“La agricultura, que es la actividad económica básica, hace uso en gran medida
de las técnicas indias. El maíz sigue siendo la cosecha principal junto con
otros productos de la milpa, variables según las condiciones locales. Quizá haya
un empleo mayor del arado y los correspondientes animales de tiro; en algunos
casos esto pudo ser favorecido porque las haciendas, promotoras de la
desindianización, ocuparon tierras planas que se prestan para el cultivo del
arado. En cuanto al régimen de tenencia de la tierra, la propiedad individual
coexiste con el ejido y con los montes comunales. En la organización del trabajo
agrícola se recurre a la solidaridad familiar y a la cooperación vecinal basada
en la reciprocidad; el pago del salario es poco frecuente en las labores
agrícolas. Persisten mitos, cuentos, y leyendas en los que la naturaleza figura
como un ente vivo, y se mantiene prácticas propiciatorias y creencias en torno a
seres sobrenaturales de clara estirpe india. Por otra parte, la cosmovisión que
da sentido y coherencia a tales ideas y prácticas en la cultura india, aparece
fragmentada en las comunidades campesinas tradicionales…”.
Ricardo Contreras Soto (Antropólogo)
(CV)
Universidad de Guanajuato
Facultad de Ciencias Administrativas
Área de investigación
La vida rural como actividad social económica y representación cultural
predominó en las formas de percibir la vida, el orden de las cosas, en la vida
festiva y laboral con los ciclos de cosecha, temporales, fiestas religiosas,
etcétera. Aún cuando las actividades comerciales (junto a la minería y la
insípida industria) predominaron en las fases históricas del colonialismo,
reforma, porfirismo y la revolución. Tan marcada fue la presencia de la vida
rural porque en ella se circunscribía las formas de subsistencia y de
participación de un gran número de la población, por un gran periodo largo de
tiempo (a pesar de que hubo procesos de desindianización), Bonfil (1990: 77)
reflexiona sobre el mundo campirano:
¿Qué hacia la gente de entonces y como era?
“Sra. Pilar: pues trabajan en el campo, en sus casas.
Sra. Pilar: si en el campo hacían estas cosas del campo, tanto como las mujeres como los hombres.
Entrevistador: ¿Familias grandes?
Sra. Pilar: si
ENT: ¿mucho hijos?
Sra. Pilar: Mucho hijos si pss casi la mayoría de 12, 18 hijos”.
(Entrevista 68) (María del Pilar Vargas, 60 años, femenino, primaria, comerciante).
Como vemos hay división de trabajo por género en las actividades agrícolas, las mujeres preparando la comida y en actividades del hogar, los hombres, cultivado y cuidando a los animales, por lo general. Aunque se da el trabajo de pizca y desquelite con las jornaleras en estas regiones.
“No pos cuando mi esposo el hacia cobijas salía al campo, y ya nos traiga elotes camotes garbanzos todo nos traiga crudos, y yo se los preparaba a los muchachos y si pos el en la mañana se levanta a trabajar y en la tarde se iba al campo y ya nos traiga de todo”. (Entrevista 71) (Antonia Valencia, 82 años, ama de casa).
Por otro lado, hacen referencia a como vivía las personas en sus casas, por cierto, con materiales muy ecológicos y térmicos.
Liliana: ¿Cómo eran las casas?
“Hilario : Casas cercadas de piedra con todo el techo de pasto por cierto eran muy calientitas después hicieron sus casas de adobe con el piso de tierra”. (Entrevista 70) (Hilario González García, 80 años).
Sobre el tipo de cosechas (que se mantuvieron en la región ciertos cultivos, pero otros productos no) nos habla la siguiente entrevista:
“Todo el tiempo le dedicaba a trabajar, cosechábamos maíz, trigo y fríjol después ahí en Rancho Seco cosechamos el camote y ya no existe, porque el camote necesita mucho agua en aquel entonces había mucho agua , yo me dedique a puro trabajar”. (Entrevista 70) (Hilario González García, 80 años).
A temprana edad los hijos de los campesinos comenzaban a trabajar de manera muy intensa y absorbente en ciertas actividades agrícolas - ganaderas. Pero con cierta autonomía económica familiar de autoconsumo (condición distinta a la del trabajo asalariado, había que comer de alguna manera), los que tenían usufructo o propiedad de tierra. No existía la adolescencia en las actividades agrícolas.
No, pero estaba mal, porque desgraciadamente de ese tiempo de mi juventud de los doce años no había mas que como de dijera yo que trabajar, y la cosa de salir con los animales echarles de comer y toda eso cosa, nos agarraba a uno el agua, los aguacero y ahí se secaba la ropa y no había mas que caminar y a esperar otro día. (Entrevista 11) (Román Ramírez Trejo, 81 años, primaria, campesino).
Que le gustaba como a toda la gente jugar con sus amiguitos y que no practicaba ningún deporte, porque no tenia tiempo, que se levantaban muy temprano a las 6 de la mañana y llegaban de trabajar del campo a las 5 de la tarde y medio comían y a descansar porque llegaban muy cansados y sin ganas de nada. (Entrevista 86) (Natividad Estrella, 71 años, Masculino, Campesino, Celaya).
Las relaciones sociales de producción se dan con variantes en cuanto a la propiedad o uso de la tierra y la manera como se va a trabajar:
“…todavía mi abuelo y mi bisabuelo eran medieros, mediero se le llamaba al agricultor, horticultor que trabajaba la tierra a medias, ¿y que es a medias?, el patrón ponía la tierra y el agua, y el mediero ponía el trabajo y la semilla y el cultivo, en esas condiciones mí abuelo y mi bisabuelo trabajaron lo que ahora es toda la colonia Santa Anita, la parte poniente de la vía del ferrocarril, y la parte oriente del ferrocarril, ahí corría el agua que iba de los pocitos de aquí de la prolongación Leandro-Valle, y eran propiedades de un general retirado del ejercito de apellido Rocha, parece era abuelo del finado Doctor Rocha, según versiones, he mis mocedades ahí las pase trabajando la tierra, y de ahí corriendo a la escuela porque entrábamos a las nueve y salíamos a las doce, regresábamos a las tres y salíamos a las cinco…” Pedro Mendoza Álvarez, 76 años Mesa de trabajo 27 de septiembre.
La vida rural se da en una relación estrecha con el entorno natural, fauna y flora de la región, los peligros, los miedos y los conocimientos tienen que ver con esa articulación con el entorno natural, se destaca la sabiduría de los ancianos:
“Uhhh… pues lo que no se me olvida, fue de una vez que estaba yo chiquillo y que estaba cuidando animales y que le digo a esta, que me espantaron… y lo mismo que de chiquillo pise una de esas víboras de esas de aguas negras y me mordió por que la pise…y yo le hacia así, y yo creo que uno de sus colmillillos se le atoraron en el pantaloncillo y hasta coleaba… uhhh… hijo de la madre, pos hazme el favor, que gritotes no crees que haya echado, y cayo para allá y que me veo chorreado de sangre, pero ya un señor ya muy grande, se llamaba don Serapio Tapia, ese fue el que me amarro aquí, y me dijo no te pasa nada, no te pasa nada… y esa la tengo aquí en la mente, no te pasa nada por que son de aguas prietas dice, esas no te hacen nada, pues me dijo que me iba a dar comezón y traigo una señal por acá y me arde… cada año y el mismo me dijo “ te va a arder pero no es peligrosa… pero sepa dios cuanto llore esa vez…”.(Entrevista 52) (Zeferino Jungo Pérez, 79 años, Masculino, Operador).
Las actividades como cultivar o cuidar animales son realizadas casi de manera aislada, a las personas se les escuchaba de vez en cuando al realizan actividades del campo: cantando, chiflando, hablando con la madre tierra o en un gran silencio que los va haciendo así, muy reservados, muy callados, muy independientes, muy solos, muy duros, muy parcos (ante los problemas) una peculiaridad en el habitus de la vida rural.
¿Qué le decían sobre Celaya sus padres o abuelos?
“Pues, fíjese que mi padre era muy callado, casi no contaba nada, como le digo, el campo era distinto, el trabajo era distinto uno de ser era distinto, porque desgraciadamente no había con quien convivir, y ahora no, ahora se sale aquí uno y platica con muchas personas y más antes no, pues era pura soledad, soledad era todo lo que había para la gente pobre, era pura soledad, pura hambre, necesidad que había, a veces llovía, había cosecha y no llovía y no había cosecha y tenia uno que andar por ay pepenando o irse uno a otro lado para pepenar para juntar para comer, maíz camote, o jitomates lo que había por ahí, por otra parte, eso era”. (Entrevista 11) (Román Ramírez Trejo, 81 años, primaria, campesino).
Pues las costumbres eran por ejemplo de cómo le dijera yo, de su casa o con amigos, no había ni luz, así pues que, salía uno a sentarse allá con los amigos a cantar, era todo lo que hacia uno de ranchero allá en el campo, ahí a gritar y ahí se divertía uno y los mas grandes se echaban su cigarro y llegaba la hora de dormir y vámonos y hasta mañana y ahí nos vemos, eso era todo. (Entrevista 11) (Román Ramírez Trejo, 81 años, primaria, campesino).
En Celaya el mundo rural coexistió gran parte de tiempo, ya que a principio la ciudad se reconfigura entre partes urbanizadas con zonas de cultivo.
Pues que me platicaban, que pues era lo del campo, no había industrias grandes, no había que dijera pues si no que mas obreros que muchos iban a un molino que era donde los ocupaban trabajan en luz y fuerza, que estaba en la plazuela y ya estaba la presidencia y la cárcel estaba ahí a un lado del templo de San Agustín. (Entrevista 57, José González Valadez, 74 años, primaria, artesano y hojalatero). Aproximadamente en 1928.
En otro tiempo posterior el trabajo agrícola se realizaba principalmente en las zonas peri urbana y rural de Celaya:
“Pues mi familia era muy pos era tranquila, se dedicaban a trabajar, pos yo veía que se dedicaban a trabajar este, pues el papá ir a trabajar al campo de aquí de Celaya era irse a trabajar a un rancho, este a nosotros pos yo iba a la escuela, a la escuela en la mañana y en la tarde se usaba la escuela de las 9 de la mañana a las 12 del día y salíamos a comer, regresábamos a las 3 y salíamos alas 5 de la tarde y ya en la tarde era para hacer la tarea y para jugar en la calle con los vecinos ahí este que los juegos eran este, a los encantados, la roña este las escondidas este, jugar carreras la mayoría de la gente descalza, de muy pocos recursos y así eran las 8 o 9 de la noche, no las 8 de la noche y ya todos a dormir. (Entrevista 7) (Fermín Moreno Ramírez, 63 años, Masculino, Jubilado, originario de Celaya).
En el testimonio anterior se empieza a ver la diferencia existente entre la vida rural y urbana, en esta última el espacio de educación y recreación para los adolescentes y niños se va constituyendo dentro de la población como característica. Mientras que en la vida rural no cuenta con esa infraestructura (espacios, instituciones y prácticas) culturales. Por lo tanto, muchos de los procesos sociales nuevos, ya no se dan en las comunidades rurales. Precisamente ante el incremento en las ciudades y las ausencias en las comunidades rurales y perimetrales sobre cierta infraestructura, servicios, espacios, prácticas y códigos van a matizar las grandes diferencias entre los urbano y lo rural, esto fue muy contrastante:
--¿Qué era lo que mas le gustaba de Celaya? “Pues cada de que yo iba pues todo, pues nosotros como vivíamos en el rancho, pues cuando llegábamos a Celaya que había harta gente, pues decíamos hay caray aquí esta de bonito, había tiendas y había todo eso, bueno pues en aquel tiempo como que nos ha llamado mas la atención como la bola del agua y el jardín y algo así como las callecitas, San Francisco, la parroquia, que San Agustín todo eso, mercado, bueno sentíamos bonito al ir ahí.” (Entrevista 74) (Rubén Caracheo Mancera, 68 años, campesino).
La diferencia cultural entre lo urbano y lo rural es que se hicieron dos culturas diferentes, mientras que los utensilios, objetos, códigos y miradas dejaron de ser las mismas y distanciarse, para generar una dinámica propia en la vida urbana con sus espacios especializados en las actividades económicas y culturales, con otros utensilios, medios, objetos y miradas. Lo rural tiene connotaciones de pobreza y soledad, aunque también de cierto romanticismo en sus remembranzas. Considero que esas diferencias no son “naturales” de los procesos históricos, considero que tuvo que ver más las desigualdades sociales agudizadas en al campo.
“Pues yo mas antes por ejemplo, mi trabajo era por ejemplo la cosa de usar yuntas, las mulas hacer surcos, sembrar, y todas esas cosas, ya todo eso se olvido, ya no hay nada de eso, ya ni gente hay, poca gente hay que se acuerde de todo eso que había aquí en Celaya”. Aproximadamente 1930. (Entrevista 11) (Román Ramírez Trejo, 81 años, primaria, campesino).
Pues la gente vivía del campo llovía mucho, ahora ya no se cultiva todo eso se fue acabando por la expansión de las ciudades y a consecuencia de la migración ahora hay tierras abandonadas sin siembra abandonadas . (Entrevista 70) (Hilario González García, 80 años)
El comercio se daba a pequeña escala en las comunidades rurales, es precisamente en las ciudades donde se van a dar los procesos comerciales más intensos, y que muchos pobladores de comunidades rurales y peri urbanas, van a buscar en la ciudad los mercados de sus productos:
“Pues como le dije todos al campo si, si trabajábamos las tierras y pues toda la gente era eso, se dedicaba a eso y pues algunos vendían cosas, pero pues todo era para el campo si, nada mas ahí”. (Entrevista 55) (Clementina Doñatés García, 61 años, 3ro.de Primaria).
“Mi papa me contaban que vendían leña y había veces que no les compraban y se venían con la leña para Tamayo de nuevo, pues eso era la vida de antes, y Celaya estaba igual la costumbres eran igual, humilde buenas personas, pero ahorita ya es un desastre”. (Entrevista 124) (José Gómez, 62 años, comerciante).
“Bueno, yo nací en San Juan de la Vega, pues soy de allá. De Celaya les puedo contar muy poco, pues yo soy de allá, pero me acuerdo de mis 3 o 4 años, mi papá me traía aquí a Celaya... él era comerciante, entonces nosotros allá en San Juan carecíamos de medio de transporte, teníamos que venirnos en el ferrocarril; pasaba ahí por San Juan a las 5:00 de la mañana, de ahí nos veníamos a Celaya, él venía vender sus limas... teníamos unas matas de limas, se las cortaba y me traía... yo estaba muy chico. Bueno lo primero que hacía él... y me acuerdo como un sueño; pues yo estaba chico, llegando aquí a la estación de Celaya, nos subíamos al famoso tranvía, jalado por una mula... Yo tenía 3, 4 años; desde que tengo uso de razón, yo nací en el 37, como en el 40, 41, 42; de tres años le estoy platicando. Y nos veníamos, nos veníamos... a veces no había tranvía, nos veníamos caminando... no había tranvía, desde la estación, desde la calle Juárez; y me acuerdo que todo eso estaba despoblado, y estaba también... creo que ahí estaba el campo deportivo de béisbol, fútbol”. (Francisco Luna García 70 años, Mesa de trabajo 13 de septiembre).
En la medida en que se separó el mundo rural del mundo urbano, las diferencias de sus prácticas, de sus representaciones, de sus conocimientos, la distribución asimétrica de sus capitales económicos y culturales, de sus atenciones, valores y preocupaciones, la historia cultural encuentra una bifurcación que se entreteje en las representaciones de las personas.
|