Revista: CCCSS Contribuciones a las Ciencias Sociales
ISSN: 1988-7833


LOS EMPRENDIMIENTOS COMO ELEMENTO DE ESTUDIO TEÓRICO, ACADÉMICO E INVESTIGATIVO

Autores e infomación del artículo

Rosa Sandra Burgos Castelo*

Edwin Patricio Pombosa Junez**

Lydia Villar López***

Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Ecuador

burgossandry@yahoo.com

RESUMEN
Los trabajos de investigación sobre emprendimientos han crecido en cantidad e importancia en las últimas tres décadas, especialmente desde la contribución de Low y MacMillan 1988 (Vasconcelos, 2015), trabajo investigativo que se constituyó en línea base para aportes posteriores, que con el devenir del tiempo han ido agregando elementos relevantes a esta disciplina, que en el desarrollo de este trabajo se exponen de manera sintetizada y cronológica.
Para el análisis, se toma como punto de partida los orígenes etimológicos de la palabra emprendimiento, basado en lo expuesto en varios trabajos investigativos sobre el tema, en los que sus autores coinciden en otorgar a Francia el acuñamiento de este término (entrepreneur) que en sus inicios presentaba definiciones principalmente enfocadas a actividades de riesgo, posteriormente el término es reconocido e incluido en diccionarios de relevancia en el siglo XVIII, manteniendo la esencia del concepto enfocada básicamente como una actividad riesgosa.
A partir del año 1755, con los importantes aportes del economista francés Richard Cantillon el emprendimiento empieza a ser objeto de estudio con un análisis más metodológico desde la perspectiva económica, enfocándose en su trascendencia en las actividades de comercio, producción y elaboración de productos, pero manteniendo el riesgo como parte intrínseca de su definición. Este autor inicia una dinámica histórica de aportes expuestos por relevantes estudiosos de la economía, quienes con sus propuestas plantean acuerdos y diferencias desde sus perspectivas y posicionamientos ideológicos.
Entre los autores que se han tomado como referencia para esta investigación están el economista francés Jean Batiste Say que en 1803 mantiene la posición de que el emprendedor es un tomador de riegos concibiéndolo además como un individuo líder, previsor y evaluador de proyectos. Posteriormente se cita a Alfred Marshal (1880) quien enfoca su estudio sobre emprendimientos en los factores de producción, incluyendo la organización liderada por el entrepreneur a los tradicionales: tierra, trabajo y capital.
En 1911 el economista Joseph Alois Schumpeter, uno de los más destacados en el estudio del emprendimiento, en sus obras justifica y sostiene que la innovación y la invención es la clave del crecimiento económico, siendo esta ejecutada por el unternehmer; criterios con los cuales el autor da inicio a la corriente schumpeteriana que generó un legado de seguidores y opositores, que han sido tomados en consideración para este análisis, destacando de cada uno de ellos los aspectos de relevancia en consideración a la definición del emprendimiento.
Como es el caso de Francis Walter (1840-1897) con un aporte acentuado en los elementos de toma de decisiones y liderazgo (Hébert y Link 1988); Frederick Hayek (1893) reiteró la vieja doctrina de Cantillon en lo referente a tomador de riesgo, haciendo énfasis en la importancia del emprendedor en el crecimiento económico; John Bates ClarK (1907) por su parte refutó la filosofía de los tomadores de riesgo y describió al emprendedor como el coordinador de la actividad económica; Frank Knight (1921) quien manifiesta que es el emprendedor quien toma las decisiones que afectan el futuro de sus negocios, asumiendo la responsabilidad de pronosticar las necesidades del consumidor; Ludwing Von Mises (siglo XX) por su parte sostiene que el emprendedor es aquel que especula en una situación de incertidumbre, respondiendo a las señales del mercado, ayudando a nivelar la oferta y la demanda; Peter Durcker (1985) acentúa sobre la necesidad de la innovación en el emprendimiento, aseverando que es responsabilidad del emprendedor seguir mejorando continuamente sus mecanismos internos de producción, para este autor al igual que Schumpeter el que no innova no es emprendedor; Mark Casson (década de los noventa) de igual manera considera que la innovación en el emprendimiento es la clave para lograr la eficiencia económica y el crecimiento, sugiriendo la necesidad de que el emprendedor al igual que el médico debe estar preparado para el ejercicio de su profesión; Kirzner (1973) señala la necesidad de que el emprendedor esté alerta para notar algo que otros no han visto ni pensado antes, destacando que la oportunidad y la innovación bien aprovechadas se reflejan en la fabricación de bienes mejores o nuevos; Howard Stevenson (2000) enfatiza en la importancia del emprendimiento en el proceso de formación del individuo como generador de riquezas y al igual que otros autores considera a la innovación como parte indispensable del emprendimiento.
Ya para épocas más recientes los aportes no solo conciben elementos teóricos sobre los emprendimientos, sino que estos incluyen procesos de investigación, como es el caso del Global Entrepreneship Monitor (GEM, 2005) quien de manera más general y tomando como base su trabajo investigativo, define al emprendimiento como cualquier intento de crear nuevos negocios o empresas; Varela (2008) por su parte resalta las actividades emprendedoras como algo que ha estado presente en el ser humano desde sus primeros pasos en la tierra, logrando con el devenir del tiempo bienestar, progreso, desarrollo y superación.
Elementos histórico-conceptuales que han sido la base para el planeamiento de un nuevo aporte conceptual, que aborda los elementos justificativos de la posición tomada por la autora para dicho planteamiento.
En la segunda parte del trabajo se considera el emprendimiento como parte de la formación académica en instituciones de educación superior y como esta disciplina ha ido tomando protagonismo en los trabajos investigativos de relevancia a nivel mundial, buscando cada vez tener mayores elementos de juicio para conocer de primera mano las motivaciones, el trabajo y los efectos de la actividad emprendedora de los individuos y su entorno.
Considerando para el desarrollo de este acápite necesario identificar la importancia y la necesidad de formar y dotar al individuo de actitudes y aptitudes orientadas al emprendimiento. Partiendo de una pregunta considerada clave ¿el emprendedor nace o se hace?, inquietud que para una respuesta debidamente sustentada, requirió de igual manera la revisión bibliográfica de los pronunciamientos de varios autores expertos en la materia, entre los cuales citamos a Timmons (1998) identificado por la revista Newsweek como el profesor que más millonarios ha formado en los EEUU, quien tomando su experiencia como referente asegura que las capacidades son adquiribles, por lo que un emprendedor no nace, sino que se forma.
Otros autores como Stevenson se suman a este criterio enfatizando el impacto que la preparación tiene, señalando que el emprendimiento no está relacionado con características de personalidad sino con la forma de comportamiento que puede ser cambiado y aprendido; Zabala (2013) sostiene que emprender y aprender tienen raíz común, siendo el emprendimiento un área del conocimiento en continua evolución; Howar Rasheed (2000) considera que el aprendizaje del emprendimiento logrará un cambio de atributos en el individuo, logrando inclusive evitar la generación de actitudes socialmente no deseables; entre otros criterios que fortalecen el posicionamiento que el emprendimiento debe ser parte del proceso de educación de los jóvenes debiendo estar necesariamente incluido en la curricula de la carrera profesional por la que se optó.
Pronunciamientos ante los cuales se ha considerado necesario identificar la dinámica de la enseñanza del emprendimiento a nivel mundial, destacando el caso particular de EEUU en donde se identifica un creciente interés por el estudio de esta disciplina, llegando a reflejarse en títulos de cuarto y quinto nivel; así como en España en donde no solo se limita la enseñanza del emprendimiento en las aulas, sino que esta ha trascendido al verdadero ejercicio del emprendimiento a través de las Spin-off 1 con la explotación de licencias y patentes.
Para el caso del Ecuador en cuanto a la enseñanza de emprendimientos, se toma como referencia la normativa legal existente en el país, así como el estudio realizado por la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL, 2009), que emite un informe sobre las Instituciones de Educación Superior (IES) que incluyen cátedras o carreras en emprendimientos, identificándose que el 71% contemplan esta disciplina en la malla curricular de sus carreras. Siendo para el caso específico de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo en la actualidad, que las treinta carreras incluyen el emprendimiento como una cátedra necesaria para completar el proceso de formación del estudiante.
De esto se desprende entonces la importancia de que las universidades realicen un proceso de seguimiento a los resultados alcanzados por sus estudiantes una vez concluida su formación en la IES, identificando que en la actualidad en el Ecuador no existe una investigación al respecto, pero si se presentan estudios de carácter general en donde se emiten resultados enfocados en indicadores que cada grupo de investigación considera prioritarios para su análisis, como es el caso del GEM que a través de la ESPOL emite reportes anuales de la actividad emprendedora en el Ecuador desde el 2004 hasta la fecha.
THE ENTREPRENEURSHIP AS ELEMENT THEORETICAL STUDY, ACADEMIC AND RESEARCH
ABSTRACT
Research work on entrepreneurship has grown in quantity and importance over the last three decades, especially since the contribution of Low and MacMillan 1988 (Vasconcelos, 2015) research work that was constituted in base line for later contributions, which with the passing of time have been adding elements relevant to this discipline, which in the development of this work are presented in a synthesized and chronological way.
For the analysis, is taken as the starting point the etymological origins of the word entrepreneurship, based in the exposed in several investigative papers about the topic, in which its authors coincide in granting France the coining of this term (entrepreneur) which in its beginnings presented definitions mainly focused on risk activities, later the term is recognized and included in dictionaries of relevance in the XVIII century, keeping the essence of the concept focused basically as a risky activity.
From the year 1755, with the important contributions of the French economist Richard Cantillon entrepreneurship begins to be object of study with a more methodological analysis from the economic perspective, focusing on its importance in the activities of commerce, production and processing of products, but keeping risk as an intrinsic part of its definition. This author initiates a historical dynamic of contributions exposed by relevant scholars of the economy, who with their proposals raise agreements and differences from their perspectives and ideological positions.
Among the authors who have taken as a reference for this research are the French economist Jean Batiste Say which in 1803 maintains the position that the entrepreneur is a risk taker also conceiving him as a leading individual, forecaster and project evaluator. Later Alfred Marshal is quoted (1880) who focuses his study on entrepreneurship in the factors of production, including the organization led by the entrepreneur to the traditional ones: land, labor and capital.
In 1911 the economist Joseph Alois Schumpeter, one of the most outstanding in the study of entrepreneurship, in his works justifies and maintains that innovation and invention is the key to economic growth, being executed by the unternehmer; criteria with which the author starts the Schumpeterian current which generated a legacy of followers and opponents, which have been taken into consideration for this analysis, highlighting each one of them aspects of relevance in consideration of the definition of entrepreneurship.
As is the case of Francis Walter (1840-1897) with an accentuated contribution in the elements of decision making and leadership (Hébert and Link 1988); Frederick Hayek (1893) reiterated the old doctrine of Cantillon in terms of risk takers, emphasizing the importance of the entrepreneur in economic growth; John Bates ClarK (1907) for his part refuted the philosophy of risk takers and described the entrepreneur as the coordinator of economic activity; Frank Knight (1921) states that it is the entrepreneur who makes the decisions that affect the future of his business, assuming the responsibility of forecasting the needs of the consumer; Ludwig von Mises (twentieth century) for his part that the entrepreneur is one who speculates in a situation of uncertainty, responding to market signals, helping to level supply and demand; Peter Durcker (1985) stresses the need for innovation in entrepreneurship, asserting that it is the responsibility of the entrepreneur continue to continuously improve its internal production mechanisms, for this author as well as Schumpeter he who does not innovate is not an entrepreneur; Mark Casson (1990s) likewise considers that innovation in entrepreneurship is the key to achieving economic efficiency and growth, suggesting the need for the entrepreneur as well as the doctor he must be prepared for the exercise of his profession; Kirzner (1973) points out the need for the entrepreneur be alert to notice something that others have not seen or thought before, stressing that opportunity and innovation well-taken advantage of are reflected in the manufacture of better or new goods; Howard Stevenson (2000) emphasizes the importance of entrepreneurship in the process of individual formation as a generator of wealth and like other authors considers innovation as an indispensable part of entrepreneurship.
Already for more recent times the contributions not only conceive theoretical elements about the enterprises, but these include research processes, as is the case of the Global Entrepreneship Monitor (GEM, 2005) who more generally and based on his investigative work, defines entrepreneurship as any attempt to create new businesses or enterprises; Varela (2008) for his part highlights the entrepreneurial activities as something that has been present in the human being from his first steps on earth, achieving with the passing of time welfare, progress, development and improvement.
Historical-conceptual elements that have been the basis for the planning of a new conceptual contribution, which addresses the supporting elements of the position taken by the author for such an approach.
In the second part of the study, entrepreneurship is considered as part of the academic training in institutions of higher education and as this discipline has been taking center stage in the research work of relevance at world level, seeking increasingly to have greater elements of judgment to know firsthand the motivations, the work and the effects of the entrepreneurial activity of individuals and their environment.
Considering for the development of this section necessary identify the importance and the need to train and provide the individual with entrepreneurial attitudes and skills. Starting from a question considered key, is the entrepreneur born or made? concern that for a duly sustained response, required the bibliographic review of the pronouncements of several authors experts in the field, among which we refer to Timmons (1998) identified by Newsweek magazine as the most millionaire-educated professor in the US, who taking their experience as a referent ensures that capabilities are affordable, so an entrepreneur is not born, but is formed.
Other authors such as Stevenson they add to this criterion emphasizing the impact that the preparation has, noting that entrepreneurship is not related to personality characteristics but with the form of behavior which can be changed and learned; Zabala (2013) argues that initiation and learning have common roots, being the enterprise an area of ​​knowledge in continuous evolution; Howar Rasheed (2000) considers learning entrepreneurship will achieve a change of attributes in the individual, including avoiding the generation of socially undesirable attitudes; among other criteria that strengthen the positioning that entrepreneurship must be part of the process of educating young people must be included in the curricula of the professional career for which it was chosen.
Pronouncements before which it has been considered necessary to identify the dynamics of entrepreneurship education at the global level, highlighting the particular case of the USA in which an increasing interest in the study of this discipline is identified, reaching to be reflected in titles of fourth and fifth level; as well as in Spain where not only the teaching of entrepreneurship in the classroom is limited, but this has transcended the true exercise of entrepreneurship through the Spin-off with the exploitation of licenses and patents.
In the case of Ecuador in terms of teaching entrepreneurship, is taken as reference the existing legal regulations in the country, as well as the study carried out by the Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL, 2009), which issues a report on Higher Education Institutions (HEIs) which include professorships or careers in entrepreneurships, identifying that 71% contemplate this discipline in the curriculum grid of their careers. Being for the specific case of the Polytechnic School of Chimborazo at the present time, that the thirty careers include entrepreneurship as a chair necessary to complete the process of student training.
From this, then, the importance of universities carry out a process of monitoring the results achieved by their students after completing their training at the HEI, identifying that there is currently no research in Ecuador, but if general studies are presented in which results are emitted focused on indicators that each research group considers priorities for their analysis, as it is the case of the GEM that through the ESPOL issues annual reports of entrepreneurship activity in Ecuador from 2004 to date.
Clasificación JEL: D83
https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digos_de_clasificaci%C3%B3n_JEL
Palabras clave: Emprendimientos, Teoría, Academia, Investigación
Key Words:      Entrepreneurship – Theoretical – Academic – Research

1 Una spin-off es una nueva empresa que permite a la universidad explotar la propiedad intelectual surgida de la investigación académica (Hague y Oakley, 2000).

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Rosa Sandra Burgos Castelo, Edwin Patricio Pombosa Junez y Lydia Villar López (2017): “Los emprendimientos como elemento de estudio teórico, académico e investigativo”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (abril-junio 2017). En línea:
http://www.eumed.net/rev/cccss/2017/02/aporte-emprendimiento.html

http://hdl.handle.net/20.500.11763/cccss1702aporte-emprendimiento


PRINCIPALES APORTES TEÓRICOS SOBRE EL EMPRENDIMIENTO

Para citar los orígenes del término emprendimiento debemos remontarnos a principios del siglo XVI, en donde el vocablo francés entrepreneur que significa pionero es el que da origen a la voz castellana emprender que proviene del latín in, en y prendere, coger o tomar, aplicándose originalmente tanto en ´España como otros países´ considerados aventureros y militares, por sus viajes al nuevo mundo en búsqueda de oportunidades, afrontando grandes riesgos.
La primera definición como tal se da en el año 1732 en el Diccionario de Autoridades como: “La persona que emprende y se determina a hacer y ejecutar, con resolución y empeño, alguna operación considerable y ardua 1, posteriormente los franceses en la L´Encyclopédie2  (Página 5:732) obra relevante a inicios del siglo XVIII define al entrepreneur en los siguientes términos “se dice por lo general el que se encarga de una obra: se dice de un emprendedor de manufacturas, un emprendedor de construcciones”.
En los años siguientes el emprendimiento se incluye como elemento de estudio y discusión de los más destacados representantes clásicos y neoclásicos de las ciencias económicas en el mundo, siendo así que el primer economista en abordar el emprendimiento en sus estudios es el anglo francés Richard Cantillon (1755) quien en su obra Essai sur la nature du comerse, define al emprendedor como “el agente que compra los medios de producción a cierto precio y los combina en forma ordenada para obtener de allí un nuevo producto”,  destacando que es el emprendedor la persona que toma decisiones acerca de la obtención y uso de sus recursos, admitiendo consecuentemente el riesgo en el emprendimiento, ya que a diferencia de otros agentes, el emprendedor no posee un retorno seguro (Thornton, 1998).
Aporte que sería la base para que en 1803 el economista francés Jean Baptiste Say  en su obra Traité d´économie politique afirmara que “emprendedor es el agente de cambio que reúne y combina los medios de producción los recursos naturales, humanos y financieros, para construir un ente productivo y encuentra en el valor recibido de los productos, la recuperación del capital invertido, de los gastos que incurrió y de las utilidades que busca” Say, afirma que el emprendedor “es un individuo líder, previsor, tomador de riesgos y evaluador de proyectos, y que moviliza recursos desde una zona de bajo rendimiento a una de alta productividad”.  Enfatizando que el éxito del emprendedor no solo es importante para él como individuo, sino también para toda la sociedad. El autor afirma que un país dotado principalmente de comerciantes, industriales y agricultores será más próspero que uno en el que prevalezcan individuos dedicados al arte o a la ciencia (Burnett, 2000).
Con estos y otros importantes aportes el verdadero valor e importancia del entrepreneurship empieza a trascender en otros ámbitos económicos como la producción y la organización, siendo Alfred Marshal en 1880 quien en su libro Tratado de Principios Económicos, introduce el concepto de que los factores de producción no son tres, sino cuatro. A los factores tradicionales: tierra, trabajo y capital, le agregó la organización, definiéndola como el factor coordinador, el cual atrae a otros factores y los agrupa, gracias a un adecuado manejo organizacional gestionado y liderado por el entrepreneur.
Antecedentes que son el preámbulo a inicios del siglo XIX, de la aparición de uno de los más destacados y reconocidos autores en el ámbito de la economía, que a partir de sus teorías sobre el emprendimiento genera una corriente de seguidores y opositores de su pensamiento, el economista austroestadounidense Joseph Alois Schumpeter, quien en su libro La teoría de la dinámica económica (1911) sostiene y populariza el término emprendedor utilizando el concepto alemán “Unternehmer”, al hablar sobre la invención y la innovación como la clave del crecimiento económico, señalando que son los emprendedores los pioneros en la implementación de este cambio. Para Schumpeter, la clave de este concepto es la capacidad de transformar innovaciones desde un invento a un producto práctico, lo que implica alto riesgo económico (Drucker, 1985). Este autor en (1942) utiliza el término emprendedor para referirse a aquellos individuos que con sus acciones causan inestabilidades en los mercados, definiéndolo como una persona dinámica y fuera de lo común, que promueve nuevas combinaciones o innovaciones. Él lo expresa de la siguiente manera en su libro Capitalismo, socialismo y democracia: “La función de los emprendedores es reformar o revolucionar el patrón de producción al explotar una invención, o más comúnmente, una posibilidad técnica no probada, para producir un nuevo producto o uno viejo de una nueva manera; o proveer de una nueva fuente de insumos o un material nuevo; o reorganizar una industria, etc.
Por lo que, sin la existencia de emprendedores que lleven a cabo innovaciones, la tasa de crecimiento estaría limitada al crecimiento de los factores de la producción y se dificultaría la generación de dicho proceso, que en palabras de Eudald Domènech: “La innovación por la innovación no sirve para nada. Innovar es crear productos que hagan la vida más fácil
De esta manera la concepción de entreprenur evoluciona pasando de ser principalmente un tomador de riesgos económicos en general, a un innovador. Esta concepción origina la controversia de que Henry Ford no fue emprendedor en 1903 cuando comenzó a producir automóviles con su compañía Ford Motor Company, sino años después (1908-9), cuando comienza a producir el modelo T e introduce la Producción en cadena utilizada para la masificación de la producción, resultando ambas innovaciones en una revolución tanto en la industria como en la sociedad de Estados Unidos y a la postre, a nivel mundial.
Posteriormente con el florecimiento de la economía americana luego de la segunda guerra mundial, el espíritu emprendedor fue tratado por autores como Francis Walter (1840-1897) con un aporte acentuado en los elementos de toma de decisiones y liderazgo (Hébert y Link 1988), Frederick Hayek (1893) reiteró la vieja doctrina de Cantillon en lo referente a tomador de riesgo, haciendo énfasis en la importancia del emprendedor en el crecimiento económico, John Bates Clark (1907) por su parte refutó la filosofía de los tomadores de riesgo y describió al emprendedor como el coordinador de la actividad económica (Rodríguez y Jiménez, 2005).
Frank Knight (1921) erudito economista estadounidense, que en su tesis doctoral Riesgo, incertidumbre y beneficio, define al emprendedor como un “empresario que comienza a tomar decisiones que afectan el futuro de sus negocios, asumiendo la responsabilidad de pronosticar las necesidades del consumidor o del mercado, dando la dirección que su empresa necesita para lograr el éxito que se desea en un mercado capitalista”. Para Knight, los riesgos no significan nada, si la incertidumbre puede ser asegurada (citado en Hébert y Link, 1988)
Para finales del siglo XX aparece un nuevo opositor de la teoría de Schumpeter, el destacado economista austriaco Ludwig Von Mises, quien sostiene que “el emprendedor es aquel que desea especular en una situación de incertidumbre, respondiendo a las señales del mercado con respecto a los precios, ganancias y pérdidas. Debido a lo anterior el emprendedor ayuda a nivelar la demanda y la oferta, y así ha especulado correctamente, generando una ganancia para sí. De lo contario asume las pérdidas por su decisión incorrecta. Mediante este conjunto de acciones, se satisfacen las necesidades de la sociedad” (Castillo, 1999), afirmando que el protagonista de la economía es el emprendedor, de manera que tendrá éxito siempre que los precios generados en el mercado cubran sus pérdidas, de este modo irán arruinándose los empresarios menos competitivos favoreciendo la innovación y el progreso.
El análisis de esta importante corriente de aportes, nos conduce a épocas más recientes en donde aparecen nuevos gestores de importantes aportes como es el caso del Peter Durcker abogado austriaco, considerado el mayor filósofo de la administración del siglo XX, seguidor de la escuela de Schumpeter, quien en su libro “Innovación y Emprendimiento” (1985) define al emprendedor “como un sujeto que además de emprender un proyecto o empresa, sigue mejorando continuamente sus mecanismos internos de producción”. El aporte de esta teoría está en el énfasis y el realce que le da a la innovación como una herramienta específica para el emprendedor, ya que ellos explotan el cambio como una oportunidad para incorporarlo en los diferentes negocios o servicios que permitan aprovechar mejor las circunstancias para innovar. Desde su perspectiva, “Los empresarios innovadores deberán aprender la práctica sistemática de la innovación”, en virtud de que sus beneficios competen al ámbito económico y a todas las actividades humanas. Este autor considera que una persona que abre un pequeño negocio asumiendo un riesgo no representa a un emprendedor sino es innovador.
A partir de los aportes de Schumpeter, Hayek y Knight, el profesor de economía en la Universidad de Reading en Inglaterra y Director del Centro para el Desempeño Institucional Mark Casson en la década de los noventa, desarrolla la teoría económica moderna del espíritu empresarial, que en sus términos lo define como la promoción de proyectos innovadores que contribuyen a la eficiencia económica y el crecimiento, en la que sugiere que el emprendedor debe controlar los recursos, generalmente teniendo el capital necesario para comprarlos, convirtiéndose en un coordinador, un negociador y un exitoso arriesgado. Los cambios en el ambiente externo (como por ejemplo la tecnología, los mercados, etc.) otorgan oportunidades y el emprendedor juzgará si toma o no la oportunidad basándose en las recompensas, el riesgo y la incertidumbre, situación ante la cual Casson planteaba que el emprendedor debe tomar el ejemplo del médico, que se basa en el diagnóstico para sustentar la toma de su decisión, reconociendo que la interpretación de la sintomatología puede ser diferente para el mismo caso, por lo que el consenso es imposible y el éxito solo dependerá del buen juicio del emprendedor.
El legado de Mises se hace presente en su alumno Israel Kirzner (1973), destacado economista estadounidense que en 2006 recibiera el Premio Mundial en Investigación en Emprendimientos, coincide con su profesor en que el mercado es un “proceso”, pero incorpora al posicionamiento que este proceso requiere del “emprendedor alerta” en donde la esencia de la actividad emprendedora es estar presto, visualizando el horizonte del mercado en busca de oportunidades e innovaciones que pueden resultar de la fabricación de bienes mejores o nuevos, o en la introducción de productos más baratos en el mercado. Para Kisner, el estar alerta significa notar algo que otros no han visto ni pensado antes. Significa ver más allá del conjunto de oportunidades y formas rutinarias de hacer las cosas. Por lo cual la posición de Kisner es que existan mercados abiertos y competitivos para que los emprendedores tengan el incentivo de beneficios económicos.
A partir de la década de los ochenta el profesor Howard Stevenson de la Harvard Business School  presenta estudios vinculados con el emprendimiento, que en sus inicios reflejan la interpretación de la mentalidad empresarial como un sistema de gestión apoyado más en las oportunidades que en los recursos. En sus obras, sus criterios se orientan a resaltar el impacto del emprendimiento en el proceso de formación del individuo como generador de riqueza permitiendo a las personas tomar decisiones sobre su destino profesional con un abanico de oportunidades, afirmando que crear empresa no es suficiente para ser considerado emprendedor, la obsesión por la oportunidad, la meta de crear y distribuir riqueza y la constante búsqueda del crecimiento son las bases del emprendimiento,  acentuando su posición en el hecho de que el emprendedor no es un adicto al riesgo, sino al aprovechamiento de las oportunidades, que los mercados de vez en cuando van soltando por si alguien avispado quiere aprovecharlas. A criterio de Stevenson, no es emprendedor quien no incluye una innovación y solo imita a otros, en virtud de que el mundo está modificándose continuamente, planteando al futuro como un verdadero desafío.
Ya para inicios del siglo XXI, los estudios sobre emprendimiento trascienden de las concepciones para dar paso a los estudios que permiten identificar de manera más pertinente las variables del entorno empresarial, es así que se cita como aporte teórico la definición de la red de investigadores del Global Entrepreneurship Monitor (GEM 2005) 3 que conceptualiza al emprendimiento como   “cualquier intento de creación de nuevos negocios o empresas, tales como el autoempleo, una nueva empresa, o la expansión de un negocio existente, por un individuo, un equipo de individuos, o un negocio establecido” (Reynolds et al., 1999, p. 3).
Por su parte el conocido investigador y conferencista Rodrigo Varela  (2008), afirma que la humanidad en busca de su bienestar ha tomado tres nociones básicas que son: 1) el cambio, 2) la acción y 3) el emprendimiento, asociado al hecho de que “el ser humano desde sus primeros pasos en la tierra, ha sido artífice fundamental de todas las innovaciones y modificaciones que hoy percibimos en nuestro entorno, pues busca siempre mejores condiciones de vida, en mayor sensación de felicidad, en un nivel de vida más acorde con sus expectativas; es decir lo que la cultura humana ha asociado al progreso, desarrollo, bienestar y superación”.
Un grupo de autores colombianos parte reconociendo que el emprendimiento es una opción de vida para muchos pobladores de su país, la Unicatólica a través de su grupo de investigación Azimut 4  (2011) define el emprendimiento “como la manera de pensar, sentir y actuar, crear o formar un proyecto a través de la identificación de ideas y oportunidades viables en términos de los factores económicos, sociales, ambientales y políticos inmersos en el entorno”. El grupo considera el talento humano, los recursos físicos y financieros como factores endógenos del emprendedor, los que se constituirían en una alternativa para el mejoramiento en la calidad de vida y su aporte al desarrollo social.
El análisis evolutivo de la definición de emprendimiento se presenta de manera sintetizada en la siguiente figura.
En conclusión, de este análisis conceptual, la autora define que: “Emprendimiento es la actividad que resulta del aprovechamiento de oportunidades que presenta el mercado, mediante la generación de propuestas innovadoras que captan la preferencia de los consumidores, aportando soluciones socioeconómicas progresivamente positivas en el entorno, elevando los recursos de la empresa a productos con alto valor agregado, tomando como eje generador de progreso el conocimiento”.
Concepción que abordado de manera más amplia permite tomar posición con autores que se refieren al emprendimiento como una oportunidad (Kizner, 1998 y Stevenson, 2000), desmintiendo así la afirmación de que el emprendimiento es un riesgo (Cantillon, 1755 y Say, 1803), criterios que luego del análisis realizado permite enfocar al emprendimiento como una “oportunidad” que debe ser detectada y aprovechada oportunamente por el aspirante a emprendedor.
Posición que marca diferencia de lo que se plantea en las primeras concepciones a inicios del siglo XVI que definen al emprendimiento de manera muy generalizada y poco visionaria. Consideramos que desde la perspectiva real del entorno actual el emprendimiento no puede ser concebido como un riesgo a tomar, porque estaríamos juzgándolo como una condición de peligro y en alto grado de consecuencias negativas resultado de la amenaza y la vulnerabilidad del individuo que busca insertarse en un mercado.
Desde la perspectiva, basada en los aportes citados a partir de la primera concepción generada por Cantillon (1755), se asume que el riesgo podría ser “la proximidad o contingencia de un posible daño” no es una variable exclusiva del emprendimiento, por lo que se coincide con la definición emitida por Stevenson (1941), quien a diferencia de sus predecesores, enfatiza que el emprendedor no es un adicto al riesgo, sino al aprovechamiento de las oportunidades.
Criterios que permiten exponer que el emprendimiento no puede ser concebido como un juego de azar  en el que, en la misma medida se puede ganar o perder, constituyéndose en una actividad que inspira temor e inseguridad, cuando en la realidad se trata de una actividad mediante la cual las personas ponen de manifiesto sus capacidades, siendo perceptivos ante las necesidades que la sociedad va generando, en busca de mejorar y facilitar el estilo de vida, mediante de la generación de  propuestas innovadoras, con alto valor agregado que aporten como desde el inicio de la humanidad, pero de manera más satisfactoria resultados prácticos.
Lo anteriormente expuesto permite concordar con los aportes de, Eudald Doménech 5 quien sostiene que “Innovar es crear productos que hagan la vida más fácil” y Schumpeter (1911) quien genera controversia cuando manifiesta que la Ford Motor Company no fue un emprendimiento en sus orígenes (1903) sino cuando la innovación se incorpora a los procesos mediante la producción en cadena, dando origen a los modelos T (1908-9). Deduciendo de estos aportes, que el emprendimiento del siglo XXI frente a todas las posibilidades disponibles, no puede ni debe ser una actividad de escasa o nula innovación, en donde el mismo pase a ser solo una actividad de comercio que no agrega ningún valor de uso del bien.
Para que un emprendimiento pueda ser concebido como tal debe presentar características diferentes a las ya existentes en el mercado, buscando siempre una posición de preferencia entre los consumidores, evitando ser un duplicado inferior de algo que ya existe, condiciones que de no ser tomadas en cuenta, si colocan al emprendimiento como una actividad de riesgo, esto debido a que “solo están imitando y no innovando” (Stevenson, 1941).
La definición propuesta contempla el impacto económico y social que el emprendimiento genera en el entorno, propiciando beneficios: 1) a quien concibe la idea; 2) a la sociedad; y, 3) al país, desde el enfoque que un emprendimiento al constituirse en un ente económico progresivo moviliza recursos, genera empleo y aporta impuestos. Logrando una coincidencia con la teoría de Say (1803), quien manifiesta que “el éxito de un emprendimiento es un beneficio para la sociedad”; ya que los países que están mayormente dotados de empresas innovadoras es más próspero (por contar con fuerzas productivas y medios de producción altamente desarrollados) que aquellos que no lo están.
Otro aspecto sobre el cual es necesario hacer hincapié, es el hecho de que en el emprendimiento se debe tener total conocimiento tanto de los recursos que se posee, como de los que hay que buscarlos, diferenciándolos por su disponibilidad, accesibilidad y por ende el eficiente aprovechamiento de los mismos.
En la conceptualización propuesta se toma como base uno de los primeros aportes en el que se clasifica a los recursos en: naturales, humanos y financieros (Say, 1803), para complementarlo con doctrinas más recientes como la de Chiavenato (2008) que hacen una clasificación más actual de los recursos con que cuenta una empresa, siendo estos: materiales, técnicos, humanos, financieros y administrativos, ante lo cual la propuesta plantea la perspectiva de que en los emprendimientos un recurso que debe ser tomado en consideración por su relevancia es el “conocimiento”, en función de su aporte para la generación constante de nuevas y mejoradas propuestas que posibilitan rebasar barreras que se creían inalcanzables, reconociendo que el conocimiento combinado con los recursos desde el origen de la humanidad ha sido fuente inagotable de desarrollo.
Razonamiento en base al que se plantea que el conocimiento debe estar presente en todas las etapas del emprendimiento, iniciándose desde el momento mismo en el que una persona busca una profesión,  desde la perspectiva de que un individuo  necesita seguir un proceso de preparación en alguna etapa de su vida, que le permita despertar y desarrollar su sentido de percepción de las oportunidades, así como el fortalecimiento de sus potencialidades para ofrecer iniciativas, que brinden soluciones a las necesidades que el entorno presenta. Pensamiento que sintetizado en palabras de Stevenson es “crear generadores de riqueza”.
Por lo que cabe enfatizar el hecho de que una persona con conocimientos está mejor preparada para maximizar las oportunidades, disminuir el riesgo, buscar y aprovechar los recursos, incrementando las posibilidades de que las empresas sean sostenibles, innovadoras, creativas, con valor agregado y con altas posibilidades de éxito, generando en su ejecutor mayor confianza en sus capacidades y seguridad en sus decisiones.
Elementos mediante los cuales el emprendimiento sea el resultado de un adecuado proceso de identificación de las oportunidades y no una decisión apresurada y poco analizada fruto de la necesidad que genera la escases de fuentes de empleo, insatisfacción laboral, inconformidad salarial, entre otros aspectos.
Para finalizar, es necesario reconocer que las cualidades emprendedoras pueden estar presentes de manera innata en una persona (Marshall, 1880) pero, así como el médico tuvo una ardua preparación para ejercer su profesión (Casson, 1990), solo un adecuado proceso de formación potenciará al emprendedor como generador de riqueza (Stevenson, 2000).

EL EMPRENDIMIENTO EN LA FORMACIÓN ACADÉMICA Y COMO ELEMENTO DE INVESTIGACIÓN

Para iniciar este tema es importante plantearnos la siguiente pregunta ¿el emprendedor nace o se hace?; interrogante ante la cual seguramente muchos pensaremos inicialmente que la respuesta más acertada es que el emprendedor “nace”, posición que es muy discutible si partimos del hecho que un individuo al nacer no posee ningún conocimiento y sus actos se basan solo en instintos, principalmente de supervivencia.
Para acercarnos a una respuesta que pueda ser sustentada con criterios de valor se hace importante mencionar el pensamiento de personajes que han abordado el tema basados en sus estudios, conocimiento y experiencia. Como es el caso de Jeffrey Timmons6 , que en 1998 fue identificado por la revista Newsweek como el profesor que más millonarios ha formado en los Estados Unidos, tras una trayectoria de 30 años de experiencia propia como fundador de empresas e inversionista; quien, basado en el hecho de que las capacidades son adquiribles, afirmó en múltiples oportunidades que los emprendedores no nacen, sino que se forman y que independientemente de la formación del individuo, en cualquier etapa de su vida puede adquirir la motivación para ser emprendedor 7.
Recorriendo unos años atrás en la historia, se reconoce que las bases del estudio y entrenamiento en emprendimiento fueron generadas por Schumpeter y la escuela austriaca en sus intentos por establecer cuál era realmente el dominio del emprendimiento (Castillo, 1999). Posición que posteriormente ha sido fortalecida por otros estudiosos del tema, como es el caso de Howard Stevenson, quien enfatiza en el impacto que la preparación tiene en la formación de líderes comerciales y considera imprescindible incluir esta disciplina en la curricula como alternativa para la formación de líderes del futuro, enfatizando que “las actuales condiciones de competitividad deben partir de permitir a los jóvenes tomar decisiones sobre su destino profesional con un mayor abanico de oportunidades, brindado un espacio dentro de los sistemas educativos”, con la meta de que esa preparación desarrolle en el individuo la capacidad de crear y distribuir riqueza. Este autor en su texto Comunicación Personal (1999), destaca investigaciones que señalan que el emprendimiento no está relacionado con características de la personalidad sino con una forma de comportamiento, que puede ser cambiado y aprendido (Amit, Muller, 1994).
Para ratificar lo acertado de estos criterios y profundizando en la necesidad de la educación en emprendimiento, se expone el pensamiento de Rafael Zabala (2013), quien manifiesta que “las palabras emprender y aprender tienen raíz común. El emprendizaje es un área de conocimiento en continua evolución afectada por muchos elementos como la tecnología, las tendencias sociales o la propia economía. Sin embargo, no todo es oportunidad. Vamos descubriendo que la actualidad innovadora o como entender el emprendimiento para incrementar las posibilidades de éxito, tienen algunas claves relativamente sólidas, que creemos perdurables y que comienzan a marcar las señas de identidad de esta disciplina. Una de ellas es el aprendizaje”.
Razonamiento complementado con lo referido por Vesper y McMullan (1988), quienes sostienen que el cursar un programa de emprendimiento no convierte al participante en emprendedor, pero si deben notarse los cambios significativos en su conocimiento para dicho proceso, la administración de negocios nacientes, sus habilidades para identificar y evaluar oportunidades de negocios, definir la propuesta de valor y modelo del negocio, comunicar efectivamente sus ideas de negocio, construir su red de contactos y armar un buen equipo de trabajo (Izquierdo, 2008).
Aseveraciones que en palabras de Howar Rasheed (2000), se interpretan como un cambio en los atributos que poseen los individuos en virtud que se estarían forjando actitudes emprendedoras en ellos, efectos positivos de esto sería el promover cualidades psicológicas favorables para la actividad emprendedora, tales como auto confianza, autoestima, auto eficacia y la necesidad de logro. Este autor profundiza un poco más en los efectos de esta formación señalando que inclusive, la educación en entreprenership para los jóvenes, puede colaborar en evitar la generación de actitudes socialmente no deseables como la vagancia o la delincuencia (Cisneros, 2012). Por ende, al considerar que la educación puede influir en la conducta emprendedora, cabe estudiar el rol que le compete al estado en ese sentido.
Todos estos criterios de valor citados hacen posible tener mayores elementos al momento de responder a la interrogante inicial: ¿El emprendedor nace, o se hace?, a lo cual con un criterio propio manifiesto que es innegable que un individuo pueda manifestar desde la niñez ciertos rasgos que lo definan como un emprendedor, pero solo un adecuado proceso de formación será lo que le permita orientar esas cualidades hacia el desarrollo de sus potencialidades emprendedoras, preparación que implica la asimilación de conocimientos que le posibiliten la comprensión de su entorno para el aprovechamiento de los recursos, elementos que serán el balance hacia el control de la incertidumbre y el logro de metas socioeconómicamente estimulantes para el individuo y la sociedad.
Ejemplarizando lo manifestado se puede citar el caso de un cantante de ópera, que desde sus primeros años puede manifestar cualidades vocales con inclinación hacia este bello arte, pero si esas cualidades no son desarrolladas mediante un adecuado proceso de preparación, con instructores que motiven a esa persona a expresar al máximo sus capacidades, realmente ¿cuáles son sus posibilidades de éxito pese a haber nacido con ese don?
Siendo entonces la actividad emprendedora reconocida como un poderoso motor de crecimiento y de innovación (Kim, 2008), ha despertado un creciente interés por la enseñanza en emprendimientos, evidenciándose en los programas de administración de las universidades,  como es el caso de los Estados Unidos, en donde el incremento de las instituciones que enseñan esta disciplina a sus estudiantes, fue de 16 instituciones inicialmente en 1970, más de 400 en 1995, llegando a 800 en 1997 entre las que se incluyeron universidades como la UCLA, Harvard, Wisconsin, Minnesota, North Carolina, Indiana, entre otras. Uno de los primeros académicos en dictar estos cursos fue Peter Drucker en la Universidad Babson College de Nueva York en el año 1953, ofreciendo posteriormente la primera especialización de Master of Business Administration (MBA) en 1972.
España por su parte no conforme con incluir la enseñanza del emprendimiento en sus universidades, desde la década de los noventa viene poniendo en práctica las Spin-off, que en sus inicios apenas alcanzaban 18 en el 2001 sin contar con licencias ni patentes; pero para el año 2005 el número incremento a 390, logrando 430 licencias para la explotación de patentes, según un estudio de la red de Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (Red Otri, 2006) de España.
En el Ecuador 8, el artículo 39 de la Carta Suprema dispone que el Estado garantizará los derechos de los jóvenes y promoverá su efectivo ejercicio a través de políticas y programas, instituciones y recursos que aseguren y mantengan de modo permanente su participación e inclusión en todos los ámbitos… reconoce a los jóvenes como actores estratégicos de desarrollo del país y fomentará su incorporación al trabajo en condiciones justas y dignas, con énfasis en la capacitación, la garantía de acceso al primer empleo y la promoción de sus habilidades de emprendimiento.
Marco legal que es contemplado en el Plan Nacional del Buen Vivir o Sumak Kausay (2013-2017) a través de la Secretaría Nacional de Planificación (SENPLADES), puntualizando cinco ejes de acción9 , que buscan generar las condiciones necesarias para asegurar el desarrollo empresarial del país en pro de la generación de autoempleo y empleo, como lo determina el objetivo N. 6 que dice: Garantizar el trabajo estable, justo y digno; y, dentro de la política 6.2. Promocionar emprendimientos exitosos, generadores de empleo.
Elementos base para que el Ministerio de Educación, en atención a la obligatoriedad que tiene el estado de diseñar una estructura institucional que brinde asesoramiento para la creación de nuevas empresas, educando para el emprendimiento en las diferentes instituciones educativas del país, públicas y privadas, generó la propuesta de incluir la asignatura de Emprendimiento y Gestión en la malla curricular del Bachillerato General Unificado.
Desafiante propuesta que ha sido replicada en las instituciones de educación superior, quienes identificando que los principales inconvenientes de los jóvenes al momento de emprender un nuevo negocio están relacionadas con la dificultad de construir y hacer operativa legalmente una empresa en el país, buscan desarrollar la motivación y fortalecer comportamientos emprendedores en los estudiantes, facilitando los conocimientos necesarios para la gestión de emprendimientos exitosos, que les permita insertarse de manera dinámica en la vida social, laboral y productiva del país.
Un estudio realizado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), sobre la educación en emprendimientos en el Ecuador en el 2009, refleja que de las 73 universidades reconocidas por el Consejo Nacional de Educación Superior de Universidades y Politécnicas (Conesup - ente regulador en esa fecha), 52 universidades (71%) indicaban que dictaban programas de educación en emprendimiento, 6 universidades (8%) no lo hacían y 15 universidades (21%) no remitieron información al respecto.
Entre los resultados de interés que refleja la investigación (Espae, 2011) se destaca la existencia de 348 alternativas con enfoque en educación en emprendimiento (tabla 1), de las cuales el 32% correspondían directamente a esta disciplina, mientras el 68% restante estaban enfocados a áreas administrativas10 , identificándose que la mayor diversidad y concentración de instituciones de educación superior que ofertan capacitación en emprendimiento están en las provincias de Pichincha, Guayas, Tungurahua, Loja y Azuay.
Para el caso de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch) en donde actualmente existen siete facultades con treinta carreras que acogen semestralmente a un promedio de 16 000 estudiantes aproximadamente, a raíz de un convenio firmado con la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) en el 2005, se crea la incubadora de empresas Rio innova con 30 técnicos docentes. En sus etapas iniciales este programa realizó el acompañamiento a alrededor de 100 emprendedores de Riobamba, Chambo y Penipe, sin haber reportado informe de resultados al finalizar el convenio en el 2010.
Otro de los efectos que genero la firma de este convenio fue la inclusión de la cátedra de emprendimientos de manera obligatoria en la curricula de todas las carreras que oferta la Espoch hasta la actualidad, siendo impartida básicamente en los últimos semestres con un promedio de cinco horas por semana. Con el propósito de dar cumplimiento a la misión institucional que es “formar profesionales competitivos, emprendedores, conscientes de su identidad nacional, justicia social, democracia y preservación del ambiente sano, a través de la generación, transmisión, adaptación y aplicación del conocimiento científico y tecnológico para contribuir al desarrollo sustentable de nuestro país”.
La información presentada deja claro que en Ecuador al igual que en el resto del mundo la educación en emprendimientos se ha ganado su espacio en las universidades, pero aquí aparece una nueva expectativa que en esta ocasión tiene que ver con la calidad de los cursos impartidos a los estudiantes, ante lo cual debe quedar claro que es importante que las universidades evalúen el impacto de sus programas de capacitación (Rasmussen, Sorheim, 2006), buscando establecer un precedente de los efectos que generan los programas de educación en emprendimientos en los estudiantes.
Mwasalwiba (2010) encontró que el principal problema para hacer la evaluación era la selección de los indicadores de impacto, y tomando como referencia 17 investigaciones académicas a nivel mundial encontró que los indicadores más utilizados fueron el número de negocios iniciados por los participantes después de terminado el curso y el cambio de sus actitudes, percepciones, intereses y habilidades emprendedoras. Ante lo cual reconoce que se trata de una actividad compleja, ya que involucra estudios longitudinales de seguimiento.
Por lo que se podría establecer que esta es una de las razones para que, en las universidades del país, no existan estudios que permitan identificar resultados posteriores a la titulación de sus profesionales, que independientemente de la carrera por la que optaron recibieron formación básica sobre gestión y emprendimientos.
Sin embargo a nivel mundial, el volumen de las investigaciones y trabajos sobre emprendimientos ha tomado relevante importancia, evidenciándose un progresivo crecimiento de publicaciones, conferencias y estudios específicos; desde el primer trabajo realizado en 1958, que comprendía de un programa de investigación que duró tres años, patrocinado por la Small Bussiness Administration (SBA), logrando una serie de publicaciones y en 1963 la fundación de la primera revista dedicada a la publicación de investigaciones sobre pequeños negocios y desarrollo empresarial.
Afinkle y Deeds exhiben también algunos otros datos contundentes sobre el creciente interés en el campo de estudio: un aumento del 130% entre 1990 y 1996 en el número de artículos relacionados publicados en las tres revistas económicas actuales más populares (Business Week, Forbes y Fortune), incluyendo la publicación de los rankings de graduados de programas de desarrollo empresarial iniciado en 1993 por Business Week, Success Magazine, Entrepreneur y más recientemente US News y Word Report.
De los trabajos investigativos sobre emprendimientos, Julien (1998) identifica que los temas dominantes son: características de la conducta de los emprendedores, características económicas y demográficas de las pequeñas empresas en países desarrollados; características administrativas de los emprendedores; proceso emprendedor; creación de empresas; desarrollo de empresas; capital de riesgo y financiamiento de las pequeñas empresas; administración de empresas; recuperación y adquisición; empresas de alta tecnología; estrategia y crecimiento de la empresa emprendedora; alianzas estratégicas;  desarrollo empresarial corporativo; empresas familiares; cuenta-propismo; incubadoras y sistemas de creación para las empresas; redes; factores que influyen la creación y desarrollo de empresas; política gubernamental y creación de empresas; mujeres, minorías, grupos étnicos y desarrollo empresarial; educación en desarrollo empresarial; investigación y estudios culturales comparativos; desarrollo empresarial y sociedad; y, franquicias.
Es así que bajo el interés generado por la dinámica emprendedora en el mundo, en el año 1999 tiene origen el proyecto Global Eentrepreneurship Monitor (GEM) en conjunto entre el Babson College (EE.UU.) y la London Business School (Reino Unido), cuyo objetivo era examinar por qué algunos países son más "emprendedores" que otros; 17 años después, los resultados de esta investigación son la fuente más rica de información sobre el tema del mundo de la iniciativa empresarial.
GEM se ha consolidado como fuente de información confiable sobre la capacidad empresarial de las principales organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que proporciona conjuntos de datos personalizados, informes especiales y la opinión de expertos.
Para el año 2015 el GEM realizó su estudio sobre la base de 62 economías en los cinco continentes, entre las cuales en América Latina y El Caribe (12 países) particularmente para el Ecuador, este estudio lo viene desarrollando desde el 2004 la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL); mismo que en su reporte hace una descripción de los emprendedores, los factores que inciden en el emprendimiento, y la dinámica de creación de empresas.
Resultados de interés presentados por esta investigación, destaca la tendencia creciente de la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) a partir del primer estudio en el 2004, hasta llegar a porcentajes que colocaron al país en primera posición para los años 2013 y 2014 con 36% y 32,6% respectivamente; descendiendo a segundo lugar 11 entre 62 países en el 2015 con el 33,6%.
Los resultados obtenidos por el GEM se sintetizan en la siguiente tabla comparativa de los años 2013, 2014 y 2015.
La información recopilada en el Ecuador, posteriormente se constituye en fuente de información para el Global Entrepreneurship Index (GEI) 12 que analiza las interacciones entre las actitudes, habilidades y aspiraciones emprendedoras, subíndices que utilizan 14 pilares (figura 4), cada uno de ellos construidos en base a una variable institucional y una individual. Estudio del que se desprende que a nivel mundial el Ecuador se encuentra en el puesto 90 de 130 países; y de la región en el puesto 16 de 23 países (GEM, 2015).
En 2011 la investigación denominada Cimientos de emprendimientos en Ecuador, con el propósito de proporcionar información relevante para la toma de decisiones de los actores del ecosistema de emprendimiento, también presenta resultados de interés sobre la base de un estudio aplicado a un 62% a emprendedores, 20% del sector privado, 8% del sector público, 4% multilaterales y ONGs, y 4% universidades y sector académico.
Por su parte la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB-E) en el año 2015, presenta un estudio sobre la dinámica del emprendimiento, partiendo de la base del Censo Nacional Económico del 2010, que expone que el 99% de establecimientos empresariales nacieron bajo la categoría de actividad micro empresarial, registrándose un número promedio de dos trabajadores contratados y una inversión media de $7.289,00 (incluye capital fijo y de trabajo); 92 de cada 100 nuevos negocios tienden a concentrarse en dos macro sectores: comercio 53% y servicios 39%, donde el restante 8% se ubica para actividades manufactureras.
Según este estudio, las actividades preferidas para la generación de nuevos emprendimientos son: el comercio al por mayor y menor, reparación de vehículos automotores y motocicletas con 50.048 nuevos emprendimientos; actividades de alojamiento y servicios de comida con 14.712; industrias manufactureras 7.535; otras actividades de servicios 7.466; e, información y comunicación 5.303; siendo Pichincha la provincia donde surgen la mayoría de microempresas con el 25,2%. Emprendimientos que requieren de una inversión media de $7.300, de donde tan solo el 15% recibe soporte inicial.
Información que lleva a sus autores 13 a la conclusión de que en el país existe “grande y diversa presencia de esfuerzos” de actores públicos y/o privados, sin embargo, las acciones promovidas se han caracterizado por una tendencia hacia la “escasa articulación” y a una “concentración en ciertas etapas” del denominado ciclo del emprendimiento.
Las investigaciones citadas, exponen resultados a nivel país manejando un criterio propio en cuanto a indicadores que cada estudio ha incluido para el procesamiento de la información que presentan en sus reportes, concluyendo que cada una de ellas manejan enfoques de estudio distintos una de otra, encontrándose para los tres estudios que prácticamente no existen coincidencias. Observación planteada sobre la base que el estudio realizado por el GEM trabaja sobre variables que se enfocan en el nivel de actividad empresarial, mientras que el estudio de CE con una cobertura menor trabaja sobre temas de percepción de oportunidades; y, finalmente el estudio de la UASB según su informe aborda tres elementos que son: área de actividad, ubicación geográfica e inversión inicial.
Es necesario aclarar que, sobre el tema de estudios en emprendimientos, existe a nivel nacional varios informes publicados de manera específica para segmentos poblacionales, demográficos, sectoriales, entre otros; siendo el caso que para la ciudad de Riobamba en el año 2015 se presenta los resultados de un estudio realizado a los emprendedores de este cantón. Pero de la investigación recopilada a la fecha, no se ha podido encontrar una que específicamente aborde el desarrollo de emprendimientos por profesionales universitarios de una institución a nivel superior en el país.
Situación que nos coloca frente a la ausencia de una importante fuente de información para: los estudiantes quienes tendrían mayores elementos de juicio al escoger una carrera; la universidad en función de conocer el efecto replicador de lo enseñado en las aulas; y, para el estado que podría valorar el beneficio costo de formar profesionales autosuficientes, quienes por cuenta propia generen un aporte socioeconómico en su entorno.
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* Nacionalidad ecuatoriana, Ingeniera en Administración de Empresas de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, 5 años de experiencia como contadora de importantes empresas gráficas de la ciudad de Riobamba – Ecuador, desde el 2011 hasta el 2016 docente de las cátedras de gestión y emprendimiento en la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo. Aspirante de Doctorado en Ciencias Económicas en la Universidad de La Habana - Cuba. burgossandry@yahoo.com

** Nacionalidad ecuatoriana, Ingeniero en Administración de Empresas. Doctor en Ciencias Económicas. 19 años de experiencia laboral en el ámbito privado como Gerente de Ventas y Gerente General de varias empresas de la ciudad de Riobamba. Ex Director de escuela, ex|Director de talento humano, ex director de Vinculación con la colectividad de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH). Ex decano y vicedecano de la Facultad de Administración de Empresas (FADE) de la Espoch. Ex director Administrativo del Municipio de Riobamba. Actualmente docente titular de la FADE – ESPOCH. pombosaedwin@yahoo.com

*** Nacionalidad cubana, Doctora en Ciencias Económicas y profesora titular de la Universidad de La Habana, actualmente Jefa del Grupo Asesor de Inversión Extranjera. Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (MINCEX) en Cuba, Tutora de tres aspirantes al título de master en inversiones y finanzas y de dos aspirantes al título de doctor en ciencias económicas. Miembro del Consejo Científico de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, Miembro del Tribunal Nacional de Doctorado en Economía, premio Universidad de La Habana al mejor artículo de ciencias económicas en los años 2012 y 2013. lidia@fec.uh.cu

1 Real Academia Española. Diccionario de Autoridades. Tomo Tercero. 1º Edición. Imprenta de la REA. España 1732

2 o Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers es una enciclopedia francesa editada entre los años 1751 y 1772 en Francia bajo la dirección de Denis Diderot y Jean le Rond d'Alembert; su propósito fue reunir y difundir en prosa clara y accesible los frutos del conocimiento y del saber acumulados hasta entonces bajo la crítica y tamiz de la razón y la ideología laicista, pragmática y materialista de la Ilustración burguesa.

3 GEM, iniciado el año 1998 por el Babson College y la London Business School, es un proyecto de investigación que surgió, precisamente, con la intención de analizar la actividad emprendedora, así como los factores que influyen en la creación de nuevas empresas.

4 Grupode investigación de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Unicatólica.

5 Empresario español, empresario vinculado a las nuevas tecnologías y al internet, fundó en 1993 Servicom. Es cofundador de World Online, fundador Telépolis, cofundador de InOutTV, SincroGuiaTV y Total Channel.

6 Profesor en emprendimiento en Babson College, Havard Business School y Northwestern University.

7 Jeffry Timmons, Babson College. Comunicación personal. 1996.

8 En el Ecuador, Emprendimiento y Gestión tiene su origen en el contexto legal que lo regula e incentiva, principalmente en la Constitución de la República artículos: 283, 284, 302, 304 y 306; y en el tercer eje del Plan Nacional para el Buen Vivir que busca transformar el sistema económico para que se convierta en un sistema social y solidario basado en los objetivos 8 al 10 de la Ley de Economía Popular y Solidaria.

9 1) apoyo al sector productivo; 2) políticas activas para el mantenimiento y generación de empleo; 3) integración del país con otras economías, 4) lograr una mayor equidad entre la población; y, 5) dinamizar la economía real dando mayor confianza a los agentes económicos

10 Finanzas, contabilidad, marketing, planeación estratégica, negociación, habilidades directivas, evaluación de proyectos de inversión o sociales, entre otras.

11 Superado por Senegal (Continente africano) con el 38,6%.

12 Elaborado anualmente por el Global Entrepreneurship Development Institute (GEDI)

13 Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador (UASB-E) y el Young Americas Business Trust (YABT): “Análisis de la situación actual del emprendimiento: sus actores públicos y privados”, 2015.


Recibido: 30/01/2017 Aceptado: 04/05/2017 Publicado: Abril de 2017

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