Contribuciones a las Ciencias Sociales
Marzo 2014

ALTERACIONES SEMÁNTICAS VALORATIVAS EN UN PAÍS CONTRADICTORIO



Alberto Enrique D'Ottavio (CV)
aedottavio@hotmail.com





RESUMEN
Ahondando una conjetura previa relacionada con disvalores educacionales-culturales como cimiento potencial a tener en cuenta en los desatinos político-económicos de cualquier Estado, el singular caso argentino es un ejemplo que resulta susceptible de análisis desde distintas miradas. En esa convicción, el presente trabajo particulariza un conjunto de alteraciones semánticas valorativas que, prevalecientes desde tiempo ha en Argentina, evidencian una perceptible vinculación con tales disvalores y aportan, en consecuencia, a  favor del precitado supuesto.
Palabras clave: Semántica - Disvalores – Argentina – Contradicciones.

SUMMARY
Deepening a previous general hypothesis related with the possible relation between educational-cultural anti-values and political-economical problems occurring in any country, Argentina becomes a particular case apt to be analyzed from different perspectives. In this context, the present paper focuses in a conjunct of semantic alterations referred to values, existing since long time ago in our country and evidencing simultaneously a noticeable relationship with such anti-values. Consequently, these facts may become in favor of the aforesaid proposition.
Key Words: Semantic – Anti-values – Argentina - Controversies.

 

“Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo
y los buenos, de mofa”
Demócrito (460 aC-370 aC)
 "El argentino suele carecer de conducta moral, pero no intelectual;
pasar por un inmoral le importa menos que pasar por un zonzo. 
La deshonestidad […] goza de la veneración general
y se llama viveza criolla"
Jorge Luis Borges (1899-1986)

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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
D'Ottavio, A.: "Alteraciones semánticas valorativas en un país contradictorio", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Marzo 2014, www.eumed.net/rev/cccss/27/disvalores-educacionales.html

UN PAÍS CONTRADICTORIO
Coexisten, a mi modesto entender, palabras, cuya correcta denotación1 , y expresiones aforísticas y eufemísticas, cuya caída en desuso, podrían, orientadas por la educación, coadyuvar al deseable desarrollo de un país. Por el contrario, la perdurabilidad de su incorrecto significado y/o indebida interpretación y contextualización podrían contribuir no sólo a transitar indeseables sendas al efecto sino a permanecer entrampados en un verdadero enredo involutivo del que resultaría sumamente difícil, cuando no imposible, librarse.

En ese marco, este análisis se centra en ellas dada su creciente ambigüedad y distorsión en Argentina, país contradictorio2 de eterno futuro promisorio aunque anclado hace décadas en un perdurable estancamiento dinámico, producto de diacrónicos y “homeostáticos” altibajos3
Estas reflexiones se asocian con otras previas, más generales, donde planteara la posibilidad de una relación vincular entre disvalores educacionales-culturales y desatinos político-económicos. A partir de ellas, dable es colegir que la adopción, por una mayoría de habitantes, de significados alternos que tergiversan palabras, sumada a la firme creencia en cuestionables expresiones aforísticas y eufemísticas que alejan de una convivencia efectivamente democrática, republicana y federal, puede estar revelando una definida conexión con los precitados disvalores, como causa determinante, efecto retroalimentador o interacción potenciadora dentro de un entramado regresivo (1, 2, 3).
DIVERSAS ALTERACIONES VALORATIVAS
Yendo al núcleo de la cuestión, un incompleto pero admisible listado de unas y otras quizá ayude a comprender lo antedicho desde un enfoque más específico. Así:

  • La respetable política, con llamativa redundancia, es identificada con la politiquería, de parecido modo a la errónea equiparación que se hace entre políticos con tacto y política de contactos (o enchufes)
  • La democracia, vaciada de significado, es visualizada primordialmente como democradura
  • El Estado es superpuesto al Gobierno y éste, acostumbra a ser igualado directamente con mando, imposición y/o abuso de poder, por lo que la palabra jefatura adquiere automática preeminencia por sobre la expresión responsabilidad máxima
  • Los términos compromisos pre-electorales, elección y gestión democrática no guardan su esperable y anhelado correlato puesto que las autoridades democráticamente elegidas tienden, con posterioridad, a violar esos compromisos y a gestionar autocráticamente; vale decir, la legitimidad de origen puede ser echada por la borda para entronizar la ilegitimidad de ejercicio
  • La ideología ha dejado de implicar, para una enorme cantidad de argentinos, ese conjunto de ideas (conservadoras, reaccionarias, reformistas o revolucionarias) estructuradas en torno a prácticas relacionadas con lo económico-social, político-cultural, científico-tecnológico y moral-religioso, y encarnadas en una representación y un determinado accionar planificado. En contraste, se ha circunscripto en un penoso yoísmo-oportunista
  • La ley pareciera ser palabra digna de menosprecio y de aplicación despareja, lo que conduce a la existencia de hijos y amigos beneficiados y, a contrario sensu, de expósitos y enemigos perjudicados y/o ninguneados. Imaginando un paradojal juego de palabras, podría decirse que, en tal marco, la violación de la norma es la norma
  • La libertad es asimilada con singular frecuencia al libertinaje
  • El bien común, con sugestiva habitualidad, es nivelado con el bien individual o sectorial
  • Los sustantivos educación, salud, seguridad y justicia han experimentado usuales depreciaciones en sus beneficiosas denotaciones para la civilidad que reclama por ellas en lo que atañe a equidad y calidad. Más aún, varias de ellas han sobrellevado atropellos politiqueros4
  • El principio es resignificado habitualmente como conveniencia y degradado aún más como código, de pandillera connotación
  • El ser suele interpretarse menos valioso que el parecer y éste, por su parte, que el mediático aparecer  
  • El recto proceder es malentendido como acciones espurias ocultas tras nobles objetivos  
  • La lealtad se confunde muy a menudo con la mercenaria y traicionera incondicionalidad   
  • El orden es malinterpretado ordinariamente como autoritario sin percatarse de que se lo requiere para cualquier labor emprendida. En realidad, subyace aquí un enredo de artículos ya que es la orden, la que podría columbrarse como de base despótica
  • El deber y su cumplimiento no son aceptados stricto sensu, por amplios sectores sociales, como contrapartida del ejercicio del derecho. De allí la concepción autocrática de que quienes triunfan en una contienda, sea cual sea su naturaleza, no sólo se hallan investidos de derechos ilimitados sin deberes coartadores sino que se arrogan, además, la potestad de adueñarse de todo
  • La denuncia, valiente y dotada de valor cívico, es confundida corrientemente con la cobarde y solapada delación 
  • La exigencia es identificada asiduamente como la arbitrariedad
  • El logro, esforzado y legítimo, es hermanado regularmente con la consecución por arrebato
  • El éxito, trabajosa y debidamente sustentado, es congeniado con el afán desmedido e insustancial del mismo; vale decir, el exitismo
  • La trayectoria, respetable y diacrónica, es uniformada con los trayectos sinuosos y los accesos por vías rápida transitadas con el mero expediente de medrar y lucrar
  • La flexibilidad conductual, con sus refinadas facetas, es emparejada con el facilismo esterilizador
  • El sutil encauzamiento de una conducta, fecundo de por sí, es equilibrado con lo que defino “degradantes R”: reto, recriminación, reconvención, reprimenda, regaño, reproche, reprensión, reprobación, rapapolvo, riña y réspice, entre varias de tales lindezas
  • El razonamiento, concebido como interacción enriquecedora de juicios capaz de resolver problemas, arribar a conclusiones y aprender de modo fundado, es asociado con la simple opinión
  • La crítica no se circunscribe al sopesamiento de beneficios versus perjuicios ya que se la lía casi exclusivamente con la descalificación agresiva   
  • La creación, ardua e inteligente, adquiere igual o menor valor significante que refritos y plagios   
  • La habilidad y/o la inteligencia son enturbiadas en su denotación con la vulgar y ruin ausencia de escrúpulos mientras que la astucia, verdadera sagacidad, lo es con el engaño individual o colectivo que, con fines inconfesables, perpetran maleantes
  • El cambio, ocurra donde y cuando acontezca y vista su variada interpretación, puede muchas veces llevar a confundir una verdadera transformación: racional, generalmente evolutiva y encarnada en personas sapientes y responsables, con gatopardismos (cambio-permanencia) o con modificaciones pseudo-revolucionarias (cambio-aventura) llevadas a cabo por listillos de encendida verba y que terminan, como resulta previsible, dejando a la postre tierra arrasada
  • La realidad es igualada a la apariencia, la persona al personaje y el protagonista al protagonismo
  • Expresiones, de mayor o menor matriz aforística, como el habilitador vale todo, el desmovilizador es lo que hay, los prescindentes “¿yo?¡Argentino!o “ soy apolítico”(éste equivocando política con partido político), los pro-corruptos “todo ser humano tiene su precio”, “roban pero hacen”, “roban pero (me hago el distraído porque) comparto ideología” y “total si no robo yo, roban otros”,los futboleros: “la mano de Dios” y Maradona me hizo feliz, por eso le perdono todo” 5 , el atropellador “primero, yo”, el sobrador “el vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo” y el escéptico “hecha la ley, hecha la trampa” campean por nuestra cotidianidad, producto de frustraciones individuales y/o colectivas nacidas de malos ejemplos provenientes de quienes deberían predicar en contrario así como de la ausencia de un debido y profundo análisis crítico, proveedor de base de sustentación a pensamientos y conductas superadoras
  • Por último, pero no por ello menos importante, el empleo de eufemismos se revela directamente proporcional a pasadas y presentes mendacidades provenientes de la totalidad de las dirigencias. Su detalle puede obviarse visto lo existente en la red de redes bajo la advocación “eufemismos argentinos”

A pesar de que la no agotada lista precedente puede lucir hiperbólica a determinados respectos, el día a día revela su incontestable y lamentable vigencia. De allí su trazo sin concesiones aunque con premeditados resquicios en muchos de los ítems (empleo de adverbios, verbos conjugados en subjuntivo y condicional, y expresiones no totalizadoras) en bien de un cambio esperanzador. De cualquier manera, no está de más reiterar algo subrayado en un escrito anterior; esto es: el hecho de saberme incluido en las generales de la ley extirpa de raíz cualquier finalidad sentenciosa o moralizadora.
Cerrando este apartado, correspondería establecer que estas alteraciones semánticas valorativas argentinas, más allá de su particularidad, no parecen excepcionales. Esto abre la posibilidad y la probabilidad de que los lectores puedan hallar similitudes totales o parciales con ellas en sus países de pertenencia.
¡ARGENTINOS, A LAS COSAS!
Dicho con pena, Argentina continúa siendo un hermoso y fecundo territorio poblado por una mayoría que ha sido ganada diacrónica y gradualmente por las alteraciones semánticas mencionadas que forman parte, entre otros, de los aludidos disvalores educaciones-culturales. Duele, por ende, pronosticar que en tanto no se revierta esta correlación de fuerzas, respaldada en su procelosa historia, continuaremos siendo el país extravagante del continuo porvenir prometedor arraigado en un dinámico presente inmovilizador.
Lo mencionado no conlleva, en modo alguno, ansias de abandono de la lucha ni alejamiento del terruño. Por el contrario, y superando transitorios desánimos, continúo, ya añoso, aguardando por ese futuro que no viviré y trabajando, a la par, en pos del mismo con los medios de que dispongo y de los que me puedo valer, como tal vez den cuentan estas modestas líneas.
Quizás nuestro rol transformador resida, según me deslizara una persona de bien, allá lejos y hace tiempo, en: “poner cada uno una cuña en la inmóvil pared del atraso y del eterno retorno a pasadas frustraciones para que, una tras otra, ésta termine por desmoronarse con los años”, prescindiendo, desde luego, de la prerrogativa de presenciar la caída del muro pues los tiempos individuales son muy cortos dentro de los procesos históricos.
Cabe, entonces, proseguir con tal faena, interrumpida para redactar estos párrafos que, como los precedentes (1,2), intentan descarnadamente ponernos ante el espejo a fin de que percibamos, tal como acontece en los vidrios azogados de los parques de diversiones, nuestras figuras deformadas y reaccionemos, en consecuencia, con cordura y madurez para su exigible corrección.
Concluyo recordando, en línea con este ánimo rectificador, que al agitar la higuera suele ésta liberar sus más dulzainos frutos. Hago votos para que así sea.-

REFERENCIAS

  1. D’OTTAVIO, AE (2013) “En búsqueda de valores evolutivos. Una mirada preliminar para su recuperación” Contribuciones a las Ciencias Sociales 20: 1-4. Disponible en Internet: http://www.eumed.net/rev/cccss/25/evolucion.html

[Acceso 15 febrero 2014]  
2. D’OTTAVIO AE (2014) “Argentina: un país singular donde los disvalores educacionales-culturales explicarían sus desatinos político-económicos”. Contribuciones a las Ciencias Sociales 22: 1-4.
Disponible en Internet www.eumed.net/rev/cccss/27/disvalores-educacion.html
[Acceso 15 febrero 2014]
3.  D’OTTAVIO, AE (2005) Discernimientos. Hacia una revalorización ético-cultural desde el lenguaje Rosario (Argentina): Corpus  Libros

1 Alude al significado objetivo de algo en sentido explícito, a una acepción sobre determinada cosa  presentada estrictamente en tanto tal y fuera de cualquier contexto. De allí que la denominada significación denotativa exprese directamente, en su recto sentido y con una exclusiva interpretación, aquello de lo que se habla

2 Mientras en el diario vivir presenta los problemas colectivos, aquí y en entregas anteriores descritos, ha entregado al mundo, esencialmente en lo individual, figuras de renombre en ciencia y tecnología (tres Premios Nobeles), en pro de la paz (dos Premios Nobeles), en bellas artes (arquitectura, danza, escultura, música, pintura, literatura en general – poesía incluida -, cinematografía,  fotografía e historieta), en el deporte y recientemente en lo religioso (un Papa), entre otros aportaciones y creaciones de relevancia, significativas para un país con independencia fáctica en 1810 y formal en 1816, anarquía, desencuentros y divisiones desde 1820 hasta su reunificación definitiva como República y Nación Argentina entre  1860 y 1862

3 Como botón de muestra respecto de la acertada o no denotación de palabras y expresiones, resulta oportuno encuadrar sucinta e históricamente las presentes reflexiones. Así, corresponde señalar que durante la mayor parte del último cuarto de siglo, los electores de Argentina se inclinaron,  mayoritaria, alternativa y casi sucesivamente, por gobiernos declarados neoliberales y progresistas aunque de indudable raíz populista en su totalidad. Conocido es que, entre otras características, el populismo emplea, abusa y lo que es más, se apropia de la palabra soliendo adulterarla y generando usualmente, a su través, relatos ficticios basados en modificaciones históricas así como de la vigente realidad. Estas narraciones pueden encandilar y enfervorizar a personas poco avisadas, a sujetos deseosos de un progresismo que, por estas latitudes, resta aún por ser debidamente caracterizado, a seres nostálgicos de pasadas “gestas” que distaron de ser tales, y, para más inri, a individuos corruptos dispuestos a hacer su agosto en ominosa y propia conveniencia

4 En lo que atañe a la educación resulta testimonio impactante de esta desvalorización la progresiva pobreza en el nivel instructivo secundario puesta de relieve en sucesivas pruebas PISA, muy especialmente en el ranking 2012. Disponible en Internet: http://nces.ed.gov/surveys/pisa/pisa2012/pisa 2012highlights _5_1.asp [Acceso 25 de febrero de 2014]. A su vez y en lo relativo a la justicia, destaco dichos del historiador argentino José Luis Romero (Investigador Principal del CONICET y Profesor Titular de Historia Social General en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) en su artículo. “Cuando la política desvirtúa a la justicia”, publicado en el diario La Nación el pasado 25 de febrero. Disponible en Internet: http://www.lanacion.com.ar/1667004 -cuando-la-politica-desvirtua-a-la-justicia [Acceso 25 de febrero de 2014]

5 Sobre este particular, incursiona Jorge Fernández Días en su columna editorial del pasado 2 de marzo  en el diario La Nación. Disponible en Internet: http://www.lanacion.com.ar/1668650-la-argentinada-ese-habito-que-nos-hunde-cada-dia-mas [Acceso 2 de marzo de 2014]