Belkis L. Aranda Cintra (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas ¨Frank País García”, Cuba
belkisac@ucp.sc.rimed.cu
RESUMEN
Apropiarse de la cultura, hacerla suya, presupone un proceso activo y constructivo que tiene sus particularidades y su desarrollo único e irrepetible en cada sujeto, en el que estos procesos de desarrollo son producto de la acción educativa, que al promover la participación activa del estudiante lo convierte en protagonista de los hechos de su cultura.
En la relación cultura-educación-desarrollo aflora como elemento mediador el aprendizaje ya que por sus características La cultura mediatiza todo el quehacer humano, y en particular la actividad educacional. El enfoque del ámbito educacional desde la perspectiva señalada, revela los nexos de los procesos educacionales con la cultura, al poner de manifiesto los códigos con que los sujetos de estos procesos operan en su actividad y los sistemas de significados por ellos compartidos. Aspecto que se convierte en un interés investigativo de la comunidad científica en el ámbito educacional.
Palabras claves: cultura, educación, formación, personalidad, identidad cultural
Summary
Appropriating culture, make it their own, presupposes an active and constructive process that has its particularities and developing unique and unrepeatable in each subject, in which development processes are the result of educational activities, that promote active student participation it becomes the protagonist of the facts of their culture.
The relationship between culture and education-development emerges as a mediating element in learning and which by its nature culture mediates all human endeavor, and in particular the educational activity. The focus of the educational field from the perspective indicated, reveals the nexus of educational processes to culture, to reveal the codes with the subjects of these processes operate in its activities and systems of shared meanings for them. This aspect becomes a research interest in the scientific community in the educational field.
Keywords: culture, education, training, personality, cultural identity
INTRODUCCIÓN
Apropiarse de la cultura, hacerla suya, presupone un proceso activo y constructivo que tiene sus particularidades y su desarrollo único e irrepetible en cada sujeto, en el que estos procesos de desarrollo son producto de la acción educativa, que al promover la participación activa del estudiante lo convierte en protagonista de los hechos de su cultura.
En la relación cultura-educación-desarrollo aflora como elemento mediador el aprendizaje ya que por sus características La cultura mediatiza todo el quehacer humano, y en particular la actividad educacional. El enfoque del ámbito educacional desde la perspectiva señalada, revela los nexos de los procesos educacionales con la cultura, al poner de manifiesto los códigos con que los sujetos de estos procesos operan en su actividad y los sistemas de significados por ellos compartidos (Suárez Rodríguez 2000).
Las políticas en cuanto a organización y exigencias, reúne potencialidades importantes para el logro del desarrollo y formación de la personalidad siempre que se organice la actividad partiendo de los procesos vividos, que se promueva un papel activo, reflexivo en el escolar, se tengan en cuenta sus características individuales para el establecimiento de redes de relaciones e interrelaciones, procurando que realice la búsqueda y elaboración necesarias para arribar a conclusiones que propicie la construcción de significados y sentidos por el escolar.
La organización de este proceso de educación favorece la consolidación del conocimiento histórico desde lo universal hasta lo singular y los valores que caracterizan la identidad cultural y nacional.
La cultura escolar está constituida por los códigos sistematizados de la cultura que abarca desde la cultura universal hasta la particular de la región o territorio en que está ubicada la escuela. Esta deviene en contenido didáctico de las diferentes asignaturas que conforman el currículo.
Esta cultura significa como elemento esencial todas las relaciones que se establecen dentro del proceso educativo escolar, incluidas las que a un nivel más general, se dan entre la escuela y las disímiles instituciones sociales que la rodean.
Los códigos y relaciones que se establecen se sustentan en propósitos planificados y proyectados desde dimensiones formativas, en correspondencia con los objetivos generales que se persiguen formar.
Algunas consideraciones teóricas en torno a la conceptualización de cultura e identidad cultural
La vida del ser humano se desenvuelve en un mundo que ha alcanzado determinado grado de desarrollo, se ubica en espacio y tiempo, el hombre recibe por vía del conocimiento una herencia cultural que le llega en forma de patrimonio material y espiritual, y esto es conocido como la cultura.
La importancia teórica fundamental y complejidad del concepto “cultura” para las ciencias sociales modernas está condicionada por el carácter global y polifacético que alcanza en las condiciones actuales, convirtiéndose en uno de los criterios más importantes del desarrollo de la vida económica, política y espiritual de la sociedad.
Esta categoría que ha sido temática y contenido de numerosas ciencias e investigaciones históricas, etnográficas y sociológicas, encuentra diversidad de juicios y definiciones que explica en buena medida la amplitud en la utilización del término en las disciplinas concretas. Aparecen las primeras definiciones aproximadamente entre 1782 – 1793 por el ingles Johan Christoph Adelung y como un intento de sistematizar los valores específicamente espirituales de una persona o pueblo; existe en dos tendencias en el análisis de la problemática: una idealista y otra materialista.
Las idealistas destacan la objetivación de la cultura, así como también su existencia subjetiva como las capacidades activas de las facultades humanas – contribución esta de la filosofía clásica alemana, y el estudio de distintos aspectos y elementos componentes de la cultura: folclor, costumbres, difusión. Sin embargo, debido a su error de principio, por concebir de manera tergiversada el origen de los fenómenos espirituales, no cabe ya esperar de esta, aportes sustanciales para una caracterización científica del problema.
Los materialistas entienden la cultura como un producto derivado de determinadas condiciones materiales, y es este precisamente el punto de partida correcto para un análisis de los llamados fenómenos espirituales. Los clásicos del marxismo aportaron la concepción materialista de la historia y el carácter clasista que esta adopta en las formaciones económicas - sociales antagónicas, siendo esta la base metodológica y de principio de la ciencia marxista en sus investigaciones acerca de la cultura.
.A partir de estas consideraciones se asume que en las innumerables definiciones de cultura, cada autor intenta precisar aquel aspecto que a su juicio tiene mayor connotación para el enriquecimiento del concepto, pero siempre aflora la necesidad de que se establezca una relación entre la cultura y lo social.
En algunos casos es valorada como término de carácter único puramente cognitivo obviando que el desarrollo histórico exige una situación práctica en todos los niveles de la vida social, en otros predomina la división del término de cultura material y espiritual sin tener en cuenta su carácter integral; también existe la interpretación dualista que pone en igual medida las dos facetas de procedencia: la material y la espiritual y otras concepciones reducen la categoría cultura a la categoría actividad.
Al respecto el culturólogo ruso E.S. Markarían plantea: el propio hecho de que existan diferentes tareas cognitivas en el estudio del fenómeno de cultura jugó un papel no poco importante en la elaboración de múltiples, diferentes, divergentes y a veces contradictorias definiciones de dicho fenómeno ((1973, P.2)
Al abordar, en sentido general, la definición este autor plantea: “entre la clase de fenómenos culturales figuran los medios especiales suprabiológicos, elaborados en el proceso de la génesis y el desarrollo posterior de la vida social humana, que aseguran la realización de la actividad vital” (1978, P. 235).
Enfoca la cultura en un sentido sumamente amplio como principio universal (atributo) de cualquier sociedad humana y aunque es un enfoque general plantea un análisis particularizado de sus componentes y manifestaciones concretas y precisa sus determinaciones históricas.
Precisa que la cultura corresponde con un modo específico de existencia humana, con un modo específico de la actividad de las personas y de la organización de su vida. Enfatiza en el carácter activo de la práctica social y afirma que la cultura sólo puede ser analizada desde el punto de vista de la formación que asume el sistema social.
El culturólogo soviético Kertman consideró “la cultura como la vida espiritual de la sociedad, que esta determinada, en sus características fundamentales, por las condiciones de la vida material y de las relaciones sociales e incide a su vez sobre ella”. (1983, P. 115)
Este fundamenta en su definición el carácter determinante de la vida espiritual. Supera además tanto la concepción amplia de la cultura, como las limitaciones entre cultura material y espiritual, estima que el concepto de cultura no debe abordar el modo de producción y lo argumenta con citas de Lenin en las que plantea que no consideraba a las fuerzas productivas, la técnica y la producción como elementos de la cultura sino coexistentes con ella.
Plantea que no debe abordarse la existencia de la vida espiritual en abstracto, sino siempre circunscrito históricamente; de ahí el valor metodológico del concepto formación económico-social para el análisis de la vida espiritual, distinguiendo ante todo su carácter de clase.
El culturólogo soviético Meshuíev enfatiza aspectos ideológicos e históricos Plantea que cultura en la concepción filosófica – histórica del marxismo significa la forma de desarrollo social del hombre (su autoproducción), que se contrapone a las limitadas formas naturales y sociales de este desarrollo en las etapas precapitalistas y capitalista de la historia (1980, P. 211).
Este concepto es limitado porque no comprende la formación social comunista, corriendo el riesgo de que se excluyan de su contenido los valores creados por la humanidad en su larga marcha hacia la sociedad futura.
Otras definiciones, como la que se encuentra en la Enciclopedia Encarta 2000 plantea, que la cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social en un período determinado. El término cultura engloba además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistema de valores y derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. Por medio de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.
Acerca de los estudios sobre el contenido de la cultura es recomendable tener en cuenta los trabajos de R.Linton (2003), quien considera que en cualquier sociedad, en el contenido de su cultura prevalece tres categorías denominadas: Universales, Especificidades y Alternativas. La universales corresponden a las ideas, hábitos y respuestas condicionadas emocionalmente que son comunes a todos los miembros adultos de la sociedad, aquí se incluyen elementos como el uso del lenguaje, los modelos tribales de costumbres y alojamiento, los modelos ideales para la relación social y valores.
Las especificidades se denominan a los modelos para todas aquellas actividades variadas pero mutuamente interdependientes que han sido asignadas a varios sectores de la sociedad en el curso de la división del trabajo, estas están hecha y conocidas por solo una parte designada de la población.
Las alternativas, en cada cultura se constituyen en características que son compartidas por ciertos individuos, pero que no son comunes a todos los miembros de la sociedad o incluso a todos los miembros de cada una de las categorías reconocidas socialmente (el empleo de diferentes medios de transporte, variedad de técnicas de enseñanza, las creencias y actitudes hacia lo natural).
Para este autor las influencias culturales sobre el individuo están a la par con las influencias que el individuo ejerce sobre la cultura, constituye de gran interés en esta investigación los elementos que incluyen en cada una de las categorías que formulan sobre el contenido de la cultura.
Desde nuestra posición dialéctico materialista asumimos que la cultura es el contenido y su organización, componentes que las personas adquieren gradualmente en el proceso de socialización relacionando los procesos de creación humana, espirituales, materiales, intelectuales, y afectivos que integran el sistema de valores, modo de vida, creencias, tradiciones, costumbres, lenguajes, tecnologías, contenidos de las ciencias, instituciones, patrimonios y el arte que caracteriza la sociedad
Esta interpretación materialista de la cultura revela que la causa principal de su existencia es la actividad social y que posee un carácter integral en tanto es portadora de lo material y lo espiritual.
Material: Integrada por los instrumentos de trabajo y tecnología, obras de arte, monumentos arquitectónicos, la alimentación y sus relaciones sociales, la vivienda en los contextos rurales y urbanos, el transporte, las distinciones sociales y toda la creación humana o evolución de la naturaleza, entre otros aspectos.
Espiritual: Se destacan elementos como mitos, tradiciones, creencias, religión, supersticiones, formas de enseñanza, expresiones artísticas, nivel científico alcanzado por la ciencia, organización social, lengua, formas no verbales de comunicación y otras costumbres relacionadas con el modo de vida habitual así como otros elementos espirituales.
Al respecto el filósofo cubano Pablo Guadarrama considera que la cultura material es el conjunto de relaciones materiales, las cuales conforman propiamente la esencia de la materialidad social y a la vez cultura espiritual cuya base será no la suma mecánica de ideas sino el conjunto de las relaciones ideológicas en el sentido más amplio de la palabra que están determinadas por la cultura material (1990, P. 18).
Por medio de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que trasciendan y que lo identifican culturalmente.
El proceso de desarrollo de cada niño debe realizarse contextualizadamente, conociendo la historia individual de su desarrollo, las condiciones concretas de su medio, la dinámica que en él se produce y su tiempo, esto hace que su desarrollo cultural tenga sus particularidades, sus condiciones específicas que lo haga diferente y distinto, lográndose en esta relación la necesaria diferenciación entre lo innato y lo cultural, lo natural y lo histórico, lo biológico y lo social.
Son varios los estudios realizados desde la Psicología sobre el tema por los siguientes autores: Salazar (1970, 1983), Fromn y Mac Coby (1974), Montero (1984, 1987,1991), Duany (1989) Del Valle (1985), en España D. Duche (1996) K. D. Ganbay (1998), J. Jameson. J. RodrÍguez (1999), H Dieterich 200 México. C Stahmer 2002. Alemania. H Plukizose (1998), Gran Bretaña, E. Gómez 1997 EE.UU Erikson, (1959, 1966, 1968, 1974) Fomn (1941, 1956, 1966) Maslovv ( 1972) Rogers (1961, 1980) y otros. Entre los autores cubanos se destacan, A. García (2000), De la Torre (1995, 2000), Ubieta (1993), L. Tejeda (1999), García Espinosa (2000), A. Prieto (1994), C. Vitier (1999), Rodríguez (1995) y A.. Hart (1995).
Por su parte la identidad ha sido tratada de diversas maneras por numerosas ciencias e investigadores nombrándola sentido firme de identificación grupal; búsqueda de sentido, proceso de construcción de sentido, necesidad de mantenimiento existencial e integración universal; arraigo; marco de referencia; necesidad de conocernos y autorrealizarnos; necesidad de conocerse a sí mismo y ser reconocido, necesidad de sentido de pertenencia y de un autoconcepto positivo; necesidades básicas de autodeterminación; protección y dignidad: necesidad individual y social de continuidad entre el pasado, presente y el futuro, y muchos otros aspectos.
Al respecto la Dra. cubana Carolina de la Torre dice: ” llámese como se llame lo mismo se enfatice en la reflexividad, la búsqueda de sentido, la autoestima, la libertad o la pertenencia, las personas parecen seguir necesitando ese sentimiento de relativa continuidad subjetiva y armonía que proporciona la identidad personal y también el sentimiento y conciencia de pertenencia a determinados grupos humanos” ( 2002, P. 27 ).
Esto corrobora la importancia que reviste la necesidad de continuar estudiando todo lo relacionado con la construcción de la identidad personal y cultural desde los primeros momentos de la vida del ser humano, como única forma de lograr sentimientos de pertenencia y defensa de todo el legado de la cultura familiar, comunitaria, de la nación y de lo universal.
Por eso, el problema en torno a la identidad en su significado sociocultural ha recobrado singular importancia y actualidad, siendo esta una de las tareas más difíciles y complejas que presentan las ciencias sociales y humanísticas.
La Dra. cubana Aurora García Morey recientemente planteó: ”Por identidad entendemos el conjunto de cualidades, características y vivencias, signos y situaciones del entorno social que permiten a un sujeto diferenciar a un individuo en particular o a un grupo social determinado. Así pudiéramos definir una identidad personal, referida a cada individuo en particular, y una identidad social, referida a un grupo humano específico” (1999, P. 83).
Esta cualidad de identidad su simultáneo vínculo con la igualdad y la diferencia que de una u otra manera siempre está presente en cualquier acto de identificación, ya sea cuando externamente se estable la identidad de cosa o persona, la persona se asocia o identifica con otra cosa o persona.
El filósofo inglés Jock Lock (1956) en el Ensayo del entendimiento humano, segunda edición, agrega un tópico sobre identidad, enfatizando que esta no es igualdad, sino diferencias con un otro significativo.
Este autor profundiza en la marcada diferenciación que existe entre las personas partiendo de los elementos que lo identifican, esto nos conduce a considerar que la identidad es el sentimiento de pertenencia de cercanía emocional, histórica, cultural, étnica que es parte de un grupo determinado caracterizado por sus valores morales, vida cotidiana, costumbres, tradiciones, patrimonio auténtico que lo distingue de los demás.
La identidad personal es el conjunto de características, modalidades de comportamiento individual y sistema de valores morales que desarrolla el individuo en el curso de la vida, a partir de sus vivencias, experiencias, reflexiones y apropiación auténtica de los rasgos distintivos de los grupos de pertenencia.
La construcción y desarrollo de la identidad personal y su proyección social implica autorreconocimiento o conocimiento de un conjunto de cualidades que tipifican a una persona, grupo, nación y continente.
El psicoanalista Eric Erikson en su libro “Infancia y Sociedad” plantea en una de sus primeras definiciones: “A estas alturas baste decir que ese sentimiento de identidad permite experimentar al sí mismo como algo que tiene continuidad y mismidad, y actuar en consecuencia” (1966, P. 36).
Él no se refiere solo a la evidencia objetiva y subjetiva de ser un ente individual o parte de un grupo social; sino se adelanta a la importancia de la identidad como sentimiento de pertenencia y elementos regulares del comportamiento, en las motivaciones, sentimientos, valores, prejuicios y actitudes, más o menos continuos, que se deben expresar en actuaciones congruentes con ellos. Cuando se habla de identidades sociales se refiere a una solidaridad interna, sentimientos de pertenencia, identificación con los ideales del grupo.
Así, la identidad cultural es entendida como la concientización de la singularidad de cualidades similares a las conservadas y renovadas en el entorno patrimonial, asimilada por la experiencia histórico social heredada de la humanidad, adquirida por la acción educativa de la familia, la escuela, las diferentes instituciones, grupos como por la potencialidad para conducir su desarrollo.
Armando Hart Dávalos transcribe y asume el concepto dado por la UNESCO, plantea que: “La identidad cultural es el sentido que experimentan los miembros de una colectividad que se reconocen en esa cultura y de no poder experimentarse con fidelidad y desarrollarse plena y libremente si no es a partir de él” (1986, P. 533). Esto infiere la importancia que reviste el sentimiento de colectividad y de pertenencia a un determinado espacio social.
A su vez la prestigiosa intelectual cubana Graciela Pogolotty afirma que “la identidad en la primera infancia es la identidad del hombre que se reconoce en su comunidad más inmediata”. Y añade ... “la identidad es el conjunto de valores históricos, valores propiamente culturales en el sentido total y amplio del término y valores estrictamente artísticos” ( 1999, P. 11).
Estas observaciones indican que la identidad está integrada por el conjunto de valores que conforman en el individuo su status social y que lo representan, lo distinguen en un momento determinado, además, agrega un importante elemento en el concepto de identidad al declarar que el hombre se reconoce en su comunidad más inmediata, entendida como el entorno social donde el individuo interactúa, lo que está cercano a él y, por lo tanto, facilita su identificación con todo el proceso sociocultural.
La identidad personal se forma y proyecta en el grupo familiar y social, su desarrollo se limita o crece según la asimilación individual en el curso de la vida, a partir de las vivencias de la infancia, experiencias y reflexiones de la juventud cuando puede integrarse la identidad cultural y nacional, que también se inserta en el sistema de relaciones de un país con el resto del mundo y sus infinitas interacciones en todos los campos de la ciencia y la actividad humana, por tanto de sus culturas.
El comienzo de reafirmación es posible para el desarrollo de importantes procesos psicológicos e identitarios que se producen en el grupo familiar: la comunicación mediante la palabra, (lenguaje), el juego de papeles donde imita “modelos” de madre, padre, figuras con oficios y profesiones, asimilación de patrones, valores morales, costumbres de la cotidianidad e identificación genérica, al observar que algunas necesidades fisiológicas se resuelven de manera diferentes.
Siendo la familia donde el niño se nutre de todos los valores sociales más generales que configuran la identidad cultural de un país y el factor primario de conservación y transmisión de las pautas que confirman el patrimonio de una sociedad y garantiza la continuidad de la cultura, es evidente que ésta ha sufrido grandes transformaciones sociales que repercuten en la subjetividad individual sobre un sistema de costumbres y tradiciones que ha conllevado a diferentes prácticas de familias y al surgimiento de nuevos valores y modelos, considerándose este grupo no sólo en una relación por lazos consanguíneos y conyugales, sino también por razones de vínculos de afinidad, necesidad o estrictamente circunstanciales.
La familia sigue mostrando su potencial integrador y su insustituible papel de socialización afectiva. Pero es evidente que el rápido cambio tecnológico y social limita sus posibilidades de constituir modelo de cosmos social, ella como institución, también se está fragmentando en diversos tipos, y ninguno de ellos por sí solo es capaz de orientar a los hijos en las modernas relaciones sociales.
Existe también una indisociable relación entre el desarrollo personal y el desarrollo comunitario porque el primero no puede producirse sin el concurso de las condiciones sociales y culturales.
Por su parte la psicóloga cubana Lexsy Tejeda (1999) en su concepción acerca de la identidad plantea que esta depende en gran medida, de la acción educativa de la sociedad y de la posibilidad del individuo para conducir su propio desarrollo; por esta razón, la creatividad no es una capacidad más del ser humano, sino la que le permite desplegar, al máximo, sus potencialidades para por sí mismo, sus modos particulares de apropiación de la cultura y, al mismo tiempo, de expresión de su universo interior mediante el juego, la recreación, el estudio o el trabajo científico, técnico o artístico.
Los avances técnicos y el desarrollo de la ciencia en general no tiene por qué implicar pérdida de la identidad cultural, debido a que ambos son compatibles y necesarios, de igual modo la coexistencia de modernidad y tradición no debe darse de modo tal que una asimile a la otra.
Se asume la cultura en una evolución permanente, en interconexión con cientos de canales, pensamos en una identidad cultural, no como una manipulación de formas del pasado, ni como una resurrección formal de estilos nacionales, sino como una interorganización de lo que fuimos, somos y seremos; de esta forma es que se entiende la conservación de lo autóctono para que sirva de referencia cotidiana vital y se convierta en una verdadera identidad cultural
La escuela y su influencia en la formación de la identidad cultural de los escolares
Una de las direcciones principales del Ministerio de Educación en el marco de la Tercera Revolución Educacional es desarrollar una Batalla de Ideas para que todo el pueblo alcance una cultura general e integral; a tales objetivos se vinculan más de cien programas priorizados. Por lo tanto, la escuela con un enfoque científico debe reafirmar su papel como instrumento de la cultura que permita su desarrollo, evitando que permanezca estática, y lográndose que sea lo suficientemente flexible para incluir en los contenidos de las asignaturas que imparte, las transformaciones que haga el hombre en el desarrollo de la ciencia y que posibilite el enriquecimiento de su cultura.
Es importante que la escuela prepare al niño para la vida, identificándolo con su cultura, destacando la incidencia de la familia por el rol que tiene este grupo social en el desarrollo de la personalidad, y donde aún se manifiestan insuficiencias en cuanto a la organización de su modo de vida, dinámica, solidaridad, cooperación y responsabilidad de sus miembros, lo que indica la insuficiente concientización y perdurabilidad de tradiciones, costumbres, creencias, mitos, prejuicios, estereotipos y hábitos que ponen en crisis los valores y rompen con la herencia cultural.
Las Ciencias Pedagógicas comprenden a la escuela como institución social, la cual establece una relación con la sociedad, expresada en una regularidad especial de preservación, desarrollo y transmisión de la cultura universal mediante el proceso de enseñanza - aprendizaje.
La escuela debe sintetizar, establecer, promulgar y generalizar los códigos socioculturales de la familia, la comunidad y la nación logrando que se conviertan en contenidos y saberes de las asignaturas que imparten y que aparecen en los planes curriculares, utilizándose en la formación y desarrollo de diferentes generaciones.
Sin embargo, aún perdura el aprendizaje regido por planes y programas de estudio con el empleo de métodos arcaicos, rutinarios y tradicionales, en los cuáles predomina la explicación del profesor como vía de información muy alejado de la realidad y contexto sociocultural del niño. Se necesita un aprendizaje basado en una concepción científica, una cultura general que combine los contenidos de planes y programas de estudio con diversas temáticas de interés científico, técnico, artístico y de interacción en la convivencia familiar y social.
Todavía es notorio que la escuela enfrenta muchas dificultades para establecer los necesarios puntos de contacto con la realidad sociocultural que la rodea, surgiendo como primer paso para superar tal situación la necesidad de asumir un enfoque científico, capaz de permitir una representación más adecuada de los procesos culturales que tienen lugar en ella.
El logro de la construcción de la identidad cultural del niño supone la incorporación en los planes y programas de las asignaturas, no sólo del estudio de diversos contenidos de las diferentes ciencias, sino de todas las relacionadas con el ámbito cotidiano del alumno y los códigos sistematizados de la escuela sobre la familia.
Los códigos sistematizados de la escuela sobre la familia derivados de los códigos sistematizados de la cultura, se expresan en un sistema de conocimientos del contenido sociocultural familiar aprobado científicamente; constituido por conceptos, hechos, datos, leyes, y regularidades sobre el grupo familiar, establecido por los rasgos que caracterizan los modos de vida heredados de pasadas generaciones y mantenidos hasta nuestros días como resultado de la interacción recíproca de sus relaciones, llevándose a niños/ as mediante diferentes contenidos.
La escuela en su gestión renovadora de cambio educativo debe lograr una asimilación activa y consciente de estos códigos y un acercamiento entre estos códigos sistematizados sobre la familia y las vivencias cotidianas en los niños en su grupo familiar, estableciendo relaciones con sus tradiciones, costumbres, mitos, creencias, transmisión de valores e historias personales de sus miembros y del grupo, que van quedando de generación en generación. Para ello deben utilizarse vías, emplear procedimientos y crear espacios que le permitan al escolar reflexionar desde una posición crítica, sobre estos códigos sistematizados de la escuela sobre la familia, en estrecho vínculo con sus experiencias de la vida cotidiana, lográndose el rescate desde nuevas concepciones de tradiciones perdidas y la consolidación de los procesos identitarios.
Lexsy Tejada en su obra Identidad y Crecimiento Humano estableció las claves de los nexos internos entre educación y cultura , planteando que la cultura es el conjunto de valores materiales y espirituales tradicionales y contemporáneos de un pueblo, constituye la sustancia mayor objeto de aprendizaje, por lo que los planes y programas de estudio, así como las actividades docentes propiciadas por los centros educacionales deben aspirar a basarse en ellas para contribuir a la formación de una personalidad original y solidaria.
A partir de estas consideraciones de la autora se corrobora que la cultura se sustenta en la educación en su contenido y organización en aras de transmitir la objetivación de lo creado, lo perfeccionado, lo asimilado y codificado en diferentes etapas históricas por el hombre.
En tal sentido, una de las direcciones principales del Ministerio de Educación en el marco de la Tercera Revolución Educacional es desarrollar la Batalla de Ideas para que todo el pueblo alcance una cultura general e integral, a tales objetivos se vinculan más de cien programas priorizados. Por lo tanto, la escuela con un enfoque científico debe reafirmar su papel como instrumento de la cultura que permita su desarrollo, evitando que permanezca estática, y lográndose que sea lo suficientemente flexible para incluir en los contenidos de las distintas asignaturas que imparte, las transformaciones que haga el hombre en el desarrollo de la ciencia que posibilite el enriquecimiento de su cultura.
Es importante que la escuela prepare al niño para la vida, identificándolo con su cultura, destacando su incidencia con la familia por el rol que tiene este grupo social en el desarrollo de la personalidad y donde aún se manifiestan insuficiencias en cuanto a la organización de su modo de vida, dinámica, solidaridad, cooperación y responsabilidad de sus miembros, que nos indica la no suficiente concientización y perdurabilidad de tradiciones, costumbres, creencias, mitos, prejuicios, estereotipos y hábitos que ponen en crisis nuestros valores y rompen con la herencia cultural.
Al considerarse el proceso de construcción de la identidad cultural desde el proceso de enseñanza - aprendizaje de las asignaturas que constituyen elementos esenciales de los contenidos de las ciencias, la autora de este trabajo lo considera, como un proceso de asimilación activa y consciente de costumbres, valores, hábitos, creencias, mitos, tradiciones, prejuicios, estereotipos, creadas en la cotidianidad desde la familia hasta la sociedad que pasan de generación en generación.
CONCLUSIONES
- La construcción de la identidad se concibe desde el proceso de educación cívica, como un aspecto esencial de la dimensión sociocultural en la formación integral del escolar primario, la cual se hace posible cuando el escolar es capaz de asumir una conducta cívica que lo identifique con sus tradiciones, costumbres, creencias y valores asentados de generación en generación en la familia, la comunidad y su nación.
- Lo construcción de la identidad cultural del escolar primario se configura en un sistema de relaciones cuya dinámica esencial que facilita la cultural escolar en el proceso de la se establece desde el presente hacia el pasado y proyectado al futuro
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- 35. Castillo, J: “Estrategia docente para un aprendizaje desarrollado”. Monografía. http://www.monografía.com. (consultada: 8 de enero del 2000).
- 36. Castro Ruz, Fidel: “Discurso pronunciado en la inauguración del IV Congreso de la PCC”. La Habana. Editorial Política. 1991.
- 37. -----------------------: “Discurso pronunciado en el acto de graduación del destacamento pedagógico Manuel Ascunce Domenech”. La Habana, 1987.
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Los autores interesados deben enviar sus textos en formato DOC a: lisette@eumed.net junto a un resumen actualizado de su CV.
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