José Alberto Martínez González (CV)
Profesor y Responsable del Gabinete de Orientación Psicopedagógica, Inserción
Laboral y Prácticas de la Escuela de Turismo de la ULL
gabinete@escuelairiarte.com
info@joseamartinez.com
RESUMEN
El objetivo del presente artículo es determinar la relación existente entre la
actitud, cinco auto-conceptos y seis valores del estudiante universitario con el
rendimiento académico en un contexto de Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Se han investigado a 287 estudiantes universitarios de un centro plenamente
adaptado a la metodología del EEES. Los resultados muestran que el auto-concepto
académico y la orientación a los resultados y la superación poseen una relación
positiva moderada y significativa con el rendimiento académico, mientras que el
auto-concepto físico y el interés por la variedad tienen una relación negativa
moderada y significativa con el rendimiento académico del estudiante
universitario. La actitud, el auto-concepto emocional y las preferencias por
disponer de metas definidas tienen una relación positiva baja y no muy
significativa con el rendimiento académico, pero la relación existe.
Palabras clave: actitud; valores; auto-concepto; rendimiento académico
universitario, Espacio Europeo de Educación Superior, EEES.
ABSTRACT
The relationship between attitude, self-concept and values and the university
student academic achievement in the European Space for Higher Education (ESHE)
The aim of this article is to determinate the relationship between attitude,
five self-concepts and six values from the university students, and the academic
achievement in the European Space for Higher Education context. 287 university
students from a fully adapted ESHE-methodology center have been investigated.
The results show that the academic self-concept and the achievement orientation
value have a positive, moderated and significant relationship with the academic
achievement, but the physics self-concept and variety preference value have a
negative, moderated and significant relationship with the university students
academic achievement. Attitude, emotional self-concept and well definite goals
value have a positive, low and not much significant relationship with academic
achievement. But the relation exists.
Keywords: attitude; values; self-concept; university academic achievement;
European Space for Higher Education; ESHE.
INTRODUCCIÓN
Presentación
Identificar las variables personales del estudiante universitario que mejor
determinan su rendimiento académico constituye una tarea de gran valor en el
marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), un sistema especialmente
creado para hacer que las sociedades europeas sean más competitivas y
productivas. Recordemos que en el EEES esos objetivos se consiguen, sobre todo,
mediante el aprendizaje autónomo y activo de competencias por parte del alumno,
a través de metodologías “híbridas” de enseñanza y aprendizaje que utilizan
diversidad de medios. El estudiante universitario asume en el EEES un rol más
decisivo en la consecución de su rendimiento académico.
Por otra parte, aunque el uso de las calificaciones como indicador del
rendimiento académico haya sido objeto de innumerables críticas y grandes
polémicas, también ha sido la medida del rendimiento más utilizado en las
investigaciones y proyectos públicos y privados, por su facilidad de cálculo y
su comodidad de uso. En este sentido queremos clarificar que las calificaciones
medias utilizadas en el presente trabajo constituyen en gran medida la síntesis
del logro del estudiante universitario, por tratarse de un centro plenamente
adaptado al EEES. Por tanto, las calificaciones constituyen, en nuestro caso, un
buen indicador del aprendizaje de competencias genéricas y específicas
conseguido por el estudiante universitario a partir de metodologías híbridas y
de un desempeño autónomo y activo.
Respecto a los modelos explicativos del logro académico, se han desarrollado
muchos que incluyen innumerables variables independientes, como los modelos de
Adell (2002), Soares, Guisande, Diniz y Almeida (2006), Tejedor (2003) y Tejedor
y García-Valcárcel (2007), entre otros muchos. Y aunque algunos investigadores
se han centrado en variables explicativas contextuales (Biscarri, 2000; Cabrera
y Galán, 2002; Carvallo, Caso y Contreras, 2007), en la mayor parte de los
estudios se han utilizado variables personales del profesor y, sobre todo, del
alumno: la ansiedad y el deterioro cognitivo (Gutiérrez, 1996), la personalidad
(Casareto, Niño y Calderón, 2003), las atribuciones (Godoy y De la Torre, 2002),
las teorías personales (Castillo, Balaguer y Duda, 2003), la motivación (Broc,
2000, 2002), la satisfacción personal (Fernández, J. E., Fernández, S., Álvarez,
A. y Martínez, P., 2007), los estilos de aprendizaje (Luengo, R. F: y González,
J. J., 2005) o las estrategias de aprendizaje (Barbero, Holgado, Vila y Chacón,
2007).
No obstante, la mayor parte de las investigaciones sobre el rendimiento
académico universitario se han realizado en el contexto de Educación Superior
previo al EEES. Sólo recientemente se están llevando a cabo proyectos de
investigación que tienen por objeto investigar el rendimiento académico
universitario en el marco del EEES. Entre estos proyectos destacan el realizado
por Lundberg, Castillo y Dahmani (2008), que han investigando el rendimiento
académico considerando diversas variables explicativas (la motivación y la
personalidad, entre otras) y el uso de metodologías online. También el de
Castaño (2010), que se ha centrado en el impacto que la desigualdad digital
tiene sobre el rendimiento, o el de Ibabe y Jaureguizar (2007), que vincula
variables meta-cognitivas asociadas al uso de Internet y su relación con el
rendimiento académico.
En el presente estudio analizaremos la relación entre determinadas variables
personales del estudiante universitario y su logro académico en el contexto del
EEES. Estas variables son las actitudes, el auto-concepto y los valores. Las
tres variables se refieren al ámbito del “ser” del estudiante. No obstante,
somos conscientes de que la Educación Superior se centra en el aprendizaje de
competencias genéricas y específicas, y de que todas las competencias incluyen
contenidos relativos al “poder” (habilidades, rasgos, inteligencias, etc.), al
“hacer” (conductas, estrategias, etc.), al “ser” (auto-concepto, actitudes,
valores, etc.) y al “saber” (conocimientos, etc.).
Actitud, auto-concepto y valores
Para Gargallo, Pérez, Serra, Sánchez y Ros (2007) la actitud se refiere a la
evaluación favorable o desfavorable que hace el sujeto respecto a su propia
conducta, y conlleva una predisposición aprendida y duradera hacia la
realización o no del comportamiento. Se trata de un constructo hipotético: la
actitud existe aunque no sea observable. Las actitudes integran componentes
cognitivos, afectivos y conductuales, como las competencias (Gargallo, Pérez,
Fernández y Jiménez, 2007). Desde el punto de vista del rendimiento académico
casi todos los investigadores han hallado relaciones positivas significativas
entre las actitudes y el logro del alumno, en todos los niveles del sistema
educativo, incluido el universitario (Barbero, Holgado, Vila y Chacón, 2007;
Nortes y Martínez, 1989; Quiles, 1993; Ramírez, 2005). Las actitudes constituyen
por tanto “posturas polares” de un sujeto ante algo, acercándolo o alejándolo de
las experiencias, los objetos y las personas, decisivamente. Por ejemplo,
posturas y manifestaciones del tipo “SI a Bolonia y al EEES” o “NO a Bolonia y
al EEES” constituyen ejemplos claros de actitudes hacia la Educación Superior
que están de actualidad. Es interesante destacar que las actitudes, casi siempre
de aceptación o de rechazo, son extremas y poco realistas, además de poco
útiles. No tiene demasiado sentido que el estudiante niegue absolutamente el
EEES: unos contenidos podrán rechazarse y otros no.
Por su parte, el auto-concepto ha sido una de las variables más analizadas en
las investigaciones que buscan la explicación del logro académico, junto a la
motivación y las estrategias de aprendizaje. El auto-concepto tiene que ver con
la percepción del alumno sobre sí mismo, e incluye también, como las actitudes,
el ámbito cognoscitivo (auto-imagen), el afectivo (auto-estima) y el conativo.
Integra características, cualidades, deficiencias, capacidades, relaciones,
valores, en tanto que descriptores de sí y forjadores de la identidad percibida
(Peralta y Sánchez, 2003). También se ha demostrado la relación significativa
entre auto-conceptos y rendimiento académico: el auto-concepto general (Ahmed y
Bruinsma, 2006; González-Pineda, Núñez, González-Pumarriega y García, 1997), el
auto-concepto de competencias (Escurra, Delgado, Guevara, Torres, Quezada et
al., 2005), el auto-concepto académico (Fernández y Amescua, 2000; Moreano,
2005) y el auto-concepto total o global (Álvarez, González-Pienda,
González-Torres, García, Roces et al., 1998).
Los valores se vinculan a creencias duraderas acerca de preferencias de
comportamiento o de metas socio-personales (Rokeach, 1973), y han sido
caracterizados por estar ordenados jerárquicamente y por guiar las conductas,
entre otros aspectos (Scwartz y Bilsky, 1987; Hernández, 2005). Respecto a su
relación con el rendimiento académico, investigadores como Barba (2007),
Repáraz, Villanueva y Tourón (1990) y Ros, Grad y Martínez (1999) han hallado
relaciones significativas entre los valores y el rendimiento de los estudiantes.
El signo de dichas relaciones depende de los valores considerados.
MÉTODO
Objetivos, hipótesis y variables
Objetivo: el objetivo del presente trabajo de investigación consiste en
determinar la relación existente entre las actitudes, los valores y el
auto-concepto con el rendimiento académico de los estudiantes universitarios en
el contexto del EEES.
Hipótesis: como sucedía en contextos educativos universitarios anteriores al
EEES, algunas variables del “ser” tienen una positiva y significativa relación
con el rendimiento académico de los estudiantes universitarios. En el caso de
otras variables dicha relación es negativa significativa.
Variable dependiente: la variable dependiente es el rendimiento medio del
estudiante en el segundo cuatrimestre del curso.
Variables independientes: actitud ante el estudio, 6 auto-conceptos y 6 valores.
Veamos las variables con un poco más de detalle tal y como se definen en los
instrumentos utilizados.
La actitud hacia el estudio, en el presente, trabajo representa “la
consideración que el estudiante tiene sobre lo que hay que hacer”. Valora, en
definitiva, la concepción ideal del estudio y la predisposición general hacia la
actividad académica. Recordemos que la actitud es un constructo estable y
organizado de cognición (expectativas, creencias, etc.), emoción y
predisposiciones a la acción.
El auto-concepto académico, tal y como es definido en el instrumento utilizado
en el presente trabajo, se refiere a la percepción que el estudiante tiene de la
calidad del desempeño de su rol. Incluye también contenidos cognitivos,
valoraciones, afectos y predisposición a la acción.
El auto-concepto social hace referencia a la percepción que tiene el sujeto de
su desempeño en las relaciones sociales, e incluye dimensiones como la gestión
de la red social y la valoración de las cualidades importantes para las
relaciones inter-personales.
El auto-concepto emocional hace referencia a la percepción del sujeto de su
propio estado afectivo y de sus respuestas a situaciones específicas, con cierto
grado de compromiso e implicación. Incluye dimensiones como la percepción del
estado emocional propio y regulación emocional. En cierto modo se trata de un
constructo que se encuentra en la “órbita” de la inteligencia emocional.
El auto-concepto familiar se refiere a la percepción que tiene el estudiante de
su implicación, participación e integración en el mundo familiar. Como sucede
con la actitud y el auto-concepto, incluye contenidos cognitivos, emocionales y
asociados a la conducta.
Por último, el auto-concepto físico hace referencia a la percepción que tiene el
sujeto de su aspecto físico y de su condición física. Incluye dimensiones como
la práctica deportiva en su vertiente social, o el aspecto físico: su valoración
y cuidado.
Respeto a los valores:
La preferencia por lo práctico señala al estudiante que quiere hacer actividades
en la medida en que éstas le proporcionen exclusivamente beneficio inmediato y a
corto plazo.
Por su parte, la orientación a los resultados y la superación denota al
estudiante universitario que prefiere afrontar retos académicos, superándose
constantemente y realizando siempre un trabajo excelente, con iniciativa
personal.
Los estudiantes que poseen gran interés por la variedad siempre están buscando
hacer cosas nuevas y diferentes, tener experiencias académicas variadas, huyendo
de la rutina.
Las personas que valoran en gran medida el deseo de decidir e ir directamente al
fondo de las cosas prefieren las convicciones fuertes y firmes, decidir
rápidamente, ir directamente al tema.
Las preferencias por el orden y lo sistemático señalan a estudiantes que desea
tener hábitos de trabajo bien organizados y estructurados, hacer las cosas de
acuerdo a un plan y de manera sistemática.
Por último, los estudiantes con preferencias por disponer de metas definidas son
sujetos a los que les agrada sobre todo actividades académicas con objetivos
bien delimitados en las que mantenerse hasta que estén totalmente terminadas.
Metodología, contexto y participantes
El método utilizado ha sido el de correlaciones.
El contexto de la presente investigación lo constituyó un centro universitario
en el que se imparten los estudios de Diplomado en Turismo. El centro está
plenamente adaptado al EEES.
Han participado 287 estudiantes. Constituye la totalidad del alumnado del
centro, una vez eliminados 36 alumnos por tratarse de antiguos alumnos que aún
tenían asignaturas pendientes de aprobar. Los estudiantes tienen edades que
oscilan entre los 19 y 21 años. De todos ellos el 30% eran hombres y el resto
mujeres.
Instrumentos y procedimientos
La elección de los instrumentos se realizó atendiendo a criterios de fiabilidad,
validez y disponibilidad. Los datos relativos a la variable dependiente - el
rendimiento académico - han sido obtenidos de forma online, a partir de la
observación y examen de los expedientes académicos de los alumnos. Veamos cuáles
han sido los instrumentos utilizados.
El cuestionario SPV de valores personales (Gordon, 1996) se compone de 90 ítems
agrupados en bloques de tres ítems entre los que el alumno debe elegir el más
importante para él y el menos importante (uno de cada tres ítems no es elegido).
La escala está diseñada para apreciar ciertos valores críticos que ayuden a
determinar cómo los individuos afrontan los problemas de la vida cotidiana. Los
seis valores medidos por el instrumento son: preferencia por lo práctico,
orientación a los resultados y la superación, interés por la variedad, deseo de
decidir e ir directamente al fondo de las cosas, preferencias por el orden y lo
sistemático, y preferencias por disponer de metas definidas. La fiabilidad del
instrumento se pone de manifiesto en un coeficiente alpha que oscila entre 0,60
y 0,90 para las seis dimensiones, mientras que la validez se desprende de la
alta relación de las dimensiones del instrumento con otras pruebas similares
(DAT, SIV, etc.)
La prueba DIE-3 de Diagnóstico Integral del Estudio (Pérez, 1999) consta de 96
ítems a los que el alumno puede contestar “Sí”, “?” o “No”, según el estudiante
perciba que despliega determinadas conductas “académicas” relacionadas con el
estudio y el aprendizaje, dude de ello o no esté de acuerdo con el contenido del
ítem, respectivamente. En el presente trabajo sólo tendremos en cuenta la
información que la prueba aporta sobre la actitud académica. La fiabilidad del
instrumento es alta: alpha=0,85. La validez también es elevada, según lo
demuestran las correlaciones con el rendimiento en diferentes materias (lengua,
matemáticas, idiomas, naturales, sociales y la nota media) y los resultados del
juicio de los expertos.
El instrumento AF5 de auto-concepto (García y Musitu, 2001) es una escala que se
compone de 30 ítems (6 ítems por cada una de las 5 dimensiones) en los que el
sujeto puede escribir un valor (entre 1 y 99), según esté menos de acuerdo o más
de acuerdo con el contenido del ítem. Evalúa cinco grandes dimensiones del
auto-concepto: el académico, el social, el emocional, el familiar y el físico.
El instrumento presenta un coeficiente alpha de 0,82 y la estructura factorial
obtenida confirma las dimensiones teóricas, explicando los componentes el 51% de
la varianza total.
Los instrumentos se aplicaron en tres sesiones (una por curso), en el orden en
que se han presentado anteriormente, de manera colectiva en un tiempo total de
cincuenta minutos aproximadamente de trabajo efectivo.
RESULTADOS
La tabla 1 muestra los resultados obtenidos en el análisis de correlaciones
entre auto-conceptos, actitudes y rendimiento académico. El auto-concepto que
más se relaciona con el rendimiento académico del estudiante universitario en el
contexto del EEES es el auto-concepto académico (p= ,32**). La correlación es
positiva y significativa: mayores niveles de auto-concepto académico conllevan
un mayor rendimiento académico. La relación de los auto-conceptos familiar y
social con el rendimiento académico es muy baja y muy poco significativa.
El auto-concepto emocional correlaciona con el rendimiento académico de manera
positiva, pero poco significativa (p= ,18*). Mayores niveles de auto-concepto
emocional repercuten de manera positiva pero muy poco significativa en el
rendimiento académico del estudiante universitario. El auto-concepto físico
posee una relación negativa y poco significativa con el rendimiento académico
(p= -,22*): un mayor auto-concepto físico implicaría, por tanto, menor
rendimiento académico. Por último, la actitud ante el estudio posee una relación
positiva con el rendimiento académico, pero ésta es poco significativa (p=
,18*).
Respecto a los valores del alumno y su relación con el logro académico, la tabla
2 nos muestra cómo el valor de orientación a resultados y la superación
correlacionan de manera positiva y significativa con el rendimiento académico
(p= ,31**): una mayor preferencia por estos valores por parte del estudiante
universitario implicará una mayor calificación media. Lo mismo sucede con el
valor preferencias por disponer de metas definidas (p= ,18*), pero la
correlación es poco significativa.
El valor relativo a interés por la realización de tareas variadas y dispersas
tiene una relación inversa y significativa con el rendimiento académico medio
del estudiante universitario (p= -,34). Ello significa que valorar más la
variedad en el contexto académico universitario implicaría obtener menor
calificación media. Por último, los datos de la tabla 2 muestran cómo la
preferencia por lo práctico, deseos de decidir y preferencias por el orden y lo
sistemático no poseen una correlación significativa con el rendimiento académico
universitario.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
En primer lugar, la relación positiva y significativa entre el auto-concepto
académico y el rendimiento académico de los estudiantes universitarios en el
contexto del EEES está en sintonía con los hallazgos de otros investigadores en
la Educación Superior anterior. Aquellos estudiantes que se conciben como buenos
estudiantes obtienen generalmente mejor rendimiento académico. Es importante
destacar que el auto-concepto académico, per se, no puede influir en el logro
académico si no se desarrollan actuaciones estratégicas adecuadas.
Dicho de otro modo: los estudiantes universitarios con elevado auto-concepto
académico se entregarán “más y mejor” a su actividad (por ejemplo, utilizando
técnicas de estudio y estrategias de aprendizaje profundo), lo cual repercutirá
positivamente en su rendimiento académico, apuntalando el auto-concepto en una
especie de proceso en espiral ascendente. Si en el EEES el nuevo rol del
estudiante conlleva más autonomía, iniciativa y uso de diversidad de medios,
como así es, parece evidente la necesidad de que el auto-concepto académico sea
reforzado directamente por los profesores y por el propio estudiante, e
indirectamente a través de actividades y metodologías (el portafolio, por
ejemplo).
Con ello se conseguirá que el alumno desarrolle un adecuado concepto de sí mismo
como estudiante, mientras desarrolla su actividad, no dejando que sean sólo las
calificaciones finales – como sucedía antes - el elemento único a partir del
cual el estudiante construya su auto-concepto académico. En lugar de reflexionar
en términos “soy/eres un buen estudiante porque finalmente aprobaste”,
deberíamos reflexionar en términos de “soy/eres un buen estudiante por el
adecuado desarrollo del rol y por las actividades y esfuerzo desempeñado en el
aprendizaje de competencias”. En el EEES esto constituye un asunto de gran
interés, pues, como mencionamos anteriormente, las competencias genéricas y
específicas que deben aprender los estudiantes universitarios incluyen
contenidos cognitivos, afectivos y conductuales.
Respecto al auto-concepto físico y su relación significativa y negativa con el
rendimiento académico (en menor medida sucede lo mismo con el auto-concepto
social) pudiera entenderse que los estudiantes que “se conciben adecuadamente
respecto a su aspecto y cuidado físico” (auto-concepto físico) posiblemente
dediquen parte de su tiempo a cuidar esas cuestiones, descuidando así los
asuntos académicos. Es decir, así como es probable que los estudiantes con
auto-concepto académico alto se centren más que los demás en la actividad
académica, desarrollando estrategias adecuadas y resolutivas, lo contrario bien
pudiera suceder con los estudiantes con elevado auto-concepto físico: se
preocupan de lo físico alejándose de las actividades académicas. Esto es
relevante si tenemos en cuanta que en el EEES se requiere, más que en la
Educación Superior anterior, dedicación y concentración “a diario”. Por tanto,
aunque sea positivo y “saludable” poseer un elevado auto-concepto físico, una
excesiva atención a esas cuestiones puede llevar al estudiante a separarse de
actuaciones académicas eficaces, tal y como sucede con las estrategias de
afrontamiento del estrés (Martínez, 2010).
El auto-concepto emocional también posee una relación positiva aunque poco
significativa con el rendimiento académico del estudiante en el contexto del
EEES. El auto-concepto emocional no constituye un constructo sinónimo al de
inteligencia emocional, aunque está próximo a ella, como antes mencionamos.
Respecto a la inteligencia emocional, se ha comprobado que ésta guarda una
relación negativa y escasamente significativa con el rendimiento académico del
estudiante universitario cuando se utilizan escalas auto-informe (Martínez,
2010b). No obstante, los resultados de las investigaciones sobre la relación
entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico universitario han
sido contradictorios. Los resultados más sólidos son los que proceden de
estudios en los que se han utilizado medidas de competencias efectivas, no
auto-informes. Esto es algo bastante significativo si tenemos en cuenta que el
EEES se centra, precisamente, en el aprendizaje de competencias.
La inteligencia emocional es definida como la habilidad o capacidad para conocer
las emociones propias y ajenas, para discriminarlas, para modificar el
pensamiento a partir de ellas y para regularlas (Mayer y Salovey, 1997, 2007).
Posee contenidos cognitivos, afectivos y conductuales, como las competencias
genéricas y las específicas que los estudiantes universitarios deben aprender.
No obstante, a tenor de los resultados del presente trabajo utilizando el
auto-concepto emocional, podemos afirmar que los estudiantes universitarios que
se perciben poseedores de un buen auto-concepto emocional es posible que posean
también ciertas habilidades o competencias emocionales (vinculadas a cognición,
emoción y predisposición a acción) que, precisamente al ponerse en evidencia en
diferentes contextos, hacen posible reforzar a su vez el propio auto-concepto
emocional. El EEES y en general el paso de la ESO a la Universidad implican
situaciones nuevas y variadas a las que hacer frente, máxime en una Educación
Superior que exige actualmente mucho más al alumno que antes. Por otra parte, la
competencia emocional constituye una de las competencias a desarrollar en el
EEES, útiles no sólo para aprender y rendir desde el punto de vista académico,
sino para la profesión y la vida.
La relación entre actitud ante el estudio posee una positiva pero poco
significativa correlación con el rendimiento académico del estudiante en el
EEES. Este resultado parece estar en contradicción con otros estudios que
evidencian una actitud desfavorable hacia Bolonia y hacia el EEES por parte de
los jóvenes europeos. Por otra parte, la mayor parte de las investigaciones
realizadas para analizar la relación entre actitud ante el estudio y rendimiento
académico dan como resultado una correlación positiva y significativa entre
ambas variables. De hecho, la actitud ante el estudio es considerada una de las
variables que más relación tiene con el rendimiento académico en todos los
niveles educativos, como antes mencionamos.
La razón de que los resultados obtenidos no sean más elevados respecto a la
relación entre la actitud y el rendimiento académico puede ser doble. En primer
lugar, la escala DIE-3 con la que se ha valorado la actitud ante el estudio
define a ésta (algo que es observable también analizando el contenido de los
ítems) como “la predisposición general del estudiante para asumir y desarrollar
su rol”: no se mide la actitud hacia las propuestas de Bolonia ni hacia el EEES.
Por otra parte, las metodologías de enseñanza y aprendizaje asociadas al EEES,
que han sido claramente utilizadas en el centro universitario objeto del
presente trabajo, son variadas, periodísticas y centradas en la experiencia,
durante todo el curso. Es posible que los estudiantes se tomen el desempeño de
su rol como algo que debe realizarse todos los días, como si verdaderamente se
tratara de un trabajo. Por otra parte, es probable que una actitud negativa ante
el estudio repercutiera negativamente en la actividad de estudiar y, por tanto,
en el rendimiento académico, en la Educación Superior anterior, centrada en el
aprendizaje memorístico, monótono y puntual. En el EEES cada día deben
realizarse diferentes actividades, generalmente utilizando diversos medios,
tanto de manera individual como en grupo.
Los resultados de la relación entre los valores del alumno y su rendimiento
académico (véase tabla 2) sugieren que las preferencias de los estudiantes por
las propias metas y, especialmente, una mayor orientación de la actividad
académica hacia los resultados y la superación puede verse reflejado en un mayor
rendimiento. Mientras que con los valores de orientación por la variedad de
tareas y las experiencias nuevas sucede lo contrario. Como sucedía con el
auto-concepto, los valores guían la conducta y se traducen en conductas:
orientarse a los resultados y ser iniciador y autónomo son valores vinculados al
EEES que son adecuados para afrontar con acierto metodologías y estrategias
vinculadas a la nueva Educación Superior. Por otra parte, valorar la variedad y
lo exclusivamente novedoso puede implicar el desarrollo de estrategias poco
resolutorias académicamente, típico de quien empieza mucho y termina poco.
Por último, se pone de manifiesto que la explicación del logro académico de los
estudiantes universitarios no depende exclusivamente de una o dos variables,
sino del efecto agregado de una multitud de ellas que, aisladamente
consideradas, contribuyen parcialmente pero significativamente a dicho logro. El
rendimiento académico es el resultado de la combinación de multitud de variables
vinculadas al contexto y al “ser”, al “hacer”, al “poder” y al “saber”, tanto
del alumno como del profesor y de otros agentes, lo cual implica la necesidad,
en el marco del EEES, de desarrollar proyectos de investigación integrados.
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Los autores interesados deben enviar sus textos en formato DOC a: lisette@eumed.net junto a un resumen actualizado de su CV.
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