Revista: DELOS Desarrollo Local Sostenible


LAS ÁREAS PROTEGIDAS COMO ESPACIOS PARA FOMENTAR EL DESARROLLO SOSTENIBLE Y EL TURISMO COMUNITARIO. UN ESTUDIO DE CASO EXITÓSO

Autores e infomación del artículo

Francisco Orgaz Agüera
Salvador Moral Cuadra
franorgaz@hotmail.com
Universidad de UTESA


RESUMEN
Las áreas protegidas son zonas naturales de gran valor ecológico, donde se pueden realizar diferentes actividades en contacto con la naturaleza, siempre y cuando no se deteriore el área natural. En este sentido, el Monumento Natural Saltos de la Damajagua es un caso de éxito en lo referente a desarrollo sostenible, gestionándose un recurso a través del turismo comunitario, ofreciendo beneficios a las comunidades locales y fomentando la conservación del área natural. El objetivo de este artículo es analizar un caso de éxito sobre turismo comunitario sostenible en República Dominicana, con la finalidad de que se implemente en otras áreas protegidas del país. La metodología ha consistido en una combinación de fuentes primarias (entrevista y observación participante) y secundarias (revisión de la literatura científica y manuales del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales).

PALABRAS CLAVE
Áreas protegidas; Desarrollo Sostenible; Turismo Comunitario;Recursos Naturales; República Dominicana.

ABSTRACT
Protected areas are natural areas of high ecological value, where you can perform various activities in contact with nature as long as the natural area is not damaged. The Natural Monument Saltos de la Damajagua is an example of success in terms of sustainable development, a resource to be managed through community-based tourism, offering benefits to local communities and promoting the conservation of the natural area. The purpose of this paper is to analyze a case study on sustainable community-based tourism in Dominican Republic, in order to be deployed to other protected areas in the country. The methodology consisted of a combination of primary and secondary sources.

KEY WORDS
Protected Areas, Sustainable Development, Community-based Tourism; Natural Resources; Dominican Republic.


Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Francisco Orgaz Agüera y Salvador Moral Cuadra (2014): “Las áreas protegidas como espacios para fomentar el desarrollo sostenible y el turismo comunitario. Un estudio de caso exitóso”, Revista DELOS: Desarrollo Local Sostenible, n. 20 (junio 2014). En línea: http://www.eumed.net/rev/delos/20/turismo.html


1. INTRODUCCIÓN

El estudio de las áreas protegidas viene siendo objeto de análisis por parte de diversos investigadores y académicos (Orgaz Agüera, 2014). Estos lugares suelen contar con una legislación para garantizar el uso adecuado de las actividades en ellas, normalmente ejecutada por el Gobierno del país donde se localiza el área protegida, y según Brenner (2006), se crean con el objetivo de conservar el patrimonio natural mundial.

Así, Job (2000: 36) habla de áreas protegidas para hacer referencia a los “territorios jurídicamente declaradas para la conservación de la biodiversidad y los recursos naturales. Son áreas de por lo menos 1.000 hectáreas, pero por lo general más de 10.000 hectáreas”. Por lo tanto, se excluyen zonas protegidas menores de 1000 hectáreas (Brenner, 2006). En concreto, lo definido anteriormente se refiere al concepto del Área Natural Protegida (ANP).

Estas áreas naturales son propicias para mejorar el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales y fomentar la conservación de la naturaleza, y por tanto, contribuyen con el desarrollo sostenible del área geográfica. También, estas zonas naturales pueden ser explotadas de diversas maneras, siendo una de ellas el turismo comunitario, que tiene que ver con la gestión y planificación de los recursos turísticos por parte de la población local.

En este sentido, el objetivo de este artículo es analizar un caso de éxito sobre turismo comunitario sostenible en un país en vías de desarrollo. En concreto, el área de estudio pertenece al Monumento Natural Saltos de la Damajagua, localizado al norte de República Dominicana, en la provincia de Puerto Plata. La metodología empleada para desarrollar esta investigación ha consistido en una combinación de fuentes primarias y secundarias. Las primeras han consistido en una entrevista con el administrador del área protegida, que tenía como finalidad conocer algunos datos y características sobre el área protegida; además, también se ha realizado la técnica denominada observación participante, visitando el área protegida y participando “in situ” en el principal recorrido ecoturístico ofertado. Por su parte, las fuentes secundarias utilizadas han sido la revisión de la literatura científica sobre el tema y manuales del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de República Dominicana, que es el encargado de gestionar las áreas protegidas del país.

Para conseguir los objetivos marcados en este trabajo, este artículo se ha estructurado, tras esta introducción, en un segundo apartado, donde se hace un marco teórico sobre el desarrollo sostenible, y en un tercer apartado donde se hace lo propio con el turismo comunitario. En un cuarto apartado se hace una explicación sobre las categorías de áreas protegidas de República Dominicana. El quinto apartado versa sobre la explicación del Monumento Natural Saltos de la Damajagua. Por último, se muestran las conclusiones de este análisis teórico. Al final se enumeran las referencias bibliográficas utilizadas en esta investigación.

 

2. DESARROLLO SOSTENIBLE

El origen del concepto de desarrollo sostenible se encuentra en el Informe Brundtland en 1987, fruto de los trabajos realizados  a través de la Agenda 21 (Orgaz Agüera et al., 2013).Algunos autores han intentado dar una definición de lo que es el desarrollo sostenible, destacando a Gallopín (2003), el cual lo define como un término que denota capacidad de mantenimiento en el tiempo de una situación o condición, como puede ser por ejemplo, la búsqueda de la explotación sostenible de un bosque, si bien, el concepto de desarrollo implica específicamente un cambio de situación o condición, y no de su mantenimiento, por lo que dicho proceso de cambio puede o no ser  sostenible. Por otro lado, Urteaga (2009) lo define como aquel desarrollo que responde a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de responder a las suyas, siendo la definición que representa más fielmente los principios de la sostenibilidad.

Relacionado con lo anterior, cabe destacar lo que se conoce como triángulo de la sostenibilidad, que se centra en un proceso de desarrollo definido en términos del mejoramiento de la calidad de vida de los humanos, siempre que se base en el despliegue de las potencialidades humanas, sociales, psicológicas y culturales (Orgaz Agüera et al., 2013). El triángulo de la sostenibilidad se centra en tres vértices básicos, como son el social, el ambiental y el económico, aunque como indican Rocutset al. (2009) puede aparecer un cuarto vértice: el político-institucional (Figura 1).

A través de esta cuarta dimensión, la empresa, además de los objetivos sociales, económicos y ambientales, ha de buscar conseguir sus objetivos empresariales, mejorando los resultados entre todos los grupos de interés o stakeholders. Para comprender mejor que es el triángulo de la sostenibilidad, basta con observarla figura 2, la cual indica las interacciones a seguir para que pueda llevarse a cabo un desarrollo completamente sostenible del destino.

Siguiendo el triángulo anterior, para que un destino sea completamente sostenible ha de alcanzar una equidad entre lo económico y lo social, y debe ser soportable desde un punto de vista social y ambiental, y viable desde un prisma económico y ambiental, para finalmente alcanzar la sostenibilidad del destino. Para alcanzar lo anterior, es indispensable desarrollar una serie de estrategias dentro de cada uno de los vértices para lograr el objetivo final común. En este sentido, en el caso de lo social es indispensable:

  • Desarrollo justo: Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos, y por tanto, todos somos iguales.
  • Conductas antisociales: A los recursos tienen acceso todas las personas de igual manera, independientemente de sus estatus social, religión, raza, etc.
  • Solidaridad intergeneracional: Podemos hablar de que el planeta no es de nosotros, sino de las generaciones futuras, y por ello, se debe conservar para su disfrute.
  • Solidaridad interterritorial: Todos los territorios tienen el mismo derecho a crecer, ya sea desarrollados o  en vías de desarrollado.

En el ámbito económico es necesario que las sociedades se encaminen por sendas de crecimiento económico que generen verdaderos ingresos en las comunidades locales, evitando políticas a corto plazo que provoquen el empobrecimiento a largo plazo, estableciendo estrategias como:

  • Sana administración macroeconómica: Entre las medidas a tomar se encuentra una aplicación de políticas fiscales prudentes, así como el mantenimiento a largo plazo de la balanza de pagos.
  • Producción Agrícola: Fortalecer la seguridad en el suministro de alimentos, mejorar la inversión pública en la agricultura, administrar adecuadamente las cuencas hidrográficas y mejorar la reforestación del destino.
  • Crecimiento con alivio de la pobreza: El desarrollo empresarial de un destino debe contar con mano de obra y empresarios locales, con la misión de mejorar el desarrollo socioeconómico de la población local. Esto se hace más relevante en los países en vías de desarrollo.

Finalmente, y hablando del componente ambiental y tal y como señala Mesino Rivero (2007), la dimensión ambiental se fundamente en el mantenimiento de la integridad, buscando la productividad a largo plazo de los sistemas que mantienen la infraestructura ambiental, y por ende, la vida en el planeta, estableciendo estrategias para lograr los correspondientes objetivos:

  • Capital natural: Los recursos naturales deben mantenerse en el tiempo, y por tanto, aquellos que son usados, deben regenerarse.
  • Funciones de absorción: Tener en cuenta los factores que producen diversas contaminaciones (agua, aíre, suelo o acústica), y desarrollar estrategias para evitarlos o minimizarlos.
  • Uso sostenido de los recursos: El consumo de los recursos no renovables debe ser limitado, y el de los renovables, sostenible. Por tanto, los recursos renovables y no renovables tienen la misma importancia, y ambos, se deben consumir sosteniblemente.

3. EL TURISMO COMUNITARIO

La investigación relacionada con el turismo comunitario ha sido objeto de estudio por numerosos académicos e investigadores, identificando Casas Jurado et al. (2012) proyectos sobre turismo comunitario en diversos países y/o destinos de Latinoamérica o América del Norte, y Orgaz Agüera (2013) en otros destinos de África, Asía, Caribe y Europa. Por tanto, esto muestra la importancia que ha adquirido esta forma de turismo en determinadas áreas geográficas, y su posterior estudio por parte de la comunidad científica. Esto, además, evidencia el proceso de potenciación de las comunidades locales, que según Casas Jurado et al. (2012) se están desarrollando, en los últimos años, en países en vías de desarrollo mediante el turismo comunitario. Es decir, la cultura, el patrimonio y los recursos naturales locales están siendo usados por las comunidades locales para mejorar el desarrollo socioeconómico del destino.

Según Lopez-Gúzman y Sanchez Cañizares (2009: 89), el turismo comunitario es una actividad que “se fundamenta en la creación de productos turísticos bajo el principio básico de la necesaria participación de la comunidad local”. Para Casas Jurados et al., (2012: 93), el turismo comunitario se refiere a aquel turismo que “está basado en la comunidad local” y “que pretende reducir el impacto negativo y reforzar los impactos positivos del turismo en la naturaleza”. Siguiendo a Cruz Blasco (2012: 131), esta forma de turismo se presenta como una “oportunidad de puente entre la rentabilidad económica, la conservación del medio ambiente y el respecto sociocultural”. En este aspecto, para Ruiz et al., (2008) el turismo comunitario no se asocia a un producto turístico específico, pero si se vincula con la actividad ecoturística, que se define, siguiendo a Jalani (2012), como aquel tipo de turismo que se desarrolla en áreas naturales y tiene como objetivo la conservación de las zonas naturales y el desarrollo de las comunidades locales.

El  turismo comunitario  tiene varios objetivos, destacando aquellos relacionados con la conservación de los recursos naturales, patrimoniales y culturales, el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales, y la calidad recibida por la demanda turística (Hiwaski, 2006). Según López-Guzmán y Sanchez Cañizares (2009), el turismo comunitario se compone por tres bloques: El primero lo formarían los stakeholders encargados de la planificación turística (empresas, guías, gobierno local, oficinas de turismo, etc.); el segundo bloque lo conformarían las empresas de servicios directas (hoteles, restaurantes, etc.); y, por último, el tercer grupo estaría formado por otras empresas que apoyan el turismo en el destino (medios de transporte, tiendas de suvenir, turismo activo, etc.).

La puesta en marcha de este turismo también puede generar beneficios y costos. Para Manyara y Jones (2007), el turismo comunitario mejoraría el desarrollo socioeconómico de la población local, además de fomentar la conservación de la cultura y naturaleza local. Para Casas Jurado et al., (2012), esta forma de turismo se configura como una herramienta de lucha contra la pobreza, que tiene importantes efectos multiplicadores en el Producto Interior Bruto (PIB), y que permite conservar el patrimonio natural, histórico y la identidad étnica de un destino turístico. Por su parte, el desarrollo de este turismo puede presentar algunos impactos negativos, como por ejemplo la contaminación ambiental, el deterioro de la cultura, etc. Por esta razón, este turismo debe planificarse adecuadamente, bajo la coordinación conjunta de todos los stakeholders implicados, con la finalidad de obtener beneficios para el destino (sobre todo para la población local) y controlar todos aquellos costes o impactos negativos que esta actividad puede generar en el lugar.

4. CATEGORÍAS DE ÁREAS PROTEGIDAS EN REPÚBLICA DOMINICANA

La actual clasificación de las áreas protegidas de República Dominicana viene regulada por la Ley Sectorial 202/04 de Áreas Protegidas, la cual establece  las diferentes categorías y subcategorías existentes (tabla 1), así como los usos y actividades que se le pueden dar a cada categoría de áreas naturales.

Tabla 1: Categorías de las áreas protegidas en República Dominicana.


CATEGORÍA

SUBCATEGORIA

  • Áreas de Protección Estrictas

Reserva Científica.
Santuario de Mamíferos Marinos.

  • Parques Nacionales

Parque Nacional.
Parque Nacional Submarino.

  • Monumentos Naturales

Monumento Natural.
Monumento Cultural.

  • Áreas de Manejo de hábitat/Especies

Refugio de Vida Silvestre.

  • Reservas Naturales

Reservas Forestales.
Bosque Modelo.
Reserva Privada.

  • Paisajes Protegidos

Vías Panorámicas.
Corredor Biológico.
Áreas Nacionales de Recreo.

Fuente: Reyna Alcántara y Polonia Martínez (2012)

Dentro de esta Ley, y en su artículo 2, se definen cada una de las seis categorías de áreas protegidas de República Dominicana dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas  (SINAP):

I. Áreas de Protección Estricta: Área terrestre y/o marina de extensión variable que posee ecosistemas representativos o excepcionales con características geológicas o fisiológicas y biológicas particulares y/o especies de interés singular para investigaciones científicas y/o monitoreo ambiental con ninguna o muy poca presencia o actividades humanas y que, por su singularidad o rareza, requieren de un manejo restringido.

II. Parques Nacionales: Se trata de un área natural terrestre, marina designada para:

  • Proteger la integridad ecológica de uno o más ecosistemas con cobertura boscosa o sin ella para provecho de las presentes o futuras generaciones;
  • Excluir explotaciones y ocupaciones intensivas que alteran los ecosistemas;
  • Proveer la base para crear las oportunidades de esparcimiento espiritual, de actividades científicas, educativas, recreacionales y turísticas, concediendoinversiones necesarias para ello.

III. Monumentos Naturales: Áreas que contengan uno o más rasgos naturales específicos o naturales-culturales que posean un valor sobresaliente o único debido a su rareza intrínseca, a sus cualidades estéticas representativas o a su significación natural-cultural. Esto incluye cavernas y cuevas, o áreas con monumentos o ruinas históricas.

IV. Áreas de Manejo de Hábitat/Especies: Porción de terreno dedicada a la protección y mantenimiento de la biodiversidad y recursos naturales donde existen diferentes especies –conjunto de organismos capaces de reproducirse entre sí – y hábitat –lugar o ambiente donde existen naturalmente un organismo o una población.
.
V. Reservas Naturales: Áreas no modificadas o ligeramente modificadas, o tierras o aguas que mantienen sus características e influencias naturales sin poblaciones humanas permanentes o significativas y que son para conservar sus condiciones naturales.

VI. Paisajes Protegidos: Área terrestre, marina y/o costero-marina donde la interacción de las poblaciones humanas y la naturaleza han producido un área de carácter diferente, con un valor estético, cultural y/o ecológico significativo y de alta biología.

A raíz de lo anterior, podemos señalar que en el territorio dominicano existen un total de 123 áreas protegidas (Reyna Alcántara y Polonio Martínez, 2012) clasificadas dentro de las seis categorías indicadas en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) de República Dominicana, distribuyéndose dichas áreas de la siguiente manera (tabla 2):

Tabla 2: Distribución áreas protegidas según categoría.


ÁREA

NÚMERO

Área de Protección Estricta

12

Parques Nacionales

31

Monumentos Naturales

30

Áreas de Manejo de Hábitat/Especies

19

Reservas Naturales

15

Paisajes protegidos

16

TOTAL

123

Fuente: Elaboración propia
Tal y como se observa en la tabla anterior, destaca sobre el resto la existencia de Parques Nacionales y Monumentos Naturales, siendo un 50% sobre el total de áreas existentes, seguidos de lejos por las Áreas de Manejo de Hábitat/Especies, siendo un 15% del total. El resto de las áreas (Área de Protección Estricta, Reservas Naturales y Paisajes Protegidos) representan el 35% restante. En el caso de esta investigación, el área protegida analizada pertenece a la categoría 3 (Monumento Natural).

4. MONUMENTO NATURAL SALTOS DE LA DAMAJAGUA: UN CASO DE ÉXITO SOSTENIBLE

El Monumento Natural Saltos de la Damajagua forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de República Dominicana desde el 30 de junio de 2004. La extensión de esta área natural es de 6km2 (600 hectáreas), albergando la cuenca del río que lleva su mismo nombre. Su localización exacta está en el municipio de Imbert (Puerto Plata), aunque comparte una porción con el municipio de Altamira (Puerto Plata). Su acceso se encuentra en la carretera que une Santiago de los Caballeros con Puerto Plata, en concreto, en el tramo Llanos de Pérez Damajagua (Heriberto Finke y Gómez Santana, 2014). Forma parte de una de las 13 áreas protegidas localizadas en Puerto Plata (Anexo 1).

Esta área protegida tiene una peculiaridad en cuanto a su manejo, debido a que es un recurso que se administra bajo la modalidad de co-manejo, entre diferentes organizaciones e instituciones:

  • Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
  • Asociación de Guías del Río Damajagua.
  • Ministerio de Turismo.
  • Gobernación provincial Puerto Plata.
  • Ayuntamiento de Imbert.
  • Asociación de Hoteles, condominios y establecimientos comerciales de Playa Dorada.
  • La Administración del Monumento Natural.
  • Los propietarios del terreno del Monumento Natural.

De todas las anteriores, dos son las principales. En primer lugar el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, debido a que esta institución es la encargada de garantizar la conservación del área protegida. En segundo lugar, la Asociación de Guías del Río Damajagua, que son quienes explotan el recurso natural turístico, a través de lo que ya hemos explicado anteriormente como turismo comunitario. Las demás instituciones o asociaciones forman parte de la toma de algunas decisiones.

Los principales atractivos de esta zona natural son el río Damajagua, donde se realiza la actividad conocida como “barranquismo” o caminata por el curso del río, sorteando las diferentes dificultades que ofrece el recorrido (figura 3). En todo momento, el visitante realiza el recorrido (llamado 27 Charcos) en contacto con diferentes especies de  flora y fauna. El visitante tiene tres opciones: Realizar las excursiones de 27 charcos, de 12 charcos o de 7, cada una con un precio diferente, y la contratación de uno de los recorridos incluye equipos y guías. Además de la actividad, se ofertan varios servicios más, como restaurante buffet, bar, tiendas con productos artesanales, fotografías y vídeos, y zapatos para la actividad. Además, el lugar está dotado con un Centro de Visitantes, baños, senderos y parking para los vehículos.  Actualmente, el año 2013 cerró con más de 56.000 visitas, un 10% más que el año anterior, consolidando el progreso constante de visitantes a esta área natural, que tienen como principal demanda un 30% aproximadamente de excursionistas dominicanos y un 70% de turistas extranjeros.

Por tanto, hablamos de un recurso natural, que se ha acondicionado con equipamientos, infraestructura y recursos humanos, para ofrecer un paquete de ocio-turístico a un precio determinado. Y, el caso del éxito viene por el precio, debido a que a través del pago del visitante se puede conservar el área protegida y desarrollar el turismo comunitario. Este precio tiene diferentes tarifas, según la nacionalidad del visitante (más económico para los dominicanos que para los extranjeros). Así, con el dinero obtenido de las visitas se reparte en tres bloques de acciones fundamentales:

  • Pago de empleados: Actualmente hay aproximadamente 80 empleados de forma directa, todos ellos (a excepción del Administrador del Área Protegida) de las comunidades locales cercanas al Río Damajagua. Durante temporada alta, el número de empleados puede sobrepasar las 100 personas.
  • Conservación del área protegida: Se mejora el área protegida con equipamientos que no provoquen impactos negativos en el medio ambiente, se mejoran los accesos para los visitantes, se limpia el área natural y se reforesta.
  • Responsabilidad Social Corporativa: Una pequeña parte de los beneficios obtenidos se destinan a mejorar la calidad de vida de las comunidades locales (donación de ambulancias, construcción de canales de agua, etc.) y a capacitar a la población local, entre ellos los empleados, que deben aprender sobre todo idiomas.

Por lo tanto, a través del turismo comunitario se explota el Monumento Natural Saltos de la Damajagua, con el doble objetivo de, por un lado, conservar el área protegida, y por otro, mejorar el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales. Esto es lo que se conoce como desarrollo sostenible, debido a que las generaciones presentes disfrutan del recurso a la vez que obtienen beneficios, y no compromete este recurso para ser disfrutado y explotado por las generaciones venideras.

5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Las áreas protegidas son zonas de gran valor ecológico, que pueden generar importantes beneficios a las comunidades o poblaciones locales. En muchas de ellas se pueden desarrollar actividades como el turismo, siempre y cuando se realice de forma sostenible. El ejemplo que mostramos en este artículo es sobre el área protegida dominicana Monumento Natural Saltos de la Damajagua, que es un ejemplo a seguir en cuento a turismo comunitario sostenible.

Esta área protegida oferta un producto ecoturístico, donde se combinan el deporte y la observación de la naturaleza. Y todo, a través de un precio que sirve para gestionar el área a través del turismo de forma sostenible, mejorando el desarrollo socioeconómico y la calidad de vida de las comunidades locales y fomentando la conservación de la naturaleza y el medio ambiente.  Y la gestión se hace en base al co-manejo, donde se explota un recurso a través de varios organismos, asociaciones o instituciones. En este caso, uno público (Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de República Dominicana) y otro privado (Asociación de Guías de Damajagua), conociéndose esto como explotación mixta público-privada.

Así, son muchos los que se benefician por el desarrollo de la actividad en el área protegida, desde empleados hasta el Gobierno dominicano, pasando por el grupo más importante: las comunidades locales. También, son beneficiarios los hoteles, debido a que esta actividad se oferta como complementaria en los hoteles-resort de Puerto Plata (región norte de República Dominicana). Y, obviamente, al explotarse de forma sostenible, las generaciones futuras también se beneficiaran de este recurso, ya sea a través de la visita o por empleos.

Por otra parte, en este artículo se pretenden dar una serie de recomendaciones para poner en marcha el turismo comunitario y sostenible en el Monumento Natural Saltos de la Damajagua y en otras áreas protegidas de República Dominicana, partiendo de la idea de que las áreas protegidas deben dejar realizar actividades ambientalmente responsables para el recurso natural y la comunidades locales:

  • Las actividades en las áreas protegidas deben basarse en disfrutar y apreciar la naturaleza o rasgos culturales del lugar.
  • Se debe mejorar la educación ambiental de la población local a través de las actividades realizadas en el área protegida, promoviendo así la conciencia pública ambiental.
  • Las actividades deben evitar interferir con el hábitat de la flora y fauna local.
  • Se deben formar grupos pequeños para desarrollar las actividades de ocio en las áreas protegidas, con el objetivo de no alterar la flora y fauna, y evitar la contaminación y sobrepasar la capacidad de carga del recurso.
  • Se debe utilizar transporte de bajo impacto para realizar las actividades en áreas protegidas, como caminar o bicicleta.
  • Se debe utilizar como instalaciones recreativas los edificios en desuso, con la finalidad de evitar el exceso de construcción.
  • La visita a las áreas protegidas tiene que estar sujetas a una cuota para los visitantes, si bien, se recomienda que un día a la semana sea gratis para las comunidades locales, para que así puedan disfrutarlas.
  • Parte de las cuotas deben dividirse entre pago a empleados, conservación del área protegida y acciones de responsabilidad social corporativas dirigidas a las comunidades locales.
  • Gestionar el área protegida bajo la modalidad de co-manejo.

Muchas de estas acciones se realizan en el Monumento Natural Saltos de la Damajagua, pero República Dominicana cuenta con 123 áreas protegidas, algunas de ellas explotadas, pero otras con un gran potencial no se están explotando, y por tanto, no se están contribuyendo con ellas a conseguir el desarrollo sostenible del lugar donde se localizan.

A modo de conclusión y recomendación final, las áreas protegidas son lugares propicios para realizar actividades en contacto con la naturaleza, dirigidas tanto a nacionales como extranjeros, si bien, tales actividades deben realizarse a través del turismo comunitario, que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los residentes y conservar los recursos, fomentando así el desarrollo sostenible del destino a través de la actividad turística en el área natural.

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