Anna María Fernández Poncela *
Universidad Autónoma Metropolitana/Xochimilco, Ciudad de México
fpam1721@correo.xoc.uam.mxResumen
El cine como comunicación y arte es parte de nuestra cultura, emite mensajes que son leídos según las audiencias, en todo caso comunicados y recepcionados. No obstante, no siempre son claros los mensajes, y los discursos visuales y auditivos y artísticos se concatenan con los ideológicos, emocionales y estéticos.
En este redactado el interés se centra en las emociones que surgen alrededor de una película El Infierno (México, 2010), más allá de la intención o las realidades reflejadas o imaginadas, los textos y contextos, la diversidad de opiniones expertas y lecturas de las y los espectadores en general de la misma.
Palabras clave: cine, mensajes, recepción, emociones, México.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Anna María Fernández Poncela (2018): “El Infierno ¿horror en los medios o realidad social?”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (enero 2018). En línea:
http://www.eumed.net/rev/caribe/2018/01/infierno-horror.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1801infierno-horror
A modo de introducción
El objetivo de este trabajo es revisar el mensaje y las emociones en torno a la película El Infierno, un éxito de taquilla, que puede estar no catalogado como cine de terror pero sí como parte de la cultura del horror que aparece en los medios de comunicación en la actualidad.
La pregunta que se persigue responder, o más bien en torno a la que se reflexiona en estas páginas es si este film es un reflejo de la realidad social del país como hay quien afirma, o una producción de la cultura del horror. Para ello se pasa revista a la película, su creador, y cómo fue recibida por el público y la crítica en su momento, por lo que se trata de una revisión hemerográfica. Por otro lado y en segundo lugar, se realiza una reflexión centrada en la idea anterior de las dos posibles lecturas de la misma u otras.
El texto y el contexto
La película se centra y construye a través de un personaje Benjamín García “El Benny” –se ve la vida a través de su mirada y a veces también de su conciencia- y su trasfondo es mostrar una parte de la realidad de México, hay quien dice que toda, aquí discutimos dicho punto.
Catalogada de humor negro, crimen y drama, o de comedia dramática; tiene algo de western, tragedia, cine de mafiosos. Hay sátira, ironía y sarcasmo. En resumen sátira política, audaz, mordaz y brutal. Y por ello sin salida, sin posible escapatoria, “el infierno es aquí y ahora” parece ser el mensaje central de la misma, como por otra parte se explicita en una de las escenas, y ahondaremos más adelante.
Ficha cinematográfica
Titulo: El infierno
Clasificación: B
Género: drama, comedia dramática
País: México
Estreno en México: 03/09/2010
Director: Luis Estrada
Guión: Luis Estrada, Jaime Sampietro
Reparto: Damián Alcázar, Joaquín Cosio, Ernesto Gómez Cruz, María Rojo, Elizabeth Cervantes y Daniel Giménez Cacho
Fotografía: Damián García
Música: Michael Brook
Montaje: Mariana Rodríguez
Vestuario: María Estela Fernández
Maquillaje: Roberto Ortíz y Adam Zoller
Efectos especiales: Alejandro Vázquez
Duración: 145 minutos
Producción: Luis Estrada y Sandra Solares
Diseño de producción: Salvador Parra
Producción: Bandidos Films, IMCINE, Foprocine, Estudios Churubusco Azteca, Eficine 226, Gobierno del DF, FONCA/CONACULTA.
Distribución: Bandidos Films.
Premios
Con 14 nominaciones a los Premios Ariel, finalmente ganó nueve por: Mejor película, mejor director, mejor actor, mejor coactuación masculina, mejor edición, mejor sonido, mejor diseño de arte, mejor maquillaje, mejor efectos especiales.
Nominada como mejor película extranjera en los Goyas y triunfadora como mejor película en el Festival de La Habana, entre otros premios internacionales.
Cartel promocional
Sinopsis de la película
“La historia comienza cuando Benjamín García, conocido como "El Benny", se despide de su mamá y de su hermano menor para migrar a los EE.UU. Después de veinte años, "El Benny" es deportado de los Estados Unidos. Al regresar a su pueblo encuentra un panorama desolador. Su hermano "El Diablo" había sido asesinado en extrañas circunstancias dejando un hijo y a su esposa que se ganaba la vida como mesera en un bar. La violencia, la corrupción generalizada y la crisis económica que azotan al país han devastado por completo al lugar. "El Benny", sin otras opciones y viendo que su sobrino andaba en malos pasos decide ayudar a la familia de su hermano y se enamora de su cuñada, gracias a su encuentro con un viejo amigo el "Cochiloco" se involucra en el negocio del narcotráfico debido a que necesitaba dinero para liberar a su sobrino que había sido detenido por la policía. Gracias al narcotráfico encuentra, por primera vez en su vida, prosperidad, dinero. Poco a poco se va metiendo cada vez más en este mundo hasta que un día el hijo del patrón José Reyes es asesinado por el cartel que dirigía el hermano de Reyes, es así que se decide empezar una guerra contra el hermano de Reyes ordenando que se de muerte a toda la familia de su hermano. Luego se entera que la persona que dio el soplo para que puedan facilitar el asesinato del hijo de Reyes es el mismo sobrino de "El Benny", quien para protegerlo decide sacarlo de México. Finalmente decide acogerse al beneficio de colaborador de la justicia delatando al Patrón sin contar que las autoridades del gobierno eran manejadas por Reyes, quienes lo delatan y lo torturan casi hasta matarlo. Finalmente logra escapar y decide vengar la muerte de su hermano y la de su cuñada asesinando a Reyes y todas las autoridades del pueblo aprovechando la ceremonia del bicentenario.”1
Recepción del público
Curioso como entre todas las actividades alrededor del Bicentenerio de la Independencia que tuvo lugar en México en 2010, una película en especial fue la más vista en el país:
“El filme 'El Infierno' se alza como la más exitosa en taquilla entre las películas mexicanas estrenadas con ocasión de los festejos del Bicentenario…La película de Luis Estrada recaudó 82 millones 984 mil 326 pesos, según cifras proporcionadas por la empresa Cinetc, que se encargó de promover la cinta, lo que la coloca por encima de 'El Atentado' e 'Hidalgo La Historia Jamás Contada´…El acumulado de espectadores de 'El Infierno' suma 2 millones 68 mil 95 personas, que reafirmaron su primer lugar a pesar de tener la "desventaja" de contar con clasificación C (sólo para adultos).” 2
La película y su creador
Sobre la película y su director se puede decir como afirma una nota periodística antes del estreno de la cinta.
“Primero desnudó la política priista en La ley de Herodes y luego escudriñó las consecuencias del neoliberalismo en Un mundo maravilloso. Ahora Luis Estrada, el director más polémico de los últimos años3 , se apresta a dirigir El Infierno, donde toca el presente mexicano: violencia, narco, crisis política, corrupción y crimen organizado.”4
Cuando se le interroga sobre el porqué de una visión “apocalíptica de México” el guionista y director señala que le gustaría pensar en un mejor futuro para el país pero desafortunadamente no se puede, pues “hemos estado en manos de una clase política que no ha hecho lo necesario” 5. Afirma que no es vocero de nadie y que se trata de “preocupaciones personales”.
La polémica de la clasificación
Tras su estreno se desató un debate en el Senado de la República e inconformidad con la calificación de C sólo para adultos, se pretendía fuera también para adolescentes mayores de 12 años, arguyendo que se trataba de una suerte de censura encubierta, mientras la otra posición señalaba que era demasiada violencia para la juventud y un mal ejemplo –tortura, sexo, palabras soeces, violencia desmesurada-.6
““Es un retrato vivo de una realidad de violencia y corrupción que ha impuesto la delincuencia organizada en nuestro país, pero no trata de hacer apología de la violencia y la corrupción en sí mismas”, sostuvo el senador del PRD. Por su parte, la senadora del PRD, María Rojo, dijo que la clasificación “C” de esta producción cinematográfica refleja que “retratar nuestra realidad es grosero, provocador y perturbador”. La propuesta busca que el Senado “levante la voz contra la censura, la hipocresía y contra la mojigatería que pretende hacernos creer que vivimos en un paraíso cada día más rosa”, indicó la también actriz, quien es parte del elenco de este filme. Esto provocó la intervención del legislador del PAN, Ricardo García Cervantes, quien negó que la película haya sido censurada por la Segob ya que podrá ser vista, si así lo quieren, por millones de mexicanos mayores de edad.”7
Finalmente el Senado pidió a Gobernación su reclasificación con objeto de ampliara su audiencia pasando a B.8
“Se trata de una propuesta formulada por los senadores del PRD, María Rojo y Carlos Sotelo; la priista Rosario Green, y el coordinador del PT, Ricardo Monreal. En la misma argumentan que la clasificación C para ese filme representa una forma de censura disfrazada. Señalan, asimismo, que si bien El infierno trata temas delicados para el gobierno federal, entre ellos los escasos resultados en el combate contra la delincuencia organizada, sus saldos sangrientos y una estrategia fallida, es un retrato vivo de la realidad de violencia y corrupción que impera en el país”.9
La crítica en los medios
La mayoría de las críticas cinematográficas (91%) fueron de carácter positivo.10
Éstas giraron en cuanto a lo estrictamente cinematográfico y alrededor de la cuestión política, muchas veces ambas a la vez. Aquí se recogen algunos aspectos que tienen que ver con los objetivos de este texto.
“La cinta provoca reacciones diversas, pero todas intensas. Ver El Infierno, que se inserta en las cintas conmemorativas del Bicentenario, es obligado para los mexicanos. No sólo por lo bien realizada, sus magníficos actores e intensa historia, sino también por ser un motivo de reflexión, que como bien dice su director, nos obliga a meditar acerca de dónde estamos y hacia dónde vamos. Y pone en la mesa la pregunta: ¿Hay algo qué celebrar?”11
No obstante, se señala también los viejos modos del melodrama mexicano que lejos de innovar regresan al pasado, sin embargo hay que reconocer que tienen gran éxito entre el público, y es que críticos expertos y espectadores no siempre comparten la misma mirada, ni tienen, por supuesto, por qué hacerlo. “inercias expresivas del cine mexicano actual, dispuesto a transformar en espectáculo la misma miseria política que denuncia, y a transformar el rencor social en un último depósito de la picaresca mexicana.”12
“Cargado de anécdotas más que de historia, con soliloquios que van desgranando la intención filosófica y didáctica de la cinta y neuróticamente obsesionado con la cita intertextual, Estrada reverencia la tradición del cine mexicano incapaz de ofrecer retratos sin moraleja ni dramas, sin retorcimientos de folletín. Y me pregunto: si la cuestión crucial de nuestra reflexión bicentenaria es: “¿tiene remedio México?”; también importa considerar si es posible un cine mexicano que no apele al melodrama ni a la demagogia.” 13
Así también se dice que más que una historia parece un enredo de anécdotas, donde las frases son lapidarias, la violencia es explosiva, y la historia desdibuja. Todo gira alrededor de un personaje El Diablito, hijo de El Diablo –narco y muerto por el narco-, y sobrino del protagonista. Este personaje secundario de nombre bien significativo –símboliza la maldad pero en su diminutivo atrae humor y ternura- es quien realmente mueve los hilos invisibles de toda la historia, el que empuja al protagonista a tomar decisiones y emprender acciones.
“El pivote de El infierno es la suerte del Diablito. Para librarlo de la cárcel, el Benny acepta trabajar con Los Reyes; para protegerlo, concibe denunciar a sus jefes; y por él termina siendo inmolado. Este nudo argumental apenas si se advierte porque el principal error de la cinta es que el cabo de la trama se escabulle entre digresiones y afanes didácticos. A Estrada parece importarle más ilustrar la violencia cotidiana de un territorio en guerra, que narrar una historia.”14
Lo que unos critican como viejos y rehusados recursos cinematográficos del cine mexicano, otros señalan como suavizador del mensaje, medio para hacer soportar la crudeza retratada en el film.
Así las cosas, la comedia y la ironía suavizan el impacto, crean una distancia para soportar la crueldad y la sangre en las imágenes, las groserías continuas y gritos de dolor, lo terrorífico de lo relatado. Lo entrañable mexicano arropa ante la desazón de la vida. A la vez que funciona de amortiguador, se crea cierta complicidad, una suerte de aceptación, así es la vida, así somos las y los mexicanos, y no hay nada que hacer más que reírnos de nosotros mismos.
Entre todas las cuestiones elegimos de ejemplo un par de ellas. Don José Reyes, cacique y jefe narco, es un defensor de la familia y anti yanqui exacerbado, pese a que no le tiembla la mano para matar a los suyos y los estadounidenses son sus mejores clientes. Algunas de sus frases: “los que trabajan conmigo son como parte de mi familia” y “los gringos son los que han jodido a este país”. Otra muestra es el personaje de El Cochiloco, amigo del protagonista, su alter ego, y a veces también quien lo opaca en la pantalla. Este narcotraficante reúne crueldad infinita, alegría desbordada, honor inquebrantable, sentimentalismo y cariño. Alguien a quien se debería tener miedo, pero lo que provoca es sólo simpatía y ternura, sin dejar de cuidarse. Y si el espectador tiene que elegir elige lo último y se olvida de lo otro.
Los mensajes en la película
El Infierno arranca con el regreso de Benjamín García, deportado de los Estados Unidos donde ha vivido dos décadas, y llega a su pueblo San Miguel Narcángel –perdón Arcángel-, en donde encuentra un panorama desolador y terrorífico. Como le explica su padrino todo es “crisis, desempleo y violencia”. El Benny sin otras posibilidades –y por lo anterior ya expuesto- para salir adelante y apoyar a su familia se involucra con el narcotráfico, donde prospera económicamente y observa o vive en su carne los problemas del país: pobreza, crisis, migración, desempleo, corrupción, impunidad, desconfianza, venganza, colusión autoridades y narcotraficantes, drogas, tráfico de armas y sobre todo la miseria humana.
Hasta aquí todo claro y perfecto, pero hay mucho más. Si bien el mensaje último –ya mencionado-, sobre el que volveremos más adelante, es no hay salida. En el camino varios otros se desgranan entre imágenes y frases, acciones y emociones.
El tema de la violencia, puede interpretarse como apología o como todo lo contrario, porque al fin y al cabo no vale nada la vida, la vida no vale nada, todo con resabio a narcocorrido y canción ranchera. Curioso como también aparece el mensaje ambiguo: vive poco y muy bien, o si lo haces, lo de vivir muy bien vivirás poco. Puede leerse de las dos maneras, abierta queda la moraleja para el público. Lo único abierto, por cierto.
Una cinta de denuncia política directa, pero donde el antihéroe narco cobra visos de héroe. El protagonista, El Benny, ingenuo y caprichoso, orillado a ser narco no sólo para salir de la pobreza sino para salvar la vida del sobrino adolescente, ¿quién lo podría juzgar? El Cochiloco, sentimental, alegre, familiar, con honor, fiestero, impulsivo, trabaja como narco para sacar adelante a su familia, y queda en el corazón del espectador. Así se denuncia a los políticos corruptos y aliados con el narco, pero no queda clara la denuncia al narco, salvo en los casos donde el narco y el político se unen como es el de Reyes –como se dijo antes con familia unida hasta que él lo decide y sentimiento antiimperialista en el corazón y la palabra más no en el bolsillo-.
Una película que muchos dicen que es el vivo retrato del país, y se olvidan, que no solo hay muchos Méxicos, sino muchos tipos de personas y situaciones más allá de la pobreza, la violencia, la corrupción y la impunidad –y aún dentro de éstas-. Se olvidan que la mayoría de la gente es buena, que lo retratado es una parte, no toda, una parte que por cierto a muchos les interesa que creamos que es todo. Al poder le interesa la desesperanza, el terror de las imágenes y las cifras de muertes, el horror de la vida sin futuro y casi, casi, sin presente. En resumen la llamada cultura del horror ahora en el cine.
Volviendo al mensaje central y final: lo más importante y terrible, queremos remarcar aquí, es que no hay salida, como señala una crítica: “El escepticismo concluye: nada hay que celebrar en este México 2010” 16. Pero es más que eso, no hay nada que celebrar17 , ni nada que hacer, la desesperanza total.
“Luis Estrada es lapidario, el narco subsiste gracias a la corrupción y ninguno de sus personajes escapa de ella: es corrupto el militar, el agente de la PFP, la policía local, el presidente municipal, el cura, los peatones que son testigos de las balaceras y que se roban las pertenencias de los muertos en el piso, e incluso es corrupta la madre de Benny, que a pesar de prohibirle meterse de narco, no rechaza los regalos que le da su hijo ya convertido en sicario.” 18
Un mensaje de desesperanza total todas las personas, todos los personajes de la película son parte del entramado de la mentira y la corrupción. Desde el protagonista que acaba de narco hasta su madre que no solo acepta sus regalos sino que le pide más, y así podríamos seguir con todo los demás. El alcalde al servicio del cacique narco –por él puesto-, así como la policía del lugar e incluso la agencia federal, quien miente hasta el final diciendo “más vale un soplón de quinta que un cadáver de primera”, y El Benny acaba encarnando a los dos porque el delator es delatado. Los Reyes los jefes narco son José y Mary y su hijo Jesús, la triología religiosa que es bendecida por el cura del lugar, también coludido. La Lupe –mesera y prosti, esposa y amante- también quiere dinero y regalos, acaba muerta, símbolo de la Guadalupana por el nombre, de María Magdalena o Eva por su vida, son abusadas y asesinadas. El padrino con un taller sin clientes tiene inexplicablemente dinero para prestar y luego recibe el regalo del ahijado narco sin problema alguno. Es más el pueblo San Miguel Arcángel -que es quien vence al demonio-, parece vencido por la situación, y el Diablo y el Diablito –padre e hijo- son quienes dominaron y dominarán en parte la localidad, o por lo menos la atemorizan. La vida no vale nada como en la canción, como en el fatalismo mexicanista de Paz19. Se muestran los problemas de México o de una parte de México toda vez que se concluye con la imposibilidad de resolverlos. Muchos personajes, no importa si ricos o pobres, si autoridades o narcos acaban muriendo. Queda vivo el hijo y sobrino de narcos, con su ira adolescente acaba integrando de nuevo las filas del narcotráfico y mata con sobrada furia. Así concluye la película: matando y muriendo. Además el final vuelve al inicio, el sobrino sigue los pasos del padre y de su tío, y la historia volverá a empezar y se repetirá, no hay final todo seguirá igual. “El desenlace es efectivo pero el epílogo reitera el cariz fatalista, el drama cíclico ya atávico con que se presenta a México y por extensión al ser humano.”20
Un problema, por supuesto que va allende las fronteras y más allá del narco, un problema que tiene que ver con el sistema político mexicano y con la cultura neoliberal global.
Las emociones de la película
Para dar este mensaje se vale de distintos medios: las frases didáctico morales o didáctico infernales, que va desgranando una tras otra sin descanso lo largo de toda la película, los paisajes desérticos o desolados de San Luis Potosí, las cruentas imágenes de tortura, la música del corrido con sus letras ad hoc. La frase que da título a la película y que se explica en boca de El Cochiloco, el primer final épico y dramático que acaba con sangre sobre los símbolos patrios, la muerte del protagonista, y el segundo final fatalista donde todo vuelve a empezar y el drama de la vida se repite.
Un montón de cosas van aderezando este mensaje de no hay salida, y además el tratamiento del mundo emocional. Con la comedia dramática o la sátira política, se ríen las desgracias, se hace burla de la crueldad, se toma la vida a risa desde una mirada entre infantil de quien no quiere crecer y una visión fatalista como la de Octavio Paz21 . “Es un cuento divertido y, al mismo tiempo, cruel.”22
El cine es emoción como sabemos23 . Eso sí, una cosa son las emociones en la película –de los protagonistas, el contexto y la acción- y otras las emociones que la película provoca en el público receptor.
“En El Infierno la gente es infeliz, el pueblo sufre, vive temeroso, nadie es dueño de su vida y deben ver y vivir sus peores miedos hechos realidad; en México, pasa exactamente igual. En la película -y en el país- se vive una ola de violencia inimaginable: corrupción, trampas, mentiras, venganza, impulsividad, supervivencia, y con esto, la impunidad y la desconfianza ante todo.”24
Si se dice que es comedia dramática o sátira política, se dice poco, la gente se encuentra desdoblada entre el reír o el llorar ante las escenas caricaturescas de hechos cruentos. Personas que salieron del cine abrumadas por el lenguaje malsonante, las torturas explícitas y mucho enojo. Personas que resistieron acurrucadas en sus butacas, hundidas en la tristeza de la desesperanza. Personas que indiferentes vieron la película. Personas que prefirieron centrarse en los guiños de mexicanidad cómica.
“El tinte que barniza esta cinta es la comedia. Como en sus otras películas, Estrada le ha dado la dosis ideal de farsa y exageración, de estereotipos y situaciones inusuales, para producir risa en el espectador. Lamentablemente, el público no está preparado aún para reír de estas burlas. La gente ríe por nervios, por compromiso, quizá por necesidad de expresar algo. Todo lo que parece gracioso lo es de un modo irónico, pero vivimos tan inmersos en este mundo, que más de uno saldrá con un nudo en el estómago. La violencia excesiva utilizada por Estrada, que podría parecer innecesaria, es una muestra del descaro con el que suceden las cosas en la vida real. Es una llamada de atención hacia el espectador, que quizá genere en él una conciencia de que suceden cosas que ya no son sólo chismes, chistes o notas de primera plana de un periódico; por el contrario, son situaciones que exceden el simple hecho de escucharlas mencionadas "por ahí". La presencia de la violencia explícita en algunas secuencias es precisamente la forma que el director ocupa para evidenciar aquello que todos saben.”25
Enojo, tristeza, indiferencia, aceptación. Quién sabe si algo de miedo, entre un mar tormentoso emocional de confusión y desesperanza, teñido por el horror.
“
Con humor ácido corroe la pantalla y la tranquilidad del espectador a través de una historia que no nos es ajena, de un relato común en nuestro país y de una serie de diálogos e imágenes que impactan por escupirnos a la cara y una realidad que da miedo, que nos desmoraliza. En cada persona la reacción es diferente, pero nadie se salva de sentir algo en las entrañas.”26
Bericat27 apunta al papel de las emociones colectivas en el mantenimiento del orden social y como en la actualidad en los medios de comunicación se expresa y fomenta lo que él llama “la cultura del horror”: “Sostenemos que las emociones colectivas de horror están jugando en la actualidad un papel clave en la constitución y en el mantenimiento del orden social característico de las sociedades posmodernas” 28. Para él los informativos además de formadores de opinión pública son conformadores de emociones públicas. Si bien hay quien habla de la cultura del miedo, este autor sostiene que “no es el miedo el sentimiento que caracteriza a nuestra cultura emocional, sino las emociones colectivas de horror sentidas ante la visión de determinados acontecimientos especialmente trágicos, inhumanos, espeluznantes, brutales, crueles o monstruosos.”29
Todo ello tiene que ver con la necesidad de los medios de captar la atención en un competitivo mercado, pero y también quizás al poder sea conveniente esta mirada que legitimaría políticas o en todo caso mantendría a la población entre adormida y estupefacta.
Esta idea es aplicable a la película que aquí comentamos, el cine creador de emociones por antonomasia, en este caso es expresión de la cultura del horror que se preconiza en los medios en nuestros días. Claro que puede decirse que es un cine que retrata la realidad del país, pero y también se puede decir que es un cine que retrata la realidad que muestran los medios en el país. Así ¿es reproductor de la realidad social o reproductor de la producción de la cultura del terror en los medios?
El discurso verbal y visual es uno, una fábula política cerrada, no hay disgresiones ni esperanzas, ni siquiera un contradiscurso o posibilidades de cambio insinuadas. Solo la muerte al final de unos, para que otros retomen el mismo camino y se repita la historia. No hay opciones, sin solución ni posibilidad de esperanza. No hay proyecto social de país ni lo va a haber parece querernos decir este film.
Algunas conclusiones
“Divertida, inteligente, pero sobre todo brutal; Estrada consigue con éxito sembrarnos la duda: ¿realmente hay algo que festejar?”30
Este parece el mensaje final, pero no es así, aquí consideramos que el final es: no hay salida. O en palabras del El Cochiloco:
“el infierno es aquí merito. ¿Ya no se acuerda cuándo éramos chamacos el hambre que teníamos, el canijo que pasábamos, la miseria en la que vivíamos? (…) como ahora mismo que cabrones como nosotros andan matando así porque así, nada más porque no tienen una manera decente de vivir. Me cae que esta vida y no chingaderas es el verdadero infierno”.
Tras esta expresión parece claro que no hay nada que añadir. Podemos valorar la estética de la película, sus logros cinematográficos o ético-políticos, quien así lo considere. Pero como su mismo director afirmó en entrevista “Quisiera pensar o imaginar un mejor porvenir para el país, desafortunadamente no se puede” 31. Eso es justo lo que ha mostrado en El Infierno, fábula política que conmueve y paraliza, cuya moraleja va encaminada al parecer a la aceptación del estado de las cosas.
Es una película que hay que ver, sin embargo, también convendría reflexionar sobre su mensaje último, quizás no haya nada o mucho que celebrar, no lo sé, pero el mensaje de la película de que no hay salida, más que contraproducente a la supuesta intención de la película, su guionista y director, es contraproducente para la vida misma del país y la humanidad. Igual que la cultura del horror de los medios de comunicación masiva el cine puede contribuir a esta visión pesimista y paralizante. Si bien también es una oportunidad para pensar, tal como se desarrolla la trama y sobre todo el final cerrado del film, poco hay que reflexionar más que estar de acuerdo y declinar hacer nada, o considerar que es una exageración o que no es representativo de toda la realidad mexicana y tampoco hacer nada.
Por eso, a veces el mensaje implícito es el contundente y el explícito lo opaca. La aguda crítica política, las virtudes oratorias y las imágenes impactantes, opacan un mensaje reduccionista y fatalista: el presentar un mapa y hacerlo pasar por el territorio ¿Es este el cine que queremos, necesitamos y nos merecemos? –y no me refiero cinematográficamente hablando-.
Si el cine según Morin32 “nos ofrece el reflejo no solamente del mundo, sino del espíritu humano” ¿qué nos refleja esta película sobre las y los mexicanos y su espíritu humano?
Bibliografía
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Hemerografía
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http://www.m-x.com.mx/2010-09-07/pelicula-el-infierno-causa-polemica-en-el-senado-legisladores-asistiran-a-cine-para-debatir-su-clasificacion/
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-“Una temporada en el infierno”. El Universal, México, 19 de diciembre 2009b.
Macías, Rocío “Se estrena El Infierno en medio de polémica” en La Razón, México, 5 septiembre 2010. Disponible desde internet en: http://www.razon.com.mx/spip.php?article45283
Terra. “'El Infierno' es la película del Bicentenario más vista en México”. México, 2010. Disponible en internet en: http://entretenimiento.terra.com.mx/cine/el-infierno-es-la-pelicula-del-bicentenario-mas-vista-en-mexico
Todas las críticas. 2014. Disponible en internet en: http://www.todaslascriticas.com.ar/pelicula/el-infierno
*Investigadora y docente de la Universidad Autónoma Metropolitana/Xochimilco, Ciudad de México, fpam1721@correo.xoc.uam.mx