Ricardo López Salazar (CV)
ricardolopezsalaz@gmail.com
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
RESUMEN
Este documento se centra en analizar teóricamente al escalamiento industrial y el trabajo como dos elementos fundamentales en el tipo de desarrollo que se genera al interior de las regiones. La perspectiva utilizada resulta novedosa ya que se coloca al desarrollo como variable dependiente de la profundidad y tipo de escalamiento, así como de la calidad del trabajo generado por las empresas regionales. De esta manera, mientras más profundo sea el escalamiento de las empresas regionales, el trabajo se beneficia con mejores capacitaciones y procesos de aprendizaje, aspecto que resulta crucial en el desarrollo de las regiones. Sin embargo, es preciso aclarar que en los países latinoamericanos y en especial en México, existen distorsiones que afectan la relación entre el escalamiento y el trabajo, por lo cual se deben de implementar una serie de medidas y políticas públicas dirigidas a potenciar los efectos del escalamiento sobre el trabajo y su repercusión en el desarrollo regional.
Palabras clave: escalamiento industrial, trabajo, desarrollo regional, flexibilización laboral, cadena global de valor.
ABSTRACT
This paper focuses on analyzing theoretically the industrial upgrading and labor as two fundamental elements in the type of development that is generated within regions. The approach used is novel in that it stands to development as a dependent variable of the depth and type of upgrading, as well as the quality of labor generated by regional companies. Thus, the deeper of upgrading in regional firms, benefits the labor which accurate better´s training´s and learning processes, an aspect that is crucial in developing regions. However, in Latin America and especially in Mexico, there are distortions that affect the relationship between the upgrading and the labor, for solve that, should be implemented a series of public actions and policies aimed at enhancing the impact of scaling on the work and its impact on regional development.
Key words: industrial upgrading, labor, regional development, labor flexibilization, global value chain.
Introducción
Este artículo tiene el objetivo de analizar desde el punto de vista teórico la interacción entre el escalamiento industrial, el trabajo y el desarrollo regional. La hipótesis del estudio plantea que el desarrollo regional se impulsará en mayor grado cuando se atraigan a través de la Inversión Extranjera Directa (IED) a empresas altamente competitivas que generen trabajo de alto nivel, que repercuta en mejores capacitaciones, aprendizaje y salarios de los trabajadores involucrados, aspectos que generarán “spillovers” a lo largo de las regiones.
En la primera parte se efectúa el análisis del concepto de escalamiento industrial, acentuando su emergencia como un elemento clave para explicar el ascenso industrial de algunos países, especialmente los asiáticos. Se revisan los tipos de escalamiento y sus definiciones, y la interacción del concepto con otros como el de la Cadena Global de Valor (CGV), la gobernanza, el cluster, así como sus limitaciones teórico-conceptuales.
En la segunda se abordan los postulados más influyentes sobre el trabajo desarrollados en las últimas tres décadas. El énfasis estriba en mostrar como el trabajo ha sido sometido a un fuerte proceso de flexibilización para recuperar parte de la competitividad perdida con el modelo de organización fordista. Además se aborda cuál es el papel del trabajo en la escena global caracterizada por la alta segmentación laboral y el acelerado cambio tecnológico.
La tercera se centra en analizar como el escalamiento y el trabajo se puede convertir en palanca para lograr desarrollo regional. El enfoque consiste en detallar los cambios regionales en materia de industria y trabajo en el marco de la globalización. La postura adoptada, destaca que las regiones que en mayor medida se configuren como espacios significativos en el proceso de globalización, incrementaran sus posibilidades de desarrollo.
El concepto de escalamiento industrial (industrial upgrading)
La conversión de países como los del sudeste Asiático y algunos latinoamericanos como México o Brasil en polos receptores de IED, hace relevante estudiar las repercusiones que implica este hecho para su desarrollo económico (Morrison, Pietrobelli y Rabelloti, 2008). Los principales hallazgos encontrados por autores como Gereffi (1999; 2001); Humprey y Schmitz (2002); Hansson (2005); Knorringa y Pegler (2005) son: un fuerte proceso de conversión de las economías receptoras, hacia la incorporación de elementos como el aprendizaje y la innovación, los cuales se convierten en determinantes de la competitividad y el crecimiento de las naciones, regiones, clusters y las firmas, y por ende en necesidad cotidiana de los actores económicos locales.
Para describir las mejoras industriales en dichos países, uno de los conceptos más utilizados es el de escalamiento industrial (industrial upgrading). El escalamiento industrial consiste en la adquisición de capacidades tecnológicas y vínculos de mercado que permiten a las firmas mejorar su competitividad y moverse hacia actividades de mayor valor (Kaplinsky y Morris, 2000; Ernst, 2001; Gereffi, 2001; 2003; Humprey y Schmitz (2002); Giulianni, Pietrobelli y Rabelloti, 2006). Es decir, el escalamiento es hacer mejores productos, hacerlos más eficiente o cambiar hacia actividades de mayor capacidad, además de incorporar una mayor actitud hacia la innovación y lograr más valor agregado, ya sea entrando a nuevos nichos de mercado de alto valor, entrando a nuevos sectores, o adquiriendo nuevas funciones productivas o de servicios (Giulianni, Pietrobelli y Rabelloti, 2006).
Es por ello, qué en los últimos años el escalamiento se ha transformado en una ventaja competitiva de las empresas, mientras las ventajas comparativas registran espacios ex-post en la productividad relativa lo que determina los flujos del comercio internacional (Gereffi, 1999). Representa uno de los elementos claves en la nueva dinámica económica global, para lograr ventajas competitivas basadas primordialmente en las capacidades desarrolladas internamente por las firmas (Morrison, Pietrobelli y Rabelloti, 2008).
En el nivel de las actividades económicas existen varios papeles que involucran tareas crecientemente sofisticadas de producción, comercialización y diseño (Gereffi, 2001). Una tipología incluye ensamblaje, fabricación de equipo original (OEM, siglas en ingles)1 , manufactura original de marca (OBM), y manufactura del diseño original (ODM) (ídem).
El formar parte de una CGVdirigida por las OEM´s, es la forma más común de participar en las redes de producción globales, debido a la gran descomposición del proceso de producción el cual envuelve una mayor proporción de actividades de bajo valor agregado comparadas con las OBM y ODM (HKTDC, 2008). Por lo que los países en desarrollo representan un espacio donde se desarrollan una gran parte de las actividades coordinadas por las OEM´s (Kaplinsky y Morris, 2000; Gereffi, 2001).
El concepto de escalamiento según Kaplinsky y Morris (2000) y Humprey y Schmitz (2002) se puede configurar en cuatro tipos:
Sin embargo, a pesar de la aparente claridad del concepto, surgen varias interrogantes ¿Qué elementos potencian e inhiben el escalamiento?, ¿Qué importancia tienen las regiones y las localidades en el escalamiento?, ¿Qué tipo de políticas públicas pueden potenciar el escalamiento? A continuación se revisaran algunos enfoques que permitan responder las interrogantes planteadas.
El escalamiento y la Cadena Global de Valor
Una de las perspectivas analíticas más influyentes en literatura del escalamiento industrial es la Cadena Global Valor (CGV), la cual describe el amplio rango de actividades que las firmas y los trabajadores ejecutan en la elaboración de un producto, desde su concepción hasta su uso final y posterior (Gereffi y Korzeniewickz, 1992; Gereffi; 1999, 2001; Kaplinsky y Morris, 2000). Si bien, la cadena de valor ya había sido introducido por Porter (1990) la diferencia fundamental entre la de éste y Gereffi se sitúa en la dimensión y escala de la misma. Mientras que la de Porter se refiere a la forma en que la empresa organiza los diferentes departamentos que la componen, y forma parte de una unidad superior denominado el sistema de valor (Porter, 1990: 75), la de Gereffi es más apropiada para analizar industrias globales en por lo menos cuatro aspectos:
Primero, incorpora una dimensión internacional explicita al análisis;
Segundo, se enfoca en el poder que ejercen las empresas principales en los diferentes segmentos de la cadena productiva, e ilustra el cambio de poder con el tiempo;
Tercero, contempla la coordinación de la cadena completa como una fuente clave de ventaja competitiva que requiere la utilización de redes como un bien estratégico, y
Cuarto, considera el aprendizaje organizativo como uno de los mecanismos importantes que las empresas pueden utilizar para tratar de mejorar o consolidar sus posiciones en la cadena (Gereffi, 2001: 20).
Es otras palabras, la cadena de valor utilizada por Gereffi no se limita analizar industrias locales, sino quese refiere a todas las actividades de la empresa o empresas que son destinadas tanto a la producción de un bien o un servicio y que pueden ser realizadas en una sola localización geográfica o estar dispersas en otras áreas (Gereffi, 2008), es decir, la cadena se torna global y analiza cómo la economía se desconecta en parte de las unidades organizadas en términos territoriales y políticos para crear sus propios espacios de funcionamiento y aglomeración (Messner, 2003).
En términos del escalamiento, presta particular atención a la forma en que los vínculos dentro de la cadena lo facilitan u obstruyen (Gereffi, 1999; 2001 y 2008), principalmente a través de la coordinación de las llamadas cadenas productivas dirigidas al productor y las cadenas productivas dirigidas al vendedor2 , las cuales determinan el carácter de la cadena y se convierte en una firma líder responsable del escalamiento o ascenso en las actividades, al vincularse con las firmas individuales y coordinando las interacciones entre los vínculos (Kaplinsky y Morris, 2000; Gereffi, 2001).
Al respecto, Bair y Gereffi, mencionan cinco elementos que permiten observar la CGV respecto al escalamiento:
Primero, las secuencias de los roles exportadores son contingentes, no invariantes interpretaciones del escalamiento industrial;
Segundo, el escalamiento industrial envuelve aprendizaje organizacional en la cadena global de proveeduría que les permita a las firmas y a las regiones el mejorar su posición en los intercambios y en las redes de producción;
Tercero, el escalamiento industrial requiere no solamente capital psíquico y humano, sino también capital social relevante y efectivo en las redes;
Cuarto, para sostener el proceso de escalamiento en una CGV en particular, es necesario encadenamientos productivos hacia atrás y hacia delante, y acceder al tipo de aprendizaje que ocurre a lo largo de esos segmentos;
Y quinto, el proceso de escalamiento de las firmas en términos de cambios a lo largo o entre las cadenas de valor es importante, pero no una condición suficiente, para asegurar un efecto positivo en términos de desarrollo (Bair y Gereffi, 2003).
Críticas al proceso de escalamiento
El concepto de escalamiento industrial, como toda abstracción de la realidad, intenta ofrecer un modelo ideal que explique el desarrollo industrial de algunos países que han experimentado un cambio palpable en sus estructuras productivas. Sin embargo, en algunas ocasiones, la asociación del término escalamiento a un buen número de elementos independientes entre sí, provoca confusiones que obstaculizan su correcta apreciación. Es así, como el utilizar de manera indistinta el término escalamiento-innovación o innovación-escalamiento, se convierte en la primera contradicción teórico-conceptual. Por un lado, hay que clarificar que ocurre primero, sí el escalamiento o sí el proceso de innovación da como resultado al escalamiento (Morrison, Pietrobelli y Rabelloti: 45).
Por otro lado, como ya se había advertido anteriormente el escalamiento no es un proceso lineal, y tampoco se genera por simple voluntad, sino que intervienen una serie de factores que lo potencian e inhiben. En palabras de Morrisson, Pietrobelli y Rabelloti (2008) el escalamiento en algunas ocasiones es analizado de manera superficial ya que se menciona la mejora en la capacidad productiva de ciertas industrias, pero no se analiza en profundidad el origen de dichos cambios. Estos autores, señalan que la definición del escalamiento puede conducir a sobreestimar algunos hechos que no están relacionados con el incremento de las capacidades tecnológicas en las firmas. El incremento en el valor por unidad producida al reducir los costos vía disminución salarial, se ajustaría en la lógica conceptual del escalamiento, sin que esto represente una oportunidad de mejora industrial sobre todo para los países de bajo salario los cuales se encuentran en una posición más vulnerable (Ídem).
Otra de las críticas derivadas de su fundamentación teórico-conceptual, y que ya había sido advertida anteriormente, es la falta de atención en la existencia previa de capacidades en las firmas locales las cuales facilitan en gran medida el poder desarrollar las actividades que les asignan las TNC´s. Sin querer profundizar más en este punto, autores como Humprey and Schmitz (2004); Giulianni, Pietrobelli y Rabelloti (2006) y Morrison, Pietrobelli y Rabelloti (2008) señalan que para lograr escalamiento las firmas locales requieren realizar inversiones continuas en gente, organización y equipo.
Por último, tal vez, la crítica más profunda hacia el concepto de escalamiento es la dirigida al centro de su razón de ser y existencia; recordemos el escalamiento a groso modo se utiliza para identificar las mejoras en los patrones industriales principalmente en los países en desarrollo a partir de su vinculación con las TNC´s, al menos eso indican una gran cantidad de estudios. Pero otros estudios, también indican que algunas TNC´s son renuentes a compartir sus capacidades, y por ende no generan aprendizaje para las pequeñas firmas. La razón fundamental a dicha negativa estriba en la posibilidad de que las firmas locales absorban parte de sus capacidades y posteriormente se conviertan en posibles competidores. Estudios como el de Bazán y Alemán (2004), encuentran que en Sinos Brasil, las TNC´s son renuentes a compartir sus capacidades de diseño, marca, mercadeo y coordinación a través de la cadena con las empresas locales de calzado (Citado por Morrison et al., 2008).
Por tanto, el escalamiento es concebido como la realización de mejores productos mediante la innovación en procesos que como resultado permiten a las empresas adaptarse de manera efectiva a los cambios en los mercados internacionales. Además, dicho proceso tiene que ir acompañado de una combinación de capacidades locales y foráneas. Asimismo, no es un fenómeno homogéneo y estático, por lo que las empresas se encuentran en constante búsqueda de escalar por diversos caminos.
El Trabajo
El trabajo es uno de los pilares para la conformación de sociedades desarrolladas, equitativas e incluyentes. Se asocia con la identidad y satisfacción de las personas, por lo que es determinante en el funcionamiento adecuado de las sociedades modernas (ILO, 2006). Sintetiza las aspiraciones que todos tenemos en nuestra vida laboral: oportunidades e ingresos; derechos, participación y reconocimiento; estabilidad familiar y desarrollo personal, y justicia e igualdad de género (Ídem). Fundamentalmente, el trabajo se rige mediante contratos y arreglos donde se establecen las funciones, el cargo, las prestaciones y los salarios que recibirá el obrero por laborar en determinada empresa, conocidas como relaciones laborales.
En este sentido, las relaciones laborales son aquellas que se establecen entre el trabajo y el capital en el proceso productivo, con el objeto de fungir como un conjunto regulatorio o normativo- generales y particulares, formales e informales, externos o generadas por los actores- que se ocupa de regular el empleo y sus diversos aspectos de interés (Lucena, 2004; ILO, 2006). Esa relación en el mundo moderno se formaliza mediante un contrato donde se definen los derechos del trabajador, así como sus obligaciones y el tiempo estimado de la utilización de sus servicios (ILO, 2006). La persona que aporta el trabajo se denomina trabajador, en tanto que la que aporta el capital se denomina empleador, patronal, empresario o capitalista.
Durante buena parte de las décadas de los 60´s y 70´s las relaciones laborales e industriales se caracterizaron por promover el empleo de largo plazo, representación colectiva en algunos casos a nivel de industria, altas remuneraciones y acceso a programas de seguridad social como jubilaciones y pensiones (Jurgenz, Krwzyndsky y Teipen, 2006), sustentado por el incentivo al consumo de masas y crecimiento poblacional. Este modelo funciono bien hasta mediados de los años 80´s cuando la economía mundial entró a una fase de desaceleración (Boyer, 1986; Jurgenz, Krwzyndsky y Teipen, 2006). A partir de ese momento, al trabajo se le observa como uno de los elementos que obstaculizan el crecimiento y desarrollo del sistema económico mundial, debido a sus rigideces y poca evolución (Boyer, 1986).
Los países en subdesarrollo, principalmente los latinoamericanos completaron este periodo de transición en un estado crítico en su economía caracterizada por el alto endeudamiento externo, altos niveles de desempleo y por el escaso capital endógeno (Dussel, 2003). Ante esta realidad, la estrategia tomada para salir de la crisis consistió en una amplía serie de reformas de toda índole, donde destacan: la liberalización económica, la privatización de la banca y la venta de la gran mayoría de las empresas pertenecientes a los estados/nación, con ello se completó el paso de un modelo de crecimiento interno y sustitutivo de importaciones por otro que toma al sector externo (vía exportaciones) como el camino más adecuado a seguir. Para el trabajo, esto significo el rompimiento de la estabilidad laboral y de los salarios relativamente altos que ofrecían las empresas paraestatales, a su vez, disminuyo de manera importante la generación de los mismos, factor que catalizo la flexibilización del trabajo para abaratar el costo de la mano de obra y en consecuencia incrementar los niveles de empleo (Sklair, 1995; Iranzo y Richter, 2005)
Los cambios más palpables sobre el trabajo, se trazan en los niveles micro, meso y macro. El nivel macro se puede observar en la imposición de salarios mínimos, como en el caso de Reino Unido en 1997 (Nickel, 2001). En el nivel meso, la pérdida de espacios de negociación sindical y la pérdida de importancia de las instituciones gubernamentales para servir de intermediaros en la relación obrero-patronal y la reestructuración de los mercados laborales son los más representativos (Jones, 2007). Mientras que la pérdida de poder adquisitivo de los salarios se sitúa en el nivel micro (De la Garza, 2006, Como un intento de conceptualizar dichos cambios, emerge el término de “flexibilización laboral”. Así, el término se utiliza para describir la aparición y creciente generalización de formas de trabajo que suponen mayores niveles de inestabilidad, incertidumbre e inseguridad laboral, en la medida en que vienen a sustituir al “empleo tradicional”, propio de la organización fordista de la producción, caracterizado por jornadas laborales completas, estabilidad en el puesto de trabajo y mecanismos de negociación salarial centralizados (Boyer y otros., 1986; De la Garza, 2006; Jurgens, Krzywdzinski y Teipen, 2006).
En suma, la flexibilización laboral se asocia a la generalización de prácticas laborales y formas de empleo antes atípicas, tales como: el empleo temporal, a tiempo parcial, el trabajo por cuenta propia y la subcontratación, entre otras (Klau, Friedrich y Mittelstadt, Axel, 1986). En general, el término se utiliza para referirse a un conjunto de situaciones empíricas que han adquirido una destacada presencia en las últimas dos décadas.
Una de las razones más aceptadas que explican el porqué de la flexibilización del trabajo, es la exacerbada competencia en los mercados internacionales y la creciente globalización económica, por lo que las empresas prefieren adoptar prácticas como la subcontratación laboral y privilegiar su localización en territorios donde los costos salariales son más bajos y las legislaciones más laxas (Wilson, 1994). Una creciente conciencia común es señalar a la globalización, como la causante de la carrera hacia abajo en cuestión de salarios (“race to the bottom”) (Rama, 2002). Por lo que los países en desarrollo optan por desmantelar sus barreras comerciales, abolir sus monopolios legales, privatizar sus empresas y reducir su burocracia. Estas reformas pueden conducir a perder masivamente “buenos trabajos” e incrementar las tasas de desempleo (ídem.). No obstante, la deslocalización de la producción en industrias como la de alimentos y ropa, también incrementa la demanda de trabajadores, con lo que se incrementan las oportunidades de empleo y aumentan las ganancias de los trabajadores (Ernst, 2001; Kaplinsky y Morris, 2000, Rama, 2002).
Sin embargo, dichos cambios no son automáticos, sino requieren los esfuerzos de los gobiernos de los países en desarrollo para intervenir con políticas que coadyuven a la ampliación de las bases de conocimiento y aprendizaje, y sobre todo sincronizar sus potencialidades con los requerimientos de las industrias globales y en base a ello generar un ambiente de cooperación (Ernst, 2001, Vázquez Barquero, 2005).
Al nivel de industria, postulados como la especialización flexible de Piore y Sabel (1984) intentan otorgar una salida a la crisis por el lado del trabajo, al señalar el agotamiento de la producción en masa, por lo que la producción flexibilizada entendida como la facilidad de producir en pequeños lotes y modelos diferenciados que encarna una división del trabajo especializada, se configura como la solución (Piore y Sabel, 1984).
En términos del mercado laboral, este proceso (especialización flexible) resulta en una diferenciación entre los trabajadores altamente calificados quienes juegan un papel clave en los procesos centrales de producción y los trabajadores menos cualificados y sin calificación. Los aumentos en la productividad en los procesos centrales entonces no se distribuyen a todos los trabajadores y esto constituye la base de la nueva acumulación flexible. Nuevas formas de trabajo y de contratación resultan en mercados laborales más flexibles (Helmsing, 2002), por lo que los trabajadores más capacitados en los países en desarrollo, se transforman en una elite privilegiada debido a su escasez (Rama, 2002).
Diversas causas complementarias a la crisis son señaladas como factores que intervienen para modificar al trabajo, entre ellos destacan: el acelerado cambio en las tecnologías de la información y de la producción, el abaratamiento en los costos de transporte, la mayor movilidad espacial del capital y las materias primas, aunado a la relativa inmovilidad del trabajo. Es por ello que el trabajo no puede considerarse como otro factor más de la producción debido a su localización espacial concreta e imbricada de aspectos netamente locales (Storper y Walker, 1990). Esta afirmación, permite reflexionar, que aun cuando los cambios en el trabajo están presentes, estos no son iguales en todas las localidades, regiones y países, debido a su propia dinámica dentro del espacio territorial y a elementos relacionados con la cultura, la política y la vocación productiva concreta.
Lo fundamental es comprender ¿cuál es el papel del trabajo en los nuevos procesos productivos caracterizados por la segmentación y el dinamismo tecnológico? Al respecto, no existe un consenso, sin embargo sí existen algunas tendencias delineadas. Por un lado, los procesos intensivos en trabajo seguirán siendo absorbidos por los países en desarrollo, a razón de su abundante mano de obra, menores costos salariales y por los incentivos gubernamentales para captar IED (Ilo, 2006). Por el otro lado, los países desarrollados mantendrán la supremacía en términos de complejidad productiva, por lo que el trabajo tenderá a ser de mayor calidad (ídem).
Esto no significa que el trabajo generado en todos los países desarrollados y en desarrollo tenga características diametralmente opuestas, en otras palabras, no todo el trabajo en los países desarrollados es de alta calidad, o de baja calidad en los países en vías de desarrollo. Por eso es importante la pregunta ¿qué determina la calidad del trabajo tanto en los países en desarrollo como en los no desarrollados?
La evidencia empírica señala que el tipo de industria determina a su vez el tipo de trabajo, es decir existe una relación de interdependencia entre ambas variables. Así cuando los países en desarrollo logren atraer los segmentos de la producción más avanzados o intermedios, la calidad del trabajo mejorara sustancialmente. Atraer industria de alta tecnología no es condición suficiente, sino atraer su segmento más complejo.
Un estudio reciente en Alemania de Jurgens, Krzywdzinski y Teipen (2006) apoya la postura anterior, ya que a pesar de la disminución de aspectos como las negociaciones colectivas a nivel agregado y la introducción de esquemas flexibles en algunas industrias como la de los video juegos y la de las telecomunicaciones, industrias como la automotriz mantienen el “modelo Alemán”3 , por lo que las modificaciones al trabajo dependen fundamentalmente del tipo de industria y su nivel de desarrollo tecnológico.
En suma, el trabajo es un proceso indispensable en la satisfacción de las necesidades de las personas tanto de reproducción como de autorrealización, el cual está regido por leyes formales establecidas en los reglamentos laborales (Ley Federal del Trabajo en México) y que determina en buena medida el nivel de desarrollo de las regiones. Además la forma que utilizaremos para categorizar su tipo y condiciones, será a partir de su desempeño dentro de industrias globales. Por tanto, el trabajo representa la vía para conseguir desarrollo y bienestar en las regiones, no solamente por la remuneración salarial, sino por un conjunto de factores como el incentivo a las habilidades y capacidades del trabajador, que generen “externalidades” hacia otros sectores de la sociedad.
Escalamiento industrial, trabajo y desarrollo regional
Uno de los retos principales en la economía contemporánea es usar a la globalización como un factor que permita el desarrollo regional, mediante la ayuda a las empresas locales y a los trabajadores (Kaplinsky y Morris, 2000; Ernst, 2001; Palpacuer y Parissotto, 2003; Coe y otros, 2003; Jones, 2007). Desde el ámbito del desarrollo regional, el tipo de escalamiento y la calidad del trabajo se convierten en factores determinantes de su consecución o no (Spenner, 1983; Kelley, 1990; Storper y Walker, 1990). En términos económicos, el desarrollo regional caracterizado por crecimiento con distribución de la riqueza es más factible que se realice en un marco donde la producción industrial está especializada en alta tecnología y como resultado, el empleo sea de largo plazo, con buena remuneración salarial, con altas habilidades y que logre un ambiente de cooperación y crecimiento.
Con la introducción de conceptos como el escalamiento industrial y la flexibilización laboral, toma un nuevo impulso el debate acerca de cómo “globalizar el desarrollo regional” (Dicken, 1998; Coe y otros, 2004). Al respecto, persiste un amplio debate que confronta dos posiciones opuestas respecto al impacto que tiene el escalamiento en el trabajo. Por un lado, se espera que un proceso de escalamiento continuo en procesos y productos, también requiera trabajadores altamente cualificados y motivados para que generen un mercado de trabajo de alta calidad (Knorringa y Pegler, 2006).
En este mismo nivel de análisis, el incremento de industrias de alta tecnología en los países en desarrollo, provocara una demanda decreciente de trabajadores con menos calificaciones e incrementara la demanda de los trabajadores más cualificados (Hansson, 2005). Por el otro lado, se asocia al proceso de globalización como un elemento que permite el deterioro del trabajo debido a la intensa competencia que presiona hacia los bajos salarios y prestaciones, además de inestabilidad laboral (Beck, 1995; Shaiken, 2003). Dentro de este espectro, algunos autores señalan que las regiones están perdiendo soberanía económica y política causada por el gran poder que han adquirido las empresas de carácter global (Sklair; 1995; Beck; 1998).
A su vez, otras visiones señalan que la globalización representa una buena oportunidad para los países en desarrollo, debido a la posibilidad de vinculación con empresas que utilizan mayor tecnología y que a través de la cooperación con las firmas locales, se absorban capacidades vía aprendizaje y se inserten exitosamente dentro de las redes globales de producción (Dicken, 1998; Gereffi, 1999; 2001; Kaplinsky y Morris, 2000; Ernst, 2001).
Dos puntos centrales se desprenden de lo anterior. En primer lugar, lo polarizado de una perspectiva u otra, dificulta entender los procesos detrás del tipo de industria y trabajo que se desarrollan en las regiones cuando se introducen a las redes productivas globales. En segundo lugar, ¿cómo pueden actuar las regiones para ampliar los beneficios derivados de las industrias globales?
La perspectiva de la CGV, intenta ofrecer respuesta al primer punto al analizar los elementos, procesos, y causas que determinan el tipo de escalamiento industrial y su repercusión en el trabajo. Estudios recientes, como el de Hansson (2005), explica cómo la coordinación vertical de las transnacionales permite el incremento en las habilidades de los trabajadores o el de Knorringa y Pegler (2006) quienes analizan el escalamiento industrial y laboral como procesos que están fuertemente interrelacionados y que son deseables que ocurran los dos, para que uno refuerce la tendencia del otro. Esto muestra que en el enfoque de la CGV, toma mayor relevancia analizar cómo el trabajo se convierte un elemento central en el proceso de escalamiento. Además, el escalamiento, permite la generación abundante de trabajo, que por sí solos los países en desarrollo son incapaces de generar sobre todo en los sectores rurales (Van Dooren, 2003).
Por su parte Wilkinson y otros (2001) señalan que los impactos que tienen las multinacionales en el trabajo, dependerá de la posición que ocupe la filial dentro de la cadena de valor. De esta manera, generalmente los corporativos realizan la investigación y desarrollo, la fabricación del producto, la estandarización y perfeccionamiento, y posteriormente lo transfieren a las filiales cuando se convierten en “comodities”. Lo relevante de esto, es que las filiales de las transnacionales están condenadas a permanecer rezagadas respecto a sus pares de los corporativos en materia de tecnología, innovación e introducción de mejores productos, por lo que el trabajo dentro de las mismas es un reflejo de dicho atraso (Wilkinson y otros, 2001).
En la misma postura, Morrison y Siegel (2001), afirman que la introducción de nuevas tecnologías repercute de manera directa en la demanda de trabajadores con mayores cualificaciones, educación y salarios. Por tanto, el escalamiento si repercute directamente en la demanda de trabajo, pero dependerá de que tipo de escalamiento este sucediendo, sobre todo de su nivel y complejidad tecnológica. En concordancia con lo anterior Wilkinson y otros (2001); Knorringa y Pegler (2006), señalan que aún en las industrias de alta tecnología existen procesos de producción caracterizados por la utilización intensiva y extensiva de la mano de obra, por lo que el trabajo generado en dichas industrias será de menor calidad.
Al respecto Sklair (1995); Palpacuer y Parissoto (2003) argumentan que la entrada a una CGV es una estrategia común para crear empleos en los países en desarrollo, y como muestra de ello se observa el notable incremento de las Zonas Francas para la Exportación (Frobel, Heinrichs y O´Kreye, 1980). Sin embargo la mayoría de los países en desarrollo que han adoptado esta estrategia han conseguido un limitado éxito, debido a que las actividades locales en términos de creación de trabajo y producción han estado restringidas a trabajo simple de insumos importados como el ensamble de bajo valor y bajas habilidades (Palpacuer y Parisotto, 2003: 108). Esto sin duda alguna refleja su posición dentro de la CGV caracterizada por estar en las partes bajas de la misma, lo que se traduce en mayor presión para los mercados laborales volviéndose más inestables, con salarios a la baja y con débil respaldo de las instituciones locales (Palpacuer y Parisoto 2003; Van Dooren, 2003; Knorringa y Pegler, 2006).
En el caso de algunos países latinoamericanos, la participación dentro de la CGV ofrece los dos resultados, es decir, algunas empresas pequeñas absorben aprendizaje y logran escalar al vincularse con las TNC´s, generalmente en zonas donde se han desarrollado clusters y otras enfrentan serias dificultades en para escalar debido a las diferencias de poder con las TNC´s y a la reticencia de las segundas a intercambiar tecnología y conocimiento (Pietrobelli y Rabelloti, 2006).
Ahora bien, si la calidad del trabajo medida en salarios y habilidades está determinada en primer lugar por el tipo de producción que se realice y su nivel tecnológico, ¿Cuál es la causa de qué industrias tecnológicamente avanzadas se localicen o no en países con menor desarrollo y sus implicaciones para el trabajo? Uno de los primeros intentos por responder esta interrogante se encuentra en Katz (1976) quien señala que los países periféricos debido a su poca capacidad de absorción y poca disponibilidad de mano de obra calificada no pueden desempeñar funciones superiores dentro del entramado industrial global. Por su parte, Frobel, Heinrich y O. kreye (1980) ofrecen una visión similar, en el sentido que persisten en los países periféricos la incapacidad de absorber procesos productivos de alta tecnología, pero matizando lo atractivo de dichos países para albergar industrias intensivas en trabajo debido a su abundante mano de obra de bajos calificaciones y bajos salarios, por lo que los países en desarrollo se vuelven centros de costos (Quintero y De la O, 2006).
Sin embargo, una respuesta más clara y conciliadora la ofrecen Storper y Walker (1990) quienes señalan que las industrias se encuentran profundamente interrelacionadas con la división espacial del trabajo, es decir, la complejidad propia del trabajo está cargado de elementos sumamente locales, lo que determina que las industrias puedan asentarse en territorios concretos y la división del trabajo se permea de elementos intrínsecos a las localidades donde están instaladas las industrias foráneas. De esta forma, las transnacionales adquieren rasgos locales sobre todo al momento de interactuar con el trabajo en otras latitudes. Dichos autores agregan que la disminución en los costos de insumos como materias primas y transporte, pone de nueva cuenta al trabajo como un elemento central que consideran las empresas al momento de decidir donde localizarse geográficamente (Storper y Walker, 1990).
Al respecto, Dicken (1998), señala que el trabajo no puede considerarse como un simple factor homogéneo inclusive en una misma rama industrial, así el trabajo en la industria electrónica no es homogéneo debido a que las tres subdivisiones 4 caracterizadas por el autor, combinan de forma distinta el trabajo y el capital. Esta consideración también es vertida por Storper y Walker (1990) al distinguir que el trabajo en algunas industrias como la automotriz, la electrónica y la de la ropa en EUA difiere en cuestión de intensidad, habilidades y remuneraciones, así como por otros elementos como la representación sindical. Con esto se infiere que el trabajo está fuertemente correlacionado con el tipo de industria en el cual se desempeñe, su nivel tecnológico, y las tradiciones locales del lugar donde se instale la empresa. En suma, son las relaciones sociales del centro de trabajo, o lo que Burawoy (1981), llama las relaciones en la producción, las que median los efectos entre las industrias, el tipo de industria y cual se localizará.
Por consiguiente, ¿cuál es la actitud que deben de tomar las regiones para lograr escalamiento de calidad que se refleje en trabajo decente y que permita desarrollo regional?
Autores como Kelley (1990), Ernst (2001) y Helmsing (2001; 2002) abogan por que el escalamiento sea apoyado por políticas locales que le den soporte a las pequeñas firmas para lograr vincularse con las empresas trasnacionales, por eso el escalamiento no debe dejarse en las manos de las fuerzas del mercado, debido a que éste se sujeta a distorsiones económicas (Kelley, 1990; Ernst, 2001).
Uno de los elementos de política que pueden utilizar los gobiernos, son las llamadas “políticas del escalamiento” las cuales están encaminadas hacia la consecución de una mejor y más avanzada estructura competitiva industrial, donde el foco sea fomentar el avance tecnológico y el aprendizaje organizacional que hagan posible el desarrollo de actividades tecnológicamente más complejas dentro de las industrias (Lauridsen, 1999). Para Lauridsen, las empresas locales sí influyen y mucho para que las políticas locales sean determinantes para catalizar los esfuerzos desarrollados en los sectores o industrias para lograr escalamiento (ídem). Además, los países en desarrollo, deben de ampliar la base de conocimiento local y generar capacidades de especialización, que les permitan reducir las brechas en desarrollo, pero para ello requieren una intervención correcta de política que provea incentivos, así como la infraestructura necesaria, servicios de soporte y recursos humanos (Ernst, 2001).
Por otra parte, también se aboga por la creación de “trabajo decente” que cumpla con los derechos fundamentales como seguridad social para los trabajadores y sus familias, libertad de asociación y salarios bien remunerados, debe de ser un objetivo central de las políticas industriales y de empleo al nivel regional, nacional e internacional (ILO, 1999; Palpacuer y Parisotto, 2003, Holmström, 2006; Locke y otros, 2007). En otras palabras, el llamado camino alto (“High road5 ”) es el que deben de tomar las industrias localizadas en los países en desarrollo y evitar la carrera hacia abajo la cual precariza, hace inestable a las industrias y al trabajo, y obstaculiza la consecución del desarrollo (Ernst, 2001; Helmsing, 2002, Pietrobelli y Rabelloti, 2006).
Conclusión
A diferencia de la tradicional visión manejada por la economía clásica y neoclásica, la visión del escalamiento contempla elementos como la capacitación o el aprendizaje tecnológico y organizacional etc., y no solamente la productividad o los salarios para evaluar su impacto en la situación laboral, por lo que el concepto es más flexible y amplio para explicar las mejoras en la situación laboral, al configurarse como multidimensional. Bajo esta perspectiva, los impactos que generan las industrias que logran escalar en las regiones se orientan a la conformación de una base de profesionales calificados en los procesos de producción más avanzados tecnológica y organizacionalmente.
En otro nivel, mediante las empresas incrementan sus niveles de competitividad, como resultado colateral, x ó y segmento de trabajadores acompañan este proceso creciendo laboralmente. Dicho proceso de crecimiento laboral, dependerá de la posición de las empresas dentro de la cadena de valor, así como del tipo de escalamiento que se genere en las empresas. Como resultado directo del escalamiento, se generan mercados de trabajo tendientes a mejorar, ya sean en sus habilidades, remuneraciones o prestaciones. Es decir, el escalamiento es deseable y puede apoyar a mejorar la situación laboral del personal empleado. Sin embargo, esto no es un proceso automático o lineal, principalmente en los países en desarrollo, donde las estructuras laborales son más vulnerables.
Para reforzar este proceso, los gobiernos subnacionales tienen que participar activamente con políticas de fomento de industrias competitivas que puedan lograr encadenamientos productivos hacia atrás y hacia delante. Uno de los primeros aspectos a revisar es la vinculación entre las universidades y los centros de investigación e industria, ya que los vínculos presentes hasta el momento, se circunscriben a la realización de prácticas profesionales como mínimos y los grados más avanzados a la coordinación de programas de posgrado para el fortalecimiento del personal de las empresas. El desarrollo conjunto de programas de investigación y desarrollo está ausente, por lo que la revisión y redirección de las políticas hacia el estímulo efectivo de la vinculación entre industria y centros educativos es indispensable.
Finalmente, una de las posibles vías para acceder o al menos sentar las bases para el desarrollo en las regiones se expresa en lo competitivo de las capacidades productivas de sus empresas, del trabajo ofrecido por las mismas, y su sustentabilidad en el tiempo. Por lo que el reto es generar un ambiente de cooperación entre las empresas, los trabajadores y los gobiernos, bajo un objetivo de primer orden en el mundo moderno, como es lograr desarrollo entre las regiones.
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1 Una OEM es una empresa dedicada a producir y comercializar bajo el nombre de una marca determinada la cual solo ellos pueden utilizar. Además, se refiere principalmente a las actividades de manufactura, que realizan los proveedores quienes reciben todas las especificaciones del producto por parte de las OEM.
2 Una cadena productiva dirigida al productor son aquellas en las que los grandes fabricantes, comúnmente trasnacionales, juegan los papeles centrales en la coordinación de las redes de producción (incluyendo sus vínculos hacia atrás y hacia adelante). Estos es característico de las industrias de capital y de industrias con tecnología intensiva, tales como la automotriz, las de aviones, computadoras, semiconductores y maquinaria pesada. Las cadenas productivas dirigidas al comprador, se refieren a aquellas industrias en la cual los grandes detallistas, los comerciantes y los vendedores de marca que juegan el papel de pivotes en el establecimiento de redes de producción descentralizada en una variedad de países exportadores, comúnmente localizados en los del Tercer Mundo. Este modelo de industrialización dirigida al comercio se ha hecho común en las industrias de artículos para el consumidor – que cuentan con una fuerza de trabajo intensivo, tales como la de vestuario, zapatos, juguetes, artículos para el hogar, electrónica y una variedad de artesanías (Gereffi, 2001).
3 El “modelo alemán” se caracteriza por ponderar el empleo de largo plazo, bien remunerado, con alta representación y negociación sindical, y solidaridad colectiva entre sectores industriales. Para más información sobre este punto véase Jurgens, Krzywdzinski y Teipen (2006)
4 Las subdivisiones caracterizadas por Dicken son: Componentes electrónicos (pasivos y activos), equipos electrónicos y consumibles electrónicos.
5 High road se refiere a la senda de desarrollo escogido por las localidades, regiones o países consistente en un sistema competitivo en el mercado de trabajo, en las instituciones locales y en las empresas, los cuales se encuentran en permanente cooperación e interacción