Aimara Damari Pérez Rodríguez *
Rafael Juan Ramos González **
Universidad de Las Tunas. Cuba
aimarap@ltu.sld.cuResumen.
En las actuales circunstancias que vive nuestro país, asediado y amenazado por su enemigo histórico, y cuando necesitamos fortalecer los valores en nuestros jóvenes, resulta útil demostrar la estrecha relación que existe entre el concepto Revolución expresado por Fidel Castro y los preceptos éticos que sostuvieron todo el accionar político y revolucionario del general Antonio Maceo, para el fortalecimiento de los valores éticos y patrióticos de los estudiantes en la Universidad de Las Tunas, así como su amor y respeto por la carrera que han escogido para ser profesionales al servicio de su pueblo.
Palabras claves
Valores, ética, patrióticos, estudiantes
Summary.
In the current circumstances of our country, besieged and threatened by its historical enemy, and when we need to strengthen the values in our youth, it is useful to demonstrate the close relationship between the concept of Revolution expressed by Fidel Castro and the ethical precepts that held all the political and revolutionary action of General Antonio Maceo, to strengthen the ethical and patriotic values of students at the University of Las Tunas, as well as their love and respect for the career they have chosen to be professionals at the service of their people.
Keywords
Values, ethics, patriotic, students
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Aimara Damari Pérez Rodríguez y Rafael Juan Ramos González (2017): “El concepto revolución y su relación con los preceptos éticos de Antonio Maceo, para fortalecer los valores patrióticos y éticos de los estudiantes de la Universidad de las Tunas.”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (noviembre 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/11/revolucion-valores-estudiantes.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1711revolucion-valores-estudiantes
Introducción.
La situación actual y perspectiva de la sociedad y la economía cubanas, de cara a la actualización y perfeccionamiento del modelo de desarrollo económico y social, implica que la Universidad atempere su accionar en función de satisfacer con eficiencia y eficacia su encargo social de lograr un egresado con una alta preparación científica y humanista.
El profesional que saldrá de ella, debe ir pertrechado de elevados valores humanistas y ético-morales que se conviertan en el cénit de su discurso y actuación profesional y social, y poseer sólidas convicciones políticas, ideológicas y revolucionarias, expresadas en la defensa argumentada de la obra de la Revolución, a partir de la asunción sentida de la historia nacional como fuente nutricia y asidero permanente para sostener su patriotismo y su conducta.
En los Objetivos de Trabajo del PCC, aprobados en la Primera Conferencia Nacional, en el número 64 se expresa, entre otras cosas, que se debe perfeccionar la enseñanza y divulgación de la Historia de Cuba (…) en el interés de fortalecer la unidad nacional y promover la comprensión sobre el origen y desarrollo de la nación, la consolidación de un pensamiento propio y la tradición patriótica, cultural, solidaria e internacionalista de nuestro pueblo.
En las actuales circunstancias que vive nuestro país, asediado y amenazado por su enemigo histórico, y cuando necesitamos fortalecer los valores en nuestros jóvenes, resulta útil demostrar la estrecha relación que existe entre los principios de la Ética Médica que deben caracterizar la actuación de los estudiantes, de los médicos y de otros profesionales del sector de la Salud Pública, con el concepto Revolución expresado por Fidel Castro y con los preceptos éticos que sostuvieron todo el accionar político y revolucionario del general Antonio Maceo, para el fortalecimiento de los valores éticos y patrióticos de los estudiantes en la Universidad de Las Tunas, así como su amor y respeto por la profesión.
Desarrollo.
“Los estudiantes fueron en masa a honrar a los muertos. Los estudiantes que son el baluarte de la libertad, y su ejército más firme. Las universidades parecen inútiles, pero de allí salen los mártires y los apóstoles.” (1)
Pero nuestros estudiantes actuales, esos que hoy reciben conferencias y clases en los distintos espacios docentes, ¿cómo llegarán a convertirse en el baluarte de la libertad, en los mártires y apóstoles que dijo Martí y qué ideas y valores deben profesar y mantener en su actitud cotidiana los universitarios de estos tiempos, para acercarse a lo que aspiró nuestro Héroe Nacional en el siglo XIX?
¿Cómo lograr que los estudiantes de la ULT se identifiquen realmente con los principios éticos y revolucionarios expuestos por Fidel Castro en su concepto de Revolución, y con los preceptos éticos y morales que fueron la brújula en el accionar de la ejemplar vida del general Antonio Maceo?
¿Qué vías seguir para lograr que los estudiantes de la Universidad, asuman conscientemente sus deberes patrióticos y actúen en consecuencia, al participar de forma voluntaria en todas las actividades que contribuyan a consolidar, desde su rol actual, la integridad, la soberanía y la independencia de la Patria en que nacieron?
Es necesario aprovechar cada minuto para fortalecer en ellos el conocimiento de la epopeya de hombres como Antonio de la Caridad Maceo Grajales y Fidel Alejandro Castro Ruz, y los valores éticos y morales que los condujeron a actuar de la forma que lo hicieron, y cómo esos valores se entrelazan y mezclan con los principios éticos de la profesión que libremente ellos, los estudiantes, han escogido para formarse como personas útiles a la sociedad.
Mientras más acerquemos a nuestros estudiantes y jóvenes a la cultura, el conocimiento y las ideas que sustentaron el accionar de aquellos que los antecedieron en la lucha por la independencia y la justicia social, más les estaremos dando asideros morales perdurables para toda su vida.
Juan Marinello Vidaurreta (1898/1977), político y notable intelectual cubano, Doctor en Derecho Civil y en Derecho Público, poeta y brillante ensayista que participó en la Protesta de los Trece, fue miembro del Grupo Minorista y del Movimiento de Veteranos y Patriotas, al publicar en 1927 su artículo “Elogio del estudiante” escribió:
“Los estudiantes han seguido en el campo de la revolución. Fuerza renovada todos los días, necesita y exige el cambio diario (…)
Para el estudiante el minuto que pasa no significa nada porque ha de ser mejor el minuto que está por llegar.
Y la razón y la verdad siempre están en el minuto que está por llegar. Y la razón y la verdad siempre están en el minuto que llegará mañana.” (2)
A esos estudiantes de hoy, que en el minuto que llegará mañana debe asistirlos la razón y la verdad, y que serán los dirigentes y continuadores de la obra del presente, debemos dotarlos, en este minuto, de un poderoso arsenal de ideas y principios éticos y valores que les permitan mirar al pasado con reverencia y respeto, para comprender mejor su tiempo histórico actual y asumir con dignidad su rol en el futuro.
Esto será posible en la medida en que los profesores asuman que:
El docente debe promover e inculcar los principios éticos a través de la palabra y el ejemplo ante sus alumnos, a la vez que desarrollará el esfuerzo necesario dirigido a garantizar adecuada adquisición de conocimientos y habilidades entre estos.
Propiciará que las relaciones entre él y sus educandos se enmarquen en la debida autoridad y respeto que se requieren en la actividad docente.
Debe prestar especial atención a su superación individual teórica y práctica, como aspecto esencial para el cumplimiento de sus responsabilidades docentes.
Los alumnos, con la guía del profesor, realizarán el mayor esfuerzo, dedicación y sacrificio para alcanzar el máximo nivel de aprendizaje teórico y práctico.
Estarán dispuestos a recibir entrenamiento especializado en aquellas disciplinas que lo demanden, con el fin de satisfacer las necesidades de nuestro pueblo y las tareas internacionalistas que se requieran y lograr un desempeño profesional correcto.
En lo antes señalado también es significativo destacar el papel de la Ética del profesor, pues este debe ser un modelo formativo y un ejemplo ante sus discípulos para propiciar la formación de sólidos valores en los alumnos.
En cuanto a la personalidad histórica de Antonio Maceo, el profesor de Historia de Cuba debe, siempre que sea posible y sin forzamiento alguno, trasmitirles a sus estudiantes los valores y preceptos éticos que guiaron su acción, partiendo de lo que al respecto expresó el héroe:
“(…) jamás vacilaré porque mis actos son el resultado, el hecho vivo de mi pensamiento, y yo tengo el valor de lo que pienso, si lo que pienso forma parte de la doctrina moral de mi vida. La conformidad de la obra con el pensamiento: he ahí la base de mi conducta, la norma de mi pensamiento, el cumplimiento de mi deber.” (3)
La formación ética, los principios adquiridos durante la niñez y la juventud, y el ejemplo de los padres, guías e inspiradores de la que ha sido llamada “tribu heroica”, habían formado una personalidad en Antonio que lo llevaba a un sentido del honor y el deber que es considerado brújula y guía de toda su actuación.
En esta hora de Cuba, el Titán de Bronce es una personalidad emblemática como paladín de los valores humanos más elevados, porque como lo valoró Martí, tenía tanta fuerza en la mente como en el brazo.
Los estudiantes de nuestra Universidad, al asumir al general Antonio como paradigma de valores, deben saber que él había expresado que, en cuanto al cumplimiento de sus deberes patrióticos, tenía la seguridad de ser “infalible” y si para el bien de la Patria le cupiera la honra de monopolizar la dignidad y el patriotismo cubanos, no rehusaría ese honor.
Durante la Guerra de los Diez Años, las contradicciones en el campo insurrecto condujeron a indisciplinas, sediciones y actitudes caudillistas. Sin embargo, Antonio Maceo se destacó por mantener el orden y rechazar las posiciones que debilitaban la Revolución. Esa defensa de de la unidad y la ética militar motivó que un grupo de sus compañeros de armas le escribiera en estos términos:
“Usted no sólo se ha distinguido por su denuedo en los combates, por su actividad y su pericia, sino también por cualidades de otro género, (…) por su amor al orden, su respeto a la ley y a la autoridad constituida, su odio a la demagogia y la anarquía.” (4)
Como se sabe, tras la histórica Protesta de Baraguá, la reanudación de las hostilidades el 23 de marzo significaba que los mil 500 mambises que la secundaron, tendrían que enfrentar todo el poderío militar español en el reducido espacio del norte y sureste de Oriente. Pero la decisión estaba clara, así como el respeto de Antonio por la ética y el honor.
Dos hechos de esos días lo confirman:
El primero fue la visita del coronel Francisco Grave de Peralta, quien pretendió desalentar a la tropa de Maceo. Sometido a consejo de guerra, fue condenado a muerte, pero la sentencia no se ejecutó y se optó, en señal de desprecio, por llevarlo a las líneas españolas.
El segundo fue la llagada de un oficial español con ofrecimientos de dinero a Antonio Maceo y Vicente García, si se marchaban de Cuba hacia el extranjero. El Titán le preguntó al portador si conocía el contenido del mensaje, respondiendo aquél que lo desconocía pues sólo era un correo de su jefe, a lo que Maceo le dijo: “Me alegra, porque me evita Ud. el disgusto de colgarlo de aquel árbol.”
También los enemigos de Antonio Maceo reconocían sus valores y su dignidad.
En 1890, durante su estancia en el Hotel Inglaterra de la capital cubana, un coronel español pundonoroso y cortés, llamado Fidel Santocilde, se presentó ante el héroe, le pidió permiso casi cuadrándose y le dijo:
“General, (…) Recuerdo bien la batalla de San Ulpiano, donde fuimos rivales en aquel potrero que se nubló de pólvora y se anegó de sangre de ambos bandos.
Permítame decirle que presiento que habrá guerra de nuevo. Y sé que usted estará en ella sin falta como lo ha hecho antes. De no ser así, le confieso sin ningún pudor que esa futura campaña no tendrá absolutamente ningún atractivo para mí. Tenga usted mi consideración y respeto.”
Cinco años más tarde, en la batalla de Peralejo, una de las más duras de la Guerra Necesaria, perdió la vida el valiente coronel español en enfrentamiento con los cubanos.
El periodista José Miró Argenter, ayudante personal de Antonio Maceo y jefe de su Estado Mayor durante la Campaña Invasora de 1895 a 1896, publicó un libro de obligada consulta a la hora de conocer los valores éticos del Lugarteniente General.
En ese libro, cuyo título es Cuba: crónicas de la guerra, escribe el autor:
“Maceo era la antítesis de todo lo feroz y estrafalario; su carácter era abierto, franco, liberal y cándido (…) Creía Maceo en la bondad de los demás mientras el hecho palpable de la alevosía no demostrara lo contrario (…)
Tampoco la grosería entraba en su reino, pues él era cortés, afable y obsequioso con propios y extraños. Jamás vertió una palabra mal sonante, ni bajo el furor de la ira.” (5)
Con respecto al Concepto de Revolución expresado por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro el 1ro de mayo de 2000, se deben aprovechar los elementos que en el mismo contribuyen a la formación de valores éticos y de patriotismo en los estudiantes, al vincularlos con los principios de la Ética que deben caracterizar la conducta diaria de los futuros profesionales de la sociedad cubana, inspirados por el HUMANISMO, la SENSIBILIDAD, el ALTRUISMO, la RESPONSABILIDAD, la MODESTIA, la HONESTIDAD, el PATRIOTISMO, la SOLIDARIDAD con propios y ajenos y el respeto a la DIGNIDAD DE LAS PERSONAS.
Los estudiantes deben saber cómo se miden los valores que profesa y asume una persona, y la forma en que debemos comportarnos en la sociedad para que esta los vea como individuos con cultura, educación y respetuosos de las normas éticas. Sólo las actitudes de los hombres y mujeres nos demuestran los valores que poseen.
Por ejemplo, el valor de la HONESTIDAD se demuestra siendo sinceros, decentes, justos y modestos. Rechazando toda manifestación de mentira, doble moral y traición. Combatir la deshonestidad que pueda presentarse en los espacios donde actúan, tales como el fraude, la ostentación, la ocultación de información, la traición, la prostitución y el proxenetismo.
RESPONSABILIDAD: Al mostrar sentido del deber, la obligación y el compromiso para cumplir con las principales actividades en que nos desempeñamos, en la escuela, la familia, el trabajo, en la defensa de la Patria y en la sociedad en sentido general, tanto en el plano individual como colectivo.
Se deben cumplir las normas de comportamiento ciudadano y social. Deben reflexionar sobre la disciplina como un componente esencial de la responsabilidad.
El valor de la SOLIDARIDAD se demuestra al identificarse con las causas justas, ser generosos y manifestar camaradería y ayuda mutua en las relaciones interpersonales; poseer un espíritu colectivista y rechazar las manifestaciones de egoísmo, individualismo y ostentación; y manifestar sentimientos internacionalistas y estar dispuestos a serlo.
El ALTRUISMO es uno de esos valores que deben siempre conducir la actuación de los profesionales cubanos, que se caracteriza por su elevado HUMANISMO pues deben poner por encima de sus motivaciones personales, los intereses de los demás, respetando la dignidad humana.
Este valor se demuestra al hacer el bien a los demás seres humanos sin pedir nada a cambio para sí. Los demás deben estar primero que yo.
Uno de los valores más importantes que deben profesar y mantener en todo momento es el PATRIOTISMO.
El presbítero Félix Varela y Morales, en sus escritos conocidos como “Lecciones de filosofía”, publicados en 1827, al hacer alusión al Patriotismo expone conceptos que son de innegable utilidad en los momentos actuales. Dijo Varela:
“Al amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido, y al interés que toma en su prosperidad le llamamos patriotismo. La consideración del lugar en que por primera vez aparecimos en el gran cuadro de los seres, donde recibimos las más gratas impresiones, que son las de la infancia, por la novedad que tienen para nosotros los objetos, y por la serenidad con que los contemplamos, cuando ningún pesar funesto agita nuestro espíritu; impresiones cuya memoria siempre nos recrea: la multitud de objetos a que estamos unidos por vínculos sagrados, de naturaleza, de gratitud y amistad; todo esto nos inspira una irresistible inclinación y un amor indeleble hacia nuestra patria. (…) No es patriota el que no sabe hacer sacrificios en favor de su patria” (6)
El patriotismo se caracteriza por mostrar amor a la Patria, incondicionalidad y compromiso con ella, expresado en la defensa de sus intereses, tradiciones e instituciones legalmente establecidas; el respeto y admiración por quienes contribuyeron y aún contribuyen a forjarla; el amor, cuidado y protección de su naturaleza; respetar nuestras mejores tradiciones patrióticas, revolucionarias y culturales; valorar y respetar nuestros símbolos patrios asumiendo la postura correcta ante su presencia; mantener y demostrar disposición a trabajar para fortalecerla y desarrollarla con elevado sentido de pertenencia; y estar dispuestos a dar la vida por defenderla si fuera necesario.
Entre los principios que en la actualidad sintetizan el patriotismo de los cubanos, deben aparecer el mantenimiento de la independencia nacional, la lucha por la soberanía, la autodeterminación, la identidad cultural, y ahora entra un principio humano tan urgente como la salvación de la naturaleza.
El Comandante en Jefe, al definir lo que para nosotros significa la Revolución, entre otras importantísimas ideas, expresa estas que consideramos se avienen más a nuestro interés. El dice:
“Revolución (…) es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; (…); es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; (..); es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas.
Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, (…)”
No amerita comentario alguno la manera en que estas palabras de Fidel deben influir de forma duradera, no por simple y mecánica reproducción, en el fortalecimiento de los valores éticos, revolucionarios y patrióticos de los jóvenes estudiantes de la Universidad, y es nuestro deber mayor contribuir al logro de ese supremo empeño para que, como dice el poeta Silvio Rodríguez, seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas. .
Conclusiones.
La realización de este trabajo y su posible divulgación entre los destinatarios, debe contribuir al esfuerzo de lograr que de las aulas de la Universidad de Las Tunas egresen profesionales con elevados valores éticos y morales aprehendidos a partir del profundo conocimiento de los preceptos de la ética maceísta y los principios éticos expresados en el Concepto Revolución del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Estos elementos deben convertirse en fuente de inspiración y guía para el trabajo de los profesionales del presente y del futuro, como garantes, desde su accionar en el cumplimiento de sus deberes patrióticos desde cualquier espacio que ocupen, de la continuidad de la Revolución y de su invulnerabilidad política e ideológica.
Si esto se logra, se habrá cumplido el cometido.
Referencias bibliográficas.
Martí, José. Lucía Jerez (1885). En: OC. Edición Crítica. La Habana, 2000, p.127.
Marinello Vidaurreta, Juan. “Elogio del estudiante”.1927. En: Revista de Avance. La Habana, 1927, p.45.
Maceo, Antonio. “Comentarios de Maceo a la carta que dirigió al general Camilo Polavieja.” Kingston, Jamaica, junio 14 de 1881. En: Antonio Maceo. Ideología Política. Cartas y otros documentos. Cárdenas y Cía. La Habana, 1950.
Papeles de Antonio Maceo. Academia de Historia de Cuba. Imprenta Siglo XX, La Habana, 1948.
Miró Argenter, José. Cuba: crónicas de la guerra. Tomo III. Editorial Lex. La Habana, 1943.
Varela y Morales, Félix. Lecciones de filosofía, 1827. En: Revista Bimestre Cubana. LXXIX enero-junio 1996.No.4.
Bibliografía.
Castro, F. (2007). El Titán de Bronce Antonio Maceo. La Habana. En: Periódico Juventud Rebelde. Diciembre 9 de 2007.
Garófalo, N. et al. (1994). Historia de la Revolución Cubana. La Habana: Ed. Pueblo y Educación.
Marinello, J. (1927) Elogio del estudiante. La Habana. En: Revista de Avance.
Martí, J. (2000). Obras Completas. La Habana. Edición Crítica.
Le Riverend, J. et al. (1975). Historia de Cuba. La Habana Editado por el DOR del CC del PCC.
López, F. et al. (2004). Cuba y su historia. La Habana: Ed. Félix Varela.
Pichardo, H. (1976). Documentos para la historia de Cuba. TI. La Habana: Ed. de Ciencias Sociales.
Varela, F. (1996). Lecciones de filosofía, 1827. La Habana. En: Revista Bimestre Cubana. LXXIX enero-junio 1996. No.4.