Brasil-China: ¿un nuevo subsistema internacional?
Gustavo A. Cardozo
Coordinador del programa Asia-Pacífico del Centro Argentino de Estudios
Internacionales)
Es evidente que el contexto actual de la integración sudamericana no podría
haber sido posible sin la asociación estratégica desarrollada por Brasil y
Argentina
durante estos últimos veinte años. Ambos países han sido los pilares de la
puesta en
escena y la continuidad del MERCOSUR, profundizando la liberalización del
comercio
y garantizando, asimismo, la integración de nuevas economías en desarrollo en el
sistema de comercio multilateral, ya vigente en otras regiones del mundo.
La extraordinaria evolución del comercio intra-regional y las expectativas
generadas por la consolidación de nuevos vínculos multilaterales, plasmó firmes
confianzas de mejorar los canales de diálogo representativos entre aquellos
países
latinoamericanos deseosos de insertarse en el contexto del regionalismo abierto.
La
necesidad de construir experiencias en el diseño de una futura asociación
estratégica, en
un marco más amplio del ámbito internacional, permitiría impulsar ejes
prioritarios
linealmente afines y con divisiones a otras materias significativas.
Sin embargo, el flujo comercial ha pasado por etapas de altas y bajas. En el
último período, los intercambios bilaterales entre Argentina y Brasil
experimentaron
sobresaltos como resultado de las devaluaciones llevadas a cabo por ambos
gobiernos.
Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el comercio se
resintió,
afectando principalmente a los productos argentinos destinados a ese mercado.
Asimismo, y pese a la posición negativa de muchos sectores económicos sensibles
a
estos cambios, las exportaciones lograron recuperarse, aunque sin equilibrar la
balanza
argentina; Bs.As. ha sido la economía latinoamericana que mayor crecimiento
comercial
experimentó con Brasil en el inicio del Siglo XXI.
En este enfoque, un examen adecuado debería comprender un salto cualitativo
del vínculo regional con los nuevos actores extra-regionales como la República
Popular
China (R.P.Ch) e India; aprovechando la ascendiente búsqueda de acuerdos
transpacíficos por parte de los miembros del MERCOSUR. En consecuencia, sumado a
las limitaciones intra-bloque se agregan la pérdida de competitividad de los
productos
argentino-brasileños frente al creciente ingreso de manufacturas chinas en la
región. El
desafío será entonces, más que obstaculizar la recepción de dichos productos con
barreras arancelarias, aceitar los mecanismos de diálogo regional para reforzar
su
significancia estratégica frente a las nuevas oportunidades del mercado
internacional.
El presente trabajo analiza la apertura política-comercial de Brasil frente a la
R.P.Ch; los efectos en el vínculo bilateral con la Argentina y los desafíos para
ambas
economías como ejes fundamentales del MERCOSUR.
Para citar
este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Gustavo A. Cardozo :
"Brasil-China: ¿un
nuevo subsistema
internacional?"
en Observatorio de la
Economía y la Sociedad de
China Nº 05, diciembre
2007. Accesible a texto
completo en http://www.eumed.net/rev/china/
BRASILIA y BEIJING; Imágenes y percepciones.
Bajo el nuevo horizonte latinoamericano, Brasil puede ser considerado el país
que más ha profundizado enlaces significativos y estratégicos con la R.P.Ch.
Beijing y
Brasilia han establecidos tópicos de intereses comunes, logrando asumir análogas
perspectivas en los diálogos Norte-Sur y Sur-Sur. Similares coincidencias como
el
respeto a la autodeterminación, la soberanía nacional y economías en proceso de
fuerte
expansión, afianzan canales de cooperación presentes y futuros para ambos
gobiernos.
La particularidad geográfica de Brasil es su condición de proporción
continental.
El país está incluido junto con los EE.UU., Rusia, China e India entre los Big
Country a
nivel poblacional, territorial, económico (la décima economía mundial por tamaño
de su
PIB), como así político, debido a la magnitud de sus desafíos hemisféricos.
Históricamente, y a causa en gran parte de estos elementos, Brasilia presentó
una cierta
tendencia a la introspección en su política exterior que ha dejado algunas
huellas
persistentes. Esta tendencia a no mirar -en ocasiones- más allá de los límites
de la
inmensa fazenda brasileña1, fue también incentivada, según la analista
internacional
Mónica Hirst, por un difuso “sentimiento de exclusión”2.
A pesar de ello, Brasil tuvo la capacidad de establecer frecuentes conexiones
con
el exterior a partir de la conformación de una renovada base analítica en los
sectores
diplomáticos, quienes asumen el concepto de estrategia de competitividad
internacional
como determinante del desarrollo económico nacional. La globalización es asumida
como un nexo indispensable en el proceso de crecimiento y acumulación de poder
en el
escenario latinoamericano3. En esencia, la dinámica de diversificación
productiva pone
en marcha una polarización fácil de percibir. Muchos países ingresan en una
nueva fase
de inserción comercial en la cual los EE.UU. ya no es la locomotora de los
mercados
emergentes.
Los diversos cambios acaecidos redefinieron la visión sobre el proceso de
reestructuración del sistema Internacional. En el caso de Brasil, la necesidad
de ajustes
fue necesario para lograr una mayor inserción internacional tomando en cuenta
que en
gran parte de la región aún se extendía la noción de mercado interno e impulso
de los
recursos naturales como elemento básico de las exportaciones, concepto en clara
disparidad con el escenario económico asiático. Henrique Altemani de Oliveira,
Profesor de Relaciones Internacionales y Coordinador del Grupo de Estudios Asia-
Pacífico de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo menciona: “En
quanto
anteriormente o relacionamento brasileiro com a Ásia estivera restrito às
relações com
o Japão....., quanto da China que, em decorrência de seu desenvolvimento
acelerado,
não é mais só um ator político, mas igualmente um forte mercado consumidor além
de
fornecedor”4.
Las crisis ocurridas en América Latina y el Caribe (ALC); Tequila, Tango, etc,
conllevan lecciones valiosas para la comunidad empresarial local. Según Jeffrey
D.
Sachs Director del Earth Institute de la Universidad de Columbia: ”Las empresas
brasileñas comprobaron que las exportaciones no sirven únicamente para
sobrevivir
sino que constituyen un factor de prosperidad”5. Múltiples divergencias
caracterizan las
evoluciones en las crisis de las economías en desarrollo. En esta óptica, Brasil
descubre
la coyuntura de acompañar la senda proyectada por China a fin de alcanzar
niveles de
crecimiento similares a los del gigante asiático.
Desde la formalización de los vínculos diplomáticos, las relaciones sino-
brasileñas se han caracterizado en el sistema internacional contemporáneo. El
analista
Severino Bezerra Cabral Filho destaca: “A importância desse fato cresce na
medida da
percepção pela liderança de ambos os estados do que convergências no plano mais
alto
da política internacional”6. De ahí que sea necesario buscar, en el interior
mismo de
este proceso, las bases de una explicación coherente asumidas por las elites
políticas y
la “intelligentzia” nacional: Brasil debe comprometerse en la transformación de
su
entorno regional en el cuarto polo de poder mundial y, para ello, su alianza con
China se torna indispensable7.
El análisis precedente lleva a poner en relieve el carácter dimensional de los
factores que intervienen en la nueva relación bilateral que une a Brasil y la
R.P.Ch.
Como veremos, más allá de China, esta el desafio que ésta demanda; considerado
un
país de variada identidad, de diversos perfiles, depositario de una distinción
específica
que le confiere un carácter original y heterogéneo cuando se compara con
cualquier otro
Estado.
Entre todas ellas, se destaca la condición de China como un global player – uno
de los pocos países en desarrollo que ostenta presencia mundial, como global
trader –
por su patrón de relaciones comerciales con EE.UU., Japón, ASEAN, MERCOSUR etc,
como regional player – por representar junto con la India más del 40% de la
economía,
territorio y población de Asia-Pacifico,– y como honest broker – por su posición
de
intermediario del Tercer Mundo en los Foros Multilaterales8. El conocimiento y
análisis
de estos puntos resultan básicos para la interpretación de las fuentes que
explican la
construcción del sistema de relaciones internacionales de Brasil en Asia y
contribuyen a
la contextualización de las relaciones sino-brasileñas en un enfoque actual.
¿Qué atributos deben tomarse en cuenta para examinar la cercanía de Brasil a
China?. Principalmente Brasilia y Beijing aparecen claramente clasificados en la
jerarquía de “potencias en ascenso” en torno al concepto de “recursos de poder”.
Las
elites brasileñas han aseverado la categoría del país, de acuerdo con Sombra
Saravía
José Flavio, como una potencia media de escala continental que no posee
suficientes
recursos de poder9, y han subrayado las restricciones de un Estado cuyo
desplazamiento
internacional se encuentra circunscrito por dificultades domésticas, motivando
una
condición de particularidad por la diplomacia, y alejamiento de políticas de
dominio.
Para el destacado catedrático brasileño Dr. Amado Cervo, la política exterior
brasileña se manifiesta en el cuidado de hacer predominar el producto sobre la
noción,
las ganancias tangibles sobre los valores políticos e ideológicos, la situación
sobre el
destino, la libertad de acción sobre la perseverancia de la responsabilidad, el
universalismo sobre la fuerza de los particularismos, la aceptación sobre la
resistencia a
los hechos10. Estos resultados promovieron efectos significativos sobre la
realidad sino-
brasileña, es decir, una baja consistencia política y una alta fluidez
económica.
No obstante, el país conserva su status diplomático, favoreciendo la
permanencia de una política exterior coincidente con el enfoque chino sobre el
desarrollo de un Nuevo Orden Económico Internacional. Desde esta perspectiva,
Brasil
y China fueron constituyéndose en garantes de accesos a espacios donde se
establecieron temas centrales de la agenda transpacífica. Para Brasilia, el
proyecto de
articulación con Beijing constituye una de las opciones más importantes para
promover
una nueva reinserción del país en el mundo.
Por otra parte, ambos Estados esperan que la mayor dimensión del mercado
regional amplíe la capacidad bilateral de atraer inversiones extranjeras y
brinde la
posibilidad de negociar mejores condiciones de ingreso a terceros mercados. Es
aquí
donde también se torna importante la integración de la Argentina al eje
sino-brasileño,
como refuerzo indispensable en el armado del presente proyecto político regional
e
internacional de Brasil.
En el futuro, los avances continuos de China y Brasil en el Cono Sur
latinoamericano adecuarán los procesos de integración sudamericana extendiendo
los
márgenes de interdependencia económica. La representación internacional en el
modelo
de enlace exterior de ambos gobiernos y el fortalecimiento jerárquico de Beijing
frente
al paulatino desgaste de los EE.UU. en el mundo, desenvuelve un nuevo
interrogante:
¿Será Brasil el Occidente de China?.
NUEVO PARADIGMA: Continuidad o ruptura.
Las fuerzas económicas han sido las grandes dinamizadoras de las relaciones
entre Brasil y China en la última década del siglo XX. Ahora bien, ¿a que
hacemos
referencia cuando mencionamos fuerzas económicas?. Este punto nos lleva a
orientar el
análisis de las influencias económicas recíprocas bajo la conexión de los
asuntos
económicos con los políticos. Las relaciones cooperativas establecidas (alianzas
financieras e integración) no están exentas de puntos de fricción y conflictos
existentes
entre los dos países. Las cuestiones analizadas gravitarán en torno a las
políticas
económicas (planes de estabilización), la conquista de mercados, coerciones y
asuntos
sensibles11.
La economización de las relaciones bilaterales es un dato de la realidad que no
puede escapar al analista de las relaciones sino-brasileñas y que es fácilmente
perceptible en la retórica y en las prácticas diplomáticas desarrolladas por
ambas partes.
El comercio entre Brasil y China aumentó ampliamente desde el año 2000 en más
del
5%. Las exportaciones brasileñas al mercado chino se concentran en productos
tradicionales: soja, aceite de soja, mineral de hierro, pasta de madera etc.
Según datos
oficiales del Ministerio de Economía del Brasil, las ventas de productos no
elaborados
descendió en un monto cercano a los 58,2%, a diferencia de los semielaborados
que
lograron un aumento del 13%12.
China ha importado soja desde Brasil por más de 2.500 US$ Millones. Con
respecto al aceite derivado de este producto, el consumo chino no demuestra
niveles de
venta tan importante, siendo Argentina el mayor exportador al gigante asiático.
Asimismo, hay que destacar las dificultades macroeconómicas existentes, las
cuales
producen un debilitamiento en los flujos intra-bloque debido a políticas
comerciales
restrictivas. Sin embargo, esta realidad no ha socavado el movimiento productivo
creciente y protagónico. En efecto, el reducido aumento de las ventas de
manufacturas
argentinas a Brasil difiere con el rápido incremento de los negocios chinos
hacia ese
destino.
El déficit comercial se mantiene como una característica permanente en los
intercambios bilaterales producto de la estructura y de la pauta exportadora
china.
Beijing logró en la década de los años noventa transformar su perfil exportador
a Brasil,
pasando a una organización de transacciones compuestas por productos
industrializados
y manufacturados. Fernando Ribeiro, economista jefe de la Fundación Centro de
Estudios de Comercio Exterior (Funcex): “El saldo de los intercambios en enero-
febrero ya fue negativo para Brasil (cerca de 390 millones de dólares). Y el
excedente,
que ascendía a 2.400 millones de dólares en 1983, cayó a 410,5 millones de
dólares el
año pasado”13. Brasil, por ejemplo, ocupó en 1990 el primer puesto entre los
vendedores latinoamericanos a China.
En territorio brasileño, las actividades llevadas a cabo por empresas de
negocios
de origen chino se han orientado a la producción de hierro, acero e
hidrocarburos.
Compañías como Metallurgical Construction Group of Chinese ejecutaron convenios
por valores de cooperación e inversión recíproca superior a los US$ 300 millones
de
dólares. En el caso del petróleo, la empresa estatal más grande e importante de
origen
brasileño, PETROBRAS, fijó contratos por más de US$ 10 millones de dólares con
la
empresa china SINOPEC, en programas basados en el desarrollo de refinerías y la
construcción de oleoductos en ambos países.
El boom de las exportaciones de materias primas a China no evitó que Brasil
sufra la competitividad de sus productos manufacturados. Según la Confederación
Nacional de la Industria, de cada diez empresas, cuatro deben hacer frente a los
productos chinos importados. Esto demuestra que Brasil, al igual que otras
economías
regionales, mantiene una relación complementaria y competitiva con el gigante
asiático.
Según el analista Sergio Cesarín: “China creó un ambiente mucho más competitivo
que
Brasil si se compara la fiscalidad, las infraestructuras, el costo del capital o
la
legislación laboral”14.
El auge chino en territorio brasileño está debilitando lentamente aquellos
sectores fuertes de la industria nacional: calzado, textiles, electrodomésticos.
La
administración del actual Presidente Lula Da Silva asume el compromiso bajo
datos
estadísticos alarmantes; en el periodo 2005-2006, la industria del calzado local
redujo
sus ventas en más del 30%, causando la perdida de 15.000 puestos de trabajos.
Esta
situación planteó a los socios del MERCOSUR alzar el Arancel Externo Común en
los
ramos textil, calzados y muebles. Sumado a esto, el temor argentino-brasileño se
deposita en la industria automotriz, (China mantiene planes ambiciosos en este
aspecto)
suponiendo un desafío para ambos países.
Relacionado a lo expuesto, Bs.As está perdiendo terreno brasileño. En el año
2006, China y Argentina adquieren la misma participación dentro de las compras
totales
del gigante sudamericano (cerca del 9%). Las importaciones chinas de productos
minerales (hierro, pellets, etc.) fueron extendiéndose considerablemente,
posicionando a
este mercado como el más importante para las empresas locales. La sensibilidad
de
estos negocios y, sobre todo sus potenciales sucesos futuros, supone al observar
que
hace una década el mercado argentino absorbía el 14% del total de importaciones
brasileñas, mientras que China representaba apenas el 2% de las mismas.
Actualmente
un cambio en la triangulación entre Argentina-Brasil y China parece
inevitable15.
ARGENTINA, BRASIL Y CHINA: ¿Universalismo
selectivo?
Helio Jaguaribe, en uno de sus trabajos titulados, ARGENTINA Y BRASIL;
problemas y perspectivas ante el siglo XXI, precisa: “Argentina y Brasil
disponen, si
actúan pronta, coordinada consistentemente, de la posibilidad de constituyeren
el
núcleo central de un importante sistema internacional autónomo, que podrá se
tornar
uno de los grandes protagonistas de un futuro régimen multipolar16”. Esta visión
debe
interpretarse en la actualidad desde el hecho que comienzan a llamar la atención
un
selecto grupo de economías designadas súper-emergentes y bautizadas BRICs, en
donde
Brasil es, sin duda, el enérgico representante del MERCOSUR y del resto de
Latinoamérica. El número exacto de estos nuevos jugadores con impacto global
está en
debate; figuran México, India o Sudáfrica como candidatos para incorporarse. Sin
embargo, es la R.P.Ch la economía en desarrollo que más sobresale en este
género.
Cuando se indaga en la literatura analítica de la última década, se descubre los
específicos avances producidos en la articulación entre China y MERCOSUR. Esto
mantiene relación directa con la firme y decidida actuación de los Estados
involucrados
frente a la idea de Beijing como “plataforma” y “vía” por donde deben circular
instancias e iniciativas de enlaces latino-asiáticos. Partiendo del escenario de
que los
logros alcanzados no han sido suficientes, debe examinarse la teoría según la
cual las
expectativas argentino-brasileñas en el progreso de negociación con la R.P.Ch,
han
vislumbrado, en buena medida, escasa coordinación.
Esta renovada situación de las relaciones comerciales con Beijing originó nuevas
demandas entre los principales socios del MERCOSUR. Los buenos resultados en el
campo del intercambio económico tuvieron, paradójicamente, la virtud de poner al
descubierto insuficiencias en la toma de decisiones intra-bloque,
independientemente
del clima político-empresarial. En realidad, la limitación del cuadro del
intercambio
comercial entre los socios mayoritarios, con el incremento de las exportaciones
chinas a
Brasil, funda cierta inquietud en la diplomacia argentina con respecto al futuro
ambiente
comercial.
Es aconsejable, en consecuencia, que nos preguntemos ¿qué sucede?, y ¿por qué
tiene lugar este proceso dinámico en ciertos casos? y ¿de qué forma estos
significados
pueden aplicarse desde un punto de vista más amplio?, en general, al caso de
regiones
como América Latina, naturalmente incorporando a las economías involucradas en
esta
dinámica, ya sea por formar parte directa o indirecta como el caso de Brasil y
Argentina
respectivamente. Es innegable que nos encontramos ante una alternativa
geopolítica
tanto como económica.
El avance chino en el mercado de importaciones de la Argentina exhibió un
hecho visible de estos últimos años; en la primera etapa de la Administración
Kirchner
la apertura del mercado argentino incorporó solo el 3,1% de productos chinos en
el total
de las transacciones internacionales de manufacturas. Luego de la visita de Hu
Hintao
en el 2004, los montos se modificaron cuantiosamente, concentrando actualmente
entre
el 8,8% y el 9% de las compras, por valores mayores a los US$ 3.000 millones de
dólares17.
Más del 50% de los industriales nacionales se sienten vulnerables frente al
ingreso de productos de origen chino. El presidente Néstor Kirchner anunció: “La
industria argentina está cotizada, hay que seguir profundizando fuertemente el
modelo”18. Un cercano informe realizado por una destacada Consultora Económica
llamada IES (Investigaciones Económicas Sectoriales), resaltó las diferencias en
la
composición de los estándares comerciales entre China y Argentina. Este hecho
debería
conducir a una conclusión sobre la utilidad del análisis de la actuación
multilateral del
país, ya que la exposición de la visión argentina sobre las relaciones con China
y su
funcionamiento, indica algunas pistas que sirven como línea auxiliar para el
estudio de
su enlace comercial con Brasil.
Al contextualizar algunas de las cuestiones presentes, se desprende que el temor
no solo está del lado argentino. Brasilia observa con cuidado el ascenso chino
en el
mercado argentino. El especialista en economía brasileña Gustavo Segre destacó:
“Brasil hoy tiene un temor terrible por las importaciones que vienen de
China”19.
Subrayando esta idea, la tendencia significa necesariamente que China desplazó a
la
Argentina como segundo abastecedor de Brasil; tal vez en pocos años seamos
testigos,
si continúan creciendo los indicadores, que las industrias cariocas marchen
hacia un
mismo destino que sus socios mercosureños en mercados argentinos y uruguayos.
Las dificultades para alcanzar un deseable equilibrio entre importaciones y
exportaciones han estado siempre presentes en la agenda argentino-brasileña
generando,
en ambas partes, la sensación de que el comercio bilateral se encuentra por
debajo de
sus posibilidades reales. Los desencuentros en las relaciones comerciales se
agudizaron
por el impacto de las medidas restrictivas a las importaciones que el Gobierno
argentino
adoptó este año, con la finalidad de reducir el déficit comercial. Desde esta
óptica, el
problema más urgente para Brasil es incrementar el comercio con China superando
los
obstáculos y diversificando la pauta exportadora con la venta de productos
nacionales.
En otra variante, los mecanismos de devaluación de la moneda brasileña frente
al dólar se ha intensificado producto de la afluencia de las exportaciones. Por
su parte,
el Ministerio de Economía y el Banco Central de la Argentina han sostenido una
tasa
cambiaria baja, es decir se proyecta que un dólar de estas características
motive a los
grandes grupos inversores internacionales hacer pie en territorio argentino. Si
bien el
modelo económico “kirchnerista” amplió la competitividad cambiaria y comercial,
los
datos conexos definen que se debe continuar impulsando el desarrollo hacia un
camino
de excelencia.
Los efectos de la integración china en las relaciones argentino-brasileñas deben
medirse desde una doble perspectiva: externa e interna. En virtud de la primera
perspectiva, la integración contribuyó a la consolidación de procesos
multilaterales de
diálogo transpacífico y regional en los cuales China y Brasil fijaron agendas
comunes.
En segundo lugar, si bien la integración comercial entre Beijing, Brasilia y
Bs.As. se
fortaleció económicamente, los intercambios ha sido asimétricos entre los socios
del
bloque. En general, se detectan mayores dificultades de adaptación y
resistencias, fruto,
sin duda, de la presencia de componentes arraigados en las elites de ambos
países,
preferentemente, el resguardo del nacionalismo-económico, la mediación del
Estado
como dispositivo de la actividad económica, el proteccionismo a las industrias
estatales
o el estímulo soberano de desarrollo endógeno.
El paisaje de la realidad entre los principales socios del MERCOSUR, cuya
configuración acabamos de recorrer brevemente, supone que la apertura ideal
hacia
mercados como el chino, debe ir acompañada de algún grado de consideraciones por
parte de los interlocutores comerciales vinculantes. De similar forma, la
potestad de
participar en condiciones de igualdad en un contexto internacional abierto,
interdependiente y progresivo tiene como contrapartida el establecimiento de
bases
firmes de funcionamiento económico y, por sobre todas las cosas, cierto nivel de
compromisos recíprocos entre sus miembros.
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2 HIRST, Mónica y PINHEIRO, Leticia: “A política externa do Brasil em dois
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3 OMINAMI, Carlos: “El tercer Mundo en la Crisis”. Paris, GEL 1986.
4 ALTEMANI DE OLIVEIRA, Henrique: “As Parcerias Brasil-China e Brasil-Índia”:
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5 JEFFREY, D; La lección China a Brasil. Earth Institute de la Universidad de
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6 BEZERRA CABRAL, Filho Severino: “O Brasil e a China-Relação de Cooperação no
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7 CESARIN, Sergio / MONETA, Carlos Compiladores. “China perspectivas del
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8 FERRARI, César: “CHINA, COLOMBIA Y PERÚ. IMPACTOS SOBRE CRECIMIENTO E
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9 SOMBRA SARAIVA, José Flavio: “As relações Brasil – EUA na construção da
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10 CERVO, Amado: “Sob o signo neoliberal: as relações internacionais da América
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11 SANTISO, Javier: “¿Realismo mágico? China e India en América Latina y
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12 PAIVA, Abreu; Marcelo: “ La aparición de China en el mercado mundial: el caso
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