Edgardo Adrián López (CV)
albertonascimiento616@gmail.com
Instituto Brasileño de Estudios Contemporáneos
Cyrano de Bergerac, el del film y el de la novela, habría proferido que existirá la certeza de que el amor noble vive, aunque cada palabra que digamos sea triste.
¿Podríamos con Hercule-Savinien o sin él, con el de la película, con el que enarbolamos o con el del escritor Edmond Eugène Alexis Rostand, enunciar que el amor noble existe, para que cada palabra que digamos no sea triste?
¿Qué dolores, que vendrían de los Inconscientes, de los detallados aquí o no, nos impulsarían a creer que el amor vive, si a cada instante nos enfrentamos con Apocalipsis, que nos muestran que el amor es pena de amor, como la vida es pena de existencia y al igual que el deceso, es pena de muerte (ya lo dije…)?
¿Y si el amor no deja de ser pena de amor, con qué habremos de construir la revolución que nos aguarda donde se ahorca la Luna, a pesar de lo inviable que pueda ser detentar poder sin poder, para fugar de los poderes y no ejercerlos contra nadie ni nada, por nada?
Ni con la escritura ni con el silencio.
Diagnóstico
Lo que algunos denominan “estado de la cuestión”, etapa en la que se encuentra aquello de lo que se hablará o “antecedentes”, preferimos, en un lenguaje psicoanalítico, bautizarlo, desde 2013, de diagnóstico.
Concretaremos pues, un breve diagnóstico no estrictamente, sobre lo que era el antiguo “estado de la cuestión”, sino acerca de los pensadores que nos convocan.
Jameson es althusseriano por propia confesión en más de una circunstancia y se considera un marxista estructuralista.
Ya en esa doble declaración, el norteamericano pasa por alto que quien asesinara involuntariamente a su pareja, repele que se lo adscriba al estructuralismo, sea o no marxista, a causa de que lo consideraba una moda y una ideología.
Fredric se enloda en la inconsistencia de, por un lado, confesar que es althusseriano y por el otro, de adscribirse a un marxismo estructuralista que para Louis no era plausible, en la escala en que el estructuralismo fue una moda y una ideología.
Por lo demás, Althusser fue lacaniano y, aunque el mismo Jacques-Marie bromeara con que él no fue estructuralista en El Seminario número 18 {Clase 3, p. 11 –ir a http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/Lacan%2C%20Jacques%20-%20Obras%20Completas/21%20Seminario%2018.pdf [http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/index.php?dir=Lacan%2C+Jacques+-+Obras+Completas] (home)}, en especial, cuando el estructuralismo había sido desmantelado por Jackie, Foucault –el cual sí tuvo una fase estructuralista…–, Deleuze, Guattari, etc., Louis se enreda en una contradicción similar a la de Jameson. Si el estructuralismo fue una moda y una ideología, no podría aceptar un lacanismo estructuralista. Sin embargo, repeler a Émile por ser estructuralista es socavar prácticamente, a todo Lacan.
Aunque Jameson tiende a separarse del leninismo, Althusser era leninista y en virtud de que Fredric se declaró althusseriano, era por igual, leninista.
Por añadidura, Jameson, en su benjaminiano Documentos de cultura, documentos de barbarie, homologa “modo de producción” con economía, lo que es un economicismo que criticamos en más de una oportunidad y que es un grueso dislate del propio Il’ich.
Tal cual es de prever, suspendemos la filiación benjaminiana de Fredric, su acercamiento inconsciente al leninismo y poco adoptamos de Louis (uno de los asuntos que recibimos es lo de la “lectura sintomática” o lectura sintomal, pero no más que eso, a raíz de que Althusser, en su deseo de dar indicaciones de cómo consultar El capital, lo que efectúa es una crítica despiadada de Karl, a tal extremo que del suegro de Lafargue, no queda nada para que el maestro de Balibar se auto califique de marxista –únicamente, hay althusserianismo o una incomprensión althusseriana de Karl).
La “lectura sintomática” y sus estribaciones
Probablemente, la brillante noción de una lectura sintomal de los textos, sean o no de la autoría de Heinrich, fuese destilada del oír en terapia, de acuerdo a lo que dice de ella, Jaques-Marie.
Aunque ni Freud ni Lacan hayan enunciado explícitamente, que la escucha en sesión es un oír sintomático, no existen dudas de que la escucha psicoanalista, en particular, en Lacan, podría delinearse como un oír sintomático o que atiende a los síntomas.
En el Seminario 23, Émile habla del “Sinthome”, que se lo tradujo a la ligera como síntoma o “sinthoma” {ver http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/Lacan%2C%20Jacques%20-%20Obras%20Completas/28%20Seminario%2023.pdf [http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/index.php?dir=Lacan%2C+Jacques+-+Obras+Completas (home)]}. Žižek nos advierte que el “Sinthome” no es el síntoma, sino otra cosa.
Para nosotros y aunque sea una herejía, el Sinthome es un concepto que está en el mismo registro que lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario. Por eso, Lacan propone un nudo borromeo de 4 argollas y no de tres.
Para los que sean obcecados y ortodoxos, si quieren adicionar el síntoma como tal, pueden postular un nudo borromeo de 5 y no de cuatro círculos, lo que es plausible, a causa de que Jacques-Marie estaba trabajando en su Psicosis borromea, en ese problema. En elaborar un nudo borromeo con cinco argollas.
Para Slavoj, el Sinthome es lo que nos fascina en un vínculo enfermo, al punto de que nos ahorca y atrapa en sus laberintos. Las ideologías son Sinthome en ese aspecto y no meramente, síntomas, en una acepción antigua.
Cabe recordar que la abrumadora mayoría de los lacanianos, millerianos o no, estén enterados de la genial interpretación de Žižek o no, homologan Sinthome con síntoma, sin más ni más.
Entonces, si existe una lectura sintomal puede haber una lectura de Sinthome. Ese tipo de atención a lo que es enunciado, puede consistir en determinar qué es lo que fascina o seduce al que dice lo que profiere, hasta el extremo de esclavizarlo.
Trasladándonos a otra alameda, sostuvimos que para Lacan, Marx, al lado de Sigmund, fue uno de los que detectó los síntomas del capitalismo.
Nosotros, ampliando la comprensión de Émile, que no siempre estaba de buenas con Karl…, dijimos que el suegro de Aveling entabló una deconstrucción psicoanalítica de la historia, del orden burgués y de la Historia {cf. http://www.salta21.com/Foucault-y-las-trampas-weberianas.html [http://www.salta21.com] (home)}.
En similitud con una lectura sintomática, Marx habría efectuado una “teoría sintomal” y una hipótesis de Sinthome de la historia, del capitalismo y de la Historia.
Lo anterior implica que Karl habría indicado los síntomas del orden burgués, como por ejemplo, las crisis cíclicas o la tendencia a la baja de la cuota de lucro, y que habría observado al mismo tiempo, los Sinthome del capitalismo, de la estatura del consumismo que gesta nuevas “necesidades” para vender y para que, en un giro lacaniano, todos nos convirtamos en consumidores y en sometidos al mercado.
Lo que enumero, no son más que casos que mostrarían lo que haría una teoría sintomática y una hipótesis de los Sinthome, pero no agota el potencial en Marx, de una teoría de los síntomas y no desertifica lo que podría una hipótesis de los Sinthome.
El otro eje es que la praxis no se reduce a la acción política, que es otra jibarización o esmerilización concretada por Vládimir –alrededor de las guillotinadas de Il’ich contra el pobre Karl, ir al libro sin ISBN en attach, en formato pdf, que es insertado al final del artículo.
La acción en la que Heinrich pensaba, era una praxis abarcadora y que en los términos actuales, desde la Semiótica, se podría convocar en tanto “práctica significante” o significadora, que estructura sentidos y que se encuentra hilvanada por sentidos.
Dentro del enorme campo de la praxis, se ubicaría la acción política contestataria.
Por lo que deducimos, es simple inferir que existe una praxis contra los síntomas y en desmedro de los Sinthome. Asimismo, hay una acción política insurgente contra los síntomas y en desmedro de los Sinthome.
Para concluir con esta parte, existe una lectura sintomal y del Sinthome, una teoría de los síntomas y una hipótesis del Sinthome, una praxis contra lo sintomal y en desmedro del Sinthome, y una actividad política contra los síntomas y en desmedro del Sinthome.
Circunloquio, desvío, circunvalación, apartamiento, circunlocuciones, alejamiento, clinamen
Es factible delirar que haya, que tenga que existir, una Revolución contra todos los síntomas y en desmedro de cualquier Sinthome.
Esa rebelión se levantaría contra lo que articularon el vienés y el psicoanalista francés, en tanto ellos suponen que las estructuras del Inconsciente son esquemas que son inherentes a mujeres y varones, ocasionando que los individuos sean lo que son, casi atemporalmente y ahistóricamente.
Tal cual lo estableció Herbert Marcuse, entre otros, la dinámica de lo Inconsciente enfocada con la batería categorial de Freud y de Lacan, son válidas en comunas en que son reprimidas las urgencias de las mayorías.
Con seguridad, desde que emergieron las colectividades escindidas en clases; con algo menos de certeza, desde que afloraron las sociedades pre clasistas.
Con menos seguridad todavía, desde que asomaron las comunas del Paleolítico Inferior, los deseos, las pulsiones, el objeto “a”, la Falta, la castración, el Falo, los tres registros (que son 4 –cf. ut supra), el estadio del espejo, Edipo, el Nombre del Padre, etc., son esquemas que operaron en tales sociedades y con excepciones (es obvio que el estadio del espejo no surgió hasta que se inventaron las superficies que reflejaran la imagen y aun así, habría que concretar innumerables desembragues…).
Una revolución como la que axiomatizamos, debiera ir allende esas corrientes apoyadas en la carencia, sin maniatarnos con la omnipotencia mítica de las ideas, con el todo poder mitológico de la acción y con la omnipotencia mítica del levantamiento.
El Inconsciente político y sus consecuencias
Si hay un Inconsciente político, aparte del Inconsciente articulado por el vienés y por Émile, es que tal vez, haya más de un Inconsciente.
Cuando en una vieja publicación alrededor de Hipócrates {abrir en http://www.salta21.com/La-herencia-de-Hipocrates.html [http://www.salta21.com (home)]}, sentenciamos que existían “irracionemas” que anidaban en las Ciencias mismas, lo que estábamos esgrimiendo era que había un Inconsciente en las teorías o un Inconsciente teórico.
Idénticamente, existen un Inconsciente de lo racional en general, de lo científico, de lo metodológico y de lo epistemológico –ir a el referido pdf o documento añadido (p. 22, entre otras).
Habría un Inconsciente cultural o colectivo, más en los giros de Lévi-Strauss que de Jung.
Existiría un Inconsciente de los enlaces de parentesco, en las claves del antropólogo francés.
Habría un Inconsciente en los discursos sociales, en el sentido común, en lo académico y en lo que despejó Bourdieu.
Existiría pues, un Inconsciente en la historia e Historia.
También habría un Inconsciente de las instituciones, como el de los Partidos.
Existiría un Inconsciente de los grupos de activistas o que no son radicales. Por ello, habría un Inconsciente de la praxis, otro de las acciones contestatarias y uno distinto, conectado con la alienación militante, por la que el Padre Tirano que es el Partido, anula a sus integrantes en cuanto sujetos que podrían no ser sujetos sujetados.
Existiría un Inconsciente de los conjuntos sociales, en los términos en los que los definimos…, y de las clases.
La mayoría de esos diecinueve Inconscientes, son conservadores, autoritarios, reaccionarios, patriarcalistas, rígidos, machistas (aun en las airadas feministas y por esa veleidad misma), lineales, poco fluidos. Atacan lo que no aceptan, nos tornan insolidarios, en jueces de los demás, para adjudicarles síndromes –como aconteció con la Sra. Presidente de Argentina, la abogada Cristina Fernández–, entre otros factores.
Si Negri habría podido enunciar Marx más allá de Marx, quizá sería viable decir, los Inconscientes allende el Inconsciente de Sigmund y de Lacan, aunque esto arranque una media sonrisa compasiva entre los psicoanalistas titulados y que se inclinan frente a Germán García o ante Miller.
¿La espalda de Marx? Su polvo de éter y olvido (PDF)