Rocío Ares Casal (CV)
roarcasal@gmail.com
RESUMEN
La Demografía es la ciencia que estudia los movimientos poblacionales. Sus aportaciones son fundamentales para comprender las implicaciones socioculturales y económicas que generan los cambios en la población. A pesar de su juventud, la Demografía tiene ya un importante recorrido histórico que va desde los análisis de los primeros pobladores hasta los estudios más recientes, con atención ineludible a los movimientos migratorios y a los problemas derivados de las sociedades actuales.
PALABRAS CLAVE: Didáctica, demografía, teorías, migraciones, ciencias sociales, población
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Somos alrededor de 7.000 millones de personas. Estos datos los conocemos gracias a la Demografía, que es la ciencia que estudia los movimientos naturales (nacimientos y defunciones), los movimientos migratorios (desplazamientos físicos) y la estructura de la población (composición por edades, sexo y actividades).
De hecho, la Geografía de la Población y los intentos de análisis por medio de métodos científicos son logros muy recientes. Para conseguir datos más antiguos hay que recurrir a fuentes indirectas como los diezmos, los recuentos de hogares o fuegos, o previsiones hipotéticas en función de las densidades óptimas para asentarse en un territorio. Como vemos, el recurso a otras ciencias auxiliares como la Historia, la Arqueología, la Antropología, etc. es de inestimable valía.
En la globalidad de la historia de la población mundial, dos momentos han constituido claros hitos en los que se dispara de una manera notable el crecimiento demográfico: son la Revolución Neolítica y la Revolución Industrial.
La realidad es que se sabe muy poco sobre cómo se desarrolló la transición demográfica del Paleolítico al Neolítico, lo que sí se sabe es que la población aumentó considerablemente. Dos teorías surgen en torno a este hecho: una de corte tradicional y otra, más reciente, sostenida por geógrafos como Ester Boserup.
La teoría tradicional sostiene que las condiciones de vida en asentamientos permanentes y con una organización social compleja hacen aumentar la población. La otra teoría dice que el aumento de población provoca cambios tecnológicos, como el uso de arados o fertilizantes. Esto ayuda a restaurar el equilibrio entre el incremento poblacional y la producción de alimentos.
A partir del Neolítico, y hasta los albores de la Revolución Industrial nos encontramos con que la población crece lentamente. A partir de la Revolución Industrial será cuando se experimente una progresión constante, que aumentará significativamente en el siglo XX.
¿Cómo podemos deducir todos estos datos? Fundamentalmente, ayudados de las observaciones derivadas de los regímenes demográficos, que son el resultado del análisis de la evolución de la población en función del estudio de sus movimientos naturales (natalidad y mortalidad). Por ejemplo, se sabe que la mortalidad infantil –una constante en el régimen demográfico antiguo-, llegó a suponer el 50 % de todas las defunciones de un año.
Una vez superados ciertos condicionantes socioeconómicos se produjo la transición demográfica. Esto lo sabemos dada la existencia de cifras de contraste que nos ayudan a llevar el recuento poblacional y asociarlo a las circunstancias de la época.
De esta manera, para obtener datos y poder establecer mediciones, la Demografía y otras ciencias afines usan una serie de indicadores que les permite hacer cálculos poblacionales. Estos se llaman “indicadores demográficos”, y algunos de los más importantes son:
Como vemos, las tasas de natalidad y mortalidad se expresan en tantos por mil. Sin embargo, el crecimiento natural o vegetativo (la diferencia entre nacimientos y muertes) se expresa en tantos por ciento. Por ejemplo, si la tasa de natalidad es del 35 por mil y la tasa de natalidad de 20 por mil, hay que restar 35-20, que da 15 por mil. Dividimos entre diez para calcular el porcentaje y el resultado es 1.5 por cien (%). Este dato sería el crecimiento vegetativo.
Con la Revolución Industrial comienza otro ciclo expansivo de la población, que es conocido con el nombre de “transición demográfica”, un período de extraordinario crecimiento. Se mantiene una elevada natalidad combinada con el descenso de la mortalidad. Este descenso se relaciona con las mejoras introducidas en la alimentación, en la higiene y en la sanidad. Se da, entonces, un espectacular aumento de la población que se va moderando en la última etapa debido a la caída de la natalidad.
El régimen demográfico moderno se define por la baja natalidad, baja mortalidad (especialmente la mortalidad infantil) y una deficiente incidencia de la mortalidad catastrófica. De esta manera, el crecimiento natural evoluciona estable. En países que cuentan con una esperanza de vida muy elevada la población no aumenta, e incluso puede disminuir.
Se puede decir que la transición demográfica es el paso del régimen antiguo al régimen moderno de población, o de una sociedad agrícola a una sociedad industrializada.
En cuanto a las causas asociadas al descenso de la fecundidad se pueden hallar muchas, pero en la base está el desarrollo económico y los avances en el control de la natalidad.
Las causas del descenso de la mortalidad son más evidentes. Gracias al desarrollo industrial, que trae aparejado un desarrollo científico, los avances en la lucha contra enfermedades se suceden, a la par que se mejora la calidad de la alimentación y del suministro de productos.
En los países del Tercer Mundo, la transición no fue acompañada de crecimiento económico, lo que llevó aparejado un grave desequilibrio además de problemas de paro, pobreza y hambre que no hubo en Europa. Su modelo demográfico actual es de transición, con un espectacular crecimiento ocasionado por una natalidad muy elevada y una mortalidad contenida.
Desde el momento en el que se empezó a estudiar la población, dos han sido las posturas mayoritarias y opuestas, que todavía hoy perduran. El debate gira en torno al abastecimiento poblacional, que ha sido y es un desafío para todos los gobiernos del planeta.
Dicho debate fue iniciado en el siglo XIX por los seguidores de Malthus, que expuso sus ideas en torno a 1798. Su concepción indica que la progresión del crecimiento de la población es geométrica, pero el crecimiento de los recursos agrícolas es aritmético. Se produce así un desfase en el equilibrio entre recursos y población, lo que ocasionará problemas de subsistencia.
La tendencia llamada “neopoblacionista” sostiene que el aumento de población es fuente generadora de riqueza. Ambas corrientes siguen todavía en vigor con la controversia en activo, aunque las propuestas han sido matizadas hasta alcanzar posturas más conciliadoras. Aun así, se puede hablar de la emergencia de dos tipos de políticas: las pronatalistas y las antinatalistas o maltusianas. Estas últimas son frecuentes en países con superpoblación y con problemas graves de desarrollo. Las políticas natalistas son propias en la actualidad de países desarrollados con bajas tasas de fecundidad y problemas de envejecimiento, que no optan por recurrir a la inmigración como fuente de reposición de efectivos.
En definitiva, ambas políticas responden a momentos coyunturales por los que atraviesa la economía en un periodo histórico determinado.
Lo primero que tenemos que saber es que la población mundial no está homogéneamente distribuida, sino que se asienta en las regiones más ricas y en las que necesitan más fuerza de trabajo para mantener su economía, aunque sea una economía de subsistencia. También el clima actúa como un condicionante, como vamos a ver a continuación.
En general, la mayoría de la población vive entre los 20º y los 60º N. Ocupa una posición periférica en los continentes y habitan por debajo de los 500m de altitud. ¿Cuáles son los principales focos demográficos? Los que siguen a continuación:
Los factores explicativos de estos asentamientos son de tipo humano, especialmente de carácter histórico y económico, relacionados con la industrialización.
También existen vacíos demográficos, localizados en las zonas polares de ambos hemisferios, en las zonas desérticas, las zonas húmedas y cálidas en torno al Ecuador y muchas de las zonas montañosas de la Tierra. En estos casos, los factores explicativos son de carácter físico, sobre todo relacionados con el clima (temperaturas muy bajas, calor húmedo y aridez) y la altitud.
El número promedio de habitantes en una superficie se denomina población relativa o densidad de población. Para calcularla hemos de dividir su número de habitantes por la superficie en km2.
Las migraciones consisten en aquellos movimientos poblacionales que llevan implícitos cambio de residencia. Cuando el desplazamiento es de salida se denomina emigración, cuando es de entrada es inmigración.
Las causas de estos movimientos pueden ser de orden económico, natural, político, religioso y sociocultural. Pueden tener lugar a nivel interior en el mismo país o pueden ser de carácter internacional. Estas últimas están experimentando un constante aumento en los últimos años, fundamentalmente por motivos económicos y políticos.
Las consecuencias de las migraciones se dejan sentir a varios niveles:
Para calcular el crecimiento real de una población hay que añadirle o restarle el saldo migratorio al crecimiento natural. El saldo migratorio es, entonces, la diferencia entre el número de emigrantes e inmigrantes de un país. El crecimiento real es la suma del crecimiento natural más el saldo migratorio.
Una de las características más visibles del fin de la transición demográfica es el envejecimiento de la población, que se ha constituido en un problema para todos los países desarrollados debido ante todo a que no se pueden garantizar las medidas asistenciales. El histograma de frecuencias adopta en estas sociedades una forma de campana, y muestra que no hay relevo generacional.
Pero el mundo cuenta con otros problemas relacionados con la demografía y los cambios en las estructuras poblacionales. Algunas de las más preocupantes son:
Aunque el problema fundamental no es si hay suficientes recursos, sino si estos están equilibradamente distribuidos. Por desgracia, todos conocemos la respuesta.
7. BIBLIOGRAFÍA
-Pressat, R. (2010): Introducción a la demografía. Ariel, Barcelona.
-Abellán, A. (2012): La población en el mundo. Síntesis, Madrid.
-Livi-Bacci, M. (2009): Historia mínima de la población mundial. Crítica, Madrid.
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