Iván Parro (CV)
ivanparro@ucm.es
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
En este texto compartimos algunos planteamientos e ideas sobre la formación del ser y del yo mismo en los niños/as según las investigaciones de autores como Schaffer, Mead, Freud o Sullivan.
La formación de la personalidad, de la identidad, del ser y del yo es un proceso fundamental dentro del desarrollo personal del niño/a porque le otorgará una particularidad en la sociedad y determinará quién es y cómo es el niño/a. La personalidad no es un aspecto a dejar pasar o no prestarle la suficiente atención, puesto que es una de las partes “invisibles” más importantes del ser humano. Este artículo ofrece ideas al respecto y para esta parte tan fundamental en cualquier persona.
PALABRAS CLAVE: Socialización; Yo; Personalidad; Cognición social; Psicología
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INTRODUCCIÓN
En este texto hablaremos sobre el ser y sobre la personalidad. Queremos compartir algunos de los planteamientos desarrollados por investigadores como Schaffer, Lindesmith y otros, que estudian la formación del ser y del yo.
La personalidad es quizá uno de los aspectos más importantes en la formación de la persona pues la otorga una especificidad y una diferenciación respecto a los otros seres humanos.
En los artículos que hemos seleccionado para este texto haremos referencia a las teorías sobre el sí mismo según las investigaciones de ciertos autores y la visión que tienen del desarrollo del yo que también estudió y publicó Schaffer.
Este artículo es un complemento a otros dos ya publicados anteriormente1 y que tenían como objetivo conocer algunos procesos de socialización principales bajo la óptica y la visión de ciertos autores que exponen la influencia de algunos factores y elementos en el desarrollo psicosocial de los niños/as y cómo se desarrolla la personalidad.
Hemos querido comentar cada uno de los dos artículos seleccionados dividiéndolos en cuatro partes:
La formación, desarrollo y consolidación del ser, del yo o del sí mismo tiene muchas acepciones, puntos de vista e influencias desde distintos ámbitos y ópticas. En este texto seleccionamos dos artículos que se refieren a estos temas tan interesantes para conocer algo más sobre la psicología interior de los niños/as y por ende de los adultos.
Creemos en la importancia del ser y de su génesis y desarrollo en el humano, y a través de estas sugerencias e ideas que a continuación exponemos susciten más cuestiones y nuevos planteamientos con el fin de conocer más y mejor a la persona en su totalidad y en su interioridad.
EL DESARROLLO DEL SÍ MISMO Y DE LA PERSONALIDAD SEGÚN LINDESMITH Y OTROS
Texto de análisis: Lindesmith, A.R., Strauss, A.L., Denzim, N.K. El desarrollo del sí mismo, “Psicología social”, Editorial Siglo XXI, Barcelona, 2007
RESUMEN DEL TEXTO
En este capítulo del libro Psicología Social los autores hacen un recorrido por las distintas teorías acerca de la formación y el desarrollo del concepto del sí mismo en la infancia y en la adolescencia, aludiendo a la importancia de palabras como lenguaje, conciencia, el yo, el mí o el apego. Por lo explicado en este texto parece intuirse que en la formación de sí mismo intervienen una multitud de factores de distinto tipo y condición relacionados con las que proporciona el ambiente o entorno social.
CONTENIDOS DEL TEXTO RELEVANTES A NIVEL TEÓRICO
En el texto se desarrollan distintas teorías sobre el concepto del sí mismo:
- Teorías simbolistas y del lenguaje: el lenguaje es una forma de acción, y el sí mismo es siempre una actuación. El niño es un agente activo en el autodesarrollo. El sí mismo surge de las características simbólicas y lingüísticas de la naturaleza humana (el sí mismo reflexivo o semiótico). En la naturaleza humana genérica se localizan la dignidad, la autosacralidad y el poder emocional y moral. El sí mismo es una estructura de significado sagrado y emocional.
- Teoría del apego: el apoyo madre-hijo es fundamental, puesto que educan a los hijos y se sienten identificados con alguien. El apego saludable con la madre invita a los niños a explorar el mundo físico y social. La falta o ausencia de apego puede provocar dificultades a la hora de relacionarse.
- Construccionismo social: el sí mismo no viene dado naturalmente por razón de raza, etnia o clase. No existe ningún sí mismo o identidad auténtica, estable y original que sirva como modelo para el niño. Según Butler son las actuaciones interaccionales (las relaciones con los otros) las que ofrecen una idea de quiénes somos.
- Teorías de la agencia y de la acción: se preocupan por el lugar del individuo autónomo y reflexivo en la acción significativa, es decir, si el individuo es capaz de crear significados y de producir acciones o no producirlas. Concluyen que la socialización infantil da lugar a niños que actúan como agentes prácticos que crean sus propios significados y experiencias.
- Teorías psicosociales del sí mismo:
Según Freud el sexo y la visión que tiene de él el niño/a configura la organización de su personalidad, distinguiendo tres etapas en este desarrollo: fase oral (un año), en la que experimenta los primeros placeres a través de la boca cuando chupa los pechos de su madre o chupa sus propios dedos; fase anal, en la que la doble función del ano – retención/eliminación – se convierte en la fuente del placer, considerando el control de los esfínteres la primera lucha consciente del yo sobre el ello; etapa fálica, donde los impulsos sexuales del niño se dirigen al progenitor del otro sexo. La personalidad se vuelva más compleja y diferenciada. El superyó está en conflicto con el ello y comienza el periodo de latencia, en el cual los niños aprenden a compartir y sustituyen su placer oral por los regalos materiales y el placer anal por el coleccionismo (retención de objetos).
Lacan también distingue varias etapas en el proceso de construcción de la personalidad del niño: etapa sensoriomotriz, en la cual el niño experimenta una especie de unidad con el otro al estil del nosotros de Wiley; fase de la hendidura, en la que el niño divide el mundo en dos categorías: el sí mismo y el mundo; fase del espejo, en la que el niño crea un sí mismo real e imaginario y en la que establece la primera relación reflexiva con el exterior; lenguaje y subjetividad, en la que el niño se convierte en sujeto al adquirir el pronombre yo y crisis de identidad, cuando el niño no se identifica con su sexo y su deseo secual es reprimido y se somete al lenguaje y al orden simbólico de la familia.
Erikson repensó las teorías de Freud, enfatizando la naturaleza progresiva del desarrollo mental insistiendo en los modos en que trabajan ciertas zonas sensibles del cuerpo, prestando mucha atención a lo que denominaba salud psíquica.
CONTENIDOS RELEVANTES A NIVEL PERSONAL
Si bien el texto es interesante desde el punto de vista psicosocial, a mí personalmente me ha servido para entender mejor algunos procesos e ideas relacionadas con la formación y el desarrollo de algo tan importante para todos los individuos como es la personalidad, conjunto de características propias aprendidas y heredadas que nos dotan de sentido personal y social y nos otorgan un papel en la sociedad, definiendo quiénes somos.
Aunque el texto realiza un recorrido por muchas teorías sobre el sí mismo, lo cierto es que si atendemos a lo que señalan los autores cuando afirman que “el sí mismo es una organización o integración de conducta impuesta sobre el individuo por sí mismo y por las expectativas y demandas sociales”, me pregunto dónde queda la libertad de pensamiento, la capacidad de acción y de respuesta. Si el sí mismo es imposición, si el sí mismo pertenece a la etiqueta social (los demás esperan que nos comportemos de una manera adecuada a nuestro sexo o posición social), ¿dónde queda la iniciativa, el pensamiento creativo, la originalidad? Prefiero seguir pensando que siempre tendremos algo que decir y que aportar sobre nosotros y sobre nuestro papel en la sociedad.
COMENTARIO PERSONAL Y PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
El sí mismo (identidad) aglutina una variedad de procesos internos y externos complejos y variados que se suceden en el tiempo y que de no ampliarse alguno de ellos pueden dar lugar a desviaciones o comportamientos futuros no esperados o fuera de la norma.
EL SER, EL YO Y LA COGNICIÓN SOCIAL SEGÚN SCHAFFER
Texto de análisis: “Desarrollo del yo y cognición social”, en Shaffer, Psicología del desarrollo, infancia y adolescencia, Capítulo 12, Ed. Thomson, México, 2000.
RESUMEN DEL TEXTO
Explicación sobre el concepto del yo, sus variedades y cómo se crea y desarrolla la identidad personal y la identidad social, es decir, lo que hace ser lo que somos y lo que mostramos a los demás de nosotros mismos (ser personal y ser social). El capítulo explica además las teorías del desarrollo cognoscitivo social (teoría del desarrollo cognoscitivo y teoría de la habilidad para considerar el punto de vista del otro de Selman). También comenta cuestiones como el logro, la motivación, la autoestima, la percepción de las personas, el autoconcepto y el autocontrol.
CONTENIDOS RELEVANTES DEL ARTÍCULO
Durante la formación de la personalidad en la infancia es imprescindible que los niños sean educados en el ser a nivel personal y en el ser a nivel social, que tomen conciencia de quiénes son (autoconcepto) y quiénes deben ser para los demás (percepción social).
Es básico tener un buen concepto de sí mismo, consciente de las potencialidades y de los puntos fuertes que los niños tienen y que son positivos para compartir con los demás (autoestima). La autoestima y el autocontrol: saber quiénes somos, quiénes podemos ser, dónde estamos y cómo nos desenvolvemos como seres sociales que somos. No somos seres cerrados sin contacto con el mundo, sin contacto con el cuerpo social. Desde muy pequeños los niños han de ser educados en su conciencia individual y su conciencia social para construir una identidad sana que no entre en conflicto con el ser individual.
La formación de la identidad es un proceso que dura casi toda la vida, puesto que es un proceso en continuo cambio y renovación. La identidad nos dice quiénes somos y cómo somos. La autoestima nos lleva a la autoimagen, que es la representación social acabada que nos representa ante los demás y les explica quiénes somos.
Las diferentes versiones del yo (sí mismo, de espejo y cognición social) nos dirigen a conceptos, ideas y pensamientos relacionados con la psicología interior de la persona y del modo con el que otras personas la responden, de tal manera que podríamos indicar que el yo lo forman tanto el aspecto personal del individuo (por genética, por aprendizaje o por educación o asimilación) como el aspecto social (cómo nos ven los otros, cómo nos mostramos ante los demás, qué expresamos y cómo lo hacemos ante los otros).
El yo es un concepto que se desarrolla desde temprana edad y dura hasta la adultez, y también más allá. ¿Quién soy? ¿Cómo soy? ¿Cómo me veo? ¿Cómo me ven los demás? Son las preguntas básicas a las que intentan responder los niños y los referentes iniciales (padres y familia) en los primeros años de su vida. En la adolescencia se vuelven importantes la autoestima y el autocontrol. El autoestima porque en ese período de cambio y evolución hacia la adultez se tiene en cuenta sobremanera la amistad, la competencia laboral o el llamado atractivo romántico, elementos todos que facilitan la construcción de la autoestima global, como indicaban Masden y colaboradores.
En cuanto a las mujeres éstas se apoyan más en las amistades y los hombres intentan influir con éxito en sus amigos. Pero hay que prestar atención a los cambios, puesto que como decía Erikson muchos cambios pueden confundir y deteriorar la autoestima del adolescente.
Otro punto a considerar es el autocontrol, que es la regulación de la conducta y la inhibición de acciones. Es un atributo también importante. Las investigaciones sobre el autocontrol (Bandura, Freud, Kopp o Mischel) se basan en dos supuestos principales: el comportamiento de los niños pequeños está controlado por agentes externos, y según pasa el tiempo se interioriza gradualmente a medida que los niños adoptan nuevos modelos y conductas positivas. La motivación es la disposición para tener éxito en tareas de tipo vario. Este aspecto no es importante sólo en la infancia o en la adolescencia, sino en todas las edades, ya que es una actitud que debe acompañarnos durante toda la vida para hacer frente a los desafíos y dificultades que aparecen en el transcurso de nuestra existencia.
Algunos factores que inciden en la motivación son la calidad del apego, el ambiente familiar y la crianza de los padres. En este último punto algunos estudios (Mc Clelland, Groinick y Ryan o Winterbottom) propusieron que los padres que fomentan la independencia contribuyen a la motivación del logro, que es esa capacidad para lograr el éxito en cualquier tarea propuesta. Relacionado con este punto, pero en su sentido contrario, encontramos teorías como la teoría del desamparo aprendido de Dweck que concluyó que cuando los niños se frustran y se rinden es debido a la sensación que tienen de su falta de capacidades o de pensar que no son capaces de hacer casi nada (fallo en la autoestima del niño, que puede provocar una desatención y desamparo). Pero esto puede remediarse si, como apunta Dweck, se trabaja premiando el éxito y castigando el fracaso o la falta de capacidad (refuerzos positivos y negativos), es decir, elogiando las capacidades del niño o insistiendo en su falta de esfuerzo o motivación cuando éste falla en alguna empresa o no sabe cómo continuar ante la aparición de un problema o dificultad. Un aspecto a destacar también es la formación de la identidad: saber quiénes son, hacia dónde se dirigen y en qué lugar de la sociedad deben estar o qué ámbito pueden participar y mostrar sus capacidades y cualidades. El mismo Erikson usó el término crisis de identidad para hacer referencia a la sensación de confusión o de ansiedad que experimentan los jóvenes cuando piensan quiénes son y qué quieren ser o cómo quieren ser de adultos. De todos modos la formación de la identidad es un proceso largo (según Wateman es tras los estudios universitarios cuando llegan a este estado que puede continuar en la adultez).
Un aspecto interesante a señalar es el proceso de formación de la llamada identidad étnica en grupos minoritarios (como estudió Phinney). Esta identidad étnica puede facilitar la identificación con el grupo o con la cultura de los padres o bien aportar puntos de vista diferentes sobre el mundo natural y social. Es interesante saber que puede haber beneficios de muchos tipos en chavales que se identifican con una cultura no originaria a la suya.
Cómo nos ven y cómo vemos nosotros a los demás también influye de forma determinante en el proceso de desarrollo del yo, puesto que nos dan claves y pistas para conocer de verdad a una persona y considerar el punto de vista del otro, aspectos importantes que deben utilizar en otras etapas como la adultez o en momentos concretos de su vida (entrevistas de trabajo, relaciones de pareja o educación de los hijos, por ejemplo).
CONTENIDOS RELEVANTES A NIVEL PERSONAL
Creo que la transición a la edad adulta no está exenta de dificultades y desafíos. Lo que veamos, escuchemos, entendamos, compartamos y vivamos en la infancia y también durante la adolescencia nos va a marcar de una u otra forma en etapas posteriores.
La identidad es uno de los aspectos de nuestra personalidad más importantes y a los que hay que dedicar más tiempo y atención. Debemos identificarnos y adoptar modelos interesantes y productivos que luego podemos hacer nuestros e imprimirles nuestra impronta personal, adaptándolos a nuestras circunstancias y tomándolos como referentes en todas las etapas de la vida, acudiendo a ellos en momentos de necesidad, consejo o apoyo. Creo que la educación y la familia juegan en este punto un papel esencial, ya que los niños y los adolescentes van conociendo esas maneras de entender la vida y la sociedad a través de ellos, interiorizándolos y adaptándolos a su interior, a su yo, a su propia y única personalidad. La personalidad-identidad es una mezcla de muchas experiencias vividas o transmitidas desde diversos lugares y por personas diferentes. El niño y el joven buscan modelos de vida y referentes válidos para seguir caminando. Los jóvenes asumen ideales y pensamientos que deben ser bien canalizados para que no se produzca ningún conflicto o frustración que pueda poner en peligro la identidad.
Mi propia identidad personal, por ejemplo, fue forjada por experiencias, educación y personas que me inculcaron y reforzaron valores y formas de vivir adecuadas e interesantes, y que aún hoy me siguen acompañando en mi recorrido vital y me ayudan en la toma de decisiones importantes. Mis padres, mis profesores y mis experiencias de voluntariado con niños durante más de diez años me ofrecieron ideas, pensamientos, sentimientos que han configurado mi identidad y mi personalidad.
COMENTARIO PERSONAL Y PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
Para seguir creciendo y mejorando como personas debemos estar abiertos y atentos a todo lo que la sociedad nos ofrece y nos transmite. Se necesita una nueva educación en valores para formar personas sanas y útiles y para apostar por sociedades que no se dejen llevar o arrastrar por malas conductas o violencias.