compré unos botes, muchos botes que andan por ahí en los lavaderos, pero luego viene el viento y lo ensucia, le tira basura (Alicia, beneficiaria del programa).
[…] Pues este, como le digo el agua de nosotros viene de un manantial viene de un nacimiento lejos, tuvimos que hacer muchos gastos para comprar las mangueras para llegar al nacimiento del agua y así tener nuestro propio agua, pero como todo se regaba no teníamos en qué, no nos alcanzaba para comprar las cositas, los botecitos y todo para ahorrar el agua, pues se nos hacía difícil almacenarlo, era un problema de todos los días (Mónica, beneficiaria del programa).
[…] Pues así, cuando no alcanzaba el agua que teníamos, nos íbamos a buscar a otra casa aunque sea una cubeta o dos cubetas pa’ poner la comida nada más y ya, no alcanzaba ni para bañarnos (risa) menos para sembrar nuestras plantitas (Ana, beneficiaria del programa).
Por otra parte, de acuerdo con Campaña” (1992: 26), una de las características de las mujeres campesinas en los contextos rurales es que éstas “tienen huertas, crían animales pequeños y hacen artesanías para alimentar a sus familias y obtener recursos económicos o en especie”. En este sentido, en las mujeres de Santa Lucía Miahuatlán se observó el gusto por la siembra de hortalizas y cuidado de animales pequeños. El problema del agua afectaba también estas prácticas, pues las mujeres carecían de posibilidades no sólo de sembrar sus plantitas, sino que al no hacerlo, esto incidía directamente en la producción de sus alimentos, pues en las comunidades rurales la mayor parte de los productos alimenticios se producen en casa. En otras palabras la falta de agua afectaba las actividades reproductivas y productivas de las mujeres.
Un elemento que vale la pena reafirmar y de acuerdo con lo expuesto por Zicardi (2008) es que el PESA es una política de carácter social, ya que tiene por objetivo combatir la pobreza alimentaria de las comunidades rurales mediante la implementación de proyectos estratégicos. Llama la atención la forma en que los operadores involucran a las beneficiarias, el objetivo es que sean ellas mismas quienes detecten sus problemas, así mismo sean ellas también quienes planteen alternativas de solución.
Previo a la elección, el operador del programa presentó los proyectos que debía atender a todos los beneficiarios por igual, los proyectos que se propusieron en un primer momento fueron las estufas ahorradoras de energía y baños ecológicos, sin embargo, debido a la constante y repetitiva problemática hallada en los argumentos de las beneficiarias referente al agua, se decidió construir tanques de almacenamiento de agua para consumo humano.
Las beneficiarias aplaudieron esta decisión considerando que toda la comunidad padece la misma problemática. Ninguna de las beneficiarias se opuso al proyecto, por lo tanto la ADR iniciaría las gestiones necesarias para el financiamiento del proyecto.
[…] Nosotros trabajamos tres momentos, que son la parte promocional, hogar saludable y generación de ingresos, en la primera se trabajan las necesidades que tiene que ver con el hogar, es decir se les promueven proyectos sustentables para mejorar las condiciones básicas de subsistencia tales como la construcción de estufas para reducir el consumo de leña y para no enfermarse de las vías respiratorias, baños ecológicos, comedores comunitarios, entre otros. […] A partir de ahí vas viendo qué gente responde y si tiene ese compromiso y ganas de querer salir adelante, los vas seleccionando y vas aumentando el grado de dificultad para pasar a las siguientes etapas (Operador del programa pesa).
El proyecto denominado tanque de almacenamiento de agua para consumo humano, se refiere a la construcción de un tanque para almacenar agua con capacidad de 10,000 litros. El material para la elaboración del tanque incorpora tanto elementos tradicionales como modernos, esto es, se trata de un modelo de tanque de ferrocemento pero barnizado con baba de nopal y cal, que son materiales de la región, esta mezcla funge como sellador natural.
Para la construcción del tanque de agua, el técnico convocó a una capacitación en la casa de una de las beneficiarias, el objetivo era que entre todos (beneficiarias y esposos) construyeran un tanque muestra, al respecto las mujeres comentan:
El tanque lo hicimos entre todos, llegaron los materiales a todos los que recibieron el tanque, o sea a todos los que entramos en el proyecto, todos se ayudaron a unos y a otros a cargar el material, hacer que llegue a la casa de cada quien, igual se hizo el tanque, apoyándose a unos y a otros, y los que de veras no quisieron apoyar entonces sí tuvieron que contratar a gente para acarrear el material, para que se lo construyeran. Pero a los que si ayudamos a otras personas a construirlo también nos ayudaron y luego al vecino y así con todos (Mónica, beneficiaria del programa).
[…] si, desde antes que nos dieran el tanque de agua nos dijeron que cómo tenía que ser, cuanto iba medir, y luego hicimos también un tanque muestra en la casa de una beneficiaria, estuvimos todo el día, fuimos todas las beneficiarias pero también fueron nuestros esposos, ellos lo hicieron, nosotros pusimos el alambre, luego nos pusimos a cocinar y a dar de comer. Después como vimos cómo quedó el tanque hicimos los demás tanques en todas las demás casas, hubo algunas que no fueron y ya no quedaron en el siguiente proyecto (Ana, beneficiaria del programa).
Las mujeres entrevistadas aseguraron apoyar en las actividades diversas de cada uno de los tanques, las actividades principales de las mujeres consistieron en el tendido del alambre durante la construcción del tanque así como a acarrear el agua, la parte que requirió de más fuerza como levantar los armazones, hacer la mezcla, acarrearla, aplanado y aplicación del sellador, le realizaron los esposos.
A seis meses de la instalación del tanque de almacenamiento de agua para consumo humano, en los hogares de las beneficiarias sus vidas han cambiado significativamente, en primer lugar, uno de los problemas que las mujeres dijeron haber solucionado con el tanque de agua, hace referencia al mejoramiento de la alimentación, pues no sólo se dispone de agua para cocinar de una forma más higiénica, sino además les dio la oportunidad de contar con huertos familiares lo que provee al hogar de hortalizas, las cuales mejoran su dieta alimenticia; por otro lado, se tiene que con la instalación del tanque de agua, ellas resolvieron el problema de acudir a otras casas para solicitar del recurso, así como tener la posibilidad de almacenamiento y disponer del líquido en el momento que lo deseen e incluso llegar a compartir el agua con los vecinos.
Pues este fue un proyecto bueno para mí porque está sirviendo mucho, antes no había agua como ahorita pues, y ahorita hay mucho para lavar, para tomar, para todo, por eso me gusta, ahorita otros quieren entrar solicitar ese tanque, pero quien sabe si vaya a ver, a los que nos tocó fuimos afortunados (Ana, beneficiaria del programa).
[…] pues llevamos dos años en el PESA y nos han ayudado con el tanque, pues para mí ha sido un avance, porque ya almacenamos agua no como antes que no había o no se podía guardar, […] creo que de muchas formas, tenemos más alimento, tenemos más hortalizas, tenemos nuestros animales si nos han ayudado más (Mónica, beneficiaria del programa).
Otro problema que también se resolvió es el aseo personal de cada una de las familias beneficiarias. Se presume que ahora al contar con el tanque de agua y con alimentos preparados con mayor higiene, puede repercutir en el desarrollo intelectual de los niños, así como la disminución de las tasas de inasistencia escolar a causa de enfermedades, lo que conlleva a un mejor aprovechamiento por parte de los estudiantes. Las dimensiones de salud y educación no se encuentran claramente especificadas en el diseño del programa como lo hacen otros programas sociales en los que también participan las mujeres entrevistadas.
En relación con las dinámicas del hogar, se realizó una pregunta para indagar si la carga de trabajo había aumentado o disminuido a partir de su participación en el programa, tomando en consideración que las mujeres ahora disponen de agua en los hogares, por un lado. Por otro lado también es conveniente considerar que además de la carga de trabajo doméstico ellas también tienen que acudir a reuniones, capacitaciones, platicas etc. propias del PESA.
Pues este, pues yo creo que mi trabajo ha disminuido porque los técnicos siempre nos vienen a enseñar qué tanto las mujeres tienen que acompañar a los hombres y los hombres tienen que acompañar a las mujeres. Entonces ahora nos apoyamos más y el trabajo es menos (Alicia, beneficiaria del programa).
Entre los diversos argumentos, las mujeres afirmaron que a partir de la instalación del tanque de agua trabajan más tiempo, pues ahora además de las actividades domésticas que ya tenían, ahora deben atender sus huertos. Por otra parte, adoptaron nuevas dinámicas de trabajo en el hogar pues ahora acostumbran a lavar la ropa todos los días, asear a los niños, lavar los trastes, cosas que antes hacían en días particulares, puesto que era más difícil conseguir agua.
Cuando se les preguntó si contaban con mayor tiempo para estar con sus hijos, la mayoría de las entrevistadas dijo que tenía más tiempo porque ahora ya no salían a conseguir el recurso a otras casas o a los manantiales del pueblo, una dijo que la situación era igual que seguía teniendo el mismo tiempo y qué hace las mismas actividades que antes, una mujer afirmó que ahora dispone de menos tiempo, pero se debe no sólo por su participación en el programa PESA, sino por las múltiples actividades que realiza en otras instancias en donde participa.
[…] bueno, yo dispongo de más tiempo, porque ya no voy a traer agua a la casa de la vecina (Ana, beneficiaria del programa).
Con los hallazgos presentados, se podría advertir que la participación de las mujeres en las políticas sociales en los contextos de pobreza es orillada precisamente para solventar aquellos problemas que las aqueja, principalmente de carácter alimenticio, dando pie a la búsqueda de estrategias de sobrevivencia, con esto se reafirma lo expuesto por Moser (1998), quien advierte que la participación de las mujeres en las estrategias de desarrollo, buscan precisamente un bienestar para sus familias.
El caso de Santa Lucía Miahuatlán no es la excepción, y en un entorno machista, con normas culturales bastante arraigadas, un grupo de 26 mujeres deciden romper la brecha de la inequidad de participación para hacer frente a un problema que es más fuerte que las construcciones sociales en torno a las diferencias de género: el bienestar familiar.
Aunque en algunas situaciones, la participación femenina en el campo de las políticas públicas es un hecho cuestionable, sobre todo porque con este factor aumenta considerablemente la carga de trabajo de las mujeres dando pie a la doble y hasta triple jornada laboral, para el caso de las mujeres indígenas de Santa Lucía Miahuatlán uno de los mayores beneficios es la gestión y obtención del tanque de agua, pese a que ahora poseen una mayor carga de trabajo, todas ellas dijeron sentirse afortunadas porque resolvieron de manera exitosa un problema que les había aquejado de por vida, incidiendo además en el desarrollo de sus familias.
Uno de los problemas sociales de mayor trascendencia en las naciones consideradas en vías de desarrollo es precisamente la pobreza, la misma que se ha denotado afecta en mayor proporción a las mujeres, conocida por diversas investigadoras como Moser (1998) y Boserup (2007) como pobreza femenina o feminización de la pobreza. Al respecto se destaca que las mujeres de mayor vulnerabilidad son aquellas que habitan en las zonas rurales donde la situación de la pobreza femenina es considerada de las más graves, no sólo por las limitaciones económicas sino además por ser mujeres que no tienen acceso a la educación, no cuentan con una alimentación adecuada, y dado los contextos culturales y étnicos a los que pertenecen son víctimas de la subordinación masculina y prácticas machistas que forman parte del vivir y sentir diario de las comunidades.
Con esta investigación se pudo observar que en Santa Lucía Miahuatlán la pobreza es transversal y dentro de este mundo de carencias existen factores de urgente atención como es el caso de la falta de agua. Durante la operación del programa, los técnicos tuvieron la posibilidad de proponer diferentes proyectos como las estufas ahorradoras de energía y baños ecológicos, sin embargo debido a las inquietudes de las beneficiarias por la escasez de agua, se determinó por construir un tanque de almacenamiento de agua para consumo humano a cada familia, hasta ese momento no se imaginó la magnitud del impacto de este proyecto, pues no sólo cambió la dinámica familiar, sino mejoró notablemente la vida de las familias beneficiarias, según los argumentos de las mismas mujeres.
Llama la atención un fenómeno que surge a partir de la elección del tanque de agua, pues desde un primer momento, las mismas mujeres fueron quienes lo eligieron y a partir de la instalación del mismo, han sido ellas prácticamente las principales administradoras, pues ellas son las encargadas de aprovechar este recurso en los hogares. Reafirmando de este modo lo señalado por Mellor (2000), Verheiden (2007) y Gutiérrez (2013), quienes señalan que son las mujeres las principales cuidadoras y administradoras del agua en los hogares.
Un factor importante, que no puede quedar fuera de contexto es la apropiación por parte de ellas hacia el proyecto, pues al ser de su elección y al ser ellas las administradoras, es común que se refieran al proyecto como mi tanque. Ellas argumentan que con este proyecto no sólo tienen agua limpia que destinan para el uso humano, como es la alimentación, aseo personal y aseo de la casa, sino que les permite además llevar a cabo prácticas que caracterizan a las mujeres indígenas de la comunidad, la producción de hortalizas a través de huertos familiares, en donde siembran entre otras cosas, repollo, lechuga, rábano, cilantro, chile, tomate, zanahoria y flores.
Finalmente un aspecto más que vale la pena rescatar es la puesta en práctica de valores humanos como el tequio o la guelaguetza (voz zapoteca que significa cooperar) y que representa un rasgo característico de las comunidades oaxaqueñas, este factor viene a colación porque las beneficiarias argumentaron que la escasez de agua al ser un problema en toda la comunidad, con la instalación del tanque no sólo se beneficiaron ellas sino además aprendieron a compartir el líquido con otras familias carentes del recurso, por lo tanto se podría concluir que el tanque de agua, debido al uso que se le ha dado y a la cantidad de personas que está beneficiando, se convierte en un proyecto estratégico que está generando un beneficio no sólo familiar sino comunitario.
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* Licenciado en Administracion Municipal por la Universidad de la Sierra Sur de Oaxaca, Especialista en Competencias Docentes por la Universidad Pedagogica Nacional. Maestro en Desarrollo Regional por el Colegio de la Frontera Norte y doctorando en el programa de Estudios del Desarrollo Global por la Universidad Autonoma de Baja California, Mexico. Becario por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (CONACYT) desde el ano 2012.
** Ingeniero en Desarrollo Territorial por la Universidad Autonoma de Chihuahua. Egresado de la Maestria en Desarrollo Regional de El Colegio de la Frontera Norte y estudiante del programa de Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Estudios Regionales por El Colegio de la Frontera Norte. Becario por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (CONACYT) desde el ano 2012.
1 En adelante mencionaremos a este programa social con las siglas PESA.
2 Los Objetivos del Milenio acordados en el seno de las Naciones Unidas fueron: 1) Erradicar la pobreza extrema y el hambre; 2) Lograr la enseñanza primaria universal; 3) Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; 4) Reducir la mortalidad infantil; 5) Mejorar la salud materna; 6) Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; 7) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; 8) Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
3 Cabe resaltar que el objetivo general del programa, no menciona elementos importantes como la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, sin embargo en el diseño del programa estos elementos son retomados y considerados de manera primordial, tomando en consideración que en la práctica muchos de los proyectos que se ejecutan en campo tienen que ver con el cuidado del medio ambiente, así como la recuperación de zonas erosionadas o descuidadas por el hombre.
4 La Agencia de Desarrollo Rural “Por un Futuro con Historia Asociación Civil” inició sus operaciones el 08 de abril del 2008, operando en diversas comunidades de la sierra sur de Oaxaca. Los objetivos de la ADR son de acuerdo con la Sagarpa: promover, identificar, gestionar, poner en marcha y dar seguimiento a los proyectos que se hayan planeado de manera conjunta en las comunidades. Los proyectos promovidos estarán dirigidos, en el corto plazo, a obtención de alimentos y la disponibilidad de agua, la alimentación adecuada y al incremento de ingreso; y en el mediano plazo la puesta en marcha de proyectos dirigidos a establecer procesos de desarrollo microrregional.
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