Ricardo García Jiménez*
Universidad Tecnológica de la Mixteca, México
rgarcia2000_mx_1@hotmail.comEste es el primer libro de cuentos del escritor oaxaqueño Israel G. Castro, editado en noviembre de 2016 por el STUNAM, comienza su incursión en el mundo de la literatura con el pie derecho, porque la edición de texto que hoy nos presenta fue muy bien cuidada en todos los aspectos a considerar en todo trabajo publicable. Los diecisiete relatos que componen la obra, Entre la Carne y los Huesos, nos trasportan a una serie de estados de ánimo muy encontrados cuando el autor induce a los lectores a espacios imaginarios realistas que tienden a confrontar pasiones, desengaños, tristezas, ansiedades, melancolías, incertidumbre y dilemas que viven cada uno de los personajes de estas breves narraciones, situaciones reales y proyectivas que cada lector puede ir identificando a lo largo de la obra.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Ricardo García Jiménez (2017): “Entre la Carne y los Huesos”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (julio-septiembre 2017). En línea:
http://www.eumed.net/rev/cccss/2017/03/entrelacarneyloshuesos.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/cccss1703entrelacarneyloshuesos
Los personajes presentados en el libro, Entre la Carne y los Huesos, generalmente están en una confrontación constante de diálogos internos que sostienen por las situaciones de la vida que les toca sobrellevar en una cruda realidad que se presenta como injusta. Brota a lo largo del libro interrogantes existenciales de cada uno de los personajes al preguntarse de dónde vienen, en donde están, hacia dónde van, de igual forma los cuentos cuestionan en sus temáticas particulares de manera directa y entre líneas preguntan el ¿Quién Soy? ¿Para qué nací? ¿Qué es la Vida? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es Dios?
Por ejemplo, en el cuento número tres titulado, “Espera sin Esperanza”, Israel Castro nos ubica en un personaje joven, varón, que se encuentra en un entrampado recurrente del estar pensando por aquello que se fue y ya no será, donde los días trascurridos de su pesar y sentir son escritos en el diario del joven que dan cuenta de su sufrir. En las páginas de dicho diario no son suficientes para describir su añoranza, su pensar, el anhelo y la ansiedad que le provoca esperar con la dulce esperanza de mentirse que podrá regresar aquel o aquella que se fue. Es en este tipo de narraciones remitidas a los espacios interiores del pensar de sus personajes, el autor propone la búsqueda del sentido, ante una realidad cruda e injusta cuando al final, el dejarse llevar por las pasiones, los odios, las frustración y los deseos incumplidos llevan a sus personajes a cuestionar ese pensar y ese sentir que todos y cada uno de nosotros hemos experimentado con una crudeza de que la realidad se muestra tozuda. El autor propone ocultamente, que el suplicio terminará cuando aceptemos que el mundo en donde vivimos la justicia no existe. Ya que todas nuestras acciones no son justas o injustas, sino son como son.
El reto del autor en este primer libro es presentarnos narrativas cortas que oscilaran entre la dura descripción realista de los espacios sociales (como es el caso de “Un minuto de coito”, “Pequeño aliento de furia” o “Posibilidades infinitas”) hasta la ágil prosa que de forma satírica que pone a sus personajes en situaciones de humor involuntario (tal es el caso de “La mecánica del dolor”, “Ganar perdiendo” o “Una historia inverosímil”).
Por ejemplo, en Mecánica del Dolor, el cuento describe una disputa entre dos adolescentes de alguna Escuela Secundaria de la Ciudad de México, Félix, apodado el “E.T.”, y Edgar, apodado “el Bonito”, son los personajes protagónicos de tal narrativa. Estos jóvenes se enfrascan en una pelea de pasillo por la atención y el sentimiento de una ingrata llamada “Pamela”. Personajes con los cuales el lector varón pude haberse identificado en su juventud o en sus años de estudiante de secundaria porque representan una etapa de nuestra vida donde el no pensar y las pasiones nos desbordan y guían nuestro proceder. El autor narra que “el E.T.” y “el Bonito”, son sancionados por el profesor de historia que los separó y los colocó en una posición de cuclillas durante toda la clase como una forma de castigo hasta que terminará la clase. Durante todo ese lapso de tiempo los personajes, sobre todo “el Bonito”, les sobrevienen y agolpan una serie de cuestionamientos que aturden su pensar, porque el pleito, “la bronca” continuaría a la salida. Esos 50 minutos se vuelven tormentosos para “el Bonito” porque imagina y crea escenarios por enfrentar a tan descomunal monstruo que resulta ser el adversario a vencer; además “el Bonito” elabora una serie de cuestionamientos internos que lo llevaron preguntarse de manera concreta: ¿Por qué confronte al “E.T.”? El autor no concluye este cuento con un final propio, sino que lo deja abierto para que cada lector lo termine a su modo, a su Habitus, dijera Sociólogo francés Pierre Bourdieu. Recurriendo al permiso del autor, los finales felices no caben aquí, sino que dan paso a otro tipo de desenlaces, pudiendo ser construidos entorno a las figuras del Bonito y el E.T. de manera no esperada, que finalmente ambos personajes, según mi propio habitus, se convierten en amigos inseparables, y la Pamela, la ingrata, ni con uno ni con el otro se quedó. Ello permite que este tipo de recursos literarios sean ricos para echar andar la imaginación de quien los lee.
Otro de los cuentos narra de forma particular la diversidad y permisividad sexual de la vida de los habitantes de la Ciudad de México de estos tiempos como es la historia que nos presenta: “Posibilidades Infinitas”. La narración ubica a una joven mujer, de clase media alta, universitaria, que conoce a un “buen mozo” en un partido de Futbol en el Estadio de Ciudad Universitaria entre los Pumas de la UNAM y otro equipo. La mujer narra ante una “licenciada”, que hemos de suponer es un Agente del Ministerio Público, el cómo conoció a un joven en ese juego al que asistió como invitada, que con el paso de los mese terminaría siendo su prometido. ¡Claro! Con la aprobación previa de la madre y la hermana de ella, porque el joven presentaba modales y una educación muy refinada que les agradó a los familiares de la muchacha, formalizaron el noviazgo mese más tarde. Con el tiempo, según la narración del cuento, el joven mozo es incorporado a la empresa del padre de ella. Pero en cierta ocasión la joven al visitar a su apuesto amado a la empresa, se lleva la sorpresa de su vida. Pues el padre de ella sostiene un tórrido romance con el novio de la chica. ¡Dándole Baje! Ante esta lamentable escena, al encontrarlos infraganti, ella sale corriendo de la oficina, y detrás de la muchacha el joven camina presuroso para alcanzarla. Pero ante la furia de la mujer, ella le propicia una fuerte patada en la entrepierna y le da un golpe en la cara que hace caer de espaldas al joven y rueda por las escaleras encontrando la muerte. Ella es detenida por la seguridad de la compañía y es remetida ante la justicia. Y es ante la “Licenciada” que narra los hechos y la historia que vivió en tan poco tiempo con el apuesto joven. La muchacha se pregunta y afirma ante la licenciada que en esto de las preferencias sexuales, no hay fórmulas que permitan observar las inclinaciones sexuales que tienen las personas. La moraleja sería: Nadie demuestra lo que es, hasta que es encontrado infraganti.
Cargados con un gran humor negro y ácido, los cuentos de Israel Castro nos harán reír incrédulos mientras nos induce a una incisiva sensación de que también nosotros podríamos ser personajes involuntarios o identificados con alguna de sus historias y que el deseo y las pasiones las tenemos incrustadas no en el corazón, sino que las traemos encarnadas y dentro (en los huesos) porque las historias se repiten una y otra vez en esta entrampada realidad llena de grandes diversidades y de situaciones complejas y dialécticas .
Esa realidad nos apresa involuntariamente, teje y entrecruza historias en el micro y el macro espacio social en los que interactuamos, y que Israel Castro nos presenta en sus cuentos de manera muy descriptiva. Situaciones como puede ser el espacio donde está la fotocopiadora de la compañía o la escuela, donde las horas trascurren y siempre habrá alguien ahí dejando su vida confinada en un espacio de 3.00 X 3.00 mts. durante días, semanas, meses o años. O aquellos espacios más amplios en las ciudades, como el ser repartidor o prestador de servicios, actividades que nos permiten interactuar en otras dimensiones mucho más amplias, pero que en ambos casos la anomia social o el anonimato es una situación que define los estados de sociedades como puede ser cualquier espacio urbano actual. En esos espacios no sabemos quiénes están ahí, no sabemos que sienten y que piensan estos personajes que son invisibles ante los ojos de los demás en este mundo indiferente.
Hay que resaltar que en estos cuentos que nos presenta el escritor Israel Castro están llenos de constante desamor, desengaño, soledad; como de mucho vodka, whisky y cigarros. Aspectos que crean una atmosfera lúgubre y perfecta que rodea a los personajes de sus cuentos. Hay que resaltar también que este caldo de emociones que se van formando entrono a sus personajes y que son descritos con gran precisión, no son ajenos a nosotros, los poseemos por dentro todos y cada uno de los que hemos vivido una situación parecida o semejante como se describe en sus cuentos que nos lleva al desbordamiento de las pasiones mismas.
La obra en sí se ajusta adecuadamente al género literario del Cuento Realista. Ya que bajo esta caracterología, el autor busca dar una idea cabal y verdadera del mundo que rodea a sus personajes en todas aquellas apariencias como las situaciones materiales, morales y económicas que revisten las situaciones de sus narraciones. La existencia del carácter de sus personajes, pero la descripción del medio en que están envueltos los escenarios, permite que sus protagonistas, más que ser cuentos, se muestren como individuos reales inmersos como seres sociales que describen una cotidianidad inmediata como lo presenta la Ciudad de México, en alguno de sus barrios o colonias. Lo que define a este género literario, es pues, su afán de testimoniar esa realidad inmediata tan cercana a una micro-sociología del mundo cotidiano. La obra de Israel G. Castro resulta a menudo vasta de cuadros sobre la vida, las creencias, el lenguaje y las tradiciones de sus personajes que son encarnados de manera adecuada en la contemporaneidad de la Ciudad de México.
Como recurso de verdad, el autor describe minuciosa y detalladamente los escenarios en que viven sus personajes y, en mayor medida que en otras clases de cuentos, ya que incorpora en el contorno humano el sufrimiento y pesar que viven, con el objeto de sugerir una atmósfera o de crear un clima de realidad crudo, sin tapujos y frio. El espacio preferido por Israel G. Castro es el ámbito de la pequeña burguesía urbana. En ocasiones el autor se detiene en la observación de los aspectos más vulgares de la sociedad de la Ciudad de México con una intención de denuncia, o para presentar una propuesta de que los hechos y lo que acontece ahí es así, sin idealizaciones, fantasías o mundos felices.
El desarrollo del tiempo de la acción con que se mueven sus narraciones es lineal y cronológico, sin sobresaltos, ni rupturas. Las historias presentadas son preferentemente la recreación de lo vivido por el escritor, porque en parte cada historia, cada cuento, es una vivencia directa o indirecta que Israel Castro ha experimentado. En estos casos el plano histórico se conjuga e integra con el plano de la invención y la creatividad propia del autor. La descripción de cada uno de los cuentos trata de guiar al lector hacia la creación de un escenario imaginario reconocible en la inmediatez concreta como los que existen en la atribulada Ciudad de México. Sus personajes aparecen caracterizados por una tipificación o genérica que define el tipo de individuos que se pueden encontrar en cualquier colonia, barrio o clica de la CDMX. Pero el punto más interesante de la obra está en mostrar el dilema moral o social a través de la conducta que asumen sus personajes. Como recurso de suposición el autor reproduce el lenguaje de los personajes: el habla local, los modismos, las formas coloquiales que los citadinos de ese punto del país usan en su jerga cotidiana. Es asimismo importante señalar que el autor incluye diálogos entre sus personajes como procedimiento para la caracterización de las situaciones que viven y su presentación objetiva de los hechos.
De ahí que sería válido decir que el título de su primer libro, Entre la Carne y los Huesos, el autor hace referencia a esa sensación que nos hacen sentir vivos, porque cada uno de los personajes que construye buscan eso, hacernos sentir vivos y sentir que la emoción y el sentimiento está presente en nuestra carne y en nuestros huesos que se reflejan al momento de leer su obra.
Para finalizar, y retomando las palabras del autor: “… los cuentos intentan carcomer los actos simples que día a día nos penetran por los poros y que, sin darnos cuenta, llegan a lo más profundo de la condición humana. Su lectura muestra que no hay vida perfecta pero, a veces, podemos encontrar un final feliz entre los elogios a los amores fantasmas, a los amigos, a los trastornos sexuales, a la angustia por confrontar la soledad”.
¡Felicidades!
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Este artículo es editado por Servicios Académicos Intercontinentales S.L. B-93417426.