Lya Adlih Oros Méndez
Instituto Tecnológico Superior de San Luis Potosí, México
lya.oros@tecsuperiorslp.edu.mxRESUMEN:
La felicidad actualmente queda supeditada de la cantidad de bienes materiales con los que nos encontremos rodeados, producto de un sistema capitalista y neoliberalista, que le dan valor a todos aquellos productos que destaca por su estetización. Por lo que el presente artículo aborda aspectos puntuales de la sociedad contemporánea en cuestión a su formación en función de producción y el consumo, en total apoyo de las bondades de las tecnologías de acción a distancia.
PALABRAS CLAVE: Subjetividad Mediática, Educación Superior, Felicidad, Digital, Satisfacción, Capitalismo.
ABSTRACT: Happiness is currently subject of the amount of material goods that we find ourselves surrounded by, product of a capitalist and scaring, system that gives value to all things that we buy. So this article deals with specific aspects of contemporary society in question to its formation as a function of production and consumption, in total support of the benefits of the technology.
KEY WORDS: Subjectivity media, Higher education, Happiness, Digital, Satisfaction, Capitalism.
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:
Lya Adlih Oros Méndez (2016): “La fábrica de la infelicidad: el actual sistema nervioso digital y mediático inmerso en el proceso de formación universal del individuo”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (enero-marzo 2016). En línea: http://www.eumed.net/rev/cccss/2016/01/felicidad.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/CCCSS-2016-01-felicidad
Actualmente nos encontramos ante realidades percibidas en las que nos adentramos continuamente a una subjetividad mediática producto de un semiocapitalismo, donde el sistema económico funda su esencia en la producción de signos, e imágenes, en las que el panóptico cada día se tilda de forma más virtual, donde se desdibuja un tiempo para hablar de un ciberspacio y un cibertiempo, por tal el objetivo del presente consiste en evidencia la actual participación del Estado del Mercado ante la percepción de la “felicidad” del individuo mismo, como regulación de un sistema Neoliberalista artístico que aparece como vehículo mayor de estetización del mundo y de la vida.
Si hablamos de la misma ideología económica, encontraremos que es fundamental entender, diseñar e implementar una estrategia continua, que se construye y reconstruye a gran velocidad, dado que el mercado demanda velocidad en lo que se produce, consume y satisface, tal como lo señala Virilio, se ganan las guerras, tanto las militares como las comerciales, por tanto la celeridad es fundamental en un entorno cambiante, donde ya no solo hablamos de un mercado que produce y comercializa un producto que suscitará una obsolencia programada, sino que, gracias a la metapublicidad virtual, es fácil propiciar una obsolencia percibida, donde el producto no pierde su funcionalidad, sino que caemos como consumidores ante un dilema existencialista al seguir demandando un artículo que socialmente ya dejó de ser bien percibido, mientras que aquél otro ha logrado diferenciarse y posicionarse en el nuevo y redituable target en el que indudablemente el nuevo producto es mucho más “bello” y “estético” portadores de un culto al arte.
En todas las sociedades han existido regulaciones, donde esas cambian sus discursos y modalidades, pero no deja de existir. La cultura comienza con un NO. La negativa es referente al exceso de lo natural; el “no humano” es el principio de la legislación sobre el caos de la materia y el tiempo; frente a los arrastres de atracción y rechazo. Un “no” que no será absoluto. Al hablar de un “no humano” no implica negar por completo la naturaleza humana, ni seguir al cien por ciento las pulsiones e instintos que de ésta emanan, más bien regularla. Por esta misma razón no sólo hablamos en el contexto social de la negación, sino a su vez, de la permisión. La ley no sólo abstiene, también da licencia para…
La sociedad se construye además por el trabajo, por el interdicto que lo promueve y lo protege. Ley y trabajo es la dupla que lo organiza como individuo así como engrane de un ente mayor: la sociedad. La humanidad se constituye en un vaivén económico; el trabajo sirve para acumular y como consecuencia a veces inconsciente el derrochar.
“El trabajo es producción, contención, ahorro. Pero se necesita una contrapartida: el derroche, el despilfarro; el exceso. La fiesta es el momento privilegiado de esta ebriedad de la exuberancia y el dispendio. Trabajo: sobriedad y veto. Fiesta: atentado y vértigo”. ( Morales : 2003).
Se denotan dos legislaciones por las cuales el mundo social es en definitiva regido: estos son el mundo de la ley y el trabajo, y contrapuesto paralelamente, la fiesta y la transgresión. Se puede analizar y encontrar como respuesta a dicho análisis que las causas del sufrimiento en el ser humano va muy de la mano con el tipo de vínculo que se extiende con otros seres humanos. Pareciendo ser el lazo social la razón principal de esa “ausencia” de satisfacción plena.
“Para Freud el sentimiento social descansa en el cambio de un sentimiento primero hostil en una ligazón de cuño positivo, de la índole de una identificación, en donde entre los seres humanos no hay ni puede haber armonía plena, rige el narcisismo de la pequeña diferencia a consecuencia del cual ningún ser humano soporta una aproximación demasiado íntima de los otros”. (Freud, 1979:115)
La ciencia ha capturado el mundo por medio de la producción de un saber generalizado que expulsa la esencia y particularidad de cada sujeto. Lo que caracteriza a dicho sujeto es la división y falsa protección provocada por un sometimiento inconsciente al que ha sido sujeto, por ese sistema aparentemente gratificante. La ciencia trata de eliminar dicha verdad, suturando la grieta subjetiva que ésta misma abre. El Ideal del Yo, como heredero del sentimiento más primitivo, como lo es el narcisismo, que genera una moral doble, entre sujeto y su ideal. Relación que aparece entre un líder y cada miembro de la masa que éste dirige, la cual es analógicamente representada por un hipnotizado e hipnotizador. La moral se adquiere a través de la mediación familiar, social y cultural, a las que se enfrenta cada individuo desde el momento de su concepción, la manera en la que va percibiendo esos entornos, posterior, constante y continuamente y de cómo logra moverse de lo que le pueda provocar, daño o placer. La identificación con lo material y de qué manera procede. Siendo a su vez, un tanto patológico el guiarse exclusivamente por los ideales sin ninguna regulación externa percibida.
“La irracionalidad de desconfiar de la ciencia y de confiar en exceso en ella”. (Olivé L,. 2002:45)
No existe la esencia de la ciencia como tal. La importancia de que se conozca mejor la ciencia debe encontrarse no sólo en argumentos de autoridad; sino, en una confianza fundada en lo racional; es lo que se obtiene naturalmente con la comprensión. El desconocimiento en el medio científico da como resultado la idea distorsionada o la ligereza con la que se emiten juicios y opiniones.
El neoliberalismo ha favorecido en realidad el monopolio y no el libre mercado como creencia que se proyecta día a día, y que tras la repetición se pretende vender. La red comenzó a difundirse estratégicamente de una manera gratuita. Lo que se encuentra en el nido y preciso origen de lo virtual es en realidad el desarrollo de la tecnología, comunicación y cultura. Lo que se ha denominado por algunos como funky business. Por tanto, gracias a que el ejercicio mental es la base de la eficacia humana e indispensable para el comienzo del desarrollo para ofrecer aun más de sí en pro del mismo fin. Que aparenta ser mutuo y que más bien es unidireccional, puesto que al ser remunerado el esfuerzo, desgaste físico y mental, conlleva en realidad a aportar esa gratificación monetaria al mismo punto de partida y al mismo grupo minoritario que ejerce el poder.
A la relación entre el sistema de los medios y la mente que recibe sus señales se le ha denominado interfaz. Aquí el individuo consciente y sensible es sometido a una presión competitiva, a una aceleración de los estímulos, a un estrés de atención constante. Volviendo así un ambiente patológico. Aparece como tal no sólo un súper panóptico ya establecido en la sociedad, sino dando paso a un ciberpanóptico desarrollado y autorizado; que considero personalmente, no se tiene medido, mucho menos pensado como una complicación generalizada a largo plazo. En el que el ser humano se sitúa y expone a la par, sin percatarse de las consecuencias de ello. Sin preocuparse y mucho menos ocuparse del proceso en que nos encontramos y el desarrollo o la orientación que esto conlleva.
La aceleración de este proceso virtual en el que personas con y sin nivel educativo se encuentran inmersas, recibe de ese “cerebro social” particularmente un estímulo constante hacia la competencia y/o la emulación social. Siendo un factor importante de desestabilización, manifestada en no sólo trastornos de atención, relaciones interpersonales, honestidad; sino, en un síndrome de pánico. Desenvolviendo o desarrollando, mejor dicho un sin sabor y con sentir extra limitado; describiendo una sintomatología que por mucho es psicosomática; es decir, a falta de expresión y desahogo, por las vivencias cotidianas, éstas se expresan físicamente; todo lo emocional no identificado y mucho menos trabajado, convierte a su vez el poco control del cuerpo, la efectividad en todos los aspectos y las relaciones sociales funcionales.
Esta presión psíquica es la causa de la crisis económica. En realidad esa construcción social (paradigma) de lo que se percibe a través de los emisores hacia los receptores, está más bien lejos de lo real y retomando, es un ideal, ya por demás generalizado y adoptado por todos los rincones en los que dichas facilidades gratuitas han “generosamente” proyectado una visión de qué, cómo, y de qué manera ser y hacer, así como facilidades que no se hubieran pensado siquiera como posibles hace algunos años; analógicamente, como el anzuelo lanzado por su pescador. Sin olvidar, la afirmación de que no todo es bueno o malo como totalidad. Es un tanto indispensable concientizar el grado de importancia y separación, que se debe valorar para seguir, conocer y asimilar la información que desarrolla eficiencia en el individuo al dedicarse a su propio desarrollo económico y social, pero sobretodo personal.
Tal pareciera que prevalece la insensibilidad, la toma de decisiones con un poco grado de interés. Dando como resultado el estrés constante y la reducción en la disponibilidad de tiempo fuera de lo establecido. Es una esclavitud a nivel económico irónicamente ignorado.
“Los patrones del mundo, no quieren que la humanidad sea feliz, porque una humanidad feliz no se dejaría atrapar por la productividad, por la disciplina del trabajo, ni por los hipermercados”. (Berardi B. ,2003).
Por tanto, al hablar de patrones sociales, abordamos una realidad en el que buscamos una aceptación social como estrategia que tal pareciera estar conduciéndonos a la felicidad, y donde la lógica del mercado impera en sus estrategias para crear la misma fábrica de infelicidad que propone Verardi, donde los patrones del mundo no quieren que la humanidad sea feliz, porque una humanidad feliz no se dejaría atrapar por la productividad, por la disciplina del trabajo, ni por los hipermercados, ni mucho menos atendería en las mismas condiciones los esquemas de poder impuestos por una clase social dominante, por tanto una promesa de felicidad recorre la cultura de masas, la publicidad, a la estetización y la misma ideología económica. En el discurso común la felicidad no es ya una opción, sino una obligación, un must; es el valor esencial de la mercancía que producimos, compramos y consumimos, si buscamos tener cabida ante nuestro mismo entorno y con nuestra misma gente.
La felicidad está fundada en la idea de que no sólo es posible ser feliz, además de obligatorio a través de lo establecido por los medios de comunicación; el seguir ciertas reglas, ideas y hasta modelos de comportamiento; todos derivados de TIC´s y guiados al mismo fin: el materialismo estetizado. Traduciendo todo este proceso de globalización en el triunfo de algunos para la economía liberal, gracias a la compra total de esa ideología de la felicidad. Por demás percibida, aceptada y bien conocida.
Podemos darnos cuenta de que el ritmo acelerado por el que se sigue el curso del avance en realidad empobrece la experiencia y contacto directo. De por sí ya es complejo determinar o conceptualizar el concepto felicidad, que se habita en silencio y no se interioriza de tal manera que se logre exteriorizar con plenitud; conlleva a una compleja explicación de lo que en realidad es; el trabajo de la esencia del ser humano para mantener una estabilidad, en lucha por enfrentar los diversos panoramas a los que nos enfrentamos, que han sido ya antepuestos por una serie de decisiones ya tomadas con anterioridad, de las cuales es imposible deslindarse, pero sobretodo, evadir. Siendo esa lucha por moverse de lugar e identificar la problemática haciendo uso de las habilidades propias ya sea a nivel profesional o personal y mejor aun con el uso o la búsqueda de ambas; para dirigirnos al objetivo que debería ser el principal: hacer uso de la propia esencia sin olvidar que se debe trabajar día a día en ella para lograr ser funcionales en todos los ámbitos en los que se encuentra inmiscuido el ser humano.
En realidad la evolución es difícilmente gobernada por una inteligencia. La ciudad es la primera pieza de la arquitectura social. Es la base de la comunidad y se sustenta en la posibilidad de un bien común. La ciudad es anterior al individuo y por ello lo determina además de controlarlo. Su anterioridad no sólo es jurídica, sino política, ya que allí se establece un bien comunitario aparente, que es mayor.
“El esclavo usa su cuerpo y puede usar su razón, pero ambos pertenecen al amo.” (Morales H, 2003).
Por tanto hablamos día con día, de ciberciudadanos construidos por medio de la imposición de estándares tecnológicos, de la hegemonía de un imaginario mercantil globalista, que es justificado ante la satisfacción y como producto de un sondeo como instrumento de consulta democrática, sin considerar que no es más que un instrumento de demagogia racional, donde el campo intelectual es invadido por esos epistemócratas que dominan al pueblo por mediación del saber y por imposición de la cultura del consumo que cada día es más estetizado y artístico, tras vender la ideología del estatus y libertad, siendo todo relativo, tal como lo señala la figura y obra de Nietzsche “… Si Dios ha muerto, el hombre está solo, pero también está libre” por tanto caemos en un relativismo del momento, donde cualquier lenguaje, imagen y símbolo nos será válido, si logra resultarnos útil, y si logra a la distancia permitirnos tener interacción con la sociedad, con un toque de emotividad, pero al mismo tiempo con falta de compromiso.
Por tanto, los problemas y los malestares más comunes hoy son producto de un intercambio por el cual renunciamos a la seguridad para obtener cada día más libertad; una libertad que creemos nos respalda el desarrollo de nuevas “competencias”, donde más que hablar de una formación universal del individuo, el sistema educativo promueve una sociedad tecnológica, propiciando un “abstract” de profesionista, donde no se le forma para la razón, se le certifica para la producción, por lo que las verdades científicas se relativizan dado que la ciencia tiene cada vez más dependencia de los contextos sociales.
Por lo que la propuesta emerge en “crear valor” valor a todo aquellos que no dependa precisamente de un bien que se limita a ser material que adquiere una ventaja competitiva por ser estético, que triunfa porque ofrece al a vida placeres, sensaciones nuevas, aplicaciones y experiencias diferente. El valor será subjetivo y el valor también se debe buscar y encontrar entre los individuos mismos y no solo en un “producto” de tal manera que las masas estarán dispuestas a hacer todo lo que sea posible por conseguir todo aquello que “valoran” e inclusive estarán dispuestas a ser felices, y ese valor no precisamente será mediático.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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