Contribuciones a las Ciencias Sociales
Diciembre 2013

LA TRANSVERSALIDAD DE LA EQUIDAD DE GÉNERO EN LOS DISEÑOS CURRICULARES



Nonoatzin Hernández Cadenas (CV)
nonoatzinotmail.com
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo





Resumen.
     En los inicios del siglo XXI nos encontramos en una sociedad que sigue realizando prácticas  ancestrales en donde la mujer  es considerada como un objeto humano que sirve para satisfacer necesidades domésticas y corporales.
Si nos basáramos en lo que cotidianamente vemos a nuestro derredor diríamos que la mujer cada vez es más aceptada dentro de la sociedad, pero esta realidad es engañosa, ya que no obstante existir profesionistas, empleadas u obreras, la verdad es que persiste la segregación de género, en cuanto a salarios y trato laboral se refiere, esto sucede por cuestiones culturales en donde no hay equidad de género.
Hablar de género implica indagar una serie de categorías culturales que nos remontan hasta el origen mismo de la sociedad humana. Recordemos que todavía existe confusión -entre nuestros alumnos- en diferenciar sexo y género, este desconcierto surge por situar a ambos términos en el mismo plano y origen sin entender que el primero describe la anatomía humana, destacando fundamentalmente las características biológicas o genéticas que tienen los individuos, mientras que el segundo es el resultado de la clasificación de las características inherentes al sexo, por lo cual tiene una connotación cultural.
La escuela ha venido dejando de lado el papel que tiene en la formación de aquellos aspectos sociales que tienen relevancia en la sociedad, tal es el caso de la igualdad y la equidad de género. Esta situación nos ha conducido a los profesores a seguir reproduciendo los mismos esquemas de dominación, discriminación y en general abandono de la conciencia social. Ante esta realidad proponemos en esta ponencia inocular de forma transversal en todos los diseños curriculares –desde el jardín de niños hasta el posgrado- el tema de la equidad de género, como una forma de paliar en algo la situación caótica en la que viven las personas del sexo femenino.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Hernández Cadenas, N.: "La transversalidad de la equidad de género en los diseños curriculares", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Diciembre 2013, www.eumed.net/rev/cccss/26/equidad-genero-curriculum.html

Introducción.
     En los inicios del siglo XXI nos encontramos en una sociedad que sigue realizando prácticas  ancestrales en donde la mujer  es considerada como un objeto humano que sirve para satisfacer necesidades domésticas y corporales.
Si nos basáramos en lo que cotidianamente vemos a nuestro derredor diríamos que la mujer cada vez es más aceptada dentro de la sociedad, pero esta realidad es engañosa, ya que no obstante existir profesionistas, empleadas u obreras, la verdad es que persiste la segregación de género, en cuanto a salarios y trato laboral se refiere.
¿Qué hacer ante esta situación?
Nuestra propuesta, motivo de la ponencia, la dividimos en dos partes:
En primer lugar aceptar y difundir que el género es una categoría cultural  que no debe determinar posición o ubicación social, por lo cual no tiene que  interferir para nada en la discriminación o mal trato de nadie.
En segundo lugar debemos buscar la integración real de las mujeres a las actividades culturales, productivas y políticas  que la sociedad  demanda, mediante la educación escolar que los distintos niveles educativos proporcionan a los niños y jóvenes de nuestro país. 
¿Cómo lograr desarrollar esta propuesta?
Mediante la inclusión en los diseños curriculares de los contenidos temáticos de género y equidad de forma transversal, para que todas y cada una de las asignaturas que conforman el mapa curricular contemplen estos temas, independientemente de aquellos que sean básicos para cubrir las competencias disciplinares -de cada asignatura- y genéricas.-perfil de egreso- propias del sistema educativo.

Desarrollo.
     Iniciamos nuestra ponencia definiendo lo que entendemos por equidad de género, para emitir nuestro comentario, y posteriormente tratamos lo referente a género, para finalmente enlazarlos en una definición.
Equidad.
     Cuando hablamos de equidad viene a nuestra mente el acto natural de considerar, compartir y tratar de forma justa a los individuos -hombres y mujeres- en la lógica del derecho positivo, en donde se establece que todos somos iguales en derechos y obligaciones. Recordemos que desde la antigüedad existe la idea de que la realización del hombre solo se logra en la convivencia con sus  semejantes, reforzamos lo comentado rescatando la obra “la política” de  Aristóteles  en donde  sostiene que el hombre es un “animal político”,  ello significa que el hombre es un ser dispuesto para la convivencia social y que los valores morales  -sustento de  la armonía social-  no se realizan plenamente en la vida individual sino en la comunidad cuyo centro es la familia y el Estado, figuras pedestales  que pugnan y difunden la equidad, como  sustento de los acuerdos sociales para la coexistencia intergrupal.
Ante este supuesto es importante aclarar que la equidad va más de allá de actuar con justicia moral , ya que no es simplemente  tratar a todos igual, sino de respetar los derechos a los que uno se hace acreedor, por eso estamos de acuerdo cuando se dice que:

“Equidad e igualdad son dos principios estrechamente relacionados, pero distintos. La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad. En definitiva, la equidad nos obliga a plantearnos los objetivos que debemos conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa. Una sociedad que aplique la igualdad de manera absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre personas y grupos. Y, al mismo tiempo, una sociedad donde las personas no se reconocen como iguales, tampoco podrá ser justa.”1

Género.

     Hablar de género implica indagar una serie de categorías culturales que nos remontan hasta el origen mismo de la sociedad humana. Recordemos que todavía existe confusión -entre nuestros alumnos- en diferenciar sexo y género, este desconcierto surge por situar a ambos términos en el mismo plano y origen sin entender que el primero describe la anatomía humana, destacando fundamentalmente las características biológicas o genéticas que tienen los individuos, mientras que el segundo es el resultado de la clasificación de las características inherentes al sexo, por lo cual tiene una connotación cultural.

De acuerdo con Roció Huerta Cuervo (2000) tenemos que género “Es un concepto o una categoría utilizada para analizar y comprender los aspectos culturales que explican las diferencias y la situación de inequidad, de discriminación, la falta de derechos y la opresión en que tradicionalmente ha vivido la mujer”

Cuando decimos que el género es producto de la cultura, identificamos rápidamente que lo masculino tiene relación con el hombre y lo femenino se refiere a la mujer porque  lo asociamos con conductas o comportamientos claramente diferenciados. Así tenemos que la niña es  arropada con prendas delicadas y acompañada por muñecas y enseres domésticos -juegos de té o trastecitos-  que de forma subliminal le indican que su función social es la de cuidar el hogar y dar confort y cariño  a los hijos.

Por lo que respecta al hombre, éste es vestido de forma agresiva y  se le dota de juguetes en donde destacan  armas, juegos de videos, –espacios en los que se compite y se llega a la muerte- lo que lo predispone a ser el guardián de la casa, el que se encarga de proveer el sustento y decidir sobre los asuntos relativos a la familia.
Una vez definidos en forma particular equidad y género, pasamos a explicar lo que pretende indicarnos su fusión. Cuando hablarnos de equidad de género, nos estamos refiriendo a la importancia que significa que tanto las mujeres como los hombres sean tratados de forma igualitaria y sobretodo que les sean respetados sus derechos en la medida que le son exigidas sus obligaciones.  La equidad de género debe de dejar de ser un eslogan y convertirse en una realidad, porque no es posible que por cuestiones culturales se siga asignado roles sociales a la mujeres que la denigran y ubican simplemente como la encargada de procrear y cuidar a los hijos.
Si bien es cierto que la naturaleza  previendo la supervivencia humana, dota a las mujeres de las características físicas y emocionales  para el desempeño de la actividad maternal, no por eso se debe enclaustrar en el hogar y hacer de éste su único centro de operaciones, ya que las necesidades requeridas por la sociedad, van más allá de los trabajos domésticos.
Un dato que no debe pasar desapercibido es el comportamiento de la población económicamente activa  en donde de manera general se han incrementado las actividades realizadas por mujeres, ya lo dice Lais Abramo (2006)”Las mujeres representan, en la actualidad, más del 40% de la Población Económicamente Activa (PEA) urbana de América Latina”.
 
Esta situación laboral está generando  en  la actualidad un fenómenos social-laboral que trasciende  la estructura familiar  y que ata aún más a la mujer a las actividades domésticas; resulta que en el afán de ayudar al sustento familiar, las féminas se han venido preparando académicamente,  lo que se refleja en todos los niveles educativos, en donde su presencia es similar a la masculina.

Esto lo podemos constar con la información que nos da  Lais Abramo (2006) “La escolaridad de las mujeres en los años noventa se incrementa a un ritmo superior a la de los hombres. Ha crecido significativamente el número de mujeres en las ocupaciones profesionales y técnicas (alcanzando una proporción de más de 50% en algunos países)”

En los estudios de posgrado en ciencias de la educación, los alumnos mujeres superan al de los hombres. En base a su preparación las oportunidades laborales se abren y  se contratan a mujeres para todas las actividades. Este escenario pudiera pensarse que es benéfico para el género femenino, pero la realidad es engañosa, ya que después de cumplir satisfactoriamente su obligaciones laborales, la mujer tiene que atender todas las necesidades domesticas que la familia la demanda.-incluidos los deseos del esposo-  Para ejemplificar esta afirmación, retomamos lo manifestado por Martha Leñero LLaca (2009) “A nivel mundial  las mujeres  destinan  cerca del 70%  de su tiempo no remunerado o no laboral al cuidado de la familia, esta contribución a la economía global, permanece invisible”

Bajo esta realidad la función proveedora-cuidadora del hogar es agotadora y deprimente para la mujer, porque si antes únicamente se dedicaba al hogar y tenía tiempo de convivir y ordenar de alguna forma la vida cotidiana de la familia, ahora le falta tiempo, pues tiene la obligación de salir a trabajar para mantener económicamente la casa y además atender y proteger el hogar. En este contexto el trabajo de la mujer se ha duplicado y consecuentemente -por falta de tiempo- se le sigue segregando de las decisiones trascendentales de la familia, ya que por género, el padre es el jefe familiar y tiene la última palabra. Tratado el tema de equidad de género, explicaremos lo referente a la transversalidad

Transversalidad.

     La transversalidad es un término de actualidad que se ha venido incorporando a las actividades académicas con la finalidad de ayudar y elevar la eficiencia terminal. Los docentes estamos convencidos que una de las dificultades por las que atraviesa la educación es la falta de diseños curriculares que contemplen el tratamiento de los problemas sociales que obstaculizan y frenan el logro de la calidad educativa.  Encontrándonos en una sociedad conflictuada con los valores morales universales, en donde las relaciones neoliberales proponen y justifican el trabajo individual, -privilegiando el darwinismo social- dejando de lado la cooperación, la sensibilidad y solidaridad social, no solo es necesario sino urgente que las escuelas cumplan con los objetivos para los cuales fueron creadas. 

Sabiendo que la educación es un proceso social que involucra a todos los agentes -internos y externos- que inciden en su efectividad, es obligatorio que las instituciones educativas incorporen a sus diseños curriculares el tratamiento de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes. Desgraciadamente pocos currículos tratan de forma particular temas coyunturales de la sociedad, como es el caso de la equidad de género, de ahí la necesidad de incorporar de forma transversal, este y otros temas que por su importancia requieren tratamiento especial.
Cuando hablamos de transversalidad nos estamos refiriendo a un tipo de contenidos temáticos que por su importancia transitan por todo el currículo debiendo ser contemplados en las diferentes áreas del conocimiento2 . La finalidad es examinar aquellos conocimientos que por la especificidad de las asignaturas no son considerados de manera formal, pero que sin embargo integran la parte dorsal de todo el plan de estudios. Utilizar contenidos transversales permite organizar el conocimiento rescatando los valores que forman integralmente a los educandos. 
El término transversal se refiere a la ubicación que se pretende ocupen dentro del plan y los programas de estudio determinados contenidos considerados como socialmente relevantes. Dichos contenidos son concebidos como ejes que atraviesan en forma longitudinal y horizontal al currículo, de tal manera que en torno a ellos se articulan los contenidos correspondientes a las diferentes asignaturas” Irma Beatrice Hernández Escoto, Eduardo Miguel Garza de la Huerta y Edgar Mandujano Tenorio (S/F)

Con la Transversalidad se pretende lograr aprendizajes significativos que posibiliten a los alumnos, mediante el tratamiento de diferentes formas del pensamiento –tratamiento disciplinar- explicar y clarificar aspectos culturales  que inciden en la conciencia social.
La finalidad de utilizar la transversalidad para tratar la equidad de género, nace de la urgencia que existe de que todos seamos tratados con equidad independientemente de nuestro sexo y género.
Propuesta.
     Todas las instituciones educativas tenemos un compromiso con la sociedad, el cual se circunscribe a proporcionar los elementos mínimos necesarios a los alumnos para que sean capaces de  construir su conocimiento. Esto lo podemos lograr mediante la realización de una adecuada mediación en el proceso pedagógico –acción que buscamos mejorar día con día- pero no debemos olvidar que además de conocimientos y habilidades los alumnos necesitan actitudes, las cuales se forman mediante la práctica de los valores.
En la actualidad tenemos alumnos brillantes, hablando conceptualmente, pero no podemos decir lo mismo referente a la práctica moral, es decir los diseños curriculares han  venido dejando de lado los contenidos sociales, los aspectos medulares que conforman la personalidad de los alumnos: hemos dejado de lado el respeto, la tolerancia, la justicia y la equidad. Como docentes creemos que es obligación del profesor de Ética y Valores fomentar estos contenidos y le dejamos toda la responsabilidad, con lo cual fomentamos la individualidad y no olvidamos del trabajo colaborativo.
 Esta situación nos ha conducido a seguir reproduciendo los mismos esquemas de dominación, discriminación y en general abandono de la conciencia social. Ante esta realidad proponemos en esta ponencia inocular de forma transversal en todos los diseños curriculares –desde el jardín de niños hasta el posgrado- el tema de la equidad de género, como una forma de paliar en algo la situación caótica en la que viven las personas del género femenino.
Si los diseños curriculares de las escuelas de educación básica incorporaran  dentro de sus estudios este tema, nos ahorraríamos tiempo y trabajo a los estudios del nivel medio superior, porque desde la raíz estaríamos fomentando la igualdad y el  respeto a la diferencia de sexos.
Parece una utopía querer cambiar la realidad cultural de la sociedad, pero toda utopía es importante en la medida en que pueda ser realizada. Si conjuntamos esfuerzos y desde la familia y escuela reforzamos la cultura de la igualdad, lograremos formar ciudadanos responsables y capaces de decidir los destinos de la sociedad.
BIBLIOGRAFIA.
Laís Abramo (editora) Trabajo decente y equidad de género en América Latina Santiago, Oficina Internacional del Trabajo, 2006

Recuperado el 13 de agosto del 2011    http://www.bantaba.ehu.es/obs/ocont/eq/
Leñero Llaca, Martha.- EDITORIAL: “Equidad de género y prevención de la violencia en preescolar, Secretaria de Educación Pública, México 2009
Huerta Cuervo Roció.- ¿Qué son el género y el enfoque de género? Recuperado el 15 de agosto del 2011 http://www.issste.gob.mx/website/comunicados/nosotros/agosto2000/queson.html

Varios.- Los temas transversales de la educación básica.- asesores del PESEGPA. México D.F. Recuperado el 16 de agosto del 2011
http://paideia.synaptium.net/pub/pesegpatt2/tetra_ir/index_bis.htm.

1 http://www.bantaba.ehu.es/obs/ocont/eq/

2 Quien utilizo por vez primera en educación el término transversal  fue la UNESCO cuando publicó en 1996  el llamado “Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI“.