Ana María García Gómez (CV)
En este artículo podemos apreciar lo primordial que es el juego en estas edades
tan tempranas, ya que se está jugando desde que nacen prácticamente hasta que se
es consciente de que es el juego y lo vital que es en nuestras vidas. También
nos cuenta en este artículo que es el desarrollo en educación infantil y lo
ligado que va al aprendizaje de cada niño. El juego siempre es interesante y
significativo para el niño, ya que si se pierde interés la actividad deja de
tener significado y el juego muere como tal. El juego tiene motivación y esto lo
convierte en una poderosa herramienta de crecimiento y desarrollo personal.
Por último veremos los diferentes juegos, que según Piaget, son fundamentales
que el niño experimente, estos juegos son: el juego sensoriomotor, simbólico y
el juego de reglas.
PALABRAS CLAVES: Juego, niño/a, desarrollo, aprendizaje, motivación, lúdico,
actividad, simbólico.
1. LAS NIÑAS/OS PEQUEÑOS EN LAS ESCUELAS INFANTILES:
La escuela infantil es un tramo del sistema educativo que comienza a ser
considerado como un período de educación peculiar y de mucha relevancia. Desde
el comienzo de la escolarización obligatoria, la escuela ha sido entendida como
un lugar donde se aprenden conocimientos y habilidades específicos que la
sociedad valora útiles para la integración en el mundo social, así como un
contexto de desarrollo y progreso personal.
Con la incorporación de la mujer al trabajo y los cambios en la vida doméstica
las sociedades industriales se han planteado estudiar y atender a la Educación
Infantil. Hasta hace poco la familia eran los depositarios de la responsabilidad
del desarrollo de los niños, su función educativa se concretaba en lograr que
los niños conocieran y dominaran hábitos de conducta dentro de los propios
procesos de crianza -motricidad fina, control de esfínteres, etc.-, además del
proceso de desarrollo del lenguaje -muy relacionado con las actividades de la
escuela en lo referente a la adquisición simbólica-, la adquisición de
capacidades de comprensión y comunicación social, desarrollo y dominio
psicomotor, hábitos de atención y respuesta a las demandas de los adultos,
interacción personal compleja ya que unos padres están más bien formados que
otros, etc.
Otro aspecto relevante dentro de la familia son las prácticas educativas que
pueden influir tanto positiva -haber ayudado en su desarrollo personal- como
negativamente -haber limitado potencialidades que el niño tenía al nacer-. Por
tanto es fundamental la educación de los niños/as desde los primeros años de su
vida.
Con esto no se quiere decir que la Educación Infantil deba ser un corrector de
determinadas situaciones familiares, sino que se debe atender socialmente desde
el principio la educación de los niños/as e incorporarla adecuadamente al
sistema educativo y para ello debe existir un lazo de unión entre
familia-escuela.
Una característica de la educación Infantil es la necesaria armonía y la buena
comunicación que debe existir entre el contexto familiar y el centro educativo.
El niño pequeño por su propia inmadurez y heteronomía no puede ser comprendido
fuera de su contexto ya que este nos da las claves de la personalidad y la
disponibilidad educativa del niño/a. Para ello hace falta conocer y comprender
los sistemas de crianza, valores, hábitos y costumbres de las familias de los
niños/as y así poder interpretar sus características, necesidades y
posibilidades.
La escuela infantil debe asumir la cultura del contexto social inmediato, sólo
así encontrará armonía y coherencia en el contexto educativo escolar.
Un aspecto importante dentro de la Educación Infantil, y que no presta atención
el sistema educativo, es la incorporación al mundo de los afectos, emociones y
la vida de relación social. Esta hace referencia a las relaciones
interpersonales, al progreso de la vida afectiva y la búsqueda del equilibrio
emocional.
La Educación Infantil debe actuar como contexto en el que el clima
socio-afectivo sea corrector de déficit, además de contribuir a que el
crecimiento intelectual no evite el desarrollo armónico de los sentimientos
positivos como la solidaridad y la conducta prosocial.
2. EL DESARROLLO, UN OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN INFANTIL:
Los objetivos de un proceso educativo no son sólo la transmisión de
conocimientos, sino el desarrollo de la autonomía personal, potencialidad
cognitiva y maduración socio-afectiva. La educación y el desarrollo no son
procesos separados en ningún tramo del sistema, deben estimular y optimizar las
posibilidades de progreso personal.
Una concepción importante en la Educación Infantil es la relación existente
entre aprendizaje y el desarrollo, hoy consideramos que el aprendizaje es el
motor de desarrollo y que todo desarrollo lleva implícito un aprendizaje. El
aprendizaje y el desarrollo personal debe constituir la preocupación dominante
con variadas actividades, tareas, ejercicios y juegos; todas ellas que se
deriven de un sistema de comunicación y convivencia para que los niños/as tengan
experiencias enriquecedoras en su vida.
EL DESARROLLO PSICOMOTOR
El niño necesita desarrollar su cuerpo como fundamento de su crecimiento y como
dominio de su propia situación en este mundo. Cuando el niño se convierte en un
escolar, no domina aún muchas habilidades motoras y de expresión corporal que
necesita desplegar. El contexto espacial, que debe ser sensible a las
necesidades, y las rutinas diarias se convierten en escenarios para poder
expresarse y donde la maduración psicomotora debe recibir una continua
estimulación. Por ejemplo, se debe contar con un espacio amplio y dotado de
materiales que permita desarrollar retos psicomotores -motricidad fina
(arrastrarse, saltar, balancearse, etc.) y gruesa (manipulación, equilibrio,
etc.)- que son estimulantes para el niño/a.
Hay que tener en cuenta otros elementos aparte del niño, como son los
educadores, el centro, el clima, la actividad, la metodología, el tiempo, el
espacio, etc. Todos estos factores se articulan entre sí y se hacen realidad en
la vida cotidiana del centro, constituyendo una Institución que tiene rasgos
específicos.
3. EL JUEGO COMO FACTOR DE DESARROLLO:
El juego es una actitud ante los objetos, los otros y ante nosotros mismos que
marca la situación de tal forma que decimos que "estamos jugando". Es una
actividad natural, un comportamiento en el que el uso de los objetos y las
acciones no tiene un objetivo obligatorio para el niño, es decir, supone un
"hacer sin obligación" de tal forma que esta capacidad de hacer refleja para el
propio niño y para los que les rodean la dimensión humana de la libertad frente
al azar y la necesidad. Es un factor de desarrollo que ejercita la libertad de
elección y de ejecución de actividades espontáneas y eso proporciona al ser
humano la dimensión de ser libre, activo y seguro.
El juego deja de ser adaptativo y se convierte en un proceso simbólico de
comunicación social; a través de él, el niño logra el autodominio y la precisión
de movimientos que requiere para sentirse integrado en su medio a la vez que
autónomo y libre en sus desplazamientos. El juego psicomotor modela y regula la
capacidad perceptiva del niño al verse capaz y libre de actuar en un medio, que
reconoce como propio, porque lo explora a través de su movimiento.
El juego simbólico, según Piaget, ingresa a los niños/as en el mundo de las
ideas, en el mundo de la verdadera inteligencia humana. Con esto los niños/as
comienzan a aprender reglas que prescriben las actividades y los procesos
humanos. La regla es el conjunto de normas internas de una actividad lúdica, que
la define y diferencia de cualquier cosa.
Estar jugando presupone atravesar la línea divisoria que separa lo que no es
juego de lo que sí es. Juego nace de la realidad que rodea al niño, de la cual
toma sus elementos y nunca se aleja de ella más allá que lo preciso para volver
a ella de nuevo, recrearla y enriquecerla.
Los juegos infantiles pueden ser serios, en el sentido de exigir y provocar
actitudes rigurosas en los niños/as, sin que por ello dejen de ser juegos. Por
eso, no hay que confundir toda actividad infantil con juego; los niños son
perfectamente conscientes de cuando están jugando y cuando no, hay que ser
respetuosos y partir de que no todo acto puede ser un juego ni todo acto está
fuera de juego.
El juego siempre es interesante y significativo para el niño, ya que si se
pierde interés la actividad deja de tener significado y el juego muere como tal.
El juego tiene motivación y esto lo convierte en una poderosa herramienta de
crecimiento y desarrollo personal.
Vigotski define la actividad como un núcleo central para explicar la naturaleza
sociocultural de muchos procesos psicológicos y especialmente el entramado de
relaciones, sentimientos, percepciones y conocimientos que constituyen los
microcontextos en los cuales se produce el aprendizaje y el desarrollo de los
niños. El entramado de relaciones interpersonales que rodea toda actividad
humana le proporciona su sentido sociocultural. Hay actividades que tienen un
solo sentido lúdico y placentero, pero están tan bien incorporadas a los
sistemas de vida que les damos pleno sentido cultural y espiritual. Son también
de esta categoría las actividades de diversión, de tiempo libre, artísticas o
culturales.
Los niños/as perciben la actividad incluida en un contexto de relaciones
interpersonales que es lo que le da verdadero sentido social y personal a la
acción. Toda actividad en la que un niño está incluido proporciona un campo de
intereses que pueden ser explorados a través del juego.
El juego proporciona recursos suficientes para participar en muchas actividades
sin un despliegue económico muy grande. Algunas requieren la presencia de
determinados objetos y materiales, un espacio concreto y un tiempo determinado,
pero hay otras que utilizan muy pocos recursos -estas son las que en la vida
real tampoco los precisa-.
Si permitimos el juego libre y espontáneo entre los niños de la clase,
aparecerán juegos de reproducción de actividades humanas que constituyen el gran
banco de centro de interés de los que debemos partir en la intervención
educativa. Lo que debemos hacer es potenciar y permitir que los niños las
realicen de forma lúdica en los rincones de juego.
La organización espacial y temporal del aula y el centro debe ser flexible y
permitir que los niños aporten en el día a día a través de sus juegos sus temas
de conversación y sus intereses cognitivos mediante los procedimientos que
utilizan cuando están solos y se hace propuesta de juego.
El juego adquiere la fuerza necesaria para que el sujeto se implique en ella
como cosa propia y subjetiva, y así se convertirá en una actividad
significativa. Cada niño "se juega" sus ideas, sus intereses y sus motivaciones.
Un factor importante es la afectividad infantil en el juego, este es un factor
de equilibrio emocional que proporciona a los niño/as una gama de sensaciones y
emociones personales que les resultan benéficas. Las experiencias del juego
constituyen una historia de placer y autosuficiencia que permite asociar
juego-felicidad y juego-alegría.
Los niños relacionan el juego con los estados de bienestar emocional y con
momentos de comunicación afectiva con sus seres queridos. La participación
constante entre niño-adulto en diversas situaciones va creando una línea de
conciencia sobre el juego que lo convirtió en un escenario privilegiado para la
satisfacción y la autocomplacencia. Muchas emociones son practicadas por los
niños en sus experiencias con los adultos y con otros niños.
El juego es una caja de emociones positivas que el niño aprende desde que
comienza en situaciones y experiencias lúdicas con sus cuidadores. Es importante
que los centros ofrezcan situaciones diarias donde puedan practicar la alegría y
desplegar un estado emocional de plena satisfacción social y personal.
También se harán presentes en escenarios lúdicos abundantes conflictos
personales, sin embargo la resolución de conflictos interpersonales es una vía
importante para la maduración afectiva y el progresivo equilibrio de las
emociones.
4. CLASES DE JUEGOS:
Piaget descubre el papel del juego dentro del sistema de desarrollo que él
establece y describe las formas que adquieren los juegos espontáneos y los
identifica con las formas que adquiere las capacidades infantiles.
Clasifica los diferentes juegos en tres apartados, dependiendo de la relación
que tienen con el cambio del niño a lo largo de la vida: sensioriomotor,
simbólico y reglado.
* Juegos Sensoriomotores: estos implican la puesta en acción de la capacidad de
los niños de construir y operar desde los estímulos que en él provoca el entorno
físico, los objetos y su propio cuerpo, elaborando respuestas complejas de
carácter motórico-manipulativo, es decir, utilizando su cuerpo. Un ejemplo de
este juego son los espontáneos. A través de estos, el desarrollo se va
encontrando con su aprendizaje.
* Juego Simbólico; son todas las actividades representativas que se realizan
dentro de un marco no estrictamente serio o de comportamiento acomodativo. Un
ejemplo de juego simbólico son las imitaciones de movimientos, acciones, etc.
Las actividades que los niños/as realizan entre tres y seis años son actividades
simbólicas de carácter lúdico.
Para Piaget, el juego se diferencia de la actividad seria porque en él los
niños/as no se preocupan mucho de que lo que hacen sea exactamente lo que se
espera de ellos y lo que deben hacer, ellos se relajan y se olvidan de la
necesidad de ajustar su acción.
Para él, el juego simbólico es más una dimensión de expresión que un instrumento
de aprendizaje.
* Juego de Reglas: Es el único juego que Piaget lo consideró de naturaleza
social, este juego se refiere a un cambio en el concepto de necesidad interna
que tiene todo proceso mental. Los niños/as no son capaces de pensar en forma
lógica y operar razonadamente, por lo que no podrán comprender los juegos de
reglas.
Los niños se pueden incluir en juegos ricos e interesantes sin tener dominado
completamente las normas, esto les va a ayudar en el progreso de sus capacidades
mentales, físicas y motoras.
La clasificación de los juegos de Piaget relaciona el juego y el desarrollo
cognitivo, por tanto comprende la actuación de los niños dentro de los juegos,
pero no es muy práctica para analizar la relación entre el juego, el desarrollo
y el aprendizaje.
VALORACIÓN PERSONAL
Considero que el juego es una actividad fundamental en la educación infantil ya
que nosotros como educadores tenemos que educar a los niños a través del juego.
Con este hemos aprendido que se puede estimular, fomentar en el niño actitudes
de respeto, de participación, de tolerancia, etc…
Creo que el juego forma parte de la vida del niño porque es lo que le ayuda a
hacerse y a descubrir el entorno que le rodea, por eso hay que potenciarlo desde
edades muy tempranas. Hay padres que ven el juego como juego en sí y no como
aprendizaje, considero que esas personas que creen eso no conocen las funciones
que genera, piensan que deberían de enseñarles mucha materia y así es cuando los
niños no aprenden nada.
Como define muy bien Escudero y Jiménez en una de sus obras , "el juego
contribuye a la formación de la persona ya que responde a necesidades del
proceso evolutivo".
Para concluir considero el juego una actitud activa que implica en su totalidad
al niño y que refleja en este un compromiso emocional, físico e intelectual con
respecto al mundo que le rodea.
La tarea que tiene que desempeñar el niño de estas edades es jugar, jugar con
sus compañeros, con los maestros y con su familia. Un aspecto importante que
considero es que los padres tienen que jugar con el niño y divertirse con él,
deben de reprimir la sensación de estupidez y volver a ser niños otra vez.
Considero que si vuelven a su niñez ayudarán en el aprendizaje de los niños.
BIBLIOGRAFÍA:
• ANCÍN, M.T. (1989): Cuerpo, espacio, lenguaje. Ed. Narcea. Madrid.
• ARRANZ, J.D. (1995): Juegos al aire libre. Educación Infantil y Primaria. Ed.
Escuela Española. Madrid.
• GUTIERREZ, R. (1997): El juego de grupo como elemento educativo. Ed. CCS.
Madrid.
• OPPENHEIM, J.F. (1990): Los juegos Infantiles. Ed. Martínez Roca. Barcelona.
• SPENCER, Z.A. (1976): 150 Juegos y actividades Preescolares. Ed. CEAC.
Barcelona.
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