Leticia Varela Salas
lvare_2000@yahoo.com.mx
El presente ensayo tiene como finalidad identificar los elementos de la cultura
que le dan a las organizaciones educativas del nivel medio y superior su
identidad, así como aquellos que le permiten sobrevivir; mediante el análisis de
estudios y reflexiones de autores que han abordado este tema.
Por lo tanto, este documento estará integrado por dos apartados. En el primero
se brinda un panorama general del tema presentando un análisis sobre lo que es
cultura, lo que se entiende por cultura organizacional, identidad cultural y las
formas de consolidación de la cultura. Así mismo, se hace referencia a las
perspectivas funcionalista y simbólica desde las cuales se analizará la cultura
de las instituciones educativas. En el segundo se revisan los estudios
relacionados con el nivel medio hasta el superior; así como una síntesis de lo
más significativo, y de los posibles estudios que se pueden realizar en el
futuro. Palabras clave: identidad cultural, cultura organizacional, perspectiva
funcionalista, perspectiva simbólica, elementos de la cultura
Introducción
Durante los últimos años, la cultura organizacional ha cobrado gran interés para
la investigación en el campo de las ciencias sociales. Sin duda, esto ha sido
motivado por el impacto de la cultura para la consecución de los objetivos de
las organizaciones y la reacción ante los cambios internos y externos.
En este sentido, la cultura de la organización es relevante ya que permite
conocer el comportamiento del personal que labora en las organizaciones quienes
son los encargados de la consecución de sus objetivos. Al respecto, Park (2005)
coincide con Tierney quien señala que “la cultura organizacional es un factor
importante en el logro y el mantenimiento de la eficacia institucional” (p. ix).
En este mismo orden de ideas Dávila (1999) sostiene que dentro de la
investigación educativa se busca explicar y encontrar nuevas formas para lograr
la efectividad de las organizaciones a través de la línea de investigación sobre
el estudio de las escuelas como organizaciones. El hilo conductor de dicha línea
es el concepto de cultura organizacional para estudiar el comportamiento de las
escuelas en diferentes contextos. Su finalidad es encontrar los elementos
culturales presentes en las escuelas para entender su particularidad. Motivo por
el cual en este trabajo se analizan los estudios de las organizaciones desde la
perspectiva cultural y específicamente desde la funcionalista y la simbólica.
La perspectiva simbólica porque a través de ella se identifican los elementos
simbólicos que de acuerdo con Schultz (1998) contribuyen a fomentar una cultura
cohesiva, si estos son compartidos por todos los miembros. Describiendo la
visión cognitiva de los miembros de la organización desde su punto de vista del
orden y la moral respectivamente. Mientras que la perspectiva funcionalista
busca explicar cómo las organizaciones continúan, sobreviven y se adaptan.
Con base en lo anterior, el presente ensayo tiene como finalidad identificar los
elementos de la cultura que le dan a las organizaciones educativas del nivel
medio y superior su identidad, así como aquellos que le permiten sobrevivir;
mediante el análisis de estudios y reflexiones de autores que han abordado este
tema.
Por lo tanto, este documento estará integrado por dos apartados. En el primero
se brinda un panorama general del tema presentando un análisis sobre lo que es
cultura, lo que se entiende por cultura organizacional, identidad cultural y las
formas de consolidación de la cultura. Así mismo, se hace referencia a las
perspectivas funcionalista y simbólica desde las cuales se analizará la cultura
de las instituciones educativas. En el segundo se revisan d los estudios
relacionados con el nivel medio hasta el superior; así como una síntesis de lo
más significativo, y de los posibles estudios que se pueden realizar en el
futuro.
1. Generalidades
1.1. Definición de cultura
Antes de adentrarse en el análisis de la manera como los elementos de la cultura
se manifiestan en las instituciones educativas, es conveniente iniciar con un
repaso a través el tiempo; desde el momento en que se originó el término cultura
con la finalidad de revisar su evolución que nos ayude a comprender mejor su
significado.
Según, Sorensen (1983:7 en Schultz, 1994) “el término cultura proviene de
cultivar. El término cultivar significa cultivando, si nosotros estamos
cultivando la tierra o los dioses, es una actividad cultural que se está
llevando a cabo” (p, 7). En ese mismo orden de ideas, Morgan (1986:112 en
Schultz, 1994) menciona que la palabra cultura “ha sido derivada metafóricamente
de la idea de cultivo, el proceso de labrar y desarrollar la tierra” (p.7). Por
su parte el antropólogo Geertz (1973; 1983 en Schultz, 1994)) demuestra que el
término cultura ha sido desarrollado para diferenciar a los humanos del reino
animal.
En un artículo de 1983, Smircich, menciona que el concepto de cultura está
ligado con el estudio de las organizaciones; además considera que éste se ha
tomado prestado de la antropología donde no hay consenso de su significado. El
principal motivo ha sido que los antropólogos están interesados en el estudio
del comportamiento social de los grupos humanos y tratan de entenderlo a través
del estudio de su cultura. ¿Y por qué la cultura?, Vargas en su publicación de
2007 menciona “es la forma de vida de la comunidad, la forma en que los pueblos
perciben, organizan su vida y sus aconteceres, aunque en muchos de ellos su
presencia parezca invisible” (p.2). De esta forma, si la cultura se desarrolla
en torno a los problemas que los grupos afrontan en los procesos de adaptación
externa e integración interna durante su gestación y florecimiento, y una de sus
tareas es solucionarlos en pos de asegurar la adecuación y posterior
supervivencia de la organización. Además, si ésta se llegara descuidar se
tendrían repercusiones negativas en el desarrollo de los pueblos. Por lo
anterior, el estudio de la cultura suele ser importante para la administración.
En su artículo de 1984, Schein menciona que los puntos culminantes de la
definición de cultura:
siempre está en proceso de formación y cambio; tiende a cubrir todos los
aspectos de las funciones humanas; los temas importantes son aprendidos por
adopción externa o integrados internamente; por último se incrusta en
interrelaciones o conjunto de supuestos básicos como: naturaleza humana,
relaciones humanas, tiempo, espacio, y la naturaleza de la realidad y la verdad
(p.14). Al mismo tiempo, en un artículo de 1984 Schein sostiene que se deben estudiarse
más organizaciones para determinar la utilidad del concepto de cultura aplicada
a la organización. Por lo cual, se pueden relacionar las variables culturales
con otras variables: estrategia, estructura organizacional y efectividad
organizacional.
En este mismo orden de ideas, en un artículo de 1983 Smircich menciona que en el
estudio de las organizaciones la “cultura se puede considerar como una variable
crítica o como una metáfora fundamental” (p.339).
Para entender el fenómeno de la organización algunos autores han utilizado las
metáforas de la máquina y organismo (Pondy and Mitroff, 1979; Morgan, 1980; Koch
and Deetz, 1981; en Smircich, 1983). Concretamente, la metáfora de la máquina ve
a la organización como un conjunto de partes perfectamente acopladas para que el
trabajo se realice con eficiencia; mientras que como organismo esta tiene que
luchar para sobrevivir en el medio ambiente cambiante. Sin embargo, estas
metáforas del mundo físico son absorbidas por las del mundo social. De tal forma
que la organización puede ser vista también como un teatro. Al respecto,
Goffman, 1959; Mangham y Overington, 1983 (en Smircich, 1983) señala que en el
que se desempeñan roles, dramas y scripts; o como arena política orientadas
alrededor del poder (Crozier, 1964; Pfeffer, 1981, en Smircich, 1983).
Siguiendo con Smircich (1983), quien considera que las diversas formas de usar
el concepto de cultura por los investigadores en los temas que confluyen en la
organización y la administración resulta de las diversas maneras de concebir por
un lado a la organización y por el otro a la cultura como se muestra en el
Cuadro No.1. Por tanto es importante determinar bajo que enfoque o perspectiva
se realizará la investigación.
Para efecto de este análisis se tomará el propuesto por el funcionalismo de
Malinowski (en Smircich, 1983) “La cultura es un instrumento al servicio de las
necesidades humanas, biológicas y fisiológicas” (p.342); y el de la antropología
simbólica de Geertz (en Smirich, 1983) “La cultura es un sistema de símbolos y
significados compartidos. La acción simbólica necesita ser interpretada, leída o
descifrada en orden para ser entendida” (p.342).
CONCEPTO DE CULTURA DESDE LA ANTROPOLOGÍA TEMAS EN ORGANIZACIÓN Y ADMINISTRACIÓN
CONCEPTO DE ORGANIZACIÓN DESDE LA TEORÍA DE LA ORGANIZACIÓN
La cultura es un instrumento al servicio de las necesidades humanas, biológicas
y fisiológicas.
Ej. el funcionalismo de Malinowski Trans-cultura o Administración Comparada Las
organizaciones sociales son instrumentos para el acoplamiento de tareas.
Ej. Teoría clásica de la administración
La cultura funciona como un mecanismo regulatorio y adaptativo. Una unidad
individual dentro de una estructura social
Ej. Estructural-funcionalismo de Radcliffe-Browns Cultura corporativa Las
organizaciones son organismos que adaptan su existencia y procesos al cambio del
ambiente.
Ej. teoría de la contingencia
La cultura es un sistema de conocimientos compartidos. La mente humana genera
cultura por el significado de un número finito de reglas.
Ej. Etnociencia de Goodenough Organización cognitiva Las organizaciones son
sistemas de conocimientos. La “Organización” descansa en la red subjetiva de
significados que los miembros de la organización comparten en diversos grados, y
parecen funcionar como reglas.
Ej. Teoría cognitiva de la organización
La cultura es un sistema de símbolos y significados compartidos. La acción
simbólica necesita ser interpretada, leída o descifrada en orden para ser
entendida.
Ej. La antropología simbólica de
Geertz Simbolismo organizacional Las organizaciones son patrones de discursos
simbólicos. La “Organización” se mantiene a través de modos simbólicos tales
como el lenguaje que facilita compartir significados y realidades.
Ej. La teoría simbólica de la organización
La cultura es una proyección de una infraestructura de mentes universales
inconscientes.
Ej. El estructuralismo de Levi-Strauss Procesos inconscientes y organización Las
formas organizacionales y las prácticas son la manifestación de procesos
inconscientes.
Ej. Teoría transformacional de la organización
1.2. Definición de cultura organizacional
El concepto de cultura organizacional, de origen más reciente, surge en los
Estados Unidos de Norteamérica durante los estudios de Hawthorne realizado por
Mayo y colaboradores (Perrow, 1986, en Dávila y Martínez, 1999) descubrieron que
los valores y las normas de trabajo de los grupos juegan un papel importante en
el desempeño de los trabajadores. Por otra parte Selznicks (1984, en Dávila y
Martínez, 1999) reconoce “leyes no escritas” como parte de las características
de los grupos informales. Ambos sientan las bases para el estudio de los
elementos culturales de la organización, reconociéndose más tarde el concepto de
cultura organizacional e incrementándose el interés por su estudio en la última
década (Pondy et. al., 1983; Frost. et.al.1985; Smircich, 1983 a; Schein, 1985
a; Alvesson y Berg, 1992; Turner, 1990; Gagliardi, 1992; Martin, 1993; Trice and
Beyer, 1993, en Shultz, 1994).
A partir de la década de los ochenta la competencia aumenta, se suscitan cambios
sociales y económicos que provocan la preocupación por la efectividad y el
control de la organización. Cambios en los paradigmas manifestados en el
rompimiento de los supuestos y métodos tradicionales de investigación. Como
resultado de la competitividad la cultura organizacional fue considerada como
una variable más en el estudio de la dirección de las organizaciones (Deal y
Kennedy, 1982; Peters y Waterman, 1982, en Dávila, 1999). Según el artículo de
1999 de Dávila y Martínez “esto permitió que los gerentes y consultores
igualaran la cultura a variables tales como efectividad, productividad, calidad
o internacionalización” (p.19).
A continuación se presentan algunos conceptos de cultura organizacional bajo la
visión de diversos autores en los que se puede notar que detrás de ellos la
existencia de diferentes posturas. La cultura organizacional para Shein, en su
publicación de 1984:
es el patrón de supuestos básicos que un grupo dado ha inventado o ha aprendido
a desarrollar para sobrellevar los problemas de adaptación externa e integración
interna, y que han funcionado lo suficientemente bien para ser considerados
válidos, y, entonces, ser enseñados a los nuevos miembros como la forma correcta
de percibir, pensar, y sentir en relación a esos problemas(p.3). Firestone y Wilson (1985:10, en Dávila y Martínez, 1999) lo definen como
“sistema de significados compartidos públicamente para las actividades de un
grupo de personas” (p.21). Mientras que para Ouchi (1981:41 en Dávila, 1999) la
cultura organizacional son “los símbolos, ceremonias y mitos que comunican los
valores y creencias de la organización a sus empleados” (p.21).
Según Hoy y Miskel (1996 en Dávila y Martínez, 1999), estas definiciones tienen
en común el hecho de referirse a la acción de compartir; sin embargo, también
existen desacuerdos en los puntos que comparten. Por lo tanto el investigador
que desee estudiar la cultura organizacional tendrá primero que determinar la
perspectiva en la que se enfocará su trabajo, ya que esto se convertirá en una
guía durante el desarrollo de su investigación.
Al respecto en su artículo de 1984, Shein sugiere que la cultura organizacional
puede ser analizada en diferentes niveles, empezando por el visible, por
ejemplo:
los artefactos --- constituye el ambiente de la organización, la arquitectura,
tecnología, localización de oficinas, manera de vestir, patrón de conductas
visibles o audibles, y documentos públicos tales como materiales de orientación
de los empleados, historias, cartas. En este nivel de análisis es fácil obtener
los datos pero difíciles de interpretar. En el segundo nivel se encuentran los
valores que gobiernan la conducta del grupo, son difíciles de observar
directamente, pero se pueden inferir a través de entrevistas. En el tercer nivel
se encuentran los supuestos básicos las relaciones con la naturaleza y la
realidad, tiempo y espacio, la naturaleza humana del ser humano, la naturaleza
de la actividad humana, y la naturaleza de las relaciones humanas(3-4). Al respecto, Hoy y Miskel (1996 en Dávila y Martínez, 1999) muestran una
coincidencia en los tres niveles propuestos por Schein sólo que en lugar de
referirse a “artefactos” se refieren a “normas”. Otra postura identificada por
Dávila y Martínez (1999) se relaciona con la ontología del término cultura de
donde surgen dos vertientes una que dice que la cultura organizacional es un
elemento que la organización tiene y por el otro que la organización es una
cultura. En ese orden de ideas en su artículo de 1983 Smircich considera que la
cultura se puede tomar como variable o como metáfora fundamental. Concretamente,
la cultura como variable es algo que la organización posee y por lo tanto puede
ser estudiada para conocerla y manejarla con fines prácticos. Mientras que la
cultura como metáfora es lo que la organización es. 1.3. Identidad cultural
Antes de describir lo que se entiende por identidad cultural es necesario
aclarar que el término identidad. Según el artículo de 1997, Hatch y Schultz
dicho término puede estudiarse desde el punto de vista de la teoría
organizacional como identidad organizacional, o desde la perspectiva de la
mercadotecnia organizacional como identidad corporativa. En términos generales,
para Hatch y Schultz en su artículo de 1997 “la identidad organizacional se
refiere a lo que los miembros perciben sienten y piensan acerca de su
organización” (357). En este escenario, se asume que es el entendimiento
colectivo, común y distintivo de los valores y características de la
organización. Por otro lado, para Albart y Whetten (1985 citados en Hatch y
Schultz, 1997) la identidad organizacional es “lo que soporta y distingue el
carácter de la organización” (357).
En este sentido, la identidad corporativa para Abratt, Balmer y Olins (1989,
1995, 1989 citados en Hatch y Schultz, 1997) “es conceptualizada como una
función de liderazgo enfocada a la visión” (p.357). Al mismo tiempo, las
escuelas visuales de la identidad corporativa descritas por Blmer (1995 citados
en Hatch y Schultz, 1997) enfatizan el diseño gráfico y la administración a
través de los símbolos corporativos oficiales mientras enfocan la atención a la
estrategia, aspectos visuales de la identidad corporativa.
La identidad organizacional como fundamento en los significados locales y
símbolos organizacionales se incrusta en la cultura organizacional,
constituyéndose en el contexto simbólico interno para el desarrollo y
mantenimiento de la identidad de la organización. La construcción simbólica de
la identidad corporativa, de acuerdo con Hatch (1997) es comunicada a los
miembros de la organización por la alta gerencia, pero es interpretada por los
miembros de la organización basados en los patrones de cultura de la
organización, experiencias de trabajo e influencia social de las relaciones
externas con el ambiente.
Según Hatch y Schultz (1997), al hablar de identidad se requiere considerar
tanto la identidad organizacional como la identidad corporativa de la
organización, porque no se puede ignorar su relación con el medio ambiente. En
este orden de ideas no se puede pasar desapercibido el concepto de imagen, que
al igual que el de identidad se puede apreciar desde las mismas perspectivas.
Desde la teoría de la organización la imagen se puede definir de acuerdo con
Dutton y Dukerich (1991 en Hatch y Schultz, 1997) como “la forma en que los
miembros de la organización creen que otros ven a su organización” (p.358). Otro
enfoque define imagen como un producto de los procesos internos de la
organización, tal y como lo expone Whetten, Lewis y Mischel (1992 en Hatch,
1997) “la forma en que a la élite de la organización le gustaría ser vistos
desde el exterior” (p.358) la cual es similar al concepto propuesto por la
teoría de mercadotecnia de imagen corporativa ideal.
Lo anterior permite resaltar que existe un proceso de interacción entre cultura,
identidad e imagen como lo indica en su publicación de 1997, Hatch y Schultz. En
el que se pone de manifiesto que la identidad organizacional es influida por lo
que acontece en el interior y exterior de la organización como se puede apreciar
en Figura 1. Por lo tanto, la cultura es el elemento de la organización que determina su
identidad. Lo anterior se demuestra con lo que Smircich, Schein, Morgan, Louis
(1983,1985, 1988, 1985 citados en Schultz, 1992) entienden por cultura “se
define como las características de la organización únicas que crean una
identidad compartida y distinta” (p.25).
Cada organización tiene su propia identidad la cual según Schein (1985 citado en
Schultz, 1992) ha sido inventada, descubierta o desarrollada por un grupo dado y
pasada de generación en generación en la organización. Hasta el momento solo se
ha tocado el concepto de identidad falta entonces el de identidad cultural.
Según Brogger (1984 en Schultz, 1992), “la noción de identidad cultural de
acuerdo al posmodernismo se concibe como una imagen simulada de las
características de la organización copiadas a perpetuidad, pero carentes de
originalidad” (p26). En este mismo orden de ideas, Perniola (1982 en Schultz,
1992) la define como “una imagen sin identidad” (p.26). La imagen está formada
por rituales vacíos de la cultura fáciles de olvidar y borrar. Entonces ellos
pueden ser usados para imitar cualquier identidad de la galería posindustrial.
1.4. Formas de consolidación de la cultura
El proceso de formación cultural es, en un sentido, idéntico al proceso de
formación grupal, en cuanto que la misma esencia de la "colectividad" o la
identidad del grupo- los esquemas comunes de pensamiento, creencias,
sentimientos y valores que resultan de las experiencias compartidas y el
aprendizaje común -, es lo que en última instancia denominamos “cultura” de ese
grupo … sin un grupo allí no puede haber ninguna cultura y sin algunos supuestos
compartidos, un cierto grado mínimo de cultura, estamos hablando realmente solo
sobre un agregado de gente, no de un grupo (Schein, 1992:52 en Schultz, 1995).
La cultura de una organización no está presente desde el inicio de la misma,
pues ella se va formando gradualmente. 2. Análisis desde la perspectivas simbólica hasta la funcionalista
La perspectiva simbólica se relaciona con la expresión de significados a través
de símbolos, los que se definen como cosas, acciones, palabras, gestos, etc., y
que representan más de sí mismos: el significado asociado y su importancia. De
acuerdo con Shultz, en su publicación de 1995 distingue entre tres tipos de
símbolos, los cuales se mencionan a continuación:
Símbolos físicos o artefactos son definidos como objetos físicos a loa cuales
los miembros de la organización les asignan un significado…
Símbolos conductuales comprenden los símbolos de la organización adscritos a
un significado detrás de su contenido instrumental. Rituales y ceremonias son
ejemplos de actos de fuerte conducta simbólica.
Símbolos verbales son esas formas lingüísticas con contenido simbólico. Mitos,
historias, metáforas, frases especiales, slogans, chiste y jerga son ejemplos de
símbolos verbales en la organización (p.82-83). Estos patrones entre símbolos pueden ser concebidos como la visión del mundo y
el ethos, describiendo la visión cognitiva de los miembros de la organización
desde su punto de vista del orden y la moral respectivamente. Una interpretación
empírica de la cultura rara vez tiene su punto de partida en la descripción de
la visión del mundo y del ethos, pero se acerca a estas expresiones simbólicas
más generales por medio de la interpretación de varios símbolos.
El modelo espiral sistematiza la operación de este proceso interpretativo el
cual está basado en patrones entre las expresiones simbólicas clave la cultura
de la organización. Desde una descripción gruesa de los conceptos más limitados
e inmediatamente visibles (símbolos físicos, de comportamiento y verbales) de la
cultura de la organización se crean los prerrequisitos para un diálogo activo o
pasivo entre el intérprete y la organización. Esto ayuda a abrir el camino para
interpretaciones posteriores de otras expresiones clave simbólicas en la cultura
de la organización.
El proceso metodológico para un diagrama comprehensivo de la cultura de la
organización consiste en varias espirales, asociadas unas a otras en secuencia y
frecuentemente interceptándose. En una cultura cohesiva, integrada, las
espirales darán lugar a un amplio rango de patrones compartidos entre los
símbolos culturales. En contraste, las espirales en una cultura fragmentada,
insegura o confusa crearán varias visiones del mundo y del ethos
individualizadas o localizadas (Martin y Meyerson, 1988 citados en Shultz,
1995).
La Escuela Simbólica en la publicación de 1994 Schultz considera a una
organización en virtud de la conjugación particular de su pasado, su contexto
sociocultural, su tecnología y la influencia de sus antiguos dirigentes. Pueden
crear y mantener su propio sistema de significados, símbolos en gran medida
compartidos por los miembros de la organización, por lo cual este sistema sirve
para interpretar y dar sentido las experiencias subjetivas y a las acciones
individuales de los miembros, así como también para solicitar o racionalizar su
compromiso para con la organización.
En contraste con el funcionalismo, la aproximación simbólica no asume que todos
los miembros de la organización atribuyen el mismo significado al mismo
fenómeno. Concretamente, la perspectiva funcionalista según Pearson (1951 en
Schultz, 1995) se deriva de “la antropología clásica y de la teoría
organizacional de sistemas y cuya pregunta fundamental es cómo los sistemas
sociales continúan, sobreviven y se adaptan” (p.15).
Por otra parte tiene una estrecha relación con la metáfora que considera a la
organización como un ser vivo u organismo la cual está ligada a la teoría de la
organización. Por lo tanto, el artículo de 1995 Schultz menciona “el paradigma
organizacional sostiene que la organización es una colectividad que busca
sobrevivir mediante el desempeño de las funciones necesarias” (p14); mientras
que dentro de la cultura organizacional, siguiendo la misma publicación se
define a la cultura como “un patrón de valores y supuestos básicos los cuales
desempeñan funciones de adaptación externa y de integración interna” (p.14)
De acuerdo a lo anterior, la cultura organizacional juega un papel importante en
la forma como los miembros de la organización resuelven los problemas de
adaptación externa y de integración interna al aprender y desarrollar valores y
supuestos acordes a los problemas- solución que se les presentan; permitiendo
que la organización sobreviva. De ahí que es importante recordar que la cultura
organizacional, se desarrolla en función de la misión y la estrategia, poder y
estatus, grupos límite por considerarlas como funciones críticas en la
organización según el artículo de 1992 de Schein.
Así mismo, el funcionalismo se enfoca (Schultz, 1995) en los procesos por los
cuales los valores y supuestos llegan a mostrarse a través de los grupos de
identidad integrados por los miembros de la organización, no rechaza que las
subculturas organizacionales puedan desarrollarse en circunstancias específicas.
De acuerdo con esta perspectiva la cultura organizacional se puede analizar
(Schein, 1984) a partir de los siguientes tres niveles.
El primer nivel, es el de los artefactos visibles, que comprende el ambiente
físico de la organización, su arquitectura, la tecnología, los equipos, la
manera de vestir, el patrón de comportamiento audible y visible, y documentos
públicos tales como cartas, materiales de orientación a los empleados e
historias. Son datos bastante fáciles de conseguir pero difíciles de
interpretarse. El análisis de este nivel puede ser engañoso, ya que, muchas
veces, no se consigue comprender la lógica que está por detrás de estos datos,
En este nivel podemos observar la manifestación de cultura pero nunca podremos
saber su esencia.
El segundo nivel, ubica los valores que dirigen el comportamiento de los
miembros de la empresa. Su identificación, según Schein (1984), solamente es
posible a través de entrevistas con los miembros- claves de la organización. Un
riesgo que se corre en la observación de este nivel es que él puede mostrarnos
un resultado idealizado o racionalizado, o sea, las personas relatarían como les
gustaría que fuesen los valores y no como efectivamente son.
Finalmente, el tercer nivel es el de los supuestos inconscientes, que revelan
mas confiadamente la forma como un grupo percibe, piensa, siente y actúa. Estos
supuestos son construidos a medida que se soluciona un problema eficazmente. En
un primer momento estas premisas fueron valores conscientes que nortearon las
acciones de miembros de la empresa en la solución de problemas de naturaleza
tanto interna como externa. Con el paso del tiempo estas premisas dejaron de ser
cuestionadas, constituyéndose en “verdades” y volviéndose inconscientes. De esta
manera, este último nivel es compuesto por los siguientes cinco supuestos
propuestos por Schein en su publicación de 1985:
i. Relación de la organización con el ambiente externo: refleja la relación de
la empresa con la naturaleza y el ambiente externo; puede ser una relación de
dominio, sumisión, harmonía. Verifica los supuestos que la organización tiene
sobre su misión principal en la sociedad, su “razón de ser”, el tipo de
producto, el servicio ofrecido, su mercado, su clientela. Verifica también
cuales son los ambientes importantes con los cuales tiene que mantener
relaciones aun mismo que representen limitaciones porque al mismo tiempo ofrecen
oportunidades.
ii. Naturaleza de la verdad y de la realidad: son los supuestos básicos, las
reglas verbales y de comportamiento que definen que es lo real y que no lo es,
que es un hecho, como la verdad es en última instancia determinada, revelada o
descubierta; los conceptos de tiempo, espacio y propiedad.
iii. La naturaleza de la naturaleza humana: que significa ser humano y que
atributos son considerados intrínsecos. Su naturaleza es buena, mala o neutra.
Son los seres humanos perfectos o no. Cuál es mejor la teoría X o la teoría Y.
iv. La naturaleza de la actividad humana: refleja la concepción de trabajo y de
descanso, refiriéndose a lo que es asumido como propio de los seres humanos
frente a su ambiente: ser activo, pasivo proactivo o fatalista.
v. La naturaleza de las relaciones humanas: se refiere a la manera considerada
correcta para que las personas se relacionen unas con otras, pudiendo ser
individualista, comunitaria, autoritaria, cooperativa, etc. Verifica los
supuestos referentes a la conducción de las relaciones dentro de la empresa, y
como las necesidades humanas básicas de amor y agresión deben ser manejadas
(p.6). 3. Los elementos de la cultura y su manifestación en instituciones educativas
del nivel medio y superior.
Después de haber revisado la literatura relacionada con los conceptos de
cultura, cultura organizacional, identidad cultural, las formas de consolidar la
cultura y de las perspectivas simbólica y funcionalista en la que se destacan
los elementos de la cultura. A continuación se presenta el análisis de los
estudios y las reflexiones de diversos autores en el área de las instituciones
educativas del nivel medio y superior con la finalidad de identificar la manera
en la que se manifiestas los elementos de la cultura de acuerdo a las
perspectivas citadas.
El primer antecedente es el estudio realizado en 1988 por Dávila y Martínez.
Esta investigación es considerada como una introducción al punto que aquí se
trata. A partir de la década de los noventa surge un nuevo paradigma en la
administración y en el análisis de la cultura de las instituciones de educación.
Autores tales como Fjortft y Smart (1994) lo relacionan con la efectividad,
Bolman y Deal (1991) con el liderazgo, mientras que Domínguez y Díaz (1996) y
Fetterman (1990) lo asocian con la evaluación (en Dávila, 1998). Como todo nuevo
paradigma ha tenido que ir venciendo los escollos en relaciones con las
perspectivas y conceptualización de cultura organizacional descritas en los
correspondientes apartados de este trabajo. En este sentido, a continuación,
empezaremos por aclarar que se entiende por cultura organizacional en relación
con las instituciones de educación. Para Tierney [1988a en Dávila, 1998), la
cultura organizacional:
“se refleja en lo que se hace, en cómo se realiza y en quién está involucrado en
hacerlo agrega que la de una institución está ceñida a los supuestos compartidos
que se toman como un hecho y que pueden ser identificados mediante historias, el
lenguaje, las normas y las actitudes de los participantes” (p.205). Por otra parte, para Peterson y Spencer (1990 en Dávila, 1998) “representa los
patrones incrustados del comportamiento organizacional y los valores, supuestos,
creencias o ideologías compartidas entre los miembros con respecto al trabajo”
(p.206).
Como anteriormente describió Dávila, en su publicación de 1998, existen puntos
en común entre las posturas de algunas autores que permite considerar a la
cultura como las “orientaciones compartidas entre los miembros de la
organización”(p206). Sin embargo, también existen desacuerdos ya que no queda
claro que es lo que comparten si son los valores, creencias, filosofías,
actitudes, expectativas, mitos o ceremonias (Hoy y Miskel, 1996 en Dávila,
1998).
Desde la perspectiva funcionalista (Schein, 1985 en Dávila, 1998) se puede
encontrar la solución a este desacuerdo en los tres niveles de la cultura,
descritas con anterioridad, los artefactos, valores y supuestos. Ahora bien como
es que estos elementos se reflejan en las instituciones educativas. Según
Domínguez y Díaz (1996 en Dávila, 1998) los artefactos o normas se visualizan en
los siguientes elementos: rituales, símbolos, mitos, lenguaje.
En relación con los rituales se puede mencionar los procedimientos que se siguen
para controlar la disciplina. Los símbolos tales como los logotipos reflejan en
parte la cultura, a través de ellos se envía un mensaje de cómo es ésta. Los
mitos narran sucesos magnificados o la contribución de algún personaje, Dávila
(1998) en su estudio hace referencia a que “algunas universidades destacan la
labor de empresarios en su formación, otras acentúan el esfuerzo de ciertas
órdenes religiosas”. En relación con el lenguaje en algunas universidades se
tiene que usar el término maestro o profesor mientras que en otras los alumnos
llaman a los profesores por su nombre.
En el siguiente nivel de profundidad se encuentran los valores "modo de ser o de
actuar que un individuo o grupo juzgan como ideales y que, por lo mismo, hace
estimables a las personas o conductas a las que se atribuye dicho valor"(p.384)
(Domínguez y Díaz 1996 en Dávila, 1998). A decir de Dávila (1998), los valores
se reflejan en la misión y en la filosofía de las instituciones educativas por
ejemplo en aquellas donde se valora más la investigación que la docencia o a la
inversa.
Por último tenemos los supuestos en relación con la realidad y la naturaleza
humana. Continuando con Dávila (1998) estos se reflejan en las instituciones de
educación superior en las “creencias compartidas sobre la finalidad de la
educación, de la práctica académica y de los padres de familia y de los
estudiantes para obtener una instrucción formal”, ejemplo si su lema es la letra
con sangre entra la disciplina que se observará será dura. Por último es
necesario mencionar que para que se determine la cultura de una institución se
requiere que sus elementos sean compartidos por todos sus miembros, definiendo
así el carácter del trabajo y de la organización.
El concepto de cultura organizacional se deriva del concepto más general de
“cultura” analizado y estudiado desde la sociología, la antropología y la
estética, pero aplicado al campo de las instituciones educativas tiene unas
connotaciones peculiares. Así, para Gómez (1998, en Gijón y Hernández 1999) es:
“El conjunto de significados y comportamientos que genera la escuela como
institución social. Las tradiciones, costumbres, rutinas, rituales e inercias
que la escuela estimula y se esfuerza en conservar y reproducir, condicionan
claramente el tipo de vida que en ella se desarrolla y refuerzan la vigencia de
valores, creencias y expectativas ligadas a la vida social de los grupos que
constituyen la institución escolar”(p.19).
En seguida se aborda el estudio realizado en 1992 por Mitchell en una escuela de
educación media de Jamestown en EE.UU. Fue seleccionada por su reputación de
excelencia producto de su espíritu académico. Al revisar la literatura sobre
escuelas, Mitchell encontró que el concepto de cultura organizacional se toma de
los negocios. Existen diferencias en su conceptualización. Pero a pesar de ello
se acuerda que por cultura se entiende la manera de vida de la organización en
donde se reflejan valores compartidos, normas, símbolos y tradiciones.
Dichas diferencias a decir de Waller (en Mitchell, 1992) se debe a la existencia
de dos grupos: el de los adultos y el de los estudiantes, que por su naturaleza
divergente produce tensión, y ésta a su vez origina conflictos. Dando lugar a
las denominadas subculturas de oposición más que unirse en una cultura
organizacional unificada. La pregunta es ¿se puede lograr la unificación?
A partir de ella se realizan otras investigaciones para determinar en qué medida
se pueden encontrar esos grupos que fragmentan la cultura de la organización,
llegando a la conclusión de que tenían muy poco en común, además de que al
interior de cada grupo también existe la fragmentación (Mitchell, 1992). Estas
subculturas separadas construyen socialmente sus normas, utilizándolas para
proteger a sus miembros. Con ello se concluye que existe una cultura
organizacional compartida centrada en la importancia de lo académico e incitada
por el orgullo de pertenecer a una buena escuela y a un buen equipo de
atletismo.
Como resultado de las observaciones de su estudio de 1992, Mitchell encontró en
relación con los símbolos lo siguiente: muchas de los objetos expuestos y de las
exhibiciones más notables de la escuela, especialmente en los lugares de alta
visibilidad, se relacionaban con los estudios, el atletismo y el espíritu
académicos de la escuela. La exhibición de de trofeo eran ejemplos de una
afirmación simbólica de tales valores. La publicación en la entrada principal de
los nombres de los estudiantes de las más altas puntuaciones en los exámenes y
de los miembros de la sociedad nacional del honor. El reconocimiento de los
atletas a través de carteles. Exhibición de la mascota y de los colores
representativos de la escuela. Todo ello con el fin de fomentar y sostener el
espíritu de la escuela entre los estudiantes.
Para concluir también se observó que la comunidad puede ser un factor crucial en
esfuerzos favorables para desarrollar las culturas deliberadamente de
organización para alcanzar las metas de la escuela.
En este mismo nivel de educación media, se ubica el estudio realizado en 1999
por Dávila en una escuela preparatoria de México titulado “Cultura
organizacional en una escuela católica mexicana”. Se eligió porque cumple una
doble función para este trabajo; por un lado ilustra la administración de la
cultura y por el otro en él se manifiestan los elementos de la cultura.
Este estudio de caso se realizó a través de observaciones, entrevistas
dirigidas, análisis de documentos, evidencia trazada a través de patrones
culturales: creencias básicas, los valores culturales y las normas establecidas
del grupo.
El supuesto básico de la perspectiva que lo guió es: las organizaciones definen
la cultura y la administran (Dávila, 1999). Schein en una publicación de1985
señala que estudiando la historia de una organización se puede determinar su
cultura. En su origen se encuentra el ideario de sus fundadores traduciéndose en
su razón de ser y su filosofía. A partir de ese momento los valores, símbolos y
normas se empiezan a desarrollar y van evolucionado con el tiempo.
Los investigadores de educación asocian a la cultura con diferentes resultados
como el desempeño escolar (Mitchel y Willover, 1992; Papalewis, 1988; Rossman,
Cobertt y Firestone, 1988; Erickson, 1981; Willower y Smith, 1989 en Dávila,
1999). Por otra parte, Si Willower y Smith (1986, 1987 en Dávila, 1999)
concluyeron que es un mito la formación natural de una cultura vigorosa única en
una escuela común debido a la existencia de grupos denominados subculturas. La
creación de la cultura de cada grupo tiene que ser dirigida.
¿Cuáles son los factores involucrados en su administración?
Lortie (1975 en Dávila, 1999) sostiene que la cultura organizacional vigorosa
existe cuando las creencias, experiencias o prioridades son compartidas no solo
por cada subcultura, sino que también se comparten entre ellas (Dávila, 1995;
Mitchel y Willover, 1992; Papalewis, 1988; Rossman, et al., 1988 en Dávila,
1999).
En la teoría organizacional la existencia de subculturas con intereses opuestos
es lo que
Weick en su artículo de 1976 denominó acoplamiento flojo. La frase “acoplamiento
flojo” aparece en la literatura (Glassman, 1973; March y Olsen, 1975 en Weick,
1976) y es un importante punto culminante de connotación capturado por esa frase
y no por otra. Parecería que es sinónimo de conexión liga, o interdependencia.
Por acoplamiento flojo Weick en su artículo de 1976 tiene la intención de
transmitir la imagen de que los acontecimientos acoplados son responsivos
(sensibles), pero que cada acontecimiento también preserva su propia identidad y
una cierta evidencia de su separación física o lógica.
El artículo de 1976 Weick argumenta “que los elementos pueden aparecer o
desaparecer o pueden emerger o llegar a separarse en respuesta a la
necesidad-privación de los individuos, grupos, y o organización” (p.363).
El segundo factor es el estilo de liderazgo que de acuerdo al estudio de
Papalewis (1988 en Dávila, 1999) una cultura vigorosa se le atribuye al director
por su habilidad para definir la visión y transferirla a su gente.
Un tercer factor se aprecia en un estudio similar realizado por Rossman, et al.,
(1988 en Dávila, 1999) encontraron una cultura más uniforme y por lo tanto más
efectiva, lo que le atribuyeron a la incorporación de los valores de la
comunidad.
En síntesis para administrar la cultura se requiere conocer estos factores en el
ámbito específico de la escuela, así como los mecanismos que le permitan acoplar
en el grado necesario las subculturas existentes a través de los cuales se
podrán introducir cambios sin afectar las estructuras. En este sentido Smircich
(1983 en Park, 2005) propone que el administrador aproveche los de la cultura
“El medio ambiente presenta imperativos para el comportamiento que los
administradores pueden adoptar en sus organizaciones a través de medios
simbólicos "(p.344).
Los elementos culturales identificados a través de este estudio (Dávila, 1999):
Sobre las creencias básicas: ser la mejor escuela, prevalece la dimensión
religiosa promovida por los administradores mediante las actividades
curriculares, clima de confianza en la relación maestro alumno lograda por la
participación de ambos en todas las actividades, desarrollo un alto grado de
pertenencia y se sentían orgullosos de su escuela.
Valores centrales: Educación integral, orden, disciplina, trabajo diario y
recato para la vestimenta.
Normas de grupo establecidas: La normas de grupo de estudiantes: la
participación en actividades que ellos organizaban y distintas a las religiosas
y académicas y la aceptación de la educación religiosa, siempre que no
interfiriera con las normas del grupo. Los maestros se manifestaron a favor de
las normas de compromiso de ayudar a los estudiantes en la organización de sus
actividades para su guía y control, así como para mantener una cohesión para
enfrentar problemas o inquietudes.
En el nivel de educación superior se abordan los estudios de Barbosa y
Cabral-Cardoso, Badley, Chavoya , Gallant, Tomas y Rodríguez. En algunos se
reflejan los elementos de la cultura mientras que en otros se manifiesta la
necesidad del cambio como producto de la integración interna o bien de
adaptación externa.
En el 2007, Barbosa y Cabral-Cardoso realiza un estudio en una universidad
portuguesa. El propósito es analizar como las organizaciones de educación
superior responden a los desafíos de una fuerza académica cada vez más diversa,
así como el impacto de la diversidad en sus valores culturales; producto de los
cambios significativos en la sociedad y los mercados.
Los resultados obtenidos indican no se han promovido políticas de la igualdad de
oportunidades y para manejar la mano de obra académica cada vez más diversa. Las
presiones del comportamiento para conformar las actitudes parroquiales e
introspectivas parecen prevalecer. Los valores y los artefactos parecen reflejar
los ideales de la asimilación. El origen nacional salió como la edición
dominante de la diversidad. La integración del académico extranjero se deja a
los individuos en cuestión y se hace poco esfuerzo en acomodar y para aprovechar
su contribución única.
En el estudio de 2003, Badley propone que en las organizaciones de educación
superior se fomente los valores universales de libertad, igualdad, democracia,
crecimiento, justicia y tolerancia, por considerarlos como una característica de
una cultura liberal moderna.
Chavoya realiza un estudio en el 2001 en el que examina los rasgos que
prevalecen tanto de la organización del trabajo como en la cultura académica de
los dos grupos de investigación. Su propósito fue la reconstrucción cultural a
partir de los significados que los implicados en el estudio asignan a sus actos.
A través de su estudio demostró que la disciplina, la institución y el contexto
influyen en la organización del trabajo académico. Se reconoce la importancia
que el trabajo académico tiene en la construcción y legitimación de significados
y creencias.
En un estudio de 2007, Gallant sostiene “La integridad académica es un principio
fundamental en las instituciones de educación superior. Para los responsables
institucionales la honestidad representa ser digno de confianza, respeto,
responsable y justo en el trabajo académico” (p.391). Sin embargo, se ha
observado que en la conducta académica de los estudiantes no se refleja, por el
contrario se pone de manifiesto la deshonestidad académica.
En la literatura sobre integridad académica Alschuler y Bliming, 1995; Dalton,
1998; Hendershott; Drinan y Cross, 2000; McCabe y Drinan, 1999; Whitley y
Keith-Spiegel, 2002 (en Gallant, 2007) recomiendan “cambios en las culturas
académicas para resaltar la integridad académica como un valor compartido y un
principio normativo que guíe el comportamiento de los estudiantes”(p.392).
Además, consideran que mediante el liderazgo se puede solucionar el problema de
la deshonestidad.
Se puede crear una cultura de integridad homogénea y libre de conflictos al
implementar artefactos de integridad y al amarrar verbalmente los valores de la
integridad sin considerar las presunciones.
En el estudio de 2009, Tomas y Rodríguez propone a través de El Cuestionario de
Identificación de la Cultura Organizacional de la Universidad (CICOU),
identificar la cultura actual y compararla con la cultura deseada, facilitando
así la gestión de procesos de cambio organizativo.
Se aplicaron cuatro estudios de caso en el sistema universitario catalán. La
cultura la describió a través de: a) la percepción manifestada por los
integrantes de las universidades sobre diez dimensiones: funciones, gobierno y
gestión, financiación, investigación, perfil del profesor, metodología,
estudiantado, evaluación e innovación, TIC, y relaciones entre la universidad y
su contexto; b) la observación de los símbolos y elementos visuales de que una
universidad hace gala; c) el análisis de instrumentos institucionales como los
estatutos, la página web; y d) las percepciones de responsables institucionales
de diferente rango sobre las dimensiones .
Tomas y Rodríguez concluyó que la utilidad del CICOU se ha patentizado sobre
todo al referirse a la obtención de las diferencias entre cultura actual y la
deseada.
“La administración del cuestionario nos permite obtener diferencias
significativas entre colectivos y entre universidades. Además existe una
homogeneidad mayor entre las percepciones de cómo debe ser la cultura del futuro
que en la percepción de cómo es la cultura presente, algo que se interpreta en
clave de acuerdo respecto los horizontes futuros” (p.10). Conclusiones
Como resultado del análisis de lo que acontece desde la perspectiva cultural en
las organizaciones educativas del nivel medio y superior, después de revisar
varios autores se encontró que en ellas se manifiestan elementos de la cultura
tanto de la perspectiva simbólica como de la funcionalista.
En los casos estudiados se identificaron los elementos culturales que en ellas
prevalecen dentro de los que se pueden mencionar se encuentran los símbolos, los
ritos, las creencias, las normas, las ceremonias, los artefactos, los valores:
libertad, igualdad, democracia, integridad, honestidad, crecimiento, justicia y
tolerancia. Si se administran adecuadamente se puede lograr que se genere la
identidad de la organización, siempre y cuando, el administrador tenga la
habilidad para hacer que todos los miembros los compartan e incluso la comunidad
externa.
Lo anterior quedó demostrado en uno de los estudios en el que su identidad se
afianzó favoreciendo su buen desempeño al considerársele por la comunidad como
una institución educativa de excelencia.
Sin embargo también se identificaron organizaciones en las que los conflictos
estaban presentes y en las que la búsqueda del cambio era imprescindible. En
algunas de ellas la necesidad del cambio provenía del exterior dada las
condiciones de la sociedad y del mercado.
En este contexto la cultura organizacional permite resolver este tipo de
conflictos, permite a las organizaciones educativas su supervivencia y
adaptación al medio que la rodea.
Para finalizar se requiere que se realicen muchos estudios de caso adicionales
de escuelas con culturas de organización genuina para completar los vacíos que
refuercen la teoría preliminar.
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Los autores interesados deben enviar sus textos en formato DOC a: lisette@eumed.net junto a un resumen actualizado de su CV.
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