Alberto Enrique D'Ottavio (CV)
aedottavio@hotmail.com
Universidad Nacional de Rosario
Resumen
Continuando trabajos previos donde fuera escudriñada la relación entre perceptibles valores involutivos y determinados desaciertos económico-políticos, este trabajo hace foco en el populismo, corriente ideológica que ha calado hondo en algunos países latinoamericanos, y analiza su rol generador y/o agravante en la antedicha relación.
Palabras clave: Populismo, Latinoamérica, Valores, Hechos económico-políticos
Summary
Continuing former papers where the relation between perceptible involution values and determined economic-politic nonsense, this paper focuses in populism, current ideology in some Latin American countries, analyzing its generating and/or aggravating role in the abovementioned relation.
Key words: Populism, Latin America, Values, Economic-Politic facts
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Encuadre contextual y objetivo
En trabajos previos fue progresivamente analizada la relación entre perceptibles valores involutivos y determinados desaciertos económico-políticos (1, 2, 3).
El presente envío, que los continúa, se halla focalizado en una corriente ideológica que hasta hoy ha encandilado a una mayoría de argentinos: el populismo (del Latín popŭlus: pueblo), y que ha calado hondo, también, en otros países latino-americanos. Desde esa realidad, analiza su rol potencialmente generador y/o agravante de la antedicha relación y puntualiza sus perjuicios, antes que sus posibles beneficios, para países en crisis que pueden sentirse tentados por buscar salidas de este jaez para finalmente desembocar en la misma crisis derivada de tal opción, o en una todavía mayor.
El populismo: características salientes
El sociólogo Juan José Sebrelli asocia al populismo con el cesarismo plebiscitario y el bonapartismo y sostiene que su versión prevalente en Argentina durante las décadas del 40 y del 50 del siglo pasado no fue una original invención autóctona sino continuadora de la vertiente jacobina plebeya del fascismo, por entonces derrotado. Además, subraya que su originalidad reside en que, tratándose de un sistema reaccionario, cuenta con vasto apoyo popular y que, para más inri, existen progresistas que no sólo obvian tal faceta fascista sino que valoran su eventual apoyo mayoritario como garantía irrebatible de democracia o de conducta revolucionaria (4).
Más aún, dicho autor agrega que, travestido con cualquier perfil ideológico, satisface con negocios y subsidios a la clase alta, con consumo a la clase media y con prebendas retentivas a los desposeídos, apropiándose de los fondos del Estado en momentos florecientes, perdurando en tanto éstos perduren y debilitándose cuando los mismos menguan y se agotan (4).
A fin de caracterizarlo, se recopilan rasgos populistas a partir de la bibliografía (5) y se integran a ellos vivencias personales:
Algunos de los rasgos arriba listados figuran condensados en principios que se adjudican al Ministro de Educación Popular y Propaganda de la Alemania nacionalsocialista, Joseph Goebbels (7):
Principio de simplificación y del enemigo único
Adoptar una única idea, un único símbolo y un único enemigo (el adversario)
Principio del método de contagio
Aunar adversarios en una única categoría o individuo, en suma individualizada
Principio de la transposición
Imputar al adversario los propios errores o defectos, respondiendo ataque con ataque. Inventar noticias distractoras de ser imposible negar las malas nuevas
Principio de la exageración y desfiguración
Hacer de cualquier anécdota, por nimia que sea, una amenaza grave
Principio de la vulgarización
Adaptar lapropaganda al menos inteligente de los individuos de la masa, cuya capacidad receptiva es limitada; su comprensión, escasa y su facilidad de olvido, alta
Principio de orquestación
Acotar la propaganda a un escaso número de ideas, repetidas sin descanso, sin fisuras ni dudas, desde distintas perspectivas y siempre centradas en un mismo concepto. De allí proviene su ya aludido precepto
Principio de renovación
Emitir constantementeinformaciones y argumentos nuevos, haciéndolo a tal ritmo que cuando el enemigo responda, el público se halle atrapado en otra cosa. Además, dichas respuestas enemigas no deben contrarrestar el nivel creciente de acusaciones
Principio de la verosimilitud
Construir argumentos desde fuentes diversas mediante los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.
Principio del silenciamiento
Acallar las cuestiones sobre las que se carece de argumentos y enturbiar las noticias que favorecen al enemigo, todo con el auxilio de los medios de comunicación adictos
Principio de la transfusión
Difundir argumentos capaces de arraigar en actitudes primitiva ya que, por lo general, la propaganda opera a partir de sustratos preexistentes (mitología nacional y/o complejo de odios y prejuicios tradicionales)
Principio de la unanimidad
Lograr convencer a la multitud de que piensa "como todo el mundo", creando así una falsa impresión de unanimidad.
Desde luego, las características puntuadas o agrupadas en principios pueden atenuarse o agravarse en distintos grados según sea el proceder y el nivel de apasionamiento de sus intérpretes y seguidores.
Reflexiones derivadas
Cuando el populismo se encarna en los gobernantes y sus acólitos, los votantes que los han entronizado los defienden entusiastas, a pesar de estas desmesuras, desde la gaya ignorancia, la censurable conveniencia personal y/o grupal, el fanatismo ideológico y/o el empleo acrítico de eslóganes de enojosa raíz ético-moral a la usanza de no se comportan decentemente pero hacen (ya se ha dicho que, generalmente, en bien propio), no actúan correctamente pero persiguen fines ideológicamente rescatables, el culterano “ande yo caliente y ríase la gente” o el muy basto “que me quiten lo bailado”.
A la postre, y sea cual sea el motivo, se concluye excusando el latrocinio, la corrupción, la injerencia del narcotráfico, el lavado de dinero e ilegales enriquecimientos personales, entre distintas gollerías de similar cariz, siempre en defensa de aparentes “logros”. Desde ya, esto crea el peligro para el votante de transformarse en cómplice.
Si bien es válido que se arguya que algo positivo pueden dejar a futuro, más aún si han perdurado añares en el gobierno, lo eventualmente positivo que puedan haber aportado se deslíe, según colijo, por las reales intenciones-guía (no, las hechas públicas), por los contenidos verdaderos de tales “consecuciones” y por las consecuencias acarreadas.
Así, de igual manera a como es viable que un gobierno honesto desbarre involuntariamente, también resulta factible que uno deshonesto acierte de igual modo, No obstante, en el primero siempre subyacerá la mejor de las intenciones y en el segundo, aún en el acierto, prevalecerá la mala intención soterrada en su deshonestidad.
En ese sentido, corresponde reiterar qué supone la honestidad en la gestión gubernamental, honestidad que debe ser complementada con una demostrada idoneidad (7):
Puede argumentarse que esto es utópico. En tal caso y aceptando el reparo, quizá sirva como guía para su diacrónico alcance.
Sabido es que todo quehacer humano no se halla libre de la humana condición, siendo, en consecuencia, siempre perfectible. Empero, si no se coloca lo utópico como finalidad, aun lo factable (a mi entender, lo factible en el camino de lo deseable) nos resultará inaccesible y se seguirá empantanado en corrientes ideológicas que, como el populismo, lucen atractivas pero, más temprano que tarde, se revelan insustanciales y perniciosas. Y lo son porque fuerzan a vivir una fiesta que aparentemente alcanza a todos pero que termina beneficiando (y mucho) a unos pocos y perjudicando al resto, que mayoritariamente y tarde se arrepiente, llegando defensivamente a la negación de haberlo ungido con el voto.
Consideraciones finales
Lo antedicho en modo alguno significa desdeñar finalidades progresivas que permitan una vida digna y plena a la totalidad de los ciudadanos. Por el contrario, pretende evitar que grupos de aventureros, pertenecientes a una praxis política que los habilita a enriquecerse ilícitamente a partir de los fondos públicos en nombre de nobles pero depreciados principios, prosiga generando y/o agravando la antes aludida relación entre perceptibles valores involutivos y determinados desaciertos económico-políticos.
En ese marco, el populismo actúa como desarticulador republicano. De allí que, a la luz de su vigencia en algunos países latinoamericanos, acosados por el narcotráfico y las delincuencias de guante blanco y común (ambas en interacción), puede que deba retrocederse a una etapa pre-ideológica y plantear, en camino hacia una verdadera democracia republicana y federal, alternativas axiológicas como corrección versus incorrección de proceder, decencia versus indecencia u honestidad versus deshonestidad en la gestión.
La reserva moral capaz de evitarlo se halla en personas idóneas con principios y que no son comprables, ya que no todo ser humano tiene su precio como repiten de majadero modo los prestos a venderse. Y se halla en ellos porque los sapientes con conveniencias son adquiribles, los ignorantes con principios son manejables y los ignorantes con conveniencias son domeñables.
Referencias
www.eumed.net/rev/cccss/25/evolucion.html
Febrero 2014, www.eumed. net/rev/cccss/27/disvalores-educacion.html
http://www.eumed.net/rev/cccss/27/disvalores-educacionales.html
http://elpais.com/diario/2005/10/14/opinion/ 1129240807 _850215.html
8. D’Ottavio, A.: “Comportamientos contradictorios en ámbitos universitarios. Percepciones y
reflexiones para su elucidación y superación” en Revista Electrónica de Biomedicina, Enero-Abril 2014, http://biomed.uninet.edu/2014/n1/ottavio.html