Jorge Luís Guach Estévez *
David Guach Hevia **
Universidad de Holguín “Oscar Lucero Moya”, Cuba
jguash@fh.uho.edu.cu
Resumen:
En el trabajo se aborda el complejo proceso de construcción de la igualdad de las razas como una de las estrategias maestras de la revolución cubana desde su mismo surgimiento en medio de grandes realizaciones de inclusión y superación de prácticas discriminatorias y racistas en la república burguesa neocolonial. A pesar de los avances paradigmáticos que se han alcanzado en estas seis décadas sobre el tema, aún subsisten concepciones y prácticas estructurales e ideológicas que han reciclado estereotipos, prejuicios y formas de actuar en relación a la necesaria equidad racial y que tienen una visible connotación en las brechas de desigualdad racializadas que persisten por herencias no superadas y políticas que han privilegiado la igualdad y no la equidad a partir de los diferentes puntos de arranque de cada uno de los grupos sociales. Los actuales cambios del modelo cubano han acentuado las diferencias. Se necesita repensar la solución del problema desde un enfoque desprejuiciado, objetivo e integral.
Palabras clave: Políticas sociales, raza, racismo, discriminación.
Abstract:
The work analyses the complex process of construction of the races equality as one of the master strategies of the Cuban revolution from its very beginnings, in the middle of great social achievements of inclusion and improvement of discriminatory and racists practices in the neocolonial bourgeois republic. Despite of the paradigmatic advances reached along these six decades, considering this particular topic, there are conceptions and structural and ideological practices that still subsist, recycling stereotypes, prejudices and forms of acting in relation to the necessary racial justness, that have a visible connotation in the breaches of racial inequality that remains due to not overcome inheritances and politics that have privileged the equality and not the justness regarding the different points of outburst of each one of the social groups. The current changes of the Cuban social model have accentuated the differences. It is necessary to rethink a solution to the problem starting from an objective, deep and out of prejudices perspective.
Key words: Social politics, race, racism, discrimination.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Jorge Luís Guach Estévez y David Guach Hevia (2018): “El color de la piel como fuente de las políticas sociales en Cuba”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (octubre 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/cccss/2018/10/color-piel-cuba.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/cccss1810color-piel-cuba
1.- INTRODUCCIÓN:
Los estudios y polémicas sobre las razas, la racialidad y la discriminación se han incrementado exponencialmente en el mundo y Cuba. Fuera de la isla y dentro de ella existe un hervidero intelectual que cada vez incursiona más en el tema no siempre con los mismos propósitos. Para unos, se trata de un ejercicio científico cuyos resultados deben contribuir a una mayor equidad y bienestar de los grupos pretéritos en otras épocas históricas. Para otros, se ha convertido en un ejercicio político con el avieso objetivo de denigrar, confundir y tergiversar los acontecimientos, la situación real. No faltan además los oportunistas de siempre, que al resucitar el tema negro, buscan ventajas de diferentes signos incluyendo las monetarias y las dádivas que pueden venir allende los mares para descalificar la obra realizada y que goza de reconocimiento universal.
A pesar de las políticas de igualdad social y racial desarrolladas por la Revolución en estos años con fuertes impactos en la erradicación progresiva de las prácticas racistas, discriminatorias y autodiscriminatorias, heredadas de la república capitalista profundamente desigual y excluyente, han reemergido en el entorno actual, con los cambios a partir de los 90 del siglo XX, fenómenos discriminatorios por el color de la piel que deben tener una prioridad en las Políticas Públicas y Sociales en Cuba. Superar atavismos ancestrales, concepciones y prácticas seculares de dominación y discriminación es mucho más difícil que promulgar políticas de igualdad-más allá de las buenas intenciones de los grupos decisorios. Las complejidades del tejido social heredado sobrepasan con creces la voluntad política y los más hermosos de los idealismos y utopías. Porque si el problema es cubano -como decía Nicolás Guillén, “el problema negro en Cuba es el problema del blanco”.
DESARROLLO:
La historia de Cuba como el resto de América está transversalizada por las asimetrías entre las diferentes clases y razas1 que incluye a los grupos originarios.
Desde el mismo inicio del proceso de formación de la nación cubana, el color de la piel sirvió como un diferencial con respeto al acceso del ciudadano a cierto modelo de bienestar. La etapa neocolonial acrecentó el racismo estamentador de grupos sociales según la cantidad de melanina en la piel con el objetivo de evitar la unidad nacional, propiciar el sojuzgamiento esclavizador y convertir a los seres humanos “inferiores” en meras magnitudes de fuerza bruta para el enriquecimiento de las élites dominadoras. Ello determinó desde entonces la articulación en diferentes grados de un fuerte movimiento antirracista como componente esencial del proceso emancipatorio nacional.
El miedo a la africanización de la isla, los deseos de “blanquear” el país y las tentativas de consolidar una nación con coherencia étnica y cultural, equivalente a un país “blanco”, encontraron las diferentes soluciones, que según los momentos adoptaron, en las teorías científicas y creencias populares que establecían fuertes desigualdades culturales y sociales entre los individuos según su Fenotipo (cualquier característica o rasgo observable de un organismo, como su morfología, desarrollo, propiedades bioquímicas, fisiología y comportamiento. El fenotipo es el resultado de la interacción de los genes y el ambiente, para la característica o rasgo en cuestión y la Melanina: (sustancia natural, producida por células cutáneas llamadas melanocitos, que le da color o pigmento al cabello, la piel y al iris del ojo.
En 1887 la esclavitud quedó abolida en la en Cuba de forma oficial pero no el racismo como fenómeno estructural e ideológico. La trilogía aniquiladora de antaño: El Barracón, el Cepo y el Látigo se han transfigurado, reciclado, “blanqueado” pero no eliminado como símbolos de diferenciación y dominación. Los antiguos esclavistas han encontrado nuevas formas más refinadas para mantener el poder con formas postmodernas y encubridoras. Para ello, utilizan cada vez con más eficiencia las ventajas que les otorgan las brechas de equidad racializadas, heredadas de una sociedad colonial profundamente estratificada y que 60 años de Revolución justiciera, no han podido superar de forma radical como se creía. Cambiar instituciones y arquitecturas sociales es mucho más fácil y rápido que remover siglos de prejuicios y estigmas.
«Yo soy también el nieto, / biznieto, / tataranieto de un esclavo. (Que se avergüence el amo)». Nicolás Guillén
Las “razas puras” son pura fábulas que han servido como sostén ideológico a las élites dominantes para eternizar su poder colonizador eurocentrista. Particularmente en América Latina y el Caribe, por su profundo mestizaje carecen de cualquier fundamentación y seriedad científica.
Entre los antropólogos y etnólogos, entre otros, no existe unanimidad acerca de la cantidad de razas en que se divide la población de nuestro planeta, aunque existe una generalización que advierte tres grandes grupos: amarilla, negra y blanca y, en los trabajos científicos, se mencionan tres troncos raciales fundamentales: mongoloide, ecuatorial / negroide y, europoide (caucásica)2
En la primera mitad del siglo xx se propone y se demuestra la validez de la Teoría Cromosómica de la Herencia, se avanza en el desarrollo de técnicas de mapeo, se caracteriza el fenómeno de recombinación genética, y se sientan las bases teóricas de la genética poblacional.
La segunda mitad del siglo se inicia con logros extraordinarios. Así, se completa la demostración de que la información hereditaria se encuentra almacenada en el ácido desoxirribonucleico (ADN), se determina la estructura secundaria del ADN, se esclarecen los mecanismos de replicación, transcripción, mutación y reparación del ADN, y de expresión de la información genética.
Las últimas investigaciones sobre el Genoma Humano (también conocido como mapeo de mestizaje) han desbaratado las teorías de una heterogeneidad genética esencial, cuando demostró que todas las razas humanas son portadoras de los mismos genes fundamentales del ADN. Los humanos tienen mucha diversidad genética, pero la gran mayoría de esta diversidad refleja la singularidad individual y no la raza. No existe una jerarquización genética determinada que demuestre la superioridad de uno sobre otros.
El Programa mundial del Genoma Humano (PGH), terminó oficialmente desde 2003, logró la secuencia de 99 % del genoma en el mundo, con una precisión de 99,99 %. Se demostró la existencia de una identidad genética a nivel del ADN de 99,6 % entre los seres humanos, sepultando cualquier intento de fundamentación biológica del racismo. Con los chimpancés tenemos una identidad de secuencias de ADN de aproximadamente 99 %.
Históricamente, la «raza» ha sido clasificada sobre la base de características socioculturales y biológicas que incluyen cultura, religión, etnicidad, origen geográfico, así como la morfología y el color de la piel y otros atributos externos.
La secuenciación del genoma ha mostrado que los seres humanos somos idénticos entre nosotros en el 99,6%-99,8% de nuestro material genético. El 0,2%-0,4% restante, que indica lo diferente en cuanto a las bases nitrogenadas que conforman el ADN, da lugar a unos diez millones de variantes en características humanas (referidas, por ejemplo, a color de los ojos, del pelo, forma de la nariz, etc.), sobre la base de las cuales se explica la biodiversidad de nuestra especie. La mayor diversidad a nivel del ADN ha sido encontrada en los individuos que mayor proporción de ancestros africanos poseen en su genoma 3. Estos elementos sugieren que «raza» es un concepto construido socialmente, con un sistema de estratos no argumentado por diferencias naturales o biológicas.
El carácter uniétnico, multirracial y multicultural de la nación cubana como proceso en formación, en tanto construcción cultural diversa, representa una cualidad histórica válida para el conocimiento de otros pueblos del área y del orbe.
De igual forma los estudios del Genoma humano cubano4 realizados a la población en el país han demostrado un alto mestizaje de los ancestros:
En los estudios antes señalados se destaca la prevalencia en la combinación de los genes en dependencia del color de la piel con datos de gran interés científico en los de piel negra y mestiza:
Piel blanca. En las personas analizadas dentro de este grupo, 91% de sus genes ancestrales fue, como promedio, de origen europeo y 5,8% de origen africano.
Piel negra. Los individuos de piel negra mostraron, como promedio, que 45% de sus genes ancestrales son de origen europeo y 49.6% de origen africano.
Piel mestiza. Los individuos de piel mestiza mostraron, como promedio, 64% de sus genes ancestrales de origen europeo y 28,6% de origen africano.
Existen personas negras con el 85% de genes caucásicos, y blancos con el 72 % de genes africanos. El color de la piel no dice toda la verdad sobre la raza. Ello demuestra aquello que el Poeta Nacional Nicolás Guillén dijo en su poesía: que en la composición étnica de Cuba, «todos somos un poco nísperos» 5
La ciencia ha demostrado que no hay un valor inherente ni un significado real detrás de lo que se ha llamado identidad racial. La literatura afirma que “la raza” es un concepto ideológicamente calibrado y construido en el ámbito social como instrumento de clasificación de las poblaciones según criterios totalmente arbitrarios sin ningún basamento científico, más allá del color de la piel, la textura del pelo, la morfología de la nariz o los labios que se constituyen como rasgos secundarios en la determinación de las personas.
1.2.- Racismo, prejuicios raciales y discriminación.
Desde la antigüedad hasta hoy las ideas y prejuicios racistas han evolucionado con el tiempo y los sistemas sociales. En el fondo subyacen los intereses de las clases y los sistemas de dominación. En el siglo XIX y XX varias escuelas desde el pensamiento científico de entonces, trataron de demostrar la inferioridad del negro, su capacidad intelectual y ausencia de espíritu emprendedor. El racismo biológico y el racismo social se entronizaron como verdades de última instancia.
A finales del siglo XIX, en el auge de la revolución científica, surgieron una serie de ideas que en su conjunto se conocen como “racismo científico” o “racialismo”, todas ellas son teorías pseudocientíficas que defienden un supuesta jerarquización racial evolutiva de los seres humanos y cuyo fin fue la justificación de la supremacía del hombre blanco respecto al resto de seres humanos, entre ellas el darwinismo social, ligado al determinismo genético y del cual parte el discurso de la eugenesia racial.
En este sentido son muy elocuentes las diferentes concepciones que se encubaron por el fascismo y el régimen racista de Sudáfrica, entre otros, con la justificación de la ghetización de los negros como raza inferior e incluso como una subespecie animal que no llegó a la esencia humana. Uno de los teóricos y políticos principales de esta dirección- Pieter Botha afirmaba: “El hecho de que los negros se parezcan a los seres humanos, no significa que lo sean”6 .
Los negros han sido presentados como una raza maldita. En esa dirección se desarrollaron sofisticados programas de esterilización masiva de hombres y mujeres negras para evitar la reproducción de los mismos como ocurrió en Sudáfrica. En América Latina han existido prácticas similares con la población indígena, sobre todo el Perú cuando el mandato del dictador Alberto Fujimori.
Las concepciones de subalteralidad que disminuyen la valía y el papel de los negros y mestizos ha calado hondo también en los propios discriminados, que de tanto asumir un papel secundario como “raza inferior” llegan a creer y practicar los propios prejuicios que los laceran y ante la imposibilidad de encontrar una explicación coherente desde la ciencia, buscas las causas en el más allá. En el magisterio del autor de este trabajo en aulas universitarias en África, al discutir este tema, pudo escuchar, con cierta regularidad, la siguiente expresión: El culpable del racismo fue Dios «…que nos hizo a los negros brutos, pobres y feos» Ello demuestra hasta dónde los estereotipos y prejuicios raciales se han afirmado como creencias en las propias personas que deberían combatirlos y no aceptarlos de forma resignada.
El racismo es una ideología mimética adaptativa a las circunstancias históricas. Tiene la capacidad de transfigurarse y perpetuarse en diferentes modalidades y símbolos. No se elimina sino se recicla y adopta nuevas formas. Ello determina su peligrosidad contaminante como cuerpo subjetivo y práctica social destructiva y desintegradora.
El racismo y la discriminación son un fenómeno secular y global. En el mundo hegemonizado por los centros de poder se presenta como un valor agregado de la supremacía racial con la trilogía de calidad suprema-según afirman: blanco, sajón y protestante. Lo demás es estigmatizado como un subproducto de tercera categoría sin razón independiente de existencia y necesitado de ser dominado por otros ante la incapacidad propia de la autodirección- según afirman. La esclavitud no es cuestión del pasado. El socialdarwinismo está más vigente que nunca al privilegiar a unos y desechar a otros como desechos, incluso por el color de la piel. Sí alguien tiene dudas sobre lo anterior que siga de cerca el actual pensamiento y acciones de la cúpula de poder en Estados Unidos con su presidente supremacista y xenófobo a la cabeza.
La base real del problema, para glosar términos anatómicos, no es epitelial, es decir, «superficial», sino medular, o sea, «mucho más profunda». Se encuentra en la conocida división de la sociedad en clases, grupos y capas, en las relaciones de propiedad, generadoras de múltiples nexos sociales, condicionadora de la estructura y la jerarquía familiar, en la propia psicología individual y social, en las posibilidades del desarrollo pleno de las capacidades y en la diversificación de aspiraciones y oportunidades.7
1.3.- Revolución, prejuicios y discriminación racial en Cuba:
El fenómeno del racismo y la discriminación es complejo y multicausal. Obedece a causas estructurales-institucionales e ideológicas. Las huellas de la subjetividad y las representaciones sociales se aferran como hidras en la conformación de las prácticas culturales de los pueblos y determinan los modos de comportamientos de los seres humanos.
La revolución cubana, generosa, humanista y libertaria, dio voz a los sin voz y visibilizó a los invisibles de antaño, todos juntos en la policromía de los colores de la patria. Negros, blancos y mestizos han participado por igual en la epopeya histórica. Como en ninguna otra parte, se alcanzaron importantes resultados en la igualdad y equidad racial. Son logros innegables que nunca se podrán negar o tergiversar por nadie, más allá de los intereses políticos.
Propio de los países dependientes, Cuba heredó una sociedad estratificada por las clases, la convivencia espacial desigual y las razas. Se debe recordar sin embargo, que la pobreza y la desigualdad van más allá de la pigmentación la piel e históricamente se han convertido en atributos de los sectores populares independientemente de la pertenencia racial. En los grupos fundamentales de la sociedad cubana tradicional se pueden establecer dos tendencias segmentadas fundamentales entre los negros-mestizos y blancos:
Negros y mestizos
Grupo 1. Descendiente de hombres y mujeres libres por varias generaciones, portadora de una rica tradición laboral, poseedora de los principales oficios y algunas profesiones de prestigio. (No pobres)
Grupo 2. Descendiente de la población esclava, hace sólo tres o cuatro generaciones, quienes han padecido el desempleo y el subempleo crónicos, que han vivido en condiciones de promiscuidad y hacinamiento y en la que se ha enraizado una marginalidad no sólo espacial —en cuanto asentamiento habitacional— sino también psicológica (Pobres)
Blancos:
Grupo 1. Descendiente por muchas generaciones de pobladores urbanos y rurales con recursos económicos y con posibilidades de abrirse paso en la sociedad. Apellidos de abolengo y nombradía, muchos de ellos relacionados con los antiguos esclavistas del país en sus diferentes manifestaciones y épocas (No pobres)
Grupo 2. Descendiente —en su inmensa mayoría— de hombres y mujeres humildes, que han constituido el proletariado, el campesinado y otros grupos y capas sociales, muchos de los cuales también han vivido en condiciones Infrahumanas en épocas pretéritas y cuyas huellas y secuelas se manifiestan hasta hoy (Pobres)
Sin duda alguna, la peor parte la han llevado los negros y mestizos, herederos del Látigo y el Cepo, que durante ciclos les mutiló las potencialidades para el desarrollo independiente y libre como seres plenos. Esas huellas son objetivas y persisten hasta hoy como un lastre que influye en la inserción de esos grupos al desarrollo y los comportamientos humanos.
En Cuba, entes del triunfo de la revolución existía una profunda segregación racial, no declarada en documentos, convenciones constitucionales y discursos oficiales. La hipocresía de la burguesía nacional (blanca, hispana y católica) no permitía visualizar la verdadera envergadura del fenómeno racial. La supremacía blanca hasta 1959 fue avasalladora aunque muy bien disfrazada con repetidas declaraciones de concordia y bienestar racial. Además de la pobreza y marginación social de los negros y mestizos era común la existencia de sitios públicos cuyo acceso se permitía en dependencia del color de la piel como playas, restaurantes, clubes, parques y otros. Ser negro era un estigma que casi siempre se acompañaba de la pobreza extrema y el abandono. Los negros vivían formas nuevas de esclavitud con escaso acceso a las cuotas de poder y los servicios básicos de la población.
Las desigualdades e inequidades raciales heredadas por el nuevo sistema fueron extraordinarias y de grandes complejidades de solución hasta hoy. Siglos de esclavitud y marginación no se eliminan con decretos en un tiempo históricamente limitado, a pesar de las buenas intenciones y deseos de los mandatarios.
La Revolución Cubana desde el mismo inicio tomó un conjunto de medidas tendientes a la eliminación de la discriminación:
Con el romanticismo de los primeros años, parecía que bastaba declarar la igualdad y la eliminación de la discriminación para que ocurriera como hecho natural de existencia humana. Una cosa es la oportunidad y otra distinta es la igualdad. A tales fines se promulgaron diferentes políticas que indiscutiblemente repercutieron en los avances de los distintos grupos sociales antaño marginados del desarrollo y la participación sustantiva. En los años 60 del siglo XX se dio por superado tan oneroso lastre para la nación. Tanto en discursos oficiales como en documentos programáticos se ha evitado el asunto desde entonces.
Evitar la raza y su hermano tutelar- el racismo, hasta fecha reciente en Cuba, ha sido un tema tabú. Era algo del pasado, impensado en medio de tanta justicia y humanismo. No se admitía por ser una llaga vergonzante discordante con los objetivos propuestos, incompatible con el socialismo en construcción-supuestamente libre de tales lacras propias del capitalismo. ¡Todos éramos iguales y con las mismas oportunidades!, se repetía hasta convertirse en verdad sacra, aceptada por las mayorías. Una vez más se demuestra que las palabras no pueden suplantar la vida real. La realidad es superior a cualquier conjetura. No obstante, todo lo alcanzado, no ha sido suficiente para erradicar centurias de exclusión, desigualdad y desamparo de las mayorías. Los horrores de la colonia y la esclavitud aún se aferran al mundo simbólico y sociológico.
La sociedad cubana de hoy, lleva implícitos los lastres de la sociedad colonial y republicana, racista y discriminatoria, que a pesar de profundos cambios con la Revolución, aún anida las condiciones para reproducir el fenómeno del racismo a partir de mecanismos construidos o conservados de las generaciones anteriores.
La II Declaración de la Habana proclamó el tema de la discriminación y el racismo como resueltos en el país. Coincidentemente, en 1962, José Felipe Carneado que atendía los asuntos religiosos en la nueva dirección, publica el artículo ―La Discriminación Racial en Cuba no Volverá, con lo que se daba por cerrado el problema en lo fundamental. Al decir de Ghote, la teoría hermano mío es gris, eteridnte verde el árbol de la vida. La vida demuestra dramáticamente que los problemas y lastres sociales acumulados durante centurias-más allá de los deseos y buenas intenciones, no se resuelven por decreto o declaraciones triunfalistas.
El color de la piel en el mundo siempre ha sido un elemento de diferenciación social. Cuba no es la exclusión. Se ha re-descubierto una cierta “geografía de la pobreza” donde los negros y mestizos están sobrerrepresentados y no solo por causas subjetivas. El empoderamiento, el sistema de competencias, la calidad del empleo, las viviendas, los ingresos y el disfrute de la vida cultural como una dimensión importante de la calidad de vida se mantienen como elementos diferenciadores que marcan las pautas de los grupos sociales racializados.
Históricamente, la raza, más que otras variables, ha sido un factor determinante del bienestar y las oportunidades de las personas en el mundo incluyendo a Cuba. En la actualidad, los marcadores raciales no constituyen solo un legado histórico —de larga o mediana duración— ya que parecen reinventarse, adquiriendo nuevas formas determinadas por los tiempos que corren y por las expectativas que sobre el futuro de la Isla tiene la población.8
El racismo —entendiendo por éste la marginación de un sector social en función del color de la piel— no es coyuntural al estar afianzado en las culturas y en las sociedades a través de creencias, mitos, actitudes y teorías pseudocientíficas que con mayor o menor intensidad aparecen en determinados momentos. Este hecho, que hace que el racismo subyazca en las sociedades, se ve reforzado por las relaciones de poder y de clase.
En la actualidad los enemigos de la Revolución Cubana-sobre todo fuera del país, tratan de utilizar el tema racial con fines políticos destructivos. Ante ello debemos estar alertas y combatir las distorsiones. Cualquier discusión científica sobre el tema, con el objetivo de alcanzar una mayor justicia y equidad es válida y necesaria. Otra situación es cuando se tergiversan las realidades, se desconoce la obra realizada y se politiza el tema, entonces se convierte en una farsa que debe ser combatida por todos los medios hasta establecer la verdad.
Ello no puede evitar que de forma responsable se trate el tema en el debate académico, para realizar las rectificaciones necesarias y a la vez perfeccionar la justicia social en el socialismo cubano.
Los vestigios de racismo y la discriminación en Cuba son una perversa herencia colonial y republicana a partir de las relaciones de dominación y hegemonía.
El tema racial fue subsumido, en virtud del idealismo revolucionario, dentro de la problemática general de las clases, viéndose diluido en el contenido de la lucha contra las desigualdades, la pobreza y la marginalidad, sin que hallara, o recibiera, especificidad propia.
No se puede negar que las desigualdades raciales persisten en Cuba. Las mismas se han hecho más visibles a partir de la crisis de los años 90. La funcionalización de formas de racismo que han permanecida agazapadas en muchas personas. Es un racismo sociológico que en el actual proceso de revalorización simbólica y de espacios competitivos encuentra capacidad para generar desigualdades9 .
La retórica ambigua que se ha entronizado en los medios académicos y oficiales, que deslegitima o edulcora la existencia de brechas racializadas insuperadas, se convierten hoy en un obstáculo que encubre la realidad profunda de la desigualdad a la vez que no permite encarar desde la ciencia y la política, con prontitud y racionalidad, las asimetrías heredadas o construidas. Los queloides raciales son imposibles de invisibilizar. Se impone un tratamiento integral y focalizado de tan importante problema para la nación.
Los actuales cambios han ahondado las brechas de equidad por el color de la piel, fenómeno que parecía estar superado pero en realidad se sumergió, se transfiguró, se invisibilizó en el discurso oficial y académico, pero no llegó a resolverse como fenómeno social. La funcionalización de formas de racismo que han permanecida agazapadas en muchas personas han emergido y se manifiestan por diferentes vías.
Para algunos autores en Cuba existe un Neorracismo que se distancia de las concepciones y prácticas biologicistas de otras épocas históricas o regiones del mundo. Siguiendo a Bourdieu, estamos en presencia de una violencia simbólica que se enmascara de diferentes formas.
Los profundos cambios en el modelo, han ahondado las brechas de equidad por el color de la piel, fenómeno que parecía estar superado pero en realidad se sumergió, se transfiguró, se visibilizó en el discurso oficial y académico, pero no llegó a resolverse como fenómeno social a pesar de la voluntad política, las políticas públicas y sociales y de todo lo avanzado en casi años.
1.4. Diferentes formas de discriminación y racismo:
Las medidas adoptadas de bienestar y progreso para los diferentes grupos sociales heredados del capitalismo neocolonial, no han podido evitar la supervivencia de distintas formas y manifestaciones de racismo y discriminación, muchas veces de forma solapada y transfigurada. En general se pueden señalar las siguientes formas:
Estructural-institucional (Relacionado con la relación histórica entre la pobreza y la raza así como medidas discriminatorias, muchas veces sutiles y enmascaradas, en instituciones enmarcadas con el sector emergente de la economía y la posibilidad real a la igualdad de oportunidades a partir de las brechas racializadas herederas de un condicionamiento histórico colonial que apenas hace un siglo que se superó, que han persistido ante la ausencia de políticas focalizadas para esos segmentos de la población tendientes a homologar los niveles de desarrollo económico y cultural. Los vestigios del Barracón simbólicamente se resisten a desaparecer a pesar de los grandes avances en la equidad racial y la voluntad institucional por superarlo radicalmente)
A pesar de lo avanzado en la eliminación de las prácticas racistas y discriminatorias mediante la promoción de negros y mestizos a cargos decisorios del Estado, el Partido, las organizaciones sociales y de masas, predomina el poder blanco en la toma de las decisiones fundamentales, el acceso a bienes y recursos de poder y la conformación de la mayoría de los grupos luminosos en el país tanto en la posesión de bienes como acceso a los compartimentos del poder.
Ideológico-doctrinal. (Herencia de la historia colonial donde los negros y mestizos eran considerados como bestias sin derechos. Hace apenas un siglo que existían el látigo y el cepo físicos. Hoy se han transfigurado en sofisticados mecanismos de hegemonía y dominación suave por parte de determinados grupos y personas. Se mantienen los prejuicios y las construcciones que se han afianzado en el imaginario con un papel muchas veces negativo para las “personas de color”)
No menos importante son las diferentes formas en que se manifiesta, lo que algunos estudiosos del tema han denominado como “el complejo de las razas” que se traduce en recelos, estigmas hacia otros y al mismo tiempo se evidencian actitudes de autodiscriminación y autorracismo y el afán de imitar estereotipos físicos de los blancos como algo supuestamente superior.
Espontáneo-habitual (Se ha entronizado en el imaginario habitual universal identificar el color negro con manifestaciones negativas de existencia como algo peyorativo y no deseado. Así por ejemplo se habla de mercado negro, página negra, oveja negra, mancha negra, alma negra, esperanza negra, la mano negra, destino negro, etc., y un sinfín de denominaciones, refranes, chistes, cuentos y expresiones habituales, donde lo negro y por antonomasia los negros, son asumidos como algo de segundo orden o causante de dificultades sociales cuando en realidad no existe ninguna evidencia que lo justifique). El choteo cotidiano se nutre de expresiones e imágenes racistas. De igual forma la muerte, el luto y las desgracias se simbolizan con ese color con lo que se acrecienta el supuesto maleficio simbólico por esa pigmentación.
Para colmo, las prácticas religiosas de origen africano de amplia difusión en Cuba, asumen al color blanco como expresión de pureza que deben llevar en vestuario y otros atributos aquellos que aspiran o adquieren los poderes mágicos de las deidades como sinónimo de pulcritud espiritual, estatus de poder y sabiduría dominadora que los diferencia de los demás, con lo que se perpetúa el predominio de ese color en el mundo policromo de la simbología nacional e influye en la estratificación racial que se pretende superar por los mismos que los sufren.
En el lenguaje popular en Cuba y América Latina, es común escuchar un conjunto de cuentos, chistes, aforismos y criterios que de una u otra forma expresan visiones racistas y supremacista blanca. En relación a la población negra, sobre todo la femenina, es habitual escuchar expresiones que no son ingenuas ni espontaneas y que denotan discriminación:
Para la reconocida socióloga cubana Mayra Espina “Se comprueba en las representaciones raciales, de una evaluación negativa hacia los negros y por ellos mismos y una positiva hacia los blancos, lo que opera como un factor de reproducción a escala simbólica de las desigualdades”10 .
Existen problemas dentro de ese binomio raza-desigualdad, que merecen una atención priorizada; son los procesos de discriminación debido a la estereotipación y a los prejuicios, que responden a los comportamientos, aptitudes, valores que se les asignan a los rasgos raciales.
Esto es tan demostrable como que incluso hoy algunos de los proverbios que se usan para inferiorizar a los que no son blancos son muy parecidos; en Cuba se dice: “si ves un negro con dinero, es músico o deportista”; en Brasil se dice “si ves un negro conduciendo un auto importado, es futbolista o narcotraficante” y en Panamá dicen “blanco que corre es deportista. Negro que corre es por ladrón”. Todo ello muestra una carga simbólica con profundas interpretaciones racializadas en detrimento de los negros y mestizos.
Es llamativo que incluso expresiones que a primera vista pueden parecer elogiosas y dignificadora pueden contener una carga desvalorizadora hacia los negros. Una expresión que se ha arraigado en el imaginario popular puede servir de soporte al racismo:
«La Revolución hizo personas a los negros»
La condición humana es inherente a los individuos más allá del color de la piel. Se adquiere en el acto del nacimiento y no por la existencia de una cualidad externa que determina la distinción de la persona.
De esa forma, no se reconoce en toda su magnitud el protagonismo de los negros en la historia patria (en las guerras de independencia más del 40% de los oficiales y del 70 de las tropas) y no solo como receptores de derechos otorgados.
La Revolución ha hecho mucho más por los negros que la sola condición humana.
Existen también un conjunto de expresiones con raseros valorativos y cualificadores diferentes en dependencia a la pertenencia a una u otra raza. Ello se refleja en las construcciones del lenguaje a nivel popular:
1.5 Complejo de razas y Endorracismo:
Los esclavistas hicieron todo lo posible para invisibilizar a los negros. A mayor dependencia y minusvalía de éstos, superior era su poder de dominación. Ello determinó la existencia de una identidad racial frustrada y mutilada con profundas deformaciones en la autoconciencia racial como grupo humano con similares potencialidades de desarrollo a los demás. El racismo se apalancó y sustentó desde entonces, en el Endorracismo y el complejo de inferioridad de la raza, magistralmente explicado por el eminente etnólogo y antropólogo cubano Fernando Ortiz en su quehacer científico.
En la literatura se pueden encontrar diferentes conceptos para singularizar el Endorracísmo. Así por ejemplo se habla de racismo interiorizado, etnorracismo, racialización, racismo internalizado, emblanqueamiento, asimilación, enajenación, malinchismo11 , prejuicio problanco, racismo endógeno y autodiscriminación. Endo significa "dentro", "en el interior de la propia raza" (que se entiende como la autolimitación, la autorrepresión, la desvalorización del propio sujeto hacia sus semejantes). Diversos estudios dan cuenta de que la autoimagen de negros y mulatos está cargada de un alto contenido negativo, producto de la endoculturación familiar, el imaginario social y la política cultural, entre otros factores. Ello afecta la identidad y el orgullo racial y a la vez la malsana práctica de imitar los cánones de los caucásicos.
La vergüenza del estigma racial se manifiesta a través de la autodiscriminación. El sujeto racializado interioriza como propia la discriminación que se le ha impuesto y la reproduce sobre sí y sobre aquellos pertenecientes a su grupo étnico. Es una especie de autosegregacionismo por causas raciales con implicaciones políticas, sociales, culturales y psicológicas para los sujetos dominados por los complejos de inferioridad.
Se entiende el Endorracísmo como la interiorización y re-producción de los prejuicios raciales por parte de la víctima de racismo. Una parte de las personas determinan ellas misma que mientras más pigmentada sea su piel menos estatus social poseen. Puede desembocar en un complejo de dependencia en parte de los sujetos sometidos al endorracísmo. Esta ideología se reproduce de forma simbólica o discursiva en el grupo de pertenencia étnica; ésta se puede manifestar de forma consciente o inconsciente en el individuo.
El siguiente proverbio brasileño nos permite seguir registrando la situación que se viene planteando: “El mulato esconde en la cocina el retrato de su madre negra, pero cuelga el de su padre blanco en la sala”12 . Este proceso lo denomina el prejuicio problanco: deseo consciente o inconsciente de la mayoría de la población del Caribe de origen africano de aproximarse lo más posible a los europeos.
En algunas comunidades de América Latina y el Caribe, las madres y abuelas le estiran la nariz a los bebes recién nacidos en procura de que la tengan “perfilada” y no “ñata”, como es característico de la gente afro. Las bromas entre amigos tienen la tendencia a aludir al fenotipo propio de la población afro como: “sombra”, “tizón”, “turruntutú”, “carbón”, “azul”, “totí, chapapote, mono, gorila, macaco, petróleo, etc.
El autor ha encontrado en el trabajo de campo sobre el tema, mujeres negras que reniegan mantener relaciones amorosas con hombres de igual color ya que ello significaría “ponerle luto a su sexo” e incluso atraer la desgracia. Ello demuestra el grado de subvaloración que se puede manifestar como consecuencia de la herencia de prejuicios y discriminación. De igual forma la siguiente expresión recurrente: “Estoy trabajando como un negro para ver si puedo vivir como un blanco”. En ambas construcciones gramaticales se manifiestan el complejo de la raza y el deseo de imitar al otro, una tendencia hacia la transetnicidad y la transracialidad, donde el arquetipo europeo caucásicoes la meta a alcanzar o imitar como esencia superior de existencia. Fenotipo negroide con identidad caucásica-esa es la gran contradicción inculcada por los amos de antaño.
Lo anterior influye en las variaciones de cifras reales en los censos de población, ya que muchos negros cubanos se autodefinen como mulatos o mestizos y estos a la vez como blancos. Incluso existen evidencias de que poblaciones de origen haitiano en la zona oriental del país, reniegan a sus troncos primigenios y se catalogan como originarios de Francia, reclaman su origen caucásico y no negroide, propio del país que creó el Vudú.
Las mujeres negras cuando se casan con hombres blancos adquieren la condición de mulatas o “negras recicladas” por el peso de la percepción social de las identidades a partir de la inferencia de un valor agregado en el imaginario popular. Las mulatas cuando se casan con blancos se transforman en blancas. Sí se divorcian pierden esa identidad y estatus y vuelven a la condición anterior.
Aunque de forma muy aislada y episódica se manifiestan concepciones y prácticas que demuestran la prevalencia de las concepciones discriminatorias y endoracistas. Existe el testimonio de personas de piel negra que cuando eran alumnos de primaria, ante la visita de los funcionarios externos a su escuela, la maestra (también negra) alertaba que debían “recoger y esconder la bemba” frente las autoridades como muestra de civilidad y urbanidad 13.
En los medios de difusión, en programas humorísticos para cabaret son habituales los chistes donde se denigra al negro- muchas veces realizados por humoristas negros, su supuesta incapacidad intelectual y escaso nivel cultural, su inclinación hacia la cleptomanía, su adicción a las malas costumbres, etc; en productos artísticos para el turismo y otros se reproducen estereotipos raciales y prejuicios que perpetúan la subalteralidad de los negros y mestizos dados más a la gozadera, al hedonismo, lo banal, lo superficial, la cumbancha infinita, el toque de tambor sensual, la poca laboriosidad, la hipersexualidad como atributo racial distintivo, la vida fácil y el vacío espiritual- según se afirma en las representaciones que se difunden como gancho propagandístico que folklorisa la cultura y la identidad nacional, hasta reducirlos a sustancias epidérmicas que en nada son la expresión del verdadero ser nacional más allá de los colores, sabores, olores e identidades que conforman la cubanía y la cubanidad.
La mayor parte de los muchachos y muchachas no blancos que en los 60 y 70 se dejaron crecer el pelo y se hicieron un espendrum (síndrome Ángela Dewis), tenía una pretensión de afirmación racial, de orgullo y rebeldía. Eso ya no es así ahora en la mayoría de ellos, existen personas orgullosas de su condición racial, pero el pelo encrespado de los negros no les gusta, se lo desrizan y se lo planchan. Muchos se declaran orgullos de su raza pero adoptan los símbolos y atributos de los “blancos”. Es un fenómeno sociológico y psicológico complejo donde la fuerza de la tradición y los estereotipos creados tienen un peso avasallador. Incluso existen entidades jurídicas y no jurídicas en otras partes del mundo, que no les permiten a sus empleados usar el pelo rizo o afro ya que “daña la imagen corporativa”.
Existen testimonios de madres negras o mestizas colombianas, que envían a la escuela a sus hijas con el peinado afro y al salir de las mismas han sido peinadas (al estilo caucásico) por el personal docente. Al preguntárseles por qué lo hacen, responden: porque es tradición de la escuela que los niños vuelvan limpios a sus casas ¿?.14
Cuando se pierde o desvaloriza el orgullo de la pertenencia racial se crean las condiciones para la crisis identitaria y la asunción de patrones y comportamientos que consciente o inconscientemente aceptan la supremacía de unos sobre otros. Se asume con resignación la dominación y hegemonía como un acto natural y necesario.
Hay personas afrodescendientes con cierta comprensión de su identidad fenotípica y, aunque rechazan el modelo de dominación colonialista, no han podido desmarcarse de comportamientos sociales que repiten el afianzamiento de la subalternidad como paradigma de hegemonía cultural.
Existen críticas de académicos que se ocupan del tema, sobre el blanqueamiento que han sufrido las pinturas y fotos de algunos de los más renombrados héroes nacionales de la raza negra-como es el caso de Antonio Maceo, con el objetivo de acercarlo más al color dominante, como muestra de pertenencia a un grupo racial que en realidad no lo es.
Se fortalece como tendencia en el mundo la malsana práctica del blanqueamiento, particularmente en África subsariana. Grandes compañías que lucran con la pigmentación artificial de los negros y crean los estereotipos de la colonialidad blanca al estilo de Beyonce y Maikel Jackson, entre otros muchos otros símbolos de esa cultura. Los atributos “blancos” son asumidos como sinónimos de calidad suprema que debe ser imitada o asumida. Millones de personas que tienen poco para comer y vivir, gastan sus magros ingresos en diferentes cremas promocionadas desde las transnacionales con la finalidad de cambiar “para mejor” el color de su piel. Se calcula que más del 20% adquieren diferentes cánceres de piel por esa causa y aun así la orgía blanqueadora no se frena. Llegar a parecerse a los blancos es la prioridad suprema para no pocos, sacrificando dinero, salud e identidad.
En Cuba y muchos países de la región y el mundo, uno de los productos más demandado por hombres y mujeres es la Keratina, que a pesar de sus probados efectos cancerígenos, se utilizan para “mejorar” el cabello, hacerlo más dócil y parecido al “pelo bueno”.
Un proceso parecido ocurre en los países de población afrodescendientes de América Latina y el Caribe. Las ventas de extensiones de cabello y alicer son un negocio muy lucrativo. Lasiado, planchado y cambio de color del pelo-siempre hacia lo claro o rubio, afinamiento de la nariz y los labios, transformaciones en la pigmentación de la piel, uso de lentes de contacto verdes y azules y otros, son prácticas crecientes en nuestras tierras. A ello se agrega el incremento en la compra en más del 2,500% en el 2017 en los bancos de esperma proveniente de Estados Unidos, para embarazos tecnológicos, que permitan el blanqueamiento con genes de origen sajón y sí los niños nacen rubios, con pecas y ojos azules se considera como la muestra suprema de felicidad de la “raza superior”, la más inteligente y hacendosa, según afirman. Para las familias es como una patente de éxito tener hijos así de forma artificial.
Se ha incrementado además el alquiler de vientres para procrear con un sesgo racializado que en el fondo reproduce los patrones discriminatorios. El alquiler de un vientre de una mujer sajona norteamericana, para procrear, puede costar $200,000 mientras que el de una afrodescendiente en el mismo país alcanza los $50,000 o sea la cuarta parte del valor de una reproductora blanca alquilada. Lo que ocurre en Brasil y República Dominicana, países con grandes poblaciones negras y mestizas, es paradigmático en esta dirección. Igual que se fabrican zapatos, se hacen niños para diferentes fines, incluyendo la prostitución, violando cualquier precepto ético. Los retos hacia el futuro son devastadores, de no tomarse las medidas necesarias por la comunidad internacional.
Cuba no es ajena a las distorsiones de la autoimagen de las razas y el endorracísmo. Lo que ocurre en el mundo se materializa también en el país en diferentes magnitudes e intensidades. Somos un país occidental, abierto al cosmopolitismo universal, a sus luces y sombras.
1.6 Cambios en los 90 y su impacto en la equidad racial:
Los actuales cambios han ahondado las brechas de equidad por el color de la piel, fenómeno que parecía estar superado pero en realidad se sumergió, se transfiguró, se invisibilizó en el discurso oficial y académico, pero no llegó a resolverse como fenómeno social. El racismo y la discriminación no se han eliminado.
Con los cambios económicos, el turismo internacional y la inserción al mundo globalizado la blancura se ha fortalecido como categoría de poder y hegemonía que marca una jerarquía racial ideologizada en la política, la economía y todo el tejido social de la nación. El color de la piel tiene implicaciones económicas, acceso a cuotas de poder y de bienestar en general.
Persiste una brecha de equidad racializada. Las desigualdades por el color de la piel se verifican en diferentes aspectos.
«No basta nacer en el mismo hospital, asistir a la misma escuela y al mismo centro de recreación, si unos retornan al solar, al barrio marginal, mientras que otros disponen de una casa sólida, padres con buenos salarios y condiciones de vida muy superiores, situación esta última que no caracteriza a la inmensa mayoría de los negros»15 .
Existe una tendencia a no reflejar estadísticamente las diferencias raciales. Es algo que afecta seriamente la especificidad y direccionalidad de la política social. La relación raza-pobreza; raza-desigualdad; raza-empleo; raza-equidad; raza-población penal; raza-indicadores de salud; raza-mortalidad infantil; raza-expectativa de vida; raza-niveles de educación; raza-calidad de la vivienda y medios de existencia; raza-violencia-incluyendo la de género y familiar; raza- niveles de bienestar, raza-poder y otros, afecta la necesaria determinación de políticas públicas y sociales focalizadas para grupos específicos que gozan de la igualdad social del sistema socialista pero no de la realización de las oportunidades por las asimetrías de los puntos de partida en relación a otros grupos humanos. Ello invisibiliza las diferencias y no permite realizar las correcciones necesarias en el diseño macro y microsocial. La no utilización de las dimensiones anteriores puede seguir enmascarando el fenómeno de la equidad racial y a la vez profundizar las diferencias hasta provocar anomias de mayor envergadura. Lo mismo se pudiera decir para la valoración de la pobreza y la desigualdad.
Los negros en Cuba, herederos de la trata y la esclavitud- a diferencia de los blancos, no tienen árbol genealógico conocido-al decir del profesor Esteban Morales, como ocurre con otros grupos étnicos, que han creado incluso diferentes tipos de asociaciones con relaciones transnacionalizadas, con ventajas económicas y existenciales adicionales; todavía existe sobrerrepresentación de estudiantes blancos en la educación superior y en las carreras de mayor demanda y beneficio social y personal; predominio de mujeres negras como pobres y a la vez jefes de familias; mayor presencia de negros y mestizos en barrios marginales o cuarterías; es menor la presencia negra y mestiza en el sector emergente, turismo y cuentapropismo.
Los cambios en los 90 han ahondado las diferencias e inequidades sociales, generacionales, territoriales y raciales. Las estadísticas fragmentadas e incompletas que existen relacionadas con la variable racial expresan tendencias preocupantes sobre el ensanchamiento de las diferencias en vez de su disminución.
Los negros y mestizos son más bien obreros que no se relacionan con los turistas con menor acceso a propinas; el predominio de negros y mestizos en actividades de la industria y la construcción del sector tradicional; la mayor presencia de blancos en los grupos socioocupacionales calificados y de trabajo intelectual en el sector emergente; el mayor acceso de blancos a empleos del sector emergente bien remunerados a través de redes familiares y otras vías no institucionalizadas; El aumento de la proporción de blancos en la medida que se asciende en el nivel de dirección; la concentración de las remesas familiares en la población blanca (las remesas llegan alrededor del 50% de los blancos, 25 % de los mestizos y sólo el 10% de los negros. 2.5 veces más que a negros y 2.2 que a los mestizos); la sobrerrepresentación de la población negra y mestiza en las viviendas más desfavorecidas, los cascos históricos de las ciudades siguen siendo mayoritariamente de los blancos; los blancos hacen uso del trabajo extra 2,7 veces menos que los negros y 1,7 veces menos que los mestizos.
En estudios de campo realizados en Ciudad de la Habana y otros lugares, se manifiestan prejuicios hacia los negros por parte de la actividad policial. Los informantes plantean que cuando se juntan más de dos negros en un mismo lugar en las calles de la ciudad, existe mucha más posibilidad de que la policía les pida los carnés de identidad y les pregunte los objetivos que persiguen que si ocurre lo mismo con personas blancas. La paradoja es que los policías, la mayoría son negros 16. En este caso es evidente como los estereotipos y estigmas influyen en las conciencias de las personas e incluso la práctica del endorracismo.
Aunque en fase de superación, hasta fecha reciente la proporción de presentadores, locutores y otros comunicadores públicos en los medios de difusión era de 20 a 1 en relación a la representación de negros y mestizos. Algo similar ha ocurrido en los diferentes centros de estudio y otras instancias del ejercicio del pensamiento científico. Ya en estos momentos se aprecian avances sustanciales en la presencia de la representación racial en varias direcciones lo que permite la visualización de la policromía en los colores de la nación como justicia histórica, unidad del ser nacional y orgullo de los grupos invisibilizados antaño.
Los llamados en Cuba, Nuevos Ricos 17 relacionados con el sector emergente, dueños de pequeñas y medianas empresas privadas, propietarios de Paladares y Casas de Renta, Redes de transporte privado, Fincas, gerentes privados de redes de compra- venta de mercancías que importan del exterior y otros con acceso a importantes fuentes de capital de manera lícita o ilícita son mayoritariamente blancos y reproducen los patrones raciales que perpetúa una determinada segregación como estatus de abolengo, poder y distinción. Una vez más se verifica que la blancura está asociada a la riqueza por razones de herencia histórica y además aprovechamiento de las oportunidades del nuevo sistema a partir de las ventajas en la pirámide social que-como regla adquiere tonalidades más claras en la medida que se asciende en ella. Una vez más clase, riqueza y raza se relacionan y complementan como entes estratificados y reestratificados en la sociedad cubana actual.
La sociedad cubana transita de la ideologización extrema a la pragmatización existencial emergente. A diferencia de décadas anteriores caracterizadas por el igualitarismo sustentado en la espiritualidad, en las condiciones actuales, han cambiado incluso los patrones para las uniones matrimoniales, donde además de la raza desempeña un papel fundamental el estatus económico de las partes. El amor cada vez más tiene un sesgo economicista. Las castas se hombrean y entrebuscan unas a otras –decía José Martí.
Se mantiene el predominio en Cuba de la endogamia racial (matrimonios y familias dentro del mismo grupo racial). La mayoría de las parejas interraciales son más comunes entre los pobres y los barrios marginales de composición racial mixta. Muchos padres y madres blancos-de grandes virtudes y valores sociales reconocidos, siguen considerando como una vergüenza escandalosa, que los hijos formen familia con personas negras o mestizas. Entre los blancos de mayores recursos se acentúa la endogamia racial y la preservación de la «blancura» como atributo de poder. Los negros y mestizos de los grupos luminosos-especialmente de la música, generalmente se casan con blancas –rubias. Igual ocurre con los deportistas de ese grupo social dentro y fuera de Cuba. Como dice la película: los caballeros las prefieren rubias. Esta tendencia es menor en las mujeres negras y mestizas de igual estrato social.
Otro elemento importante es la raza y los indicadores de salud. Aunque no existen estadísticas públicas de amplio acceso para las investigaciones, determinados científico han inquirido sobre esta importante variable. Algunos estudios hacen alusión además, a diferencias en algunos indicadores de salud relacionados con expectativas de vida y mortalidad infantil a partir del color de la piel. Ello puede explicarse por la relación raza-pobreza, fundamentalmente.
El color de la piel se revelaba como un diferencial de mortalidad que hace depositaria a la población no blanca, de una clara desventaja. Ello se relaciona con el color de la piel, la pobreza y las ataduras sociales reales por herencia sociocultural o no desarrollo de las potencialidades intrínsecas por diferentes causas. La mortalidad de los niños no blancos menores de un año es superior a los blancos. Es mayor la cantidad de niños con bajo peso al nacer negros que blancos. La esperanza de vida de la población no blanca es casi dos años inferior a la blanca. La mujer no blanca sobrevive 3 años menos que las blancas. En el caso de la mujer negra rural es más serio el problema. La mortalidad materna entre los 15 y 39 años es superior en las mujeres no blancas. Existe una sobrevulnerabilidad de la población negra en la tercera edad.18
Al decir del investigador Guanche, “Lo que enseña el color de la piel como diferencial de la mortalidad en Cuba es que, a pesar del significativo progreso experimentado como resultado de una voluntad política explícitamente orientada hacia la erradicación de las desarticulaciones sociales, las tendencias de los indicadores generales enmascaran la persistencia de inequidades y la evolución, que se produjo a diferentes velocidades, no fue sino la expresión neta de una desigualdad social que imprimió su sello en la clara desventaja de la población no blanca hoy, en términos de su capacidad de supervivencia”. 19 Lo anterior es válido para los negros y los blancos pobres.
El silencio sobre el tema racial, el tema tabú como antes ya no existe. Se asiste en las condiciones actuales a una revalorización del tema del racismo y la discriminación, primero desde el mundo académico y más lentamente desde los decisores políticos, que si bien no tiene la fuerza material y simbólica de lo que se hace con el movimiento LGTBIQ en la reivindicación de sus derechos y la reparación de las injusticias cometidas, sí se aprecia una creciente toma de conciencia sobre la necesidad de su priorización y atención en la agenda pública y con total transparencia y objetividad de forma integral. En fecha reciente la máxima dirección del país ha reconocido la seriedad del problema de las desventajas de los negros y mestizos y el compromiso de “no retroceder ni un milímetro en lo avanzado” en la atención de este asunto de alcance estratégico para la nación.
En la actual IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba, el 2018, el 40,49 de los Diputados (as) elegidos son negros y mestizos. En el Consejo de Estado la representación alcanza el 45,2%. Ello sin dudas es un avance sustancial en el camino de la equidad.
Pero no basta promover en las jerarquías sociales a negros y mestizos a partir de la cantidad de melanina en la piel. Eso es importante pero no suficiente. Es necesario fundamentalmente, efectuar los cambios estructurales-institucionales que superen las herencias ancestrales de desventaja social y equiparen los niveles de desarrollo entre los diferentes grupos sociales en la totalidad de sus miembros y no solo en una parte de ellos.
A pesar de las políticas de igualdad social y racial desarrolladas por la Revolución en estos años con fuertes impactos en la erradicación progresiva de las prácticas racistas, discriminatorias y autodiscriminatorias, heredadas de la república capitalista profundamente desigual y excluyente, han emergido en el entorno actual, fenómenos discriminatorios por el color de la piel que deben tener una prioridad en las políticas públicas y sociales. En general, convivimos “juntos pero no revueltos”. Para alcanzar la justicia toda, se necesitan cambios que lejos de aumentar la brecha entre los grupos humanos, los acerquen cada vez más. Ese es el Socialismo al que aspiramos como expresión de la justicia plena.
CONCLUSIONES:
Las brechas de desigualdad y pobreza están matizadas por el color de la piel aun, lo que deberá tener la máxima atención en el diseño e instrumentación de las políticas sociales para estos grupos en desventaja social. A la universalidad del desarrollo social le ha faltado una mayor focalización en dependencia de los puntos de partida de cada grupo social y sus necesidades y potencialidades específicas. Cualquier rectificación de las concepciones de desarrollo nacional que se determine aplicar debe partir de esas realidades sí se quiere superar las herencias mutiladoras que hasta hoy lastran la verdadera inclusión con igualdad de oportunidades y empoderamiento para todos independientemente del color de la piel y otras dimensiones presentes en la desigualdad.
La igualdad formal de oportunidades a partir de diferentes puntos de arrancada de los grupos sociales se convierte en una ilusión romántica, un factor que perpetúa la desigualdad y la inequidad al no contar con las competencias para realizar las potencialidades existentes. Se necesita combinar el universalismo en las políticas sociales y la focalización en dependencia de las necesidades específicas a través de un proceso de empoderamiento que combine el saber, el poder y el ser.
Dentro de las principales direcciones para eliminar los sesgos discriminatorios y repotenciar la inclusión de negros y mestizos en igualdad de posibilidades, el autor sugiere: